lunes, 25 de marzo de 2019

LA ENTRADA A CANAÁN: JOSUÉ 1–2:


LA ENTRADA A CANAÁN:
JOSUÉ 1–2:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

«Dios sepulta a sus obreros, pero su obra continúa». Israel se acababa de lamentar por Moisés y ahora Dios le habla a Josué con respecto a sus responsabilidades como nuevo líder de la nación.

I.       La Comisión De Josué (Josué 1):

A.     Dios le habla a Josué (vv. 1–9).
Dios escogió a Josué para ser el sucesor de Moisés desde la misma batalla con Amalec (Éx. 17:8–16; nótese el versículo 14). A Moisés se le dijo que recordara a Josué y que escribiera en su libro que Amalec debía ser exterminado.
En Números 27:15ss Dios instruyó a Moisés que «ordenara» a Josué; y en Deuteronomio 31:7ss Moisés dio una palabra final de bendición y estímulo a su sucesor. Debe haber fortalecido grandemente a Josué saber que Dios lo llamó, porque tenía una tremenda tarea por delante.
Nótese: que Dios le da mucho aliento a Josué:
(1) La promesa de la tierra, vv. 2–4;
(2) La promesa de su presencia, v. 5; y
(3) La seguridad de que Dios cumpliría su palabra, vv. 6–9.

Es interesante estudiar los verbos que Dios usa: «la tierra que yo les doy» (v. 2); «os he entregado» (v. 3); «tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra» (v. 6). Él ya les había dado la tierra; ¡todo lo que tenían que hacer era marchar por fe y tomar posesión de ella! Dios ya nos ha dado «toda bendición espiritual» en Cristo (Ef. 1:3). Todo lo que necesitamos hacer es marchar por fe y disfrutar de nuestras posesiones.
Así como Dios estaba con Moisés, estaría con Josué: «No te dejaré, ni te desampararé» (v. 5). Esta promesa se le repitió a Salomón (1 Cron. 28:20) y a nosotros en Hebreos 13:5–6. Los líderes y los tiempos cambian, pero Dios no.

Nótese: que se exige valor en la vida cristiana (vv. 6–7, 9), pero que este valor lo suple la Palabra de Dios (v. 8). Moisés había estado escribiendo «el libro de la ley» (Éx. 17:14; 24:4–7; Núm. 33:2; Dt. 31:9–13) y este libro se le da ahora a Josué. Debía leerlo, meditar en él día y noche, y obedecer sus mandamientos.

Véase Salmos 1:1–3 y 119:15. Si Josué pudo conquistar Canaán teniendo sólo los cinco primeros libros de la Biblia, ¡cuánto más nosotros debemos vencer ahora que tenemos la Biblia completa!

B.      Josué Le Habla Al Pueblo (vv. 10–15).
Aquí tenemos una «cadena espiritual de mando». Dios mandó a Josué (v. 9); Josué mandó a los líderes (v. 10); y los líderes debían mandar al pueblo (v. 11). Esto es liderazgo espiritual bajo el mandato de Dios, y este mismo modelo debe prevalecer en la iglesia del NT.

Josué les dijo a los líderes lo que Dios le dijo y ellos rápidamente llevaron el mensaje a su pueblo. Tres días después cruzaron el Jordán y entrarían en la tierra prometida, y tenían que prepararse para el acontecimiento. «Tres días» sugiere resurrección: la nación estaba a punto de tener un nuevo comienzo en una nueva tierra.
Las tres tribus que se separaron decidieron vivir en el otro lado del Jordán (véase Núm. 32:16– 24), pero prometieron ayudar a conquistar la tierra antes de tomar posesión de su propia herencia. Josué les recordó su obligación.

C.     El Pueblo Le Habla a Josué (vv. 16–18).
Qué maravilloso es cuando el pueblo de Dios honra a Dios al respetar y seguir a sus líderes espirituales. Véase Deuteronomio 34:9. Al contrario de los cristianos carnales de Corinto (1 Cor. 1:11–17), no se dividieron en grupos, con los seguidores del muerto Moisés oponiéndose a los seguidores de Josué. ¡Todos siguieron al Señor!

Nótese: su oración por Josué en el versículo 17 y su aliento en el versículo 18. Años antes Josué había visto su división y oído sus murmuraciones. ¡Cuán agradecido debe haber estado por este espíritu de armonía!

II.     El Pacto Con Rahab (Josué 2):
Los arqueólogos han hecho una gran investigación en Jericó. Nos dicen que la ciudad ocupaba alrededor de dos hectáreas, con una muralla interna y otra externa rodeando la ciudad.
Tanto la muralla interna como la externa tenían dos metros de espesor y había casas sobre ellas (v. 15). La altura de sus muros era alrededor de quince metros y las excavaciones muestran que estas murallas fueron «destruidas violentamente». De las muchas personas que vivían en Jericó sólo sabemos el nombre de una: Rahab, la ramera (véanse Heb. 11:31; Stg. 2:25). Ella es un cuadro de la historia espiritual del creyente en Jesucristo:

A.     Era Una Pecadora.
El pecado en este caso era impureza moral, pero «todos han pecado, y están destituidos de la gloria de Dios» (Rom. 3:23). No era raro en esos días que las prostitutas administrarán posadas.

B.      Estaba Bajo Condenación.
Ya Dios había declarado condenada la ciudad de Rahab; era sólo cuestión de tiempo para que la sentencia de muerte se ejecutará. Todo y cada persona en la ciudad sería destruida (6:21), ¡sea que la gente se sintiera condenada o no! Jericó es un cuadro del mundo condenado de hoy. La gente no puede sentirse confiada y en paz, porque la muerte se avecina.

C.     Se Le Dio Un Período De Gracia.
La ciudad había sido destinada para el juicio desde muchos años antes (Dt. 7:1–5, 23–24; 12:2–3). ¡Génesis 15:13–16 nos recuerda que Dios esperó 400 años antes de permitir que el juicio viniera sobre la tierra! Rahab y los demás residente de Jericó oyeron del éxodo de Egipto (Jos. 2:10) ocurrido cuarenta años antes. Josué 4:19 y 5:10 añade otros días de espera, llevando a la semana adicional que Israel marchó alrededor de la ciudad (6:14). ¡Qué paciente es Dios!

D.    Oyó la Palabra de Dios.
Fue un mensaje de juicio lo que oyó Rahab, pero le presentó al verdadero Dios.
        Nótese: que en su conversación llama a Dios «Jehová».

E.     Creyó En La Palabra.
«La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios» (Rom. 10:17). Es la fe la que salva al pecador, incluso al más malo (Rom. 4:5). En Hebreos 11:31 se nos dice que Rahab fue salva por fe.

Nótese: que la seguridad procedía de la Palabra: «Sé que Jehová os ha dado esta tierra» (v. 9).

F.      Demostró Su Fe Por Obras.
El hecho de que arriesgó su vida para recibir, ocultar y proteger a los espías es prueba de que Rahab confiaba en Dios. Se identificó con el pueblo de Dios, no con los paganos que la rodeaban. Véase Santiago 2:25.

G.      Debía Ganar a Otros.
¡Piense en el riesgo que corría Rahab al hablar de la Palabra con su familia! Cuando la gente confía en Cristo, su primer deseo es testificales a otros, especialmente a su familia (Jn. 1:35–42; Mr. 5:18–20).

H.     Fue Librada Del Juicio.
Había un juicio doble sobre la ciudad:
Ø primero, el terremoto que la destruyó; luego, el fuego que destruyó todo lo que había dentro. La casa de Rahab estaba en la muralla (2:15), ¡pero evidentemente esa sección de la muralla no cayó!
Ø Después, que sacaron de la casa a Rahab y sus seres queridos, Josué ordenó que se destruyera con fuego el resto de la ciudad. Quizás Rahab y su familia se sintieron perturbados cuando las cosas comenzaron a estremecerse, pero estaban perfectamente seguros en las manos de Dios (6:22–25).
Los cristianos de hoy ven al mundo estremecerse por todos lados, pero pueden estar seguros de que Dios los rescatará antes de enviar su juicio de fuego sobre el mundo (1 Ts. 1:10; 5:9).

          I.       Asistió a Una Boda:
En Mateo 1:5 encontramos a Rahab incluida por matrimonio en la nación judía, ¡y nombrada del linaje del Mesías! Mientras que el pueblo de Jericó sufrió la muerte, ¡Rahab y su familia disfrutarán de una fiesta de bodas!

Véanse Apocalipsis 19:7–9 y 17:19. Rahab fue salva por fe, no por carácter u obras religiosas. Esta es la única manera en que Dios salva a las personas (Ef. 2:8–9). ¿Ha confiado usted en Jesús como Rahab confió en Josué?



Estudios Para El Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia








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