PARTE I
LA DEMONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS GOBIERNOS MUNDIALES (XI):
(Lucas 4:5-7)
“A ti te
daré toda esta potestad, y a gloria de ellos (los reinos del mundo); porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú
postrado me adorares, todos serán tuyos”.
(Lc.4:5-7)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En todas las épocas
de la historia humana y en cada una de las fases de la vida diaria, los
demonios han jugado un tremendo y muy importante papel.
Y en ninguna área de su actividad
más significativa que en la esfera de los gobiernos humanos. En este reglón más
que en ningún otro campo de operación, sus actividades no se han discernido
caramente; o peor, ni siquiera han sido entendidas parcialmente. Su naturaleza
invisible, su próxima e inseparable identidad con sus agentes humanos visibles,
y el carácter sobrenatural de sus operaciones, se han combinado para
ocultarlos, junto con sus malignas maquinaciones y viles empresas, en un
misterio ominoso.
Innumerables multitudes que carecen
de la luz de la revelación divina, junto con otras multitudes que poseen la
Biblia, pero que no han sido iniciados en las verdades del “misterio de la iniquidad” (2 Ts. 2:7),
no pueden ir más allá de “sangre y carne” (Ef. 6:12). Ellos solamente pueden
ver a los actores humanos sobre el escenario de la historia. Gobernantes
malvados, crueles dictadores, tiranos, opresores, reyes, gobernadores y
presidentes, son para ellos, los personajes únicos y reales en el gran drama de
la vida, conforme la afectan en el plano político.
No tienen la más mínima idea sobre
el temible conjunto de personalidades del mal, que vitalizan y motivan a sus
agentes humanos. Los “principados… potestades… los gobernadores de las tinieblas”,
y “las huestees espirituales de maldad en las regiones
celestiales” (Ef. 6:12) son, en lo que a ellos concierne, meras
figuras teológicas que no toman en cuenta.
Sin embargo, en el campo del
gobierno humano, las personalidades invisibles de la esfera del mal
sobrenatural son tan reales y activas como sus agentes humanos visibles, y
cualquier interpretación profundamente de la historia humana, que tenga en
cuenta los propósitos y objetivos divinos, debe tener en cuenta el plano
invisible, pero muy real, del espíritu.
Así interpretada, la historia
humana no debe ser considerada meramente como un relato de las actividades y
eventos humanos independientemente de las fuerzas espirituales, sino como una
continua interacción de personalidades espirituales y humanas, en la cual los
demonios juegan un papel prominente.
Aunque la actividad demoniaca es
importante tanto en ésta como en las épocas precedentes, y aumentará hacia el
final de los tiempos, no estará desenfrenada. Dios permite a Satán, bajo
ciertas restricciones, y a través de sus miríadas de demonios ayudantes llevar
a cabo su propia ambición impía de ser como Dios e intentar todas las funciones
de Dios. Pero el programa satánico está ya condenado de antemano al fracaso y a
la destrucción y sirve para demostrar al universo entero la completa necedad de
una criatura que intenta actuar independientemente y en oposición al Creador.
Al leer las Sagradas Escrituras,
saltan a la vista las restricciones divinas sobre el programa satánico. Existe
un significativo y actual ministerio del Espíritu Santo al refrenar el
desarrollo completo del mal hasta el fin de los tiempos. “Porque ya está en acción el misterio de la
iniquidad: sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea
quitado de en medio” (2 Ts.2:7). Más aún, la parte salvada de la
humanidad que ha sido librada “de la potestad de las tinieblas” (Col. 1:13) no
se encuentra bajo la dirección satánica y demoniaca (a menos que claudique) sino más
bien, a través del Espíritu Santo morando en ella, es la sal de la Tierra,
impidiendo su disolución antes de tiempo.
Todavía más importante, desde el
punto de vista gubernamental, es a clara revelación de la Escritura de que
Satán, aunque con autoridad, no está completamente libre de su Creador, sino
que todo poder que ejercita sobre esos gobiernos, es con permiso divino.
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”
(Rom.13:1).
Aunque el poder satánico está
controlado divinamente, de acuerdo con el testimonio de las Escrituras, tiene,
sin embargo, toda autoridad sobre la humanidad no regenerada. Los “no salvos”
son perfectamente organizados y bajo el liderazgo satánico y demoniaco,
dirigidos gubernamentalmente por medio de una gran federación o sistema del
mal.
Este orden satánico o “cosmos” descrito en numerosos pasajes bíblicos, frecuentemente se traduce en forma ambigua como “mundo”. Se refiere al mundo de hombres no redimidos con sus principios e ideas de vida y acción independientemente de Dios, que están en marcado contraste con los ideales y principios dados a los redimíos y en perfecta acuerdo con el orgullo y la ambición satánica. Por esta razón, el sistema mundial proporciona un ambiente ideal para la operación de Satán y sus demonios satélites.
I. EL DEMONISMO Y EL SISTEMA MUNDIAL
SATANICO:
En más de treinta pasajes
importantes, la palabra griega “cosmos”, que significa en la literatura griega,
desde Homero en adelante, “un apto y armonioso arreglo o constitución, orden”1),
es emplea en el Nuevo Testamento para señalar todo el conjunto de seres no
regenerados, separados de Dios, hostiles a Cristo y organizados como un sistema
o federación bajo Satán (*Jn.7:7; 1 Cor.1:21; 11:32; 1 P.5:9; 1 Jn.3:1, 13 y
otros).
*“No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me
aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas”. (Jn. 7:7)
Ayuda Hermenéutica:
G2889 κόσμος = kósmos: probablemente
de la base de G2865; arreglo ordenado, i. es. decoración; por
implicación el mundo (en un sentido amplio o estrecho, incluído sus habitante
literalmente o figurativamente [moralmente]:
- mundo, atavío. (Strong).
Un estudio de estos pasajes demuestra la naturaleza de este orden mundial.
1.1. EL CARÁCTER DEL SISTEMA MUNDIAL SATANICO:
A) Satán Es Su Dirigente Principal:
Tres veces Jesús
se refiere a Satán como “el príncipe (arcón, gobernante o jefe de gobierno) de este mundo” (Jn. 12:31; 14:30; 16:11). La misma
palabra es usada para referirse a los gobernadores de las naciones (Mt. 20:25;
Hech. 4:26).
El apóstol Pablo se refiere a Satán como jefe supremo o gobernante en el campo del mal sobrenatural, empleando la misma palabra ‘archon’ (“príncipe”) que fue utilizada por Jesús para describir el liderazgo sobre este maligno sistema mundial –“al príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2)2). En 2 Corintios 4:4, el apóstol presenta a Satán en un sentido religioso más que político, refiriéndose a él, como “el dios de este siglo”.
Ayuda Hermenéutica:
Príncipe: G758 ἄρχων
= árjon: presente
participio de G757; primero (en rango o poder): - principal, príncipe, soberano, gobernante,
hombre principal, magistrado, autoridad. (Strong).
dios: G2316 θεός = dseós: de afinidad incierta; deidad, específicamente (con G3588) la Divinidad suprema; figurativamente magistrado; de hebreo muy: - Señor, Dios. (Strong).
San Juan, menciona
a Satán como el dirigente reconocido del sistema mundial actual. “Porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo (sistema satánico)” (1 Jn. 4:4). “Sabemos que somos
de Dios, y el mundo entero (el sistema
satánico) está bajo el maligno” (1
Jn. 5:19).
El mensaje de
Jesús a la iglesia en Pérgamo revela que el demonio satánico es ejercido sobre
la Tierra y que ataca al pueblo de Dios. “Yo conozco… dónde moras, donde
está el trono de Satanás” (Ap. 2:13). El liderazgo satánico en la
jefatura gubernamental se extiende así a ambas esferas, la celestial y la
terrena, y estos planos interactúan en los eventos que suceden sobre la Tierra.3)
El profeta Isaías
revela en forma más completa el dominio satánico pujante sobre la Tierra en la
visión en la que vislumbra toda la carrera de Satán (Is. 14:12-17). Allí se le
presenta como aquel que debilitaba “ a las naciones” (v.12), “que hacía temblar la tierra, que trastornaba
los reinos” (v.16), “que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades,
que a sus presos nunca abrió la cárcel” (v.17). La visión panorámica de esta pasaje detrás de las figuras
poéticas empleadas, parece abarcar la conquista de Satán del hombre a través de
la tentación y la caída, su consecuente usurpación de autoridad sobre el hombre
y la Tierra, y su inveterada resistencia contra la aceptación por parte del
hombre del plan de Salvación en Cristo, dado por Dios en su infinita gracia.4)
En Isaías 14:12-20, la perspectiva profética se proyecta aún más en el pasado, para presentar bajo la figura de “el rey de Babilonia”, en caída primaveral de Satán como “Lucero, hijo de la mañana”.
Evidentemente,
éste era su espléndido título el día en que fue creado cuando el mundo era
joven y “alababan
todas las estrellas del alba” (evidentemente,
otros seres gloriosos, gobernaban como él mismo), “y se regocijaban todos los hijos (ángeles) de Dios” (Job
38:7).
Sin embargo, la
prístina armonía pronto fue quebrantada por la rebelión satánica. No faltan
indicios de que Satán fue puesto a cargo de la Tierra cuando este planeta fue
creado originalmente. G.S. Faber
llama a Satán “el
vicerrector gobernante de esta mansión planetaria del Padre”5), y que fue entonces que dijo en su
corazón:
Ø “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré… sobre las alturas de las nubes subiré, y será semejante al Altísimo” (Is.14:13, 14).
Evidentemente
debido a este acto presuntuosos Dios pronunció juicio sobre a Tierra pre-adámica, lo que condujo al caos que se
describe en Génesis 1:2.
Si esto es verdad, agrega una mayor evidencia a las numerosas Escrituras que nos dan la pauta de la existencia del dominio satánico sobre la Tierra y que la oferta que Satán hizo a nuestro Señor de darle toda la “potestad, y la gloria de” los reinos del mundo si postrado le adoraba (Lc.4:5-7) era intensamente real.
No eran palabras vanas las
que Satán dirigiéndose a Cristo:
Ø “A ti te daré toda esta potestad, y a gloria de ellos (los reinos del mundo); porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”.
Satán dijo: “Porque a mí
me ha sido entregado”. Esto era verdad pero debemos tener en cuenta lo siguiente:
·
No
fueron entregados al diablo por Dios.
·
Le fueron
entregados por el hombre.
· El hombre le cedió el lugar, y por esa razón, esos reinos pasaron bajo el dominio de Satán6).
A la luz
de estos hechos es más fácil comprender el esfuerzo persistente de Satán para
mantener al hombre bajo el dominio que ganó cuando provocó la caída del hombre
en Edén, y su lucha por alejarlo de la gracia salvadora de Cristo, así como la
incesante guerra satánica contra el Altísimo para retener la posesión de la
Tierra.
No
solamente es Satán el dirigente principal del sistema mundial satánico, sino
que de acuerdo con las Escrituras, el sistema en sí
mismo es completamente maligno:
·
A
la luz de los aspectos morales,
·
Educacionales,
·
Religiosos,
·
Científicos
y culturales de la civilización humana,
·
Muchos
creyentes no se animan a admitir que el sistema satánico es totalmente
corrupto.
·
Los
no creyentes lo niegan abiertamente.
Pero los
hombres olvidan que esta valoración de la humanidad, federado bajo Satán, está
hecha de acuerdo con el precepto de santidad divina y no de acuerdo con la
defectuosa estimación de la moralidad humana.
Los
hombres no regenerados, faltan de discernimiento espiritual y sujetos a engaño
satánico, son incapaces de comprender las normas de Dios, pues los caminos y
pensamientos divinos están tan por encima de los caminos y pensamientos de los
hombres de la misma manera que los cielos son más altos que la Tierra (Is.
55:8, 9).
Tampoco
pueden entender que debido a su actitud de rechazo de Cristo, están condenados
delante de Dios (Jn.3:18), y su moralidad refinamiento, cultural y
religiosidad, no son sino algo externo, incapaces de cubrir la injusticia de
sus corazones de la vista de Dios, Quien declara, con respecto de la humanidad
caída:
Ø “No hay justo, ni
aun uno” (Rom.3:10), y
Ø “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom.3:23).
La figura
lóbrega de la humanidad no regenerada, presentada en Romanos 3:10-18, con todos
sus sórdidas detalles de la depravación humana, parece casi incompresible con la cultura y los logros del
hombre civilizado, hasta que comprendamos que ésta es la descripción de la raza
caída cuando aparece delante de la santidad de Dios, despojada de todo lo
externo, y de la manera en que será manifestada en realidad en los últimos
días, cuando al fin, Dios deje de restringir el mal.
El sistema
satánico es presentado invariablemente así en las Escrituras como inveteradamente
maligna en su carácter, de acuerdo con el concepto de Dios, no solamente en
aquellas condiciones en que el mundo se confiesa moralmente equivocado, sino en
aquellas en que se considera ideal.
El apóstol
Juan relaciona el “espíritu del anticristo” con “el mundo” o sistema satánico (1
Jn.4:3). El también declara que “todo lo que es nacido de Dios vence al mundo” o el
sistema satánico (1 Jn.5:4). Santiago
declara que “la
amistad del mundo (sistema satánico) es enemistad contra Dios” (Stg.
4:4).
Y agrega
que uno de los elementos necesarios de la
“religión pura y sin mácula” es “guardarse sin
mancha del mundo” (sistema satánico, 1:27).Pedro habla de “la corrupción que
hay en el mundo” (sistema satánico, 2 P. 1:4) como también “de las contaminaciones
del mundo” (sistema satánico, 2:20). El apóstol Pablo enfatiza la
verdad de que el creyente ha sido librado del “presente siglo malo” (Gál. 1:4) y “de la potestad de
las tinieblas” (Col. 1:3), y que no debe conformarse al presente
siglo (Rom.12:2).
El sistema
mundial satánico no solamente es totalmente maligno, sino que, como orden
mundial es limitado y temporal:
§ Es limitado: en su liderazgo. Satán, aunque poderoso, no es
omnipotente como Cristo. “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo” (sistema satánico, 1 Jn. 4:4).
Es
limitado: en su conocimiento y
entendimiento. “No
hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Rom. 3:11). “Pero si nuestro
evangelio está encubierto entre los que se pierden está encubierto; en los
cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios” (2 Cor.4:3, 4).
“Pero el natural*
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locuras, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Cor. 2:14) el hombre natural.
Mejor *animal
o sensual. I. e., el inconverso. Véase Ju.19, donde se usa el mismo
vocablo (trad. “sensuales”,
RV1960, “MUNDANOS”,
1977), indicando aquí una persona que no tiene el Espíritu (Comp. Rom.8:9):
En cambio
el espiritual juzga todas las cosas; pero “él no es juzgado de nadie” (1 Cor. 2:15). El
espiritual. El cristiano maduro, que es guiado y enseñado por el Espíritu,
juzga (mejor discierne, RV1977) todas las cosas, i. e., puede escudriñar,
también, y por ende, entender todas las cosas; pero los no creyentes, e incluso los cristianos de mentalidad carnal,
no pueden discernir las cosas ni entender al cristiano maduro.
§ Este sistema es temporal y pasajero: “Y el mundo (sistema satánico) se pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre” (1 Jn. 2:17, versión 1909).
B) El sistema mundial
satánico se caracteriza por el orgullo la concupiscencia y la guerra.
Sus
tentaciones, dirigidas a las ambiciones egoístas de la naturaleza caída que no
recuerda a Dios, son aquellas que hicieron sucumbir a Eva en el Edén (Gn.3:6),
y que Satán emplea continuamente para subyugar a aquellos que son esclavos de
su sistema o para ganar nuevamente a
aquellos que a través de la fe en Cristo, rompieron con su programa. “Porque todo lo que
hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo”
(sistema satánico, 1 Jn. 2:16).
Santiago
considera que la fuente u origen de las disensiones y las guerras es nuestra
capitulación a estas tentaciones del sistema satánico, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos
entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros
miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar;
combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis” (Stg. 4:1, 2). El
mismo espíritu de orgullo y rebelión que hizo que Satán se levantara contra
Dios toma a todo aquel que se liga y relaciona con el sistema satánico al
seguir sus caminos y caer en sus tentaciones. “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios”
(Stg. 4:4).
El
espíritu de Satán, que así domina a este maligno sistema mundial es,
básicamente antagónico a Dios, no importa cómo se le quiera cubrir, con
civilización cultural humano, o religiosidad. Jesús claramente señala que el
poder real que El ejercía como Rey de los judíos no tenía ninguna relación con
el sistema mundial satánico. “Mi reino no es de este mundo (sistema satánico); si mi reino
fuera de este mundo (sistema satánico), mis servidores pelearían para que yo no
fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (sistema
satánico, Jn. 18:36).
Al
enfatizar que sus prerrogativas como Rey no tenían ninguna alianza con el
sistema mundial satánico, nuestro Señor enunció incidentalmente una gran verdad
a una generación cansada de guerra, que ya ha visto la agonía y devastación de
dos guerras mundiales, con el terror paralizante de una tercera, pendiente como
espada de Democles sobre un mundo angustiado. Los gobiernos del mundo en el
sistema satánico dependen de las guerras y sus fuerzas armadas para mantener o
exceder su poder. Esto parece aún más desconcertante, pues aun cuando las
guerras tienen usualmente un fin, “las terminaciones de las guerras sobre la Tierra son cada
vez menos satisfactorias”7). Además, son más frecuentes;
y como el sistema satánico está basado y perpetuado por las guerras, la paz no
será una realidad sino hasta que el gobierno satánico sea destruido en la
segunda venida de Cristo.
Daniel profetizó: “Hasta el fin de la guerra durante las devastaciones” (Dn. 9:26), y nuestro Señor mismo predijo: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambrunas, y terremotos en diferentes lugares” (Mt.24:6, 7).
Resumiendo,
las conclusiones de algunos de los mejores comentaristas sobre la admirable
predicción de nuestro Señor concerniente a la guerra en Mateo 24, Wilbur M. Smith declara:
· “Fundamentalmente, estamos de acuerdo
en que nuestro Señor, en su última semana de vida sobre la Tierra, predijo
claramente que las guerras, los conflictos nacionales, marcarían
definitivamente la era que seguiría su primera y segunda venida”8).
En otras palabras, Jesús simplemente declaraba de que a pesar de los optimistas cegados y la multiplicidad de hombres vanos que pronostican la paz – como los antiguos profetas mentirosos de Acab (1 R. 22:6-28)- no habrá paz hasta que el “Príncipe de paz” venga a destruir el sistema satánico encadenando a su principal-líder en el abismo (Ap.20:1-3).
C) El sistema mundial
satánico representa un perpetuo peligro para el hijo de Dios.
No sólo se
enfrenta continuamente a la sutil tentación dirigida a su naturaleza carnal en
su tres aspectos: “los deseos de la cerne los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1
Jn. 2:16), sino que Satán y sus demonios ayudantes, pueden afectar de otras
maneras a los santos de Dios:
·
Pueden ejercer un duro y cruel control
sobre ellos. Jesús fue ungido “con el Espíritu Santo y con poder” para sanar “a todos los
oprimidos por el diablo” (Hech. 10:38).
· Satanás puede atar a uno. “Y a esta hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de
esta ligadura en el día de reposo?” (Lc. 13:16).
· Con permiso de Dios, y para cumplir un
propósito divina, él puede tocar las posesiones del creyente, su salud, y su
familia (Job 1:9-12), y
· Aun la vista física (1 Cor. 5:5).
·
Más aún, Satán puede zarandear a un
cristiano como a trigo (Lc. 22:31, 32).
· A través de sus sátrapas puede influenciar
el gobierno humano y obstaculizar las oraciones (Dn. 10:12, 13), y
· A través de reyes y magistrados, levantar
persecución contra el pueblo de Dios (Hech. 4:25-27).
· Puede al cristiano como lo hizo con Pablo: “Y para que la
grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee para que no me
enaltezca sobremanera” (2 Cor. 12:7).
· El tiene el poder de la muerte física (Heb. 2:14) y de muchas otras maneras puede llegar y dañar tanto al creyente como al incrédulo.
Las
sagradas Escrituras enfatizan las referencias al poder y autoridad de Satán en
esta época. Y aunque su actividad esté circunscrita dentro de ciertos límites,
estos no están revelados en forma precisa.
Lo cierto es que Satán es el dios de este siglo, la cabeza del poderoso sistema mundial y a través de los gobiernos humanos, el que dirige a los hombres no regenerados, aunque ellos no están conscientes de esto.9)
1.2. LA
DESTRUCCIÓN DEL SISTEMA MUNDIAL SATANICO:
Resulta claro deducir del testimonio de las Escrituras que Dios permite que el programa satánico de soberbia y rebelión se lleva a cabo, tanto en lo que afecta al hombre sobre la Tierra como en lo que respecta a los seres celestiales, con el objeto de traer gloria a Sí mismo, en su gracia redentora en Cristo (Ef. 2:7) preparando para todas las inteligencias creadas, una solemne lección por la eternidad, sobre la necesidad de rebelarse en contra del Creador (Mt. 25:41); Ap. 19:20).
Pero los
últimos actos de este gran drama del mal, finalizando en tragedia para Satán y
sus seguidores y en la destrucción del sistema mundial Satanás, se llevarán a
cabo en los últimos años de esta era, en el día del Señor, luego que a Iglesia
haya sido arrebatada a los cielos (1 Ts. 4:13-18; 2 Ts. 2:1-4). 10)
Satán, que
todavía habita en los lugares celestiales, con el privilegio de acceso a Dios,
mientras exista su sistema mundial sobre la Tierra, será echado junto con sus ángeles sobre la
Tierra a la mitad de los últimos terribles años que den por terminado esta era (Ap.
12:7-12). Jesús se refirió gráficamente a este evento futuro cuando declaró:
“Yo veía a
Satanás caer del cielo como un rayo” (Lc. 10:18). Arrojado del cielo
a la Tierra, Satán operará a través del anticristo, ese personaje misterioso,
predicho tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que debe aparecer en los últimos
tiempos:
v En el Antiguo Testamento:
Ø
Este
temible antagonismo, aparece bajo los títulos de “rey de Babilonia” (Is.14:4);
Ø
“Lucero” (v.12). Lucero: H1966 הֵילֵל = jeilél:
de H1984 (en sentido de brillantez); lucero de la mañana: - lucero;
Ø
“El cuerno
pequeño”
(Dn. 7:8; 8:9) “un
rey altivo de rostro y entendido en enigmas” (v.23);
Ø
El
“príncipe que ha
de venir” (9:26); y
Ø
“El rey” que “hará su voluntad” (11:36),
v En el Nuevo Testamento:
Ø Aparece
como “el hombre
de pecado, el hijo de perdición” (2 Ts. 2:3),
Ø
“Anticristo”
(1 Jn. 2:18),
Ø
“La bestia” (1 Jn. 2:18),
Ø
“La bestia” (Ap. 13:1-10), y
Ø
“Aquel inicuo” (2 Ts. 2:8).
Ha surgido
bastante confusión con respecto a la enseñanza profética que identifica a la
segunda bestia de Apocalipsis 13:11-18 con el anticristo y no con la primera
bestia que se menciona en Apocalipsis 13:1-1011). W. R. Newell demostró ampliamente que el anticristo
es a primera bestia y no la segunda. A través de esta siniestra persona en la
cual habitará Satán (cosa que puede hacer, ya que “es un espíritu, y por consiguiente invisible a
los ojos humanos”12),
desencadenará sus últimos y furiosos ataques contra el remanente judío temeroso
de Dios, que predicará entonces el “evangelio del reino” (Mt. 24:14) y contra los
gentiles temerosos de Dios, que creerán en las buenas nuevas de que Cristo
vendrá pronto a establecer su reino milenial sobre la Tierra.
El malvado
designio de Satán será tomar posesión completa de la Tierra, borrar el nombre
de Dios y destruir el plan divino de erigir el reino mesiánico.
Con este fin, este endiablado “hombre de pecado, el hijo de perdición”, se opondrá y levantara “contra todo lo que se llama o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tim. 2:3, 4). También recibirá autoridad sobre “toda tribu, pueblo, lengua y nación” (Ap. 13:7). Inaugurará un reinado mundial de terror blasfemia y muerte.
“Y hablará palabras contra el Altísimo, y a
los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley” (Dn. 7:25).
Será el intento más desesperado y supremo de ser “semejante al Altísimo” (Is. 14:14).
Se levantará contra el Príncipe de los príncipes (Cristo) (Dn. 8:25).
Su breve pero horrible reinado y enloquecido intento de desafío de Dios y su ambición egoísta mostrará en forma completa todos los elementos latentes malvados del sistema mundial satánico, revelando lo que siempre ha sido, y lo que la Palabra de Dios dice que es: totalmente maligno. Cuando su iniquidad sea completamente, como en el caso de los antiguos amorreos (Gn. 15:16), será irremediablemente destruido.
El
destructor del maligno sistema mundial de Satán será el glorioso Cristo que
retorna; El, que en la cruz despojó “a los principados y a las potestades”, y “los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos” (Col. 2:15) y que no sólo pagó
la redención del hombre sino también redimió la Tierra de la usurpación final
por Satán.
El, quien fue el único hallado digno de desatar los siete sellos del libro, el título de propiedad de la Tierra, por virtud de su sacrificio (Ap. 5:1-7), terminará abriendo los sellos y desatando los juicios de la Tierra que resultarán en la aniquilación completa del sistema satánico y el desahucio de Satán.
Al final de la gran tribulación, los ejércitos bajo el anticristo, el siervo de Satán, serán reunidos en la llanura de Meguido, preparándose para atacar Jerusalén (Zc. 14:2) y aniquilar a los judíos. Derramando el “espíritu de gracia y de oración” sobre “la casa de David” (Israel) y “los moradores de Jerusalén” (Zc. 12:10), el glorioso Cristo, comandando los “ejércitos celestiales”, vendrá a rescatarlos (Ap.19:11-16), y luchará contra el anticristo y los malignos reyes y sus endemoniados ejército de la Tierra, reunidos por una actividad demoniaca jamás igualada (16:13-16) para la guerra contra el Señor. La bestia (anticristo) y el falso profeta, su ayudante, serán “lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre”, y sus ejércitos, “muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo” (19:20, 21). En esta terrífica carnicería “todas las aves se saciaran de las carnes de ellos” (v.21).
El último
evento que marca el colapso del sistema mundial satánico será el descanso de un
ángel desde los cielos que prendera al “dragón la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás”, y
lo atará por “mil
años”, arrojándolo al abismo, encerrándolo y poniendo un sello sobre
él, para que no engañe más a las naciones, hasta que se cumpla mil años (20:1-3).
Véase Parte II.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario