martes, 21 de junio de 2022

Parte I LA DEMONOLOGÍA BÍBLICA Y LA ADIVINACIÓN: (Números 23:23).

 Parte I

LA DEMONOLOGÍA BÍBLICA Y LA ADIVINACIÓN:

(Números  23:23).

 

Jehová… puso palabra en su boca (23:16), es lo más pertinente y concluyente: Contra Jacob no hay agüero” (nahash, “método adivinatorio de cualquier clase de Jacob”), “ni adivinación contra Israel” (quesem, “adivinación de cualquier tipo en Israel

(Números 23:23).

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Una manifestación prevaleciente de superstición y malignidad sobrenatural es la adivinación, que juega un papel conspicuo dentro de la historia del hombre, particularmente marcada durante los tiempos del mundo antiguo. Aliada muy de cerca a la magia y a todo lo que constituye el fenómeno demonológico, apenas es posible advertirla, en todos los casos, como tal.

Sin embargo, siempre queda caracterizada como parte de la inveterada e insaciable ambición humana de conocer el futuro, lo que puede justificar su difusión en muchas tierras, desde los tiempos más remotos.

I.       EL SIGNIFICADO DE LA ADIVINACIÓN:

La adivinación es el arte de obtener el secreto o el ilegítimo conocimiento de lo futuro, mediante métodos no  tolerados por la santidad de Dios por ser contraria a su voluntad. Hay dos clases de adivinación:

(1)   La adivinación artificial: primeramente, hecha en forma artificial, o el augurio, que depende de la habilidad de un agente, para leer e interpretar ciertos signos o presagios.

(2)   La adivinación inspiración: la adivinación por inspiración; en donde el médium está bajo la influencia o el control de los espíritus malignos o de demonios, que le habitan para discernir sobre el futuro y pronuncian oráculos que encarnan las visiones que advierte.

Los antiguos romanos usaron casi exclusivamente la adivinación artificial; pero los griegos, por su lado, prefirieron la de tipo inspiracional. Cicerón, en su afamado tratado sobre la Adivinación”, reconoce claramente las dos vías distintas para obtener conocimiento del futuro, aunque él no concedía personalmente mucho crédito a ninguna clase de comunicación sobrehumana1).

A pesar de que la etimología de la palabra latina divinatio (de deus, Dios, o divus, relativo a Dios, divino), sugiere la pronosticación bajo la inspiración de seres extrahumanos, el término está confinado casi exclusivamente a obtener ese conocimiento a través de signos externos.

El adivino griego (mantis), de una calidad más imaginativa y emocional reclamaba ser inspirado desde fuera de sí y ser informado, igualmente, en forma sobrenatural; y en este aspecto tiene una muy cercana semejanza con los profesores hebreos. El término griego para la adivinación (mantike) describe la actividad del adivino (mantis), y casi nunca significa la adivinación de una clase inferior como, por ejemplo, los augurios.

1.1.   LA SUPOSICIÓN BÁSICA DE LA ADIVINACIÓN:

La suposición básica en la que se apoyan todos los métodos de la adivinación es que existe cierta clase de seres sobrenaturales. Son accesibles a los hombres, poseen conocimientos del que  carece el hombre y bajo ciertas condiciones conocidas para el adivinador, están dispuestos a comunicar tal información al hombre.

La palabra, en su significado etimológico, como se advierte, lleva consigo la noción de que se obtiene información, en última instancia, de seres sobrenaturales.

Hasta Cicerón, quien negaba la comunicación con lo sobrenatural por parte del adivino, apoya con vehemencia la definición de adivinación como el poder dentro del hombre  para prever y explicar esos signos que los dioses lanzan a su sendero2). Entre los antiguos en general (babilonios, egipcios griegos, romanos, y pueblos parecidos), prevalecía a convicción de que no sólo los oráculos, sino todo tipo de presagios son concedidos por los dioses (demonios) que así expresaban la mente de estos seres sobrenaturales.

La astrología que, en realidad, no es sino la astromancia, es sólo una forma de la adivinación y su concepto fundamental es la atribulación de personalidad a los cuerpos celestes, a quienes se concibe como deidades directrices de los destinos humanos y que revela os eventos del mañana. Hasta la hepatoscopía, o sea la adivinación mediante el examen del hígado de animales (Ez.21:21), involucran el concepto común de los seres sobrenaturales que estaban atrás del augurio.

 

Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, miró el hígado”. (Ez. 21:21)

 

Ayuda Hermenéutica:

Adivinación: H7080 קָסַם = casám: raíz primaria; propiamente distribuir, i. e. determinar por suerte o rollo mágico; por impl. Adivinar: - adivinación, adivinar, adivino, agorero, dar oráculo, practicar [adivinación], usar [adivinación].

Hígado: H3516 כָּבֵד = kabéd: lo mismo que H3515; hígado (como la víscera más pesada): - corazón, hígado. (Strong).

La explicación más socorrida era que el hígado era sitio de la vida3), y que el hígado del animal inmolado (generalmente una oveja), denunciaría el carácter de la deidad a la cual iba ofrecido, lo que parecía probable. El alma del animal, presente en el hígado, era como un espejo que reflejaría el alma del dios.

Sea o no ese el significado, todos los métodos y formas de adivinación presuponían la existencia de personalidades sobrenaturales; y la prevalencia casi universal de la adivinación, en una forma u otra en el mundo antiguo, es un argumento poderoso para la existencia de los demonios.

1.2.   ADIVINACIÓN Y MAGIA:

En una panorámica general, la adivinación es una de las especies de la magia. Y si la magia es definida, en el más moderno y actual sentido, como el arte de lograr resultados por encima de las potencias humanas por medio sobrenaturales, la adivinación entonces es meramente una forma especializada de la magia en el intento de arrancar al futuro sus conocimientos, especialmente en el entendimiento del mañana.

La relación existente entre la adivinación y la magia es similar a la que se tiene entre la profecía y los milagros. La adivinación y la profecía implican, desde luego, un particular saber; la magia y el milagro, por su parte, un poder especial. En la profecía y el milagro, el saber y el poder son divinos. En la adivinación y la magia, e poder es demoniaco.

1.3.   ADIVINACIÓN Y PROFECIA:

Las semejanzas entre la adivinación inspiracional y la profecía del Antiguo Testamento nunca deben cegarnos a sus radicales y esenciales diferencias. Es cierto que ambas toman en cuenta el instinto humano de un conocimiento oculto, en particular en lo que tiene que ver con lo futuro, y se unen en la convicción de que poseen elementos espirituales4), quienes están dispuestos, en base a determinadas condiciones, a divulgar lo que conocen; y que tal información confidencial puede ser impartida a una clase especial de hombres llamados adivinos, clarividentes y profetas. Pero tal similitud termina allí. Todo lo demás contrata notablemente.

Los profetas del Antiguo Testamento creían en un Dios personal, único, infinitamente santo, justo y poderoso, cuyos voceros clamaban ser. Sea que escribiera o hablara, lo hacía siempre por inspiración directa del Espíritu de Dios. Así dice Jehová era la fórmula autoritativa que daba su sello de finalidad e infalibilidad de la verdad divina a su mensaje. Los adivinos griegos y romanos (mantis), por otra parte, no teniendo a un Dios ético sublime, pero sí muchos señores y dioses, se contorsionaban burdamente de diversas maneras, hasta que llegaban al clímax del éxtasis, mediante música, droga, inciensos sacrificiales y ayudas similares.

Cuando al final hablaban en su insana excitación, no decían la verdad por el poder divino, sino mentira y engaño por tal sagacidad demoniaca. Algunas veces creían necesario extraer partes vitales de aves o animales de presagios. El corazón de un cuervo, de un topo o de un gavilán, debía de impartir, según pensaban, el alma presagian té de la criatura5).

El mantisejercía su arte como negocio bastante lucrativo, cobrando elevados honorarios y aun rehusándose a dar servicio cuando éstos no eran ampliamente remunerados por la clientela. Los templos de los oráculos eran atendidos con fines egoístas y políticos personales6). En antítesis completa, los profetas del Antiguo Testamento hablaban conforme Dios les ordenaba. Ni la ambición personal ni el orgullo les movía.

Su convicción era tal, la verdad que los movía era tal, que no importaba cuánto iban a disgustar a los reyes, a los dignatarios del gobierno o al pueblo común y corriente, ni cuánto irían a sufrir, fueran miseria o prisión, o aun muerte. Eran, antes que nada, leal a la voz de Dios.

La intrépida denuncia de Isaías contra el pecado de Acaz, al aliarse con los asirios (Is.7 y siguientes), así como la severa censura de Jeremías a los líderes de la nación en su día (Jr. 2:36 y siguientes), son ejemplos hermosos de la intrepidez divina. Ambos de estos valientes hombres de Dios sufrieron con severidad por su osadía, su valentía; especialmente Jeremías, quien sobresale como uno de los más formidables de lo que significa ser un siervo de Dios.

Si Micaías, el hijo de Imla, hubiera mentido para agradar al inescrupuloso Acab, podía haberse vestido de púrpura y vivido en un palacio. Según aconteció, este monarca sin principios sólo pudo encolerizarse y decir: “Le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal (1 R. 22:1-25), y luego desahogar su rabia echando en prisión al profeta de Dios.

En el mismo sentido de lo encontrado que están la profecía y la adivinación, los padres de la Iglesia naciente estaban en una posesión correcta cuando juzgaban que la adivinación era inspirada por el demonio, y la obra arremedada de Satanás como desacreditando la verdad, cuando producía fenómenos entre los pueblos paganos, en forma similar a los producidos por la obra del Espíritu Santo.

La adivinación pagana es, entonces, no tanto una corrupción de la profecía, sino una imitación satánica de la misma. Es innecesario decir que el punto de vista de antropólogos como Frazer,7) Tylor8) y algunos estudiosos del Antiguo Testamento como Wellhuasen y W. Robertson Smith, de que la profecía n es sino una forma desarrollada de un nivel más elevado de la adivinación, está en total contradicción con el espíritu y testimonio de la Santa Escritura.

II.     LA DENUNCIA BIBLICA DE LA ADIVINACIÓN:

El yahvismo puro, en su principio básico, es y siempre ha sido, hostil a la adivinación de cualquier tipo, a pesar del hecho de que la variedad inspiracional tiene ciertas características, y aun afinidades, con el profetismo.

La esencia de todas las formas de este arte prohibido, es que al acudir a ciertos medios que no están dentro de la infinita sabiduría del santo Dios, los hombres pueden obtener conocimientos fuera de su alcance.

Pero, puesto que a religión de Israel sólo ha legitimado las fuentes de información dadas por Jehová; y los profetas constituyen el medio para que venga la información al hombre, mientras que recurrir a medios ilegítimos o apelar a seres espirituales que no sean Dios mismo, o buscar conocimientos ilícitos que no recibirán la aprobación divina, son tabú. Eso significa, en resumen, que toda adivinación en cualquiera forma o descripción, está excluida de la religión de Israel.

No nos causa sorpresa, entonces, que quien practique adivinación o quien es agorero”, está colocado en la misma categoría que los hechiceros.

Los médiums, los magos, y los nigromantes, una abominación para con Jehová e igualmente condenados (Dt. 18:10-14); mientras que se contrasta al profeta de Jehová con los adivinos de toda clase, como el único agente auténtico y debidamente autorizado de la revelación sobrenatural.

Mientras tanto, la antítesis proporciona la ocasión para la predicción sublime y de gran alcance de la venida del prefecto y supremo Profeta, el Revelador por excelencia, del corazón de Dios al hombre, Jesucristo, el Profeta de profetas (Dt. 18:15-19).

El pasaje deuteronómico también nos aporta la verdad al hablar Jehová por medio de su profeta como el criterio básico para evaluar la genuinidad de un vocero supuesto de la evaluación divina. Y si, como los adivinos paganos, hablase en nombre de dioses ajenoso presuntuosamente en el nombre de Jehová y que fuese dispuesto divinamente de manera que no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere debe ser tenido como un profeta falso, de la misma estampa que los adivinos paganos y el tal profeta morirá (Dt. 18:20-22).

Esta forma de regular la conducta del pueblo escogido de Dios, nos parecería innecesariamente rigurosa y severa; pero no es tal. Está divinamente dispuesta para su estricta obediencia y sin transigencia, a fin de que pueda actuar contra el tremendo peligro que le amagaba de contaminarse de las prácticas casi universales de la adivinación.

Su tónica inexorable sólo estaba en consonancia con el más puro Yahvismo. La violación deliberada y persistente de sus preceptos sanos y salutíferos es la única explicación adecuada y válida de la presencia de las variadas formas de adivinación en el Antiguo Testamento.

De ninguna manera se trata de que la Biblia, como se imagina Davies, quehabla con dos voces, generalmente prohibiendo, pero a veces apoyando variadas formas de adivinación9). La actitud escritural sobre la adivinación es siempre de condena y prohibición, jamás a su favor o instigación.

Como la revelación de la voluntad divina, la Biblia prescribe las cosas cual deben ser. Y aunque las cosas pueden estar muy lejos de lo que deben ser, u pueden, en la divina paciencia y longanimidad, ser permitidas temporalmente, sin embargo, siguen censuradas y desaprobadas, así sea o no dicho abiertamente.

2.1.   CASOS DE PRETENDIA APROBACIÓN BIBLICA A LA ADIVINACIÓN:

A menudo se cita el caso de Balaam (Núm. 22-24) como uno en donde parece que la Biblia tácita o expresamente aprueba la adivinación. No obstante, un cuidadoso análisis del carácter de Balaam nos muestra cuán prematuro y errónea es tal conclusión.

No se puede negar que era adivino pagano, cuyas bendiciones o maldiciones serían tomadas como poseedoras de una eficacia mágica, por lo menos entre los paganos (Núm.22:6). Explícitamente se le denomina “Balaam el adivino(haqqosem, “el adivinoJos.13:22); y los ancianos de Moab y de Madián, quienes fueron a buscarle por parte de Balac.

 

Ayuda Hermenéutica:

Balaam: H1109 בִּלְעָם = Bilam: probablemente de H1077 y H5971; no (de la) gentilicioe, i. e. extranjero; Bilam, profeta de Mesopotamia; también lugar en Palestina: - Balaam, Bileam.

Adivino: H7080 קָסַם = casám: raíz primaria; propiamente distribuir, i. e. determinar por suerte o rollo mágico; por impl. Adivinar: - adivinación, adivinar, adivino, agorero, dar oráculo, practicar [adivinación], usar [adivinación]. (Strong)

El rey de Moab, para maldecir a Israel, le llevaron el cohecho en honorarios seductores por tales servicios, denominados quesamin, las dádivas de adivinación (Núm.22:7). A la manera de los adivinos paganos, también usaba los agüeros (nehashim, de nahash, referente a las sibilinas y ofídicas fórmulas adivinarías, Núm. 24:1).

La pregunta es, ¿era Balaam, el exorcista, el adivino, también un profeta de Jehová? En ninguna parte se le llama profeta, aunque hiciera las obras del profeta; y es difícil que fuera posible concebir algo con mayor magnificencia en toda la literatura profética que las parábolas que profirió, que corresponden al detalle con el sello superlativo de la inspiración divina10).

Es cierto, también, que tenía cierta comunión con Dios (Núm. 22:9 20, 22-35 23:4, 16). Sencillamente es un mago pagano puesto bajo la voluntad divina, quien, probablemente como Jetro (Éx. 18) y Rahab (Jos. 2), fueron llevados al conocimiento de Jehová debido a la influencia abrumadora de la proeza de Dios manifestada en Egipto, y en el desierto, la cual dejara una impresión indeleble sobre las naciones vecinas (Éx. 15:14; Jos. 2:9 10; 5:1).

Decidió servir a Jehová, quizás con el motivo ulterior de que al servir a un Dios tan poderoso, recibiría mejores ganancias. Decide, por tanto, hacer sus encantamientos en el nombre de Jehová. Verdaderamente el caso de Balaam es singular. Conoce al Señor, al Jehová de os hebreos; pero su conocimiento es opacado y distorsionado por la corrupción pagana y viciado por la codicia.

Esa extraña combinación de magia pagana y avaricia personal con el servicio de Jehová no podía ser permanente o estática. Era compatible sólo en un estado de transición, hasta en tanto se cumpliera la divina voluntad. Pronto debía dejar el paganismo y su pasión desordenada por el lucro, o apartarse de Dios. El período de su decisión se acercaba rápidamente cuando le llegó el mensaje del rey de Moab.

Dio su primer paso hacia atrás Balaam en su abandono del paganismo, con base en una secreta esperanza de riqueza, al rehusar el consentimiento de la voluntad permisiva de Dios (Núm. 22:12, 20). Su segundo paso de retroceso ocurre cuando, con sacrificios liberales y el uso de elaboradas fórmulas de encantamientos (24:1), trata  vana pero persistentemente de lisonjear a Jehová para que le permitiera maldecir a Israel (23:4), a fin de que pudiera obtener la rica recompensa de la paga de su maldad.

Y no fue sino hasta que vio que Jehová era inflexible en su voluntad de bendecir a Israel, que él abandonó sus huecos encantamientos y su mercenaria ambición, y se entregó a las influencias ennoblecedoras del Espíritu de Dios que vino sobre él (24:2). Así que, durante ese tiempo, vino a ser un legítimo, genuino profeta de Jehová. Aquí se le presenta la última oportunidad para que su lado más noble, dentro de la rica gracia de Dios, se impusiera en forma permanente sobre las tinieblas del paganismo. Pero rechazó tal oportunidad, escogiendo lo malo

Enseñó a Balac cómo corromper al pueblo al que no podía maldecir (Núm. 25:1-3; 31:8 16). Su malvado ejemplo de codicia y su conformismo fácil con la mundanalidad como un típico maestro asalariado de religión, nos sirve para reiterar la advertencia que se presenta repetidamente en las Escrituras (Miq. 6:5; 2 P. 2:15; Jud. 11; Ap. 2:14). A la luz de estos hechos esenciales concernientes a Balaam, ¿qué podemos decir para afirmar que su caso es un permiso bíblico a la adivinación? Tan lejos está eso”, se nos indica, que su vocación es censurada, que hasta está puesta al servicio de HA-SHEM Adonai‘El Nombre11).

Se puede contestare a esta acusación, que el caso de Balaam ostensiblemente es algo único y especial. Para comenzar, se trata de un pagano, de un gentil, de un enemigo de Israel. Así que en la soberanía y sabiduría de Dios, es levantado como profeta (fenómeno jamás visto entre los no israelitas), y a pesar suyo, es inspirado y constreñido para profetizas bendiciones para Israel.

El hecho de que, siendo también u adivino pagano, haya sido elevado a la dignidad de un profeta inspirado, es sólo una de las muchas características excepcionales y del todo singular, como de todo este episodio tan extraordinario. Tomar este hecho como el permiso bíblico para la adivinación, es totalmente injustificado, en vista del conocimiento previo de Balaam y sus diálogos con Jehová como un adivino gentílico proveniente del mundo pagano, y puesto que todo el episodio lo representa bajo la preparación y la disciplina divina para una labor que manifiestamente era especial, como instrumento, el que Dios testificaría a favor de su pueblo, en lugar de hablarle a su pueblo como la hacía usualmente12).

El uso soberano y especial que Jehová dio a Balaam, como su vocero, a pesar del hecho de que su conocimiento de la verdad estaba nublado y corrompido por los conceptos paganos, resalta en forma de que se le habilita para proferir sus parábolas proféticas. Mientras que él buscaba encantamientos (Núm. 23:15; 24:1), dentro de su ignorancia y superstición pagana en un vano intento de sonsacar a Jehová para que le permitiese maldecir a Israel para promover su ansia secreta de ganancias materiales, nada se dice de que haya sido inspirado por el Espíritu Santo.

Aparentemente es un simple acto de la mecánica superior de Dios, al parecer independiente de su estado moral, y en ningún sentido debe tomarse como la aprobación divina de su vocación de adivino, ni de su avaricia personal. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam(Núm. 23:5, 6). No fue sino hasta que Balaam se dio cuenta de lo fútil de sus ensalmos para afectar el designio de Jehová, a quien descubrió ser todo justo y santo, y no fue sino hasta que se volvió de sus ritos paganos, así como de su sórdido propósito de cambiar la voluntad divina para obtener ventajas personales (24:1), que el Espíritu de Dios vino sobre él (24:2).

Así alcanzó el estado de profeta bona-fide de Jehová pero sólo tras renunciar a su paganismo.

Ciertamente, en ellos no hay ninguna aprobación a la adivinación pagana, tácita o expresada. Más bien, la implicación es una inequívoca condenación.

El testimonio personal de Balaam sobre Israel, cuando realmente Jehová… puso palabra en su boca (23:16), es lo más pertinente y concluyente: Contra Jacob no hay agüero” (nahash, “método adivinatorio de cualquier clase de Jacob”), “ni adivinación contra Israel” (quesem, “adivinación de cualquier tipo en Israel”, Núm. 23:23). Su siguiente caída, tras de que su tarea especial fue concluida, está fuera de esta discusión y de ninguna manera afecta al incidente como una revelación de la actitud bíblica hacia la adivinación.

Otro caso muy manido, el que aduce la sanción bíblica sobre ciertas clases de adivinación, es el de los sueños”. No hay duda que las Escrituras les asigna, por lo menos a los de cierto tipo, un lugar destacado como un medio legítimo para la revelación de eventos futuro.

De hecho, en los tratos Dispensacionales de Dios con el hombre, sin relación con profetas constituidos en forma regular, o que la revelación escrita estaba limitada o no la había, como en los días de los patriarcas (Gn. 31:10-14; 37:5-9) o durante la formación del canon bíblico, como en el caso de los santos del Antiguo Testamento, no hay razón para que el método de la revelación divina no fuese hecha mediante los sueños involuntariamente, los que vienen sin querer, para guiar los asuntos del hombre.

Tampoco existe razón alguna, en lo que toca a la estimación moral, por la cual Dios no pudiera echar mano de los sueños involuntarios en alguna dispensación, particularmente como una manera especial para guiar los destinos humanos (Mt. 1:20; 2:13; Hech. 2:17). Es cierto que actualmente, cuando estamos bajo la unción del Espíritu Santo que mora en nosotros y con una guía completamente en la Escritura, andamos por fe, y no requerimos de tales formas ara ser dirigidos (2 Cor.5:7).

Aun ahora, si Dios quisiera guiar de esta manera, no habrá nada incompatible ni inconsistente con su santidad, ni habría adivinación, puesto que no involucraría búsqueda de conocimiento secreto o ilegítimo, usando métodos ajenos al carácter divino, ya que por su misma naturaleza es dada por Dios, e involuntariamente por parte del instrumento humano.

Por otra parte, es muy diferente el caso de los sueños voluntarios, los que se buscan, y que por ellos tienen carácter de la adivinación. Eso está ampliamente condenado en la Palabra de Dios. A esa clase pertenecen aquellos sueños inducidos por lo que se llama incubación”, o en los que el  interesado duerme en ciertos tiempos, donde se cree que el dios-patrón revela sus secretos al que duerme. Herodoto menciona tal práctica entre una tribu egipcia llamada de los nasamonianos, quienes solían practicar la adivinación durmiendo en las tumbas de sus ancestros.

Creían firmemente que el sueño que venía sobre ellos era la revelación de sus  progenitores deificados13). Hay cuando menos una referencia a tal práctica impía en la Biblia, que la cataloga entre otras, de las más aborrecibles abominaciones paganas, siendo fuertemente denunciada como una corrupción pagana, y a la cual había cedido el pueblo escogido.

 Se les describe como aquellos que se quedan en os sepulcros, y en lugares escondidos (criptas) pasan la noche(Is. 65:4). Salomón soñó (1 R. 3:1-15) cuando fue a un lugar alto en Gabaón; pero fue manifiestamente por la voluntad divina, en la que Salomón toma parte involuntaria y no un caso de incubación de sueño.

Al lado de estos ejemplos anteriores de divina inspiración, se alega que la Biblia ha favorecido algunos tipos de augurio artificial o variado. Entre estos últimos, el sortilegio y la echadura de las suertes, son las más conspicuas.

Sin embargo, con referencia a la práctica bíblica es muy discutible que en alguna forma se le pueda clasificar como adivinatoria, por lo menos dentro de una definición común del término. En aquellos casos en que es empleada legítimamente, y por el pueblo de Dios, no es, en ningún sentido, un arte”, sino simplemente un proceso, como cuando escogemos por la largura de las varitas o lanzando al aire una moneda.

No se busca allí algún conocimiento oscuro o prohibido del futuro, sino algún asunto muy práctico como, por ejemplo, cuál de las dos cabras sería sacrificada en el altar de Dios, y cuál dejado libre en el desierto (Lv. 16:8-10), o cuando dos hombres con cualidades y habilidades muy similares son sorteados para que tomen el sitio de Judas (Hech. 1:26).

Tampoco se utiliza ningún método que no tuviera la sanción o chocara con la santidad de Dios. La suerte se echaba simplemente con una guija, un tiesto o una astilla. Si se iban a seleccionar personas, se escribían sus nombres en sus suertes respectivas, que luego eran puestas en una urna, sacudida, todas adentro, y se escogía a la persona cuya suerte caía primero al suelo14). De allí la expresión La suerte cayó sobre (Comp. Hech. 1:26).

Jehová mismo dio las instrucciones para la repartición de la tierra de Canaán por suerte (Núm. 26:55). Especifica el escogimiento de dos cabras en el Día de la Expiación, una para ÉL y otra para Azazel mediante suerte (Lv. 16:8). Azazel: H5799 עֲזָאזֵל = azazél: de H5795 y H235; chivo de partida; chivo expiatorio: - Azazel. La dirección divina para la captura de Acán fue hecha mediante suertes (Jos. 7:14-18). Siempre, y usada de manera apropiada por el pueblo escogido, se le asociaba muy íntimamente con la dirección de Jehová.

La actitud invariable entre los píos es: La suerte se hecho en el regazo; más de Jehová es la decisión de ella(Prov.16:33). Es muy posible que el mismo principio de las suertes en el ‘Urim y Tumimdel sumo sacerdote. Las dos palabras, aunque etimológicamente oscuras, presentan dos objeciones tal vez, como piedras:

·         Y uno denota un o su equivalente, y

·         El otro no”.

Así se creías que tenían la respuesta según el sacerdote las tomaba de su efod. No obstante el permiso de lo Alto para emplear las suertes cuya práctica era en sí inofensiva; con todo existe la duda de si su empleo muy extendido en tiempos del Antiguo Testamento, era una adaptación divina a la inmadurez espiritual de su pueblo, como niños… bajo los rudimentos del mundo(Gál. 4:1-3).

Ciertamente, ahora tenemos para guiarnos el Espíritu de su Hijo en nuestro corazón (Gál. 4:6, 7), y no necesitamos de esos elementos”. Es altamente significativo que la última vez que la Escritura señala el uso de las suertes fue justamente antes de que viniera el Espíritu Santo (Hech. 1:26) el cual “os guiará a toda verdad” (Jn. 16:13).

En ocasiones se alega que la Biblia no desaprueba una de las clases más singulares de adivinación por el agua, llamada hidromancia. Dicen que José, en Egipto (Gn. 44:5) practicaba esta forma de augurismo sin que el narrador areciera censurarlo.

Pero José deliberadamente se hace parecer ante sus hermanos como que usaba la copa escondida en el costal de Benjamín con propósitos adivinatorios, meramente para darle cierto valor a la copa. Las circunstancias de la historia aclaran que no era así. Sin embargo, se practicaban muchas de las formas de la hidromancia en las naciones antiguas como entre los árabes modernos y otros.

Generalmente se lanzaba una piedra preciosa o un trozo de oro o plata, en un receptáculo conteniendo agua. El resultado del movimiento del agua, y las imágenes formadas, eran interpretados de acuerdo con ciertos signos fijos15).

El vellón de lana usado por Gedeón es frecuentemente tomado como otra forma de augurio implícitamente aprobado por la Biblia (Juc. 6:36-40). Pero la señal es claramente una condescendencia divina a la fe flaqueante de Gedeón y su persistente pedido por un signo (Jue. 6:17, 36, 39), y de ninguna manera implica aprobación del método para averiguar la voluntad divina.

El ángel de Jehová (divinidad) se le aparece para darle una reiterada y portentosa seguridad de su victoria sobre los amalecitas (Juc. 6:12, 14, 16), lo que  hubiese sido suficiente para los normales requerimientos de la fe, sin necesidad de pedir posteriormente corroboraciones.

Así, aun en los casos ya citados, que dejan ciertas dudas a algunas personas, se demuestran cuán consistente y firmemente la religión de los israelitas se pronunciaba contra el augurio. El hecho es más asombroso cuando recordamos cuán abundante era este tipo de augurios entre los pueblos cercanos. Es todavía más inexplicable para aquellos que quisieran negar la evidencia de la dirección divina especial en cualquiera de las fases de la historia de los israelitas.

La condena divina para aquellos quienes practiquen la adivinación (me’onen Dt. 18:10) es inequívoca. Pero es incierta la etimología precisa del vocablo hebreo. Algunos lo derivan de a raíz ‘anan (cubrir), “uno que practica artes escondidos u ocultas”.

Tal explicación, pensamos, no está fundada en el uso. Otros la relacionan con la palabra anan (“nube”) o sea el que observa las nubes y de cuya vista obtienen sus oráculos”. Todavía otros lo sacan de l forma denominativa de ‘ayin (“ojo”), es decir, quien golpea con el ojo maligno”.

Pero nada en el contexto ampara tales puntos de vista. La explicación más  socorrida es que proviene de una raíz semítica que significa emitir un sonido nasal áspero (arábigo, ranna), como el sonido que sale cuando se formulan los recitantes ensalmos mágicos (Lv. 19:26; 2 R. 21:6).

La encina de Meonenim (‘elon me’onenim, terebinto de los agoreros) es interesante como árbol antiguo, cercano a Siquem, famoso por la adivinación, que era consultado por los cananitas muy probablemente a manera de augurio (Juc. 9:37).

 

2.2. CASOS DE INEQUIVOCA CONDENACIÓN BIBLICA HACIA LA ADIVINACIÓN:

Toda adivinación tiene gusto a idolatría, y como tal, es anatemizado por Dios. Algunos son tan crudas y groseras que provocan una denuncia divina especial. De tales es la hepatoscopía, o la mirada del hígado (Ez. 21:21). Tal método prevalecía en el mundo antiguo entre los babilonios y otros semitas, y entre griegos y romanos.

Sigue aún en boga, como una de las formas más antiguas y venerables de pronóstico en Birmania, Borneo y Uganda. No existe evidencia de que fuese practicada alguna vez por los israelitas. En el pasaje de la profecía de Ezequiel, se dice que el rey de Babilonia miró el hígado”. El versículo es una descripción clásica de tres tipos de adivinación tan comunes en las naciones semíticas (flechas, entrañas y terafines).

Como una variedad específica del término general para adivinación”, qesemda la idea primaria probable de cortar o de dividir”, como el qasama arábigo, que significa separar de”, su significado que debe dárselo a la hepatoscopía, claramente parece ser el de división”. Cada una de las diversas partes del hígado, los lóbulos, los ductos y demás, tienen una importancia especial separada.

Véase Parte II.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario