sábado, 30 de enero de 2021

Parte III EL PSEUDOAMOR: «La Otra Cara Del Odio»

 Parte III

EL PSEUDOAMOR:

«La Otra Cara Del Odio»

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Querida joven: si tu novio o marido te insulta, descalifica o amenaza, si te compara con las demás, si te hace sentir inferior, si te prohíbe que te vistas de tal forma, que veas a tu familia, o que hables o pienses de talo cual manera, si te critica o te vigila, si te maltrata en forma física aunque sea jugando!) o emocional, si te obliga a lo que sea, si le tienes miedo, si te fuerza a tener relaciones sexuales, PIDE AYUDA, ya que tú eres una MUJER MALTRATADA.

5.     Te Amo, Pero Te Engaño: La Tiranía De La Infidelidad:

A. INTRODUCCIÓN.

La infidelidad, sin lugar a dudas, es una de las crisis más devastadoras por la que un matrimonio puede atravesar.

La infidelidad no es nueva, existe desde el mismo origen del hombre. Tuvo incluso, en ciertos momentos, consenso popular como «el matrimonio abierto» propuesto en 1972 por el matrimonio O'Neill o los modernos swinging que vuelven a aparecer en nuestro país.

En el momento en que me encuentro escribiendo estas líneas atiendo a tres hombres que engañan a sus esposas, los tres tiene una relación paralela desde hace varios años; engaños mentira tras mentira, culpa, ambivalencia y otros sentimientos más. Sí, el tema de la infidelidad, más allá de ser «alentado», por gran parte de nuestra cultura, muestra el carácter destructivo del pecado humano:

·  El informe sobre sexualidad de Kinsey (1953) mostró que cerca del 50% de los hombres casados fueron infieles en determinado momento de su matrimonio.

·    El Informe Simon (1972) de Francia, mostró como adúlteros al 10% de las mujeres y a 30% de los hombres.

·    En una encuesta hecha a 100,000 mujeres, el 40% de ellas reconocía haber tenido por lo menos una aventura extraconyugal. Los informes de Hunt (1974), Hite (1981) y otros arrojan cifras similares.

Es interesante notar que la encuesta realizada por Hunt (1974) concluye que, la infidelidad, para la mayoría, resulta insatisfactoria; la culpa, el miedo a ser descubiertos, las dudas, etc., hacen que la sexualidad no funcione tan bien como el cine nos vende.

Nuestro objetivo es poder brindar elementos que nos sirvan para poder entender, observar y ayudar a quienes sufren en relación a este conflicto.

B. TIPOS DE INFIDELIDAD.

Es muy claro que, desde lo espiritual, toda infidelidad es pecado. Pero como consejeros para la restauración necesitamos saber, además, qué tipo de infidelidad y bajo qué móviles ha sido realizado el acto.

Es importante dejar en claro que el significado o determinantes de la infidelidad, varía según cada situación particular. Las aventuras amorosas pueden tener que ver con el sistema familiar (infidelidad ocasional) o con causas internas del individuo (infidelidad estructural).

Podemos entonces clasificar la infidelidad en dos tipos básicos:

1) Infidelidad Estructural o Frecuente.

Existen 3 tipos básicos de personalidad para los que la infidelidad es lo mismo que las espinacas para Popeye:

 

a)   La Personalidad Machista.

Es el individuo que necesita ser infiel para reasegurar su posición de superioridad. El machista, en cada triunfo amoroso secreto, reasegura todo su mundo afectivo inmaduro e inseguro.

Necesita demostrar y demostrarse que él hace lo que quiere, con quien quiere y cuando quiere. En todo machista existe inconscientemente un «varón», que no ha podido «nacer», por pautas familiares rígidas y obsesivas.

 

b) La Personalidad Del «Don Juan».

El típico aventurero, en cada una de sus infidelidades, busca a su madre, a la imagen materna idealizada que tiene en su interior. Pero a medida que encuentra a cada partenaire, la abandona, ya que ni por asombro tiene las cualidades de su perfecta madre.

Deseoso de triunfar, más que de gozar, busca conquistar mujeres para coleccionarlas en su «enciclopedia mental». Cada una de sus aventuras equivalen para él a los mejores trofeos de caza. Se las ingenia para seducir, corromper, pero jamás goza de ellas. La infidelidad no es un fin, sino un medio para el poder, que le permite demostrar su valía masculina...

El donjuán es presa también de sus tendencias homosexuales reprimidas (las cuales desconoce y niega, pero percibe en algún sentido). Utiliza sus conquistas para probarse una y otra vez su capacidad sexual «hetero», su masculinidad y su potencia de hombre.

 

c)    La Personalidad Histérica (La Versión Femenina Del Don Juan).

Lo que ésta busca es seducir permanentemente, ser el centro de atracción y atención del mundo. Más que la infidelidad sexual, lo que busca es, permanentemente seducir y producir la infidelidad mental, la cual le hace sentirse maravillosa. El saber que los hombres, piensan en ella y que es objeto de deseo del varón, le da un gran placer.

También ésta, se defiende de sus tendencias homosexuales reprimidas, buscando en todo hombre la imagen de su padre idealizado y seductor.

 

2) La Infidelidad Aislada u Ocasional.

Entre las causas más usuales que hemos observado en más de 30 parejas, podemos nombrar las siguientes:

 

a. El Desgaste De La Pareja.

En muchas parejas, el carácter romántico ha desaparecido, la comunicación se ha deteriorado limitándose la relación a monólogos y reproches, el acto sexual se ha deserotizado haciéndose mecánico, frío y rutinario.

En casi todos los cónyuges infieles ocasionales, hemos observado los síntomas antes citados. La infidelidad aparecería como un intento de recuperar «mágicamente» lo anterior. El infiel busca un clima de cariño, de aventura, de romanticismo, de poesía... que compense lo que falta. De allí que se vive y se hace con «la amante» todo lo contrario a lo que se vivía con la esposa.

Muchas parejas viven con los roles tan petrificados que se parecen a la «ley de la selva»: «Yo Tarzán, Tú Jane; yo cazar y tú cocinar». Muchas mujeres infieles han manifestado su infidelidad como un medio de escapar de esto; de la rigidez, la pérdida de la espontaneidad, frialdad sexual, del excesivo orden y de la inexpresión de sus maridos.

 

b. La Tentación.

También la tentación esporádica puede darse en forma lenta. A veces con un buen amigo, una buena amiga, comienza agestarse algo más que una amistad; pasa a ser un deseo de estar con la otra persona, de contar las cosas que pasan, de lo que le pasa con su cónyuge... y cuando menos lo espera...

Es interesante notar que, si bien las relaciones infieles involucran lo sexual, no suelen girar en torno al sexo. Puede elegirse a un hombre que se presente como un igual, con quien se puede compartir. Es significativo observar que generalmente en la infidelidad, las esposas de doctores eligen campesinos, los hombres con esposas hogareñas eligen profesionales, en tanto que los hombres con mujeres profesionales se sienten atraídos por las amas de casa. Parecería que la atracción fundamental está basada en que sea diferente al cónyuge.

Los dos viven una experiencia amorosa y romántica como nunca, llena de colores y sueños poéticos, incluso el secreto y la prohibición que los unen, hace que el deseo sea mayor. Embriagados de amor y hechizados, se preguntan aún, si la voluntad de Dios no será este sueño de amor. Luego pasa por la cabeza el por qué no haberse conocido antes... más tarde el por qué no llevar las dos relaciones paralelas... luego, la decisión.

Hemos percibido que muchos de los que «caen en la tentación». Estaban casados con una compañera/o celotípica. Los celos son la expresión de una frustración del sentimiento de propiedad, de un sentimiento de desvalorización. Es decir, un temor fundado o no, a que el ser querido pueda abandonarla por otra/o y que otro monopolice la atención que nos brinda.

Verse excluido de la intimidad de ese ser. Los celos son la droga que calman sus frustraciones infantiles, desea poseer a su amado en la totalidad, busca y busca los elementos que le puedan hacer confirmar sus sospechas. Los celos nacen del sentimiento de que tiene muy poco que dar en comparación con lo que otro puede ofrecer. Se tienen celos de un niño, de un coche, de un animal. Un elemento pastoral importante para tener en cuenta es que, en casi todos los casos, el celoso arrastra la imagen de una infidelidad paterna, la cual proyecta en su cónyuge una y otra vez.

Así la infidelidad sería un intento de liberarse de estas cargas pesadas que el celoso lleva. Hasta nos da la sensación de que en muchos casos el celoso estaría deseando y fomentando la infidelidad.

 

c. La Venganza.

Esta es una de las causas más inconscientes. Nada mejor que hacer sufrir a un cónyuge o a un padre o a una madre, que la infidelidad. Ésta encubre el resentimiento hacia su cónyuge. Especialmente cuando el infiel presiente que se le priva de algo. La relación adúltera es un ensayo previo al divorcio.

Puede ser este acto un pedido indirecto de ayuda, de atención. Hemos observado con frecuencia que se comete adulterio quizás en venganza por la infidelidad del cónyuge. El binomio adulterio-contra adulterio es algo que sorprende.

Es frecuente que el infiel, deje «pistas» para ser descubierto, así su venganza toma todas las dimensiones de venganza contra su padre rígido, «espiritualizador», ordenado y serio. Contra ese padre «maravilloso y moral» a los ojos de la iglesia, caracterizado por ser modelo de orden, rectitud y de trabajo.

La infidelidad femenina es un «arma» terrible usada contra el padre rígido y castrador. Hemos visto a mujeres vengarse con el puñal más doloroso clavado al «padre moral» y «recto».

Otro móvil de infidelidad que hemos visto es para sentirse acariciadas en los brazos de un hombre, o sentir que alguien les dice «te quiero», algo que nunca antes habían tenido.

A veces se usa como venganza frente a la permanente descalificación, por actos del pasado, por humillaciones, etc.

Otras veces, la infidelidad representa una venganza contra el cónyuge cuyo comportamiento le recuerda al padre dominador de antaño. Así, la infidelidad representa el intento inconsciente de escapar de esas garras.

Recomendaciones Pastorales:

Elementos para el aconsejamiento pastoral. Necesitamos conocer básicamente 3 factores:

a. A Qué Tipo De Infidelidad Nos Enfrentamos.

Si la infidelidad es estructural, asistir pastoralmente y delegar en profesionales para que ayuden a resolver las carencias afectivas. Si es esporádica, la búsqueda de la restauración.

b. Qué Personalidad Tienen Los Integrantes De La Pareja.

(Desarrollaremos a continuación las reacciones más corrientes cuando el cónyuge afectado es la mujer).

Contener en los momentos de bronca, humillación y otras reacciones del cónyuge afectado. Tener en cuenta que muchas mujeres víctimas de la infidelidad son presas de celos que las consumen, desean saber detalles de todo, de la forma de ser de la otra, de su actividad sexual, etc.:

-Hay las que reprochan día tras día (que es su forma de vengarse) buscando la humillación, llanto y permanente arrepentimiento del infiel.

-Otras mujeres por el temor a quedarse solas perdonan y aceptan como si nada la infidelidad, con tal de que no las abandonen.

-A otras les duele más «el qué dirán en la iglesia» que el desmoronamiento de su propia pareja. Es decir, están más preocupadas por la publicidad y por qué dirán si «se enteran sus amigas o amigos», que por el hecho adúltero en sí.

La amenaza de divorcio es una de las armas frecuentes del cónyuge herido. A veces piden al pastor que se coloque de juez y condene al mismo infierno al «traidor».

-Al infiel, necesitamos acompañarlo a una confesión sincera (a Dios y A su cónyuge). Es muy difícil que la pareja retome la intimidad si el pecado queda oculto.

La actitud del infiel puede ser el autismo; ahí la mujer se vuelve más hostil y más intolerable. Las dudas y el desconocimiento la vuelven más irritable.

-Hay quienes confiesan su infidelidad, del mismo modo a como cuentan lo que hicieron en el día.

-Otros no lo confiesan y esperan que Dios los bendiga.

-Algunos más masoquistas entran en un estado de autosacrificio, limpian a su compañera de toda responsabilidad. Alternan en períodos de depresión y de bronca contra ellos mismos por lo que le sucedió.

c. Cómo Funcionaba La Pareja.

Esto es muy importante, ya que muchas parejas se perdonan después de muchas lágrimas y dolor, pero no desean revisar el funcionamiento de su pareja, o no desean cambiar en nada.

Como consejeros debemos ayudar a que la pareja tome conciencia de que también debe revisar qué causas llevaron al compañero a esto y el enriquecimiento matrimonial posterior.

El consejero debe garantizar la máxima discreción. Saber que la curación de la herida lleva tiempo, puede permanecer abierta días, semanas e incluso años. De ahí, que el seguimiento pastoral se hace muy importante.

Deben sondearse los motivos y las razones que motivaron a la aventura, buscando la restauración en el Señor.

Ejercicios:

1- Trabajar el concepto de libertad:

Discutan sobre qué es y lo que implica en la relación de pareja. Cómo el concepto bíblico de libertad se contrapone con lo que él entiende por libertad: el otro como posesión única y absoluta.

2- Clarificar qué es el amor:

Revisen sus mitos y creencias sobre el amor, qué le enseñaron, qué piensa, qué siente y qué es lo que dice la Biblia.

3- La influencia de sus experiencias infantiles sobre el presente:

Compartan sus sentimientos de inferioridad y sus experiencias infantiles traumáticas. Si hubo especialmente infidelidad en su familia. Cómo se reactivan sus primitivos sentimientos, su poca tolerancia a las frustraciones, su deseo de apropiarse del ser, del alma del otro.

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Bibliografía:

-  Bernardo Stamateas. El Pseudoamor. Págs. 177-202. Clasifíquese: MATRIMONIO: Vida sexual matrimonial. Edt. CLIE.

-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11//1//2021. MISIÓN BAUTISTA Emanuel”. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.


charlyibsh@hotmail.com

               Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.

 

(Clave: 1115)



 

 

Parte II EL PSEUDOAMOR: «La Otra Cara Del Odio»

 

Parte II

EL PSEUDOAMOR:

«La Otra Cara Del Odio»

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

4) Buceador Del Pasado.

Al mejor estilo arqueológico busca reconstruir el pasado de su pareja, el cual nunca completa. Como Jacques Cousteau, bucea y bucea una y otra vez las profundidades del pasado de su pareja, pasado que lo atormenta.

Desea saber qué sintió con su primer novio, con el segundo, en la relación sexual, etc.

Cada dato aportado es una pieza más del rompecabezas con el que finalmente espera encontrar lo que no desea encontrar: infidelidad.

Es importante señalar que en el pasado de casi todo celoso se oculta o existe una infidelidad paterna, aspecto crucial que explica gran parte de su conducta.

5) Llanto y Agresión.

Son sus dos armas favoritas. Luego de un ataque de celos, se arrepiente y pide perdón, le dice que confía en ella como nunca, llora y se angustia, le hace regalos y comienza la luna de miel, dice cambiar, pero todo es ficticio...

La otra arma es la agresión; la amenaza, le grita y luego se muestra arrepentido. No acepta perder lo que para él es su razón de vivir.

6) Reiteración.

Pregunta lo mismo y espera una y otra vez que le diga que lo ama. Es un repetidor:

Ø Repite las mismas preguntas y desea que le den las mismas respuestas,

Ø Una respuesta cambiada significa el engaño, «algo que estás ocultándome».

En cualquier lugar aun en los mejores momentos, les pide a su pareja datos de su vida pasada: un lugar, cuándo, con quién, en qué heladería, etc.

7) Controlador.

Hace de su compañera su esclava, su objeto, la quiere sin mucha iniciativa, sin empuje, la quiere su prisionera de guerra. Revisa la agenda, busca preservativos, colonias, ropa, llegadas tarde, estudia cada una de sus conductas y movimientos, etc. Desea saber y controlar todo.

Los dos aspectos afectivos que predominan en el celoso son:

Ø Deprimido-culpable, y

Ø Agresivo-rencoroso.

Vive entonces en esta eterna tensión.

Los celos son la expresión de lo que es el sentimiento de autoritarismo y egoísmo. Como bien lo dice Salgado: «Los celos se relacionan más con el instinto de propiedad que con el sexual».

8) Prohibidor.

Le prohíbe que salga con hombres, que se vista así, su forma de caminar, etc.; «no me gusta que hables así», no me gusta que te manejes de tal forma», «no me gusta esa blusa», etc.

Prohíbe porque cree que así no perderá a su pareja, como magníficamente lo resume G. Tordjman: «Perderte es dejar de ser». Del otro depende el sentido de su existencia, debe, por tanto, privarlo de libertad porque podría volar hacia otros lugares, o con otra pareja.

9) Desconfiado.

El celoso tiene varios rasgos paranoicos, es decir, son personas que no pueden confiar en nadie y que tienen un gran mundo de agresividad por sus primeras frustraciones infantiles. Esta bronca reprimida se expresa con el deseo de dominación o el delirio celotípico (fuera ya de toda realidad).


E. EL ORIGEN DE LOS CELOS:

La inmadurez afectiva y los conflictos afectivos siempre están en el pasado del celoso. EN CASI TODO PASADO DEL CELOSO SE ESCONDE UNA INFIDELIDAD PATERNA. En su hogar nunca se dijo la verdad entera, era todo a medias, el clima de interpretar cualquier cosa era la forma de subsistir. Las frustraciones infantiles y las fantasías de infidelidad se reactivan como una constante en el celoso.

En muchos casos la imagen de la infidelidad paterna está presente y se libera de ella proyectando esta representación dolorosa que pone en escena una y otra vez.

Es vivir actualizando el temor infantil de que alguien, quien sea, robe el amor de sus padres.

Debido a esto y a la falta de afecto reinante en su hogar, el celoso jamás pudo confiar y entregarse a alguien; conducta que repetirá por muchos años.

Así se mezcla el pasado con el presente.

F. LOS TIPOS DE CELOS:

S. Freud en 1922 propuso la siguiente clasificación:

a) «Normales».

b) Proyectados.

c) Delirantes.

a. Se originan en el dolor que siente al temer perder a quien ama.

Todos deseamos poseer en forma exclusiva el amor de nuestra madre, se procede frente al padre como un rival con temor, hostilidad y culpa (sentimientos que se reprimen). De la manera en que el niño elabore esta situación edípica infantil dependerá su reacción de celos cuando sea adulto.

Lo que se juega no es el amor del otro, sino el amor propio.

b. Provienen del propio deseo de ser infiel que no ha sido asumido.

«Tú me engañas», se traducirá «yo deseo engañarte, ser infiel» ... Aspecto reprimido y proyectado en otro.

 

c. También provendrían de los sentimientos de infidelidad, pero están relacionados con el mismo sexo.

Es una homosexualidad reprimida, el «me engañas» es «deseo engañarte con un hombre», proyectado sobre su pareja; «yo no soy quien está enamorado de ese hombre, es mi mujer». Así disfraza sus sentimientos más profundos.

4.     Te Pego Porque Te Amo: La Tiranía Del Golpeador:

A. INTRODUCCIÓN.

Sorprende ver cada vez más en nuestras iglesias noviazgos y matrimonios caracterizados por la violencia y el maltrato emocional.

No es novedad decir que nuestra sociedad fomenta la violencia como un medio de fortalecer la «masculinidad». Basta con mencionar algunos «dichos» para verlo.

En la educación: «no llores mariquita», «a golpes se hacen los hombres», «aguanta, cobarde».

Dichos populares:

Hay amores que matan».

Los trapos sucios se lavan en casa».

Por algo será...».

Necesita mano dura».

Dichos Internacionales:

-La mujer es como el árbol, hay que golpearla para que dé fruto. (francés).

-Las mujeres son como el gong, hay que golpearlas con regularidad. (chino).

-Una esposa puede amar al marido que no le pega, pero no lo respeta- (ruso).

-El hombre que es hombre y macho y le pega a su mujer, deja de ser hombre y macho si no le pega otra vez- (latino).

El hombre violento dará «pequeñas señales» de su violencia en el noviazgo. Cuando le preguntamos a la esposa maltratada sobre su noviazgo, algunas de las respuestas que suelen dar son las siguientes: «no vi que él era así de violento» o «antes era de otra manera, era todo delicadeza; a veces se descontrolaba, pero inmediatamente me pedía perdón». o «sí, era un poco agresivo, pero mi amor hacia él lo tapaba todo, yo creí que iba a cambiar».

B. CARACTERÍSTICAS INDICADORAS DE UN HOMBRE VIOLENTO.

1) La Doble Fachada.

El hombre violento casi siempre tiene dos personalidades:

Ø Una social, y

Ø Otra familiar.

La social es con la que esconde su otra personalidad para que nadie la descubra. Socialmente puede aparecer como muy buen creyente, líder, gran predicador, muy amable con todos, simpático, cortés, delicado, trata de no ofender a nadie, predica del Señor. Es lo que llamaríamos ¡un buen ejemplo!, pero detrás de todo esto se oculta la violencia y la inmadurez.

Queremos enfatizar este rasgo al máximo. Muchos muestran un llamado al pastorado, se preparan, su engaño es tan perfecto, su discurso tan seductor que cuando su violencia se da a conocer nadie lo puede creer.

Hasta el punto de culpar a la novia o esposa de que «es violento porque ella no lo acompaña, no lo entiende a este buen muchacho».

El novio violento se caracteriza por seducir; su postura, su hablar y su mirar es seductor, su carencia de afecto le lleva a buscar la mirada de cuanta mujer haya. Cuando su pecado de violencia sale a la luz (como dice la promesa bíblica), la iglesia responde con «oh... no puede ser, tan buen muchacho, tan espiritual».

2) La Descalificación.

La descalificación es para el violento lo que la comida es para el bulímico. En la primera etapa de noviazgo todo es «color de rosas», pero al pasar un breve tiempo, comienza con sus primeras descalificaciones las cuales emite en forma muy sutil.

·      Primero comienza con voz suave a mostrarle «lo gordita que está»,

·      Para luego, insistirle que debe hacer régimen;

·      Comparándola luego con otras chicas, llegando a veces a los insultos más degradantes como, por ejemplo:

Ø «Gorda como tu madre»,

Ø «Eres una vaca, das asco»,

Ø «Eres una bola de grasa», y

Ø otras que son más degradantes aún.

A su vez la descalifica en su capacidad de pensar; cuando ella opina sobre algo, él la descalifica con una «sonrisa irónica», mostrándole que lo que piensa siempre es errado. JAMÁS felicita, estimula o valora las cualidades de su novia.

Incluso la descalificación pasa por la constante y sutil comparación entre ella y otras chicas:

§  «Qué hermoso cuerpo que tiene sultana, me vuelve loco»,

§  «Ojalá fueras como fulana, entonces yo,...»,

§  «Mira como sultana trata al novio, en cambio tú siempre,…».

Exagera sus errores, se burla de los enojos de ella, de su familia, la acusa de coquetear con otros, la ridiculiza, todo en forma astuta e hiriente.

El violento para sentirse potente, necesita descalificar.

Si dice un elogio a su novia (lo cual es raro, ya que, según él, «ella tiene la culpa de todo») lo hace para obtener algún beneficio, o por algún interés.

3) La Manipulación Emocional.

La violencia se va desarrollando en forma gradual. El varón violento, lentamente va mostrando a su novia sus descontroles en forma implícita y encubierta. La manipulación es la táctica de control que el hombre tratará de ejercer sobre toda la vida de su compañera. Esta manipulación está encubierta con:

·      «Mucho amor»;

·      «No puedo vivir sin ti, si me dejases creo que me mataría»,

·      «Al encontrarte mi vida se llenó de sentido, sin ti me volvería loco».

La manipulación verbal del violento va desde la amenaza de violencia física sobre su propia vida hasta el suicidio.

El novio y el hombre violento es celoso por excelencia; comienza preguntando dónde fue, por qué tardó tanto, por qué habló tanto con tal hermano.

Sus celos injustificados y su desconfianza lo llevan a querer saber TODOS los movimientos de su novia o esposa. ¡Cuántos matrimonios hemos visto donde las acusaciones celotípicas llegan al punto de acusar a la mujer de tener vida sexual con los hermanos de la iglesia, con los amigos, o de «andar provocando a todos los hombres con su forma de vestirse»!

Recordemos que el violento es un gran actor. Para negar sus conductas violentas y sus manipulaciones recurre a dos de sus mejores libretos:

Ø La lástima (se arrepiente una y otra vez y pide perdón), y

Ø La culpa (acusa a su compañera de que todos sus males son por culpa de ella, o «antes de salir contigo, era feliz»).

El violento comienza a decirle: «me gustas más cuando te vistes con esta blusa, la otra no la uses», y frases así que esconden un deseo de dominio e imposición total. El control pasará lentamente por todo lo que dice, hace y piensa su novia, tratando de enterarse de todo.

4) La Dureza-Frialdad.

Con la gente se muestra afectuoso y cálido, con su novia será expresivo, pero a medida que transcurra el tiempo lo será cada vez menos; menos cariñoso, menos expresivo de lo que piensa, de lo que siente incluso con prolongados silencios (que son silencios castigadores). Hemos conocido matrimonios donde las esposas no sabían cuánto ganaban sus esposos casados durante más de 20 años!) porque ellos no se lo decían.

Tampoco sabían nada de sus salidas de fin de semana, de arreglos de la casa (de las que se enteraban en el último momento), etc.

Físicamente podemos decir que su cuerpo es rígido, su forma de caminar es ordenada y calculada. Toda su frialdad es tan inteligente Y «lógica» que hace que la novia o esposa se sienta la culpable de todo lo Que pasa en su pareja.

Según él, es ella la que debe cambiar; él la quiere, él sufre por ella cada vez que ella actúa de la forma en que actúa. Así, muchas mujeres -incluso las casadas- durante 20 o 30 años logran descubrir que fueron ellas las víctimas inocentes y no las culpables como se sintieron durante tanto tiempo.

El creyente violento cree que su novia debe «seguirle», «apoyarle» en su vocación, sus planes, sus gustos; ella debe «ser su ayuda idónea». La vigila, la controla en su forma de vestir, cuánto ha adelgazado, adónde va. A medida que pasa el tiempo y ve que su novia se independiza, recurre no a pedir sino a exigir, a ordenar, mediante prohibiciones o amenazas.

Su impotencia es tan grande que necesita reafirmarla una y otra vez.

5) Rigidez.

En el fondo, el violento no quiere a la mujer, siente desprecio por todas ellas en general. La novia, la esposa, es un medio para expresar su inmadurez, su ira reprimida contra sus padres, o para negar su homosexualidad latente. Algunos llegan a tal extremo que manifiestan haberse casado para «sacarse las ganas», «para que alguien les haga las tareas del hogar», etc.

Que la mujer debe OBEDECER a su novio o marido, es una de sus frases preferidas y llama la atención cómo justifican esto con textos bíblicos; léase:

·      «Cabeza»,

·      «Sometimiento»,

·      «Sumisión»,

·      «Respeto»,

·      «Obediencia».

La rigidez se expresa no sólo en su forma de pensar; si para él es blanco, tiene que ser blanco y si negro, ha de ser negro... y punto; sino también en la actividad sexual.

Ávido de actividad sexual presiona a su novia para entregarse a las relaciones prematrimoniales; si ella se niega, el violento trata de convencerla, luego la íntima, y si no tiene resultados llega hasta tratarla de frígida.

Su forma de pensar es simple: o es blanco o es negro, por ejemplo:

§  Fuerte-débil,

§  Agresivo-sumiso,

§  Independiente-dependiente,

§  Racional-sentimental,

§  Maduro-infantil,

§  Macho-cobarde, etc.

La rigidez pasa también por los roles de la pareja. Para el violento, la mujer está al servicio primero de él y luego de los hijos; su lugar es el hogar, debe ocuparse de atender a su familia. Él es el encargado de traer el dinero, su tarea es fuera del hogar (no conviene que ella trabaje), él es quien tiene la última palabra, quien dice hacia dónde va el matrimonio, etc.

Su rigidez lo lleva a tomar cualquier decisión sin consultar a nadie. Jamás dirá:

·      ME EQUIVOQUÉ.

Por su impulsividad y falta de control hace responsable a sus padres, su infancia o a quien sea de sus infortunios.

Recomendaciones Pastorales:

·      -Aconsejar que nadie es merecedor de ningún maltrato sea físico o EMOCIONAL; muchas mujeres todavía buscan expiar sus culpas inconscientes mediante el dolor.

·      -Aconsejar que hay que HABLAR con alguien si existe la violencia sea en el noviazgo o en el matrimonio.

Muchas parejas sufren en secreto. Cuando el violento es creyente y líder, intima a su esposa una y otra vez ano «andar hablando sandeces por ahí». Hay que enseñar que no se tiene por qué callar. Cuando la novia busca ayuda en el pastor o en los hermanos de la iglesia, el violento se siente descubierto, su imagen de ser maravilloso que trató de formar, cae para aparecer su verdadera personalidad. Llama a la novia y la íntima a que no hable; si habla, trata, de hacerse la víctima de su novia, y si no puede seguir sosteniendo su imagen se va de la iglesia.

El consejero debe ser firme y concreto en sus apreciaciones, no dejándose intimidar por el violento:

Ø -Brindar total apoyo pastoral a quienes sufren y exhortar a recibir ayuda profesional a quien maltrata. Se le debe señalar que está enfermo.

Ø -En caso de que la violencia ha llegado aponer en riesgo de muerte a la víctima, recomendar la toma de distancia física hasta solucionar la violencia del varón. Más vale sola, viva y feliz, que acompañada triste y muerta. A veces romper un noviazgo es dar un paso adelante hacia la felicidad.

Cuidado porque la «gran violencia» comienza siempre con «las simples agresiones». Si no miremos esta carta que lo dice todo:

Véase Parte III