lunes, 10 de septiembre de 2018

PABLO ES PRESENTADO DELANTE DEL SANEDRÍN: HECHOS 23:


PABLO ES PRESENTADO DELANTE DEL SANEDRÍN:
HECHOS 23:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

I.       Pablo y El Concilio[1] (Hechos 23:1–11):
Al siguiente día la guardia trajo a Pablo a la reunión oficial del concilio judío:
·      Este grupo juzgó a Pedro y a Juan (4:5ss),
·      a los doce apóstoles (5:21ss) y a Esteban (6:12ss).
·      También juzgó a Cristo.
En la reunión Pablo se sintió como en casa, habiendo sido él mismo un fariseo activo. Inmediatamente habló en su defensa, afirmando que su vida pública había sido sin tacha y su conciencia clara.
Esto enfureció al sumo sacerdote, Ananías, quien ordenó a uno de los hombres que estaban cerca de Pablo que le golpeara en la boca. Cristo sufrió un tratamiento similar (Jn. 18:22).
Hay división respecto a la respuesta de Pablo en el versículo 3. Algunos dicen que estaba actuando en apresuramiento carnal al condenar al sumo sacerdote; otros opinan que Pablo tenía justificación para sus palabras puesto que golpearlo era ilegal y el sumo sacerdote era un hombre perverso.
La historia nos dice que Ananías fue uno de los peores sumos sacerdotes que jamás tuvo la nación. Robaba el dinero de otros sacerdotes e incluso usaba toda artimaña política para aumentar su poder, y finalmente fue asesinado. «Pared blanqueada» (v. 3) tal vez se refiera a Ezequiel 13:10ss, donde se compara a los gobernantes hipócritas de la tierra con una pared pintada de blanco, pero incapaz de mantenerse en pie.
¿Sabía Pablo quién era el sumo sacerdote? Algunos opinan que Pablo tenía problemas visuales (Gál. 4:13–15) y que eso tal vez le impidió reconocerlo. Esta no fue una reunión formal del concilio, puesto que el capitán romano fue el que convocó la reunión de judíos, y por tanto el sumo sacerdote a lo mejor no vestía sus atuendos usuales o quizás no estaba sentado en su lugar acostumbrado.
Pablo citó Éxodo 22:28 tal vez con ironía y quería decir con esto que el sumo sacerdote no era en realidad el gobernante de la nación.
Pablo usó entonces una táctica «política», tratando de dividir al concilio y colocó a los estrictos fariseos en contra de los liberales saduceos.
Es difícil creer que el gran apóstol a los gentiles, el ministro de la gracia de Dios, clamara: «¡Soy fariseo
Más tarde llamaría «basura» a su estilo de vida fariseo (Filp. 3:1–11). Afirmó que la cuestión real era la esperanza de la resurrección, sabiendo que los saduceos no creían tal doctrina. Esperaba, sin duda, poder probar la resurrección de Cristo; pero la discusión que se suscitó puso en peligro su vida y el tribuno romano tuvo que rescatarlo de nuevo.
Parecía que todo estaba perdido, pero esa noche el Señor, con toda gracia, estuvo al lado de Pablo y le animó. ¡Sabía que iría a Roma!

II.      Pablo y Los Conspiradores: (Hechos 23:12–22):
·    ¡No cabe duda de que Jerusalén estaba lejos de Dios como para que más de cuarenta hombres pudieran conspirar en nombre de la religión para matar a un judío piadoso!
·      ¡Incluso los principales sacerdotes y ancianos fueron parte del crimen!
Pero Dios estaba en control, e iba a llevar a su mensajero a Roma a pesar de la oposición de los hombres y Satanás.
Ya sea que la venida de Pablo a Jerusalén estuviera o no de acuerdo a la voluntad revelada de Dios, el Señor de todas maneras en su gracia desvió y estimuló a su siervo. ¡Cuánto nos alienta este incidente al tomar decisiones en el ministerio!
No sabemos nada en relación a la hermana y al sobrino de Pablo. No estamos seguros de que hayan sido creyentes. Pero Dios los usó para frustrar la conspiración y alejar a Pablo de la peligrosa Jerusalén. Por cierto, debemos admirar la honestidad e integridad del capitán romano.
Podía haber ridiculizado el mensaje del muchacho, o dado oídos a las mentiras de los judíos; pero en lugar de eso cumplió fielmente su responsabilidad.
A menudo los siervos de Dios reciben ayuda y protección de incrédulos honestos y fieles. A Pablo ahora lo entregaron en manos de los gentiles, como lo fue su Señor en Jerusalén años antes.

III.    Pablo y El Capitán (Hechos 23:23–35):
El nombre del tribuno era Claudio Lisias. En su carta a Félix, le contó cómo rescató a Pablo de manos de los judíos debido a que el apóstol era ciudadano romano.
Además, indicó que la cuestión era en cuanto a la ley judía y no a la romana, y que opinaba que Pablo no merecía ni arresto ni muerte. Pero para mantener a Pablo a salvo, Claudio le enviaba a Félix para que se le juzgara:
Ø ¡Qué procesión fue esta!
Ø ¡Aquellos cuarenta judíos deben haber estado terriblemente hambrientos hasta que rompieron su juramento!
Pero a Pablo lo llevaron con seguridad a Cesarea, donde enfrentaría a sus acusadores judíos ante Félix, el gobernador. Podemos ver la manera en que Dios usó a Pablo como su gran misionero a los gentiles.
Su ciudadanía romana le daba la protección de las leyes y el ejército romano, por un lado, y también le daba la oportunidad de testificar a los gentiles. ¡Qué maravilloso es que Dios prepara de antemano a sus siervos, incluso vigilando su lugar de nacimiento y ciudadanía!
Es interesante notar que en varias ocasiones de crisis el Señor le apareció a Pablo para sustentarlo. Durante los ataques judíos en Corinto Cristo le aseguró que estaba con él y que le daría muchos convertidos (18:9–11).
En la nave, rumbo a Roma, cuando estalló la tormenta, Cristo le aseguró que no lo había olvidado (27:21–25). Nos preguntamos si Pablo se apoyaba firmemente en el Salmo 23:4:
·      «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo».

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Notas:
[1] G4892 συνέδριον = sunédrion: neutro de un derivado presunto de un compuesto de G4862 y la base de G1476; sesión conjunta, i.e. (específicamente) el sanedrín judío; por analogía tribunal subordinado:- concilio. (Strong)


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