Parte II:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
II. EL CONFLICTO
CON ROMA:
En la primera parte
contamos la conversión y estudios de Lutero. Seguimos con la historia de su
conflicto con Roma.
A partir de 1515, Lutero enseña la
justificación por la fe a
sus estudiantes en Wittenberg con el pleno apoya de la Facultad de Teología[8], pero el conflicto con Roma no se
inicia por lo que Lutero enseña sino por su función pastoral. Lutero es pastor
de la iglesia del castillo en Wittenberg y encuentra en el transcurso del año
1517 que sus feligreses han ido a comprar indulgencia papales*].
Lutero reacciona fuertemente porque ve en las indulgencias un peligro grave para el bienestar espiritual de sus feligreses. Es como pastor que ve el peligro, pero aborda el tema como profesor de teología. Para expresar su indignación y acabar con el abuso, Lutero elabora unas 95 Tesis sobre las indulgencias. Manda copias a teólogos de otras universidades y fija una de ellas en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, donde se colocaban todos los anuncios de la universidad.
LAS
PENITENCIAS Y LAS INDULGENCIAS*]:
El sacramento medieval de la penitencia consistía en cuatro
pasos:
1. La contrición por un arrepentimiento sincero,
2. La confesión auricular ante un sacerdote,
3. La satisfacción por
obras penitenciales, para demostrar el arrepentimiento,
4. La
absolución pronunciada por el sacerdote.
La iglesia medieval
enseñaba que el purgatorio existía para aquellos que no habían cumplido con
toda satisfacción durante su vida. También enseñaba que los santos de la
iglesia habían tenido más méritos de los que necesitaban para su propia
salvación. El cúmulo de méritos sobrantes (incluyendo los de Jesús y la Virgen) estaban
en el “Tesoro de
Méritos” en el cielo y el Papa tenía autoridad para dispensar estos
méritos a su parecer.
En base a ese tesoro,
el papa podía otorgar “indulgencias”, lo
que significaba perdonarle al pecador las obras de penitencia que la persona
debía a cambio de alguna acción especial, o incluso a cambio de dinero.
Los ingresos de las indulgencias que se vendían en 1517 estaban destinados finalmente a la construcción de la actual basílica San Pedro en Roma.
No tenemos en las 95
Tesis una exposición completa de su teología nueva [9], pero sí podemos
observar algunos énfasis importantes: Toda la vida
ha de ser una penitencia, es la contrición verdadera lo que obtiene el perdón
para el pecado, el verdadero “Tesoro de Méritos”
de la iglesia es el evangelio que se le ha
encomendado.
Aparentemente las tesis expresan la
preocupación de Lutero por el daño espiritual que causan las indulgencias y por
el daño a la reputación del papa, pero de hecho ponen en tela de juicio una
práctica establecida en la iglesia.
Como profesor universitario Lutero tiene
la libertad de presentar sus tesis para ser debatidas, aunque sean en contra de
la enseñanza oficial de la iglesia. Pero alguna gente, sin consultar a Lutero,
las traduce al alemán y las imprime. En quince días son conocidas por toda
Alemania. La publicación tiene consecuencias muy negativas para la venta de las
indulgencias
Ya en diciembre de 1517 se manda una copia
de las tesis a Roma. Allí un tal Silvestro Prierias contesta a Lutero con un
Diálogo sobre la autoridad del papa. [10]
Este documento afirma la autoridad y la infabilidad del
papa.
No se considera en ningún momento el
mérito de los argumentos que Lutero presenta, sino que se trata el asunto
puramente en términos de la autoridad papal. La conclusión que saca Prierias
resulta sencilla: “El que dice con respecto a
las indulgencias, que la iglesia romana no puede hacer lo que actualmente hace,
es un hereje”.
Juntamente con el escrito de Prierias,
Lutero recibe la orden de comparecer en Roma dentro de dos meses. El príncipe
elector de Sajonia, Federico el Sabio, pide que se le dé una audiencia a Lutero
en tierra alemana. En octubre de 1518, Lutero se enfrenta con el legado papal,
el cardenal Cayetano, en Augsburg.
Las entrevistas con Cayetano no llevan a
una retractación pero sí definen más claramente el conflicto. El cardenal le
recuerda a Lutero la base jurídica de las indulgencias en la bula “unigenitus”, promulgada en 1343 por el papa Clemente
VI. Con esto demuestra que la
posición de Lutero lleva inevitablemente a un conflicto con la autoridad del
papa.
La posición teológica de Lutero se define
aún más en un debate, en Leipzig el año siguiente con el teólogo Juan Eck.
Este acusa a Lutero de compartir algunos conceptos de Juan Hus, que había
sido condenado como hereje por el Concilio de Constancia en 1415. Cuando Lutero
contesta que encuentra muchas cosas evangélicas y cristianas en las opiniones
de Hus, declara que no solo el papa, sino aun un concilio de la iglesia pueden
errar.
En el año 1520 Lutero publica unas obras clave: Discurso a la
nobleza de la nación alemana; La cautividad babilónica, y la Libertad del
cristiano.
En su Discurso a la nobleza alemana,
Lutero presenta la doctrina del sacerdocio de todos los creyentes y anima a las
autoridades seculares a realizar las reformas tan necesarias en la iglesia.
La cautividad babilónica trata de los sacramentos de la iglesia:
v En lugar de los siete sacramentos: 1. Bautismo. 2. Eucaristía. 3. Penitencia. 4. Confirmación.
5. Unción de los enfermos. 6. Orden sacerdotal. 7. Matrimonio.
v Lutero afirma básicamente dos: [11] la Cena del
Señor y el Bautismo.
Ø Rechaza el concepto de sacrificio y de transubstanciación con respecto a la Cena del Señor,
Ø Pero afirma la presencia real y corporal de Cristo.
El tratado de la Libertad del cristiano es
una exposición clásica del evangelio que Lutero predica. El hombre se enfrenta
en el Antiguo Testamento con la ley de Dios que produce su condenación, ya que
es incapaz de cumplirla. Pero en el Nuevo Testamento Dios promete darle por la sola fe la
justicia que no puede alcanzar por sus propias obras. La promesa da lo que la
ley exige. Por la fe estamos
“en Cristo”,
libres de la ley, del pecado, seguros contra la muerte y el infierno. Las
buenas obras resultan como fruto de esta libertad y esta fe. El cristiano no
confía en sus propias obras sino en la obra de Cristo.
Ha mediado del año 1520, se promulga la
bula papal “Exsurge
Domine” que condena las doctrinas de Lutero, y el 3 de enero de 1521
se publica la bula “Decet Romanum Pontificem”, que contiene la
condenación definitiva. Como en todo procedimiento contra un hereje, le tocaba
ahora a la autoridad secular ejecutar la condenación de la iglesia.
Se
llama a Lutero a comparecer ante la Dieta [12] del
imperio, reunida en la ciudad de Worms.
“Vos nos habéis predicado acerca de Cristo” dijeron los que
seguían al reformador. “Ahora le oiremos a Cristo hablarnos directamente”. Así comentaron los
alemanes al abrir el Nuevo Testamento traducido al alemán por Lutero con la
ayuda de Melanchton (3,000 ejemplares salieron de la imprenta el 21 de septiembre de
1522, evento que ayudó revolucionar a Alemania).
El 17 de abril de 1521 Lutero se presenta ante la Dieta. Se le pregunta
sencillamente si está dispuesto a retractarse de lo que ha escrito. Después de
Lutero da un discurso ante la Dieta, terminando con las palabras: “A menos que
se me convenza por testimonio de la Escritura o por razones evidentes… estoy
encadenado por los textos escriturísticos que he citado y mi conciencia es una
cautiva de la Palabra de Dios. No puede ni quiero retractarme en nada, porque
no es seguro ni honesto actuar contra la propia conciencia. Que Dios me ayude.
Amén”. [13]
En el camino de regreso a Wittenberg,
Lutero es secuestrado por orden de su príncipe y llevado al castillo de
Wartburg, para así permitir que los ánimos se calmen.
Mientras tanto el emperador promulga el “edicto de Worms”, que proscribe a Lutero
y a todos los que le presten ayuda.
Durante la ausencia de Lutero, sus colegas
en Wittenberg introducen cambios radicales en la iglesia de la ciudad y
producen conflictos serios entre la población y con el príncipe. Lutero utiliza
el tiempo en el Wartburg (menos de un año)
para calmar a sus colegas por correspondencia. Durante este tiempo prepara una
traducción del Nuevo Testamento al alemán que se publica en septiembre de 1522.
(La Biblia entera en alemán en 1534).
Lutero prepara guías para el orden del
culto, la celebración de la Cena del Señor y el
bautismo.
Enfatiza la música congregacional, compone himnos un himnario. El centro del
nuevo culto llega a ser la predicación de la Palabra. Lutero promueve la
fundación de escuelas y la impresión de libros para niños. Compone un “Catecismo
Pequeño” para niños y un “Catecismo Grande” para adultos.
Desde un principio había personas que eran
más radicales que Lutero y estaban impacientes por acabar lo más pronto posible
con todos los remanentes de la iglesia “papista”.
Algunos estaban combinando el evangelio con perspectivas sociopolíticas
revolucionarios. Otros decían que el cuestionamiento de Lutero en cuanto a las
doctrinas de la iglesia medieval no era lo suficientemente radical. Surgen los
llamados “anabautistas”
(que rechazan el bautismo de párvulos) y
otras iglesias reformadas con perspectivas distintas a las de Lutero.
En un principio, el movimiento
nacionalista naciente en Alemania había visto en Lutero un protagonista, capaz
de unir tras de sí las aspiraciones de la nación alemana. Pero el énfasis
religioso y teológico de Lutero hizo que los nacionalistas lo abandonaran.
Un año clave para Lutero es el 1525. En ese año estalla en toda su violencia la Guerra de los campesinos. Los intentos de Lutero de llamar a la calma no sirvieron. Tanto la violencia, como la aparente justificación de su causa con argumentos bíblicos suscitan una condenación fuerte de parte de Lutero. Y llama a las autoridades a aplastar la insurrección.
La Guerra de los campesinos* significa una pérdida de apoyo importante para Lutero. Los campesinos se ven defraudados por él y los enemigos de la reforma ahora tildan a los “luteranos” de subversivos peligrosos.
*Grabado de 1532 donde se observa un grupo de campesinos alemanes armados con elementos de labranza, conducidos por Tomas Muntzer. Por la represión de los príncipes murieron más de 10,000 campesinos.
Los mismos años de la Guerra de los
campesinos ven también la ruptura entre Lutero y los humanistas. Erasmo, en su
obra Del Libre albedrío ataca
la doctrina de la predestinación que Lutero predica.
Lutero contesta en el libro La cautividad de la voluntad que la doctrina de la predestinación es
central para la predicación del evangelio, porque solamente ella asegura la
salvación del creyente. Para Lutero es un corolario lógico de la justificación
por la fe.
En el año 1525, Lutero también pierde el apoyo de muchos simpatizantes moderados al casarse con Catalina von Bora**. Afirma así la importancia de la familia y la santidad del matrimonio. En los años que siguen se dedica a su familia, y a la consolidación de la Reforma.
**CATALINA VON BORA ESPOSA DE LUTERO:
Al considerar el matrimonio, una idea le persistía a Lutero: “El
matrimonio es una institución de Dios; el celibato es una institución del
hombre”.
Tenía un espanto de todo aquello que emanaba de Roma. Decía a sus amigos. “Quiero despegarme de todo que haya
venido de mi pasado papista”.
Al pensar en contraer matrimonio con la ex-monja,
Catalina von Bora, oraba día y noche pidiéndole al Señor que le librera de su
incertidumbre. La respuesta la halló
en la declaración de Dios: “No es bueno que el hombre
esté solo”.
Reconoció que, si había sido llamado al estado matrimonial como hombre, también
lo era llamado como reformador.
El 11 de junio de 1525 Lutero fue al hogar de su amigo y
colega Amsdorff. Pidió a Pomeranus, a quien llamaba pastor, que les casera. El
célebre pintor Lucas Cranach y el Dr. Juan Apella fueron testigos.
Los enemigos de la reforma lo castigaron con severas críticas
con severas críticas: “Es un acto de incesto”, dijo el Rey Enrique VIII. “El
anticristo será el producto de tal unión”, dijeron otros. El caso es que un año más
tarde les nació su primer hijo, al cual nombró Hansen. Las cartas de Lutero de
ahí en adelante reflejan gran ternura al habla de su “Cati”. Sus amigos notaron que la disposición del
reformador llegó a ser más feliz y tranquila el resto de su vida, aun en los
momentos de más severa prueba.
-Seleccionado de la Historia de la Reforma por D’Aubignés, p. 387-388
Antes de morir puede ver la expansión de
la Reforma en Alemania, los países escandinavos e Inglaterra. Puede ver el
impacto de la Reforma en Suiza, los Países Bajos y la Europa Oriental.
El aspecto religioso de Europa había cambiado para siempre.
Las 95 Tesis:
El
Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias, de Martín Lutero (publicado en latín: Disputatio
pro declaratione virtutis indulgentiarum), más conocido como Las 95
tesis, fue una carta de Martín Lutero dirigida a la Iglesia de Roma, en la que
desacredita la doctrina papal sobre las indulgencias. Esta publicación —clavada por
Lutero, de acuerdo a la tradición, en las puertas de la Iglesia del Palacio de
Wittenberg el 31 de octubre de 1517— comenzaría un debate teológico
que desembocaría en la Reforma y el nacimiento de varias tradiciones dentro del
cristianismo, tales como el luteranismo, el presbiterianismo y el anabaptismo.
La Iglesia del
Palacio de Wittenberg era el lugar donde se guardaba una de las colecciones
individuales de reliquias más grandes de Europa, acumuladas por Federico III,
príncipe de Sajonia. Las reliquias eran aquellos objetos que muchos católicos
medievales consideraban “santos”
por haber presuntamente pertenecido o estado en contacto con un Santo católico (incluso partes
del propio cuerpo fallecido). De acuerdo a estas creencias (que
posteriormente serían refrendadas por la Iglesia Católica Romana en el Concilio
de Trento), su contemplación otorgaba méritos al espectador, de modo
que podía recibir la absolución del castigo por sus pecados en el purgatorio.
Hacia 1509, el
príncipe elector llegó a poseer alrededor de 5,005 piezas, incluyendo varios
frascos con la leche de la Virgen María, paja del pesebre donde nació Jesús y
el cadáver entero de uno de los inocentes masacrados por orden de Herodes el
Grande. Estas reliquias eran mantenidas en relicarios (recipientes artísticos labrados sobre todo
en plata dorada) y exhibidos una vez al año para que los fieles las
venerasen. En 1509, cada devoto visitante que hizo alguna donación para el
sustento de la Iglesia del Palacio recibió una indulgencia de cien días por
cada reliquia.[14] Antes de 1520, la colección de
reliquias del Elector había aumentado hasta las 19,013 piezas, lo que permitía
a los devotos peregrinos que donaran a la Iglesia del Palacio recibir una
indulgencia que reduciría su tiempo en el purgatorio por 1,9 millones de días.[15]
Las acciones de Lutero, sin embargo, no iban inicialmente contra la colección de su soberano, sino en respuesta a la venta de indulgencias por parte de Johann Tetzel, un sacerdote de la Orden de los Hermanos Predicadores (Dominico), comisionado por el Arzobispo de Maguncia y por el Papa León X. El propósito de Tetzel era desarrollar una campaña de recolección de fondos para financiar la renovación de la Basílica de San Pedro en Roma, y aunque el príncipe de Lutero, Federico III de Sajonia, y el príncipe del territorio vecino, Jorge el Barbudo, duque de Sajonia, prohibieron la venta en sus dominios, feligreses de Lutero viajaron para comprarlas. Cuando estos creyentes venían luego a confesión, presentaban las indulgencias plenarias que habían adquirido, demandando que ya no necesitaban arrepentirse de sus pecados, puesto que el documento prometía perdón para todos ellos y más.
¿Clavadas o Enviadas?:
La historia
dice que Lutero clavó sus 95 tesis escritas en alemán para que todos, incluso
el menos culto, las pudiera leer. No está demostrado que fuesen en alemán, es
más, la opinión mayoritaria es que las primeras fueron redactadas en latín en
las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517.
Pero algunos eruditos han cuestionado la exactitud de este relato, observando
que no existe ninguna evidencia contemporánea de tal hecho;[16] otros han
respondido a esta carencia señalando que la evidencia no se conserva porque en
Wittenberg, la acción de clavar escritos en esa puerta era la manera
acostumbrada de anunciar un acontecimiento en el campus universitario de
aquella época.[17]
Las puertas de las iglesias funcionaban en aquella época tal como los modernos tablones de anuncios. Por su parte, otros autores sugieren que la fijación puede haber ocurrido más bien durante noviembre de 1517. La mayoría conviene, por lo menos, en que Lutero remitió sus tesis al Arzobispo de Maguncia, al Papa, a algunos amigos y a otras universidades en esa fecha.[18] Con todo, las tesis fueron impresas muy pronto, y antes de 1518 habían sido extensamente leídas por toda Europa.
Reacción
a Las 95 tesis:
Lutero redactó
sus 95 tesis como soporte para un debate teórico, una “disputa” teológica, práctica
corriente en la época. Concebidas para ser difundidas en un círculo restringido
de teólogos, su éxito habría sorprendido al propio Lutero. Tras ser impresas en
gran cantidad y ampliamente difundidas, las tesis tuvieron gran resonancia,
pero las autoridades religiosas vacilaron, sin embargo, en condenar a Lutero.
Este último continuó discutiendo con teólogos partidarios de las doctrinas de
Roma, por ejemplo, con Johann Eck en la famosa disputa de Leipzig de 1519.
Las 95 tesis fueron finalmente
condenadas definitivamente el 15 de junio de 1520 por la bula Exsurge Domine
del papa León X. Lutero, entonces abiertamente en conflicto con la Iglesia de
Roma, fue excomulgado a principios del año siguiente.
El Papa León X exigió que Lutero se retractara de sus tesis, pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521. Así, simbólicamente, daba inicio a la Reforma.[19]
Texto:
Por amor a la verdad y en el afán
de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo
la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura
y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón,
ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros,
lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia...”,
ha querido decir que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
2. Este término no puede entenderse en el
sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y
satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente
a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no
obran exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
4. En consecuencia, subsiste la pena mientras
perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo
que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
5. El papa no quiere ni puede remitir culpa
alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por
conformidad a los cánones.
6. El papa no puede remitir culpa alguna, sino
declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con
certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la
culpa subsistirá íntegramente.
7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie,
sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote,
su vicario.
8. Los cánones penitenciales han sido impuestos
únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose
en los cánones.
9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en
la persona del papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso
de muerte y de necesidad.
10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que
reservan a las moribundas penas canónicas en el purgatorio.
11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena
canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada
mientras los obispos dormían.
12. Antiguamente las penas canónicas no se
imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera
contrición.
13. Los moribundos son absueltos de todas sus
culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando
de derecho exentos de ellas.
14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo
para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto
menor sean aquéllas.
15. Este temor y horror son suficientes por sí
solos (por
no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio,
puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el
cielo difieren entre sí como la desesperación, la causa desesperación y la
seguridad de la salvación.
17. Parece necesario para las almas del purgatorio
que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
18. Y no parece probado, sea por la razón o por
las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del
crecimiento en la caridad.
19. Y tampoco parece probado que las almas en el
purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su
bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente
seguros de ello.
20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión
plenaria de todas las penas, no significa simplemente el perdón de todas ellas,
sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores
de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de
toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
22. De modo que el Papa no remite pena alguna a
las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en
esta vida.
23. Si a alguien se le puede conceder en todo
sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede
otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es
necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la
liberación de las penas.
25. El poder que el Papa tiene universalmente
sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su
diócesis o parroquia.
26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a
las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee),
sino por vía de la intercesión.
27. Mera doctrina humana predican aquellos que
aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale
volando.
28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda
cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión
de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio
desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda,
aconteció con San Severino y San Pascual.
30. Nadie está seguro de la sinceridad de su
propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente,
tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es
rarísimo.
32. Serán eternamente condenados junto con sus
maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta
de indulgencias.
33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que
afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual
el hombre es reconciliado con Dios.
34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se
refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas
por los hombres.
35. Predican una doctrina anticristiana aquellos
que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o
confessionalia.
36. Cualquier cristiano
verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y
culpa, aun sin carta de indulgencias.
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté
vivo o muerto, tiene participación en todos los bienes de Cristo y de la
Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de
indulgencias.
38. No obstante, la remisión y la participación
otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como
ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más
brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo la prodigalidad de las
indulgencias y la verdad de la contrición.
40. La verdadera contrición busca y ama las penas,
pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas;
por lo menos, da ocasión para ello.
41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse
con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas
a las demás buenas obras de caridad.
42. Debe enseñarse a los cristianos
que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de
indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43. Hay que instruir a los cristianos que aquel
que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si
comprase indulgencias.
44. Porque la caridad crece por la obra de caridad
y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a
lo más, liberado de la pena.
45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve
a un indigente, y sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias,
lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación
de Dios.
46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son
colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su
casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra
de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
48. Se debe enseñar a los cristianos que, al
otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración
ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
49. Hay que enseñar a los cristianos
que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero
muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
50. Debe enseñarse a los cristianos que si el papa
conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la
basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel,
la carne y los huesos de sus ovejas.
51. Debe enseñarse a los cristianos que el papa
estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de
aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun
cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera
menester.
52. Vana es la confianza en la salvación por medio
de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa
pusieran su misma alma como prenda.
53. Son enemigos de Cristo y del papa los que,
para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la
palabra de Dios en otras iglesias.
54. Oféndase a la palabra de Dios, cuando en un
mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
55. Ha de ser la intención del papa que si las
indulgencias (que
muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y
una ceremonia, el evangelio (que es lo más
importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y
cien ceremonias.
56. Los tesoros de la iglesia, de donde el papa
distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos
entre el pueblo de Dios.
57. Que en todo caso no son temporales resulta
evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino
más bien los atesoran.
58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los
santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del papa, la gracia del
hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia
eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
60. No hablamos exageradamente si afirmamos que
las llaves de la iglesia (donadas por el
mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
61. Está claro, pues, que para la remisión de las
penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del papa.
62. El verdadero tesoro de la iglesia es el
sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado,
puesto que hace que los primeros sean postreros.
64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con
razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes
con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
66. Los tesoros de las indulgencias son redes con
las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
67. Respecto a las indulgencias que los
predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son
en cuanto proporcionan ganancias.
68. No obstante, son las gracias más pequeñas en
comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
69. Los obispos y curas están obligados a admitir
con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con
todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no
prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
71. Quien habla contra la verdad de las
indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
72. Más quien se preocupa por los excesos y
demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
73. Así como el papa justamente fulmina excomunión
contra los que maquinan algo con cualquier artimaña de venta, en perjuicio de
las indulgencias.
74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el
pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
75. Es un disparate pensar que las indulgencias
del papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo
imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
76. Decimos por el contrario, que las indulgencias
papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la
culpa.
77. Afirmar que si San Pedro fuese papa hoy, no
podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el
papa.
78. Sostenemos, por
el contrario, que el actual papa, como cualquier otro, dispone de mayores
gracias, saber: el evangelio, las virtudes
espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 1.
79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las
armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y
teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
81. Esta arbitraria predicación de indulgencias
hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto
que se debe al papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles
de los laicos.
82. Por
ejemplo: ¿Por
qué el papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy
apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las
razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable
dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente
insignificante?
83. Del
mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el
papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de
ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
84. Del
mismo modo: ¿Qué
es esta nueva piedad de Dios y del papa, según la cual conceden al impío y
enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y
por qué no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad
hacia esa misma alma pía y amada?
85. Del mismo modo: ¿Por qué los
cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están
abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la
concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
86. Del mismo modo:
¿Por qué el papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos
ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en
lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el papa y qué participación
concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión
y participación plenarias?
88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor
podría hacerse a la iglesia si el papa, como lo hace ahora una vez, concediese
estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los
creyentes?
89. Dado que el papa, por medio de sus
indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué
suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son
igualmente eficaces?
90. Reprimir estos sagaces argumentos de los
laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a
la iglesia y al papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de
los cristianos.
91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen
según el espíritu y la intención del papa, todas esas objeciones se resolverían
con facilidad o más bien no existirían.
92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que
dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.
93. Que prosperen todos aquellos profetas que
dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no
hay cruz.
94. Es menester exhortar a los cristianos que se
esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e
infierno.
95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través
de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
Wittenberg,
31 de octubre de 1517.
1517 |
1518 |
1519 |
1520 |
1521 |
1522 |
1524 |
1525 |
1529 |
1530 |
1534 |
1546 |
Septiembre:
97 Tesis contra los escolásticos. 31
de octubre: 95 Tesis sobre las indulgencias. |
Defensa
ante los agustinos en Heidelberg. Entrevista
con Cayetano en Augsburg. |
Debate
en Leipzig con Juan Eck. |
Publicación
del Discurso a la nobleza de la nación alemana. La cautividad babilónica y la
Libertad del cristianismo |
El
17 y 18 de abril, ante la Dieta, en Worms. |
El
6 de marzo, regresó a Wittenberg. |
Erasmo
publica Del libre albedrío. |
Guerra
de los Campesinos. |
Coloquio
de Marburg con Zwinglio sobre la Cena del Señor. |
Dieta
de Augsburg. |
Publicación
de la Biblia completa en alemán. |
El
12 de febrero muere en Eisleben. |
Lutero
y Los Judíos:
Artículo principal: Antisemitismo de Martín Lutero:
Portada del libro antisemita "Sobre los
judíos y sus mentiras" escrito por Martín Lutero (1543).
Las opiniones de Lutero sobre los judíos han sido descritas como antisemitismo racial por unos o religioso por otros.[20] En otros casos como anti judaísmo.[21]
En los inicios de su carrera pensaba que los judíos no habían creído en Jesús a causa de los errores de los cristianos y de la proclamación de lo que para él era un evangelio impuro. Sugería que responderían favorablemente al mensaje evangélico si se les presentaba de la forma adecuada. Cuando descubrió que no era así, atacó con furia a los judíos.
En su Von den Juden und ihren Lügen (Sobre los judíos y sus mentiras),
publicado en 1543, escribió que debían realizarse contra los judíos acciones
como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a
los rabinos, «aplastar y destruir» sus
casas, incautarse de sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos "gusanos
venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos «para siempre».
Según la opinión del Dr. Robert Michael,
parece que Lutero también aprobaba el asesinato de judíos.[22] Como sea el
caso, lo cierto es que en ese libelo solicita a los estados alemanes que actúen
tomando como referencia estos puntos:
"¿Qué
debemos hacer, nosotros cristianos, con los judíos, esta gente rechazada y
condenada? Dado que viven con nosotros, no osamos tolerar su
conducta ahora que estamos al tanto de sus mentiras, sus injurias y sus
blasfemias…:
· En primer lugar, debemos prender fuego sus
sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos
fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. Esto ha de
hacerse en honor a nuestro Señor y a la cristiandad, de modo que Dios vea que
nosotros somos cristianos y que no aprobamos ni toleramos a sabiendas tales
mentiras, maldiciones y blasfemias a su Hijo y a sus cristianos…
· En segundo lugar, también aconsejo que sus casas
sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en
sus sinagogas…
· En tercer lugar, aconsejo que sus libros de
plegarias (sidurim) y escritos talmúdicos, por medio de los cuales se enseñan
la idolatría, las mentiras, maldiciones y blasfemias, les sean quitados…
· En cuarto lugar, aconsejo que de ahora en adelante
se les prohíba a los rabinos enseñar sobre el dolor de la perdida de la vida o
extremidad…
· En quinto lugar, que la protección en los caminos
sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las
afueras de las ciudades dado que no son señores, funcionarios, comerciantes, ni
nada por el estilo…
· En sexto lugar, aconsejo que se les prohíba la usura, y
que se les quite todo el dinero y todas las riquezas en plata y oro, y que
luego todo esto sea guardado en lugar seguro...
· En séptimo lugar, recomiendo poner o un mayal o un hacha o una azada o una pala o una rueca o un huso en las manos de judíos y judías jóvenes y fuertes y dejar que coman el pan con el sudor de su rostro, como se le impuso a los hijos de Adán".
Estas palabras duras como son, han hecho
que muchos eruditos reconsideren la obra de Lutero bajo una nueva perspectiva,
por ejemplo, el historiador británico Paul
Johnson, declaró que el libelo "Sobre los judíos y sus mentiras" fue el «Primer trabajo del antisemitismo moderno y un paso
gigantesco en el camino hacia el Holocausto». De igual manera, los
historiadores del nazismo no pueden dejar de señalar que cuatro siglos después
de haber sido escritos tales ensayos, los nazis los citaron para justificar la llamada
Solución Final. Incluso, algunos estudiosos como Simon y Schuster han atribuido
el Shoa u Holocausto directamente al anti judaísmo de Lutero.[23] En
cambio, otros investigadores, como Uwe Siemon-Netto refutan ese punto de vista
como una distorsión histórica.[24]
Ciertamente, el tema puede estar sujeto a
debate; sobre todo, por el enorme peso histórico y religioso que la obra de
Lutero posee. Sin embargo, es innegable que para los filósofos del nazismo las
ideas del reformador allanaron el camino para la creación de los campos de
exterminio. La recomendación luterana de una “áspera
misericordia” o scharfe Barmherzigkeit, que en términos llanos
significó “intolerancia
absoluta” como "medida profiláctica" contra el judío fue
tomada por los nazis como una apología para su visión del mundo.
Durante el juicio de Núremberg, el general
de la SA, Gauleiter de Franconia y Editor del periódico Der Stürmer, Julius
Streicher defendió su causa cuando se le cuestionó por el antisemitismo de sus
artículos, diciendo: “Publicaciones antisemitas han existido en Alemania durante
siglos. Por ejemplo, un libro que yo tenía, y a la postre confiscado, fue
escrito por el Dr. Martín Lutero. Si este libro hubiera sido tomado en consideración
por la fiscalía, seguramente hoy el Dr. Martín Lutero estaría en mi lugar en el
banquillo de los acusados. En este libro, “Los
judíos y Sus Mentiras”, el Dr. Martín Lutero
describe a los judíos como hijos de víbora y recomienda prender fuego a sus
sinagogas y destruirlos”.[25] La fiscalía difícilmente pudo
rebatir tales pruebas.[26]
Desde la década de 1980, algunos
organismos de la Iglesia Luterana han denunciado formalmente los escritos
antisemitas de Lutero. En noviembre de 1998, en el 60º aniversario de la
Kristallnacht o la "Noche de los
Cristales Rotos" la Iglesia Luterana de Baviera emitió el
siguiente comunicado: "Es imperativo para la Iglesia Luterana, la cual ella
misma está en deuda con la obra y tradición de Martín Lutero, tomar seriamente
sus pronunciamientos antijudíos, reconocer su influencia teológica, y
reflexionar sobre sus consecuencias para así distanciarse de cada expresión de anti
judaísmo dentro de la teología luterana".[27]
___________
[8]
Las siguientes son algunas de las
obras consultadas en la elaboración de este material: C. Witthaus (ed.) y
otros, Obras de Martín Lutero (Buenos Aires, Paidós, 1967-1971) Varios tomos.
T. Egido (ed.) Lutero: Obras (Salamanca, Sigueme, 1977). R. H. Bainton, Here I
Stand: A Life of Martin Luther (The New American Library, 1950, New York)
(Existe una edición española de este libro). H. J. Grimm, The Reformation Era
1500-1650 (Macmillan, New York, 1973). H. A. Oberman, Lutero: Un hombre entre
Dis y el Diablo (1981, trad. Del alemán por José Luis Gil A., Alianza
Editorial, Madrid, 1992).
[9]
En 1518 Lutero publica varias obras
para explicarse más ampliamente.
[10]
La infabilidad del papa no llegó a ser doctrina oficial de la iglesia católica
romana hasta 1870.
[11]
Aunque afirma el sacramento de la penitencia, lo cambia totalmente en sentido y
contenido. En obras posteriores lo deja fuera de consideración.
[12]
Se llama “Dieta” al parlamento imperial que reunía a los príncipes y
representantes de todas parte del imperio, normalmente en presencia del
emperador, una vez al año.
[13]
T. Egido, op. Cit. P. 175.
[14]
Martín Treu, Martín Lutero en Wittenberg: Un Tour Biográfico (Wittenberg:
Fundación Conmemorativa Lutero de Sajonia Anhalt, 2003), 15.
[15] Treu, 15.
[16] Erwin Iserloh. The Theses Were Not Posted: Luther
Between Reform and Reformation traducción al inglés de Jared Wicks, S.J..
Boston: Beacon Press, 1968.
[17] Helmar Junghans, Luther's Wittenberg, en: The
Cambridge Companion to Martín Luther, ed. Donald K. McKim (New York: Cambridge
University Press, 2003), 26
[18] Junghans, 26.
[19] Schaff,
Philip, History of the Christian Church, Vol VII, Ch III.
[20] Parece
necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror,
aumente la caridad.
[21] Y no parece
probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas
del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
[22] Y tampoco
parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan
plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos
estar completamente seguros de ello.
[23] Por tanto,
cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, no significa
simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él
mismo impuso.
[24] En
consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el
hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias
del Papa.
[25] De modo que
el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los
cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
[26] Si a alguien
se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro
que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
[27] Por esta
razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa
indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
-
DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero
pastoral 1995 LOGOI, Inc.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//01//2016.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. AA-HH- Ciudadela
de Noé. Los Cardos Mz.E - Lt.18. III
Etapa. Cerca del Hospital Regional II.
Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
Véase Parte III.
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