lunes, 25 de marzo de 2019

EL CASO DE INCESTO: 1 CORINTIOS 5:


EL CASO DE INCESTO:
1 CORINTIOS 5:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Pablo ahora se enfrenta al segundo problema que se le había informado: la inmoralidad en la iglesia y la negativa de los líderes para lidiar con el ofensor. Qué triste que un pecado tan horrible se conozca tanto en la iglesia («se oye», v. 1) y arruine así su testimonio.
Pablo da tres razones por las cuales la iglesia tenía que ejercer una amorosa pero firme disciplina y contender con el miembro ofensor.

I.       Por El Bien Del Ofensor (1 Corintios 5:1–5[1]):
La disciplina en la iglesia no es como la de un policía arrestando a un culpable; más bien es como un padre castigando a un hijo:
·   El primer motivo es ayudar al pecador, mostrar amor cristiano al procurar traerlo al arrepentimiento.
·   Permitir a los miembros de la iglesia que vivan en pecado abierto los lastima a ellos mismos, tanto como a Cristo y a la iglesia.

Es evidente que este miembro en particular estaba viviendo con su madrastra[1] (véase Lv. 18:8) en una relación inmoral. Al parecer, la mujer no era parte de la familia de la iglesia, de otra manera Pablo hubiera indicado que la disciplinan también.

¡Qué terrible que un cristiano viva en pecado con una persona inconversa mientras que la iglesia no hace nada al respecto! La iglesia estaba «envanecida» y se enorgullece de su «actitud liberal». Pablo les dijo que deberían haber estado lamentándose, y la palabra griega que usa aquí significa «lamentar por el difunto». (Más tarde compara el pecado de ellos con la levadura, y la levadura siempre «eleva» lo que infecta).
Su actitud de «mente amplia» hacia el pecado estaba únicamente lastimando al ofensor y a la iglesia, para no mencionar la tristeza que le causaba a Pablo y al mismo Señor. Pablo juzga al hombre e instruye a la iglesia a excluirlo del compañerismo.
«Pero, ¿no nos instruye Jesús que no debemos juzgar?», puede preguntar alguno refiriéndose a Mateo 7. Sí, así es; pero eso no significa que debemos cerrar los ojos al pecado que lo conocen tanto los santos como los pecadores.
No podemos juzgar los motivos de otros creyentes (que es a lo que se refiere Mateo 7), pero podemos y debemos juzgar las acciones del pueblo de Dios.

La disciplina la debe manejar toda la iglesia y no sólo los líderes (v. 4). El asunto era público, de modo que debía tratarse públicamente. Si el hombre rehusaba arrepentirse, había que excluirlo del compañerismo y comunión:
Ø «Entregar a Satanás» al hombre (v. 5) no significa enviarlo al infierno, porque ninguna iglesia puede hacer tal cosa.
Ø Más bien quiere decir separarlo de la comunión de la iglesia para que se vea obligado a vivir en el mundo controlado por Satanás (Jn. 12:31; Col. 1:13).

El propósito de tal disciplina no es perder un miembro, sino más bien traer al pecador al arrepentimiento para que se salve de la pérdida de recompensa en el día del juicio.
La disciplina es un ministerio olvidado en muchas iglesias de hoy en día. Sin embargo, si en realidad nos amamos los unos a los otros y si el pastor ama a su rebaño, vigilará que se advierta a los descarriados y se les discipline por su bien.

II.      Por El Bien De La Iglesia (1 Corintios 5:6–8):
¡Qué necedad que una iglesia diga que tiene «mente abierta» y esté dispuesta a aceptar a cualquier y a todo miembro, sin que importe cómo viven! ¿Le abriría usted la puerta de su hogar a todos los que quieran entrar?
Entonces, ¿por qué tenemos que permitir que entren en el compañerismo y comunión de la iglesia a cualquiera que quiera entrar? Es mucho más difícil unirse a diversas organizaciones mundanas que unirse a la iglesia local promedio.
«No es buena vuestra jactancia», advierte Pablo. «¿No se dan cuenta que un miembro viviendo en pecado abierto puede contagiar a toda la iglesia(Véase v. 6). Pablo usó la cena pascual para ilustrar su punto; véase Éxodo 12:15ss. Para los judíos la levadura siempre fue símbolo de pecado y corrupción; de modo que, antes de la Pascua, siempre limpiaban sus casas para eliminar todo vestigio de levadura.
Los cristianos deben tener la misma actitud; no debemos permitirnos que la levadura del pecado crezca en silencio en la iglesia y genere problemas y vergüenza. Cristo murió por nosotros, no para hacernos como el mundo, sino para hacernos semejantes a Dios. «Sed santos, porque yo soy santo» (1 P. 1:16).
Esto no quiere decir que los líderes de la iglesia debían ser «detectives espirituales», espiando las vidas de los miembros. Pero sí significa que cada miembro de la iglesia debe velar para que la levadura del pecado no crezca en su vida. Y, si el pecado llega a conocerse, los líderes deben dar los pasos adecuados para proteger el bienestar espiritual de la iglesia.

Hay varias clases de cristianos respecto a los cuales se nos advierte en la Biblia, creyentes que no se deberían permitir en la comunión de la iglesia local:
(1) El miembro que no arregla sus diferencias personales, Mateo 18:15–17;
(2) El que tiene una reputación de ser un pecador flagrante, 1 Corintios 5:9–11;
(3) Los que sostienen doctrinas falsas, 1 Timoteo 1:18–20 y 2 Timoteo 2:17–18;
(4) Los que causan divisiones, Tito 3:10–11;
(5) Los que no quieren trabajar para vivir, 2 Tesalonicenses 3:6–12. A esos que de repente son presa del pecado debemos procurar restaurarlos con amor; véase Gálatas 6:1.

III.    Por El Bien Del Mundo (1 Corintios 5:9–13):
La iglesia no puede cambiar al mundo si es como el mundo. Lea estos versículos con cuidado y note que Pablo hace una distinción entre el pecado en las vidas de los cristianos y el pecado en la vida de los no creyentes. ¡El pecado en los creyentes es peor! Pablo les había ordenado en una carta anterior que no se juntaran con cristianos y miembros de la iglesia que tuvieran una reputación pecaminosa como de fornicarios, codiciosos o idólatras.
No les dijo que se abstuvieran de juntarse con todos los pecadores de esta clase, ¡si no hubieran tenido que salir del mundo! Se espera que el inconverso viva en pecado, pero incluso el mundo espera que el cristiano sea diferente. Una de las razones por la cual la iglesia de hoy tiene tan poca influencia en el mundo es porque tiene muy poca influencia en la iglesia.

Los cristianos fieles ni siquiera deben comer con los miembros de la iglesia que han arruinado su testimonio mediante el pecado abierto y nunca han arreglado las cosas con la iglesia y con el Señor. Esto es parte de la disciplina que se bosqueja en el v. 5. Si un miembro fiel de la iglesia se junta de una manera amistosa con un cristiano que vive en pecado, ese miembro está condonando su pecado y desobedeciendo la Palabra de Dios.
Choca a algunos cristianos cuando se dan cuenta que Dios espera que ejerzamos juicio espiritual en la iglesia:
Ø No hemos de juzgar a los de afuera;
Ø Dios lo hará.
Pero debemos separar de la comunión de la iglesia a cualquier cristiano que no confiese su pecado y arregle las cosas.

Esto no debe hacerse a la ligera; todas las partes involucradas deben tener la oportunidad de presentar su caso. Debe haber oración y el ministerio de la Palabra. También amor cristiano sincero.
El mismo acto de la disciplina es un testimonio al mundo y una advertencia a la iglesia, y en especial a los nuevos creyentes, de que Dios espera que sus hijos sean diferentes del mundo. ¡Condonar el pecado es negar la misma cruz de Cristo!

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
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[1] porneia = (πορνεία, G4202) se usa: (a) de una relación sexual ilícita (Jn.8:41; Hech.15:20; Hech.15:29; 21:25; 1 Cor.5:1; 6:13; 6:18; 2 Cor.12:21 ; Gal.5:19; Ef.5:3; Col.3:5; 1 Ts.4:3; Ap.2:21; 9:21; en plural en 1 Cor.7:2); en Mateo 5:32 y 19:9 se usa denotando, o incluyendo, adulterio; se distingue de ello en 15:19 y Marcos 7:21; (b) metafóricamente, de la asociación de la idolatría pagana con doctrinas de la fe cristiana, y con la profesada adhesión a ella (Ap.14:8; 17:2; 17:4; 18:3; 19:2); algunos sugieren que este es el sentido en Ap.2:21. (VINE).


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