Parte I:
SALVACIÓN EN
CRISTO:
(Colosenses 1:12-2:10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
“… en quien están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento… Y esto lo digo para que
nadie os engañe con palabras persuasivas… Porque aunque estoy ausente en
cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro
buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo… Por tanto, de la manera
que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;… arraigados y
sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados,
abundando en acciones de gracias… ”.
(Colosenses
1:12-2:10)
Introducción:
Cuando las
personas preguntan ¿Qué Sólo Por Cristo
Las Personas pueden Ser Salvas? SI
respondo; está seguro que no hay otro medio, respondo NO, y que de los demás medios que todos los hombres se han creado
para ser salvos, respondo son medios ficticios y ante Bíblicos, ya que Dios así
lo confirma por medio de su Palabra La Biblia; les recuerdo a las personas que
la Biblia no es algo especial de ninguna religión, solo es del pueblo Judío,
tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, ya que el Salvador Jesucristo
es judío [Juan 4:22: El Salvador era Judío, y los judíos fueron los primeros
mensajeros de las Buenas Nuevas], que el rechazo del pueblo judío al
Salvador, fue el motivo de la Salvación a los no judíos.
¡Qué mejor manera de iniciar la discusión que afirmar la salvación
que tenemos en Cristo! De ella nos va a hablar en forma detallada, empezando
con una descripción del Acto Salvífico en sí mismo, en donde
encontramos enclavado uno de los himnos cristológicos más importantes del NT.
Luego trata sobre su Compromiso con la
Salvación y los Salvados para terminar esta sección en 2:6-10 con ciertas
implicaciones prácticas de todo el Acto Salvífico.
Se debe haber notado que nos hemos
apartado de la puntuación de RVA., y hemos preferido seguir la puntuación del
Nuevo Testamento griego de SBU. Hemos incluido la frase con gozo en el v. 11,
porque allí se completa la simetría en las cuatro frases preposicionales en el
griego, que están modificando a la forma verbal que seáis fortalecidos, a saber:
· con todo poder,
· conforme a su gloriosa
potencia,
· para toda perseverancia
y paciencia,
y
· con gozo.
I. El Acto Salvífico. Colosenses 1:12-23ª:
Una
nueva forma con un participio inicia este párrafo. Es la misma
palabra con que comienza el v. 3, damos gracias. La mejor forma de explicarnos un acto de
salvación por gracia y solamente por gracia es empezando con una palabra de
gratitud hacia el Padre. Esta gratitud es básica y fundamentalmente porque nos
hizo aptos.
La palabra usada aquí (ikanóo[1] G2427) sólo aparece además en 2
Corintios 3:6, en donde se traduce nos capacitó, lo que aclara el sentido de este
pasaje. La gratitud al Padre es debido a la capacitación que nos ha dado
para recibir la herencia.
Doble gracia: capacitación para recibir y la herencia
misma (note que hemos preferido nos
en lugar de os la variante textual
que nos ofrece la nota de RVA). La terminología usada aquí tiene un corte
veterotestamentario, para referirse a lo que recibimos. Sin duda, esta herencia
colectiva hace referencia al ámbito del más allá de la salvación, por la
connotación que tiene la palabra luz en el contexto (ver Efesios 1:18).
Mucho
se ha hablado sobre el himno cristológico. El comentarista Bornkamn sostiene
que se trata de un himno de acción de gracias que se conocía desde mucho tiempo
antes de Pablo y que se cantaba en lo que llamamos la cena del Señor. La
mayoría concuerda en que este material no tuvo origen en Pablo, sino que él usó
algo que ya tenía la iglesia del primer siglo. No sabemos por cierto si esto
fue o no fue así, pero sí podemos confirmar que si no lo conocían antes,
después que Pablo escribió a los colosenses este himno fue muy popular entre
los creyentes.
Su
estructura también ha sido muy debatida. El comentarista Lohmeyr propone una
estructura que me parece muy reconciliadora:
· dos estrofas de
siete esticos cada una, y
· una declaración
de tres esticos a manera de introducción.
Notamos entonces que el himno tiene una
declaración para luego cantar a Jesucristo como:
Ø mediador de la creación,
Ø luego otra
declaración y un nuevo cántico a Jesucristo como mediador de la redención.
Este es un himno cristológico-cósmico,
es decir que estamos frente a un Cristo que es el redentor pero también a un
Cristo que está actuando en el mundo aquí y ahora. Hay un equilibrio perfecto
entre los dos conceptos. Pablo, al usarlo aquí, pretende afirmar el valor
cosmológico de Cristo frente al sistema que habían levantado los colosenses,
poniendo al Salvador a un lado o compartiendo su puesto con alguien o algo más.
Este himno constituye el centro de toda la carta y es un reflejo de toda su
teología.
Me parece importante seguir en este
punto a D. Senior quien ve en el himno cuatro aspectos de la cristología
cósmica:
v El himno da al
Cristo resucitado un papel central en toda la creación.
v La conexión que
se establece entre el señorío de Cristo sobre el cosmos y su señorío sobre la
iglesia es preponderante.
v El énfasis está
en la reconciliación universal mediante la muerte y la resurrección de Jesús.
v El señorío
cósmico de Cristo conduce no sólo simple o primariamente a una naturaleza
renovada, sino también a una humanidad renovada.
Podemos afirmar que estos cuatro
aspectos abren la puerta para una teología bíblica Misionológica de Pablo, que
constituye una de las inquietudes de nuestro continente que se despierta a la
tarea misionera mundial.
Procedamos
a analizar el himno siguiendo la estructura mencionada. La declaración
inicial la podemos dividir en tres frases que indican lo que ha hecho Dios por
nosotros. La primera frase nos dice que Dios ha hecho un acto de liberación.
Estas palabras implican un acto de rescate de una situación muy conflictiva.
Esta situación de conflicto se da al estar bajo el poder de las tinieblas.
Autoridad aquí se usa como sinónimo de tiranía.
Se puede ver esta frase usada en Lucas 22:53
donde está presente la idea de desorden. La terminología de este pasaje nos
recuerda que el creyente antes de serlo estaba esclavizado al pecado, que la
naturaleza pecaminosa nos tenía cautivos, pero ahora en Cristo Jesús nos ha
otorgado libertad de esta situación y nos ha traído a la luz. El grito de
victoria es que esta frase y la siguiente declaran que la liberación y el
traslado al reino es una acción terminada y pasada.
Esto
nos conduce a la segunda frase. La obra del Padre no solamente ha sido
la de sacarnos, sino también la de meternos. En el original es fuerte el
énfasis con las dos preposiciones opuestas:
Nos saca desde adentro (ek) para trasladarnos hacia adentro (eis). La vida del
cristiano no es solamente abandonar algo, sino también comprometerse en algo.
Regresemos
al texto. El
traslado que ha sucedido en el creyente es de una tiranía hacia el reino. La
figura que se tiene en mente con la palabra “trasladar” es la costumbre que se
tenía en los reinos orientales de llevar cautivos a un grupo de personas para
que se encontraran más controladas en otro reino.
El
reino es posiblemente el tema central del NT. El reino de Dios, descrito ahora
como reino de su Hijo amado (Col.1:13), se refiere aquí al reino de Cristo y no
al reino de Dios por el énfasis cristológico de la epístola. No es un reino de
ángeles o de sencillas criaturas, es el reino del Hijo. La traducción literal
de esta última parte sería “el Hijo de su amor”, es decir en quien ha
depositado su amor tan especial.
Aquí debemos hacer un alto para
mencionar algo más sobre el reino. Permítanos mencionar un concepto
desarrollado por René Padilla quien dice que reino es “el poder de Dios en acción entre los hombres por medio de una persona
y su ministerio”. Este fue el mensaje anunciado en el AT., fue el contenido
del evangelio que llegó en Jesucristo, que se manifestó visiblemente en sus
milagros y en sus reprensiones a los demonios como símbolo de que su poder
ahora ya está actuando en el mundo. El reino de Dios ha irrumpido en la
historia y demanda de nosotros tener un real compromiso que nos traerá
conflicto con los valores del mundo.
Finalmente nos recalca que este traslado
ya sucedió, no debemos esperar solamente un fin escatológico para disfrutar y
vivir en el reino. Sí, estamos esperando su cumplimiento pleno, pero ahora ya
estamos viviendo en el reino. Como alguien ha dicho, tenemos que vivir el “todavía no”
del reino en el “ya”
del reino.
La tercera frase de esta primera
declaración nos habla en forma concreta de la obra de Cristo. El cómo es que
podemos disfrutar del traslado descrito en el v. 13; lo tenemos, es una
declaración de certeza, sólo por la obra del Hijo. La figura de cautividad
continúa; ya no es un asunto de historia, ahora el énfasis con la redención es
el ser filántropo o movido a misericordia. Se ha pagado un rescate para lograr
la libertad.
El esclavo o cautivo no puede negociar
su libertad, de allí que él necesita una intervención externa para solucionar
el problema. Esta frase no da ninguna ocasión para discutir sobre la persona a
quien se paga el rescate. Entrar en ese punto sería intrascendente, debido a
que inmediatamente se dice en qué consiste esta redención por medio del uso de
una frase apositiva. La redención, entonces, es el perdón de los pecados, eso
es lo céntrico; no queremos decir que son sinónimos, sino que en las dos
tenemos la obra de Cristo en beneficio nuestro.
La declaración ha terminado, es el
momento de pasar a ver la primera estrofa del himno que nos habla de una
exaltación al mediador de la creación. Las dos primeras líneas (Colosenses 1:15)
nos dicen quién es este mediador: Él es la imagen
y él es el primogénito. Analicemos estas frases.
La
primera es un rompimiento del sistema lógico: él es imagen
de algo que no se puede ver; lo lógico es que él fuera la imagen de algo que se puede
ver. Muchos consideran a Dios como un ser distante, pero Pablo nos dice que se
ha acercado a la creación en su imagen: Jesucristo.
Esto quiere decir que Jesucristo es la
verdadera y máxima revelación del Padre (Juan 1:18); el rostro invisible de
Dios se hizo ver a los ojos de los hombres en el rostro de Jesús. El mismo
Jesús dijo a Felipe: El que me ha visto, ha visto al Padre (Juan 14:9).
NOTA: Juan 1:18: A Dios nadie le vio jamás. I es,
puesto que Dios es Espíritu (Juan 4:24), nadie ha visto jamás a
Dios en Su esencia, Su ser espiritual. Con todo, asumió formas visibles, que
los hombres vieron en tiempos del Antiguo Testamento (Génesis 32:30; Éxodo 24:9-10; Jueces
13:22; Isaías 6:1; Daniel 7:9) y en Jesús
los hombres pudieron ver a Dios (Juan 14:8-9). Cristo da vida (Juan 1:12); revela (vv. 14, 18); da gracia y verdad (vv.16-17).
Pero el concepto de imagen[2] (eikón G1504) entre los judíos estaba
relacionado también con el concepto de sabiduría como una dimensión mediadora que
tomaba rasgos personales. Ella se personificaba y era la imagen de Dios.
Remitimos al lector a los libros de sabiduría del AT. La expresión imagen es
frecuentemente usada para explicar lo que es el lógos[3] (Juan 1:1)
en las obras de Filón.
Hay que notar también el uso del tiempo presente él es, no fue, ni será sino es, hablándonos de un Cristo
preexistente, un Cristo eterno que ahora ha llegado a la
creación.
La
siguiente línea nos presenta un problema. Algunos
ven aquí a Jesucristo como el primer ser creado, pero no es así. Gramaticalmente
no se trata de un genitivo de origen (Col.1:18) o de posesión, sino de un
genitivo de referencia, que se podría traducir así: “Primogénito con referencia a toda la
creación”. Pero también para entender esta frase debemos verla a la
luz del AT.
El primogénito no era necesariamente el primer
nacido, sino más bien era un título con ciertos privilegios que se daba a un
hijo. Él era el representante del padre de familia, el que recibía todo y el
responsable de administrar los bienes del padre. Esto se ve muy claramente
ilustrado en la historia de Jacob y Esaú, y cómo el segundo perdió su
primogenitura o sus privilegios.
La palabra primogénito[4] (protótokos G4416) a más de hablarnos de
prioridad o de ser el primero, también hace referencia a su soberanía sobre
toda la creación. Entonces Jesucristo no es el primer creado,
sino el que está sobre toda la creación.
Las líneas siguientes nos dan las dos
razones por las que él tiene esta primogenitura de la creación (v. 16ae). En él
(en auto) fueron creadas todas las cosas:
· Significa que
todas las leyes, y
· propósitos que
guiaron la creación residen en él (Lightfoot).
La palabra eterna, aquel que es la
imagen, el Cristo, es el punto de reunión de toda la creación. No hay un solo
elemento que escape de su soberanía. Si hablamos de cosas que están en nuestro
contorno, él es el creador; si hablamos de cosas que están fuera de nuestra
realidad presente, él es el creador, de lo que vemos y de lo que no vemos.
Luego pone en la lista de lo que ha sido
creado “en
Cristo” a una jerarquía angélica (ver el uso que se da a estas
palabras en pasajes paralelos como Efesios 1:21* y 6:12); también es la
interpretación aceptada por la mayoría de los eruditos y además es la
terminología seguida en la angelología judía.
NOTA: *Efesios 1:21: Principados y Autoridad y Poder y Señorío. Estas palabras,
en el argot rabínico de aquel tiempo, describían diferentes órdenes de ángeles (compare Romanos 8:38; Efesios 3:10;
6:12; Colosenses 1:16; 2:10, 15; Tito 3:1).
Efesios 6:12: Los enemigos del
creyente son las huestes demoníacas de Satanás, siempre reunidas para combate
mortal.
No debemos buscar aquí ninguna
explicación fantástica sobre lo que es cada uno de estos ángeles. Sólo se
reconoce que estos seres espirituales, en quienes parece que los colosenses
confiaban, no son potencias metafísicas independientes en el sentido del
dualismo. Están destinadas, a priori, a ser sometidas a Cristo.
Declaraciones
De La Deidad De Cristo 1:15-23:
1. Cristo es la imagen del Dios invisible, v.
15a.
2. Él es el primogénito o principio de la
creación, v. 15b.
3. Él es el creador del universo, v. 16.
4. Él es eterno, antes de todo, v. 17a.
5. Él es el sustentador de todas las cosas,
v. 17b.
6. Él es la cabeza de la iglesia, v. 18.
7. Él es el primogénito de los muertos, o de
la resurrección, origen de la nueva vida, v. 18b.
8.
En él habita toda la plenitud de la Deidad, v. 19
(2:9).
9. Él es el reconciliador de la humanidad
consigo mismo, vv. 20, 21.
10.
Él es el santificador de la raza pecadora, vv. 22, 23.
La segunda declaración que introduce la
segunda estrofa es un cántico a Jesucristo como mediador de la redención[5].
Este derecho a ser llamado como tal, comienza en la afirmación de que todo fue
creado por medio de él y para él (v. 16). Una combinación similar se usa en
Romanos 11:36. El énfasis que se hace aquí es que él es el alfa y también la omega
de la creación, no solamente el principio sino también el final (Apocalipsis
22:13). Aquí hay una observación interesante. En el comienzo del v. 16 se usó
el verbo “crear”
en tiempo aoristo, que indica una acción terminada y describe el acto de la
creación; ahora, al final del v. 16 se usa el tiempo perfecto, que significa
una acción realizada pero que continúa hasta el presente: la creación se sigue
relacionando con el Creador.
La
siguiente línea de la declaración sigue afirmando más acerca de Jesús. Hay un uso
enfático del pronombre con el verbo, acentuando la personalidad y declarando su
preexistencia.
Finalmente dice que en él todas las
cosas subsisten (v. 17), es decir que él es el que pone armonía y unidad a la
creación, eso que hace a la creación algo organizado. Ya no se puede decir más.
Aquí tenemos una declaración completa de lo que es Jesucristo, lo que origina
la segunda estrofa del himno, indicando las implicaciones para el objeto de la
redención.
Él es el Señor de la iglesia, y esto lo
dice con la frase él es la cabeza del cuerpo (v. 18). Nuevamente él es
enfático. De una manera muy especial él tiene autoridad sobre la iglesia.
La palabra principio (arcé G746) tiene algunas implicaciones.
Primero se debe notar el uso del enfático él es. Este título principio es otra
manera de describir la encarnación de Cristo, siempre en la relación que tiene
con la iglesia. Hay otros pasajes donde se describe a Jesús con este término: Hechos 3:14; 5:31; 1 Corintios 15:20;
15:23. Este título es un absoluto que no admite nada antes de él.
Nuevamente se usa el término primogénito
(lit. primogénito salido desde los muertos). Esta frase se usa también en
Apocalipsis 1:5, en donde se menciona a Jesucristo como el soberano de toda la
tierra. La primogenitura de entre los muertos, su resurrección, está vinculada
íntimamente con ser la cabeza (Efesios 1:19-23). Su resurrección no tiene
paralelo, no porque no ha habido otras resurrecciones, sino que él es el único
que resucitó para no volver a morir; de allí que es primogénito.
Esta primogenitura tuvo un propósito, la
manifestación histórica de su supremacía. La resurrección es la confirmación
dentro del marco histórico de que Jesús es el Mesías. El Señor Jesús es el
primero de todo: Señor del universo, Señor de la iglesia, Señor de todo. Cristo
es todo lo que el creyente necesita, no hace falta nada más; el “primero” no
puede compartir su supremacía con nadie.
La línea siguiente en el poema,
Colosenses 1: 19, nos conduce a una nueva cumbre en el cántico, una nueva
conclusión. Todo lo que se ha dicho aquí es cierto, y se resume en una nueva frase
rica en palabras profundas. Se debe decir que la palabra Padre no se halla en
el original, pero es necesario ponerla para dar sentido a lo que se quiere
expresar. Jesús es el máximo agrado o complacencia del Padre (Marcos 1:11).
Agradó sólo se usa como el buen propósito de Dios, y el propósito del Padre fue
que en Jesús habita la plenitud.
El verbo “habitar” (katoikéo G2730) significa morar para
siempre, es decir que aquí se niega de raíz que Dios estuvo solamente un tiempo
en Jesús. En él estaba, está y estará habitando la plenitud de Dios. Esta
última palabra (pleróma G4138),
también es un término teológico técnico que implica la totalidad de la
divinidad, como también en Col.2:9.
Véase Parte II:
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