PABLO ES PRESENTADO DELANTE DEL
SANEDRÍN:
HECHOS 23:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Al
siguiente día la guardia trajo a Pablo a la reunión oficial del concilio judío:
· Este grupo juzgó a Pedro y a
Juan (4:5ss),
· a los doce apóstoles (5:21ss) y a
Esteban (6:12ss).
· También juzgó a Cristo.
En la
reunión Pablo se sintió como en casa, habiendo sido él mismo un fariseo activo.
Inmediatamente
habló en su defensa, afirmando que su vida pública había sido sin tacha y su
conciencia clara.
Esto enfureció al
sumo sacerdote, Ananías, quien ordenó a uno de los hombres que estaban cerca de
Pablo que le golpeara en la boca. Cristo sufrió un tratamiento similar (Jn. 18:22).
Hay
división respecto a la respuesta de Pablo en el versículo 3. Algunos dicen que estaba actuando en apresuramiento
carnal al condenar al sumo sacerdote; otros opinan que Pablo tenía
justificación para sus palabras puesto que golpearlo era ilegal y el sumo
sacerdote era un hombre perverso.
La
historia nos dice que Ananías fue uno de los peores sumos sacerdotes que jamás
tuvo la nación. Robaba el dinero de otros sacerdotes e incluso usaba toda artimaña
política para aumentar su poder, y finalmente fue asesinado. «Pared blanqueada»
(v. 3) tal vez se refiera a Ezequiel 13:10ss, donde se compara a los
gobernantes hipócritas de la tierra con una pared pintada de blanco, pero
incapaz de mantenerse en pie.
¿Sabía Pablo
quién era el sumo sacerdote? Algunos opinan que Pablo tenía
problemas visuales (Gál. 4:13–15) y que eso tal vez le impidió reconocerlo.
Esta no fue una reunión formal del concilio, puesto que el capitán romano fue
el que convocó la reunión de judíos, y por tanto el sumo sacerdote a lo mejor
no vestía sus atuendos usuales o quizás no estaba sentado en su lugar acostumbrado.
Pablo
citó Éxodo 22:28 tal vez con ironía y quería decir con esto que el sumo
sacerdote no era en realidad el gobernante de la nación.
Pablo usó
entonces una táctica «política»,
tratando de dividir al concilio y colocó a los estrictos fariseos en contra de
los liberales saduceos.
Es
difícil creer que el gran apóstol a los gentiles, el ministro de la gracia de
Dios, clamara: «¡Soy fariseo!»
Más
tarde llamaría «basura»
a su estilo de vida fariseo (Filp. 3:1–11). Afirmó que la cuestión real era
la esperanza de la resurrección, sabiendo que los saduceos no creían tal
doctrina. Esperaba, sin duda, poder probar la resurrección de Cristo; pero la
discusión que se suscitó puso en peligro su vida y el tribuno romano tuvo que
rescatarlo de nuevo.
Parecía
que todo estaba perdido, pero esa noche el Señor, con toda gracia, estuvo al
lado de Pablo y le animó. ¡Sabía que iría a Roma!
II. Pablo y Los Conspiradores: (Hechos 23:12–22):
· ¡No cabe duda de
que Jerusalén estaba lejos de Dios como para que más de cuarenta hombres
pudieran conspirar en nombre de la religión para matar a un judío piadoso!
· ¡Incluso los
principales sacerdotes y ancianos fueron parte del crimen!
Pero
Dios estaba en control, e iba a llevar a su mensajero a Roma a pesar de la
oposición de los hombres y Satanás.
Ya sea
que la venida de Pablo a Jerusalén estuviera o no de acuerdo a la voluntad
revelada de Dios, el Señor de todas maneras en su gracia desvió y estimuló a su
siervo. ¡Cuánto
nos alienta este incidente al tomar decisiones en el ministerio!
No sabemos nada en relación a la hermana
y al sobrino de Pablo. No estamos seguros de que hayan sido
creyentes. Pero Dios los usó para frustrar la conspiración y alejar a Pablo de
la peligrosa Jerusalén. Por cierto, debemos admirar la honestidad e integridad
del capitán romano.
Podía
haber ridiculizado el mensaje del muchacho, o dado oídos a las mentiras de los
judíos; pero en lugar de eso cumplió fielmente su responsabilidad.
A menudo
los siervos de Dios reciben ayuda y protección de incrédulos honestos y fieles.
A Pablo ahora lo entregaron en manos de los gentiles, como lo fue su Señor en
Jerusalén años antes.
III.
Pablo y El Capitán (Hechos 23:23–35):
El nombre del tribuno era
Claudio Lisias. En su
carta a Félix, le contó cómo rescató a Pablo de manos de los judíos debido a
que el apóstol era ciudadano romano.
Además,
indicó que la cuestión era en cuanto a la ley judía y no a la romana, y que
opinaba que Pablo no merecía ni arresto ni muerte. Pero para mantener a Pablo a salvo, Claudio
le enviaba a Félix para que se le juzgara:
Ø ¡Qué procesión
fue esta!
Ø ¡Aquellos
cuarenta judíos deben haber estado terriblemente hambrientos hasta que
rompieron su juramento!
Pero a
Pablo lo llevaron con seguridad a Cesarea, donde enfrentaría a sus acusadores
judíos ante Félix, el gobernador. Podemos ver la manera en que Dios usó a Pablo
como su gran misionero a los gentiles.
Su
ciudadanía romana le daba la protección de las leyes y el ejército romano, por
un lado, y también le daba la oportunidad de testificar a los gentiles. ¡Qué maravilloso es
que Dios prepara de antemano a sus siervos, incluso vigilando su lugar de
nacimiento y ciudadanía!
Es
interesante notar que en varias ocasiones de crisis el Señor le apareció a
Pablo para sustentarlo. Durante los ataques judíos en Corinto Cristo le aseguró
que estaba con él y que le daría muchos convertidos (18:9–11).
En la
nave, rumbo a Roma, cuando estalló la tormenta, Cristo le aseguró que no lo
había olvidado (27:21–25). Nos
preguntamos si Pablo se apoyaba firmemente en el Salmo 23:4:
· «Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo».
Clases Para Los Días Miércoles:
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia:
__________
Notas:
[1] G4892
συνέδριον = sunédrion: neutro de un derivado presunto de un compuesto de G4862 y la
base de G1476; sesión conjunta, i.e. (específicamente) el sanedrín
judío; por analogía tribunal subordinado:- concilio. (Strong)
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