¡Ayes Sobre Los Malvados!
(Isaías 5:8-23; Mateo 23:13-36)
¡Ay de los
que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?
(Is. 5:8)
“Mas ¡ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! …”
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Esta sección es una
ampliación homilética de la sección anterior, y mediante una serie de seis párrafos que
empiezan con la palabra “Ay” describe las acciones de vileza y de clamor
que el profeta ve en su pueblo.
Y hay algunos investigadores que creen que
también hay un séptimo “Ay”, que se halla en 10:1-4, fuera de su lugar,
que estaría aquí después del v. 23 (ver el cap. 10).
De ser así, los siete ayes de Jesús en Mt. 23:13-29 también estarían inspirados en las diatribas del profeta Isaías, veamos.
Ayuda Hermenéutica:
H1945 הוֹי = jói:
forma prolongado de H1930 [afín a H188]; ¡oh!:- eh, ay, ea. (Strong)
הוֹי H1945 ¡Ay! (1 R. 13:30). (Diccionario de Hebreo Bíblico).
1. Ayes Contra Los Explotadores. Isaías 5:8-23:
· Estos ayes confrontan a los ricos acaparadores
que echan mano al recurso de la confiscación de casas y campos (vv. 8-10; compare 1 R. 21:1-16);
¡Ay de los
que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros
solos en medio de la tierra? (Is. 5:8);
· A los dirigentes indolentes y disolutos
que no quieren percatarse de que es Jehová realmente quien dirige la historia
humana ni del juicio del cautiverio que está a punto de venir (observe la analogía del cautiverio y del Seol, vv.
11-17);
“¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que
el vino los enciende!” (Is. 5:11);
· A los ateos temerarios y llenos de vanidad
filosófica y escepticismo, los cuales atraen hacia sí la iniquidad y el juicio
que conlleva, y retóricamente retan a Dios (v.
18, 19)
“¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el
pecado como con coyundas de carreta, … los
cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el
consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!” (Is. 5:18-19);
· A los moralistas que corrompen la moral (v. 20);
¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que
hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por
dulce, y lo dulce por amargo! (Is. 5:20);
· A los que son sabios ante sus propios ojos (alude a los consejeros
políticos; ver v. 21; comp.
28:9);
¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes
delante de sí mismos! (Is. 5:21); y
· Por último, a los poderosos dados a la
borrachera, que por soborno (sobre todo licor) pervierten
la justicia (vv. 22, 23).
“¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida!”. (Is. 5:22).
2. Dios Castiga Por Medio Del Invasor. Isaías 5:24-25:
Algunos investigadores opinan que esta
sección constituye el final de la sección 9:8-10:4. Hay tres razones para suponer esto:
(1) Las palabras A
pesar de esto no ha cesado su furor y su mano todavía está extendida lo
identifican con el contenido de la sección indicada.
(2) La palabra
hebrea lajén
H3651,
con que empieza el v. 24, y que introduce una sentencia final tras una
invectiva.
(3) La descripción detallada del ejército de la nación lejana que aparece en los vv. 26-30, sirve como clímax a toda la sección que gradualmente apunta al castigo final del reino de Israel.
Esto podría ser así, pero donde están, en
el cap. 5, también tienen perfecto sentido. Empiezan con la palabra lajén H3651, “por tanto”,
que es típica de los profetas para introducir la sentencia divina contra su pueblo
pecador. Y justamente las causales de la sentencia divina han sido expuestas en
la sección anterior, en los ayes.
En la presente sección se indica de una
manera algo más clara en qué consistirá el castigo de Dios contra su pueblo,
porque han rechazado la ley de Jehová de los Ejércitos y
han despreciado la palabra del Santo de Israel (5:24).
se encendió el furor—(2 R. 22:13, 17).
se estremecieron los montes—esto fija con
alguna probabilidad la fecha de este capítulo, pues se refiere al terremoto de
los días de Uzzías (Amo. 1:1; Zc. 14:5). La tierra tembló cual si tuviera
conciencia de la presencia de Dios (Jr. 4:24; Hab. 3:6).
arrojados—más bien, como estiércol (Salm. 83:10). Con todo esto—La conminación de estos versos de monotonía endechosa, se repite en los capítulos 9:12, 17, 21; 10:4. Pese a todas las pasadas calamidades, todavía amenazan más fuertes juicios, que el profeta especifica en el resto del capítulo (Lv. 26:14, etc.)
Liter., la lengua de fuego come (Hech. 2:3)
(v.24). la llama devora la paja—más
bien, la hierba marchita sucumbe delante de la llama (Mt. 3:12). su raíz … su flor—tanto su oculta base como
sus manifestaciones externas de prosperidad, se pudren enteramente, pereciendo
una y otra (Job 18:16; Malq. 4:1). desecharon la ley de
Jehová—en su espíritu, en tanto que retenían la letra.
se encendió el furor—(2 R. 22:13, 17) (v.25).
se estremecieron los montes—esto fija con
alguna probabilidad la fecha de este capítulo, pues se refiere al terremoto de
los días de Uzzías (Amos 1:1; Zc. 14:5). La tierra tembló cual si tuviera
conciencia de la presencia de Dios (Jr. 4:24; Hab. 3:6). arrojados—más
bien, como estiércol (Salm. 83:10).
Con todo esto—La conminación de estos versos de monotonía endechosa, se repite en los capítulos 9:12, 17, 21; 10:4. Pese a todas las pasadas calamidades, todavía amenazan más fuertes juicios, que el profeta especifica en el resto del capítulo (Lv. 26:14, etc.)
3. Castigo Final Del Reino De Israel: Isaías
5:26-30:
Serán convocados para castigar a Israel
mediante un pendón[*]
y un silbido[**]. Y alzará pendón (v.26). para llamar a las naciones hostiles a ejecutar sus juicios sobre Judea (cap. 10:5-7;
45:1). En los caps. 11:12 y 18:3, la bandera es levantada, pero a fin de
mostrar piedad hacia el pueblo.
silbará—(Cap. 7:18). A las abejas se las hacía salir de la colmena al son de la flauta, o siseando o silbando (Zc. 10:8). Dios reunirá las naciones de los contornos de Judea del mismo modo que a las abejas (Deut. 1:44; Salm. 118:12).
Ayuda Hermenéutica:
נֵס = nes
[*] H5251 de H5264; bandera; también vela; por
impl. asta; generalmente señal; figurativamente símbolo: - asta, bandera, escarmiento, pendón, vela.
שָׁרַק = sharác [**] H8319 raíz primaria; propiamente ser agudo, estridente, i.e. silbar o chiflear (como llamando con sorna): - burlar, silbar, silbido. (Strong).
el cabo de la tierra—a las sometidas y
distantes razas de que se componía el ejército asirio (cap. 22:6). El
cumplimiento ulterior ocurrió durante el sitio del romano Tito Vespasiano. Compare.
“el cabo de la
tierra” (Deut. 28:49). El empleo del singular (“vendrá”) aquí y en los vv.
siguientes específica a alguna nación o persona particular [Horsley].
cansado—por las largas
marchas (Deut. 25:18, etc.) (v.27). ninguno se dormirá—no
necesitará descansar. el cinto—con
que se ceñían antiguamente la suelta vestidura para poder actuar. Estaban
siempre listos para marchar y entrar en batalla. ni se le
romperá la correa—la suela estaba adherida a los pies mediante
correas. Estarían tan sólidamente calzados que no se les soltaba ninguna correa
de las sandalias, de forma que les impidiera la marcha.
entesados—listos para la
batalla (v.28). uñas … pedernal—Los antiguos no
herraban los caballos, de ahí el valor de los cascos duros para las grandes
marchas. ruedas—de sus carros. El
ejército asirio tenía numerosa caballería y muchos carros (cap. 22:6, 7; 36:8).
su bramido—su grito de guerra (v.29).
tribulación … se oscurecerá la
luz (v.30).
en otras palabras, angustia y luz (es decir, esperanza y temor), sucediéndose
estas cosas alternativamente (como suele
suceder en un desordenado estado de cosas), y las tinieblas
surgirán. sus cielos—el término cielos
significa literalmente nubes, es decir, que su cielo lo constituyen “las nubes”,
más bien que el firmamento. Desde otro punto de vista, y tomando una raíz
hebrea diferente, significa su destrucción o ruina.
Horsley explica la frase en esta forma: “la mar … mirará hacia la tierra”, como una nueva imagen tomada de los marinos de un barco de cabotaje (como lo eran todos en la antigüedad) de buscar la costa más cercana, la cual solía ocultar la oscuridad de la tempestad; de manera que únicamente las tinieblas y la angustia puede decirse que eran visibles.
4. Siete Ayes y El Juicio Venidero. Mateo 23:13-36:
“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, guías ciegos! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! … ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! ...”. (Mt. 23:13, 14, 15, 16, 23, 27, 29).
Ayuda Hermenéutica:
ouai = (οὐαί, G3759), interjección. Se usa:
(a) En denuncia (Mt. 11:21; 18:7, dos veces; ocho
veces en el cap. 23; Mt. 24:19; 26:24; Mr. 13:17; 14:21; Lc. 6:24-25, dos
veces, 26; Lc. 10:13; seis veces en el cap. 11; Lc. 17:1; 21:23; 22:22; 1 Cor. 9:16;
Jud. 1:11: Ap. 8:13, tres veces; Ap. 12:12); como nombre (Ap. 9:12, dos veces; Ap.
11:14, dos veces);
(b) En dolor, «¡Ay! (Ap. 18:10, 16, 19, dos veces en cada versículo). (VINE).
Toda esta sección es particular a Mateo,
si aceptamos el hecho obvio de que el v. 14 proviene de Marcos y Lucas, y fue
introducido por un escriba. Nuestra versión no lo incluye en el texto de Mateo
porque no tiene el apoyo de los manuscritos más antiguos. Se discute si esta
sección representa una colección de denuncias que Jesús presentó en distintas
ocasiones, o si corresponde a una sola ocasión en el día martes de la semana de
la pasión.
Sin lugar a dudas Mateo agrupa el material en forma temática a
veces:
grupo de parábolas y milagros.
Sin embargo, no hay una razón convincente para llegar a esa conclusión en cuanto a los siete ayes.
Las tres palabras clave en esta sección son:
· “Hipócritas”,
· “Ciegos” y
· “Necios”.
Recordemos que el término “hipócrita” se refiere al actor dramático que se pone una máscara con el fin de representar a otra persona. Es una representación falsa, cosa que se entiende y se acepta en el drama. ¡No así en el reino de Dios! No hay pecado que Jesús condena más frecuentemente o más severamente que la hipocresía, el jugar a la religión, el representar exteriormente lo que uno no es en el corazón.
El término “¡ay!” (G3759) se
pronuncia con casi el mismo sonido que el vocablo griego ouái
(sería “uái”
en castellano). El “¡ay!” es una interjección que expresa diversos
estados de ánimo:
· Pena,
· Temor,
· Conmiseración o
· Amenaza.
También es un suspiro o quejido que puede expresar enojo. En este contexto probablemente el término encierra la expresión de dolor y misericordia. El número siete, si es que tiene valor simbólico, puede representar la idea de la denuncia “completa y final”.
Estos versículos 13-33, es llamado con frecuencia “los siete ayes”, comenzando cada uno con la misma frase (hay 8 si el v. 14, omitido en muchos mss., se incluye también).
En el primer ¡ay!
(v. 13):
Jesús acusa a los líderes religiosos de no aceptar su invitación de entrar en el reino y también de impedir la entrada al reino de parte de los que buscaban entrar (v. 13). Quizá se trata de una alusión a la “llave de conocimiento” que cada escriba recibía cuando entraba en la orden. En vez de usar correctamente la “llave” para abrir la puerta al reino, la usaban para cerrarla. La gravedad de la acusación se ve en el hecho de que el deber de todo líder religioso es el de facilitar la entrada en el reino.
El segundo ¡ay!
(v. 15):
Describe a los escribas y fariseos
recorriendo todo el mundo conocido donde había sinagogas. Su misión era la de
ganar a los paganos a la religión judía y de exigirles a ellos y a otros
prosélitos ya ganados el cumplimiento más riguroso de todas las reglas
religiosas, según la interpretación más estricta de Jerusalén (v. 15).
Exigían la circuncisión a los
hombres y un bautismo de purificación
y sacrificio ritual de todos. El término
prosélito (v. 15) ocurre en tres pasajes más (Hech. 2:11; 6:5; 13:43) y
significa “el
que se acerca”, o “el que adora”. De estas expresiones se deriva el
término “convertido”.
Normalmente uno que se convierte de una religión a otra es más ferviente y fanático en su nueva fe que los que le predicaron. Probablemente, este hecho explica la expresión le hacéis un hijo del infierno dos veces más que vosotros (v. 15b). Hijo del infierno, o literalmente "hijo de gehena ", quiere decir "uno caracterizado por el infierno y destinado a él". El resultado fue que los “convertidos” llegaban a ser “pervertidos”.
El tercer ¡ay! (vv. 16-22):
Tiene que ver con la práctica de los
escribas y fariseos de distinguir, por un proceso no tan obvio, entre
juramentos que obligan y los que no obligan (vv. 15-22). No tomaban en cuenta
el hecho de que Dios es Creador y Dueño de todo y que le ofende todo intento de
parte del hombre de engañar a otros. Otra vez encontramos un trío de expresiones: tres pares de
contrastes entre los juramentos que obligan y los que no obligan:
· Juramentos que no obligan: Santuario, Altar,
Cielo,
· Juramentos que obligan: Oro del santuario, Ofrenda sobre el altar, Trono de Dios.
Parece que detrás de esta costumbre estaba
la idea de que el juramento era válido solamente si se hacía en la presencia de
Dios. Otros opinan que ciertas palabras clave en los juramentos le daban
validez, y otros que el juramento más específico era el más válido. En todo
caso, la práctica fue solamente una manera de engañar a los que no sabían
distinguir entre el juramento válido y el no válido.
Jesús clasifica esta práctica como la más pura:
Ø Necedad y los llama guías ciegos
(v. 16),
Ø Necios
y ciegos (v.
17) y
Ø Ciegos (v. 19).
Ø Querían ser
llamados guías
(v. 10), pero Jesús dice que son los peores guías, pues son
ciegos (comp. 15:14).
Ø Pretendían enseñar
la sabiduría de Dios, pero Jesús los llama “necios”, lo opuesto a “sabios”.
Jesús enseñó que ningún juramento es necesario para la gente honesta (5:33-37).
El cuarto ¡ay!
(v. 23):
Trae a la luz la gran inconsecuencia, o hipocresía,
de los líderes religiosos que ponían énfasis exagerado en cosas de menor
importancia mientras descuidaban las de mayor importancia. La ley exigía la
entrega de todos los diezmos de la tierra (Lv. 27:30):
v Semilla, fruto de árboles;
v Vino, aceite, ganado y rebaño (Deut. 14:22 s.).
Los escribas y fariseos iban más allá de
las exigencias de la ley y calculaban meticulosamente los diezmos de las
plantas más pequeñas que servían como especias para la comida y medicinas.
Inclusive, algunas de estas plantas eran
tan pequeñas que se cultivaban en cajitas colocadas en las ventanas. El celo
por pagar los diezmos fue un elemento en la reforma de los macabeos. Los
fariseos lo habían aplicado demasiado bien, sustituyendo la entrega de diezmos
por la obediencia de “las cosas más pesadas” de la ley. El término “importante”
(G926) es literalmente “pesado” y así se traduce en v. 4.
Las cosas “más pesadas” de la ley eran: el juicio, la misericordia y la fe (v. 23b; comp. Miq. 6:8). La “fe” en este contexto debe
entenderse como “fidelidad” a Dios en obedecer sus mandatos, los cuales incluyen
los deberes hacia los semejantes. Cada uno de estos elementos tiene que ver con
la actitud hacia, y el trato con, los semejantes. El trato misericordioso para
con los semejantes ocupa una posición de prioridad en la escala de Dios, por
encima del mero cumplimiento de ritos y prácticas de culto (comp. Lc. 10:25-37).
Ambas cosas son necesarias, pero una es “más pesada” en la escala divina de valores.
La parábola que sigue en v. 24 ilustra la verdad recién
presentada.
Con una nota triste e irónica, o quizá de humor, Jesús dice que los fariseos y
escribas, en su afán de contar todas las hojitas de las plantas mencionadas para
diezmarlas, estaban colando el mosquito (cosa muy pequeña e insignificante) de la
bebida mientras que se tragaban el camello (el
animal más grande y pesado que conocían). Nótese el uso de tríos de expresión:
Ø Menta, eneldo, comino;
Ø Juicio, misericordia, fe.
El quinto ¡ay!
(vv. 25, 26):
Sirve para exponer otra manifestación de la hipocresía de los
fariseos y escribas: el cuidado exagerado para cumplir
con los ritos externos de limpieza ceremonial mientras que descuidaban la
limpieza moral interna (vv.
25, 26). Ambos ejercicios son importantes, pero Jesús enfatiza otra vez la
prioridad de la condición del corazón: ¡Limpia primero
el interior...para que también el exterior se haga limpio! (v. 26) Mejor sería traducir la expresión así: ... ¡para que también el exterior llegue a ser limpio! Jesús
enseña que el punto de partida en la limpieza moral de la vida es el corazón.
Cuando se limpia el corazón, la limpieza
exterior se manifestará natural y espontáneamente.
Con gran rapidez Jesús pasa de lo figurado a lo literal. El exterior del vaso y del plato representa la
vida y conducta exterior del fariseo, mientras que el interior del vaso y plato representa la vida interior.
La “fachada” de los fariseos era impecable, pero por dentro estaban llenos de robo y desenfreno (v. 25), o incontinencia. Su condición es una ilustración perfecta de la esencia de la hipocresía.
El sexto ¡ay!
(vv. 27, 28):
Pinta otra figura, parecida a la anterior,
que describe la hipocresía de los escribas y fariseos. Quizá Jesús se refiere a
la práctica de blanquear los sepulcros con cal un mes antes de la fiesta de la
Pascua. Se
hacía con dos propósitos:
(1) Hermosear el cementerio y
(2) Destacar las tumbas para que la gente no las tocara sin
querer y así se contaminara.
Por más hermosos que se hagan los sepulcros, todos saben de lo feo y maloliente del interior. Es un cuadro gráfico de la condición moral del corazón de los fariseos, intensamente repugnante para un Dios tres veces santo. El término “iniquidad” (v. 28b) traduce el vocablo griego anomía G458 que significa “sin ley”, es decir, vivir sin hacer caso a la ley de Dios.
El séptimo ¡ay! (vv. 29-36):
Continúa la figura de sepulcros, pero cambia la lección derivada. Los escribas y fariseos pretendían honrar a los líderes espirituales en la historia de Israel, pero su propósito de eliminar al Mesías revela inequívocamente que eran descendientes espirituales de los que mataron a los profetas y a los justos. Eran deshonestos e hipócritas, pues pretendían una cosa delante de la gente: pero en su corazón eran de un carácter completamente opuesto.
“Edificar los sepulcros” y “adornar los
monumentos”:
· Es decir, cuidar de las tumbas de los
antepasados,
eran dos
maneras por las cuales ellos querían mostrar su respeto y aprobación por su
vida y enseñanzas.
· Pretendían honrar a los profetas quienes ya no podían denunciar sus pecados, pero rechazaban a los profetas de su día (Juan el Bautista y Jesús) que, sí, denunciaban su iniquidad.
Concluye:
En estos versículos estudiados, tanto Isaías [Seis ayes, al liderazgo y al pueblo…] como el Señor Jesús [Siete Ayes a los fariseos, escribas, sacerdotes, etc.…], contra Israel dividida en seis [siete] partes se resumen. Cada una de las cuales comienzan con un: ¡Ay! = jói = הוֹי. ¡ay! = ouai = οὐαί.
Ayes De Angustia, y Calamidades. Is. 5:8-23; Mateo 23:13-36:
1. ¡Ay! La avaricia (vv. 8-10. Is.).
1. ¡ay!
No
permitir a otros entrar al reino de los cielos y no entrar nosotros mismos (v.14.
Mt.)
2. ¡Ay! La adición (vv. 11-17. Is.).
2. ¡ay!
Alejar
a la gente de Dios como ustedes mismos (v. 15. Mt.)
3. ¡Ay! Las dudas (vv. 18, 19. Is.).
3. ¡ay!
Ciegamente
permitir que la gente de Dios siga las tradiciones hechas por el hombre en
lugar de la Palabra de Dios (vv. 16-22. Mt.)
4. ¡Ay! La falta de
discernimiento moral (v. 20. Is.).
4. ¡ay!
Involucrarse
en detalles insignificantes pasando por alto lo que realmente es importante:
justicia, misericordia y fe (vv. 23, 24. Mt.)
5. ¡Ay! El orgullo (v. 21. Is.).
5. ¡ay!
Guardar
apariencias mientras que su mundo privado es corrupto (vv. 25, 26. Mt.)
6. ¡Ay! La injusticia (vv. 22, 23. Is.)
6. ¡ay!
Actividad
espiritual para cubrir el pecado (vv. 27, 28. Mt.)
7. ¡ay!
Pretender
que se ha aprendido de la historia pasada, pero su comportamiento presente
muestra que o ha aprendido nada (vv. 29, 36. Mt.).
Jerusalén era la capital del pueblo
escogido de Dios; la ciudad ancestral de David, el más grande rey de Israel; y
el lugar donde estaba el templo, la morada terrenal de Dios.
Debía ser el centro de adoración al
verdadero Dios y un modelo de justicia para toda la gente, pero Jerusalén llegó
a ser una ciudad ciega a Dios e insensible a las necesidades humanas.
Aquí podemos ver la profundidad de los sentimientos de Jesús por los perdidos y por su ciudad amada, que muy pronto sería destruida.
Los
Sentimientos De Dios [Jesús] Por Los Perdidos.
___________
Nota y Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 6//11//2022.
MISIÓN
BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de
Noé. Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa.
Cerca del Hospital Regional II. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
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