LA DEMONOLOGÍA
BÍBLICA Y LA LIBERACIÓN:
(Mateo 25:41)
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”.
(Mt.
25:41)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
El estudio de la
demonología bíblica revela el hecho importante de que, aunque las Sagradas
Escrituras son sumamente reticentes en algunos aspectos del pensamiento
demonológico, con todo, son extraordinariamente completas y detalladas en
otros.
Por ejemplo:
Ø al examinar la cuestión del origen e identidad de
los demonios, el silencio escritural muestra que los importante no es conocer
de dónde vienen, ni precisar quiénes son, sino que ellos realmente existen y
son malignos y mortíferos; que son enemigos perniciosos a quienes debemos
resistir incesantemente, y ningún “creyente puede atreverse a afirmar que
está a salvo de este peligro”1).
De la misma
manera la Biblia muestra una notable reticencia en cuanto antemano tales como
aquellos que tratan de la Deidad y del demonismo, como los siguientes:
· ¿Cómo
puede ser el demonismo consistente con la bondad y sabiduría de Dios?
· ¿Por
qué creó Dios estos seres si sabía de antemano que pecarían y serían condenados
eternamente?
Si por lo que creemos,
el universo sin pecado:
Ø ¿Por
qué no mantuvo Dios el pecado fuera para siempre?
Y, Si Satán y
los demonios son la causa principal de la miseria y del pecado:
Ø ¿por
qué Dios no los lleva inmediatamente a un lugar donde no puedan perpetrar su
maldad nunca más?2)
Pero nuevamente, la
circunstancias de las Sagradas Escrituras revela que mientras estos
asuntos envuelven grandes dificultades para criaturas finitas, en el mejor de
los casos inmaduras espiritualmente y con una visión limitada y expuesta al
asolamiento del pecado y la ignorancia, no son, de todas maneras, asuntos de
primera importancia para la fe, la vida y la piedad práctica, y es por eso que
son tratados tan escuetamente.
Sin embargo, en contraste el tema que trata sobre la liberación de Satán
y los demonios y la inmunidad para sus incesantes y funestos ataques, tan vital
e indispensables para el bienestar temporal y eterno del hombre, recibe un
tratamiento completo y detallado, no solamente porque se le haya dado mayor
espacio e importancia en la página sagrada, sino porque saca a relucir el
maravilloso y vasto plan de Redención y Propósito de Dios en Cristo.
I. LA
DEMONOLOGÍA Y LA NECESIDAD DE LIBERACIÓN:
Desde cualquier
ángulo que nos acerquemos a la demonología bíblica, sea la existencia, la
identidad el origen, el número o la organización de los demonios, las Sagradas
Escrituras enfatizan continua y preeminentemente un tema central y vital: El
hombre necesita liberación y protección de estas criaturas malignas y
destructoras. Ninguna fase del tema acentúa esta urgente e
inevitable necesidad más que aquella que trata de la maldad esencial y
naturaleza impura de los demonios.
Y especialmente el irredimible e inconvertible carácter de su
corrupción.
1.1. EL DEMONISMO
Y LA DOCTRINA DE LA DEPRAVACIÓN CORROBORADA:
Si por acaso, hubiese una pequeña posibilidad de que Satán y los
demonios se arrepintiesen algún día de su maldad, o una tenue esperanza de que
eventualmente se dieran cuenta de su necesidad y se convirtieran de su camino
entonces la necesidad de protección y liberación de sus desastrosas maquinaciones
no aparecería tan urgente e imperativo, y la obra terminada de Cristo no
parecería tan eternamente indispensable.
Pero la Biblia
no deja lugar a tal vana posibilidad vacía. No solamente Satán y sus
demonios ayudantes son descritos como absolutamente incorregibles, confirmados
en depravación y destinados a las eternas llamas del Gehenna[1] (Mt.
25:41), sino aquellos de la familia humana, que siguen su tren de rebelión y
rechazan el camino provisto por Dios a través de Cristo, deben sufrir el mismo
destino inevitable.
“Entonces
dirá también a los de la izquierda: Apartaos de
mí, malditos, al fuego*) eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. (Mt. 25:41)
Ayuda
Hermenéutica:
*) G4442 πῦρ = púr: palabra primaria; fuego (literalmente o figurativamente, específicamente
rayo, relámpago): - fuego, quemar. (Strong)
La doctrina de la depravación corroborada pierde cualquier aspecto de
originalidad o rareza cuando la contemplamos a la luz de los acontecimientos
cotidianos en la historia natural de la transgresión. Es un hecho de frecuente
observación que una pecaminosa, por mucho tiempo practicada, se convierte en un
hábito fijo, y un hábito fijo, con el correr del tiempo, se convierte en un
destino inalterable.
Cuando Satán y los demonios cedieron a la tentación en su rebelión
primera y se convirtieron en pecadores, apareció una tendencia al pecado que
antes no existía. Esta corrupción disposición permanece para siempre, a menos
que hubiera una provisión para vencerla.
Pero aparentemente tal provisión no puede hacerse, como tampoco serían
eficaces los medios para remediar la situación, si el estado de rebelión
continúa en el corazón de los pecadores.
Más aún, en el caso de los ofensores angelicales, el arrepentimiento y
la reforma eran mucho más improbables aun en el período inicial de su
transgresión, debido a que era deliberada, voluntaria e inteligente a la luz
del completo resplandor y el reconocimiento claro de la bondad y perfección
divina. Este mayor privilegio, como sabias y poderosa creación directa de Dios
y la consecuentemente mayor responsabilidad involucrada en su caída, son, sin
duda, factores principales en su incorregibilidad e irrecuperable extravío y espiritual.
Agréguese a eso el hecho de que Satanás y os demonios son pecadores de larga
trayectoria, y se contribuye con un argumento más para afirmar la posición de
que no habrá reforma.
Los estados
avanzados en la carrera del borracho, el jugador, el libertino, por ejemplo:
· Ofrecen un paralelo
similar;
· El permanecer
por largo tiempo en el pecado parece sellar la condenación del pecado.
Pero la comparación es imperfecta, pues la rica gracia de Dios (Rom. 5:20)
abundó en Cristo, quien murió para reparar el mal que Satanás y os demonios
infligieron a la familia humana y a menudo, en virtud de la obra terminada de
Cristo, hasta tales individuos viciosos son rescatados y salvados como nuestras
especiales del amor divino.
Por otra parte, el caso es completamente diferente entre los ofensores
angelicales, donde el pecado y la condenación de Satán y los demonios caen bajo
el código de leyes universales, de cuyo mantenimiento y ejecución depende la
seguridad y permanencia del universo moral.
Asimismo, el carácter especialmente malvado y destructivo de Satán y los
demonios es evidente, no solamente en los hechos de su naturaleza impía y sin
ley, sino también en su agresiva actividad destinada a dañar y engañar a otros
y en ganar tantos adherentes embaucados como sea posible a su programa de odio
y oposición a Dios. En esto se evidencia su naturaleza mortal.
Ellos no son pasivamente, como si estuviesen en un estado de corrupta
inanición, irritable y malhumorada, hoscamente malcontentos con la restricción
de la detestada omnipotencia divina. Por el contrario, ellos son militantemente
malignos, aparentemente obsesionados completamente con el insano optimismo y la
ciega ilusión de que eventualmente su causa ha de triunfar y ha de destruir los
planes de Dios.
1.2. LOS
DEMONIOS Y EL HECHO DE LOS PELIGROS HUMANOS:
Es suficientemente asombroso comprender que existen seres malignos y
destructivos como Satán y los demonios sueltos en el mundo, que no solamente
son irreversiblemente confirmados en maldad ellos mismos, sino que asiduamente
tratan de llevar a otros a su misma condición.
Pero cuando nos damos cuenta que estos emisarios del mal, malignos
agentes de las tinieblas, están concentrados sus energías y dirigiendo sus
ataques contra la familia humana, el hecho es verdaderamente aterrador. El hombre está en grave peligro. Está
condenado a una derrota vergonzosa y a ser completamente corrompido y arruinado
y despojado para siempre, a menos que se acoja a la salvación provista en
Cristo por gracia.
A razón precisa por la cual el odio satánico y demoniaco es dirigido tan
implacablemente en contra del hombre está envuelto en el misterio. Pudiera ser
que Satán y ciertos ángeles ejercían la soberanía sobre la Tierra cuando fue
creada primeramente y que en esa alta posesión de responsabilidad y confianza
que Satán primeramente opuso su voluntad a la de Dios (Is. 14:12-14), atrayendo
el juicio divino y el caos sobre este globo (Gn. 1:2).
De ser cierta esta explicación, nos daría la razón de los ceos de Satán
y la tentación del hombre adánico (3:1-6),
que recibió el dominio sobre el mundo renovado (1:28), y justificaría la pretensión satánica de que este mundo le
pertenece (Mt. 4:8, 9), y daría, además, un comentario valioso acerca de la
razón por la que libra una guerra tan persistente contra Dios para retener su
posesión usurpada de la Tierra.
Cualquiera que
sea la razón fundamental para la implacable hostilidad de Satán hacia la
familia humana, lo cierto es que el hombre, por causa de su caída, perdió su
soberanía sobre la Tierra frente al usurpador y de esa manera quedó apartado de
su Creador:
Ø Para reparar el mal instigado
y realizado por Satán el Logos la imagen del Dios invisible, dejó el seno del Padre (Jn.
1:1, 14),
Ø Se hizo hombre (Filp. 2:5-7) y llevó a cabo la redención, no sólo para la
Salvación del hombre (Col. 1:14; 2 Cor. 5:21),
Ø Sino también para la
liberación de la Tierra (Mt. 13:44; Ef. 1:14; Ap. 5:1-10).
Es por eso que Satán y los demonios trataron, por todos los medios
posibles, de tentar a o matar a Cristo, con el objeto de que no hubiese
derramamiento de sangre, de acuerdo con las Escrituras (Mt. 2:16; 4:1-11; Lc. 4:29;
22:3, 44). La misma oposición intensa, demostrada en contra de Cristo, es
manifestada contra todos los creyentes unidos a Él y que son uno “en él”
(Ef. 6:10, 12).
Además, Israel, como la nación elegida por Dios, a través de la cual Él
ha de consumar su plan de la Tierra, está marcada como el blanco especial de la
furia satánica (Ap.
12:13-17).
A aquellos a quienes Satán alejó de Dios cuando sedujo la raza humana,
los tiene agarrados fiera y tenazmente y lucha despiadadamente para que no sean
limpiados por la Salvación provista en Cristo (Col. 1:13, 14; 2 Tim. 2:26).
Ningún integrante de la familia humana, sea:
·
Santo, o
·
Pecador.
Está libre de los incesantes ataques de Satanás, y la Salvación
y la seguridad
se encuentran sólo en la sangre de Cristo (Ap.12:11). La ruina temporal y eterna es inevitablemente la porción de todos aquellos que no
utilizan el camino de escape provisto divinamente (20:15).
II. EL
DEMONISMO Y EL CAMINO DE LA LIBERACIÓN:
Debe ser obvio, aun en aquellos que tengan un conocimiento superficial
de la demonología bíblica, que, puesto que seres como Satán y los demonios
realmente existen, puesto que han causado tanto asolamiento en el mundo en el
pasado, puesto que todavía persisten implacablemente en sus malignas
depredaciones y puesto que tienen permitida una mayor esfera de influencia y actividad en el
futuro, la posibilidad de
liberación y exención de sus
obras destructoras debe ser un asunto de interés personal y primordial para
toda persona.
Sería realmente extraño si el bueno y todo sabio Creador del universo no
hubiese preparado una provisión completamente eficaz para la seguridad y Salvación
humana donde se necesita con mayor desesperación, especialmente
cuando es claramente el método divino proveer para cada emergencia posible en
el curso de los acontecimientos.
Si todas las cosas en la Tierra están hechas para el confort, ayuda y
felicidad del hombre –que es el testimonio tanto de la ciencia de las Sagradas
Escrituras (1 Cor. 3:21, 22)- ciertamente,
el Dios de toda la gracia no faltaría al hombre en la necesidad más importante
de todas: liberación de, y protección
contra, Satán y los demonios.
2.1. EL
DEMONISMO Y LA CURACIÓN DE LA ENFERMEDAD ESPIRITUAL:
La curación viene antes de la prevención, porque el hombre ya está
espiritualmente enfermo. “Todos pecaron”
(Rom. 3:23). “La
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (5:12).
El rescate viene antes de la preservación, puesto que el hombre ya ha sido
despojado y se encuentra bajo el talón de Satán y el poder de los demonios (Ef.
2:2; Col. 1:13).
La compresión hasta de los principios más elementales de demonología bíblica
debe despojar al hombre ipsofacto[2] completamente
de cualquier vana esperanza de Salvación basada meramente en sus:
Ø Propios
insignificantes esfuerzos,
Ø Por sus propios
méritos,
Ø Obras,
Ø Carácter o auto
mejoramiento (Ef. 2:8-10).
Todos los
hombres, judíos
y gentiles, están “bajo pecado” (Rom.3:9), una presa
para Satán
y los demonios, totalmente
imposibilitados de salvación a sí mismo y sin la gracia de Dios, apropiada por
fe (3:25); deben parecer para
siempre (5:6, 18).
Cristo
murió, “el justo
por los injustos, para llevarnos” (1 P. 3:18), y debemos permanecer
lejos de Dios, bajo la esclavitud y la tiranía de Satán y os demonios, a menos
que ÉL, que es único camino al Padre (Jn. 14:6), nos libre del poder de las
fuerzas sobrenaturales del mal y nos haga cercanos a ÉL por su gracia.
La sangre
de aquel “quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 P. 2:24)
es el único antídoto contra el veneno del pecado, la única
medicina para esta enfermedad
mortal que, a menos que sea curada, debe resultar en muerte eterna en
el lago de
fuego con Satán y sus demonios (Ap. 20:10, 15):
· Por la ley de concordancia
entre lo que existe en el mundo natural y lo que existe en el mundo espiritual (Rom.1:20), se
puede ilustrar vívidamente la curación y la prevención de la enfermedad
espiritual por la curación y prevención
de la enfermedad natural.
· Así como la ciencia médica, por medio de los antisépticos
patológicos, puede sanar y otorgar cierta inmunidad de las bacterias
perjudiciales, asimismo, por medio de los antisépticos espirituales, la ciencia
religiosa puede proveer liberación e inmunidad de Satán y sus demonios.
· El remedio todo suficiente
para el flagelo del pecado es “la sangre de Jesucristo” que
“nos limpia” (1 Jn.1:7). Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados, ni
recuperación de la enfermedad espiritual (Heb.9:22).
· Además, así como hay agentes
provisto por la naturaleza que, bajo ciertas condiciones, afectan la
regeneración o renovación del cuerpo humano cuando sufre enfermedades físicas,
así también hay un agente en el plano espiritual, el Espíritu Santo de Dios,
quien bajo la simpe condición de fe en Cristo puede dar al alma humana un nuevo
nacimiento y vida eterna.
“Lo que es nacido de carne, carne
es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te
dije:
Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:6, 7).
“Porque de tal manera amó Dios al
mudo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se
pierda, mas tenga vida eterna” (v.16).
2.2. EL DEMONISMO
Y LA PREVENCIÓN DE LA ENFERMEDAD ESPIRITUAL:
La curación de
la enfermedad espiritual se ofrece para aquellos que no son salvos. La prevención de la enfermedad espiritual es provista para los que ya
son salvos. La curación del pecado, que proporciona la liberación de su castigo
y afirma la protección y seguridad eterna de creyente, es importante e
indispensable, pero no suficiente.
También es necesaria la prevención de pecados adicionales y posteriores,
proveyendo emancipación de su poder y garantizando la victoria del
creyente y su utilidad para Dios
mientras está sobre la Tierra.
Ambas cosas están provistas
plenamente en la obra de Cristo; así, aunque la cura del pecado (regeneración)
expone al creyente recién nacido a los golpes, asaltos y tentaciones
especiales de Satán y de los demonios, con todo, la prevención de los pecados
posteriores le permite triunfar sobre todo el poder de estos enemigos y vivir
una vida de santidad, felicidad y servicio.
Sin embargo, la victoria sobre el poder de Satán
no se basa en obras humanas o esfuerzos, sino sobre la base de la fe que el
creyente tiene de su posición en Cristo. Es el bautismo del cristiano una unión
vital con el Señor
Jesucristo (1 Cor. 12:13; Rom. 6:3, 4 Gál. 3:27; Col. 1:12), el
Vencedor de Satán, la que es la base de su posición y sus
posesiones, como también sus victorias sobre el maligno.
“La victoria que
vence al mundo”, el maldito
sistema mundial satánico (1 Jn. 5:4), así como el “príncipe de este
mundo” es “nuestra fe”. Es nuestra creencia de que somos lo
que somos “en
Cristo” lo que hace huir en desbandada al diablo.
Más aún, no es difícil ver la razón de esta hecho; pues todos nuestros
recursos en contra del enemigo no salen de nosotros mismos o de nuestra posición
no regenerada “en
Adán” (Rom.5:12-21) sino de nuestra posición regenerada “en Cristo”
(6:3, 4):
Ø La victoria es
posible porque estamos unidos al Vencedor.
Ø La victoria es
apropiada cuando entendemos y confiamos en nuestra posición.
Pero, ¿Cuál es nuestra posición en Cristo, que es la base de nuestra victoria sobre el pecado y Satán? Brevemente, es
la posición de “muerte”
(v.2). “Los
que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”:
· El creyente ha muerto al
pecado, y
· Como la vida y la muerte,
· Son dos principios excluyentes,
· Es imposible que se viva
todavía en él.
En forma
más detallada (vv.3-10) el apóstol
explica su declaración sumaria de que la posición del creyente es de “muerte”,
mostrando que el cristiano ha sido bautizado por el Espíritu Santo en:
Ø Una unión vital con Jesucristo (vv.3-5),
Ø En su muerte
(v.3),
Ø Su sepultura
(v.4),
y
Ø Su resurrección
(v.5).
· De acuerdo con esto, ha
quedado judicialmente liberado del pecado
(vv.6, 7), y
· Es ahora recipiente de vida
nueva (vv. 8-10).
Todo esto
es la posición
del creyente “en*)
Cristo” y debe ser convertida en victoria
experiencia sobre Satán y el pecado
por fe.
Ayuda Hermenéutica:
*) En: G1722
ἐν = en: preposición
primaria denotando posición (fija) (en lugar,
tiempo o estado), y (por implicación) instrumentalidad (como medio
o constructivamente), i. e. relación de reposo (intermedior entre G1519
y G1537); «en», a, sobre, por, etc.: - exhortación, interior, bajo,
oscuramente, potente. “en” (dentro de Cristo). (Strong).
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero
vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (v.11). El creyente está “muerto al pecado”
y “vive apara
Dios” (vv.2-10) aunque él
lo crea o no. La diferencia estriba en que cuando cree que es verdad, el Espíritu
Santo que mora en él, queda en libertad de hacer esto real experimentalmente.
Entonces,
y solamente entonces, es vencedor en el conflicto contra Satán y el pecado, y
eso sólo porque Cristo venció a Satán y los poderes del mal en la Cruz (Col. 1:14,
15), el creyente unido a Cristo comparte la victoria. “Más a dios gracias, el cual nos lleva siempre
en triunfo en Cristo Jesús” (2 Cor. 2:14).
Los
fenómenos observados en el mundo natural concerniente a la prevención de la
enfermedad física ofrecen paralelos instructivos y sugerentes de la prevención
de enfermedades en el plano espiritual. Al igual que aquellos que son robustos
físicamente y pueden estar infestados con millones de bacilos, y sin embargo,
gozar inmunidad y conservarse sanos, así aquellos cuya salud espiritual es
guardada fuerte y vigorosa escaparán de cualquier mal espiritual que Satán y
los demonios pueden intentar.
Esto no
significa, sin embargo, que la fortaleza espiritual exceptúa al que la posee de
asaltos y tentaciones satánicas y demoniacos. Más bien, lo contrario es cierto.
La espiritualidad genuina es siempre el blanco de un incesante ataque demoniaco
en este mundo, y sólo puede ser mantenida a través de un contacto continuo con
Cristo.
En un
magnifico pasaje que cierra hermosamente la Epístola a los Efesios y que
contiene verdades elevadas para el hombre espiritual, el apóstol Pablo describe
la lucha del creyente lleno del Espíritu Santo contra los poderes de las
tinieblas (Ef.6:10-20). El menciona primero lo de mayor importancia:
· La
fuerza del creyente para el conflicto. “Fortaleceos en el
Señor”
(v.10). No dice “del Señor”, sino “en unión con el Señor”. “Fuerte en la posición que es nuestra en ÉL, de
la misma manera que la mano y el pie toman la fuerza del cuerpo al que
pertenecen”3).
Como lo expresa S. D. F.
Salmond: El fortalecimiento
es tal. “que
sólo puede tener efecto en unión con Cristo”4).
Comprendiendo
que somos lo que somos en Cristo (Rom.6:1-10), y confiando en nuestra
maravillosa posesión de unión (v.11),
tenemos la base y fuente de nuestro poder sobre el diablo y sus huestes. De la
misma manera que nuestra confianza en Romanos 6:11 está en tiempo presente
continuo, así el fortalecimiento de Efesios 6:10 es tiempo presente y debe ser
continuo.
H. C. G. Moule comenta el
pasaje: “Fortaleceos siempre en el Señor”, agregando:
“El, la única
fuente y santabárbara posible con recursos ilimitados que pueden obtenerse por
medio de una confianza obediente”5).
Es
importante notar que se usa el término “Señor” –su nombre familiar divino. Él es ahora
nuestro “Maestro”
(Jn.13:13), y viene como “Señor” sobre todo (Ap.19:16). Estamos, pues,
ordenados a ser fuerte en nuestro victorioso Señor, en aquel que ganó la
victoria por nosotros y viene a completarla en triunfo final. Mientras tanto,
debemos triunfar en ÉL6).
Luego de
describir la fuerza del creyente para el conflicto, el apóstol indica su equipo
en contra del enemigo: Una armadura
completa provista por Dios (Ef.6:11-17). La necesidad de la armadura
es enfatizada por la descripción de la naturaleza espiritual de la lucha y el
poder y a sutileza del enemigo (v.12). “Tomad toda la armadura de Dios” (v.13),
“Tomad”, y no “hacer”,
es la
indicación divina. Es realmente lastimoso el intento perenne del
hombre de fabricar su propia armadura, pues la naturaleza del enemigo prueba la
necesidad que esto significa.
Dios ha
preparado ésta panoplia[2]; un producto perfecto de su gracia
redentora. Basta ponérnosla para poder “resistir en el día malo (exitosamente
contra nuestro enemigo), y habiendo acabado
todo, estar firmes”.
“¡Estad, pues,
firmes!”. Esto es lo que Dios pide del
creyente. Firmes como los vencedores que somos –firmes en la
victoria del Calvario. La nota principal que resuena a través de la
carta a los efesios es que estamos “en Cristo”:
Ø Estamos firmes, y
Ø Victoriosos en ÉL.
Nuestra armadura es
significativamente defensiva más que ofensiva.
Dios
ha provisto este equipo primeramente para proteger aquello que está más cerca
de su corazón sobre la Tierra, así su Hijo es lo más cercano a su corazón en
los cielos- la Iglesia “la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena
en todo” (1:23).
Luego de
hablar de la fuerza del guerrero cristiano y de su equipo en contra del
enemigo, el apóstol describe al final el uso completo de estos recursos –oración
constante en el Espíritu (6:18-20). “Orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos” (v.18).
No se debe
tomar la provisión de la oración como parte de los recursos del guerrero,
equipado, u otra arma7). Es el uso real de todos esos
recursos de fuerza “en Cristo” y su equipo en “toda la armadura de Dios”.
Solamente a través de la oración “de todas clases”, “en todo
tiempo”, “por todos los santos”, “con toda perseverancia y súplica”, y “en el Espíritu”
puede el creyente utilizar la fuerza que es suya en “el Señor”.
Solamente
a través de la oración se puede tomar y usar toda la armadura y “estar firme”:
· La oración en Efesios 6 es
el verdadero conflicto en el cual el enemigo es vencido y la victoria ganada;
· No sólo por nosotros, sino por intercesión para otros (vv.19, 20).
Es obvio
que de tal conflicto que resulta en tal victoria habrá un beneficio para el
creyente. Pero
frecuentemente aparece el interrogante: ¿Qué
propósito bueno puede tener los poderes del mal? Los hechos de la medicina patológica pueden ser utilizados para ilustrar el uso frecuente que los
poderes de las tinieblas pueden tener.
Así como
los sueros y las vacunas, que serían perjudiciales y quizás fatales para
personas enfermas, pueden ser de incalculables valor cuando son introducidos en
los cuerpos de aquellos que gozan de buena salud, asó también Satán y los
demonios pueden no sólo no dañar sino redundar en bendición positiva disfrazada
e inestimable servicio a aquellos que tienen vigor espiritual.
Ellos
asaltan y tienen a aquel que está lleno del Espíritu, pero la resistencia saca a
luz el esfuerzo y la fe de la más alta calidad y resultado en el desarrollo de
las características más nobles de la personalidad.
Si no
fuese por las cosas desagradables y rudas de la vida, las fieras batallas,
y el resultado esfuerzo para triunfar, la raza humana nunca hubiera avanzado
más allá de su espiritual e inmadurez. En este hecho, sin duda, encontramos al
menos una respuesta al misterioso problema del permiso divino para el mal en el
universo.
De la misma manera que:
Ø El aire fresco,
Ø El agua pura,
Ø La luz solar,
Ø El alimento
substancioso,
Ø El ejercicio
adecuado, y
Ø La limpieza
general son actores básicos y primordiales para preservar las funciones normales
del cuerpo humano.
En la
mantención del estado físico y librarlo de las depredaciones de millones
de gérmenes malignos causantes de enfermedades, así una vigorizante atmósfera de oración (v.18) viviendo en las alturas, donde
la Sagrada
Escritura llama a vivir (Col. 3:1-3),
apropiándonos de la Palabra de Dios, que es alimento sustancioso
(Jn. 6:32-58), siendo continuamente llenos del Espíritu Santo (Ef. 5:18), que satisface al sediento
espiritualmente (Jn. 7:37-39), caminando en Cristo, la luz del mundo (8:12; 1 Jn. 1:7), envueltos en un
verdadero servicio espiritual (Rom. 12:11) y diligentemente permaneciendo en
separación del mundo y de complicidad con el mal (2 Cor. 6:17) –estas son las
simples e infalibles reglas para la buena salud espiritual y que
automáticamente produce inmunidad para el alma humana contra los peligros
demoniacos.
Así como
la violación de las leyes de la salud exponen al trasgresor, tarde o temprano,
a los ataques fatales de las bacterias productoras de enfermedades, así cada
acto pecaminoso o negligente es una invitación directa a Satán y a sus demonios
a ganar terreno y dañar el alma humana.
2.3. EL DEMONISMO
Y LA DESAPARICIÓN DE LA ENFERMEDAD ESPIRITUAL:
La negra nube de maldad que pende hoy como un manto sobre el universo
moral deja entrever un rayo de esperanza, pues Cristo ha conquistado s
invisibles reinos del mal, y los cristianos con conquistadores en ÉL.
Ya en el presente, pueden entreverse anticipos de la gloria que vendrá,
a través de la oscuridad actual. Tan seguros estamos los cristianos en nuestro Conquistador-Redentor,
que miramos al futuro con la seguridad de caminar por calles de oro y recorrer
los corredores inmaculados de las mansiones celestiales.
Toda sombra ha de pasar y la nube de maldad, ahora tan siniestra, será
desvaneciéndose y palideciendo hasta hacerse insignificante en el claro azul y
maravilloso, límpido e impecable mañana de Dios, cuando ÉL “enjugará… toda lagrima… y ya n habrá muerte,
ni habrá más llanto, ni clamor; porque las primeras cosas pasaron” (Ap.21:4).
Pero en este puro y tranquilo universo, ¿Dónde estarán Satán y los demonios?
¿Tendrán siempre permiso para andar en libertad? No. Cuando el mal haya cumplido el propósito
divino, quedará aislado rígidamente y aprisionado eternamente.
Satán, los demonios,
y los hombres incorregiblemente malignos
irán a un lugar destinado exclusivamente para ellos, donde han de permanecer
eternamente (Mt. 25:41; Ap. 20:19; 21:8). Tampoco ese horrible obstáculo
turbará la armonía y tranquilidad del imperio ilimitado de Dios.
Así como la salud pública y el bienestar de la sociedad exige que
ciertas personas atacadas por enfermedades contagiosas permanezcan encerradas
en cuarentena, y que los criminales atormentados por las perversidades morales
y espirituales sean aprisionados, de la misma manera la seguridad y el
bienestar general del universo requieren la segregación final y el
aprisionamiento de aquellos cuyo caso es sin esperanza, y cuya libertad haría
peligrar la paz y la seguridad del universo moral:
· La prisión habitación de los malignos será una región de habitantes desobedientes y miserables,
única en las esferas infinitas.
· El Sol [La Gloria de
Dios] no asomará para romper su interminable noche.
· No habrá paz que
dé descanso a su interminable confusión.
· Estas criaturas del
mal no tendrán nunca permiso para cruzar los confines demarcados divinamente,
ni podrán salir de la prisión cerrada por Dios mismo.
Tampoco sus habitantes desdichados podrán perpetrar males mayores ni
desfigurar las perfecciones de la bendita y pura eternidad.
Sin embargo,
como todas las cosas en la economía divina esta dolorosa región de depravados
existe para cumplir un doble propósito:
(1) Desde el punto
de vista de las criaturas, y
(2) Desde el punto de vista del Creador.
·
Desde el punto de vista de la criatura:
Este “lago
de fuego” servirá como testimonio de la destructividad e insensatez
del pecado. Será como una señal de peligro advirtiendo al universo de los seres
creados, humanos y angelicales, de la total futilidad de resistir la voluntad
de Dios.
Y será un disuasivo suficientemente potente, aun por todos los eones de
la eternidad, para evitar que la inteligencia creadas caigan en la necesidad de
Satán él una vez glorioso “querubín grande”, “lleno de
sabiduría”, “acabado de hermosura”,
cuya vestidura era “toda piedra preciosa”, que estuvo “en el santo monte
de Dios”, que majestuosamente caminaba “en medio de las piedras de
fuego”, que era “perfecto” en todo sus caminos desde el día en que fue creado, “hasta que se halló
en” él “maldad” (Ez. 28:12-15) y luego reducido en forma
tan abismal a las profundidades de la vergüenza –este cuadro será una fuerte advertencia
contra la apostasía que ni aun la eternidad borrará.
Satán no tendrá
un trono allí. No reinara más. Pero teniendo “el título nada envidiable de primer pecado original”,
el que “realizó
la mayor injería”, el que “practicó el pecado durante más tiempo que ningún otro”,
el que “pecó en
contra de la luz inmarcesible”8), es justo que se
desplome a “las
profundidades más bajas de vergüenza y sufrimiento que cualquier otra criatura”9),
y así, por lo menos en lo que concierne a la criatura, justificar su creación y
existencia apóstata, al ser un recordatorio horrendo de la ruina irrevocable
del pecado.
·
Desde el punto de vista del Creador:
Esta región lúgubre tiene otro
propósito. Glorificar al Creador. Será un testimonio
perenne de la perfección infinita del carácter de Dios. Todo lo demás, en un
universo impecable formado por santos ángeles y seres redimidos, hablará de la
majestad, la santidad y el amor de Dios. Esto mostrará su justicia, su
rectitud. Esto también es parte de la gloria divina. Si el pecado nunca se
hubiera levantado para desafiar la autoridad de Dios, hubiera quedado este
interrogante: ¿Cómo reaccionaría Dios si el mal fuese
introducido o alguien se hubiese opuesto a su voluntad? ¿Sería vencido por
esto, o utilizaría su poder para aniquilar u ofrecería su misma esencia de amor
un medio de rescate de la iniquidad?
El pecado
llegó. Y el tiempo y la eternidad proclamarán, para la gloria del todopoderoso
Creador, su forma de tratarlo –en infinito amor y santidad:
Ø “Porque de
tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
En su
grandiosa sabiduría, sin comprometer su infinita santidad, sino más bien
magnificando su gracia, Dios proporcionó un camino para mantener su creación.
A pesar de
la corrupción del pecado, atrayendo a Sí mismo su amada raza humana con lazos
más tierno, dándole “un nuevo cántico” de redención (Ap. 5:9) –con una
música aún más exquisita que aquella que fue escuchada en la creación primeva, “para mostrar en
los siglos venideros las abundancias riquezas de su gracia en su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús” (Ef. 2:7).
Estas
bienaventuradas criaturas nacidas de nuevo, son seres moralmente libres
atraídos, pero no frazadas.
Pero, ¿Qué pasaría si
parte de su creación rechaza el camino de salvación y entra a la eternidad
todavía con lepra moral? ¿Qué puede hacerse para justificar su existencia,
para que en los siglos venideros puedan ser testimonio de la infinita santidad
de Dios de la misma manera que los redimidos muestran “las abundantes riquezas de su gracia”? Su
encarcelamiento en aquel horrible habitáculo será, como opina F. C. Jennings,
un testimonio eterno del poder, santidad y severidad (justicia) de Dios.
Hasta el
mismo Satán doblará sus rodillas y “su lengua se unirá a la confesión universal de que, Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”10).
Mientras tanto, conforme el hijo de Dios por el mundo, todavía expuesto a los
ataques de estas criaturas demoniacas, puede maravillarse al considerar la
provisión completa que la rica gracia de Dios ha preparado para su protección e
inmunidad.
Aunque la
Biblia contiene una clara revelación concerniente a la realidad y malignidad de
estos agentes de las tinieblas, también da indicaciones explicitas para
defenderse y mantenerse inmune a sus asaltos astutos.
El
cristiano, poseyendo todos los beneficios de una redención completa en Cristo,
teniendo el Espíritu Santo morando en él para guiarle y preservarlo, y la
Palabra de Dios que le señala el camino a la victoria y la bendición, se
encuentra sustentado de tal manera con todo lo necesario, tan protegido por la
armadura completa de Dios.
Que todo
este elemento divino puede llegar a la norma más alta en su vida cristiana, al
apropiarse de todo el poder de Dios para su servicio y testimonio efectivo. La
plena confianza depositada en su posición en Cristo (Rom.6:11), el testimonio
gozoso del creyente es: “Mas a Dios gracia,
el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús” (2 Cor.2:14). Al enfrentarse
al enemigo, fortalecido “en el Señor, y en el poder de su
fuerza” (Ef.6:10).
El guerrero cristiano
encuentra que muy pronto todos sus enemigos son vencidos en el campo de
batalla, mientras esta gozosa exclamación asciende:
“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos
da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo”. (1
Cor. 15:57).
____________
Notas
y Bibliografía:
[1] geenna
= (γεέννα, G1067) representa el término hebreo Ge-Hinnom (el
valle de Tofet) y una palabra aramea correspondiente. Se encuentra doce veces
en el NT, once de ellas en los Evangelios Sinópticos, y en cada caso es
mencionado por el mismo Señor. El que le diga a su hermano, fatuo (véase bajo
INSENSATO), quedará expuesto «al infierno de fuego» (Mateo 5:22); es mejor
arrancar (descripción
metafórica de una ley irrevocable) un ojo que haga caer a su
poseedor, que no que «todo su cuerpo sea echado al infierno» (v. 29);
similarmente con la mano (v. 30). En Mateo 18:8-9 se repiten las
amonestaciones, con una mención adicional al pie. Aquí, también la advertencia
va dirigida a la persona misma, a la que se refiere evidentemente el término «cuerpo» en
el cap. 5. En el v. 8, «el fuego eterno» es mencionado como la
condenación, dándose el carácter de la región por la misma región, quedando
ambos aspectos combinados en la frase «el infierno de fuego» (v. 9). El pasaje de
Marcos 9:43-47 es paralelo al de Mateo 18: En este se añaden descripciones más
extensas, como «fuego
que no puede ser apagado» y «donde el gusano
de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga».
El hecho de que Dios «después de
haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno»,
constituye una razón para que se le tema con el temor que preserva del mal
hacer (Lucas 12:5); el pasaje paralelo a este en Mateo 10:28 declara, no el
arrojamiento adentro, sino la pérdida que sigue, esto es, la destrucción (no la
pérdida del ser, sino del bienestar) del «alma y el cuerpo en el infierno».
En Mateo 23 el Señor denuncia a los escribas y fariseos,
que, al proselitizar a alguien, lo hacían «dos veces más hijos del infierno» que ellos
mismos (v. 15), siendo esta frase
expresiva de carácter moral, y anuncia la imposibilidad de que escapen «de la
condenación del infierno» (v. 33). En Stg.3:6 se describe el
infierno como la fuente del mal hecho por el mal uso de la lengua. Aquí la
palabra significa los poderes de las tinieblas, cuyas características y destino
son los del infierno.
Para términos descriptivos del
infierno, véanse, p.ej., Mateo 13:42; 25:46; Filp.3:19; 2 Ts.1:9; Heb.10:39; 2
P.2:17; Jud.1:13; Ap.2:11; 19:20; 20:6; 20:10; 20:14; 21:8.
Notas: (1) Para «infierno» como traducción de
Hades, como sucede en la rv, véase HADES.
Mateo 25:46: El castigo eterno tiene lugar en
el infierno, lugar donde todos los que no quieren arrepentirse (5:29) reciben
su merecido después de la muerte. En la Biblia, tres palabras han sido
traducidas "infierno":
(1) Seol, que en el Antiguo Testamento
quiere decir tumba, donde se depositan los cadáveres (véanse Job 24:19;
Salm.16:10; Is.38:10).
(2) Hades es una palabra griega que
significa averno, reino de la muerte. Es la palabra con que se traduce Seol en el
Nuevo Testamento (véanse Mt.16:18; Ap.1:18; 20:13-14).
(3) Gehenna viene de Valle de Hinom, lugar
cerca de Jerusalén lugar en el que quemaban niños en sacrificio a los dioses
paganos (véanse 2 R.23:10; 2 Cron.28:3). Este es el lugar del fuego eterno
(Mateo 5:22; 10:28; Marcos 9:43; Lucas 12:5; Santiago 3:6; Ap.19:20) preparado
para el diablo, sus ángeles y todos los que no creen en Dios (Apocalipsis 25:46;
20:9-10). Es el estado final y eterno de los malos después de la resurrección y
el juicio final.
Cuando Jesús advierte acerca de la
incredulidad, procura salvarnos de un castigo agonizante.
[2] Panoplia. (Del gr. πανοπλία). f. Armadura completa con todas las
piezas. 2. Colección de armas ordenadamente colocadas. 3. Parte de la
arqueología que estudia las armas de mano y las armaduras antiguas. 4. Tabla,
generalmente en forma de escudo, donde se colocan floretes, sables y otras
armas de esgrima. (Microsoft® Encarta® 2008).
1)
La señora Penn-Lewis y Evan Roberts, War on the Saints, pp. 16, 17. Vea también Charles Hodge,
Systematic Thelogu I. pp. 644, 645.
2)
Para las repuestas a las objeciones de la doctrina de ángles perversos, vea
August H. Strong, Systematic Thelogy. Pp. 460-464; y Lewis Sperry
Chafer, Systematic Thelogy, II, pp. 28-32, 37, 38.
3) Norman B. Harrison, His Very Own p. 156.
4) “The Epistle to the Ephesians” en The Expositor’s
Greek Testament, III, p. 382.
5) Ephesian Studies, Segundo
edición, p. 323.
6 Norman B.
Harrison, opus citatus, pp. 157.
8) Lewis Sperry Chafer, opus citatus, II, p. 73.
9) F. C. Jennings, Satan: His Person, Work, Place, and
Destiny, p. 226.
10) Opus cit. pp. 228, 229.
- e-Sword-the.
LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- UNGER,
Merrill. Los Demonios Según La Biblia. Edit. Las Américas. Primera Edición.
1952.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 17//06//2018.
MISIÓN
BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de
Noé. Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa.
Cerca del Hospital Regional II. Cel.
942-562691-Tumbes.
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Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.