Parte II
LA DEMONOLOGÍA BÍBLICA Y LA ADIVINACIÓN:
(Números 23:23).
“Jehová… puso palabra en su boca” (23:16), es lo más pertinente y concluyente: “Contra Jacob no hay agüero” (nahash, “método adivinatorio de cualquier clase de Jacob”), “ni adivinación contra Israel” (quesem, “adivinación de cualquier tipo en Israel”
(Números 23:23).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La teoría aparentemente, es que el dios al cual el animal ha
sido revelaría su voluntad por la manera como está conformado el órgano, que se
consideraba ser el asiento de la vida de la víctima:
(1)
Belomancia: Ezequiel muestra
que la belomancia
adivinación por flecha era practicada en Babilonia,
junto con la hepatoscopía y la consulta
de los terafines “Porque el rey de Babilonia se ha detenido en una encrucijada,
al principio de los dos caminos, para usar de adivinación (qesem);
ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, miró el
hígado” (Ez. 21:21). Las flechas o eran marcadas de tal modo que
indicaran ciertas acciones a tomar, tomándose o sacándose una de ellas, o se
les arrojaba en promiscuidad por el aire; y el augurio se deducía de las forma
en que caían en tierra.
(2)
Rabdomancia: Era la
adivinación mediante el uso de una vara adivinadora, tal como lo refiere Oseas
y que fuera practicada por los israelitas en su defección y su apostasía. El
profeta la condena. “Mi pueblo a su ídolo de madera (‘tz, “árbol” o
“trozo de
madera”) pregunta, y el leño (maqlo
“vara
adivinadora”) le responde (“sus oráculos”, Os. 4:12).
(3)
Terafines: La consulta a los
terafines (1 Sam. 15:23; Ez. 21:21; Zc. 10:2) es una forma de adivinación que
puede llevarse a cabo por la consulta a los muertos. Parece probable que los
terafines eran imágenes de ancestros supersticiosamente elevados al nivel de
dioses del hogar. El método para su consulta es desconocido. Pero es posible
que nos den una clave los médiums actuales, que frecuentemente
usan el estrato de un pariente
muerto, con el propósito supuesto de entrar en comunicación con el espíritu de
los ausentes.
(4)
Un
modo extremoso de conseguir el oráculo era el de la costumbre cruel e inhumana
de ofrecer niños al fuego, tan en uso por los paganos. Esto queda corroborado
en el contexto de Deuteronomio 18:10 con las palabras “quien haga pasar a su hijo o a su hija por el
fuego” indica con toda certeza os sacrificios humanos, en el sentido
de que quemaban “a su hijo o a su hija por fuego”. Haciendo u comentario sobre
este pasaje, Keil y Delitzsch enfatizan:
“Moisés junta todas las palabras que el lenguaje contiene en sus diversos modos de explorar el futuro y advierte cuál es la voluntad de Dios, con el propósito de prohibir toda clase de adivinación, y pone la prohibida adoración a Moloc en primer término, para mostrar de esa manera la unión entre la adivinación y la idolatría, posiblemente porque el sacrificio de los hijos por el fuego en la adoración a Moloc, estaba más íntimamente ligado con la adivinación y la magia que cualquier otro descripción de idolatría”16).
(5) Astrología: O astromancia, es otra de
las formas de la adivinación condenadas por las Escrituras. Aunque no está
explícita su mención en la lista deuteronómica (Dt. 18:9-14), es cierto que
está ligada íntimamente al culto a Moloc*. Dos pasajes (Am. 5:25, 26 y
Hech. 7:41-43) cuya interpretación es sumamente difícil, parecen enlazar el
culto de Moloc con la adoración del
planeta Saturno.
Ayuda
Hermenéutica:
*Moloc: H4432
מֹלֶךְ = mólek:
de H4427; Molek
(i. e. rey), deidad principal de los amonitas:- Moloc. Compárese con H4445.
Mire este dibujo actualmente usado por los astrólogos y otros para determinar
la suerte del nacimiento humano**):
** Zodíaco:
Desde la antigüedad se ha pensado que los acontecimientos celestes, en especial
los movimientos planetarios, tenían que ver con el destino de las personas. Los
antiguos astrónomos percibieron que el Sol, la Luna y cinco planetas brillantes
giraban alrededor de la esfera de estrellas dentro de un estrecho cinturón
llamado zodíaco. Cada astro representa tendencias básicas de los seres humanos
y cada signo un conjunto de características. El zodíaco se divide en 12
secciones de 30°. El astrónomo griego Claudio Tolomeo dio nombre a las
secciones, designando los doce signos del zodíaco: Aries, Tauro,
Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario
y Piscis. (Microsoft ® Encarta ® 2008).
Aunque algunos estudiosos lo niegan, hay una amplia base para afirmar tanto en el hebreo como en la
Septuaginta por el pasaje de Amós, que el profeta aludía a la adoración a
Saturno y a la adivinación en general, y como relacionada con la adoración de
Moloc y a la apostasía israelita del becerro de oro. “¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el
desierto en cuarenta años, o casa de Israel? Antes
bien, llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún, ídolo
vuestro (siecuth
malkecem, LXX, skenen tou Moloch) la estrella de vuestros dioses que os hicisteis”
(Am. 5:25, 26).
Esteban, al citar este mismo pasaje, lo une a la idolatría del becerro de
oro (Hch.7:41), y la adoración del “ejército del cielo” (ver. V. 42) y siguiendo a la
Septuaginta con el culto de Moloc, “y la estrella de vuestro dios Renfán” (ver.
V.43). Estrella:
G798 ἄστρον = ástron: neutro de G792; propiamente constelación; puesta por una sola
estrella (natural o artificialmente): - estrella.
Renfán: G4481 ‘Ρεμφάν = Jremfán: o ̔Ραιφάν Jraifán; por
transliteración incorrecta de una palabra del hebreo de [H3594];
Remfán (i. e. Chiún), un ídolo eg.: -
Renfán.
(Strong).
Las
consonantes del texto en hebreo permiten la vocalización de “Molech” (molek),
como, por ejemplo, con las vocales de la palabra hebrea “vergüenza”
(bosheth). Es congruente con la
costumbre hebrea común de denominar a los dioses paganos con las vocales de
alguna palabra, en este caso “vergüenza” (bosheth), para mostrar su máxima desprecio
por las deidades extranjeras. Indudablemente, entonces, “Molech” (molek) es el verdadero punto
de vista que el Espíritu Santo otorga al pasaje considerado por Esteban, más
bien que “rey”
= (melek),
como lo vocalizaban los masoréticos.
La palabra
“Quiún” en el mismo pasaje ofrece un
paralelismo similar. Como nombre de una deidad pagana, las vocales representan
la asimilación de alguna palabra como ‘shiqqutz’,
o sea dicho “cosa
detestable o abominable”. En la versión siriaca se preserva la
correcta vocalización; a aparentemente la Septuaginta hace igual, aun cuando
las consonantes han sido corrompidas, especialmente en los manuscritos griegos
de Hechos 7:43, donde ‘Quiún’
extrañamente aparece como “Renfán”.
No hay,
pues, duda alguna de que la vocalización que le da Rudolph Kittel17)
le proporciona una correcta transliteración, a saber “Kaivan”
que es la palabra para designar al planeta Saturno entre los antiguos árabes y
sirios, mientras “Kaimanu”, el “constante”,
el “regular”,
era título dado por los asirios. La visible discrepancia entre “Chiun” y “Renfán” se debe, ya sea a que este último es
el nombre local egipcio y copto con el que determinan a Saturno y por tanto la
Septuaginta lo emplea como su equivalente, o porque es por un error en el texto
específico del que los Setenta estaban traduciendo, y confundieron la “k” inicial
con la “r”.
La lectura de “Siccuth, tu rey”, o el “tabernáculo de tu rey” o el “templo de tu imagen” (puesto que “Moloc” significa “rey”, Am. 5:26) como aparece en
distintas versiones, carece de la autoridad de la Septuaginta, corroborada por
la cita del Nuevo Testamento y su aplicación del texto y su línea general de
pensamiento, lo que da pie para la interpretación que le dan algunos de las más
antiguas versiones y que han seguido las últimas.
No sólo
Amós y Esteban identifican el culto a Moloc con e del planeta Saturno,
sino lo que es más difícil, parece presentar la adoración del becerro de oro
(Hech. 7:41) como identifica con el mismo culto. El problema desaparece, con
todo, cuando se acepta la declaración de Esteban, de que Dios abandonó a Israel
(Comp. Salm. 81:12) para que “rindiese culto al ejército del cielo” (Hech. 7:42).
La adoración del becerro de oro manifiestamente es una adoración de estrellas.
Su representación es la del toro solar, la constelación de Tauro,
que marca la posición del Sol en el equinoccio primaveral.
Moloc el
rey, el ídolo de los amonitas y de los fenicios, está inseparablemente identificado
tanto con el toro solar como el planeta Saturno. Los rabinos describen su
estatua de latón con el cuerpo humano y la cabeza bovina. Diódoro Sículo da una
vívida descripción de la adoración que los cartagineses daban a Moloc o Saturno:
“Los
cartagineses tenían una estatua de latón de Saturno con las palmas de su manos
extendidas y doblándose de tal manera hacia la Tierra que, si se llegaba a
resbalar el muchacho destinado al sacrificio, caía se cabeza en el horno
profundo de llamas encendidas… Una antigua fábula común entre los griegos decía
que Saturno había devorado a sus propios hijos, lo que quedar confirmado por
esta ley entre los cartagineses”18).
Los israelitas, que profesaban llevar el tabernáculo de Jehová, donde
moraba la gloria “Shekinah” al rendirle también a Moloc en
espíritu, cargaban el tabernáculo del más cruel y abominable de todas las
deidades paganas, y se gozaban a la luz de los planetas asignados a esa deidad.
El dios Moloc
entonces, era el Sol como rey en forma especial cuando entraba en los terrenos
de su dominio, el zodiaco desde “Tauro” hasta la “Serpiente” y el “Escorpión”,
en el período en que el Sol estaba en su máximo de calor. A pesar del hecho de
que esa relación, la del Sol con Sturno, puede parecer forzada, no falta la
evidencia de los más antiguos monumentos, que los babilonios sí creían en tal
relación, tal como Thompson se permite citar en la inscripción que sigue:
“Cuando el Sol se para en el
sitio de la Luna, el rey de la Tierra estará firme en su trono. Cuando el Sol
está por erriba o por debajo de la Luna, el fundamento del trono está seguro”19).
Obviamente, el Sol de que aquí se
habla, en esta inscripción, no es el verdadero Sol, pues su definición es la de
la “estrella de
sol” o sea el planeta Saturno, como aparece en el reverso del
monumento, en la siguiente leyenda:
“La padas noche, Saturno pasó cercano a la Luna, Saturno es la estrella del Sol. He aquí la interpretación: Es afortunada para el rey. El Sol es la estrella del rey”20).
La liga entre el Sol y el planeta Saturno posiblemente
provenga porque, en un sentido peculiar, ambos eran símbolos del tiempo. El Sol
vuelve al principio del zodiaco para marcar la consumación o el fin del año.
Saturno, el que más lentamente se mueve de los planetas en el cielo, se
presenta una vez a través de los signos zodiacales en unos 30 años, la medida
de una entera generación humana. En este sentido específico es un símbolo del
tiempo, y así como del tiempo, del destino.
Las más antiguas de las tablas de astrología, como era de esperar, se relacionan principalmente con los agüeros dependientes de dos grandes luces, Sol y la Luna. No se sabe cuándo fueron reconocidos primeramente los planetas como distintos de las estrellas fijas. Eso no pudo ocurrir mucho después de que las constelaciones fueron reconocidas. Un planeta Chiun o Saturno, es mencionado en la Biblia, como se ha advertido.
Una segura inferencia es que se
conocían otros, ya que este cuerpo celestial es el menos espectacular en su
brillo y su movimiento, y debe haber sido descubierto después del
descubrimiento de otros. Sea como haya sido, la adoración planetaria, con su
concomitante, la adivinación planetaria, prevalecía en Mesopotamia en el mundo
antiguo más remoto.
La interrelación cercana entre la
adoración del becerro, de las huestes celestes y de Moloc, con la adivinación y
los encantamientos, aparece en la terrible acusación divina contra Israel
apóstata.
Lo peor de todas las abominaciones
de las diez tribus caídas en la idolatría, que atrajo sobre ellas la cautividad
asiria, es representada por la hechura de las bestiales “imágenes fundidas de dos becerros, y también
imágenes de Asera”, por su adoración “a todo el ejército de los cielos”, su
servicio a Baal, el hacer “pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego”, y en
conexión estrecha con tales enormidades,
“se dieron a adivinaciones y agüeros” (2 R. 17:16,
17).
La defección del desleal Judá es muy similar a la caída del infiel Israel y precisamente le acompañaron los mismos elementos demonológico. En su reforma arrasadora, Josías “quitó a los sacerdotes idólatras” “que quemaban incienso a Baal*, al sol y a la luna, y a los signos del zodiaco, y a todo el ejército del cielo” (planetas, mezzaoth 2 R. 23:5).
Ayuda Hermenéutica:
*Baal: H1168 בַּעַל = Baal: lo mismo que H1167; Baal, deidad fenicia: - Baal, ídolo. (Strong).
“Asimismo profanó a Tofet**… para que ninguno pasase a su hijo o sus hija por fugo a Moloc” (ver v. 10).
Ayuda Hermenéutica:
Tofet: H8612 תֹּפֶת = **Tófet: lo mismo que H8611; Tofet, un lugar cerca de Jerusalén: - Tofet. Tamboril: H8611 תֹּפֶת = tófet de la base de H8608; golpe, i. e. (figurativamente) desprecio: - tamboril. “Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines” (ver v. 24).
Parece evidente que el tipo de
idolatría al que eran más dados los hebreos de ambos reinados, era hacia los
cuerpos celestes. Inseparablemente unidos a estos cultos paganos, iba la
inclinación apasionada de utilizar los augurios celestes como indicadores de
los sucesos del futuro, produciendo todo tipo de adivinación y brujerías.
La palabra traducida “signos del zodiaco”
en 2 R.23:5 es ‘mazzaloth’,
cuyo significado es “doce signos” según aparece en una nota marginal de
una versión revisada de la Escritura. Sobre tal palabra, Thompson expresa:
“Los lugares donde los dioses aparecen en el zodiaco es llamado ‘manzalti’, que literalmente significa ‘estaciones’, lo que significa que posiblemente estemos en lo cierto si suponemos que es el equivalente de ‘mazzaloth’ mencionado en 2 R. 23:5”21).
En el hebreo posterior ‘mazzal’
aunque literalmente una de las doce constelaciones zodiacales, es aplicada sin
discriminación a cualquiera y cada una de las estrellas; por ejemplo: en
“Bereshith Rabba”: Una ‘mazzal’
completa su tránsito en treinta días, otras lo completan en treinta años22). La referencia es
ostensiblemente hecha a la Luna, cuya lunación es de 30 días, y a Saturno,
cuyas revoluciones se competan en unos treinta años. Estos son los dos planetas
con el menor y mayor tiempo, respectivamente.
Por una natural metonimia ‘mazzaloth’,
el circuito completo del zodiaco, también llegó a significar los cuerpos que
giran en este circuito. Un
pasaje de Isaías es notable por la claridad de su clasificación e ironía sutil
de los adivinos de Babilonia, que usaban agüeros estelares. (Is. 47:13).
“Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora
y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que
vendrá sobre ti”.
Ayuda Hermenéutica:
Contempladores: H1895 הָבַר = jabár: raíz primaria de
derivación incierta (tal vez extranjero); ser horoscopista: - contempladores
de los cielos. (Strong).
Astrólogos: H1895
הֹבְרֵו En Is.47:13.
El Qere tiene הֹבְרֵי, pero en
los Rollos del M. M. aparece escrita חוֹבְרֵי, de la
raíz חבר, "unir". La expresión jovréi
shamáyim significaría "los que
unen los cielos" (con líneas imaginarias para formar los signos
zodiacales). La RVA traduce "astrólogos". (Moisés Chávez).
Observan: H2374 חֹזֶה = kjozé: participio activo de H2372;
contemplador en visión; también pacto (como mirado a con aprobación): - convenio, los que
observan [las estrellas], profeta, ver, vidente.
(Strong).
Pronostican: H2320 חֹדֶשׁ = kjódesh: de H2318; luna nueva; por implicación mes: - que cuentan los meses, luna nueva, mes. (Strong).
Los astrólogos
son los “divisores
de los cielos” (hovre shamayim),
que recortan el cielo para sus augurios, o que da él recogen el horóscopo. La
importancia de cualquier conjunción estelar es un hecho que depende de la forma
particular del pedazo de firmamento donde ocurre. Las primeras de tales
divisiones en cuatro partes tiene su ubicación en alguno de los puntos
cardinales, norte, sur, este u oeste; y se han encontrado cantidades
considerables de tabletas astrológicas, ilustrado este hecho. De ese modo una
tabla23) hace la relación de los eclipses
del Sol en la primera quincena del mes Tammuz, dependiendo a significación de cada
eclipse del cuarto específico en que ocurrió:
§ En el primer día se le asocia al eclipse con el sur;
§ El
segundo, con el norte,
§ El tercero con el este, y
§ El cuarto con el oeste24).
Un muy magro conocimiento astronómico es advertible en
estas tabletas, y la evidencia es de que sus augurios, ya sea que se funden en
el Sol, la Luna, o las constelaciones zodiacales.
No se derivaban, como se ha supuesto con frecuencia,
de algún evento especular que acaecía al tiempo en que se observaba el eclipse
o cerca de esa fecha, sino que todo estaba formulado de acuerdo con los
dictados de un plan enteramente arbitrario. Por tanto, no deben haber podido
confiar en absoluto en ella. Se puede comprender mejor el sarcasmo de Isaías a
la luz de tales hechos. (Is. 47:12-14):
“Estate ahora en tus encantamientos* y en la multitud de tus hechizos**, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás
mejorarte, quizá te fortalecerás.
Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te
defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los
que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten”.
Ayuda Hermenéutica:
*Encantamiento: H2267
חֶבֶר = kjéber: de H2266;
sociedad; también conjuro: - compañía,
encantador, encantamiento, espacioso, mago.
**Hechizos: H3785
כֶּשֶׁף = késhef: de H3784; magia: - hechicería, hechizo. (Strong).
Los “contempladores de
estrellas” (hahozim bakokavim), son literalmente “esos que miran
hacia arriba, o que contemplan los cuerpos celestes”, con el fin de
obtener la revelación y los oráculos. El verbo “contemplar” (hazah)
tiene una connotación sagrada, y es la palabra común para mirar a Dios (Éx. 24:11;
Job 19:26), y para denotar lo que se presenta divinamente a la mente de los
verdaderos profetas por inspiración (Is. 1:1; Hab. 1:1; Am. 1:1).
En su empleo para describir
a los contempladores planetarios va envuelta una censura a todos los “buscadores en las
estrellas”. Se puede citar uno de los reportes de Thompson como una
ilustración de la clase típica de pronósticos astral:
“Saturno aparece en Leo… Cuando Leo aparece oculto, durante tres años leones y chacales… matan al hombre”25).
Como el planeta Saturno requiere tres años para pasar
por la constelación Leo, se predice que las
depredaciones de los leones durarán este tiempo.
“Los que cuentan los
meses”
eran adivinos familiarizados con los augurios de la nueva luna, y quienes con cada
aparición en creciente, profesaban saber aquello que estaba por acontecer. El
nombre que se les daba era muy expresivo de su arte. Eran los que “dan a conocer
(augurios)
en el tiempo de la luna nueva” (modhi’im
lehadhashim).
Se tomaban señales de las diversas posturas, y hasta
de la dirección en que apuntaban los cuernos de la luna, cuando se les veía por
primera vez. El cuerno derecho está destinado al rey y el izquierdo a sus
enemigos: “Cuando, al salir la luna, su cuerno derecho
está alto (literalmente “largo”) y su cuerno
izquierdo está abajo (literalmente “corto”), la mano del rey podrá conquistar la tierra de otros”26).
“Los que cuentan os meses”, o ignoraban el hecho de que el cuerno derecho está siempre más elevado, y que el grado de su elevación depende de la estación del año o, por alguna razón, mantenía oculto este hecho para sí solamente. Hay un buen número de pasajes en el libro de Daniel (1:20; 2:2, 10, 27; 4:7; 5:7; 11, 15) que enlistan una variedad de adivinos. En el mundo babilónico había diversos tipos de pronosticadores que estaban al servicio del rey para obtener para él oráculo estelares y de otro carácter, y para interpretar sueños y presagios27).
Las
listas de Daniel incluyen a quienes eran hábiles en la interpretación de
agüeros astrológicos pero no bajo la descripción de “contempladores de los cielos”. La
expresión traducida “magos” (hastummim)
representa a la magia egipcia (la palabra usada en los relatos egipcios de
Génesis 41:8; Éxodo (.7; y otros).
Los “encantadores” (ashshapim) representan a la magia babilónica, en done, como hace notar Montgomery, “se usa el termino correcto babilónico de ‘ashipu”28). En Daniel 2:2, otras dos clases son añadidas a los “magos y astrólogos” del 1:20, los llamados “encantadores” (mekashshephim) y los “caldeos” (Kasdim).
Los brujos
son descritos como los ocultistas
que, mediante conjuros
mágicos y canciones, logran la ayuda o control
de espíritus
malignos para la adivinación (Éx. 7:11; Dt. 18:10). Tal profecía “está condenada en
el Antiguo Testamento por representar a la magia negra”, por ejemplo: Éxodo 22:18, o en las escenas de
sentido figurado sobre la seducción inmoral, como en Isaías 47:929).
Los “caldeos” fueron aquella raza dominadora que esplendió en el imperio neo-babilónico, que llenaban con tal exclusividad los puntos eclesiásticos que en su capital “su nombre llegó a ser sinónimo de los sacerdotes de Bel Marduk”30). Se les estimaba de tal manera como poseedores de sabiduría que “las diversas clases de sabios quedaron resumidas en el término ‘caldeo’“31). Ambos “mago” (4:6) y “sabio” (hakkimin, 2:48) son amplio sentido similar en Daniel.
Otro término significativo en Daniel
es la expresión “adivino” (gazin,
2:27), que aparentemente proviene de la raíz común ‘gzr’,
“cortar” (Dn. 2:34); de lo que, “acordar” (Job 22:28; Est, 2:1); el
infinitivo es empleado para un “decreto”
–acuerdo-divino, y ‘gezirta’, tiene en rabínico y siriaco el
significado de “hado” o “destino”. De tal forma, el significado
aceptado es (“hado”);
el que determina por ejemplo: los astrólogos.
Así está en la “Versión Judaica”32)
en oposición a otras traducciones que lo expresan “adivino” y especifica el
tipo de adivinación en que se especializaban estos pronosticadores como tenían
contacto con los augurios celestiales.
Sin embargo la idea etimológica
puede abarcar también la idea connotada en el verbo cognado arábigo “matar” (compare
‘jazzar’,
“matancero”
–de matar animales). Si tal es, el
significado entonces tiene relación con el hecho de sacrificar animales con el
propósito de examinar su hígado y sus en entrañas como agüeros, probablemente
con la idea concomitante de los sacrificios como una súplica a la deidad.
Un episodio relatado en el Nuevo
Testamento, que consigna que en Filipos había una muchacha que poseía un “espíritu de
adivinación” (Hch. 16:16), a saber “espíritu pitónico” (pneuma Puthona,
“espíritu pitónico” en donde,
con la conjunción de dos substancias, el segundo tiene la fuerza de un adjetivo),
es una muy valiosa comprobación para establecer la unión tan íntima entre la
adivinación y el demonismo. En la mitología griega, “Python”
(Puthon)
era el nombre dado al dragón mítico que moraba en la vecindada de ‘Pytho’, en la parte elevada del monte
Parnaso, en la Fócida.
Era el guardián del más afamado de todos los oráculos griegos, el de Delfos; dragón que fue muerto por Apolo. Pytho es el nombre más antiguo de Delfos, o de la región circundante donde estaba el famoso y viejo oráculo. Consecuentemente, “el espíritu pitónico”, tal como Hesiquio lo define correctamente, equivale a un “demonio adivino” (daomonion mantikon)33), y con el curso de los años, vino a ser el título genérico de la fuente supuesta de inspiración de adivinación en general, incluyendo a esta muchacha esclava a la cual Satanás usaba en Filipos para oponerse a la verdad del evangelio.
Es significativo, a la luz de la
joven poseída del demonio de Filipos, que los “vehículos de una manifestación semejante a la
posesión en el mundo antiguo eran casi exclusivamente mujeres… Entre las
profetisas poseídas en los tiempos históricos, destaca la de la pitonisa”34).
La pitonisa de Delfos, que originalmente era una joven
de las inmediaciones, “profetizaba bajo los vapores tóxicos que emergían de una
extensa hendidura en las rocas, sentada sobre un tripeé colocado sobre el miso;
era llenado del mismo dios (Apolo) y de su espíritu. Según el dios penetraba en su cuerpo
terrenal o el alma de la sacerdotisa “librada”
de su cuerpo, percibía las divinas revelaciones con una
mente espiritual.
Lo que luego predecía ‘con su boca frenética’ era lo que el dios había dicho a través suyo”35).
Los cristianos de ninguna manera sostenían que las predicciones del oráculo de Delfos fueran supercherías sacerdotales o mórbidas excitaciones síquicas. Como los paganos, ellos las creían inspiradas; pero diferían de los idólatras en creer que la inspiración no era divina, sino demoniaca. Minucio Félix36), Tatian37), Orígenes38) y Aguntín39), al igual que muchos escritores postreros40), comparten el mismo punto de vista. Ante el conocimiento de los hechos generales relativos al antiguo oráculo de Delfos.
No cabe poner en duda –ni por un
momento- que la joven posesa de Filipos tenía un poder verdadero de
expresión oracular, por la virtud del mal sobrenatural41). Es una exégesis demostrablemente
débil y poco satisfactoria, que divulga la ignorancia de los hechos esenciales
de los fenómenos
demoniacos; así como desprecio de las declaraciones explicitas
de la narración, querer representar este caso como simple “tipo histérico” o “una mentalidad no muy fuerte”, “cuyas expresiones confusas fueron tomadas como provenientes
de algún poder sobrenatural”42).
En realidad, fue un choque frontal con la oscuridad, la luz del poder del
evangelio con el poder
satánico.
Meyer sostiene que la muchacha era
una “ventrílocua-adivina”,
y siguiendo el uso correcto que la da Plutarco a la expresión ‘Purhon’ para referirse no sólo al “demonio adivinador”,
sino también apelativamente a los “adivinos, que hablan desde su vientre” (eggastri-muthoi),
lo hace idéntico al ‘ob de los hebreos43).
No puede haber duda alguna de que
la muchacha era una médium espiritista44), y que un demonio adivinador hablaba
desde lo más íntimo de su ser, como en un caso de quien está poseso de un
espíritu familiar (‘ob).
En tal sentido se le puede llamar “ventrílocua” (“ventum”
= vientre, y “loqui” = que habla). Pero en este caso se debe excluir la idea moderna,
popularmente aceptada, a saber, de que hubo trampa, fraude, al “aventar”
la voz que surgía, de modo que parecía
provenir de otro sitio distinto del verdadero.
___________
Nota y
Bibliografía:
1)
De Divinatione, I: 18: II:63 y siguientes.
2) Ibidem II: 63
3) Koheler
Kaufmana “Divination”, The Jewish Encyclopedia, IV, pp. 622-624. Vea también Hebrew and Babylonian Traditions, pp. 139, 140.
4)
Para la creencia antigua de que os demonios poseían conocimientos del futuro,
vea Angels and Demons to Lactantius, de Emil Schneweiss, pp. 128, 129. T.K.
Oesterreich dice: “Para la gente primitiva los poseídos eran intermediarios
entre el mundo de los hombres y el mundo del espíritu; los espíritus hablaban
por sus bocas”. Possession, Demoniacal and
Other p. 236.
5) T. Witton Davies, “Divination” International
Standard Bible Encuclopedia, II, p. 863; también J. G. Frazer, The Golden
Bough: The Magic Art, II, p. 355.
6)
La falta total de los elementos éticos de la adivinación quedan manifestados
por Bouché-Leclerq en el prefacio de su monumental obra, Histoire de la
Divination dans I’ Angiquité.
7) Opus citatus, I, p. 346; II. P. 355; III, p. 342.
8) E.B. Tylor, Primitive Culture, I, pp. 78-81,
117-133; II, p. 155.
9) Davies, opus citatus, p. 861.
10) R.A. Watson habla de los elementos en estos
oráculos “los cuales poseen el resonar de la inspiración” (The Expositor’s
Bibe, I. p. 457). Para una información exhaustiva del tema, vea The Soothsayes,
Balaam, por Serafin, Obispo de Ostrog, publicado en Inglaterra en 1900. Consulte también L.E. Binns en Westminster
Commentaries, (1927), y J.H. Greenstone, Numbers with Commentary.
11) Davies, opus citatus, p. 861.
12)Para un studio sugerente del tema, vea William
Foxwell Albright, “The Oracles of Balaam” Journal of Biblical Literature, 63
(septiembre 1944), pp. pp. 207-233.
13)
Herodotus, edición de A.D. Godley, IV, 172.
14) Homer, Iliad III, pp. 316, 325.
15) The Geography of Strabo, XVI: 11:39.
16) Carl F.
Keil y F. Delitzsch, Comentary on The Pentateuch, III, p. 393.
17)
Rudolph Kittel, Biblia Hebraica.
18) Bibliotheca Historica, Libro XX. Cap.1.
19) R.C. Thompson, Reports of the Magicians and
Astrologers of Nineveh and Babylon, anverso del número 176.
20) Ibedem, reverse.
21) Ibíd., Introducción, p. xxvii.
22) E.W. Maunder, “Astrology”, The International
Standard Bible Encyclopedia, I, p. 299.
23) W.A.I. III, 56, 1.
24) Maunder, opus citatus, p. 299.
25) Opus citatus, No. 216.
26) Ibid., No. 25
27) Morris Jastrow, Die Religion Babyloniens und
Assyriens (1905) Capítulo 19, “Das Orakelwesen”. Vea también Keilinschriften un das Alte Testament de Simmern y Winckler,
pp. 604 y sig.
28) James A. Montgomery, The Book of Daniel: International
Critical Commentary p. 137.
29) Montgomery, opus citatus. P. 143.
30) The Westminster Dictionary of the Bible, revision
de Henry S. Gehman, p. 97.
31) Montgomery, opus citatus, p. 144.
32) The Holy Secriptures de acuerdo con el texto
masorético (Philadelphia, 1917).
33) Hesychius of Alexandria, The Lexicographer, citado
por E.A. Thayes, Greek English Lexicon of the New Testament, p. 557.
34)T.K. Oesterreich, Possession, Demoniacal and Other,
p. 311. Oesterreich ofrece una Buena relación
sobre el oráculo de Delfos, opus citatus, pp. 311-331.
35)
E. Rodhe, Psyche II, segunda edición, pp. 60, 61.
36) Octavius, cap. 27.C.S.P.C.K. Tranlations of
Christian Literature, Serie II.
37) Oratio ad Graecos, 18.
38) Contra Celsum, libro 7, caps, 3 y 4 (Ante-Nicene
Christian Library, Writings of Origen, traducidas por Crombie, Vol. II).
39) De Civitate Dei, XIX, 23. Woeks of Augustine
(Edinburgo, 1588) p. 334.
40) Oesterreich, opus citatus p. 33.
41) Eduard Langdon, Essentials of Demonology, p. 177.
42) Burton Scott Easton “Python”, International
Standard Bible Encyclopedia, IV, p. 2511.
43) Heineich AW. Meyer, Critical and Exegetical
Handbook to the Acts of the Apostles, p. 313. Vea también Edward Langton, Good
and Evil Spirits: A Study of the Jewish and Christian Doctrine. Its Origin and
Development.
44) James M. Gray, Spiritism and the Fallen Angels, p.
97.
-
e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de
Estudio RYRIE.
- UNGER, Merrill. Los Demonios Según La Biblia.
Edit. Las Américas. Primera Edición. 1952.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 16//06//2018.
MISIÓN
BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de
Noé. Los Cardos Mz. E-Lt.18. III Etapa.
Cerca del Hospital Regional II. Cel.
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