Espíritu Santo:
Nombre que la doctrina cristiana
asigna a la tercera persona de la Trinidad. La expresión Espíritu Santo es
propia del Nuevo Testamento.
En el Antiguo
Testamento: solo aparece en
tres ocasiones: Is. 63:10, 11; Salm. 51:11. La traducción griega del
Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la usó para traducir las
referencias al "Espíritu de Jehová", evitando así el uso del
nombre de Dios (del
mismo modo en que el Evangelio de Mateo usó la expresión "reino de los
cielos" en lugar de "reino de Dios").
Dado que los
autores del Nuevo Testamento usaron la Septuaginta para citar el Antiguo
Testamento, la expresión Espíritu Santo se transformó en la denominación
neotestamentaria estándar para referirse al Espíritu de Dios. Es poco frecuente
que el Antiguo Testamento hable del Espíritu de Dios en forma personificada;
más bien se refiere a algo que Dios otorga a los hombres, o el poder y la
fuerza con que Dios actúa.
En cambio, en el Nuevo Testamento se observa un claro proceso de personificación, como por ejemplo en Jn. 16:7ss.
I. La Actividad Del Espíritu Santo:
A. El
Espíritu Como Vida Y Nueva Vida:
Las palabras
hebreas = (ruakh)
y griega = (pneuma)
que se emplean para hablar del espíritu significan literalmente "viento"
o "aire en
movimiento". Sin embargo, en la opinión de los especialistas su
sentido original es aliento, o sea, el aire puesto en movimiento por la
respiración. Una adecuada traducción sería entonces "hálito de vida". En Genesis 2:7, el ser
hecho de barro se transforma en un ser viviente cuando el creador insufla sobre
su nariz el "aliento de vida".
Es cierto
que en este caso la palabra usada no es ruakh, sino neshamah, pero debemos entender
ambos términos como equivalentes. Entre las muchas referencias bíblicas que
confirman esta significación, el Salmo 104:29b dice:
"Les quitas el hálito [esta vez ruakh], dejan de ser, y
vuelven al polvo" (comp. Job 27:3; 33:4; 34:14ss). Pero tal vez
sea la visión del valle de los huesos secos, narrada por el profeta Ezequiel (37:1-14), la que
más gráficamente ilustra esta significación primordial del Espíritu: es una fuerza
vital, es la energía de la vida. El espíritu que anima a todos los
seres vivientes procede del Espíritu (aliento)
de Dios.
Por
consiguiente, la acción primordial del Espíritu Santo tiene que ver con la
animación y el sostenimiento de la vida, no solo humana, sino de toda la
creación. Pero en la medida que las citas bíblicas refieren el Espíritu de Dios
mayormente como otorgado a los hombres, la humanidad aparece como el lugar
privilegiado de la acción vivificante del Espíritu.
El Evangelio de Juan, al describir el don del Espíritu que tras la resurrección marca el inicio de la nueva era, es decir, el nacimiento de la nueva humanidad (20:22ss), recurre a un evidente paralelismo con Gn. 2:7. Así como al comienzo el soplo (aliento, Espíritu) del Creador transformó el ser de barro en un ser viviente, ahora el Jesús resucitado sopla sobre sus discípulos el Espíritu Santo, transformándolos en nuevas criaturas, nacidas del Espíritu (comp. Jn. 3). El paralelismo entre Gn. 2:7 y Jn. 20:22ss cierra este primer eje de significación: el Espíritu Santo es la fuerza de la vida verdadera, la vida en plenitud.
B. Espíritu
Santo Y Nuevo Pacto:
De lo anterior se desprende
un segundo eje de significación: el Espíritu Santo es el que inaugura el nuevo pacto.
En el Antiguo Testamento, la especial relación que Dios establece con el pueblo
que sacó "de
casa de servidumbre" (Éx. 20:1), se expresa mediante un pacto o
alianza (Éx. 19:5). El
guardar (cumplir, obedecer) las cláusulas o mandamientos que se derivan del PACTO (cláusulas que para los profetas se resumen en las
demandas de justicia, verdad, solidaridad, paz y reconocimiento de Dios:
Os. 2:18ss;
4:1-3; Is. 16:5; Miq. 6:8; Zc. 7:9, etc) es la forma en que el pueblo
responde a la gracia de Dios, y es como se asegura la vigencia misma del pacto.
Sin embargo,
como lo revela la difícil tarea de los profetas, el pueblo de Israel nunca fue
capaz de mantener su fidelidad. Al parecer, la existencia de leyes puramente
exteriores no bastaba para asegurar la vigencia del pacto. Ante la precariedad
del antiguo pacto, profetas como Ezequiel y Jeremías anunciaron que Dios
establecería un "nuevo pacto", cuya ley estaría "escrita en el
corazón" (Jr. 31:33) del pueblo.
Ezequiel, quien propiamente puede
llamarse "profeta
del Espíritu" (3:24), anuncia el papel que al Espíritu de Dios
correspondería en el nuevo pacto (36:26-28). Con el nuevo pacto nacería también
una nueva humanidad, un hombre con un corazón nuevo (de
carne y no de piedra), que tendría la Ley escrita en su corazón y
actuaría conforme a su conciencia, un hombre responsable (Ez. 18; 33:10-20). Esta
nueva humanidad es obra del Espíritu (comp Joel. 2:28).
Para Lucas (Lucas-Hechos), el
derramamiento del Espíritu ocurrido con ocasión del día de Pentecostés (Hch. 2)
marca el comienzo de la era del Espíritu anunciada por los profetas. La Fiesta
de las Semanas o PENTECOSTÉS (Lv. 23:16) se fue convirtiendo en tradición
judía en la fiesta conmemorativa de la legislación de Sinaí, el antiguo pacto.
Al cumplirse la promesa del
derramamiento del Espíritu (Hch. 1:5) con ocasión de esa fiesta, se inaugura el
nuevo pacto. Este derramamiento del Espíritu fue posible solo después de la
glorificación de Jesús (Hch. 2:33). Jesús, transformado por su muerte
y resurrección en Señor del Espíritu, lo dona a su pueblo para transformarlo en
el pueblo del nuevo pacto. Antes, el propio Jesús debió iniciarse en la era del
Espíritu, el cual interviene en su concepción (Lc. 1:35,
41s), en su
bautismo (Lc. 3:22) y en el
desarrollo de su conciencia mesiánica (Lc. 4:1ss).
C. Espíritu
Santo Y Nueva Comunidad:
El inicio de la era del Espíritu marca
también el nacimiento de la IGLESIA. El libro de los Hechos de los Apóstoles
es en realidad el testimonio del nacimiento de la comunidad que llamamos
Iglesia, a partir del don del Espíritu (Hch.
2:42-47; 4:32-35; 5:12-16). No se
trata fundamentalmente de la fundación de una institución, sino del nacimiento
de una comunidad que, animada y dotada por el Espíritu Santo (comp. 1 Cor. 12, dones del
Espíritu), comienza a vivir y proclamar el nuevo tiempo. Que el
inicio de la era del Espíritu sea también el inicio de la era de la Iglesia no
significa, sin embargo, que la Iglesia sea propietaria del Espíritu. No es que
la Iglesia tenga o posea el Espíritu. Es el Espíritu el que tiene a la Iglesia
como un instrumento para la renovación de la humanidad y de toda la creación.
D. Espíritu Santo Y Misión
Que el Espíritu Santo sea la fuerza
que convoca y anima a la Iglesia nos lleva a un cuarto eje de significación: el de la vocación o
el llamado a la misión. En efecto, en el Antiguo Testamento la
donación del Espíritu de Dios aparece con frecuencia asociada a vocaciones (llamados),
sean estas
noticias políticas, sacerdotales o proféticas:
§ Así ocurre, por ejemplo, cuando ungen a David
como rey (1 Sam. 16:13);
§ Con la vocación sacerdotal y profética de
Ezequiel (2:1ss; 3:24);
§ Con el siervo sufriente (Is. 42:1-2; comp. Mt. 12:18-21);
§ Con el anuncio del Mesías (Is. 61:1-3; comp. Lc. 4:16-18).
En todos los
casos, es el Espíritu el que proveerá la fuerza y la autoridad para cumplir con
la misión. En este sentido, ocurre algo similar con la promesa que recibe
Moisés en Horeb, aun cuando en esa ocasión no se mencione el Espíritu:
"Yo estaré contigo" (Éx. 3:12).
El Espíritu es la presencia activa de
Dios en la vida y acción del enviado. En el Nuevo Testamento el envío misionero
de los discípulos tras la resurrección de Jesús se formula de acuerdo al modelo
de las vocaciones del Antiguo Testamento (Jn. 20:19-23;
Mr. 16:14-18; Mt. 28:16-20; Lc. 24:36-49; Hch. 1:6-9). De acuerdo a este modelo, el
Espíritu Santo es el poder para la misión: "Pero
recibiréis poder... y me seréis testigos...
hasta lo último de la tierra" (Hch. 1-8).
Resumen:
Aunque en la Biblia no encontramos una
personificación del Espíritu Santo con la misma claridad que en los casos de
Dios Padre y de su hijo Jesús, el Cristo, sí encontramos con toda claridad
desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento lo que podemos llamar la
misión del Espíritu Santo:
· En el
Antiguo Testamento, la acción del Espíritu aparece ligada fundamentalmente a la
animación y sostenimiento de la vida (humana y de toda la creación), y como la
fuerza que anima a los enviados de
Dios.
· En el Nuevo Testamento comienza un proceso de personificación del Espíritu Santo, sobre todo a partir de las promesas de Jesús (Jn. 14:15ss; Hch. 1:6ss) y de la fórmula bautismal de Mt. 28:19.
II. La Profecía De La Venida Del Espíritu
Santo:
Entroncando con los anuncios de
Ezequiel y Joel, la promesa de Jesús anuncia la inauguración de la era del
Espíritu, cuya misión fundamental será el don de una nueva vida para todos (Jn.
3:1-15), la edificación de la comunidad del nuevo pacto (la Iglesia), y el lanzamiento de la
Gran Comisión "hasta lo último de la tierra". De este modo,
la Biblia fundamenta nuestra fe trinitaria.
A)
ESPÍRITU, HÁLITO:
Espíritu: ruaj = (חַור, H7307), «aliento; hálito, aire; viento; brisa; espíritu; coraje;
temperamento; Espíritu». Este nombre tiene cognados en ugarítico,
arameo y arábigo. El término se encuentra unas 378 veces en todos los períodos
del hebreo bíblico:
· Primero, el
vocablo significa «hálito» o
«aliento»,
el «aire»
que se respira. Esta acepción se destaca en Jer.14:6 «Los asnos monteses
se ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales» (RVA).
«Recobrar el
aliento» es revivirse: «Cuando [Sansón] bebió
[agua], recobró sus fuerzas [aliento] y se reanimó» (Juc.15:19 LBA). «Quedar sin aliento» es sentir asombro: «Y cuando la reina de
Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo
la comida de su mesa… se quedó asombrada» (1 R.10:4-5 RVR; «sin aliento»
RVA, LBA). Ruaj
también puede referirse a hablar o al «hálito» de la boca:
«Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y
todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (Salm.33:6; «soplo»
RVA; «espíritu»
RV; cf. Exo.15:8;
Job 4:9; 19:17).
· Segundo, el
término se usa con un énfasis particular en la calidad invisible, intangible y
fugaz del «aire»:
«Acuérdate de que mi vida es un soplo; mis ojos no
volverán a ver el bien» (Job 7:7). A veces ruaj puede sugerir falta de propósito o
inutilidad, aun vanidad (vacuidad): «Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la
palabra no está en ellos» (Jer.15:13). Las «palabras ventosas» (Job 16:3 RV)
son «palabras
vacías» (RVR); de la misma manera en que el «conocimiento ventoso» es «conocimiento vacío»
(Job
15:2; cf. Ecls. 1:14, 17) «correr tras el viento» (LBA); «aflicción de
espíritu» (RVA,
RV-95). En Prov.11:29 ruaj significa «nada»: «El que
turba su casa heredará viento». Este matiz se percibe muy claramente
en Ecl.5:15–16: «Como salió del vientre de su
madre, desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada de su duro trabajo
llevará en su mano cuando se vaya. Este también es un grave mal: que de la
misma manera que vino, así vuelva. ¿Y de qué le
aprovecha afanarse para el viento?» (RVA).
· Tercero, ruaj
significa «viento». En Gen.3:8 el
término parece referirse a la brisa suave y refrescante del atardecer que es
muy propia del Oriente Medio: «Oyeron la voz de Jehovah Dios que se paseaba en el jardín
en el fresco [literalmente, «aire» RVR] del día» (RVA). Puede significar un viento
fuerte y constante: «Y el Señor hizo
soplar un viento del oriente sobre la tierra todo aquel día y toda aquella
noche» (Exo.10:13 LBA).
También puede referirse a un viento sumamente fuerte: «Jehovah hizo soplar un fortísimo
viento del occidente» (Ex.10:19 RVA). En Jer.4:11 el
término parece referirse a un vendaval o tornado (cf. Os.8:7). Dios
es el Creador (Am. 4:13) y soberano Controlador de los vientos (Gn.8:1; Num.11:31; Jer.10:13).
· Cuarto, el
viento representa orientación. En Jer.49:36 los cuatro vientos son los
cuatro confines de la tierra, es decir, los cuatro puntos cardinales: «Sobre Elam erré los cuatro vientos
[gentes de los cuatro puntos cardinales] de los cuatro extremos del cielo, y los dispersaré en todas
las direcciones. No habrá nación a donde no vayan los desplazados de Elam»
(Jr.49:36 RVA).
Esta misma frase, con el mismo significado, se ha encontrado en acádico; a
decir verdad, la expresión comienza a aparecer en hebreo durante el período en
que se hace más frecuente el contacto con los pueblos de lengua acádica.
·
Quinto, ruaj
a menudo indica el elemento de vida en el ser humano, su «espíritu» natural: «Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra… Todo lo
que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices» (Gn.7:21-22). En
estos versículos los animales tienen «espíritu» (cf. Salm.104:29). Por otro lado, en Prov.16:2 el
vocablo parece significar más que el simple «hálito» de la vida; tal vez el «alma»: «Todo camino del
hombre es limpio en su propia opinión, pero Jehovah es el que examina los
espíritus» (RVA; «intenciones» lvp). Por esto, Is.26:9 usa nepesh,
«alma»,
y ruaj
paralelamente como sinónimos: «Mi alma te espera en la noche; mientras haya aliento en
mí, madrugaré a buscarte» (RVA. El «espíritu» de la persona regresa a Dios (Ecls. 12:7).
· Sexto, con
frecuencia se usa ruaj para hablar de la mente (intención),
disposición o «temperamento» de
alguna persona: «Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo
espíritu no hay engaño» (Salm.32:2 RV-95). En Ez.13:3 la
palabra se usa en el sentido de «inclinación»:
«¡Ay de los profetas necios que siguen su propio
espíritu y no han visto nada!» (cf. Prov.29:11). Ruaj puede indicar ciertos
estados de ánimo, como en el caso de Jos.2:11 «Al
oír esto, nuestro corazón desfalleció. No ha quedado más aliento en ninguno a
causa de vosotros» (RVA; cf. Jos.5:1; Job 15:13). El «temperamento»
(mal genio) de una persona es otro uso de ruaj: «Si el ánimo del
gobernante se excita contra ti, no abandones tu puesto; porque la serenidad
apacigua grandes ofensas» (Ecls. 10:4 RVA). David oró para que Dios le
devolviera «el
gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente» (Salm.51:12 RVA).
En este versículo, «gozo de salvación»
y «espíritu generoso» («libre»
RV; «noble» RVR; RV-95; «de poder» LBA) están en paralelo, o
sea, son sinónimos. Por tanto, «espíritu» se refiere al ánimo interior, así
como «gozo» alude a una emoción
interna.
· Séptimo, la
Biblia habla a menudo acerca del «Espíritu» de Dios, la tercera persona de la
Trinidad. Este es el significado de ruaj la primera vez que aparece el término: «Y la
tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y
el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gen.1:2 RVR). Isaías 63:10–11 y Salm.51:12 hablan
específicamente Del «Espíritu Santo o libre».
· Octavo, a los
seres inmateriales (ángeles) en el cielo se les llama a veces «espíritus»: «Y
salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré»
(1
R.22:21; cf. 1 Sam.16:14).
· Noveno, también se usa «espíritu» para expresar la capacidad o dotación de alguna persona para cierta tarea o bien la esencia de una de sus cualidades: «Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él» (Dt.34:9 RVA). Eliseo pidió a Elías una doble porción de su «espíritu» (2 R.2:9) y lo recibió.
III. Según La Septuaginta y
Otras Versiones: PARAKLETOS:
A) LA PALABRA DEL ESPÍRITU SANTO:
Abogado: Parakletos G3875 es una
de las grandes palabras características de los escritos juaninos. En el Cuarto
Evangelio aparece en 14:16, 26; 15:26; 16:7 como título del Espíritu Santo,
y en la primera epístola de Juan se aplica a Jesús para presentarlo como el
abogado que defiende nuestra causa ante el Padre (1 Jn. 2:1). Claramente se nota que esta es
una palabra de especial importancia, pero, a la hora de traducirla, es también
especialmente difícil. En el pasaje de 1 Juan, los traductores son casi
unánimes en traducir parakletos por la palabra abogado.
En el
Cuarto Evangelio, las traducciones son muchas y variadas. La Versión Reina
Valera Antigua traduce consolador; la Versión Popular necesita
usar más de una palabra:
"Pero cuando venga el que ayuda y anima que yo voy a mandar
de parte del Padre. Reina Valera, revisión de 1960, tiene consolador”.
n La Biblia de Jerusalén traduce: "Cuando
venga el Paráclito, mientras que Besson
lo traduce así: "el abogado".
Evidentemente, es una palabra difícil de traducir. Después veremos que la
dificultad estriba en que no hay un simple vocablo español capaz de expresar
todo el significado de parakletos.
n La traducción inglesa
comforter (confortador) se remonta hasta Wiclif; pero debemos aclarar que Wiclif usó esta palabra con una amplitud de significado que no
posee en el inglés moderno. La prueba es que Wiclif traduce Efesios 6:10: "Confortaos en
el Señor". En este versículo, la palabra griega es endunamoun,
procedente de la misma raíz de dunamis, que significa poder
y es la palabra de donde proviene el vocablo castellano dinamita.
n En realidad, la traducción que
hace RVR de Ef. 6:10 "fortaleceos en el Señor",
es la que ha sobrevivido hasta ahora. La misma palabra endunamoun se usa en 1 Tim. 1:12, donde la.
n Versión Popular dice: "Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo el cual me ha dado fuerzas para esto"; y la.
n Versión Reina Valera Antigua traduce: "Doy gracias al que me fortificó".
En castellano el término consolador tiene que ver con animar, consolar y
mostrar simpatía a alguien que está pasando por momentos de angustia y
sufrimiento.
n Más bien el término bíblico tiene que ver con el significado de la raíz latina de la palabra confortador. Esa raíz es fortis que significa fuerte, valiente, vigoroso. Así que cuando así se traduce: confortador no se está diciendo que la única función o la principal del Espíritu Santo sea la de consolar o confortar en el sentido que esos vocablos tienen para nosotros; lo que el término significa es que la tarea del Espíritu Santo consiste en llenar al hombre del poder y denuedo del Espíritu que le capacitarán para enfrentar la vida. Es una pena que el uso moderno de los términos consolar o confortar haya resultado en la estrechez de nuestra concepción de la obra del Espíritu Santo.
Debemos
hacer constar que incluso los primeros padres de la iglesia tuvieron también
dificultad para traducir la palabra parakletos. Orígenes, en el Cuarto
Evangelio, traduce consolador, y en 1 Juan, abogado. Cirilo de Jerusalén traduce consolador, porque el Espíritu nos ayuda en nuestras
flaquezas e intercede por nosotros. Hilario y Jerónimo traducen consolator,
enfatizando de nuevo la idea de consolación.
Tertuliano varía. Algunas veces translitera la palabra, resultando paracletus; otras, la traduce por advocatus, el abogado que defiende nuestra causa, y, en una ocasión, traduce exorator, el que obtiene mediante súplicas.
Veamos,
pues, si podemos llegar a alguna conclusión con esta riqueza de significados de
la palabra:
Parakletos es, en sí, una palabra en forma
pasiva. Literalmente, significa el
que es mandado llamar.
Pero,
aunque esté en forma pasiva, casi siempre es activa en significado, pues lo que le da su
significado es el propósito y motivo por el cual la persona es mandada llamar,
esto es, para hacer algo, para que preste algún servicio. Por
tanto, recordemos:
q
La
palabra está en forma pasiva,
q Pero tiene significado activo.
Conservando
esta aclaración en mente, y examinando el verbo parakalein,
del que parakletos deriva, llegaremos a descubrir mejor el significado del
vocablo:
(I) En su expresión más general, parakalein
significa mandar llamar,
citar. Así, a un. Hombre se le dice que mande llamar a un
aliado (summachos)
(Heródoto, 7.158). Se
utiliza con respecto a mandar llamar a un asesor para que aconseje (sumboulos)
(Jenofonte, Anábasis
1.6.5) o a
un abogado para que defienda a alguien ante el
tribunal (sunergos) (Esquines, 2.184). Se usa también respecto de
solicitar de un hombre que se haga cargo de alguna tarea pública,
por ejemplo el administrador de gimnasios, que consistía en entrenar, a sus
expensas, al equipo que había de tomar parte en la carrera con antorchas.
Final. Mente, se usa con relación a invocar a los dioses ayudadores (boethoi) (Epicteto, 3.21.12). Está
claro que, en cada caso, la cita es para colaborar, servir y auxiliar. Por
tanto, un parakletos es, en su
sentido más amplio, una persona que ha sido mandada llamar para ayudar a un
hombre en una situación de la que no puede salir airoso por sí solo.
Ciertamente, el sentido básico de parakletos es ayudador,
pero ahora debemos intentar añadir a este significado alguna nota que defina
más la clase de ayuda que se busca y que se presta.
(II) Veamos uno de los raros significados de parakalein. En el griego secular
ordinario, la palabra parakalein raramente significa confortar,
en el sentido de consolar, pero en la Septuaginta sí
tiene ese significado. Así, en Salm.71:21 leemos: "Aumentarás mi
grandeza, y volverás a consolarme". Esta es la palabra
que se usa en el gran pasaje de Is. 40:1, 2: “Consolaos,
consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios". En las dos últimas
versiones de la Septuaginta, la de Aquila y la de Teodoción, parakletos
es la palabra usada en Job 16:2: “Consoladores molestos sois todos vosotros". Así, pues, parakletos
puede significar uno que es mandado llamar para confortar y consolar; pero debemos tomar nota de dos cosas: primera,
este significado es, con mucho, el más raro; segunda, incluso tomado en este
sentido, parakletos
todavía conserva el trasfondo de la confortación que capacita a un hombre para
mantenerse a pie firme frente a la vida. En Job 4:4, la traducción de Moffat es: "Tus palabras esforzaban a los que
decaían", lo que es una descripción del efecto de la confortación
que parakletos expresa.
(Ill) Con mucho, en el griego secular ordinario, el uso
tanto de parakalein
como de parakletos
está conectado con la ayuda prestada en alguna clase de juicio legal. En
Grecia, el parakletos
era el amigo del acusado, el mandado llamar para defenderlo, el que debía
intentar que los jueces fallaran a favor del reo, i. e., el abogado defensor,
el que -como
a veces lo usa Demóstenes- presenta el caso de una persona a la luz
más favorable delante de otra persona o de una autoridad. Diógenes Laercio (4.50) habla de la respuesta del
filósofo Bion a un hombre que era un gárrulo molesto: "Haré cuanto pueda por
ti si me mandas parakletoi, representantes, que defiendan tu
caso, pero con la condición de que tú no vengas". Los parakletoi serían mucho más eficaces que el propio
interesado. Filón (In Flaccum 4) dice cómo los judíos
alejandrinos deseaban encontrar quien defendiera su caso ante el emperador romano.
De hecho, lo que buscaban era que la propia ciudad de Alejandría los defendiera: Debemos encontrar un parakletos, un abogado, más poderoso que consiga inclinar el
ánimo de Gayo a favor nuestro.
La Espístola de Bernabé (20) habla de los parakletoi, los abogados,
de la riqueza y la injusticia, pero acusadores de los pobres. Filón (De Josepho 40), refiriéndose a la respuesta de
José a sus hermanos, que estaban aterrorizados por suponer que José se vengaría
de ellos, dice: "Os perdono cuanto me habéis hecho; no necesitáis de nadie
que interceda por vosotros ni de ningún otro
parakletos.
Filón habla de Dios mismo creando y bendiciendo al mundo (De Mund. Opif. 6), "sin hacer
uso de ningún parakletos, consejero, ayudador, sino que, por decisión
propia, quiso bendecir al mundo con sus beneficios". La Segunda
Carta de Clemente (6) dice:
¿Quién será nuestro parakletos
si somos sorprendidos haciendo lo que no es justo?".
Es decir: "¿Quién hablará por nosotros, quién nos defenderá, quién alzará nuestra
causa contra la justicia de Dios?" En la Carta de las Iglesias
de Lyon y de Viena, cuando cierto número de cristianos están siendo juzgados a
causa de su fe, Vetto Epagazo, uno de los oficiales romanos, se confiesa
cristiano y, por consiguiente, es llamado el
parakletos de los otros creyentes, el abogado de la
causa cristiana (citado por Eusebio en su
Historia Eclesiástica, 5.1).
La palabra, conservando este
mismo uso, aparece transliterada en el lenguaje judío de los primeros siglos de
nuestra era.
En el Targum, Job 33:23 dice que, a fin de redimir al
hombre de
caer en el abismo, es necesario una especial intervención
angélica, un mediador, un intérprete, un parakletos. Los rabíes escribían la
palabra parakletos con
letras hebreas, y la usaban libremente: "El que cumple un precepto de la
ley gana para sí un parakletos,
un abogado; el que comete una infracción
gana para sí un kategoros, un acusador". En el juicio celestial,
el arrepentimiento y las buenas obras son los parakletoi, los abogados,
del hombre. "Todas las obras de justicia y de misericordia que un
israelita haga en este mundo son gran paz y grandes parakletoi, abogados, entre él y su Padre
celestial".
No hay duda de que este es el significado de parakletos
en 1 Juan 2:1. Jesús es
el amigo del preso; el que defiende nuestra causa; el que intercede por
nosotros; el abogado defensor. Los judíos tenían la desesperada labor de poner
sus buenas obras y su obediencia a la ley delante de Dios como defensa de
ellos. El cristiano dispone de la suprema defensa -la abogacía del propio Jesucristo. Él
vive siempre para interceder por nosotros.
(IV) En 1 Jn. 2:1, es apropiado dar a parakletos el
significado de abogado defensor, pero ya no lo es tanto en el Cuarto Evangelio,
donde parakletos es el Espíritu de Verdad (14:16), el intérprete, el maestro y el recordador (14:26), el que había de venir cuando Jesús marchara (16:7). En el Cuarto Evangelio, como el Dr. G. H. C. Macgregor apunta acertadamente,
el Espíritu es el alter ego (el
otro yo) de Jesús. El parakletos, el Espíritu, es la
constante, iluminadora, fortificante y habilitadora presencia de Jesús. Ahora
bien, ocurre que todavía hay otro significado de parakalein, que
nos dará la clave para interpretar Parakletos. Frecuentemente, parakalein
significa exhortar
o urgir.
Jenofonte usa esta
palabra para exhortar a los hombres a que realicen las obras más hermosas (Anábasis 3.1.24), y Platón la usa para inducirlos a que piensen en la esencia de las
cosas (Platón, República
535b); Isócrates la
utiliza para urgir a los hombres a recordar (3.12). Parakalein se emplea con mucha frecuencia expresando la
idea de incitar a una persona a determinada acción o emoción.
Pero, sobre todo, parakalein es usado con respecto a arengar a las tropas que están a punto de
entrar en combate. Esquilo (Persae 380) se refiere a los barcos en la
batalla: "Las largas galeras se
animaban (parakalein)
unas a otras, fila por fila". Eurípides (Phoenissae 1254), describiendo un plan de
batalla, dice: "Y los vitoreaban, infundiéndoles así ánimos para combatir".
Jenofonte utiliza parakalein para urgir a los soldados a embarcar y
emprender un viaje audaz (Anábasis 5.6.19). Polibio usa el vocablo con relación a Lutatius arengando a sus tropas antes de una batalla naval contra
los cartagineses (1.60.5). También lo usa con respecto a Demetrio reuniendo a sus hombres y
dirigiéndoles una arenga antes de embarcar para entrar en combate (3.19.4), y la
palabra que utiliza para expresar la idea de embarcar e ir a batallar es el
verbo diakinduneuein,
que significa aceptar el riesgo de combatir.
Una y otra vez hall amos que parakalein es la palabra de la llamada para reunirse, animarse y recobrar
fuerzas; es la palabra
relacionada con las arengas que líderes y soldados se dirigen entre sí,
urgiéndose a continuar en la brecha. Es la palabra que da lugar a esa clase de
expresiones que arrancan el temor de los soldados vacilantes y amedrentados y
los lanzan a la batalla. Un parakletos es, por tanto, un enardecedor,
uno que pone coraje en el corazón del apocado, uno que vigoriza el brazo débil
para la guerra, uno que convierte al hombre ordinario en alguien capaz de
enfrentarse bizarramente con una situación arriesgada y peligrosa.
He aquí la gran obra del Espíritu Santo. Diciéndolo con palabras actuales, el Espíritu Santo hace que un hombre pueda rivalizar con la vida. El Espíritu Santo es, en efecto, el cumplimiento de la promesa: "...he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt. 28:20).
Claramente la traducción confortadora para parakletos, que en tiempos pasados era perfectamente adecuada y correcta, ahora resulta demasiado estrecha y reducida. Limitar, incluso como insinuación, la obra del Espíritu Santo a consolar y a confortar es, tristemente, minimizarla.
IV. Estudiando La Palabra: Parakletos:
Estudiando
la palabra parakletos
hemos visto su enorme alcance tanto en el tiempo como en la
eternidad:
(I) Parakletos siempre significa alguien mandado llamar para
ayudar en algo y prestar determinado servicio; por tanto, esencialmente, el
Espíritu Santo es el ayudador de los hombres.
(II) En la Septuaginta, parakletos
tiene un gran trasfondo de esa clase de confortación y consolación que, a pesar
del infortunio, mantiene a un hombre a pie firme, pero que, por sí solo, se
hubiera derrumbado. Es la confortación que habilita a un hombre para pasar el
punto de quebrantamiento... sin desplomarse.
(Ill) Parakletos cuenta con un amplio trasfondo en la ley griega. El
parakletos era el amigo del reo, el
abogado defensor, el hombre que daba testimonio del carácter de su amigo cuando
éste lo necesitaba más y cuando otros querían condenarlo. Por tanto, cuando
describimos al Cristo glorificado como nuestro parakletos,
queremos decir que él es quien habla a favor nuestro delante de Dios.
(IV) Parakalein es la palabra para exhortar a los hombres a que realicen obras nobles y a que cultiven pensamientos elevados; especialmente, es la palabra para infundir coraje ante la batalla.
La vida nos está llamando continuamente a la lucha, y el único que nos capacita para hacer frente a las fuerzas enemigas, para competir con la vida y conquistarla, es el Parakletos el Espíritu Santo, que no es sino la presencia y el poder del Cristo resucitado.
V.
Analizando El Concepto De La
Palabra Espíritu:
pneuma = (πνεῦμα, G4151) denota en primer lugar el viento
(relacionado con pneo = respirar, soplar); también aliento; luego, de
forma especial, el espíritu, que, a semejanza del viento, es invisible,
inmaterial y poderoso.
Los
usos que se hacen de este término en el NT. Se pueden analizar de una forma
aproximada de la manera siguiente:
a) El viento (Jn.3:8; Heb.1:7; cf. Am. 4:13, LXX);
b) El aliento (2 Tes.2:8 «espíritu», RV, RVR, RVR77, VM, LBA, que da al margen la traducción alternativa «soplo»;
NVI: «aliento de
su boca»; Besson: «soplo»; Ap.11:11 «espíritu», RV, RVR, RVR77: «aliento»; Besson: «soplo»; 13:15, RV: «espíritu»,
RVR: «aliento»);
cf. Job 12:10, LXX;
c) La parte inmaterial e invisible del
hombre (Lc. 8:55; Hech.7:59; 1Cor.5:5; cf. Ecls. 12:7, LXX);
d) El hombre fuera del cuerpo, o «desnudos» (2 Cor. 5:3,4,
Lc.24:37,39; Heb.12:23; 1 P.3:18);
f) El elemento
sensible del hombre, aquello por lo que percibe, reflexiona, siente, desea (Mt.5:3; 26:41; Mr.
2:8; Lc.1:47,80; Hech.17:16; 20:22; 1 Cor.2:11; 5:3,4; 14:4,15; 2 Cor.7:1; cf.
Gn.26:35; Is.26:9; Ez.13:3; Dn.7:15);
g) Propósito,
objetivo (2 Cor.12:18;
Filp.1:27; Ef.4:23; Ap.19:10; cf. Esd. 1:5; Salm.78:8; Dan.5:12);
h) El equivalente del pronombre personal, usado para
énfasis y efecto; la persona (1 Cor.16:18; cf. Gen.6:3; 2ª persona, 2 Tm.4:22; Film. 25; cf. Salm.139:7; 3ª persona, 2 Cor.7:13; cf. Is.40:13);
i) Carácter (Lc.1:17; Rom.1:4; cf. Num.14:24);
j) Cualidades y
actividades morales: malas, como de
esclavitud, de un esclavo (Rom.8:15; cf. Is.61:3); aturdimiento (Rom.11:8; cf. Is.29:10); temor (2 Tm.1:7; cf. Jos.5:1); buenas, como de adopción,
esto es, de libertad como de hijo (Rom.8:15; cf. Salm.51:12); de
mansedumbre (1 Cor.4:21; cf. Prov.16:19); fe (2 Cor.4:13); afable y apacible (1 P.3:4; cf. Prov.14:29);
k) El Espíritu Santo (p.ej., Mt.4:1, véase más adelante;
Lc.4:18);
1) «El hombre interior», expresión que solo se usa del
creyente (Rom.7:22; 2 Cor.4:16; Ef.3:16); la nueva vida (Rom.8:4-6, 10, 16;
Heb.12:9; cf. Salm.51:10);
m) Espíritus inmundos, demonios
(Mat.8:16; Lc.4:33; 1 P.3:19; cf. 1 Sam.18:10);
n) Ángeles (Heb.1:14; cf. Hech.12:15);
o) Don divino para el servicio (1
Cor.14:12,32);
p) Por metonimia, aquellos que afirman ser depositarios
de estos dones (2 Ts.2:2; 1 Jn.4:1-3);
q) El significado, en contraste con la forma, o
palabras, de un rito (Jn.6:63; Rom.2:29; 7:6; 2 Cor.3:6);
r) Una visión (Ap.1:10; 4:2; 17:3; 21:10)» (de Notes on
Thessalonians por Hogg y Vine, pp. 204-205).
Nota: Con respecto a la distinción entre espíritu y alma, véase bajo ALMA, los tres últimos párrafos.
«El Espíritu Santo». El Espíritu Santo recibe
varios títulos en el NT. En la siguiente lista la omisión del artículo
determinado señala su omisión en el original (con respecto a esto, véase más
adelante):
·
«Espíritu
(Mt.22:43); Eterno Espíritu (Heb.9:14); el Espíritu (Mt.28:19); el Espíritu, el
Santo (Mt.12:32); el Espíritu de promesa, el Santo (Ef.1:13);
·
Espíritu
de Dios (Rom.8:9); Espíritu del Dios viviente (2 Cor.3:3); el Espíritu de Dios
(1 Cor.2:11); el Espíritu de nuestro Dios (1 Cor.6:11); el Espíritu de Dios, el
Santo (Ef.4:30); el Espíritu de gloria y de Dios (1 P.4:14);
·
El
Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de los muertos; esto es, Dios
(Rom.8:11); el Espíritu de vuestro Padre (Mat.10:20); Espíritu de su Hijo (Gál.
4:6); Espíritu del Señor (Hech.8:39); el Espíritu del Señor (Hech.5:9);
·
Señor, el Espíritu (2 Cor.3:18); el Espíritu
de Jesús (Hech.16:7); Espíritu de Cristo (Rom.8:9); el Espíritu de Jesucristo
(Filp.1:19); Espíritu de adopción (Rom.8:15); el Espíritu de verdad (Jn.14:17);
el Espíritu de vida (Rom.8:2); el Espíritu de gracia (Heb.10:29)»
(De Notes: on Galatians, por Hogg y Vine, p. 193).
El uso
o ausencia del artículo en el original donde se menciona al Espíritu Santo no
siempre se puede decidir por reglas gramaticales, ni puede la presencia o
ausencia del artículo por sí solo determinar si la referencia es al Espíritu
Santo.
Ejemplos: en los que se significa la persona cuando no aparece
el artículo son Mt. 22:43 (el artículo se usa en Mr.12:36); Hech.4:25 (ausente en algunos
textos); 19:2, 6; Rom.14:17; 1 Cor.2:4; Gál. 5:25, dos veces; 1
P.1:2: En ocasiones se debe explicar la ausencia por el hecho de que Pneuma, al igual que Theos,
es sustancialmente un nombre propio (p.ej., en Jn.7:39).
Como regla general el artículo está presente cuando el tema de la enseñanza es la personalidad del Espíritu Santo (p.ej., Jn.14:26), donde se lo menciona en distinción al Padre y al Hijo. Véase también 15:26 y cf. Lc.3:22: En Gál. 3:3, en la frase «habiendo comenzado por el Espíritu», es difícil decir si la mención es al Espíritu Santo o al espíritu vivificado del creyente; y no se puede determinar si se refiere a lo último por la ausencia del artículo, sino por el contraste con «la carne»; por otra parte, el contraste puede ser entre el Espíritu Santo que pone en el creyente su sello sobre la perfecta obra de Cristo, y la carne que trata de mejorarse mediante obras propias. No hay ninguna preposición delante de ninguno de los dos nombres, y si la mención se refiere al espíritu vivificado, no se puede separar de la operación del Espíritu Santo.
En Gál. 4:29 la frase «según el Espíritu» significa «por poder sobrenatural», en contraste a «según la carne», esto es, «por poder natural», y la referencia tiene que ser al Espíritu Santo; lo mismo sucede en 5:17. El título pleno con el artículo delante tanto de pneuma como de jagios (el uso «recapitulador» del artículo), lit.: «el Espíritu el Santo», destaca el carácter de la Persona (por ejem., Mt.12:32; Mr. 3:29; 12:36; 13:11; Lc.2:26; 10:21; Jn.14:26; Hech.1:16; 5:3; 7:51; 10:44, 47; 13:2; 15:28; 19:6; 20:23, 28; 21:11; 28:25; Ef.4:30; Heb.3:7; 9:8; 10:15).
La
personalidad del Espíritu queda destacada a expensas del estricto procedimiento
gramatical en Jn.14:26; 15:26; 16:8, 13,14, donde el pronombre enfático ekeinos:
«Él», se usa del Espíritu en género
masculino, en tanto que el nombre pneuma es neutro en griego, y que la palabra
correspondiente en arameo, la lengua en la que el Señor probablemente habló, es
femenina (rucha, comp. Heb. ruach).
El tema del Espíritu Santo en el NT:
·
Puede
ser considerado en relación con sus atributos divinos;
·
Su
personalidad definida en la Deidad;
· Su obra
en relación con el Señor Jesús en su nacimiento, vida, bautismo y muerte; su
actuación en el mundo;
·
En la
Iglesia; el hecho de haber sido enviado en Pentecostés por el Padre y por
Cristo;
·
Sus
operaciones en el creyente individual;
· En las iglesias locales; sus operaciones en la producción de las Sagradas Escrituras; su obra en el mundo, etc.
VI. Sus Acciones Del Espíritu
Santo:
*Espíritu Santo en la creación, Gn.1:2.
*Dones especiales mediante el
Espíritu, Ex.31:1-5.
*Transformación por el Espíritu Santo,
1 Sam.10:6-9.
*Mensaje del Espíritu Santo, 2 Sam.23:2.
*Guía interior, Job 32:8; 33:4.
*No perder Espíritu Santo, Salm.51:11.
*Agua sobre el sequedal, Is.44:3.
*Bandera contra el mal, Is.59:19-21.
*Unción para predicar, Is.61:1.
*Hacen enojar al Espíritu, Is.63:10.
*Comisión para ministrar, Ez.2:1-5.
*Espíritu nuevo, Ez.36:25-27.
*Lluvia temprana y tardía, Joel 2:23.
*Espíritu sobre toda carne, Joel 2:28.
*Lleno de poder, Miq.3:8.
*No con fuerza sino con el Espíritu, Zc.4:6.
*Nacimiento de Jesús, Mt.1:18.
*Espíritu en forma de paloma, Mr.1:10-11.
*Jesús lleno del Espíritu Santo, Lc.4:114; 10.21.
*Ríos de agua viva, Jn.7:37-39.
*El Consolador, Jn.14:16-17.
*Espíritu Santo como maestro, Jn.14:26.
*El Consolador, Jn15:26.
*Obra del Espíritu Santo, Jn.16:5-14; Rom.8:6-11.
*Poder del Espíritu Santo, Hech.1:8.
*Poder de resurrección, Rom.8:11; 1 Cor.6:14; Ef.1:18-21; 1 P.3:18.
*Espíritu intercesor, Rom.8:26-27.
*Esperanza, gozo y paz, Rom.15:13.
*Revelación por el Espíritu, 1 Cor.2:6-16.
*Espíritu escudriñador, 1 Cor.2:9-10.
*Templo del Espíritu Santo, 1 Cor.3:16-17; 6:19-20.
*Guía del Espíritu en matrimonio, 1 Cor.7:40.
*Beber de un mismo Espíritu, 1 Cor.12:13.
*Arras del Espíritu, 2 Cor.1:21-22.
*Espíritu vivificador, 2 Cor.3:6; Ef.1:13.
*Gloria del Espíritu Santo, 2 Cor.3:7-8.
*Espíritu de Cristo, Gál.4:6.
*Andar en el Espíritu, Gál.5:16.
*Espíritu de sabiduría y revelación, Ef.1:17.
*Entrada al Padre por un mismo
Espíritu, Ef.2:18-22.
*Poder que actúa, Ef.3:20-21.
*No contristar al Espíritu, Ef.4:30; Miq.2:7.
*Poder convincente del Espíritu, 1 Ts.1:4-5.
*Espíritu Santo frena al anticristo, 2 Ts.2:7-8.
*Santificación mediante el Espíritu, 2 Ts.2:13; 1 P.1:1-2.
*Buen depósito de fe, 2 Tim.1:13-14.
*Función y distribución de dones, Heb.2:4.
*Autor de la Biblia, 2 P.1:20-21.
*Ungidos con la verdad, 1 Jn.2:20-27.
*Confianza en la salvación, 1 Jn.3:24.
*Discernimiento a través del Espíritu
Santo, 1 Jn.4:1-3.
*Espíritu que testifica, 1 Jn.5:6.
*Oración en el Espíritu, Judas 20.
*Estar en el Espíritu, Ap.1:10.
*Espíritu habla a las iglesias, Ap.2:29.
*Siete Espíritus de Dios, Ap.3:1; 5:6.
G37 ἁγιάζω = jagiázo: de G40; hacer santo,
i. e. (ceremonialmente) purificar o consagrar; (mentalmente) venerar: santificar, santo,
-a, santificado.
___________
Bibliografía:
- E-Sword-the.
LEDD.
- Biblia
de Estudio RYRIE.
- Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez. 15-11-2020.
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