EL PRIVILEGIO DE
ORAR:
(1
Crónicas 29:10-20).
(1 Cron. 29:19).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La canción profundamente personal del cantante Cris
Stapleton, Papá
no ora más por mí, está inspirada en las oraciones1) de su
padre por él. La conmovedora letra revela que la razón no fue ni desilusión ni
cansancio, sino su muerte. Stapleton imagina que ahora, en lugar de hablar con
Jesús en oración, su padre camina y
habla con ÉL cara a cara.
Esta canción me nos recuerda la oración
de un padre por su hijo, en la Biblia.
Cuando el rey David estaba por morir, hizo los preparativos para que su hijo
Salomón asumiera como el siguiente rey de Israel. Después de reunir a la nación
para ungirlo, guio al pueblo en oración. Recordó la fidelidad de Dios a Israel,
y oró para que el pueblo le fuera fiel a ÉL.
Luego, también oró
específicamente por su hijo, pidiéndole a Dios: “da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos”.
1. David Bendice a Jehová. 1 Crónicas 29:10-15:
Como le era característico, David elevó una oración para
alabar a Dios (vv. 10-19), que alentó a todo el pueblo a bendecir al Señor (v.
20). Esta es una de las grandes oraciones de todo el AT.
Es significativo que después de grandes
contribuciones de David y también de la congregación, el Cronista registre una
gran oración de alabanza. Ni David ni la congregación buscaban forma de hacer
alarde de lo hecho por ellos; David sólo tiene palabras de gratitud a Dios por
lo que él ha hecho. Así debe ser. El que conoce a Dios y se entrega a
él nunca encuentra bases para vanagloriarse; sólo hay fundamentos para
glorificar a Dios. Hay que recordar que estas palabras de alabanza no son
únicamente las de David; el Cronista se hace presente mediante su selección de
palabras, mediante su propia teología.
Bien ha dicho Clyde Francisco que el Cronista no es sólo un propagandista a favor de David; es, más bien, un hombre sincero de fe; esta fe genuina se deja ver en esta composición tan linda. No es sorprendente, pues, el que los vv. 10-13 sean usados por los judíos en su liturgia. Se nota que en la composición de esta oración el Cronista emplea otros pasajes de Escritura tal y como lo hacía en 28:1-10. Se nota que hay considerable afinidad entre el v. 15 y el Salm. 39:12.
“Oye mi oración, oh Jehová, y
escucha mi clamor.
No calles ante mis
lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos
mis padres”.
(Salm. 39:12).
tepillah = (תְּפִלָּה,
H8605), «oración». Este vocablo, que se encuentra 77 veces
en hebreo veterotestamentario, es el término hebraico más común para expresar «oración».
Aparece por primera vez en 1 R. 8:28: «Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su
plegaria». En el escatón,
la casa de Dios será una casa de «oración» para todos los pueblos (Is. 56:7); a esta
casa vendrán todas las naciones para adorar a Dios. El término puede referirse
tanto a una «oración»
litúrgica y poética como a lo contrario.
En el primer caso, tepillah se usa como título de 5 salmos y la oración de Habacuc (Is. 3:1). En estos usos tepillah se refiere a una oración para cantarse durante un servicio litúrgico formal. En Salm. 72:20 el vocablo describe todos los salmos y «oraciones» de Salmos 1-72, aunque solo uno lleva el nombre específico de «oración» (Salm. 17:1). (VINE).
Esta semejanza refleja el sentir del Cronista
tanto como el del Salmista. Este sentir expresa una gran verdad:
aunque el pueblo es de Dios, lo es por la pura gracia. El mismo pueblo reconoce, si es honesto
consigo mismo, que su relación con Dios se debe únicamente a él; no hay nada en
el mismo pueblo que lo haga merecedor de esa relación.
“Porque
nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros
padres; y
nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura”. (1 Cron. 29:15).
El pueblo de Dios se ha apropiado de partes de esta oración memorable desde entonces. Aun las palabras solemnes del v. 15
deberían, paradójicamente, inspirar la confianza:
· La edad de oro de David no
tiene más permanencia que ninguna otra;
y
· Aquella edad, como todas las edades, encuentra su esperanza solamente en el Dios que nunca falta.
La segunda parte del v. 15 se asemeja a
Job 8:9 y 14:2. Ambos pasajes reconocen la calidad del pueblo como ínfima, pues
es sumamente pasajera y efímera. Es casi una quimera. Lo único permanente es el
mismo Dios que hace que el pueblo exista.
“Y entendió
David que Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel”.
(1 Cron. 14:2).
“Pues
nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros
días sobre la tierra como sombra*)”.
(Job 8:9)
Ayuda Hermenéutica:
צֵל = tsel *) H6738 de H6751; sombra, sea literalmente o figurativamente: - ala, amparo, sombra. (Strong).
Históricamente, el pueblo se habría desesperado de jamás volver a la gloria del tiempo de David; el Cronista, no obstante, recuerda al pueblo en esta oración que el Dios de David es el de ellos. En este Dios están el poder y el reino (vv. 11, 12). Al igual que sus antepasados, los patriarcas, son advenedizos y forasteros. Si tienen que ofrecer a Dios ahora para la construcción de su templo, se debe únicamente a todos los largos años en que Dios los ha acompañado desde sus inicios (v. 14).
2. Toda Esta Abundancia Que Hemos Aprestado.
1 Crónicas 29:16-20:
Podrá ser útil exhibir una vista tabular del tesoro acumulado, y las contribuciones mencionadas por el historiador como hechas para la edificación del templo. Omitiendo el bronce, el hierro, y las piedras preciosas, que, aunque especificadas en parte (v. 7), se representan en otras porciones como “sin peso” (cap. 22:3, 14), daremos en esta tabla sólo la cantidad de oro y plata; y tomando el talento de oro como de valor de 5475 libras esterlinas (siendo el talento de 125 libras de peso; unos 56 kilos), el valor del oro sería como 73 chelines por onza. El talento de plata es dado a 342 libras esterlinas. La suma total de las contribuciones será:
Aunque ha sido la práctica común de los monarcas orientales acumular grandes sumas para llevar a cabo sus proyectos, esta suma excede mucho no sólo toda colección oriental recordada, sino aun los límites de probabilidad, de modo que se cree que hay un error en el texto (cap. 22:14), o que el cálculo del historiador fuera según el talento babilónico, que equivalía sólo a la mitad del talento hebreo; o según el talento sirio, que equivalía a la quinta parte del talento hebreo. Esto traería el relato de las Escrituras a un acuerdo más razonable con las afirmaciones de Josefo, como también dentro de los límites de credulidad.
Al final de la oración,
David intercede por su hijo con el fin de que éste continúe la dinastía y
termine la construcción del templo (v. 19).
“Asimismo, da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos2), tus testimonios3) y tus estatutos4), y para que haga
todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos”.
(1 Cron. 29:19).
"Corazón perfecto"
(v.
19), significa estar enteramente dedicado a Dios. Esto es lo que David quería para Salomón:
Que él deseara servir a Dios por encima de todo.
¿Encuentra difícil hacer lo que Dios quiere o más
difícil aún querer hacerlo? Dios puede darle un corazón perfecto. Si
cree en Jesucristo, esto ya está sucediendo en usted. Pablo escribió: "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como
el hacer, por su buena voluntad" (Filp. 2:13).
De igual modo que David había dado primero de sus bienes para luego pedir a la congregación que hiciera lo mismo, ahora David desafía a la congregación a que bendiga5) a Jehová después de haberlo hecho él mismo (v. 20). No es de extrañarse, pues, de que se le tuviera a David en alta estima como caudillo. Sólo pedía que otros hiciesen algo después de haber puesto el ejemplo él mismo. ¿No establece esto alguna clase de reto para nosotros?
Concluyo:
Nosotros también tenemos el maravilloso
privilegio de orar fielmente por las
personas que Dios ha colocado en nuestras vidas: por nuestros ex-pastores…,
por aquellos que están en misiones...
Nuestro ejemplo de fidelidad puede producir un impacto indeleble que
permanecerá aun cuando ya no estemos.
Tal como Dios siguió respondiendo la ORACIÓN de David por Salomón y el pueblo,
el impacto de nuestras oraciones sobrevivirá.
¿Cómo
impactaron significativamente en tu vida las oraciones de alguien?
___________
Nota y Bibliografía:
1) A. Verbo:
palal =
(פָּלַל, H6419), «orar, interceder, mediar, juzgar».
Este verbo, que se encuentra tanto en hebreo bíblico como moderno, aparece 84
veces en el Antiguo Testamento hebreo. El término se usa 4 veces en la
modalidad intensiva; los 80 casos restantes se encuentran en la forma reflexiva
o recíproca en la que la acción generalmente vuelve al sujeto. En la forma
intensiva palal expresa la idea de
«mediar, colocarse entre dos partes», refiriéndose siempre a seres humanos. Por
eso, «si un
hombre peca contra otro, Dios mediará [«intercederá» rva] por él»
(1 Sam. 2:25 lba). «Mediar» requiere «formarse un criterio», como en Ez. 16:52
(rva): «Has
hecho que el juicio fuese favorable para tus hermanas». En los dos
casos restantes en que se usa la forma intensiva del verbo, palal expresa (en Gn. 48:11) «expectativas,
dar por sentado» (en Salm. 106:30, cf. lba) e «intervenir».
La
primera vez que aparece palal
en el Antiguo Testamento es en Gn. 20:7, donde la forma reflexiva o recíproca
del verbo expresa la idea de «interceder u orar» por alguien: «Y orará por ti».
Es frecuente en el Antiguo Testamento esta clase de oración intercesora: Moisés
«ora»
por el pueblo para que Dios los librara de las serpientes venenosas (Núm. 21:7);
«ora»
por Aarón (Deut. 9:20); y Samuel «intercede» continuamente por Israel (1 Sam. 12:23).
La oración no se dirige tan solo a Yahveh, sino también a ídolos paganos (Is. 44:17).
A veces se ora a Yahveh para que actúe en contra del enemigo: «He escuchado lo que
me has pedido en oración acerca de Senaquerib, rey de Asiria» (2 R. 19:20
rva).
No
queda bien claro porque, precisamente, se usa esta modalidad del verbo para
expresar la acción de «orar». Puesto que esta forma verbal, en sentido
reflexivo, revierte la acción al sujeto, lo que quizás se quiere es enfatizar
el papel que tiene dentro de la oración la persona que ora. A la vez que la
misma forma verbal puede indicar una acción recíproca entre sujeto y predicado;
con esto, tal vez se quiere señalar que la oración es fundamentalmente una
comunicación que, para ser genuina, siempre tiene que ser de doble vía. (VINE).
2) H4687 mitswah
= (מִצְוָה, H4687), «mandamiento».
Este nombre aparece 181 veces en el Antiguo Testamento. Se encuentra por
primera vez en Gn. 26:5 (rva), donde mitswah
es sinónimo de joq («estatuto»)
y de tôrah («ley»): «Porque Abraham
obedeció mi voz y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis
instrucciones».
En
el Pentateuco, Dios es siempre el Dador del mitswah:
«Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os mando hoy, para que
viváis y seáis multiplicados, y para que entréis y toméis posesión de la tierra
que Jehová juró dar a vuestros padres. Acuérdate de todo el camino por donde te
ha conducido Jehová tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de
humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías
sus mandamientos, o no» (Deut. 8:1-2 rva). El «mandamiento» puede ser una
prescripción («haréis»)
o una proscripción («no haréis»). Los mandamientos se dieron al alcance del
oído de los israelitas (Ex. 15:26; Deut. 11:13), quienes los debían «hacer»
(Lv. 4:2á) y «guardar»
(Deut. 4:2; Salm. 78:7). Cualquier incumplimiento significaría un rompimiento
del pacto (Núm. 15:31), transgresión (2 Cron. 24:20) y apostasía (1 R. 18:18).
El
plural de mitswah a menudo denota una
recopilación de leyes impartidas por revelación divina. Son la «palabra» de Dios:
«¿Con qué
limpiará el joven su camino? Con guardar tu
palabra» (Salm. 119:9). También se les llama «mandamientos
de Dios».
Fuera
del Pentateuco hay «mandamientos» emitidos por reyes (1 R. 2:43),
padres (Jr. 35:14), gente (Is. 29:13) y maestros de sabiduría (Prov. 6:20; comp.
5:13). Solo un diez por ciento de todos los casos del término en el Antiguo
Testamento pertenecen a esta categoría.
Las
traducciones en la Septuaginta son: entole («mandamiento; orden») y prostagma («orden; mandamiento; mandato;
requerimiento»). (VINE).
3) H5715 edût
= (עֵדוּת, H5715), «testimonio; ordenanza».
Los 83 casos de esta palabra se encuentran a través de todos los tipos de
literatura bíblica y en todos los períodos (desde la Ley sinaítica en
adelante).
El
vocablo se refiere a los Diez Mandamientos como mandato o deber de origen
divino. En particular se refiere a los mandamientos escritos sobre tablas de
piedra que perduran como memoria y «testimonio» de la relación de Israel con
Dios y su consiguiente responsabilidad: «Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar
con él en el monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios» (Ex. 31:18). En otros pasajes, estas tablas se indican
solamente como «el testimonio» (Ex. 25:16). Debido a que se guardaban en el
arca, esta se llegó a conocer como el «arca del testimonio» (Ex. 25:22) o
simplemente «el testimonio»: «Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como
Jehová lo mandó a Moisés» (Ex. 16:34: primera mención del vocablo en
la Biblia). A veces, al tabernáculo, donde se guardaba el arca con las tablas
de la Ley, se le denominaba «tabernáculo del testimonio» (Ex. 38:21) o la
«tienda del testimonio» (Núm. 9:15).
El
término a veces se refiere a toda la Ley de Dios: «La ley de Jehová es perfecta, que convierte el
alma: El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo»
(Salm. 19:7). En este caso, edût
es un paralelismo sinónimo de «ley», por lo que «testimonio» llega a ser paralelo
al concepto más amplio de «ley». Las leyes especiales o particulares a veces
se denominan «testimonios»: «Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus
caminos, y observando sus estatutos y mandamientos» (1 R. 2:3). En
Salm. 122:4, los peregrinajes festivos anuales se llaman «el testimonio dado a Israel».
(VINE).
4) H2708 juqqah
= (חֻקָּה, H2708), «estatuto; reglamento;
prescripción; término». Este nombre se encuentra
unas 104 veces.
Encontramos
juqqa, y sus sinónimos mishmeret, mishwah y tôrah, por primera
vez en las palabras de encomio de Dios para Abraham e Isaac: «Porque Abraham
obedeció mi voz y guardó mi ordenanza [mishmeret],
mis mandamientos [mishwah], mis estatutos [juqqah] y mis instrucciones [tôrah]» (Gn. 26:5). Juqqah
se usa principalmente en el Pentateuco y en particular en los libros de
Levítico y Números. Muy poco se encuentra en los libros poéticos y en los
escritos proféticos (excepto Jeremías y Ezequiel).
El
significado de sîm, «fijar», se relaciona
con la acepción de juqqah referente a las leyes
de la naturaleza: «Así ha dicho Jehová: Si no he establecido mi pacto con el día
y la noche, y si no he puesto [sîm] las leyes
[juqqah] del cielo y de la tierra» (Jr. 33:25;
comp. Job 38:33). Los israelitas disfrutaban de una temporada lluviosa entre
octubre y abril y de otro período fijo, entre abril y junio, de cosecha: «Y no dijeron en su corazón:
Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su
tiempo; y nos guarda los tiempos establecidos de la siega» (Jr. 5:24).
Además de denotar la periodicidad de la naturaleza, el término juqqah se usa con referencia a la provisión
regular para los sacerdotes: «Esto ordenó Jehovah el día en que los ungió, que les diesen
de parte de los hijos de Israel como provisión perpetua, a través de sus
generaciones» (Lv. 7:36 rva).
Juqqah se usa en un sentido más cultural
que religioso para referirse a las costumbres de las naciones: «No haréis como
hacen en la tierra de Egipto, en la cual habéis habitado. Tampoco haréis como
hacen en la tierra de Canaán a la cual os llevo. No seguiréis sus costumbres»
(Lv. 18:3 rva; comp. 20:23). El requerimiento de abstenerse a las prácticas
paganas se debe a que se consideraban degeneradas (Lv. 18:30).
El
uso más significativo de juqqah
tiene que ver con la «Ley» de Dios. El significado del término es más
específico que el de joq.
Mientras que joq es un término genérico
para «ley»,
juqqah denota la «ley» de una fiesta o
ritual en particular. Tenemos la «ley» de la Pascua (Ex. 12:14), de Ázimos (Ex. 12:17),
de la Fiesta de Tabernáculos (Lv. 23:41), del Día de Expiación (Lv. 16:29á),
del sacerdocio (Ex. 29:9) y sobre el uso de sangre y de grosura (Lv. 3:17).
El
vocablo juqqah tiene muchos
sinónimos. A veces integra una serie de tres: «Cuídate de no olvidarte de Jehovah tu Dios,
dejando de guardar sus mandamientos [mishwah],
sus decretos [mishpat]
y sus estatutos
[juqqah] que yo te mando hoy» (Deut. 8:11
rva). En otros casos, el vocablo se une a una serie de cuatro sinónimos: «Amarás, pues, a
Jehová tu Dios y guardarás sus ordenanzas [mishmeret], sus estatutos [juqqah],
sus decretos [mishpat]
y sus
mandamientos [mishwah],
todos los días»
(Deut. 11:1; comp. Gn. 26:5 con tôrah
en lugar de mishpat).
Los
«estatutos»
de un pueblo pueden entenderse como las prácticas que son contrarias a las
expectativas divinas: «Porque los mandamientos de
Omri
se han
guardado, y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de ellos
anduvisteis, para que yo te pusiese en asolamiento, y tus moradores para burla.
Llevaréis por tanto el oprobio de mi pueblo» (Miq. 6:16). El profeta
Ezequiel condenó a Judá por rechazar los «estatutos» santos de Dios: «Pero ella se
obstinó contra mis decretos con mayor culpabilidad que las demás naciones, y
contra mis estatutos [juqqah],
más que los
países que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y no
anduvieron según mis estatutos [juqqah]»
(Ez. 5:6 rva). Ezequiel también desafió al pueblo de Dios a arrepentirse y
volver a los «estatutos»
divinos para que pudiesen vivir: «Si el impío restituye la prenda y paga lo que ha robado; si
camina según los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, ciertamente
vivirá; no morirá» (Ez. 33:15 rva).
La
Septuaginta ofrece las siguientes traducciones de joq
y de juqqah: prostagma
(«orden;
mandamiento; mandato»); dikaioma
(«reglamento;
requerimiento; mandamiento»); y nominos
(«lícito;
conforme a la ley»). Otra traducción de joq es
diatheke («última voluntad; testamento; pacto»).
Juqqah se traduce además como nomos («ley»).
(VINE).
5) H1288 רַךְ = Barak raíz primaria;
arrodillarse; por implicación bendecir a Dios (como acto de adoración), y
(viceversa) al hombre (como beneficio); también (por euf.) maldecir (a Dios, o
al rey, como traición): - arrodillarse,
bendecir con abundancia, dar bendición, bienaventurado, blasfemar, loar,
maldecir, dichoso, proferir, saludar. (Strong).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de
Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. Corregido y agregado. 3/12/2022. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”. AA-HH -Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
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