III. TRENTO:
¿El
Concilio De La Contrarreforma o Un Intento Fallido De Reunificación Cristiana?
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Hablar del Concilio
de Trento, también llamado “tridentino”, parece implicar la idea de que
fue promovido exclusivamente como una reacción teológica frente a la Reforma
Protestante por Lutero y sus seguidores en el siglo XVI, pero, ¿se puede analizar Trento exclusivamente desde una
perspectiva tan simple?
Trento es el concilio más largo de la
historia (1545-1563). Fue convocado, suspendido y reanudado tres veces por
papas distintos. Pablo III lo inició el 13 de diciembre de 1545, pero fue
interrumpido el 11 de marzo de 1547 y desplazado a la ciudad de Bolonia (Italia)
dejándolo en suspenso hasta el 17 de septiembre de 1549. Se reanudó en octubre
de 1551, bajo la presidencia de Julio III, pero debido a las hostilidades entre
el Duque de Sajonia y el Emperador Carlos V, se volvió a suspender el 28 de
abril de 1552. Posteriormente, sería Pío IV el que ocho años más tarde
convocaría a los obispos a Trento, retomando el concilio su curso en enero de
1562, y continuando sus trabajos hasta el 4 de diciembre de 1563.
La importancia del Concilio de Trento no se puede comprender si no se analizan sus antecedentes históricos, entendiendo que la situación imperante fue, no solo su caldo de cultivo, sino también la impulsora del mismo, aunque el detonante –como apunta la historia- fuese la Reforma Protestante.
Los
Grandes Reformadores Del Siglo XVI:
Martín
Lutero
1485-1546.
Ulrich Zwingli 1484-1531.
Juan
Calvino
1509-1564.
Juan Knox 1514-1572.
Tomás
Munzer
1490-1525.
Andrés Von Carlstadt 1480-1541.
Felipe
Melanchthon 1497-1560.
Guillermo Farel 1489-1565.
Martín
Bucer
1491-1551.
Teodoro Beza 1519-1605.
ANTECEDENTES DEL CONCILIO DE TRENTO:
I. Gritos Internos De Reforma En La Iglesia
Católica.
El viento [Espíritu] sopla de
donde quiere […] (Jn.3:8). Estas Palabras de Jesús muestran que
cuando el Espíritu Santo se mueve lo hace cómo, dónde y cuándo ÉL quiere, y eso
fue precisamente lo que sucedió en la Europa del Renacimiento, al final del
siglo XV y principios del XVI. Pero además, el viento levanta la suciedad que
hay a nuestro alrededor y nos la tira a la cara, hecho que ocurrió en el tiempo
previo a la Reforma y a Trento.
A ningún lector serio se le escapa que
antes de la Reforma, en la Iglesia Católica hubo gran cantidad de teólogos y
pensadores cristianos que, aunque pertenecían a ella, tenía en sus vidas mucho
del espíritu evangélico. Entre ellos están:
San Agustín, San Gregorio, San Bernardo o Santo
Tomás de Aquino, que no sólo criticaban públicamente la corrupción
en la jerarquía de esa iglesia, sino que propugnaban con insistencia un retorno
a la sencillez de la fe evangélica.
Los siglos anteriores a la Reforma
Luterana vieron una decadencia moral y aun abandono de valores cristianos en la
curia romana sin precedentes. La situación era tal que ya en el siglo XV dos
concilios –Constanza
(1414-1415) y
Basilea (1431-1434)- plantearon la necesidad de Reformar la Iglesia
desde la cabeza a los pies, empezando por la figura papal hasta las mismas
bases del clero. Sin embargo, a pesar del clamor popular la degradación de la
corte romana siguió adelante.
Esta relajación moral y el autoritarismo
eclesiástico fueron uno de los desencadenantes de la Reforma emprendida en
Alemania por Martín Lutero. Muchos católicos la consideraron como un castigo
Divino por los pecados del clero. Uno de los que más sinceramente aceptó la
culpabilidad de Roma en la ruptura protestante fue el papa Adriano VI (1522-1523).
Tras conocer el alcance de la Reforma en
Alemania, el papa envió un legado a la Dieta de Nuremberg (reunión de estados
alemanes) con una carta en la que reconocía el estado de deterioro del clero
católico y entonaba un lastimero canto de arrepentimiento. Copio literalmente de la traducción
española de esa carta:
“[…] Habrás de decir también que reconocemos con toda libertad que
Dios deja que se lleve a cabo esta persecución (hablando de la Reforma) a
causa de los pecados de los hombres, y especialmente de los sacerdotes y
prelados. Ciertamente la mano del Señor no está paralizada hasta el punto de
que sea incapaz de salvarnos, pero el pecado nos separa tanto de ÉL que no nos
oye.
“Lo mismo que la enfermedad ha partido
de aquí, será también de aquí de donde partirá la curación. Estamos tanto más
obligados a emprender esta reforma cuanto que el mundo entero aspira a ella.
Por lo que a los se refiere (hablando
del papa en persona, usando el plural mayestático) nunca hemos buscado la dignidad
pontifica y habríamos preferido continuar nuestros días en la soledad de la vida
privada.
“[…] Sin embargo, nadie se extrañará de que no podemos eliminar de un solo golpe todos los abusos, pues la enfermedad está profundamente arraigada y presenta múltiples aspectos. Así, pues, es preciso avanzar paso a paso, y en primer lugar, curar los males más peligrosos mediante una terapéutica apropiada, con el fin de no aumentar el desorden con una reforma precipitada […]”. Confesión de Adriano VI a la Dieta de Nuremberg.
Adriano VI era el papa ideal para llevar a cabo, en el Concilio de Trento, la reforma que se necesitaba, pues su sencillez espiritual y su talento reformador habrían producido una profunda transformación en la Iglesia Católica, pero su muerte repentina, a los 18 meses de su elección, truncó las esperanzas que muchos –entre ellos el emperador Carlos V- habían depositado en él.
Líderes De La Contrarreforma:
Tomás de Torquemada (España)
1420-1498.
Francisco
Jimenes
(España) 1436-1517.
Giovanni Caraffa –Pablo IV-
(Italia) 1476-1559.
Jacobo
Sadoleto
(Italia) 1477-1547.
Gasparo Contarini (Italia)
1483-1542.
Ignacio
Loyola
(España) 1491-1556.
Reginaldo Pole (Inglaterra9
1500-1558.
Michele
Ghislieri –Pío
IV- (Italia) 1504-1572.
Jaime Laynez (España) 1512-1565.
Pedro
Canisius
(Alemania) 1521-1597.
Carlos Borromeo (Italia9 1538-1584.
Roberto
Bellarmine (Italia)
1542-1621.
II. El Concilio De Trento Como Arma De
Reunificación Política:
No podemos olvidar, en relación con el
Concilio de Trento, que desde la antigüedad el poder político jugó un papel destacadísimo
en los concilios, representado por el emperador o el rey, y que en muchas
ocasiones los concilios fueron empleados como armas de reunificación de los
pueblos en torno a la fe que profesaban sus monarcas. Como por ejemplo los de
Arlés y Nicea, en los años 314 y 325 respectivamente.
Pues bien, Carlos V observó con enorme
preocupación la separación entre Protestantes y Católicos,
que amenazaba con dividir el imperio, y consiguió que el papa holandés Adriano
VI, que había sido su preceptor, se comprometiese a celebrar un concilio que
salvara al imperio e implementara una reforma moral en la Iglesia que agradara
tanto a católicos como a protestantes. Sin embargo, la muerte del papa dio al
traste con las pretensiones del emperador, pues al sucederle Clemente VIII
(1523-1534), uno de los Médicis –de quien se sospechaba que había comprado el pontificado
y caído así en el pecado de simonía-, el Concilio de Trento quedó en
espera, hasta su sucesión.
Tras Clemente VII fue elegido papa Julio
III (1534-1549), que, viendo el descontento generalizado en
los círculos católicos mundiales, convocó en 1536 un concilio en la ciudad de
Mantua (Italia). En este concilio el papa designó una comisión de nueve
hombres, destacados eclesiásticos, que redactaran un informe indicando las
reformas más urgentes que debían realizarse en el seno de la Iglesia Católica.
La comisión redactó un informe tan severo que ni aun en los escritos de los
reformadores protestantes se encuentra una denuncia tan cruda de los pecados
del clero de Roma y del propio papa.
Carlos V, deseoso de un concilio
reunificador, se reunió con los príncipes alemanes –que
ya habían abrazado la fe protestante-
y se comprometió a celebrar un concilio ecuménico, en el que fueran también escuchadas
las voces de los reformadores alemanes. Al saber eso el papa, se vio obligado a
convocar el concilio y a invitar a los protestantes alemanes para que
estuvieran en él, pero éstos declinaron la invitación.
Evidentemente, la inasistencia de los protestantes
al concilio, lejos de acercarlos a los católicos, los distanció, pues de haber
asistido los reformadores luteranos quizás se habría producido un acercamiento
entre las partes, máxime cuando el espíritu reinante en aquel momento era un
espíritu de reforma, ya no sólo en los círculos protestantes, sino, y de una
manera muy fuerte, en el mundo católico.
Al reanudarse el concilio se invitó nuevamente a los protestantes a participar en él, pero sólo asistieron embajadores políticos de los estados alemanes, por lo que tampoco a nivel doctrinal se pudieron acercar posiciones entre católicos y protestantes. Finalmente, en la tercera etapa del concilio (1562), se invitó de nuevo a los teólogos alemanes para que asistieran, pero tampoco acudieron a la llamada, con lo que el mundo evangélico perdió una oportunidad sin precedentes de hacer oír sus conceptos en el concilio, y quién sabe si quizás se habría podido alterar el curso de la historia religiosa de los últimos tiempos.
III. Definiciones Doctrinales Del Concilio De
Trento:[28]
Muchos evangélicos sólo conocen del
Concilio de Trento la condena en conjunto de la doctrina protestante. Sin
embargo, Trento tuvo importantes implicaciones teológicas para la posteridad.
En líneas generales se puede decir que el concilio, aparte de rechazar las
tesis luteranas, destinó una buena parte de su tiempo a redefinir doctrinas
antiguas del catolicismo que fueron cuestionadas en la época renacentista. (Véase en
página interior una tabla de las doctrinas que se definieron en él).
Aunque durante el concilio se elaboraron
algunos decretos sobre la conducta desordena del clero y se intentó por parte
de algunos de los obispos (especialmente
los españoles) restar poder al papa romano, la realidad es que no
cubrió ni las expectativas reunificadoras de Carlos V, ni los clamores
populares de reforma interna del clero. Trento fue en cambio, una plataforma
para luchar contra la Reforma Protestante y también, por qué no decirlo, marcó
definitivamente la división entre catolicismo y cristianismo al anatematizar a
todos los que no aceptaran las decisiones del concilio tridentino.
DEFINICIONES
DOCTRINALES DEL CONCILIO DE TRENTO: |
|||||
SESIÓN
III 4 Febrero 1546. Se
aprueba el Credo Niceno como la declaración de fe de la Iglesia Católica
según la redacción del Concilio de Constantinopla. |
SESIÓN
V 17 Junio 1546. Se condenan algunos
conceptos contrarios al pecado original, indicando que aunque todos los
humanos lo llevan, la Virgen María fue la excepción. |
SESIÓN
VII 21 Febrero 1547. Se
reafirma el concepto de los siete sacramentos. Se trata específicamente sobre
el bautismo y la confirmación. Se redacta un decreto de reforma del clero
romano. |
SESIÓN
XIV 25 Noviembre 1551. Se define la confesión al sacerdote como medio de obtener el
perdón de los pecados, dando a la Extremaunción un valor similar. |
SESIÓN
XXII 19 Julio 1562. La
misa es declarada como un nuevo sacrificio propiciatorio ante Dios, y se
acepta que ésta pueda ser ofrecida en favor de los muertos. |
SESIÓN
XXIV 11 Noviembre 1563. Se
trata sobre el sacramento del matrimonio y se dan las normas para su administración. |
|
|||||
SESIÓN
IV 8 Abril 1546. Se aprueba la Vulgata como la versión oficial de la Biblia,
incluyendo los libros apócrifos, también llamados “deuterocanónicos”. |
SESIÓN
VI 13 Enero 1547. Se
rechaza la justificación por la “sola fe” como apuntaba la Reforma y la
doctrina protestante en conjunto. |
SESIÓN
XIII 11 Octubre 1551. Se establece la doctrina de la transubstanciación: el pan y el
vino de la Eucaristía quedan convertidos en el cuerpo y sangre de Cristo,
tras la consagración por el sacerdote. |
SESIÓN
XXI 16 Julio 1562. Se
trata sobre la comunión bajo las dos especies y se declara que la Iglesia
puede modificar la forma de administrarla cuando lo considere oportuno,
negando así el vino a los laicos. |
SESIÓN
XXIII 9 Julio 1563. Se define el origen
divino del sacerdocio católico y se da a los obispos un elevado
reconocimiento como representantes de Cristo en la tierra. |
SESIÓN
XXV 4 Diciembre 1563. Se
decreta la veneración de las imágenes y las reliquias, al tiempo que se establece
la intermediación de los santos y la Virgen María. |
Esfuerzo Para Callar a Los Protestantes:
“En 1545 el Papa Pablo III prometió al Emperador Carlos V de España 1’100,000 ducados [5’060,000 gramos de oro], 12,000 infantes, y 500 caballerías si dirigía toda su fuerza contra los herejes [protestantes]”.-Will Durant, The Story of Civilization VI, “The Reformation”, p. 453.
La
Promesa De Carlos V:
El
viernes 19 de Abril, el segundo día de la comparecencia de Lutero en la Dieta
de Worms, el Emperador Carlos V mandó leer el siguiente mensaje escrito en
francés, de puño y letra: “Como
descendiente de los emperadores cristianos de Alemania, de los reyes católicos
de España, de los archiduques de Austria, y de los duques de Borgoña, todos
defensores reconocidos de la fe romana, he resuelto firmemente imitar el
ejemplo de mis ancestros. Un solo monje, descarriado por su locura, se ha
levantado en contra de la fe del cristianismo. Para detener tal impiedad
sacrificaré mis reinos, mis tesoros, mis amigos, mi cuerpo, mi sangre, mi alma
y mi vida”. (Fuente: J.H.
Merle D’ Aubigné, History of the Reformation (1846), editado en inglés por
Baker Book House, Grand Rapids, 1976, p. 247.
___________
Bibliografía
Adicional:
[28] Acuerdos adoptados
en las sesiones:
Sesiones
I y II: Celebradas el 13 de diciembre de 1545 y el 7 de enero de 1546,
respectivamente. Cuestiones preliminares y orden del concilio.
III: Celebrada el 4 de
febrero de 1546. Se reafirmó el Credo Niceno-constantinopolitano.
IV: Celebrada el 8 de
abril de 1546. Aceptación de los Libros Sagrados y la Tradición Apostólica. Se
declararon la Tradición apostólica y las Sagradas Escrituras como las dos
fuentes de la revelación. La Vulgata se consideró la traducción aceptada de la
Biblia.
V: Celebrada el 17
de junio de 1546. Decreto sobre el Pecado original.
VI: Celebrada el 13
de enero de 1547. Decreto de la Justificación en 16 capítulos (se reafirmó el
valor de la fe junto al de las buenas obras). Cánones sobre la justificación.
Ésta fue la sesión más importante del primer período.
VII: Celebrada el 3 de
marzo de 1547. Cánones sobre los sacramentos en general. Cánones sobre el
sacramento del bautismo. Cánones sobre el sacramento de la confirmación.
Reforma de pluralidades, exenciones y asuntos legales del clero.
VIII: Celebrada el 11
de marzo de 1547. Se acepta el traslado a Bolonia para huir de la peste.
IX: Celebrada el 21
de abril de 1547 en Bolonia. Prórroga de la sesión.
X: Celebrada el 2 de
junio de 1547 en Bolonia. Prórroga de la sesión.
Suspensión
del concilio por el papa.
XI: Celebrada el 1 de
mayo de 1551. Continuación del concilio.
XII: Celebrada el 1 de
septiembre de 1551. Prórroga.
XIII: Celebrada el 11
de octubre de 1551. Decreto y cánones sobre el sacramento de la Eucaristía.
Reforma de la jurisdicción episcopal y de la supervisión de los obispos.
XIV: Celebrada el 25
de noviembre de 1551. Doctrina y cánones sobre el sacramento de la penitencia y
la extremaunción.
XV: Celebrada el 25
de enero de 1552. No se toman decisiones.
XVI: Celebrada el 28
de abril de 1552.
Acuerdo
de suspensión del concilio.
XVII: Celebrada el 18
de enero de 1562. Reapertura del concilio.
XVIII: Celebrada el 26
de febrero de 1562. Necesidad de una lista de libros prohibidos.
XIX: Celebrada el 14
de mayo de 1562. Prórroga.
XX: Celebrada el 4 de
junio de 1562. Prórroga.
XXI: Celebrada el 16
de julio de 1562. Doctrina y cánones sobre la comunión bajo las dos especies y
la comunión de los párvulos. Reforma de la ordenación, el sacerdocio y la
fundación de nuevas parroquias.
XXII: Celebrada el 17 de
septiembre de 1562. Doctrina acerca del santísimo sacrificio de la Misa. La
Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en
el que el pan y el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de
Cristo. Reforma de la moral del clero, la administración de fundaciones
religiosas y los requisitos para asumir cargos eclesiásticos.
XXIII: Celebrada el 15
de julio de 1563. Doctrina y cánones sobre el sacramento del orden (la ordenación).
Jerarquía eclesiástica. Obligación de residencia. Regulación de los Seminarios.
XXIV: Celebrada el 11
de noviembre de 1563. Doctrina sobre el sacramento del matrimonio.1 Se reafirmó
la excelencia del celibato. Reforma de obispos y cardenales.
XXV: Celebrada los
días 3 y 4 de diciembre de 1563. Decreto sobre el purgatorio. Se reafirman la
existencia del purgatorio y la veneración de los santos y reliquias. Reforma de
las órdenes monásticas. Supresión del concubinato en eclesiásticos. Se dejó al
Papa la tarea de elaborar una lista de libros prohibidos, la elaboración de un
catecismo y la revisión del Breviario y del Misal. De la Trinidad y Encarnación
(contra los
unitarios). Profesión tridentina de fe. Clausura del concilio.
Metodología
Del Concilio:
Trento tuvo una
actitud de apertura a escuchar las distintas escuelas teológicas; es decir, no
es cierto que el concilio se cerrase al pluralismo teológico. El concilio de
Trento abordará dos temas fundamentales:
Una sesión del Concilio de Trento en
Santa María Maggiore.
Los fundamentos de
la fe donde se contiene la revelación. Los protestantes dirán que el único
principio de la fe es la Sola Scriptura, pero esto no lo pueden admitir los
católicos por ir contra el Magisterio de la Iglesia. Por tanto, Trento promulga
un Decreto sobre los libros sagrados y las Tradiciones. ¿Dónde se contiene la
revelación? El concilio afirma que se contiene in
libris scriptis et sine scripto traditionibus (en los libros
escritos y las tradiciones no escritas). ¿Cuál
es la relación entre Escritura y Tradición?, es decir, ¿se contiene la
revelación como parte en la Sagrada Escritura y parte en la Tradición? El
concilio no se pronuncia. La primera redacción del decreto decía partim... partim, pero esto se sustituyó
por un et en la redacción definitiva.
¿Qué tradiciones son éstas? Para los
protestantes son creaciones humanas/costumbres eclesiásticas. El concilio dice
que se trata de las Traditiones tum ad fidem tum ad mores pertinentes (tradiciones relativas a la fe
o las costumbres). El problema
son las tradiciones pertenecientes ad mores /costumbres o a los fundamentos del
actuar cristiano. ¿Contienen las costumbres eclesiásticas la Revelación?
¿Pertenecen a la Tradición constitutiva de la Revelación? El
concilio no detalla más.
El problema está
en distinguir qué elementos pertenecen a las tradiciones eclesiásticas y qué
elementos a la Tradición constitutiva. Hay, pues, que interpretar. (Fuente: Wikimedia
Commons alberga contenido multimedia sobre Concilio de Trento).
- DE PASTOR A PASTOR: Un tarjetero pastoral 1995
LOGOI, Inc.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 24//01//2016.
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