RATIFICACIÓN DEL PACTO DE ISRAEL:
DEUTERONOMIO 27–30:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez
Esta sección es
profética y nos da cuatro cuadros de Israel en relación con la tierra.
I.
Israel Entra En La Tierra (Deuteronomio
27):
El
cumplimiento de esta profecía lo encontramos en Josué 8:30–35. Deuteronomio 27:3
enseña que la conquista de la nación de la tierra dependía de su obediencia a
un conjunto de instrucciones. El valle entre los montes Ebal y Gerizim es un
lugar hermoso, con la ciudad de Siquem en él. Toda el área forma un anfiteatro
natural como de tres kilómetros de ancho y a la gente no le era difícil oír la
lectura de la ley.
Los
ancianos de las tribus debían levantar «piedras grandes» en el monte Ebal y escribir sobre
ellas los Diez Mandamientos. Al pie del monte se sacrificaron ofrendas de paz.
La ley trae condenación (2 Cor. 3:7–9), pero el altar satisfacía la necesidad
del pecador condenado. Los holocaustos hablan del completo sacrificio de Cristo
a nuestro favor y las ofrendas de paz nos recuerdan que, a pesar de una ley
quebrantada, Él nos ha dado paz con Dios (Rom. 5:1).
Seis
tribus debían estar en el monte Gerizim, el monte de la bendición; y nótese que
todas fueron de Lea y Raquel. Rubén y Zabulón fueron hijos de Lea, pero ellos
eran de los que estaban en el monte de la maldición (v. 13). Rubén perdió sus
derechos de primogénito cuando pecó contra su padre (Gn. 49:4). Los levitas,
con el arca, debían estar en el valle entre los dos montes y proclamar la ley.
Nótese: que ninguna de las bendiciones debían recitarse,
porque la ley trae una maldición, no una bendición (Gál. 3:10).
Esta
ceremonia entera sería un recordatorio de impacto para los de Israel de que
eran una nación de pacto (v. 9), obligados a obedecer la ley de Dios. Léase 2
Corintios 3 para ver los contrastes entre el ministerio de la ley y el glorioso
ministerio de la gracia.
II.
Israel Posee y Disfruta De La Tierra
(Deuteronomio 28:1–14):
«La obediencia trae bendición» (vv. 1–2); este
es el tema de la Palabra de Dios. Véase Efesios 1:3, donde el creyente del NT.,
ya tiene «toda
bendición espiritual» en Cristo, y disfruta de ella al confiar en
Dios y obedecer. Por supuesto, este principio de obediencia se halla en cada
período de la historia de la salvación, porque Dios no puede bendecir a quienes
se rebelan contra Él.
Nótese: que Dios prometió a Israel bendiciones materiales
en todas las áreas: la ciudad, el campo, el fruto, el ganado, al entrar, al
salir. Prometió derrotar a sus enemigos y establecerlos en la tierra como
pueblo santo. El versículo 10 indica que la nación sería un testigo mundial de la
gracia de Dios. Es triste, pero se han convertido en un testigo mundial del
castigo de Dios (vv. 45–46). Dios les
prometió lluvia a su tiempo. Afirmó que pondría a Israel por cabeza (v.
13), su instrumento de bendición al mundo.
Tenga
presente que Israel poseía la tierra debido al pacto de Dios con Abraham, pero
el pueblo poseería y disfrutaría de la tierra sólo si obedecían el pacto de
Dios como nación santa. Hoy tenemos todas las bendiciones que necesitamos en
Cristo debido a su gracia, pero disfrutamos de estas bendiciones si confiamos
en Él y obedecemos su voz.
III.
Israel Desarraigado De La Tierra (Deuteronomio
28:15–29:29):
Aquí
está tanto la profecía del castigo de Israel, su cautiverio y dispersión, como
su regreso futuro en bendición. «Espiritualizar»
estas bendiciones y maldiciones, y aplicarlas a la Iglesia es tergiversar las
Escrituras y fracasar al no «trazar bien la Palabra de verdad». Estas son
maldiciones literales y cayeron más tarde sobre Israel debido a que
quebrantaron su pacto con Dios al adorar ídolos y desobedecer su ley.
Las
maldiciones de 28:15–19 son paralelas a las bendiciones en 28:3–6. Dios les
advirtió que las mismas enfermedades y pestilencias que vieron entre los
enemigos vendrían sobre ellos, incluyendo las plagas que Dios envió sobre
Egipto (28:27). Una evidencia de su ira sería la retención de la lluvia
temprana y tardía (28:23–24; véanse 11:10–17; 2 Crón. 7:13–14; 1 R. 17:1ss; Jr.
14:1ss).
Sus
enemigos los derrotaron; serían esparcidos como esclavos ciegos por toda la
faz de la tierra. En 28:36 tenemos un indicio de que Israel pediría rey (véase
1 Sam. 8). Su tierra rica, fluyendo leche y miel, se volvería un desierto. Y en
lugar de ser la primera nación de la tierra, sería «la cola» (28:44).
La
palabra «perezcas»
en el versículo 45 no significa aniquilación; porque Dios no podía violar su
pacto y destruir por completo a la nación de Israel. Significa «triturado»,
refiriéndose a las terribles pruebas y disciplinas que caerían sobre Israel
debido a la desobediencia. La nación sería «maravilla y señal» al mundo, así como aún lo es.
En
28:48–68 tenemos la predicción de los cautiverios de Israel y la remoción de la
nación de la tierra prometida. El versículo 49 se refiere a Babilonia en lo
inmediato, pero en lo remoto a Roma (nótese:
tanto el águila como
el yugo de hierro; véase Jr. 5:15ss). Aquí hay un cuadro de los
terribles asedios de Jerusalén (véanse Lm. 2:20–22; 4:10; Mt. 24:19).
Los
versículos 63–65 aclaran que la continuada desobediencia resultaría en que
Israel sería desarraigado de la tierra y esparcido entre las naciones donde no
habrá «descanso»,
un cuadro perfecto de los judíos del mundo de hoy. ¿Qué otra nación ha sufrido más que Israel?
El versículo 68 predice que algunos de los judíos serían llevados a Egipto
y esto ocurrió después que Tito conquistó a Israel en el año 70 d.C. y
transportó cierto número de judíos a Egipto.
El capítulo 29 resume los hechos
básicos del pacto:
· Dios los redimió y ellos eran
responsables de obedecer;
· Si lo hacían, habría
bendición;
· Si no, Él los juzgará.
Moisés
les advirtió que incluso una persona podía contaminar a la nación entera (29:18–19).
Por último, hay algunos secretos que Dios no ha revelado, pero tenemos la
obligación de obedecer los que ha revelado (29:29).
IV.
Israel Es Restaurado a La Tierra (Deuteronomio
30):
Israel
disfrutó de las bendiciones menos de mil años. Entraron en Canaán alrededor del
1400 a.C. y Babilonia conquistó a Israel alrededor del 587 a.C. Además, muchas
veces durante este período Israel desobedeció a Dios y fue castigado.
Este
capítulo promete que Dios «hará volver la cautividad» de Israel y restaurar a
la nación a la tierra, si tan solo se vuelven al Señor y obedecen su voz. Por
supuesto, un remanente regresó a la tierra en el 536 a.C., pero ese no fue un
gran regreso nacional. Moisés predice aquí el regreso final de los judíos a su
tierra (véase Es 11:10–12:6).
Por
supuesto, regresan a su tierra en incredulidad, aun cuando han vuelto de nuevo
a la ley de Dios. Incluso hoy vemos a los judíos que van de regreso a Palestina
y a los «viejos
caminos» de sus padres. Dios ha comenzado a bendecir de nuevo a la
tierra con la lluvia temprana y tardía, y el desierto ha empezado a florecer
como una rosa. Cuando la nación vea a su Mesías traspasado, se arrepentirán y
serán limpiados de todo pecado (Zc. 12:9–13:1).
Pablo cita
30:11–14 en Romanos 10:6–8 y lo aplica a Cristo. Este no está
lejano a su pueblo aun si ellos le dan la espalda. Si lo invocan Él los
salvará.
La gran
conclusión del discurso de Moisés está en 30:15–20. La nación tenía
que escoger entre la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Como
siempre, tal selección es asunto del corazón (v. 17). La obediencia externa no sirve; debe venir desde adentro.
Clase Para
Domingo.
Lea Su
Biblia, Lea Su
Biblia, Lea Su Biblia.
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