sábado, 20 de febrero de 2021

Parte II SEXUALIDAD Y TEOLOGÍA «¿Amigos o enemigos?»

 Parte II

SEXUALIDAD Y TEOLOGÍA

«¿Amigos o enemigos

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

 

Ayuda PastoralTemas Matrimonial.


manual ilustrado de prácticas sexuales; su finalidad es otra. Por eso, muchos temas que atañen a la sexualidad, fuera de la Biblia, van por cuenta personal de cada creyente.

Asu vez cada aspecto bíblico debe ser visto a la luz de sus costumbres, historia y trasfondo.

La Biblia muestra desde el comienzo al ser humano como alguien sexual. Dice Génesis 2:18:

y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó”.

El texto afirma que se .es. varón o mujer, y no como alguien poseedor de un sexo. Dios es el creador de la identidad de género y hay en lo más profundo del ser humano el sentimiento de ser imagen del creador.

También dice Génesis 2:24, 25:

Por tanto dejará el hombre a su padre ya su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer y no se avergonzaban”.

Ya desde el comienzo la Biblia habla del sexo; ser una sola carne. La sexualidad aparece como un punto de unión entre dos personas que se aman. Esta unión placentera da al hombre y a la mujer un sentimiento de mutua dependencia.

Tal como vemos en Génesis 2:23, cuando Adán ve la creación de Eva exclama: “Es huesos de mis huesos y carne de mi carne”.

Por tanto, la primera finalidad del sexo no es la reproducción. Lo que sucede es que tenemos dos tradiciones distintas sobre el origen de la creación. En la primera se afirma que Dios creó al hombre a su imagen y lo bendijo diciendo: “creced y multiplicaos, llenad la tierra y señoreadla completamente (Gn. 1:28). En este relato el hombre es la cumbre de la creación. Los imperativos del texto son cuatro:

·      Creced en número,

·      Multiplicaos,

·      Llenad la tierra, y

·      Señoreadla.

Los tres primeros tienen que ver con el sexo. En el segundo relato del Génesis, el foco no está puesto en la reproducción, como muchos padres de la iglesia y religiosos enseñan; sino en el placer, en la UNIÓN, el pertenecerse el uno al otro. Así lo expresa magistralmente el famoso teólogo D. Bonhoefer en Creation and fall,temptation, N.Y. 1959, pago 62.

En Proverbios 5:18, 19 leemos:

Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.

La unión tan íntima que implicaba la sexualidad era una unión corporal, de ahí el énfasis del pueblo hebreo de no descubrir la desnudez del otro; ya que ver al otro desnudo era penetrar en su intimidad.

Pertenecer al otro es encontrarse con uno mismo.

La sexualidad aparece dentro del marco del matrimonio como algo maravilloso que la pareja puede disfrutar en su plenitud (aunque también los evangélicos están marcados por la represión). Dice 1 Corintios 7:3-5:

 

El marido cumpla con la mujer el deber conyugal y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento...”.

Algunos aluden a las palabras de Pablo en 1 Corintios 7:36·38: «Bueno le sería al hombre no tocar mujer» para fundamentar el ascetismo del apóstol. Tengamos en cuenta que el apóstol está contestando una carta que los corintios le habían escrito preguntando sobre estos temas. Pablo responde con un «bueno», enfatizando como «normal», “sano”, si el hombre forma pareja o no. Es como si dijese: «un hombre soltero que no toque una mujer es normal». Por eso, en los versículos 3, 4 y 5, dice a los casados que se brinden mutuamente en el acto sexual.

La sexualidad es algo que involucra a toda la persona aun lo corporal. Muchas veces se ha malinterpretado al apóstol Pablo como alguien despreciativo de lo corporal. Basta para aclarar el malentendido con un pasaje en 1 Corintios 6:19, 20:

 

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios... glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo?”.

En algunos pasajes el apóstol habla de las obras de la carne o la lucha contra la carne y el espíritu. De ninguna manera habla del cuerpo contra lo espiritual (interpretación netamente gnóstica), sino que al referirse a la “carne” habla de los sentimientos de odio, destrucción, ya siento de maldad más profundo que una persona puede tener, es lo que va en contra de la voluntad de Dios. Por eso dice que las borracheras, las orgías, el odio, etc., vienen de la carne (Gál. 5).

La sexualidad aparece como una mutua entrega, una mutua dependencia. El autor de Hebreos dice en 13:4:

Honroso es en todos sus aspectos el matrimonio y el lecho es puro, pero Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros.

Es interesante señalar que la palabra lecho. en el griego (idioma original del Nuevo Testamento) es koiti, su raíz es la misma de la palabra coito.

En el latín aparece la idea de coire; es decir ir juntos, los evangélicos creen que la sexualidad es algo más que una descarga biológica, es también la unión de dos personas que van juntas por la vida con un proyecto en común.

La palabra honroso” (timios en griego) significa algo de gran valor o precio, algo precioso. El autor enfatiza la idea de matrimonio como algo agradable en todos sus aspectos. Los evangélicos aceptan la expresión de la sexualidad con amplia y total libertad siempre y cuando sea hecho todo en mutua dependencia, aceptación y sin maldad. En cuanto a los métodos anticonceptivos los evangélicos aceptan que la pareja en libertad elija su forma de control de la natalidad y el número de hijos que desean tener (si es que desean tener).

Es interesante que esta unión de los sexos implica no sólo el placer, la unión y los hijos, sino también la intimidad.

La palabra sexo no aparece en la Biblia, pero sí el verbo conocer que en hebreo se usa como sinónimo de relaciones sexuales. El mismo verbo se usa para animar al hombre a conocer más a Dios. (Gn. 4:1).

La palabra griega ginoskim y la latina cognoscere, originalmente significaban tener relación sexual, y más tarde se usó como algo relacionado con lo intelectual.

El placer sexual es una creación de Dios para todo hombre y mujer. Dios aparece como el creador de la sexualidad y el amor. La Biblia afirma con toda claridad que Dios crea la sexualidad, y en ningún momento se la presenta como algo culpógeno o sucio. Por eso dice Génesis 1:31:

y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí era bueno en gran manera”.

El sexo aparece sin prejuicios al punto de presentar la analogía entre Dios y su pueblo como algo relativo a las relaciones sexuales, a la mutua fidelidad e infidelidad.

También es importante señalar el pecado cometido. Por ejemplo, Dios habla de las fornicaciones de Israel al adorar a otros dioses; véase Éxodo 34:15, Deuteronomio 31:16, Oseas caps. 1, 3. Jeremías se refiere al pueblo de Israel como la mujer de Jehová (Jr. 2:23; 30:14; 31:22, etc.), e Isaías 54:5 a Dios como marido. El pecado de Adán y Eva no se debió a descubrir sus genitales o tener relaciones sexuales (como muchos creen).

El pecado consistió justamente en:

Ø La desobediencia,

Ø La independencia de Dios;

Ø En querer ser el hombre su propio dios:

·      Cuando el hombre se aleja de Dios, se acerca a los dioses.

·      Cuando el hombre deja de creer en Dios comienza a creer en cualquier cosa.

El sexo en la Biblia no se desprecia ni se engrandece. En ningún lugar se fomenta el ascetismo o la divinización del mismo; sólo aparece como la unión que nace del amor de dos personas.

Feuch, en su obra Sex and the church, Concordia House, manifiesta:

La sexualidad es el medio a través del cual se expresa el amor. La unión de dos cuerpos no puede por sí misma producir amor. Sólo puede expresar un amor ya existente.

Otra finalidad del sexo se expresa luego en Génesis 1:28:

y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos…”.

Los hombres pueden crear, tener hijos; sin lugar a dudas es uno de los milagros más maravillosos, por eso aparecen en el Antiguo Testamento, los hijos como un don de Dios (Salm. 127:3), una bendición (Salm. 128:4).

Decimos, para concluir, que para el pueblo creyente el objetivo principal de la sexualidad es la comunicación, el amor y la unión de aquellos que se aman teniendo como centro de sus vidas al Señor del universo: Jesucristo.

3.     La Sexualidad y Jesús:

Las referencias de Jesús hacia la sexualidad son pocas, en realidad Él fue más allá de las observancias de su época, para decir que no son los actos externos lo que contaminan sino lo que sale del corazón (Mt. 15:1-20). El acto en sí era el foco para los religiosos de la época, pero Jesús va a decir que no sólo el acto puede ser contrario a la voluntad de Dios, también las intenciones, las motivaciones más internas del hombre que Dios también conoce (Mt. 5:27, 28).

Jesús puso el acento en la persona y no en los ritos (Mateo 2:27). Defendió a los indefensos y despreciados (Mr. 2:15), elevó a la mujer y se relacionó con ella (Mr. 5:21-43), comía con prostitutas y pecadores.

Jesús no proclamó una nueva ética sexual, sino que humanizó la anterior, vino para situar al hombre y a la mujer en plano de igualdad, respeto y dependencia el uno del otro.

El apóstol Pablo es quien va a dar un nuevo aspecto a la sexualidad. En la Grecia del apóstol, los griegos decían que había mujeres para el amor y mujeres para el sexo.

Por ejemplo, los griegos decían:

Tenemos prostitutas para nuestro placer, concubinas para las necesidades cotidianas y esposas que eduquen a nuestros hijos legítimos y a las que se pueda confiar la guarda del hogar.

Pablo va a condenar la prostitución, práctica corriente en su época. Los hombres (casados o no) podían mantener relaciones con los esclavos y prostitutas abiertamente. El apóstol va a decir que esto se opone totalmente al plan de Dios con respecto a la sexualidad.

Ver, por ejemplo, Gálatas 5:19; Efesios 5:3-5; Colosenses 3:5; 1 Corintios 5:9-12, etc. En aquella época era conocido el puerto de Corinto por su templo de Afrodita atendido por más de un millar de prostitutas.

Ayuda Homilética:

 

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19).

 

Vuestro cuerpo es templo. Agudo contraste con el templo de Afrodita en Corinto, donde las sacerdotisas eran prostitutas.

v.19. Vuestro cuerpo es santuario (to söma humön naos estin). Compare 3:16. Nuestros espíritus moran en nuestros cuerpos y el Espíritu Santo mora en nuestros espíritus. Algunos de los gnósticos sutilizaban acerca de los pecados del cuerpo y de la comunión con Dios en el espíritu. Pablo no está dispuesto a admitir ninguno de estos subterfugios. Nuestro cuerpo es el mismo santuario del Espíritu Santo. En Corinto se encontraba el templo de Afrodita, en el que la fornicación era considerada como consagración en lugar de una absoluta corrupción. Allí había prostitutas como sacerdotisas de Afrodita, para ayudar a los hombres a adorar a la diosa mediante la fornicación. No sois vuestros (ouk este heautön). Predicado genitivo. No os pertenecéis a vosotros mismos, incluso si pudierais cometer fornicación sin contaminación personal ni auto profanación. El cristianismo hace que la falta de castidad sea una deshonra en ambos sexos. No hay un doble patrón de moralidad. El alegato de Pablo se dirige aquí primariamente a los hombres, para que sean puros como miembros del cuerpo de Cristo.

Pablo condena la fornicación, que en un primer momento designaba literalmente el verbo vender, aplicado a los esclavos ya que las prostitutas eran frecuentemente vendidas como esclavas; luego se amplió el significado a todo tipo de inmoralidad sexual, relaciones extraconyugales, premaritales, etc. Pablo retoma el concepto de Jesús sobre la fidelidad, pero desde otro ángulo.

El apóstol habla frecuentemente del deseo o «codicia» (epitimía en griego) como el impulso egoísta que busca satisfacerse a sí mismo sea a nivel sexual, de alimentación o de conducta. También habla del «libertinaje» (aselgia) y la impureza” (akatarsia) relacionados con la prostitución y el egoísmo, 2 Corintios 12:21, etc.

El apóstol reafirma la dignidad de las mujeres y su igualdad frente a los hombres; va a decir en Gálatas 3:28:

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo”.

 

Ayuda Homilética:

 

V. 28. Ya no hay (ouk eni). No se trata de una forma abreviada de enesti, sino de la antigua forma prolongada de en con un acento recesivo. Así, ouk eni significa «no hay» más que «no puede haber», una declaración de hecho más que de posibilidad, como lo expone correctamente Burton frente a Lightfoot. Uno (heis).

Género masculino, no el hen neutro. «Una personalidad moral» (Vincent):

Ø Lo que se significa es que «en Cristo Jesús» no existen las distinciones raciales ni nacionales judío ni griego»),

Ø Como tampoco las diferencias de clase esclavo ni libre», ni proletariado ni capitalistas),

Ø Que se desvanecen, ni rivalidad se sexos varón ni mujer»), que desaparece.

Esta radical declaración señala el camino por el que tenía que andar el cristianismo en la esfera (en) y espíritu y poder de Cristo.

El candor nos obliga a confesar que esta meta no ha sido totalmente alcanzada. Pero estamos en el camino, y no hay esperanza en ningún otro camino que «en el Camino de Jesús».

No cabe duda que es Jesús quien nos va a enseñar tanto sobre la sexualidad y el amor. Nos gustaría terminar esta parte con las palabras que hemos escrito en otra parte:

§  Nuestro Señor es el mejor ejemplo, no hay en él tabú ni ascetismo con respecto la sexualidad. Aun su celibato no es dado como un estado de vida superior, ni un ejemplo a seguir. Muchos de sus apóstoles eran casados y esto no estorbó en nada su misión de expandir el reino. Su celibato ni es aún comentado.

§  Se presentó como amigo del matrimonio, lo dignifica en el marco de la fidelidad total, llegando a decir que incluso Dios interviene en esa unión.

§  No se presentó como enemigo del cuerpo, ni asceta, ni esenio, no marcó dualismo entre el "cuerpo" y el "espíritu". Su ministerio comenzó con una fiesta (Jn. 2) y no rehusaba ir de casa en casa para encontrarse con la gente sin importar su condición religiosa, pecado ni status social. No guardaba el ayuno (Mr. 2:18-19), y era acusado de comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores (Mt. 11:19). No se asiló del mundo ni temió contaminarse como los fariseos. No fue un faquir, ni siquiera un monje místico.

§  Su actitud hacia las mujeres no fue de desprecio, ni de racismo, ni de machismo. No hay en él misoginia, ni agresión ni desconfianza. Eleva a la mujer a la categoría de ser humano igual que el varón. Se deja servir por las mismas (Lc. 8:2), deja que le adoren y le besen los pies (Lc. 7:36-50) incluso tiene amigas mujeres (Lc. 10:38). Se interesa por los niños, los ve como seres humanos en un contexto donde los mismos no tenían ni voz ni parte. Se presenta como el mismo Hijo de Dios, pero puede lavar los pies a los discípulos, enseñarles con paciencia las verdades del reino y dar la vida por nosotros...

§  No está atado como los religiosos a "fórmulas" y a "mandatos"; es libre, es creativo, elige y hace descubrir a los hombres que también ellos pueden elegir. Muestra un Dios de amor, no policíaco, sádico, tirano, malo y castrador con el ser humano. Un Dios de amor que lo encarna él mismo y nos da su ejemplo. Invita a todos los seres humanos a recuperar la vida y la libertad en él, a encontrar la luz, la puerta, la paz...

§  Viene a decirle al hombre que la vida es maravillosa, que hay que disfrutarla, que todo lo ha puesto Dios para el hombre y que todo esto puede potencializarse si es vivido con él.

§  No condenó a los que vivían una sexualidad "desviada", los llamó para ayudarlos y decirles que aún hay esperanzas de ser nuevas personas. Orientó a los perdidos, dio paz a los afligidos, sanó a los enfermos y resucitó para dar vida en abundancia.

§  Condenó la hipocresía, el legalismo, el ascetismo, la injusticia.

§  No dijo nada directamente sobre la sexualidad, pero sí dijo sobre el amor como fundamento de la vida, ya que lo más importante de todo es "amar a Dios y al prójimo como a uno mismo".

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Bibliografía:

- Bernardo Stamateas. Sexualidad y Teología. Págs. 115-131. Clasifíquese: MATRIMONIO: Vida sexual matrimonial. Edt. CLIE.

-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 1//1//2021. MISIÓN BAUTISTA Emanuel”. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.


charlyibsh@hotmail.com

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