Parte I:
LAS CREDENCIALES
DEL MINISTERIO:
(2 Corintios 11:1-33; 12:1-18)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“… De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno…
Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;… en caminos
muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;… en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez;… y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la
preocupación por todas las iglesias… ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién
se le hace tropezar, y yo no me indigno?...”.
(2
Corintios 11:1-33; 12:1-18)
Introducción:
El apóstol Pablo experimentó toda clase
de dificultades mientras persistía en su objetivo de compartir la buena
noticia de Jesucristo con aquellos que nunca la habían oído. Fue perseguido,
azotado, encarcelado, malinterpretado; a veces, incluso enfrentó la muerte (2
Corintios 11:25). Pero el gozo de ver que la gente respondía a su mensaje hacía
que todo valiera la pena.
Un
poco de locura, i, es, el gloriarse de
vv. 21-33. Pablo sabe que debe hacerlo a fin de que los falsos apóstoles
aparezcan con sus propios colores. El siguiente artículo nos motivara como
debemos actuar los verdaderos siervos del Señor
frente a las visitudes del tiempo que nos toca vivir hoy, no todo es
color de rosa, frente al ministerio que nos encontramos, veamos…
I.
Las Credenciales De Pablo. 2
Corintios 11:1-33:
1.1. Sus Motivos.
2 Cor. 11:1-4:
Pablo muy
astutamente se describe a sí mismo como un presumido necio e implora la
tolerancia de ellos (v. 1). La palabra central es “locura”, la que había usado
intencionalmente para conseguir su atención. Este discurso (11:1-33) es
conocido como el “discurso de la locura” (vv. 1, 16, 17, 19, 21).
Está
en orden una nota final sobre la identidad de los visitantes. Pablo no usa la
palabra judaísmo en ninguna parte de 2 Corintios, ni tampoco usa el mismo
término que usó en Gálatas para caracterizar a los judaizantes quienes tan
obviamente son los perturbadores en Galacia. Sin embargo, lo más probable es
que eran judíos cristianos con algún vínculo con Jerusalén. No hay ninguna
indicación de que hayan tenido autorización de ministrar, ya sea de los
apóstoles, o de la iglesia de Jerusalén o de cualquiera otra entidad. Sin
embargo, si leemos entre líneas, ellos se sentían apoyados por los líderes de
Jerusalén, incluyendo a los apóstoles.
Estaríamos en lo correcto si diéramos
por sentado que habían llegado sin la autoridad divina o humana, pero pensaban
que podían apelar a los doce en Jerusalén. Algunos hasta han sugerido que Pedro
estuvo involucrado en su misión (nótese que había un “partido Petrino” en Corinto; ver 1
Corintios 1:12). No se sabe nada de la participación de Pedro en la iglesia de
Corinto ni sobre quienes hayan sido los “patrocinadores” del “partido Petrino”. Si hubiera estado
involucrado directamente, Pablo hubiera dirigido una acusación personal en
contra de Pedro, y es dudoso que Pablo jamás hubiera dirigido las serias
acusaciones en los vv. 13 y 14 a Pedro.
Usted, como lector y consiervo en el
ministerio cristiano, debe entender y comprender el concepto de Pablo sobre el
pastorado, si es que ha de haber un verdadero éxito espiritual en su
ministerio. La frase “Porque os celo” (v. 2a) es una confesión de lo
que Pablo sentía por la iglesia de Corinto. Este “celo” se intensifica al compararse
con el “celo”
como una parte íntegra del carácter de Jehová (ver, por ejem., Isaías 50:1-2;
Oseas 1—3) y al verse él como el padrino del novio, responsable por ejecutar un
matrimonio exitoso entre Cristo (el novio) y la novia (la iglesia), no sólo en
Corinto, pero en todas las iglesias que él estableció (comp. 2 Cor.11:28).
Ninguna persona cabal se atrevería a
asumir tal papel sin una convicción profunda de haber sido nombrado por Dios a
esta posición. El aceptar este papel afecta profundamente todo lo que uno hace
como pastor o líder cristiano. “Virgen pura” (v. 2c) indica que no existe un
compromiso religioso contrario, sino un compromiso completo de fe y vida al
Señor Jesús.
Siempre
existe la tentación de querer desertar del camino del Señor. Eva y la
serpiente personifican el proceso: atracción a lo hermoso y lo prohibido, y el engaño de fuerzas
extrañas que penetran los sentidos y llevan a la corrupción y separación de un
compromiso sincero con Cristo.
El
mecanismo para tal deserción nace de las palabras de testigos falsos. Involucra
aceptar enseñanzas o predicaciones falsas del evangelio; distorsionar o
corromper el espíritu y aceptar un evangelio equivocado (v. 4). Este versículo
afirma claramente el caso y es la clave para comprender toda esta sección de 2
Corintios.
1.2. Su Ministerio. 2 Corintios 11:5, 6:
No niega que menciona a los “apóstoles
eminentes” (v. 5b) con sarcasmo, su grandiosidad por las normas de
lo que los hombres decían ser valioso. No erraríamos en decir que Pablo no solo
se consideró igual (si fueran los Doce), sino también “en nada… inferior” (v. 5a) a los “eminentes”
(v. 5b). Su superioridad se basaba, por supuesto, en la validez de su propia
experiencia con el Cristo resucitado y su preparación subsecuente en el
desierto de Arabia y su experiencia en plantar iglesias en Asia Menor. Esto era una
superioridad no de orgullo, sino de servicio y compromiso.
La confesión de su aspereza o ineficacia
como comunicador puede tomarse literalmente, o ¿estaría Pablo usando la
herramienta de auto-abatimiento para lograr la atención de su público? Recuerden
que sus enemigos eran los que lo acusaban de ser tosco. Sócrates siempre fue
acusado por Platón de ser un hombre sencillo, mientras que los sofistas eran
conocidos por sus habilidades retóricas. Literal o figurativamente, les hace
entender que no es deficiente en conocimiento.
1.3. La Predicación y Ministerio Sin Demandar
Recompensa Monetaria. 2 Cor. 11:7-12:
Este pasaje revela hasta qué extremos
iban los antagonistas para descreditar a un opositor; evidentemente eran
personas que en realidad carecían de principios. Pablo sabe que está en terreno
sólido cuando afirma que no ha recibido asistencia monetaria, ni en forma de
regalo o remuneración por su predicación y enseñanza. Los corintios sabían
esto, pero los que llegaron de fuera (probablemente en masa), juntamente con
una minoría de detractores, vieron una oportunidad para desacreditar a Pablo.
Evidentemente hicieron contra el Apóstol
acusaciones de haber robado al rebaño de corintio para su propio
enriquecimiento financiero y o de haber tomado un porcentaje de la ofrenda
destinada a los pobres en Jerusalén. ¡Quizás para cubrir sus gastos de viaje a Jerusalén! La
integridad de Pablo y los grandes esfuerzos que llevó a cabo, para estructurar
un comité de “hermanos”
confiables para salvaguardar la ofrenda, contrarrestaron tales acusaciones
irresponsables.
La
ironía de Pablo en la pregunta del v. 7a conlleva cierto rencor: “¿Cometí pecado humillándose a mí mismo…?”. Asume el papel
de desvalido, para que los corintios fueron enaltecidos. Les había predicado
sin esperar recompensa alguna. Aún más, rehusó recibir ofrendas de la iglesia
rica y depende de las iglesias pobres de Macedonia para su sostenimiento
(comp. Filipenses 4:15-16). Pablo no niega la necesidad de que los obreros
cristianos reciban sostén económico (v. 9; comp. 1 Timoteo 5:18). Es
sorprendente cuánta energía Pablo invirtió para asegurar que no hubiera mancha
en su carácter o conducta, por temor a que se lo rechazara.
El asunto del amor (2 Cor.11: 11b) nos
recuerda de un momento en la obra musical Fiddler
on the Roof (El violinista en el tejado); el protagonista principal (por
cierto, judío y ruso) al ver la felicidad de su hija como novia enamorada, hace
un examen de su vida y relación con su esposa por 25 años. Sintiendo la
necesidad de ser asegurado de su amor (como lo necesitamos todos) hace la
pregunta clave: “¿Me amas?”. Pablo está haciendo la pregunta desde el otro punto
de vista: “¿no
os amo?” (v. 11b). Su afecto había sido demostrado por la inversión
que él había hecho en sus vidas; y lo que hizo lo hizo por amor, no por dinero.
Pablo puede jactarse, en todas “las regiones de
Acaya” (v. 10b) de su prudente ministerio, y ahora, el fruto de su
conducta se hace evidente (v. 12b). Puede decir con toda honestidad a los “apóstoles eminentes”: “Cuando hayan prestado servicio a los corintios (y a otras
iglesias) y hayan pagado el precio que yo he pagado para ser un buen ministro
de Jesucristo, entonces y solo entonces pueden reclamar estar a la par conmigo
como apóstol sin mencionar la pretensión de ser superior)”.
Se cuenta la historia de un joven neófito que fue a
visitar a un viejo sabio y le dijo:
—Deseo iniciar una religión nueva. ¿Qué sugiere que debo
hacer para garantizar el éxito?
El
hombre sabio respondió:
—Intenta nacer de una virgen en circunstancias humildes,
sanar a los enfermos, alimentar a los que tienen hambre, confortar a los
solitarios y moribundos, y enfrentar todas las tentaciones de la vida, pero sin
pecar. Luego intenta ser crucificado y resucitar de los muertos al tercer día.
Cuando hayas logrado todo esto, es posible que tengas éxito en establecer la
nueva religión que quieres.
Sí, hay un precio que pagar para obtener
el éxito espiritual que agrada a Dios. Pablo había pagado ese precio; sus
detractores no lo habían hecho.
1.4. Contraste Entre Pablo y Los Falsos Apóstoles.
2 Corintios 11:13-33:
1) El Carácter De Los Falsos Maestros. 2 Cor.11:13-21ª.
a. Se Disfrazan Como Ministros De Justificación. 2
Cor.11:13-15.
Ahora Pablo está listo para dar
puñetazos, sin misericordia, a los intrusos de la iglesia de Corinto. La
batalla claramente tiene que ver con la cristología, la interpretación correcta
de quién es Jesús.
Tres conceptos por medio de los cuales
son identificados delinean la clase de apóstoles que son (y lo que no son).
Pablo, el misionero, es el modelo de lo que no son:
(1) Son “falsos apóstoles” (v. 13a). Han sido
enviados no por Dios ni por la iglesia, sino por Satanás. “Disfrazados” (v. 13b) es la
clave que se destaca en esta grave denuncia. Pablo, combinando dos palabras, ha
acuñado un concepto vívido. Apóstoles, sí; pero verdaderos misioneros de
Jesucristo, no. Engañan, pretendiendo ser como Pablo; pero aunque fueran
apóstoles, su mensaje era falso. Predican “un evangelio diferente” (v. 4c; comp. Gálatas 1:8);
el término es un poco incongruente, porque “evangelio” significa buenas nuevas. Pero solo
puede haber una sola noticia que es buena; si es otra cosa que esto, llega a
ser “malas
noticias” y no buenas. (
2) Son “obreros fraudulentos” (v. 13b). Ellos también
pretenden ser líderes de confianza, pero resulta todo lo contrario. Son
engañosos y estafadores (deshonestos) en sus prácticas. La palabra que se usa
aquí es usada para referirse a pastores o misioneros. Pablo niega que estén
trabajando para Cristo. Son bastante soberbios en su exigencia y deben ser
evaluados en base a su conducta (ver v. 20; comp. 12:20, 21). En este versículo
(v. 13) Pablo los acusa con lo mismo que ellos habían usado contra él, una
táctica astuta (comp. 12:16).
(3) Ellos pretenden
ser apóstoles de Cristo, pero en realidad están al servicio de Satanás (comp.
2:11; 4:4).
Satanás es el modelo de los falsos
apóstoles y los obreros de pocos escrúpulos (v. 14). La frase “y no es de
maravillarse” (v. 14a) funciona como una advertencia de ser
vigilantes y obrar con juicio cuando tratan con líderes religiosos que intentan
influir con enseñanzas o prácticas que no son bíblicas. Debemos tomar
seriamente las advertencias de Pablo. Satanás no se nos
acerca con un distintivo que lo identifica.
NOTA: 2 Cor.11:14-15: El engaño
magistral de Satanás es aparecer disfrazado como ángel de luz. Estos maestros,
servidores de Satanás, aparecían como predicadores de justicia.
La
mayoría de las veces se presenta como ángel de luz. Esta es una
decepción, ya que es Dios quien es la luz (ver Efesios 5:8; 1 Juan 1:5; 2:8), y
Satanás es quien se apropia de la apariencia de Dios. Uno lo puede aceptar,
pensando que está apelando a Dios, pero en realidad es el adversario de Dios “pescando en el
lago de Dios”. ¿Cómo, entonces, puede el cristiano distinguir entre
lo verdadero y lo falso?:
· En primer lugar, por el mensaje o la propuesta
que se hace. ¿Aguantan las enseñanzas el examen profundo de las verdades
bíblicas claramente reveladas? En segundo lugar, el estilo de vida del supuesto
apóstol como líder tiene que validar sus palabras. Pablo advierte que los lobos
aparecerían en el compañerismo cristiano con el propósito de destruir el rebaño
(ver Mateo 7:15). Muchas veces el enfoque destructor está diseñado para
implantar un evangelio
“nuevo”.
· En otras ocasiones, la destrucción
llega a través de la promoción de asuntos que siembran discordia en el
compañerismo.
Las formas como Satanás nos engaña son
muchas para enumerar y describir, pero las tentaciones de Jesús (ver Mateo 4:1-11)
representan los engaños de Satanás a nuestra vulnerabilidad:
(1) satisfacción del apetito humano por
cualquier medio que produce gratificación instantánea (piedras a pan);
(2) la codicia por las cosas materiales (reinos del mundo;
materialismo); y
(3) elogios egocéntricos, al punto de abusar de
Dios, usando la Palabra de Dios con falsedad para reclamar la intervención
milagrosa para lograr nuestros propósitos (dejarse caer
del pináculo del templo).
Si los apóstoles falsos, de los cuales
habla este pasaje, han llegado a Corinto para establecer su propia organización
misionera apoderándose de las iglesias de Corinto, Pablo tiene razón de
preocuparse.
En resumen, dejemos por sentado que es
muy probable que el “otro Jesús” sería un carismático puramente
humano, que engañaba a la gente obrando milagros, y no una tergiversación
herética del Jesús histórico. Si entendemos del v. 5 que “aquellos apóstoles eminentes” (v.
5b) hayan sido los líderes de Jerusalén, específicamente los 12 primeros
apóstoles, entonces los impostores en Corinto están reclamando la autoridad de
los apóstoles al desacreditar la validez del apostolado de Pablo.
Un autor señala el escenario cósmico de
los vv. 13-15, que se refleja a través del uso que hace del idioma. El
vocabulario, las expresiones y los conceptos muestran que Pablo no está
enfrentando solamente poderes terrenales, sino que es un socio con Dios en su
conflicto con su adversario, Satanás.
b. Se Jactan Según La Carne. 2 Cor.11:16-21a.
Pablo ha decidido que el camino más
simple sería negar las acusaciones hechas por sus adversarios en Corinto. La
congregación podría haber decidido, como suele suceder, que la diferencia entre
Pablo y sus adversarios no era más que un conflicto de personalidades. Pero él
reconocía que no era así. Lo esencial del kerugma[1] G2782
y la fe cristiana estaban de por medio. Por lo tanto, decide que si logra
igualar los “alardes”
de sus adversarios, podrá atraer la atención de los corintios al Pablo “legítimo”,
al misionero que había establecido la iglesia y otras más a costa de un gran
sacrificio personal.
Véase Parte II:
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