lunes, 23 de abril de 2018

LAS VESTIDURAS DE LOS SACERDOTES: ÉXODO 28:


LAS VESTIDURAS DE LOS SACERDOTES:
ÉXODO 28:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Este capítulo enfoca las vestiduras de los sacerdotes, en tanto que el capítulo 29 se refiere fundamentalmente a la consagración de ellos. Al estudiar estos dos capítulos tenga presente que todos los pueblo de Dios son sacerdotes (1 P. 2:5, 9); por consiguiente, el sacerdocio aarónico puede enseñarnos mucho respecto a los privilegios y obligaciones que tenemos como sacerdotes de Dios.
(El sacerdocio de nuestro Señor es del orden de Melquisedec y no del orden de Aarón. Véase Heb. 7–8).

Nótese: que los sacerdotes ministraban antes que todo al Señor, aun cuando también ministraban al pueblo del Señor. Los sacerdotes representaban al pueblo ante Dios y ministraban en el altar, pero su obligación fundamental era servir al Señor (vv. 1, 3, 4, 41).
Si hemos de servir al pueblo como se debe, tenemos que servir al Señor de manera satisfactoria. La vestidura más interior de los sacerdotes era un calzoncillo de lino (v. 42), que lo cubría una túnica de lino fino (v. 39–41).

Encima el sumo sacerdote vestía el manto azul del efod (vv. 31–35) y sobre este el efod propiamente dicho y el pectoral santo (v. 6–30). El sumo sacerdote también llevaba un turbante de lino (mitra) con una diadema de oro encima, en la cual se leía «Santidad a Jehová» (vv. 36– 38).

I.       El Efod (Éxodo 28:6–14):

«Efod» es una transliteración de la palabra hebrea que describe una prenda de vestir en particular:
·  Una túnica sin mangas hecha del mismo material y colores como las cortinas del tabernáculo.
Se sostenía sobre los hombros mediante broches especiales y en cada broche había una piedra de ónice grabada con los nombres de seis de las tribus de Israel. El sumo sacerdote llevaba a su pueblo en sus hombros al servir al Señor. Llevaba además un hermoso cinto alrededor del efod como un recordatorio de que era un siervo.

II.      El Pectoral (Éxodo 28:15–30):

Este era una hermosa «bolsa» de tela que tenía por fuera doce piedras preciosas y el Urim y Tumim adentro. Colgaba sobre el corazón del sumo sacerdote, sostenido por cadenas de oro y cordón de azul.
El sumo sacerdote llevaba a las doce tribus no sólo en sus hombros, sino también sobre su corazón. Jesucristo, nuestro sumo Sacerdote en el cielo, tiene a su pueblo sobre su corazón y sus hombros al interceder por nosotros y al equiparnos para ministrar en este mundo.
La posición de los nombres de las tribus en las piedras sobre los hombros era de acuerdo al orden de nacimiento (v. 10), mientras que el orden en el pectoral era de acuerdo al orden de las tribus establecido por el Señor (Núm. 10). Dios ve a su pueblo como piedras preciosas:
·      Cada una es diferente, pero cada una es hermosa.

Urim y Tumim en hebreo significan «luz y perfección». Por lo general se piensa que eran piedras que se usaban para determinar la voluntad de Dios para su pueblo (Núm. 27:21; 1 Sam. 30:7–8). En el Oriente era común usar piedras blancas y negras para tomar decisiones. Si la persona sacaba de una bolsa una piedra blanca quería decir «», en tanto que una negra quería decir «no».
No es sabio ser dogmático en cuanto a esta interpretación porque no tenemos suficiente información para guiarnos. Basta decir que Dios le proveyó al pueblo de su antiguo pacto una manera de determinar su voluntad y nos ha dado hoy a nosotros su Palabra y su Espíritu para dirigirnos.

III.    El Manto Del Efod (Éxodo 28:31–35):

Esta era una prenda de vestir azul sin costura con un agujero para la cabeza y campanillas de oro y granadas de tela decorando el ruedo. Las granadas de tela impedían que las campanillas den la una contra la otra.
Al ministrar el sumo sacerdote en el Lugar Santo las campanillas sonaban y le comunicaban a los que estaban fuera que su representante santo les servía aún a ellos y al Señor. Las campanillas sugieren regocijo mientras servimos al Señor y las granadas sugieren fruto.

Nótese: que el sumo sacerdote no usaba estos vestidos gloriosos cuando ministraba cada año en el Día de la Expiación (Lv. 16:4). En tal día llevaba los vestidos sencillos de lino del sacerdote o levita, un cuadro de la humillación de Cristo (Filp. 2:1–11).

IV.    La Diadema Santa (Éxodo 28:36–39):

El turbante (mitra) era un gorro sencillo de lino blanco, tal vez no muy diferente del que usa un chef de cocina moderno, sólo que no tan alto:
Ø En el turbante, sostenido por un cordón de azul, había una lámina de oro que decía «Santidad a Jehová».
Ø Se le llamaba «la diadema santa» (29:6; 39:30; Lv. 8:9) y enfatiza el hecho de que Dios quería que su pueblo sea santo (Lv. 11:44; 19:2; 20:7).
Ø La nación era acepta delante de Dios debido al sumo sacerdote (v. 38), así como el pueblo de Dios es aceptado en Jesucristo (Ef. 1:6).
Ø Debido a Jesucristo, el pueblo de Dios hoy es un sacerdocio santo (1 P. 2:5) y real sacerdocio (1 P. 2:9).

V.      Las Vestiduras De Los Sacerdotes (Éxodo 28:40–43):
Los hijos de Aarón servían como sacerdotes y tenían que llevar las vestiduras asignadas. El lino fino de todas las vestiduras nos recuerda de la justicia que debe caracterizar nuestro andar y nuestro servicio. Si los sacerdotes no vestían apropiadamente corrían peligro de muerte.
Los sacerdotes de los cultos paganos algunas veces conducían sus ritos de manera lujuriosa, pero los sacerdotes del Señor debían cubrir su desnudez y practicar la modestia.

Clase Para Domingo.

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