Parte I
SEXUALIDAD Y TEOLOGÍA
«¿Amigos o enemigos?»
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ayuda Pastoral: Temas Matrimonial.
l. La Sexualidad y La Tradición Cristiana:
Gran parte de muchos malentendidos en la ética sexual, surgen durante los primeros siglos. Recordemos que del siglo II al v los padres de la iglesia se enfrentaron a un gran número de movimientos religiosos, y especialmente uno filosófico, que sostenía la concepción dualista en la que el espíritu era lo bueno y la materia lo malo, ambos absolutamente incompatibles. Observemos algunos de estos grupos:
a. La Filosofía Gnóstica.
Nace en Persia y los padres de la iglesia fueron los que
comenzaron a enseñar estas doctrinas ajenas a los textos sagrados. Los gnósticos
influyeron grandemente en los primeros cristianos; hombres como Marción, Basilides,
etc., la mayoría consideraban al cuerpo como fruto del mal, fuente de impureza
para el alma.
Esta concepción no era porque sí, ya que ellos
creían que lo material había sido creado no por Dios, sino por demonios
llamados demiurgos. Éstos incluso habían tenido relaciones sexuales con Eva, y
así nace la humanidad. Por eso, casarse obtener relaciones sexuales era algo
terrible, algo demoníaco.
Había entre ellos dos grupos: los que lastimaban
el cuerpo torturándolo, pues lo importante era el espíritu y los que le "daban rienda suelta"
a los apetitos, ya que no importaba mientras cultivasen el espíritu.
El gnosticismo está fundamentado en el dualismo platónico y parte de estos conceptos.
b. Los Encratitas.
Sostenían el ascetismo. Por ejemplo, afirmaban que todo cristiano debía vivir como un asceta alejado del “mundo y sus placeres sensuales”.
c. Los Novacianos.
Eran ascetas al extremo. Ellos sostuvieron la abstinencia sexual como un estilo de vida superior.
d. El Maniqueísmo.
Alcanza su esplendor en el siglo III d. C. Toma elementos
del zoroastrismo y de Babilonia.
Sostiene que hay dos principios que actuaron en la creación del
cosmos:
· Uno bueno, y
· Otro malo.
Creían que el cuerpo estaría bajo la
acción del malo, y el mundo espiritual del bueno.
El hombre sería la acción de ese doble
principio que mora en su ser. Esa lucha es en su interior, el cuerpo es la
cárcel y el espíritu el prisionero.
Ellos podían casarse, pero debían totalmente abstenerse de las relaciones sexuales procreativas, ya que se ría dar nuevamente aun ser prisionero. Todo su ser está hecho para el pecado, su cuerpo y sus partes son malas y sucias.
e. Los Estoicos.
Fue en el siglo III a.C. que Zenón
funda en Grecia la escuela estoica. Entre todo este ambiente de ascetismo,
gnosticismo y, por qué no, de erotismo reprimido, comienzan los primeros
esbozos de la sexualidad como medio solamente para la procreación. Los estoicos
decían que se debían evitar las relaciones sexuales cuando la mujer estaba ya
embarazada, ya que era absurdo sembrar una nueva semilla en un campo que ya
estaba plantado.
Ellos querían que el hombre fuese feliz. Esto podía ser
en la medida que la razón, el “lagos", les hace darse cuenta de cómo son
las cosas. Ellos pueden dominar sus impulsos y sentimientos. Decían que los
sentimientos o las pasiones, el pathos,
eran los peores enemigos del hombre; éstas debilitaban, en cegaban y justo
entonces podrían entrar al reino de la “apathia”
(sin
sentimientos). Un estoico decía: “no hagas nada
por puro placer”. Por eso, el acto sexual es considerado sin
sentido. Ellos lo veían como algo inmoral y reprobado.
Recordamos que el apóstol Pablo se encontró con ellos en Atenas (Hech. 17:18). Para ellos la “virtud” justamente era este dominio, algo que en nuestras iglesias conocemos muy bien, ya que este valor ajeno a la Biblia influyó en las primeras iglesias y padres. Para los atenienses los impulsos estaban en el alma, las sensaciones en el cuerpo, y en la mente el control para dominar las otras.
f. Los Priscianistas.
Los priscianistas rechazan el matrimonio a
ultranza por la relación “corporal y placentera”. Con el correr del tiempo
fueron surgiendo la condenación del matrimonio, la condenación de las segundas
nupcias, etc.
Así nace el celibato como un estado “superior” al matrimonio, como “la mejor forma” de servir a Dios. Aún existía una institución asceta que eran los “célibes que cohabitaban” bajo un mismo techo. Así fueron apareciendo los que querían seguir a Dios en forma “superior”, o los que querían ser sólo cristianos “ordinarios”.
g. La Tradición De
La Iglesia.
En el siglo IV el cristianismo es aceptado por el
Imperio Romano y todos los conceptos anteriormente citados estaban ya en la
religiosidad popular, especialmente la virginidad como “vida cristiana superior” con
respecto a quienes mantenían prácticas sexuales. Los padres de la iglesia se ocuparon mucho
de este tema; por ejemplo:
· Tertuliano,
· S. Atanasia,
· Gregario de Nisa,
· Juan Crisóstomo,
· Ignacio de Antioquía,
· Clemente de Alejandría, etc.
La mutilación voluntaria estaba a la orden
del día; y, literalizando el pasaje de Mateo, muchos se castraban. El ejemplo
más claro está en Orígenes, que, luego de mutilarse en medio de cánticos religiosos,
tiró sus testículos bien lejos.
Es San Agustín en el siglo IV quien prohíbe
este fanatismo, “desliteralizando”
la frase de Mateo.
El estado casi “sobrenatural”. de la virginidad se encontraba a varias millas de distancia por encima del matrimonio, considerado ya inferior y secundario. Aun dentro del matrimonio se exalta la castidad y el control sexual.
h. San Agustín.
No podemos pasar por alto al pensador que
aún hoyes conocido por otros hechos (San Agustín), que fue más allá de sus contemporáneos
al afirmar que el acto conyugal no es pecaminoso en sí mismo, pero sí el único medio
para que se transmita el pecado original. Es interesante señalar la influencia
del pensamiento maniqueo y platónico en San Agustín; sus seguidores consideraban
el deseo sexual como algo pecaminoso por la violencia y vergüenza que acompañan
tal acto. Solamente los hijos podrían paliar esto tan terrible, de ahí que la
única finalidad de la sexualidad era la reproducción. Esto está implícito al
sostener que el pecado original se transmite por vía sexual.
La única finalidad de la sexualidad eran
los hijos. Nacía un hijo, era una bendición de Dios, pero también nacía el
pecado original dentro del marco de la fidelidad ya que el matrimonio se
consideraba indisoluble. Los primeros cristianos (al
igual que muchos hoy) buscaban en las Escrituras pasajes que
pudiesen fundamentar sus propias ideas.
Equiparaba a la sexualidad con el acto
animal, el proceso procreativo era meramente corporal. El sexo correspondía al
cuerpo y el matrimonio estaba llamado a vivir un amor superior que el de los
cuerpos. Así si un matrimonio no podía tener hijos, no tenía razón de tener
relaciones.
También entre estos siglos existió el “casamiento espiritual”
... Vírgenes conocidas como “agapetas”
vivían con los miembros del clero como “esposas
espirituales” ...
En aquella etapa la concepción de la
sexualidad era negativa, placer y pecado eran sinónimos, sexo e hijos eran una
ley, y virginidad y Dios eran hermanos. Aun se prohibían las relaciones a
aquellos matrimonios que no podían tener hijos.
No cabe duda de que existía quienes no
pensaban así y combatían todas estas ideas. De este período se va desarrollando
la historia de las doctrinas. Cuando llegamos al principio de la Edad Media
(siglos VI al X), en el catolicismo
aparecen los “manuales
penitenciales” que mostraban las penitencias que correspondían de
acuerdo a los pecados cometidos. A los matrimonios estériles se les imponía la
abstinencia, el placer sexual era implícitamente considerado como pecaminoso;
esto se ve muy claramente, ya que durante determinadas fechas se prohibían las relaciones
sexuales: los domingos, ciertas fiestas, etc., por ser “tiempos sagrados”.
Por ejemplo, los jueves no se podían tener
relaciones en memoria de la captura del Señor, los viernes respetando la
memoria de su muerte, los sábados en memoria a la virgen María, los domingos en
homenaje a su resurrección, los lunes en conmemoración a los muertos, y ¡los martes y
miércoles libre! siempre que no fuesen días de ayuno o festividades religiosas.
Éste es el germen de alejamiento entre lo “espiritual” y lo “sexual”, herencia que pesa aún en los días de hoya nivel social y religioso. Estaban prohibidas las relaciones durante la menstruación por la creencia de que podían nacer hijos deformes.
Basta como ilustración citar algunos penitenciales:
· Polución nocturna: Recitar 15
Salmos y 7 días de ayuno.
· Polución deliberada (con ayuda manual): Edén al interior más 20 días de
ayuno a pan y agua.
· Fornicación de clérigos: Penitencia de 3 años.
· Fornicación de obispo: Penitencia de 12
años.
· Fornicación de laico: Un año de ayuno a pan y agua (y si nacía un niño dos años más).
El penitencial Cuncano del siglo XIII prescribía lo siguiente para los actos homosexuales:
§ Beso simple: 8 ayunos.
§ Masturbación mutua: 20 a 40 días de
penitencia.
§ Felatio: 4 años de
penitencia.
§ Sodomía: 7 años de penitencia.
En los siglos XI al XIV (alta Edad Media)
se sistematiza la teología, la síntesis tomista y la discusión escolástica
sobre estos temas. Se creía que el semen masculino era el único elemento activo
en la reproducción y que la mujer era el receptáculo pasivo de aquella semilla.
El pensamiento del apóstol Pablo fue, una vez más, mal interpretado, asociando impulso sexual con “codicia”, “pasión”, etc.
i. El Puritanismo.
Nace en los países anglosajones en los
siglos XVI y XVII. Para ellos
estaba desprovisto de amor, era solamente un acto carnal. El hombre está corrupto
por el pecado, no es bueno ni puede llegar a Dios. El instinto sexual por ende
es malo, pecaminoso. El matrimonio era para los hijos, no para «satisfacer la concupiscencia» (de ahí que buscas satisfacerlos «fuera de la casa»), Nuevamente el ascetismo y castidad
se hacían presentes.
En la Edad Moderna (XV al XIX) aparecen los
manuales de moral, al punto que se llega a distinguir los pecados sexuales «conforme a natura»
y «contra natura».
Los pecados «contra
natura» eran la masturbación, homosexualidad, bestialismo y sodomía.
Los pecados «conforme
a natura» eran la fornicación, el adulterio, el incesto y la
violación, porque éstos mantenían la posibilidad de la procreación y eran
condenados en forma menos graves que las «contra natura» porque estas últimas sí iban en
contra de la procreación y eran pecados más graves.
Son interesantes también las opiniones sobre la masturbación. En el siglo XVIII un clérigo anónimo inglés usó expresiones durísimas para referirse a la masturbación. Establecía un paralelo entre la masturbación y el pecado de Onán (Gn. 18:6-10). Ésta es una de las enseñanzas más erróneas difundidas.
Ayuda Hermenéutica:
H209. אוֹנן ָ = Onán; var. de H207; fuerte; Onán, un hijo de Judá: Onán. (Strong)
Dice la Biblia que Judá y Sua se casaron y
tuvieron un hijo llamado Er, otro hijo menor llamado Onán, y un tercer hijo
llamado Sela. Er se casó con Tamar, muere Er y Judá por la ley del levirato le
dijo a Onán que le diera un hijo varón. Al tener relaciones, Onán “vertía en la tierra” (es decir el coito
interrumpido). La ley del levirato
(levir:
hermano
de esposo) exigía que, si un hombre moría sin dejar un heredero
varón, su hermano estaba obligado a casarse con la viuda y proporcionarle un
hijo, que llevaría el nombre del muerto y recibiría la parte correspondiente de
la herencia familiar (Dt. 25:5-10).
El levirato aseguraba un heredero al
israelita muerto, evitando de este modo peleas y litigios que resultarían inevitables
en el caso de que la viuda buscara un nuevo marido fuera de la familia. Sobre
este trasfondo hay que entender el famoso pecado de Onán, que no tiene nada que
ver con la masturbación, el «desperdicio de
semen» ni «prácticas anticonceptivas rechazadas» por Dios. Su
temprana muerte se debió, no a que derramara su semen en la tierra, ni por
negarse a cumplir su obligación de engendrar un heredero a su hermano muerto,
ya que el castigo frente a quien no hiciera esto era ser degradado y deshonrado
públicamente (Dt. 25:7-10). Al simular que cumplía sus obligaciones como
cuñado, pero impidiendo al mismo tiempo la posible concepción de un heredero
varón, ONÁN
TRATABA DE ROBAR LA HERENCIA DE SU HERMANO. Ése
fue su pecado a los ojos de Dios: jugar con los órganos se convirtió en un pecado
mortal.
En 1758 un médico francés llamado Tissot, escribió El onanismo: disertación sobre las enfermedades producidas por la
masturbación. Decía que toda actividad sexual era peligrosa para el
cuerpo porque agotaba los nervios hasta la locura, que la masturbación llevaba
siempre …al exceso" (idea que muchos tienen hoy)
y que la melancolía, epilepsia, tumores, hemorroides, ceguera, imbecilidad,
eran un preaviso del fuego del infierno.
Así nace el concepto de la “locura por
masturbación” pudiendo llegar aun a producir la muerte.
Luego, otros escribieron que no sólo era pecaminosa,
sino que desde la «ciencia» era perjudicial en todo sentido. Para
combatir esta enfermedad se crearon jaulas genitales, parecidas a los
cinturones de castidad, e introducían los penes de los varones en tubos
forrados de clavos para impedir las erecciones. Otros llevaban a cabo operaciones
quirúrgicas donde se extirpaba el clítoris, quemaban la piel genital mediante
corriente eléctrica o un hierro candente, y como método extremo se usaba la castración.
Por horroroso que parezca, ponemos el caso
de un médico cirujano del hospital Sto. Johns, que sometió a una niña de 7 años
que se masturbaba y se la consideraba nerviosa, a múltiples tratamientos sin
efecto positivo, desde la colocación de emplastos hasta la intervención
quirúrgica del clítoris. Junto con otros médicos consideraron la operación “exitosa”.
El reverendo Sylvester Graham en 1830
elaboró una harina especial para combatir la lujuria; hoy son los bizcochos que
llevan su nombre. En 1898, uno de sus seguidores John Kellog, creó un
cereal para el desayuno para ayudar a disminuir el deseo sexual: ¡los famosos
copos de maíz!
Los médicos sugerían también a los padres
envolver a sus hijos en sábanas mojadas frías, atar las manos a los postes de
la cama o atar las piernas juntas.
Afortunadamente, con los años aparecen los
propugnadores del placer sexual como algo natural y bueno, y los
descubrimientos científicos sobre la sexualidad en general.
Así entonces, llegamos a algunas conclusiones sobre la visión histórica de la sexualidad:
Ø La sexualidad como algo sucio y pecaminoso.
Ø Algo inhumano, animal.
Ø Como medio de procreación.
Ø Como algo meramente carnal sin afecto.
Ø La mujer, la tentadora y pervertidora,
el hombre la víctima.
Ø El placer, medio de alejarse de Dios.
Ø Exaltación del ascetismo y virginidad.
Ø Desespiritualización del sexo.
2. La Sexualidad
y La Biblia:
La Biblia
plantea la sexualidad como algo maravilloso y bueno (Gn. 1:31), éste es el
pilar fundamental de la ética cristiana.
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