lunes, 23 de abril de 2018

LA CURACIÓN DEL COJO: HECHOS 3:


LA CURACIÓN DEL COJO:
HECHOS 3:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

I.       Poder (Hechos 3:1–11):
El hecho de que Pedro y Juan todavía asistían al templo y observaban las costumbres judías es evidencia de que estos primeros siete capítulos de Hechos tienen un énfasis judío. Ningún cristiano hoy que comprende Gálatas y Hebreos participaría de las prácticas del AT. El cojo[1] es una vívida ilustración del pecador perdido pues:
(1)     nació cojo, y todos nacemos pecadores;
(2)   no podía andar, y ningún pecador puede andar de manera que agrade a Dios;
(3)   estaba fuera del templo, y los pecadores están fuera del templo de Dios, la Iglesia;
(4) mendigaba, porque los pecadores son mendigos buscando satisfacción.

Pedro realizó este milagro, no sólo para aliviar la invalidez del hombre y salvar su alma, sino también para probar a los judíos que el Espíritu Santo había venido con las bendiciones prometidas.
Isaías 35:6 promete a los judíos que Israel disfrutaría de tales milagros cuando recibieran a su Mesías. La conducta del hombre después del milagro muestra cómo debe actuar cada cristiano: entró en el templo en comunión con los siervos de Dios y alabó a Dios.
Su andar era nuevo y diferente, y no huyó de la persecución. Era tal su testimonio que los oficiales no tenían explicación para lo que había ocurrido.

II.     Predicación (Hechos 3:12–26):
Pedro usó esta curación como una oportunidad para presentar a Cristo y ofrecer perdón a la nación.
Nótese: que se dirige a los «varones israelitas», como lo hizo en 2:14 y 22.

Le predicó a Cristo y les acusó de negar a su Mesías. Justo unas pocas semanas antes Pedro mismo había negado a Cristo tres veces. Sin embargo, debido a que confesó su pecado y arregló las cuentas con el Señor (Jn. 21), pudo olvidar su fracaso. (Léase Rom. 8:32–34.)
El versículo 17 es de mucha importancia, porque Pedro allí afirmó que la ignorancia de Israel le hizo cometer este crimen terrible. La ignorancia no es excusa, pero sí afecta la pena que se impone. Por eso es que Jesús oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
(Lc. 23:34). Dios estaba ahora dando a Israel una oportunidad más para recibir a su Mesías. Pedro prometió, en los versículo 19–20, que si la nación se arrepentía y recibía al Señor, Él borraría sus pecados (Is. 43:25; 44:22–23), enviaría a Cristo y daría «tiempos de refrigerio».
Estos «tiempos» se describen en Jeremías 23:5; Miqueas 4:3; Isaías 11:2–9; 35:1–6; y 65:19–23. Pedro no describe aquí la salvación individual tanto como la bendición que vendría a la nación si se arrepentían y creían. Por supuesto, la salvación nacional dependía de la fe personal.
El cielo recibiría y retendría a Cristo hasta que Israel se arrepintiera, y entonces vendrían los «tiempos de la restauración». Esto se refiere al reino que Cristo establecerá cuando Israel se vuelva a Él y crea. En el versículo 21 Pedro afirma que de este hecho hablaron los profetas, lo cual prueba que no se refería a la Iglesia. El «misterio» de la Iglesia no se les reveló a los profetas del AT. Los profetas hablaron del futuro reino de Israel, y ese reino se hubiera establecido si los gobernantes y el pueblo hubieran creído el mensaje de Pedro y se hubieran arrepentido.
¿Qué en cuanto a los gentiles? Pedro lo respondió en el versículo 25. Los judíos eran hijos de Abraham y del pacto de Dios, y Él guardaría su promesa a Abraham y bendeciría a los gentiles mediante Israel. «En tu simiente [la de Abraham] serán benditas todas las familias [los gentiles] de la tierra» (véanse Gn. 12:3; 22:18). El programa de Dios en el AT., era bendecir a los gentiles mediante el Israel restaurado, y Pedro y los demás apóstoles judíos lo sabían. Se dieron cuenta de que Dios prometió bendecir a los gentiles cuando Israel fuera establecido en su reino.
Es por eso que los apóstoles no pudieron comprender por qué Pablo se marchó a los gentiles después que Israel fue desechado:
·   No se dieron cuenta entonces del «programa de misterio» que Dios reveló a través de Pablo, de que mediante la caída de Israel los gentiles serían salvos (véase Rom. 11:11, 12).
·   Este programa fue un «misterio» oculto en los días del AT, pero revelado a través de Pablo (léase Ef. 3).
Cuando la nación mató a Esteban y cometió el «pecado imperdonable» contra el Espíritu Santo, el programa profético de Dios para los judíos se detuvo. A partir de ese día Israel fue puesto a un lado y la Iglesia pasó al escenario central.

¿Cómo respondió la nación a la invitación? Mucha de la gente común creyó y se salvó, pero los gobernantes hicieron arrestar a los apóstoles.
Los saduceos, por supuesto, no creían en la resurrección, y rechazaron el mensaje de Pedro de que Cristo había resucitado de entre los muertos. Los fariseos detestaban a Jesús porque los había condenado (Mt. 23). Comenzó la persecución que Cristo prometió a los apóstoles en Juan 15:18–16:4, como lo veremos en el próximo capítulo.
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Nota:
[1] G5560 χωλός = jolós: aparentemente palabra primaria; «hacer alto», i.e. cojear:- cojo. (Strong).
[2] G3466 μυστήριον = mustérion: de un derivado de μύω = múo  (cerrar la boca); secreto o «misterio» (mediante la idea de silencio impuesto por iniciación en ritos religiosos):- misterio.

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