LA ENTRADA A CANAÁN:
JOSUÉ 1–2:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
«Dios sepulta a sus obreros, pero su obra continúa». Israel
se acababa de lamentar por Moisés y ahora Dios le habla a Josué con respecto a
sus responsabilidades como nuevo líder de la nación.
I. La Comisión De Josué (Josué 1):
A.
Dios le
habla a Josué (vv. 1–9).
Dios
escogió a Josué para ser el sucesor de Moisés desde la misma batalla con Amalec
(Éx. 17:8–16; nótese el versículo 14). A Moisés se le dijo que recordara a
Josué y que escribiera en su libro que Amalec debía ser exterminado.
En
Números 27:15ss Dios instruyó a Moisés que «ordenara» a Josué; y en Deuteronomio 31:7ss
Moisés dio una palabra final de bendición y estímulo a su sucesor. Debe haber
fortalecido grandemente a Josué saber que Dios lo llamó, porque tenía una
tremenda tarea por delante.
Nótese: que
Dios le da mucho aliento a Josué:
(1) La
promesa de la tierra, vv. 2–4;
(2) La
promesa de su presencia, v. 5; y
(3) La seguridad de que Dios cumpliría
su palabra, vv. 6–9.
Es
interesante estudiar los verbos que Dios usa:
«la
tierra que yo les doy» (v. 2); «os he entregado» (v. 3); «tú repartirás a este pueblo por heredad la
tierra» (v. 6). Él ya les había dado la tierra; ¡todo lo que tenían que hacer era marchar
por fe y tomar posesión de ella! Dios ya nos ha dado «toda bendición espiritual» en Cristo (Ef.
1:3). Todo lo que necesitamos hacer es marchar por fe y disfrutar de nuestras
posesiones.
Así
como Dios estaba con Moisés, estaría con Josué:
«No te dejaré, ni te desampararé» (v. 5).
Esta promesa se le repitió a Salomón (1 Cron. 28:20) y a nosotros en Hebreos
13:5–6. Los líderes y los tiempos cambian, pero Dios no.
Nótese: que se
exige valor en la vida cristiana (vv. 6–7, 9), pero que este valor lo suple la
Palabra de Dios (v. 8). Moisés había estado escribiendo «el libro de la ley» (Éx. 17:14; 24:4–7;
Núm. 33:2; Dt. 31:9–13) y este libro se le da ahora a Josué. Debía leerlo,
meditar en él día y noche, y obedecer sus mandamientos.
Véase
Salmos 1:1–3 y 119:15. Si Josué pudo conquistar Canaán teniendo sólo los cinco
primeros libros de la Biblia, ¡cuánto más nosotros debemos vencer ahora que tenemos la
Biblia completa!
B.
Josué Le
Habla Al Pueblo (vv. 10–15).
Aquí
tenemos una «cadena
espiritual de mando». Dios mandó a Josué (v. 9); Josué mandó a los
líderes (v. 10); y los líderes debían mandar al pueblo (v. 11). Esto es
liderazgo espiritual bajo el mandato de Dios, y este mismo modelo debe
prevalecer en la iglesia del NT.
Josué
les dijo a los líderes lo que Dios le dijo y ellos rápidamente llevaron el
mensaje a su pueblo. Tres días después cruzaron el Jordán y entrarían en la
tierra prometida, y tenían que prepararse para el acontecimiento. «Tres días»
sugiere resurrección: la nación estaba a punto de tener un nuevo comienzo en
una nueva tierra.
Las
tres tribus que se separaron decidieron vivir en el otro lado del Jordán (véase
Núm. 32:16– 24), pero prometieron ayudar a conquistar la tierra antes de tomar
posesión de su propia herencia. Josué les recordó su obligación.
C.
El Pueblo Le Habla a Josué (vv. 16–18).
Qué
maravilloso es cuando el pueblo de Dios honra a Dios al respetar y seguir a sus
líderes espirituales. Véase Deuteronomio 34:9. Al contrario de los cristianos
carnales de Corinto (1 Cor. 1:11–17), no se dividieron en grupos, con los
seguidores del muerto Moisés oponiéndose a los seguidores de Josué. ¡Todos siguieron al
Señor!
Nótese: su
oración por Josué en el versículo 17 y su aliento en el versículo 18. Años
antes Josué había visto su división y oído sus murmuraciones. ¡Cuán agradecido
debe haber estado por este espíritu de armonía!
II. El Pacto Con Rahab (Josué 2):
Los
arqueólogos han hecho una gran investigación en Jericó. Nos dicen que la ciudad
ocupaba alrededor de dos hectáreas, con una muralla interna y otra externa
rodeando la ciudad.
Tanto
la muralla interna como la externa tenían dos metros de espesor y había casas
sobre ellas (v. 15). La altura de sus muros era alrededor de quince metros y
las excavaciones muestran que estas murallas fueron «destruidas violentamente». De las muchas
personas que vivían en Jericó sólo sabemos el nombre de una: Rahab, la ramera (véanse Heb. 11:31; Stg. 2:25). Ella
es un cuadro de la historia espiritual del creyente en Jesucristo:
A.
Era Una Pecadora.
El
pecado en este caso era impureza moral, pero «todos han pecado, y están destituidos de la
gloria de Dios» (Rom. 3:23). No era raro en esos días que las
prostitutas administrarán posadas.
B.
Estaba Bajo Condenación.
Ya
Dios había declarado condenada la ciudad de Rahab; era sólo cuestión de tiempo
para que la sentencia de muerte se ejecutará. Todo y cada persona en la ciudad
sería destruida (6:21), ¡sea que la
gente se sintiera condenada o no! Jericó es un cuadro del mundo
condenado de hoy. La gente no puede sentirse confiada y en paz, porque la
muerte se avecina.
C.
Se Le Dio Un Período De Gracia.
La
ciudad había sido destinada para el juicio desde muchos años antes (Dt. 7:1–5,
23–24; 12:2–3). ¡Génesis 15:13–16 nos recuerda
que Dios esperó 400 años antes de permitir que el juicio viniera sobre la
tierra! Rahab y los demás residente de Jericó oyeron del éxodo de
Egipto (Jos. 2:10) ocurrido cuarenta años antes. Josué 4:19 y 5:10 añade otros
días de espera, llevando a la semana adicional que Israel marchó alrededor de
la ciudad (6:14). ¡Qué paciente es Dios!
D.
Oyó la
Palabra de Dios.
Fue
un mensaje de juicio lo que oyó Rahab, pero le presentó al verdadero Dios.
Nótese:
que en su conversación llama a Dios «Jehová».
E.
Creyó En
La Palabra.
«La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios» (Rom.
10:17). Es la fe la que salva al pecador, incluso al más malo (Rom. 4:5). En
Hebreos 11:31 se nos dice que Rahab fue salva por fe.
Nótese: que la
seguridad procedía de la Palabra: «Sé que Jehová os ha dado esta tierra» (v. 9).
F.
Demostró Su Fe Por Obras.
El
hecho de que arriesgó su vida para recibir, ocultar y proteger a los espías es
prueba de que Rahab confiaba en Dios. Se identificó con el pueblo de Dios, no
con los paganos que la rodeaban. Véase Santiago 2:25.
G.
Debía
Ganar a Otros.
¡Piense en el riesgo que corría Rahab al hablar de la Palabra
con su familia! Cuando la gente confía en Cristo, su
primer deseo es testificales a otros, especialmente a su familia (Jn. 1:35–42;
Mr. 5:18–20).
H.
Fue Librada Del Juicio.
Había
un juicio doble sobre la ciudad:
Ø primero, el terremoto que
la destruyó; luego, el fuego que destruyó todo lo que había dentro. La casa de Rahab estaba en la muralla (2:15),
¡pero evidentemente esa sección de la muralla no cayó!
Ø Después, que sacaron de
la casa a Rahab y sus seres queridos,
Josué ordenó que se destruyera con fuego el resto de la ciudad. Quizás Rahab y
su familia se sintieron perturbados cuando
las cosas comenzaron a estremecerse, pero estaban perfectamente seguros en
las manos de Dios (6:22–25).
Los
cristianos de hoy ven al mundo
estremecerse por todos lados, pero pueden estar seguros de que Dios los
rescatará antes de enviar su juicio de fuego sobre el mundo (1 Ts. 1:10; 5:9).
I. Asistió a Una Boda:
En
Mateo 1:5 encontramos a Rahab incluida por matrimonio en la nación judía, ¡y
nombrada del linaje del Mesías! Mientras que el pueblo de Jericó sufrió la
muerte, ¡Rahab y
su familia disfrutarán de una fiesta de bodas!
Véanse
Apocalipsis 19:7–9 y 17:19. Rahab fue salva por fe, no por carácter u obras
religiosas. Esta es la única manera en que Dios salva a las personas (Ef. 2:8–9).
¿Ha confiado
usted en Jesús como Rahab confió en Josué?
Estudios Para El
Domingo.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su
Biblia…
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