martes, 1 de noviembre de 2022

Parte II: II. EL CONFLICTO CON ROMA:

 Parte II:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

II. EL CONFLICTO CON ROMA:

En la primera parte contamos la conversión y estudios de Lutero. Seguimos con la historia de su conflicto con Roma.

A partir de 1515, Lutero enseña la justificación por la fe a sus estudiantes en Wittenberg con el pleno apoya de la Facultad de Teología[8], pero el conflicto con Roma no se inicia por lo que Lutero enseña sino por su función pastoral. Lutero es pastor de la iglesia del castillo en Wittenberg y encuentra en el transcurso del año 1517 que sus feligreses han ido a comprar indulgencia papales*].

Lutero reacciona fuertemente porque ve en las indulgencias un peligro grave para el bienestar espiritual de sus feligreses. Es como pastor que ve el peligro, pero aborda el tema como profesor de teología. Para expresar su indignación y acabar con el abuso, Lutero elabora unas 95 Tesis sobre las indulgencias. Manda copias a teólogos de otras universidades y fija una de ellas en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, donde se colocaban todos los anuncios de la universidad.


LAS PENITENCIAS Y LAS INDULGENCIAS*]:

El sacramento medieval de la penitencia consistía en cuatro pasos:

1. La contrición por un arrepentimiento sincero,

2. La confesión auricular ante un sacerdote,

3. La satisfacción por obras penitenciales, para demostrar el arrepentimiento,

4. La absolución pronunciada por el sacerdote.

La iglesia medieval enseñaba que el purgatorio existía para aquellos que no habían cumplido con toda satisfacción durante su vida. También enseñaba que los santos de la iglesia habían tenido más méritos de los que necesitaban para su propia salvación. El cúmulo de méritos sobrantes (incluyendo los de Jesús y la Virgen) estaban en el Tesoro de Méritos en el cielo y el Papa tenía autoridad para dispensar estos méritos a su parecer.

En base a ese tesoro, el papa podía otorgar “indulgencias”, lo que significaba perdonarle al pecador las obras de penitencia que la persona debía a cambio de alguna acción especial, o incluso a cambio de dinero.

Los ingresos de las indulgencias que se vendían en 1517 estaban destinados finalmente a la construcción de la actual basílica San Pedro en Roma.

No tenemos en las 95 Tesis una exposición completa de su teología nueva [9], pero sí podemos observar algunos énfasis importantes: Toda la vida ha de ser una penitencia, es la contrición verdadera lo que obtiene el perdón para el pecado, el verdadero Tesoro de Méritosde la iglesia es el evangelio que se le ha encomendado.

Aparentemente las tesis expresan la preocupación de Lutero por el daño espiritual que causan las indulgencias y por el daño a la reputación del papa, pero de hecho ponen en tela de juicio una práctica establecida en la iglesia.

Como profesor universitario Lutero tiene la libertad de presentar sus tesis para ser debatidas, aunque sean en contra de la enseñanza oficial de la iglesia. Pero alguna gente, sin consultar a Lutero, las traduce al alemán y las imprime. En quince días son conocidas por toda Alemania. La publicación tiene consecuencias muy negativas para la venta de las indulgencias

Ya en diciembre de 1517 se manda una copia de las tesis a Roma. Allí un tal Silvestro Prierias contesta a Lutero con un Diálogo sobre la autoridad del papa. [10]

Este documento afirma la autoridad y la infabilidad del papa.

No se considera en ningún momento el mérito de los argumentos que Lutero presenta, sino que se trata el asunto puramente en términos de la autoridad papal. La conclusión que saca Prierias resulta sencilla: “El que dice con respecto a las indulgencias, que la iglesia romana no puede hacer lo que actualmente hace, es un hereje”.

Juntamente con el escrito de Prierias, Lutero recibe la orden de comparecer en Roma dentro de dos meses. El príncipe elector de Sajonia, Federico el Sabio, pide que se le dé una audiencia a Lutero en tierra alemana. En octubre de 1518, Lutero se enfrenta con el legado papal, el cardenal Cayetano, en Augsburg.

Las entrevistas con Cayetano no llevan a una retractación pero sí definen más claramente el conflicto. El cardenal le recuerda a Lutero la base jurídica de las indulgencias en la bula unigenitus, promulgada en 1343 por el papa Clemente VI. Con esto demuestra que la posición de Lutero lleva inevitablemente a un conflicto con la autoridad del papa.

La posición teológica de Lutero se define aún más en un debate, en Leipzig el año siguiente con el teólogo Juan Eck. Este acusa a Lutero de compartir algunos conceptos de Juan Hus, que había sido condenado como hereje por el Concilio de Constancia en 1415. Cuando Lutero contesta que encuentra muchas cosas evangélicas y cristianas en las opiniones de Hus, declara que no solo el papa, sino aun un concilio de la iglesia pueden errar.

En el año 1520 Lutero publica unas obras clave: Discurso a la nobleza de la nación alemana; La cautividad babilónica, y la Libertad del cristiano.

En su Discurso a la nobleza alemana, Lutero presenta la doctrina del sacerdocio de todos los creyentes y anima a las autoridades seculares a realizar las reformas tan necesarias en la iglesia.

La cautividad babilónica trata de los sacramentos de la iglesia:

v En lugar de los siete sacramentos: 1. Bautismo. 2. Eucaristía. 3. Penitencia. 4. Confirmación. 5. Unción de los enfermos. 6. Orden sacerdotal. 7. Matrimonio.

v Lutero afirma básicamente dos: [11] la Cena del Señor y el Bautismo.

Ø Rechaza el concepto de sacrificio y de transubstanciación con respecto a la Cena del Señor,

Ø Pero afirma la presencia real y corporal de Cristo.

El tratado de la Libertad del cristiano es una exposición clásica del evangelio que Lutero predica. El hombre se enfrenta en el Antiguo Testamento con la ley de Dios que produce su condenación, ya que es incapaz de cumplirla. Pero en el Nuevo Testamento Dios promete darle por la sola fe la justicia que no puede alcanzar por sus propias obras. La promesa da lo que la ley exige. Por la fe estamos “en Cristo”, libres de la ley, del pecado, seguros contra la muerte y el infierno. Las buenas obras resultan como fruto de esta libertad y esta fe. El cristiano no confía en sus propias obras sino en la obra de Cristo.

Ha mediado del año 1520, se promulga la bula papal Exsurge Domine que condena las doctrinas de Lutero, y el 3 de enero de 1521 se publica la bula “Decet Romanum Pontificem”, que contiene la condenación definitiva. Como en todo procedimiento contra un hereje, le tocaba ahora a la autoridad secular ejecutar la condenación de la iglesia.

Se llama a Lutero a comparecer ante la Dieta [12] del imperio, reunida en la ciudad de Worms.

Vos nos habéis predicado acerca de Cristo” dijeron los que seguían al reformador. “Ahora le oiremos a Cristo hablarnos directamente”. Así comentaron los alemanes al abrir el Nuevo Testamento traducido al alemán por Lutero con la ayuda de Melanchton (3,000 ejemplares salieron de la imprenta el 21 de septiembre de 1522, evento que ayudó revolucionar a Alemania).

El 17 de abril de 1521 Lutero se presenta ante la Dieta. Se le pregunta sencillamente si está dispuesto a retractarse de lo que ha escrito. Después de Lutero da un discurso ante la Dieta, terminando con las palabras: “A menos que se me convenza por testimonio de la Escritura o por razones evidentes… estoy encadenado por los textos escriturísticos que he citado y mi conciencia es una cautiva de la Palabra de Dios. No puede ni quiero retractarme en nada, porque no es seguro ni honesto actuar contra la propia conciencia. Que Dios me ayude. Amén. [13]

En el camino de regreso a Wittenberg, Lutero es secuestrado por orden de su príncipe y llevado al castillo de Wartburg, para así permitir que los ánimos se calmen.

Mientras tanto el emperador promulga el edicto de Worms, que proscribe a Lutero y a todos los que le presten ayuda.

Durante la ausencia de Lutero, sus colegas en Wittenberg introducen cambios radicales en la iglesia de la ciudad y producen conflictos serios entre la población y con el príncipe. Lutero utiliza el tiempo en el Wartburg (menos de un año) para calmar a sus colegas por correspondencia. Durante este tiempo prepara una traducción del Nuevo Testamento al alemán que se publica en septiembre de 1522. (La Biblia entera en alemán en 1534).

Lutero prepara guías para el orden del culto, la celebración de la Cena del Señor y el bautismo. Enfatiza la música congregacional, compone himnos un himnario. El centro del nuevo culto llega a ser la predicación de la Palabra. Lutero promueve la fundación de escuelas y la impresión de libros para niños. Compone  un Catecismo Pequeño para niños y un Catecismo Grandepara adultos.

Desde un principio había personas que eran más radicales que Lutero y estaban impacientes por acabar lo más pronto posible con todos los remanentes de la iglesia papista”. Algunos estaban combinando el evangelio con perspectivas sociopolíticas revolucionarios. Otros decían que el cuestionamiento de Lutero en cuanto a las doctrinas de la iglesia medieval no era lo suficientemente radical. Surgen los llamados anabautistas (que rechazan el bautismo de párvulos) y otras iglesias reformadas con perspectivas distintas a las de Lutero.

En un principio, el movimiento nacionalista naciente en Alemania había visto en Lutero un protagonista, capaz de unir tras de sí las aspiraciones de la nación alemana. Pero el énfasis religioso y teológico de Lutero hizo que los nacionalistas lo abandonaran.

Un año clave para Lutero es el 1525. En ese año estalla en toda su violencia la Guerra de los campesinos. Los intentos de Lutero de llamar a la calma no sirvieron. Tanto la violencia, como la aparente justificación de su causa con argumentos bíblicos suscitan una condenación fuerte de parte de Lutero. Y llama a las autoridades a aplastar la insurrección.

La Guerra de los campesinos* significa una pérdida de apoyo importante para Lutero. Los campesinos se ven defraudados por él y los enemigos de la reforma ahora tildan a los luteranos de subversivos peligrosos.


*Grabado de 1532 donde se observa un grupo de campesinos alemanes armados con elementos de labranza, conducidos por Tomas Muntzer. Por la represión de los príncipes murieron más de 10,000 campesinos.

Los mismos años de la Guerra de los campesinos ven también la ruptura entre Lutero y los humanistas. Erasmo, en su obra Del Libre albedrío ataca la doctrina de la predestinación que Lutero predica.

Lutero contesta en el libro La cautividad de la voluntad que la doctrina de la predestinación es central para la predicación del evangelio, porque solamente ella asegura la salvación del creyente. Para Lutero es un corolario lógico de la justificación por la fe.

En el año 1525, Lutero también pierde el apoyo de muchos simpatizantes moderados al casarse con Catalina von Bora**. Afirma así la importancia de la familia y la santidad del matrimonio. En los años que siguen se dedica a su familia, y a la consolidación de la Reforma.

**CATALINA VON BORA ESPOSA DE LUTERO:

Al considerar el matrimonio, una idea le persistía a Lutero: “El matrimonio es una institución de Dios; el celibato es una institución del hombre”. Tenía un espanto de todo aquello que emanaba de Roma. Decía a sus amigos. Quiero despegarme de todo que haya venido de mi pasado papista. Al pensar en contraer matrimonio con la ex-monja, Catalina von Bora, oraba día y noche pidiéndole al Señor que le librera de su incertidumbre. La respuesta la halló en la declaración de Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Reconoció que, si había sido llamado al estado matrimonial como hombre, también lo era llamado como reformador.

El 11 de junio de 1525 Lutero fue al hogar de su amigo y colega Amsdorff. Pidió a Pomeranus, a quien llamaba pastor, que les casera. El célebre pintor Lucas Cranach y el Dr. Juan Apella fueron testigos.

Los enemigos de la reforma lo castigaron con severas críticas con severas críticas: “Es un acto de incesto”, dijo el Rey Enrique VIII. El anticristo será el producto de tal unión”, dijeron otros. El caso es que un año más tarde les nació su primer hijo, al cual nombró Hansen. Las cartas de Lutero de ahí en adelante reflejan gran ternura al habla de su Cati”. Sus amigos notaron que la disposición del reformador llegó a ser más feliz y tranquila el resto de su vida, aun en los momentos de más severa prueba.

-Seleccionado de la Historia de la Reforma por D’Aubignés, p. 387-388

Antes de morir puede ver la expansión de la Reforma en Alemania, los países escandinavos e Inglaterra. Puede ver el impacto de la Reforma en Suiza, los Países Bajos y la Europa Oriental.

El aspecto religioso de Europa había cambiado para siempre.

Las 95 Tesis:

El Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias, de Martín Lutero (publicado en latín: Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum), más conocido como Las 95 tesis, fue una carta de Martín Lutero dirigida a la Iglesia de Roma, en la que desacredita la doctrina papal sobre las indulgencias. Esta publicación clavada por Lutero, de acuerdo a la tradición, en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517— comenzaría un debate teológico que desembocaría en la Reforma y el nacimiento de varias tradiciones dentro del cristianismo, tales como el luteranismo, el presbiterianismo y el anabaptismo.

La Iglesia del Palacio de Wittenberg era el lugar donde se guardaba una de las colecciones individuales de reliquias más grandes de Europa, acumuladas por Federico III, príncipe de Sajonia. Las reliquias eran aquellos objetos que muchos católicos medievales consideraban santos por haber presuntamente pertenecido o estado en contacto con un Santo católico (incluso partes del propio cuerpo fallecido). De acuerdo a estas creencias (que posteriormente serían refrendadas por la Iglesia Católica Romana en el Concilio de Trento), su contemplación otorgaba méritos al espectador, de modo que podía recibir la absolución del castigo por sus pecados en el purgatorio.

Hacia 1509, el príncipe elector llegó a poseer alrededor de 5,005 piezas, incluyendo varios frascos con la leche de la Virgen María, paja del pesebre donde nació Jesús y el cadáver entero de uno de los inocentes masacrados por orden de Herodes el Grande. Estas reliquias eran mantenidas en relicarios (recipientes artísticos labrados sobre todo en plata dorada) y exhibidos una vez al año para que los fieles las venerasen. En 1509, cada devoto visitante que hizo alguna donación para el sustento de la Iglesia del Palacio recibió una indulgencia de cien días por cada reliquia.[14] Antes de 1520, la colección de reliquias del Elector había aumentado hasta las 19,013 piezas, lo que permitía a los devotos peregrinos que donaran a la Iglesia del Palacio recibir una indulgencia que reduciría su tiempo en el purgatorio por 1,9 millones de días.[15]

Las acciones de Lutero, sin embargo, no iban inicialmente contra la colección de su soberano, sino en respuesta a la venta de indulgencias por parte de Johann Tetzel, un sacerdote de la Orden de los Hermanos Predicadores (Dominico), comisionado por el Arzobispo de Maguncia y por el Papa León X. El propósito de Tetzel era desarrollar una campaña de recolección de fondos para financiar la renovación de la Basílica de San Pedro en Roma, y aunque el príncipe de Lutero, Federico III de Sajonia, y el príncipe del territorio vecino, Jorge el Barbudo, duque de Sajonia, prohibieron la venta en sus dominios, feligreses de Lutero viajaron para comprarlas. Cuando estos creyentes venían luego a confesión, presentaban las indulgencias plenarias que habían adquirido, demandando que ya no necesitaban arrepentirse de sus pecados, puesto que el documento prometía perdón para todos ellos y más.

¿Clavadas o Enviadas?:

La historia dice que Lutero clavó sus 95 tesis escritas en alemán para que todos, incluso el menos culto, las pudiera leer. No está demostrado que fuesen en alemán, es más, la opinión mayoritaria es que las primeras fueron redactadas en latín en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517. Pero algunos eruditos han cuestionado la exactitud de este relato, observando que no existe ninguna evidencia contemporánea de tal hecho;[16] otros han respondido a esta carencia señalando que la evidencia no se conserva porque en Wittenberg, la acción de clavar escritos en esa puerta era la manera acostumbrada de anunciar un acontecimiento en el campus universitario de aquella época.[17]

Las puertas de las iglesias funcionaban en aquella época tal como los modernos tablones de anuncios. Por su parte, otros autores sugieren que la fijación puede haber ocurrido más bien durante noviembre de 1517. La mayoría conviene, por lo menos, en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha.[18] Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa.

Reacción a Las 95 tesis:

Lutero redactó sus 95 tesis como soporte para un debate teórico, una disputa teológica, práctica corriente en la época. Concebidas para ser difundidas en un círculo restringido de teólogos, su éxito habría sorprendido al propio Lutero. Tras ser impresas en gran cantidad y ampliamente difundidas, las tesis tuvieron gran resonancia, pero las autoridades religiosas vacilaron, sin embargo, en condenar a Lutero. Este último continuó discutiendo con teólogos partidarios de las doctrinas de Roma, por ejemplo, con Johann Eck en la famosa disputa de Leipzig de 1519.

Las 95 tesis fueron finalmente condenadas definitivamente el 15 de junio de 1520 por la bula Exsurge Domine del papa León X. Lutero, entonces abiertamente en conflicto con la Iglesia de Roma, fue excomulgado a principios del año siguiente.

El Papa León X exigió que Lutero se retractara de sus tesis, pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521. Así, simbólicamente, daba inicio a la Reforma.[19]

Texto:

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

1.    Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia...”, ha querido decir que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

2.   Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

3.  Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obran exteriormente diversas mortificaciones de la carne.

4.  En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.

5.    El papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.

6.    El papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.

7.   De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.

8.  Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.

9.    Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.

10.  Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a las moribundas penas canónicas en el purgatorio.

11.  Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.

12.  Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.

13.  Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.

14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.

15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.

16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la causa desesperación y la seguridad de la salvación.

17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

18.  Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

19.  Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, no significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

21.  En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

22.  De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.

23.  Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

24.  Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

25.  El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.

26.  Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.

27.  Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

28.  Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.

29.  ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.

30.  Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.

31.  Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.

32.  Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.

33.  Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.

34.  Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.

35.  Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.

36.  Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

37.  Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos los bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.

38.  No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.

39.  Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo la prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.

40.  La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.

41.  Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.

42.  Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.

43.  Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.

44.  Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo más, liberado de la pena.

45.  Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente, y sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.

46.  Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.

47.  Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.

48.  Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.

49.  Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.

50.  Debe enseñarse a los cristianos que si el papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.

51.  Debe enseñarse a los cristianos que el papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.

52.  Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

53.  Son enemigos de Cristo y del papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.

54.  Oféndase a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.

55.  Ha de ser la intención del papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.

56.  Los tesoros de la iglesia, de donde el papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.

57.  Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.

58.  Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.

59.  San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.

60.  No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.

61.  Está claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del papa.

62.  El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.

63.  Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.

64.  En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.

65.  Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.

66.  Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.

67.  Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.

68.  No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.

69.  Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.

70.  Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.

71.  Quien habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.

72.  Más quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.

73.  Así como el papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo con cualquier artimaña de venta, en perjuicio de las indulgencias.

74.  Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.

75.  Es un disparate pensar que las indulgencias del papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.

76.  Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.

77.  Afirmar que si San Pedro fuese papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el papa.

78.  Sostenemos, por el contrario, que el actual papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 1.

79.  Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.

80.  Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.

81.  Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.

82.  Por ejemplo: ¿Por qué el papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?

83.  Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?

84.  Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por qué no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?

85.  Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?

86.  Del mismo modo: ¿Por qué el papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

87.  Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?

88.  Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?

89.  Dado que el papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?

90.  Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la iglesia y al papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.

91.  Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.

92.  Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.

93.  Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.

94.  Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.

95.  Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.

Wittenberg, 31 de octubre de 1517.

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Septiembre: 97 Tesis contra los escolásticos.

31 de octubre: 95 Tesis sobre las indulgencias.

Defensa ante los agustinos en Heidelberg.

Entrevista con Cayetano en Augsburg.

 

Debate en Leipzig con Juan Eck.

Publicación del Discurso a la nobleza de la nación alemana. La cautividad babilónica y la Libertad del cristianismo

El 17 y 18 de abril, ante la Dieta, en Worms.

El 6 de marzo, regresó a Wittenberg.

Erasmo publica Del libre albedrío.

Guerra de los Campesinos.

Coloquio de Marburg con Zwinglio sobre la Cena del Señor.

Dieta de Augsburg.

Publicación de la Biblia completa en alemán.

El 12 de febrero muere en Eisleben.

      

Lutero y Los Judíos:

 

Artículo principal: Antisemitismo de Martín Lutero:

Portada del libro antisemita "Sobre los judíos y sus mentiras" escrito por Martín Lutero (1543).

Las opiniones de Lutero sobre los judíos han sido descritas como antisemitismo racial por unos o religioso por otros.[20] En otros casos como anti judaísmo.[21]

En los inicios de su carrera pensaba que los judíos no habían creído en Jesús a causa de los errores de los cristianos y de la proclamación de lo que para él era un evangelio impuro. Sugería que responderían favorablemente al mensaje evangélico si se les presentaba de la forma adecuada. Cuando descubrió que no era así, atacó con furia a los judíos.

En su Von den Juden und ihren Lügen (Sobre los judíos y sus mentiras), publicado en 1543, escribió que debían realizarse contra los judíos acciones como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, «aplastar y destruir» sus casas, incautarse de sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos "gusanos venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos «para siempre». Según la opinión del Dr. Robert Michael, parece que Lutero también aprobaba el asesinato de judíos.[22] Como sea el caso, lo cierto es que en ese libelo solicita a los estados alemanes que actúen tomando como referencia estos puntos: "¿Qué debemos hacer, nosotros cristianos, con los judíos, esta gente rechazada y condenada? Dado que viven con nosotros, no osamos tolerar su conducta ahora que estamos al tanto de sus mentiras, sus injurias y sus blasfemias…:

·  En primer lugar, debemos prender fuego sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. Esto ha de hacerse en honor a nuestro Señor y a la cristiandad, de modo que Dios vea que nosotros somos cristianos y que no aprobamos ni toleramos a sabiendas tales mentiras, maldiciones y blasfemias a su Hijo y a sus cristianos

·     En segundo lugar, también aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en sus sinagogas

·  En tercer lugar, aconsejo que sus libros de plegarias (sidurim) y escritos talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les sean quitados

·     En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante se les prohíba a los rabinos enseñar sobre el dolor de la perdida de la vida o extremidad

·    En quinto lugar, que la protección en los caminos sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni nada por el estilo

·    En sexto lugar, aconsejo que se les prohíba la usura, y que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que luego todo esto sea guardado en lugar seguro...

·   En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o un hacha o una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán".

Estas palabras duras como son, han hecho que muchos eruditos reconsideren la obra de Lutero bajo una nueva perspectiva, por ejemplo, el historiador británico Paul Johnson, declaró que el libelo "Sobre los judíos y sus mentiras" fue el «Primer trabajo del antisemitismo moderno y un paso gigantesco en el camino hacia el Holocausto». De igual manera, los historiadores del nazismo no pueden dejar de señalar que cuatro siglos después de haber sido escritos tales ensayos, los nazis los citaron para justificar la llamada Solución Final. Incluso, algunos estudiosos como Simon y Schuster han atribuido el Shoa u Holocausto directamente al anti judaísmo de Lutero.[23] En cambio, otros investigadores, como Uwe Siemon-Netto refutan ese punto de vista como una distorsión histórica.[24]

Ciertamente, el tema puede estar sujeto a debate; sobre todo, por el enorme peso histórico y religioso que la obra de Lutero posee. Sin embargo, es innegable que para los filósofos del nazismo las ideas del reformador allanaron el camino para la creación de los campos de exterminio. La recomendación luterana de una áspera misericordia o scharfe Barmherzigkeit, que en términos llanos significó intolerancia absoluta como "medida profiláctica" contra el judío fue tomada por los nazis como una apología para su visión del mundo.

Durante el juicio de Núremberg, el general de la SA, Gauleiter de Franconia y Editor del periódico Der Stürmer, Julius Streicher defendió su causa cuando se le cuestionó por el antisemitismo de sus artículos, diciendo: “Publicaciones antisemitas han existido en Alemania durante siglos. Por ejemplo, un libro que yo tenía, y a la postre confiscado, fue escrito por el Dr. Martín Lutero. Si este libro hubiera sido tomado en consideración por la fiscalía, seguramente hoy el Dr. Martín Lutero estaría en mi lugar en el banquillo de los acusados. En este libro, “Los judíos y Sus Mentiras”, el Dr. Martín Lutero describe a los judíos como hijos de víbora y recomienda prender fuego a sus sinagogas y destruirlos.[25] La fiscalía difícilmente pudo rebatir tales pruebas.[26]

Desde la década de 1980, algunos organismos de la Iglesia Luterana han denunciado formalmente los escritos antisemitas de Lutero. En noviembre de 1998, en el 60º aniversario de la Kristallnacht o la "Noche de los Cristales Rotos" la Iglesia Luterana de Baviera emitió el siguiente comunicado: "Es imperativo para la Iglesia Luterana, la cual ella misma está en deuda con la obra y tradición de Martín Lutero, tomar seriamente sus pronunciamientos antijudíos, reconocer su influencia teológica, y reflexionar sobre sus consecuencias para así distanciarse de cada expresión de anti judaísmo dentro de la teología luterana".[27]

___________

[8]     Las siguientes son algunas de las obras consultadas en la elaboración de este material: C. Witthaus (ed.) y otros, Obras de Martín Lutero (Buenos Aires, Paidós, 1967-1971) Varios tomos. T. Egido (ed.) Lutero: Obras (Salamanca, Sigueme, 1977). R. H. Bainton, Here I Stand: A Life of Martin Luther (The New American Library, 1950, New York) (Existe una edición española de este libro). H. J. Grimm, The Reformation Era 1500-1650 (Macmillan, New York, 1973). H. A. Oberman, Lutero: Un hombre entre Dis y el Diablo (1981, trad. Del alemán por José Luis Gil A., Alianza Editorial, Madrid, 1992).

[9]    En 1518 Lutero publica varias obras para explicarse más ampliamente.

[10] La infabilidad del papa no llegó a ser doctrina oficial de la iglesia católica romana hasta 1870.

[11] Aunque afirma el sacramento de la penitencia, lo cambia totalmente en sentido y contenido. En obras posteriores lo deja fuera de consideración.

[12] Se llama “Dieta” al parlamento imperial que reunía a los príncipes y representantes de todas parte del imperio, normalmente en presencia del emperador, una vez al año.

[13] T. Egido, op. Cit. P. 175.

 

[14] Martín Treu, Martín Lutero en Wittenberg: Un Tour Biográfico (Wittenberg: Fundación Conmemorativa Lutero de Sajonia Anhalt, 2003), 15.

[15] Treu, 15.

[16] Erwin Iserloh. The Theses Were Not Posted: Luther Between Reform and Reformation traducción al inglés de Jared Wicks, S.J.. Boston: Beacon Press, 1968.

[17] Helmar Junghans, Luther's Wittenberg, en: The Cambridge Companion to Martín Luther, ed. Donald K. McKim (New York: Cambridge University Press, 2003), 26

[18]   Junghans, 26.

[19]   Schaff, Philip, History of the Christian Church, Vol VII, Ch III.

[20]   Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

[21]   Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

[22]   Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

[23]   Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, no significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

[24]   En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

[25]   De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.

[26]   Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

[27]   Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

-            DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero pastoral 1995 LOGOI, Inc.

-       Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//01//2016. MISIÓN BAUTISTA Emanuel”. AA-HH- Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.


charlyibsh@hotmail.com

Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.



Véase Parte III.

 

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