SUMO SACERDOTE
&
SUMO PONTÍFICE
(Hebreos 2:17).
“Por lo cual debía
ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se
refiere, para expiar los pecados del pueblo”.
(Heb. 2:17).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En el Antiguo
Testamento el sumo sacerdote era el mediador entre Dios y su pueblo. Su tarea
consistía en ofrecer con regularidad sacrificios de animales, según la ley, e
interceder delante de Dios por los pecados del pueblo. Jesucristo es ahora
nuestro Sumo Sacerdote.
Él (Jesús) vino a la tierra como ser humano; por lo tanto, entiende nuestras debilidades y nos extiende su misericordia, solo Jesucristo pueden atribuirse estos títulos de Sumo Sacerdote y Pontífice[1], no hay otro ser humano en la tierra con estos títulos divinos dados por Dios mismo.
Ayuda Hermenéutica:
(arquiereus = (ἀρχιερεύς, G749). Sacerdote principal, sumo sacerdote (arque = primero;
jiereus
= sacerdote). Es frecuente en los Evangelios,
Hechos y Hebreos, pero solo en estos libros en el NT. (VINE).
G749 ἀρχιερεύς
= arjiereús de G746 y G2409;
sumo sacerdote (literalmente de los judíos, típicamente Cristo); por extensión
sumo sacerdote: - principal, sumo sacerdote,
jefe. (Strong).
Heb.
5:17:
R920 El verbo
imperfecto ὤφειλεν se usa para
describir una obligación pasada: fue necesario que fuera hecho.
B409 Εἰς τό con el infinitivo ἱλάσκεσθαι se usa para expresar propósito
(comp.. T143).
M33 Τά se usa como un
acusativo de referencia:
un sumo
sacerdote fiel con respecto a las cosas pertenecientes a Dios (o quizá al lado
de Dios).
Se usa de Cristo (por ejemp., en Heb. 2:17; 3:1); de sacerdotes principales, incluyendo a ex - sumos sacerdotes y a miembros de sus familias (por ejemp., Mt. 2:4; Mr. 8:1).
I.
Los Sumos Sacerdotes Designa:
A los sumos sacerdotes del sistema
levítico, frecuentemente llamados «príncipes de los sacerdotes» en el NT., e
incluyendo a exsumos sacerdotes y miembros de familias sumo-sacerdotales (por ejemplo,
Mt.2:4; 16:21; 20:18; 21:15); en singular, un sumo sacerdote, por ejemplo:
· Abiatar (Marcos 2:26);
· Anás y
· Caifás
(Lucas 3:2),
Donde la versión moderna traduce con mayor
propiedad «bajo
el sumo sacerdocio de Anás y Caifás» (comp. Hech.4:6).
En cuanto a la combinación de ellos dos a
este respecto, Anás fue sumo sacerdote desde el 7 al 14 d.C., y, en el tiempo
al que se hace referencia, hacía ya algunos años que había sido depuesto; su
yerno Caifás, el cuarto sumo sacerdote desde su deposición, fue designado
alrededor del 24 d.C.
Que Anás todavía fuera llamado el sumo sacerdote recibe su
explicación por los siguientes hechos:
1) Que por la ley de
Moisés el sumo sacerdocio se mantenía toda la vida (Núm. 35:25); su deposición
fue el acto caprichoso de un procurador romano, pero legal y religiosamente
seguía siendo considerado como sumo sacerdote por parte de los judíos;
2) Que probablemente
siguiera ejerciendo el cargo de vicepresidente del sanedrín (comp. 2 R. 25:18);
3) Que era un hombre
cuya edad, riqueza y relaciones familiares le daban una influencia
preponderante, mediante lo cual seguía manteniendo las riendas del verdadero
poder sacerdotal; en verdad, para esta época el sumo sacerdocio estaba en poder
de un grupo de alrededor de media docena de familias; el lenguaje de los
escritores de los Evangelios armoniza con este hecho, al atribuir el sumo
sacerdocio más a una casta que a una persona; los sumos sacerdotes eran, en
aquel período, meras marionetas de las autoridades romanas, que los cesaban a
voluntad, con el resultado de que el título se utilizaba con menor rigor que en
tiempos anteriores.
La institución divina del sacerdocio culminaba en el sumo sacerdote, siendo su deber representar a todo el pueblo (por ejemp., Lv. 4:15-16; cap.16). Las características de los sumos sacerdotes se enumeran en Heb. 5:1-4; 8:3; 9:7; 9:25; en algunos mss., en 10:11; 13:11; en estos pasajes, rv traduce «pontífice» en lugar de «sumo sacerdote» (rvr); en Juan 11:49, etc., la rv traduce «sumo pontífice», en lugar de «sumo sacerdote» (rvr).
II. Un Gran Sumo
Sacerdote:
Cristo es presentado en relación con ello en la Epístola a los
Hebreos, donde es llamado:
· «Un sumo sacerdote» (Juan 4:15; 5:5;
5:10; 6:20; 7:26; 8:1; 8:3; 9:11);
· En 4:14: «un gran sumo
sacerdote»;
· 10:21: «un gran
sacerdote»;
· «Misericordioso y fiel sumo sacerdote» (2:17);
· «El apóstol y sumo sacerdote de nuestra
profesión» (3:1);
· «Sumo sacerdote según el orden de
Melquisedec»
(5:10).
Uno de los grandes objetivos de esta Epístola es exhibir la superioridad del sumo sacerdocio de Cristo como perteneciente a un orden diferente de y superior al aarónico, en el sentido de que él es el Hijo de Dios (véase especialmente 7:28), con un sacerdocio del orden de Melquisedec.
2.1. Se Destacan Siete Características Sobresalientes De Su Sacerdocio:
1) Su Carácter (5:6, 10);
no se glorificó (V. 6)—no
asumió la gloria del oficio sacerdotal sin el llamamiento de Dios (Jn. 8:54). más el que le dijo—es decir, Dios le glorificó
y le ordenó para el sacerdocio, calificándole para su oficio. Nadie sino el
divino Hijo pudo haber cumplido tal oficio (Jn. 10:5-9). La relación entre
filiación y sacerdocio se tipifica en el título para los sacerdotes dado a los
hijos de David (2 Sam. 8:18).
Cristo no se constituyó a sí mismo Hijo de Dios, sino que era desde la eternidad el unigénito del Padre. De su filiación dependía su glorificación y su llamamiento por Dios al sacerdocio (v. 10).
Nombrado—
(v. 10). “Saludado
por Dios con el título de Sumo Sacerdote”, así reconocido por el
Padre, al momento de ser “hecho perfecto”, “consumado”
(v. 9). Era el Sumo Sacerdote ya en el propósito de Dios antes de su pasión;
después de ella, hecho perfecto, fue así formalmente saludado.
2) Su Comisión (5:4, 5);
El autor presenta las calificaciones y actividades del oficio de
sumo sacerdote (Vv.
1-4). Debe ser alguien igual a quienes representa, con la capacidad de sentir
lo que ellos sienten. El suyo es un oficio público al cual es designado como
representante de los seres humanos ante Dios.
Da gracias y ofrece sacrificios propiciatorios. Su intercesión es paciente . . . puesto que él también está rodeado de debilidad. Por tanto, debe ofrecer sacrificios por sí mismo, así como por el pueblo. (Cristo no necesita purificarse a sí mismo por medio del sacrificio; véase 7:27).
no se glorificó (v.5),
no
asumió la gloria del oficio sacerdotal sin el llamamiento de Dios (Jn. 8:54). más el que le dijo, es decir, Dios le
glorificó y le ordenó para el sacerdocio, calificándole para su oficio. Nadie
sino el divino Hijo pudo haber cumplido tal oficio (Jn. 10:5-9).
La relación entre filiación y sacerdocio
se tipifica en el título para los sacerdotes dado a los hijos de David (2 Sam. 8:18).
Cristo no se constituyó a sí mismo Hijo de Dios, sino que era desde la
eternidad el unigénito del Padre. De su filiación dependía su glorificación y
su llamamiento por Dios al sacerdocio (v. 10).
3) Su Preparación (2:17; 10:5);
Para expiar (v. 17). O, para hacer propiciación. La propiciación se refiere a la ira de Dios, que queda satisfecho por la muerte de Cristo (Rom. 3:25; 1 Jn. 2:2). La expiación enfatiza la retirada del pecado mediante el sacrificio que satisfizo a Dios. El pecado interrumpe las relaciones normales con Dios; la expiación retira el pecado y restaura la relación.
Aunque ordenados por Dios, los sacrificios
y las ofrendas eran insatisfactorios porque se trataba sólo de sombras y
símbolos (vv. 10:5-10). Dios quiso que se consumaran mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo.
4) Su Sacrificio (8:3; 9:12, 14,
27, 28; 10:4-12);
Porque—señalando la
razón de llamarle “ministro del santuario”. (8:3) algo—No vuelve
a ofrecer su sacrificio una vez para siempre cumplido. Pero como el sumo
sacerdote no entraba en el lugar santo sin sangre, así Cristo ha entrado en el
santísimo celestial con su propia sangre.
Aquella “sangre de rociamiento” está en el cielo. Desde allí es hecha eficiente para rociar a los creyentes como el fin de su elección (1 P. 1:2). El vocablo “consagrar”, como a sacerdote, es llenar la mano, significando que la ofrenda es dada en las manos del sacerdote para que él la presente a Dios. El sacerdote, para cumplir su oficio, debe tener algo en la mano para ofrecer. Por tanto, como sacerdote, Cristo tiene su sangre por oblación que ofrece ante Dios.
Jesús ofreció en sacrificio su propia sangre (9:12-14). Si el
sacrificio de animales procuraba limpieza ceremonial, ¡Cuánto más lavará las
almas el sacrificio espiritual de Cristo!
5) Su Santuario (4:14; 8:2; 9:11,
12, 24; 10:12, 19);
Dos grandes provisiones alientan a los creyentes en su fe
(4:11-14):
1- La palabra de Dios,
que revela si una persona está viviendo una vida plena o espiritual; y
2- El ministerio de Cristo, nuestro gran sumo sacerdote, quien tiene poder para hacernos gozar de la inmediata compañía de Dios.
En medio de las referencias a sacerdotes,
tabernáculos, sacrificios y otros conceptos que nos resultan desconocidos,
llegamos a la descripción de Cristo como nuestro mediador que se presenta
por nosotros ante Dios (9:24). Podemos identificarnos con esa función y
sentirnos alentados por ella.
Cristo está de nuestra parte al lado de
Dios. Él es nuestro Señor y Salvador. Él no está allí para convencer o
recordarle a Dios que nuestros pecados fueron perdonados, sino para presentar
nuestras necesidades y también nuestro servicio a Él como una ofrenda (véase 7:25).
6) Su Ministerio (2:18; 4:15; 7:25; 8:6; 9:15, 24);
Saber que Cristo sufrió el dolor y se
enfrentó a la tentación nos ayuda a enfrentarnos a nuestras propias pruebas.
Jesucristo entiende nuestras luchas porque El las sufrió como ser humano (2:18).
Podemos confiar en que Cristo nos ayudará a salir victoriosos de los sufrimientos y de la tentación. Cuando se enfrente a las pruebas, acuda a Cristo en busca de fortaleza y paciencia. El comprende sus necesidades y puede ayudarle (véase 4:14).
Como nuestro Sumo Sacerdote, Cristo es
nuestro abogado, el mediador entre nosotros y Dios (7:25). El cuida de nuestros
intereses e intercede por nosotros ante Dios. El sumo sacerdote del Antiguo
Testamento se presentaba delante de Dios una sola vez al año para interceder
por el perdón de los pecados de la nación; Cristo intercede por nosotros,
delante de Dios, de modo permanente.
La presencia de Cristo en el cielo con el
Padre nos asegura que nuestros pecados han sido pagados y perdonados (véanse
Rom. 8:33-34; Heb. 2:17-18; 4:15-16; 9:24). Esa maravillosa seguridad nos libra
de condenación y del temor a fracasar.
7) Sus Efectos (2:15; 4:16; 6:19, 20; 7:16, 25; 9:14, 28; 10:14-17,
22, 39; 12:1; 13:13-17).
Hasta dentro del velo. I, es, en la presencia de Dios (6:19). Los creyentes tienen un estímulo tan fuerte como lo tenía Abraham en su tiempo, porque Jesús ha entrado ya en la presencia de Dios y nos asegura también de nuestra entrada en el cielo.
Porque—El sacrificio acabado “para siempre” (v. 12) en su eficacia no necesita renovación. a los santificados—más bien el griego, “los que están siendo santificados”. (v. 14), (10:14-17). La santificación, (consagración a Dios) [sinónimo en Hebreos de “salvación”. Nota del Trad.] de los creyentes elegidos (1 P. 1:12) es perfecta en Cristo una vez para siempre (nota, v. 10). (Contrástese la ley, caps. 7:19; 9:9; 10:1). El desarrollo de aquella santificación es progresivo.
lo mismo—(v.16). El griego, reza: “Y nos atestigua también el Espíritu Santo”. Se da el testimonio del Padre en cap. 5:10; el del Hijo en cap. 10:5. Ahora se agrega el del Espíritu Santo, llamado de consiguiente “el Espíritu de gracia” (v. 29). El testimonio de todos los tres lleva a la misma conclusión (v. 18). que (porque) después que dijo—la proposición termina en el v. 17: “Después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos (con la casa de Israel, cap. 8:10; aquí extendido al Israel espiritual) …; daré (la ley fue dada en las manos; pero ahora son dadas) mis leyes en sus corazones (mente, 8:10) y en sus almas (corazones, 8:10), las inscribiré (así el griego); pero omite el resto de la cita, cap. 8:10, 11: “Seré a ellos por Dios …, etc.”.
Añade (v.17). en bastardillas,
como no está en el texto original. y nunca—léase:
“Y añade: nunca …”.
Después de
decir lo anterior, dice (también) lo siguiente:
“Nunca
más me acordaré …”. El punto principal de la cita es comprobar que
habiendo en el pacto evangélico “remisión de
pecados” (v. 17), no hay más necesidad de sacrificio por los
pecados. El objeto de la misma cita en el cap. 8:8-13, es enseñar que, habiendo
un “NUEVO pacto”,
el anterior queda anticuado.
Nota: El adjetivo arquieratikos, sumo-sacerdotal, se emplea
en Hech.4:6, traducido «de los sumos sacerdotes» (rv: «sacerdotal»).
arquiereus = (ἀρχιερεύς, G749), denota tanto a los
principales sacerdotes, incluyendo a exsumos sacerdotes y a miembros de las
familias sumo sacerdotales (por ejemp., Mateo 2:4; 16:21; 20:18; 21:15) como,
en singular, al sumo sacerdote. Para una consideración extensa de este término.
Nota: Para el adjetivo arquieratikos (Hech. 4:6), perteneciente
al sumo sacerdocio. (VINE).
Concluyo:
Él (Jesús) ha pagado una vez y para siempre el castigo
de nuestros pecados por su sacrificio en la cruz (expiación),
y se puede confiar en que Él restablezca nuestras quebrantadas relaciones con
Dios.
Estamos libres de la dominación del pecado
desde el momento en que nos entregamos por completo a Cristo, confiando
plenamente en lo que ha hecho por nosotros (véase la nota en 4:14 para más
acerca de Jesucristo como nuestro gran Sumo Sacerdote).
Jesucristo
Es Nuestro Gran
Sumo Sacerdote Y Pontífice:
____________
Nota y
Bibliografía:
[1] Posibles
etimologías de «latino: pontífice»:
Con la renuncia
del anterior papa y el nombramiento del actual, me ha parecido oportuno tratar
la etimología de «pontífice».
Como no podía ser de otra forma con una palabra tal, encontramos varias
posibles etimologías, ninguna de ellas demostrable aparentemente a ciencia
cierta, pero todas ellas muy imaginativas.
Contenidos del
artículo:
Etimología de «pontífice»:
el hacedor de puentes
Empezaremos por la
más extendida y, a mi modo de ver, la más curiosa. Ya los propios romanos
consideraban que el pontífice (de pontificem,
acusativo de pontifex) era ni más ni
menos que el hacedor de puentes, en una palabra, claramente compuesta por la
raíz de «puente»
y la de «hacer»,
de forma similar a lo que ocurre con «artífice»
(de artifex), el hacedor de arte.
Los pontífices,
como decía el pontífice máximo Quinto Escévola, se llaman así a raíz de «poder» [posse]
y «hacer
sacrificios» [facere], de tal manera que serían «potentífices»
[o «potífices», es decir, «los que tenían capacidad para hacer sacrificios»].
Yo considero que
proviene de «puente»
[pons], pues fueron los pontífices los que
construyeron por primera vez y reparan a menudo el Puente Sublicio.
A partir de aquí se dan varias
interpretaciones.
Está la más básica, según la cual los pontífices tenían ese sobrenombre
honorífico por haber sido los primeros en construir el Puente
Sublicio, un importante río de madera de la más antigua Roma. (Tomado: Paco
Álvarez, Javier Álvarez, lo mismo es. Soy filólogo clásico y me encantan las
lenguas en general y las clásicas y el español en particular (¡fantástica
combinación para una web de gramática histórica!).
- e-Sword-the. LEDD.
- La
Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//02//2023. IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA “EL SHADDAI”. Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del hospital regional II. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.