Parte I
EL PSEUDOAMOR:
«La Otra Cara Del Odio»
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
l. Introducción:
Si
hay algo que el ser humano ha buscado y anhelado es ser amado y poder amar a
alguien.
Por desgracia, si hay una palabra trillada
y cantada, nombrada y buscada es la palabra amor. Para algunos es una emoción,
para otros una fuerza, para otros un misterio...
Detrás de muchos actos sexuales de muchas
personas lo que en realidad se busca es un poco de amor.
Separar la sexualidad del amor es separar
elementos esenciales del mismo. La pareja debe estar enriquecida tanto en la
sexualidad como en el amor; cada una de ellas nutre y fundamenta a la
siguiente. Recientemente
nos visitó el Dr. W. Masters, y pudimos hacerle la siguiente pregunta:
· ¿Qué lugar tiene el amor en la sexualidad?
La
respuesta que él contestó fue:
Ø Tener sexo sin amor es como
hacer gimnasia...
Los
creyentes hemos defendido ambas como si fuesen las dos caras de una misma
moneda.
Lo primero que se le pide al hombre en el
AT., es amar a Dios (Dt. 6:4-7). La primera alianza del hombre debe ser con
Dios. Es muy difícil aprender a amar si no se ama a Dios, ya que cuando miramos
a Él aprendemos a amar. Dios es la fuente del amor (l Jn. 4:16). El creyente
está unido inseparablemente al Señor por amor y nada nos podrá separar de ese vínculo
que se constituye el más fuerte que la Biblia cita (Rom. 8:31, 39).
Los
mandamientos más grandes dados al ser humano son:
· «Amar a Dios, amar al prójimo y amarse a sí mismo».
¡Cómo cambiaría la vida de los creyentes si en lugar de enfatizar tanto la fe enfatizáramos más el amor! Lo más grande, sublime, poderoso y trascendente que el hombre puede experimentar hacia sí y hacia otros es el amor. El apóstol Pablo al escribir el sublime capítulo 13 de 1 Corintios lo contrasta con la elocuencia, la profecía, los misterios y el sacrificio. Nada iguala al amor.
2. Te Amo Porque Me Amas: La Tiranía Del
Narcisista:
Todos los seres humanos necesitamos ser
amados, aceptados y valorados, pero cuando esto se distorsiona da lugar a lo
que conocemos en psicología como personalidad narcisista. Esta palabra tiene su
origen en la mitología griega. Narciso era un joven de gran belleza, que, al
contemplar su imagen en un estanque de agua, se enamoró de sí mismo; cayó al estanque
y se ahogó.
Esta persona es aquella que está enamorada
de sí misma por lo grande que es, buscando constantemente que le admiren y reconozcan
su grandeza. Necesita ser el protagonista, ya que él es merecedor de tales reconocimientos.
Es la típica persona que mira «desde arriba» a los otros, los cuales han sido bendecidos por Dios al poder contar y admirar aun creyente tan valioso.
a.
El Origen
De La Ambición De Admiración.
Es difícil expresar en pocas líneas el
origen psicológico de tal personalidad. Cuando el niño nace, tiene múltiples
necesidades (calor, alimento), las cuales
son provistas por el otro; el bebé capta el placer que siente el otro en su
contacto con él, viéndose como alguien deseado y deseante.
Al pasar el tiempo, el otro lo desea en la
medida que cumpla determinadas condiciones, pautas, pudiendo los padres tomar
varios caminos como el rechazo. Aquí es objeto de la mirada crítica y
displacer, pudiendo este rechazo tomar caminos directos de exclusión o
expresiones de rechazo mucho más sutiles, como descalificación, insultos,
humillación en público, etc.:
Ø El
rechazo generará una herida emocional, que el sujeto en el futuro vigilará para
no ser repetida por otro y para evitar el dolor ya sufrido.
Ø Otro
de los caminos posibles frente al niño es el de la aceptación. Aquí los padres
valoran al hijo brindándole todo el amor y respeto que le permitirá aceptarse y
valorarse en el futuro.
Ø El
tercer camino posible que nos interesa, es el que conocemos como narcisización
excesiva, y se refiere a la admiración excesiva. Aquí los padres, desde un
comienzo, empiezan a marcar en el hijo la perfección y «grandeza» del mismo, colocándolo como un modelo
ideal y de perfección (algo así como
sucede en el enamoramiento). El hijo crece creyendo que todo él es
gracioso y hermoso. Esto se puede comprobar en muchos hijos únicos, en los que
se ha puesto toda la atención, deseos cumplidos y admiración, y que han crecido
sintiéndose merecedores del amor y reconocimiento de los otros y con profundas
dificultades en compartir.
Sabemos que el autoconcepto se va formando
a lo largo del tiempo especialmente en base a la articulación de conceptos,
juicios y mensajes que los padres emiten hacia su hijo.
El niño, pues, comienza a verse de la misma forma que sus padres le vieron. Veámoslo un poco más detenidamente.
b.
Características
Del Narcisista.
El objetivo principal que desea alcanzar
es ser «el único»,
ser admirado, y para lograr esto amará todas aquellas cosas que le hagan
sentirse valorado por el otro. El amor por «el púlpito» que algunas personas manifiestan da cuenta de lo
que venimos diciendo. Así el narcisista en su afán de ser reconocido y admirado
busca satisfacer ese deseo a través de medios que provoquen admiración en el
otro.
Cuando otro es admirado y reconocido se
activa inmediatamente la envidia interna, manifestándose a través de la
descalificación y crítica, ya que sólo él es «el número uno».
Le encanta relacionarse con personas
desvalorizadas porque el déficit de ellos, permite a su yo representarse como
superior.
Así busca ser el creyente y el ser humano ideal.
La manifestación del narcisismo puede ser de tres formas
diferentes:
1)
La Megalomanía Autista:
El sujeto no expresa la búsqueda de ser
admirado, ya que él no la necesita; sabe, en su interior, de su hermosura y
grandeza. Lo vemos en su detallada vestimenta y su soberbia, expresada en su
caminar. Él
sabe que no hace falta confirmación de nadie: «él
sabe lo que es y lo que vale».
2)
El Exhibicionismo:
El sujeto toma el polo opuesto al
anterior; constantemente estará esperando que el otro le exprese su admiración
y respeto. Cuando habla lo hace en forma firme y autoritaria, medio que
aprovecha para mostrar sus conocimientos y sabiduría. Algo parecido al rico
exhibicionista que trata de tapar su inseguridad con su dinero.
Su capacidad espiritual y humana es tan grande que él mismo cree
hacer un favor al mostrarla, es como si dijese:
«hermanos,
les envidio, me gustaría estar en su lugar para poder ver a alguien de tanta
bendición como yo».
3)
La Falsa Humildad:
Aquí ya la manifestación toma ropajes «espirituales». La persona entra en
caminos de duras y severas autocríticas, acompañadas de grandes sacrificios,
las cuales aparecen como una humillación, pero que al
hacerlo es como si dijese: «¡qué grande debo
ser para poder hacerme críticas tan duras y sacrificios tan profundos...
qué grande soy!».
La falsa humildad esconde el sentimiento
de grandeza y le permite al sujeto ser admirado por su gran vida espiritual.
Generalmente son personas que no han podido realizar sus ideales vocacionales y
afectivos, y buscan otro medio, tipo premio consuelo por carencia de lo
frustrado, tratan o así de recapturar esa necesidad de admiración a través del «llamado al
ministerio».
Quedaría mucho por
analizar, baste lo expuesto para sumergirnos en la reflexión bíblica:
· «Cuando viene la soberbia, viene la deshonra, más con los humildes está la sabiduría».
3. Cuando Amar Es Poseer: La Tiranía De Los Celos:
-Si lo sabes todo, le dijo el escéptico al sabio, dime:
¿Qué hacía Eva
cuando Adán regresaba a casa?
Naturalmente Que lo sé -respondió el sabio-
le contaba las costillas.
-Sabiduría popular.
A.
HACIA UNA
DEFINICIÓN:
La palabra «celos» viene del latín zelus que
significa «posesión
valiosa que se encuentra en peligro». Es decir, que es la amenaza de
perder algo que se tiene como posesión.
Sería importante distinguir entre los
celos y la envidia, los cuales no se deben confundir. En la envidia intervienen
dos personajes mientras que en los celos tres: el objeto poseído, el que posee
y el que «amenaza»
con robar.
Este último puede ser una persona, un
coche, un animal, un trabajo, el jefe, un hermano de la iglesia, etc. Puede ser
motivo de celos todo aquello que el celoso cree que es una posesión suya y que
está en peligro de ser robada.
En la envidia se desea tener lo que el
otro posee, en los celos se teme perder lo que se posee. En la envidia uno
desea robar aquello que envidia de otro, en los celos se teme que otro, nos
robe. lo que poseemos.
Se es celoso de lo que se tiene y
envidioso de lo que tienen los demás. La envidia es el sentimiento enojoso con
la persona que posee algo deseable; el impulso es quitárselo, se fantasea con
tenerlo y como no se puede conseguir, entonces se propone la destrucción de lo
que se envidia.
Si tampoco esto es posible se busca la
destrucción de aquel que posee lo envidiado. «Sí, claro, canta muy bien, pero pagando en
negro a sus empleados como lo hace, cualquiera tendría el dinero para pagarse
una buena profesora de canto».
El celoso teme que le sea quitado por su rival «lo que es todo para su vida»: su marido, novia, esposa, etc.
B.
CARACTERÍSTICAS
DEL AMOR CELOSO:
Desgraciadamente muchas personas
interpretan los celos en el noviazgo como una señal de «cuánto
me quiere mi novio, desea saber dónde estoy, con quién voy, qué hago».
Mi novia
está enamoradísima de mí, me vigila todo el tiempo y cuando subo al colectivo
inmediatamente me dice:
· ¿A quién
miras?,
· ¿Por qué
miras a esa chica?, etc.
Algunos mucho más «bíblicos» recurren a
fundamentar sus celos controladores con pasajes bíblicos: «la mujer no puede andar por ahí hablando con quien sea o trabajando con hombres»,
«debe dar buen testimonio», la mujer no
puede hacer lo que quiere, debe sujetarse a la cabeza que es la pareja., etc.;
frases como éstas esconden conflictos inmaduros e infantiles no resueltos,
porque eso son los celos: conflictos infantiles NO RESUELTOS. ¡Sí!, tener celo no es amar al otro, todo lo contrario,
es amarse a sí mismo.
El celoso confunde el amor egoísta y posesivo
que tiene hacia su pareja; con el verdadero amor que liberta al otro. Cree que
amar es poseer, que el otro le pertenece igual que como se compra un paquete de
salchichas; que el otro debe obedecer y estar a su disposición siempre y para
siempre.
C.
LA
CONDUCTA DEL CELOSO:
Dijimos que en la pareja los celos aparecen ante el temor o pánico a que el otro pueda dejarnos por otro compañero.
Sus principales características son:
1)
Una Autoestima Pobre.
Es tan débil su autoestima y su seguridad
interior que siempre duda, siempre teme perder a quien ama. Por ese motivo,
todo se torna amenazante: la llegada tardía, una llamada por teléfono con el
compañero de trabajo, las constantes conversaciones con ese hermano de la
iglesia, etc.
Hay un sentimiento de herida eterna por su
pobre valía.
Los celos -dice D. Liberman- son siempre la
expresión del temor de ser abandonados.
Pensemos en una pareja en la que ella comienza estudiar en la facultad; inmediatamente comienza a hablarle a su pareja de su compañero hacia el cual siente una profunda estima. Entonces la autoestima del celoso tambalea y empieza a compararse con esa persona imaginaria. Para el celoso los fantasmas existen, y en ese momento aparecen en la figura de su «contrincante». Así comienza una lucha mental que perdió de entrada en su fantasía, esto lo angustia y lo carga de agresividad.
2)
Constantes Proyecciones De Agresión y Desconfianza.
«Yo no soy responsable de mis gritos y celos, sino que
eres tú el culpable de generarlos con tu conducta; si actuaras como yo te digo
no tendríamos problemas». Y así lentamente se
comienza a GOBERNAR
la vida del compañero.
El celoso tiene violencia emocional hacia su pareja y está aún paso de la violencia física. Cargado de agresividad comienza a proyectar en su pareja su desconfianza y su sospecha.
3)
Temor a Ser Abandonado Debido a Su Inseguridad.
Es el temor de un tercero que entra en
escena para robar y para humillar, «no soy digno de tu amor», «tú ya no me quieres como
antes», «¿me quieres? dímelo, demuéstramelo cada día, cada minuto a cada momento».
El celoso es drogodependiente del amor (por supuesto lo que él entiende por amor). Necesita que le hablen, que lo miren, que le hagan sentir que el otro está a su disposición permanente; todo, producto de sus inseguridades infantiles no resueltas.
4)
Egoísmo.
Amar para el celoso, dijimos, no es dar
libertad, dejar que el otro sea como es y cómo quiere, respetar las
diferencias, sus gustos, salidas, amigos, etc. Esto es muy peligroso para el
celoso. Sus «versículos
matrimoniales» preferidos son: «serás a mi imagen
y semejanza», «vivirás sólo para mí»,
«yo sin ti me moriría», «tú
eres todo para mí en este mundo». «quiero
sentir que me perteneces»., «quiero unirme a ti,
ser uno como Dios manda», etc.
Para el celoso perder a su pareja es
perder todo. Carente de afecto en su infancia y lleno de inseguridades se
aferra a su pareja como el náufrago a su salvavidas, vive por y para eso.
Todo el sentido de su vida está puesto sobre la persona amada. Para el celoso «amar» es todo, es saber todo, es sentir todo, es un amor ABSOLUTO; ¿Cómo es tu amiga?, ¿Es más guapa que yo?, ¿Por qué con ella hablas tanto y conmigo no?, ¿Qué hace, a qué se dedica?, ¿Qué tiene ella que yo no tenga?
5)
El Otro Vivenciado Como Rival.
El celoso logra tener pocos amigos o amigas
ya que el otro puede ser ese enemigo invencible que robe el premio que con
esfuerzo ganó:
«su pareja».
Solamente confía en aquellos que le han merecido su confianza (si es que
encuentra a alguien).
Los celos son el sentimiento que el otro
tiene más para dar que nosotros; lo nuestro se transforma apenas en un pobre
regalo en comparación. Por eso el celoso trata de aislar a su pareja del mundo
externo, del «peligro»; «no me gusta
que andes sola por la calle de noche»", «no quiero que trabajes tanto en la
iglesia», «no quiero que hables tanto con ese hermano», «no quiero que estudies de noche»...
Todas estas frases (y otras) sólo significan que «es posible que encuentres a alguien y te enamores y me abandones».
6)
Lo Que Te Doy, Dame.
El celoso trata de poseer y de ser amado
por su pareja. Quiere que el otro haga exactamente como él, que lo ame, que lo
posea, creyendo así que su riesgo de ser abandonado disminuye.
Pero esto no se logra, ya que toda conducta de su mujer es
expresión de su traición, bien dijo Ronald Laing:
«El amor no siempre es ciego. Puede ver justo lo necesario como para preferir la oscuridad».
D. SUS MEDIOS PARA «CALMAR» LOS CELOS:
1)
El Interrogatorio.
Al mejor estilo policial, el celoso
emprende su búsqueda de pormenores que hagan calmar su angustia celotípica. Al
mejor estilo médico arma su historia clínica para dar el diagnóstico que ya de
antemano puso:
me engaña.
El pronóstico al mejor estilo psicológico se encuentra grabado como por el Espíritu Santo: «la
estoy perdiendo, esto puede terminarse en cualquier momento».
Ésta es una necesidad de saber que no es calmada NUNCA. Por momentos parecería que todo quedó aclarado; aquella salida, aquella mirada hacia esa chica, aquella llegada tarde, pero NO. Al otro día, o a la otra semana o ¡a la otra hora! comienza nuevamente el interrogatorio, esta vez sobre los datos obtenidos en el interrogatorio anterior: «tú me dijiste que... cuéntamelo más detalladamente». Y así comienza la tortura psicológica.
2)
Intimar-Forzar.
Para el celoso todo debe ser puesto sobre
la mesa, todos los sentimientos, las actitudes, etc. El celoso parte de una premisa:
· Me eres infiel, o me vas a
ser infiel;
· Premisa que se
transforma en una verdad inspirada por el Espíritu Santo para él.
Todo su esquema mental se basa en esto,
entonces intima, obliga, fuerza para POSEER
a su pareja.
Como dice D. Lagache:
«El celoso no se contenta con
conocer, quiere ver; no tiende sólo a la verdad, quiere alcanzar el ser».
3)
Interpretar.
El celoso es un gran intérprete, siempre
está interpretando la conducta con el mismo objetivo: descubrir que «me engaña».
El mínimo cambio en el vestir, de
horarios, de salir, activan automáticamente los celos.
Véase parte II.
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