lunes, 17 de septiembre de 2018

DEFENSA DE PABLO ANTE FÉLIX: HECHOS 24:


DEFENSA DE PABLO ANTE FÉLIX:
HECHOS 24:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

I.       Una Acusación Falsa (Hechos 24:1–9):
La próxima audiencia de Pablo fue ante Félix, el gobernador. Félix era esposo de Drusila (v. 24), su tercera esposa. Ella era la más joven de las hijas de Herodes Agripa I y todavía no tenía ni veinte años.
Era costumbre que los acusadores presentaran argumentos en su oratoria y trataran de adular al juez. Tértulo era tal abogado orador y sus palabras acerca de Félix suenan vacías y falsas. Los «cinco días» que señalan en el versículo 1 se refiere al tiempo que transcurrió desde el arresto de Pablo.
El resumen de las actividades de Pablo sería algo similar al siguiente:
Ø Día 1: llega a Jerusalén, 21:17.
Ø Día 2: visitó a Jacobo, 21:18.
Ø Día 3: visitó el templo, 21:26.
Ø Días 4, 5 y 6: cumple en el templo el voto hecho.
Ø Día 7: es arrestado en el templo, 21:27.
Ø Día 8: ante el concilio, 22:30–23:10.
Ø Día 9: complot de los judíos y viaje de Pablo a Cesarea, 23:12–31.
Ø Día 10: lo presentan ante Félix, 23:32–35.
Ø Días 11 y 12: espera en Cesarea.
Ø Día 13: audiencia ante Félix.

Nótese: que hay cinco días (8 al 12) entre el arresto y el juicio de Pablo.

Hubo Tres Acusaciones De Los Judíos Contra Pablo:
(1) una personal: «hemos hallado que este hombre es una plaga»;
(2) una política: «promotor de sediciones»; y
(3) una religiosa: «cabecilla de la secta de los nazarenos».

Compárese el juicio de Cristo y las acusaciones que se hicieron en su contra (Lc. 23:22). Por supuesto, ¡no tenían ninguna prueba de estos asuntos! Consideraban a Pablo una «plaga» (v. 5) mientras que generaciones de cristianos lo veían como el gran apóstol de Dios a los gentiles.
Los incrédulos hoy no se dan cuenta que sus «hostigantes amigos cristianos» son en realidad sus mejores amigos. El rico en Lucas 16:19–31 le suplicó desde el infierno a Abraham ¡que enviara a Lázaro a visitar a sus hermanos y les testificara!
El argumento político también era falso. Pablo nunca trató de cambiar la política de los hombres, sino que predicaba el señorío de Cristo. Esto entraba en conflicto con la exigencia del César de que la gente le adorara como dios. «¡No tenemos más rey que Césarfue lo que los judíos gritaron ante Pilato (Jn. 19:8–15). Estos hombres consideraban a la fe cristiana una secta, un grupo de personas ajenas a la verdadera fe judía.
Miles de judíos habían creído en Cristo, pero todavía participaban en la adoración en el templo, de modo que se les miraba como una secta dentro de Israel y no una nueva religión. El término «nazareno» era de menosprecio: «¿De Nazaret puede salir algo de bueno?», preguntó Natanael (Jn. 1:46).
¡Tértulo inclusive mintió respecto al valiente soldado Lisias!
Nótese: como «suavizó» la historia del motín en el templo (v. 6), ¡pero exageró lo que hizo Lisias! (v. 7).
Los hombres que se oponen a la verdad no se detendrán ante nada para distorsionar la verdad o promover una mentira. Dios usó a Lisias para rescatar a Pablo y los judíos lo detestaban por eso. Los hombres pretenden obedecer la ley, pero estos hijos del diablo (Jn. 8:44) ¡eran homicidas y mentirosos!

II.     Una Respuesta Fiel (Hechos 24:10–21):
Los cristianos tienen el derecho a usar la ley (establecida por Dios) para protegerse a sí mismos y al evangelio.
Nótese: que Pablo no dependió de la lisonja; véase 1 Tesalonicenses 2:1–6. Esperó hasta que el gobernador le dio permiso para que hablara, entonces tranquila y sinceramente contó su historia.
Félix había sido gobernador por seis o siete años, lo que era suficiente para considerarse «muchos años» (v. 10), ¡según los registros de esos días! Pablo respondió a las acusaciones con hechos. Sólo doce días antes (recuérdese el resumen cronológico dado anteriormente) había llegado a Jerusalén para adorar. ¡De ninguna manera podía haber organizado una revuelta en tan corto tiempo!
Los acusadores no tenían testigos para probar que él hubiera causado problemas o que siquiera hubiera levantado la voz en el templo. Entonces el apóstol empleó la corte como púlpito para dar testimonio de su fe en Cristo.

«Confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía». Así pasó a afirmar que esta «herejía» era en realidad el cumplimiento de la fe judía. Pablo creía en la ley y en los profetas, esto es, las Escrituras completas del AT. Creía (como los fariseos) que habría una resurrección de los muertos. Cada día intentaba tener «una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres» (v. 16).
¿Era Pablo anti-judío? ¡Cómo podía serlo cuando llevaba una ofrenda de amor a su nación para ayudarles en su tiempo de aflicción! Los «muchos años» del versículo 17 deben haber sido tres o cuatro años. Pablo visitó Jerusalén en cinco ocasiones diferentes:
Ø estos acontecimientos se registran en Hechos 9:26 (39 d.C.); 11:27–30 (45 d.C.); 15 (50 d.C.); 18:22 (53 d.C.); y 21:17 (58 d.C.).
Ø Habían pasado cinco años desde su última visita a Jerusalén. Los acusadores no podían probar con testigos que hubiera causado ningún problema; es más, ellos fueron los que empezaron el disturbio en el templo (21:27ss).

III.    Una Actitud Insensata (Hechos 24:22–27):
Félix tenía cierto entendimiento del «Camino» (la fe cristiana), pero rehusó tomar ninguna decisión. La pospuso con la excusa de que el tribuno debía comparecer primero. El gobernador fue amable con Pablo al concederles alguna libertad y acceso a sus amigos.
Félix celebró otro juicio, esta vez con su joven esposa Drusila presente. A pesar de lo joven que era, ya estaba viviendo en pecado, sin mucha diferencia a la familia de Herodes de la cual procedía.
Es probable que estuviera encantada con toda la pompa y ostentación de ser esposa del gobernador, ¡hasta que Pablo empezó a predicar la Palabra! Pablo se puso de pie ante ellos y habló, no a su favor, ¡sino respecto a la salvación de ellos!

Tenía un argumento triple por el cual debían aceptar a Cristo:
(1) rectitud o justicia: ellos debían hacer algo respecto al pecado pasado;
(2) temperancia (dominio propio): debían vencer las tentaciones de hoy;
(3) el juicio venidero: debían prepararse para este juicio.

El mensaje fue tan poderoso que Félix tembló. Pero el gobernador tuvo una actitud insensata, a pesar de que Dios le había hablado al corazón: pospuso su decisión por Cristo y usó a Pablo como un instrumento político con esperanza de recibir dinero de él. Pablo había admitido que había estado llevando ofrendas a los judíos (v. 17) y tal vez Félix pensó que el apóstol conseguiría su libertad mediante soborno.
Tratando de congraciarse con los judíos, Félix dejó preso a Pablo dos años más antes que Porcio Festo le sucediera en el cargo. No podemos sino admirar a Pablo mientras enfrentaba las falsas acusaciones de hombres perversos. Qué ejemplo para nosotros hoy en día.
Pablo enfrentó los hechos con sinceridad y exigió que se presentara la verdad. Su preocupación era la salvación de los hombres, no la seguridad de su vida. Dios le había prometido que testificaría ante los gentiles y ante reyes (9:15), y esta experiencia era un cumplimiento de tal promesa.
Muchos pecadores hoy en día son como Tértulo, aduladores que se niegan a enfrentar la verdad. Otros son como Félix, que oyen la verdad y la entienden, e incluso se sienten culpables, pero rehúsan obedecer.
Hay otros más como Drusila; oyó la Palabra y vio a su esposo profundamente conmovido, sin embargo, nada se dice de su decisión. Sin duda, sus pecados de juventud ya habían endurecido su corazón.
Los historiadores nos dicen que murió a los veintiún años de edad, durante la erupción del monte Vesubio.

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