Parte II
ANALISIS: EL PENTATEUCO:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
1) El uso de los nombres divinos. Los ataques
conservadores a la teoría wellhausiana generalmente se han
llevado a cabo siguiendo las siguientes líneas. El uso de los nombres divinos
como criterio para separar documentos ha sido cuestionado en cuatro sentidos:
(1) Las pruebas de la crítica textual,
especialmente basadas en el Pentateuco de la LXX Septuaginta (vs. gr. del AT),
sugiere el hecho de que había menos uniformidad y más variedad en manuscritos
primitivos del Pentateuco que en el TM texto masorético, que se ha usado
tradicionalmente como base del análisis documental (si bien la obra The Divine
Names in Genesis, 1914, de J. Skinner ha debilitado la fuerza de este
argumento).
(2) El estudio de R.D. Wilson sobre los nombres
divinos en el Corán (PTR Princeton Theological Review 17, 1919, pp. página(s)
644–650) evidenció el hecho de que ciertos suras del Corán prefieren Allah (4;
9; 24; 33; 48; etc.), mientras que otros prefieren Rab (18; 23; 25–26; 34, etc.),
del mismo modo en que ciertas secciones de Génesis usan Elohim
(por ejemplo Gn. 1:1–2:3; 6:9–22; 17:2ss, 20, etc.) y otras Yahweh (por ejemplo Gn. 4; 7:1–5; 11:1–9;
15; 18:1–19:28, etc.), si bien no hay apoyo alguno entre los entendidos para un
acercamiento documental a los estudios del Corán basados en los nombres
divinos.
(3) El uso de Yahweh
Elohim (Gn. 2.4–3.24; compárese también Éx. 9:30) ofrece un
problema especial para la teoría de Wellhausen, ya que comprende la
combinación de los nombres divinos que supuestamente constituyen claves para la
separación de documentos; la LXX Septuaginta (vs. gr. del AT.) contiene muchos
más casos de esta combinación (por ejemplo Gn. 4:6, 9; 5:29; 6:3, 5), habiendo
también considerables pruebas de nombres compuestos para las deidades en la
literatura ugarítica, egipcio, y griego compárese C. H. Gordon en
Christianity Today, 23 de nov. de 1959).
(4) Es probable que el intercambio de Yahvéh y
Elohim en
el Pentateuco refleje un intento por parte del autor de recalcar las ideas
asociadas con cada nombre compárese I. Engnell, Gamla Testamentet, 1, 1945, página(s)
194ss). Estos y otros problemas relacionados con los nombres divinos hace ya
mucho que han tenido el efecto de hacer que los críticos documentales asignen
menos importancia a lo que en un momento constituía el punto de partida de todo
el proceso del análisis documental:
(i) Dicción y
estilo. Las diferencias de dicción y
estilo, eslabón importante en la cadena de pruebas para la teoría de Wellhausen,
han sido puestas en tela de juicio por una cantidad de conservadores. Se ha
recalcado el hecho de que los relatos del Pentateuco son demasiado
fragmentarios para ofrecer una muestra adecuada del vocabulario de un autor, y
que a veces se ha prestado atención insuficiente al hecho de que diferentes
tipos de literatura requieren vocabularios diversos.
Las palabras supuestamente peculiares a un documento se atribuyen a veces a un redactor cuando aparecen en otra fuente. Este recurso de valerse de un redactor cuando los hechos ponen en duda las teorías críticas parecería un método demasiado fácil y conveniente para resolver los problemas. En lo que hace a cuestiones de estilo, los conservadores y otros han señalado con frecuencia la subjetividad que se evidencia en tales juicios, y la gran dificultad que representa someter tales opiniones al análisis científico. Lo que para un crítico pareciera ser una narración gráfica y vibrante puede parecerle a otro flojo o pomposo. W.J. Martin ha destacado algunas de las dificultades que encuentran los críticos literarios en su Stylistic Criteria and the Analysis of the Pentateuch, 1955, si bien es necesario tener precaución en el uso de las analogías tomadas de la crítica literaria occidental para el estudio de la literatura oriental.
(ii) Relatos dobles. La presencia
de relatos dobles (a veces denominados dobletes) se ha considerado como prueba
clave de la diversidad de fuentes. Aalders, en la obra antes citada,
pp, 43–53) y en la obra antes citada, Página
(s) 94–110, 118–123) han examinado una cantidad de dichas repeticiones (por
ejemplo Gn. 1:1–2:4a; 2:4b–25; 6:1–8, 9–13; 12:10–20; 20; 26:6–11) y han
procurado mostrar que su presencia en el texto no debe necesariamente
interpretarse como prueba de una multiplicidad de fuentes.
Por el contrario, la repetición dentro de la prosa hebreo puede tener relación con el uso característicamente hebreo (y más aún, semítico) de la repetición con fines de intensificación. Las ideas se subrayan en la literatura hebreo no por la conexión lógica con otras ideas, sino por una especie de repetición creadora que procura influir en la voluntad del lector. Compárese J. Muilenburg, “A Study in Hebrew Rhetoric: Repetition and Style” en VT Vetus Testamentum Sup., 1, 1953, página(s) 97–111; J. Pedersen, Israel, 1–2, 1926, página(s) 123.) El uso litúrgico puede también ser motivo para la repetición tanto en las porciones narrativas como en las legislativas del Pentateuco.
Por lo que concierne a Gn., contribución conservadora es la de P. J. Wiseman en New Discoveries in Babylonia about Genesis, 1936; edición, editor(es), editado revisión, revisado/a Clues to Creation in Genesis, 1977. Sugiere el autor que los pasajes toled_o (los que comienzan o terminan con la frase “estas son las generaciones…”) indican las diversas fuentes disponibles a Moisés en la compilación de sus relatos más primitivos. Este método fue popularizado por J. Stafford Wright en How Moses Compiled Genesis: A Suggestion, 1946. Para respuestas posibles a la teoría de Wellhausen sobre la formación del sistema levítico, véase *Sacerdotes y levitas.
Los
conservadores no han sido lerdos para aprovechar las conclusiones de los no
conservadores cuando dichas conclusiones tendían a cuestionar la validez de la
hipótesis documental. El sostenido ataque a las teorías de los wellhausianos
por B. D. Eerdmans constituye un ejemplo de esto. Si bien negaba la paternidad
literaria del Pentateuco por Moisés, Eerdmans defendía firmemente la
autenticidad básica de los relatos patriarcales, y sostenía su confianza en la
antigüedad de las instituciones rituales de P. Además, T. Oestreicher y A.C.
Welch se esforzaron por derrumbar la teoría documental eliminando la
piedra fundamental:
la identificación de DD deuteronomista con el libro
de la ley de Josías. E. Robertson (The Old Testament
Problem, 1950) considera que Dt. fue compilado bajo la influencia de Samuel
como libro legal para “toda Israel”,
que cayó en desuso cuando la desorganización de la nación hizo imposible su
aplicación, y que fue oportunamente descubierto de nuevo durante el reinado de
Josías, en una época cuando era factible tratar a “toda
Israel” como unidad religiosa nuevamente.
El Decálogo y
el libro del pacto, con los que los hebreos entraron en Canaán, fueron
conservados en los primeros tiempos de la ocupación en diversos santuarios
locales, donde reunieron a su alrededor cuerpos de leyes y tradiciones
divergentes si bien relacionados; los comienzos de la unificación nacional en
los días de Samuel hacían necesaria la compilación, sobre la base de dicho material,
de un libro legal para la administración central. R. Brinker, discípulo de
E. Robertson, elaboró ciertos aspectos de esta teoría en The Influence of
Sanctuaries in Early Israel, 1946. Valiéndose de criterios lingüísticos y
estilísticos, U. Cassuto (La Questione della Genesi, 1934) argumentó a favor
de la unidad literaria de todo el Pentateuco; compárese su Antike and Alter Orient, 1956.
Desde otro ángulo A. R. Johnson nos advierte contra lo que “pareciera ser un peligro real, en el estudio veterotestamentario en general, de tergiversar lo que pudieran ser estratos diferentes pero contemporáneos en función de etapas de pensamiento correspondientes, que pueden disponerse cronológicamente con el fin de encajar en un esquema evolucionista demasiado simplificado, o en una teoría semejante de revelación progresiva” (The Vitality of the Individual in the Thought of Ancient Israel, 1949, pp.pp. página(s) 3).
(iii) Crítica de las
formas. Sin abandonar la hipótesis documental, los pioneros de los críticos de
las formas, H. Gunkel y H. Gressmann, pusieron el acento
tanto en las cualidades literarias como en el lento proceso de la tradición
oral que dio forma a los diversos relatos, convirtiéndolos en obras maestras
estéticas.
Este oportuno
alivio del método fríamente analítico de los críticos documentales, los que en
su detallada disección del Pentateuco tendieron a descuidar la fuerza y la
belleza de los relatos, preparó el terreno para las investigaciones de un grupo
de eruditos escandinavos que ha desechado la hipótesis documental a fin de
poner el acento en la tradición oral.
Siguiendo la dirección de J. Pedersen, que en 1931 rechazó formalmente la teoría documental (ZAWZAW Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 49, 1931, página(s) 161–181), I. Engnell (GamluaTestamentet, 1, 1945) afirmó que, lejos de ser el resultado de una compilación de documentos escritos, el Pentateuco es una combinación de fidedignas tradiciones orales reunidas y conformadas en dos círculos tradicionalistas principales: un “círculo P” responsable del tetrateuco, y un “círculo D” que conformó los libros de Dt., Josefo, Jue., S., y R. La forma escrita de los libros queda relegada a épocas exílicas o posexílicas. Factores claves en la formación de esta escuela histórico-tradicional son los adelantos en el conocimiento de la psicología hebrea y la creciente comprensión de la antigua literatura oriental. Según Engnell, los defensores del método de Wellhausen tienden a interpretar el AT. Antiguo Testamento en función de métodos literarios europeos y de la lógica occidental. Véase Eduard Nielsen, Oral Tradition, 1954, para una presentación concisa del enfoque de la escuela escandinava.
Como la preocupación de H. Gunkel con las diversas unidades literarias (identificables como forma literaria dentro del Pentateuco) representaba una especie de retorno al método fragmentario de Geddes, Vater, y De Wette, así también P. Volz (y hasta cierto punto W. Rudolph) propiciaban un reavivamiento de la hipótesis complementaria restándole importancia al elohísta, quien es cuando más, en opinión de Volz, editor tardío del gran autor de Gn., el yahvista. De modo algo semejante G. von Rad (The Problem of the Hexateuch and Other Essays, trad. traductor, traducción, traducido al inglesa 1966 [en castellano Estudios sobre el Antiguo Testamento, 1975]) ha recalcado el papel dominante representado por el yahvista como recolector a la vez que autor de los materiales del Pentateuco que adquirieron forma a lo largo de un extenso período de tiempo, y que tienen tras sí una rica historia de tradición. Las fechas generalmente aceptadas para los documentos son altamente tentativas, según von Rad, y representan las etapas finales en la compilación de los materiales.
La aplicación teológica de las teorías de von Rad en cuanto al Pentateuco se ha de encontrar en su Old Testament Theology, 1, trad. traductor, traducción, traducido inglesa 1962 (en castellano Teología del Antiguo Testamento, 1977). Su teoría de que el Pentateuco se formó en torno a credos israelitas tales como Dt. 26:5ss ha sufrido recientemente un proceso de inversión con la sugestión de que la fuente de los relatos del Pentateuco no son los credos sino su síntesis (J. A. Soggin, OIT, traductor, traducción, traducido al inglesa 1976, página(s) 93).
M. Noth (The Laws in
the Pentateuch, and Other Essays, trad.trad. traductor, traducción, traducido
al inglesa 1966 [en castellano Estudios sobre
el Antiguo Testamento, 1985]) ha aproximado algunos de los resultados
de la escuela de Uppsala de Engnell et al. Alemán sin abandonar el enfoque
documental. Más bien, ha prestado atención preferente a la historia de las
tradiciones orales que subyacen a los documentos, manteniendo al mismo tiempo
un modo de acercamiento a JJ yahvista, EE este (punto cardinal); elohísta,
y PP
(código) sacerdotal (del al.
Priester; inf. Priestly) que resulta enteramente convencional. Tal vez su
apartamiento de la tradición wellhausiana pueda verse mejor en su
negativa a reconocer un “hexateuco”
y su remoción de la mayor parte de Dt. del ámbito de la crítica del Pentateuco.
En general, los
estudiosos contemporáneos prestan más atención a las formas del material,
narrativo, litúrgico, contractual, o legislativo, que la que prestan a las
supuestas fuentes de la hipótesis documental, como lo indican recientes
introducciones veterotestamentarias. Cf. O. Kaiser, OIT, trad. traductor,
traducción, traducido inglesa 1975, que incluye los siguientes capítulos:
Ø Tipos literarios de narrativa israelita, tipos literarios de legislación
israelita, crecimiento de la narración pentateuco en su etapa preliteraria;
Ø también J. A. Soggin, en la obra antes citada La relación precisa de la
crítica de las formas con la más tradicional crítica de las fuentes sigue
siendo motivo de debate.
Ø Lo que está claro es el hecho de que debe prestarse mucha más atención a la crítica de la redacción, al estudio de la significación y el impacto de los cinco libros individuales y del Pentateuco en su conjunto, cualquiera haya sido la forma en que hayan sido compuestos.
(iv) Las pruebas arqueológicas. La marcha de la
arqueología moderna ha contribuido a la reevaluación de la hipótesis
documental. El carácter fidedigno básico de los relatos históricos ha sido
confirmado vez tras vez, especialmente en lo que concierne al período
patriarcal. (Véase H. H. Rowley, “Recent Discovery and the Patriarchal Age” en The
Servant of the Lord², 1965.)
La
reconstrucción evolucionista de la historia y la religión de Israel ha sido
puesta en tela de juicio más de una vez por arqueólogos de jerarquía tales como
W.
F. Albright (por ejemplo From the Stone Age to Christianity, 1957,
página(s) 88ss, 282 [en cast. castellano De la edad de piedra al cristianismo,
1959]) y C. H. Gordon (por ejemplo Ugaritic Literature, 1949, pg. 5–7;
“Higer Critics and Forbidden Fruit”, Christianity Today, 23 de nov. de 1959).
Una drástica reevaluación de la hipótesis documental desde el punto de vista de la religión de Israel surge de las investigaciones de Yehezkel Kaufmann, quien afirma la antigüedad de PP (código) sacerdotal (del al. Priester; inf. Priestly) y su prioridad con respecto a D. Más todavía, separa el libro de Gn. del resto del Pentateuco, sosteniendo que se trata de “un estrato en sí mismo, cuyo material es en general más antiguo” (The Religion of Israel, 1960, pp. página(s) 208).
e. La posición
hoy:
La comprensión que se obtiene sobre la base de estas críticas a la hipótesis de Graf-Wellhausen, juntamente con la prosecución de las investigaciones por parte de sus exponentes, ha dado como resultado una modificación considerable de la teoría más antigua. Las perspectivas evolucionistas sencillas acerca de la religión y la historia de Israel han sido abandonadas. La autenticidad básica de los relatos patriarcales se reconoce por muchos eruditos, por cuanto la arqueología ha arrojado luz sobre el ambiente en que se desenvolvieron los relatos. El ambiente egipcio del ciclo de José y del relato de Éxodo ha sido confirmado mediante consideraciones arqueológicas, literarias, y lingüísticas, compárese A. S. Yahuda, The Language of the Pentateuch in its Relation to Egyptian, 1931; C. H. Gordon, The World of the Old Testament, 1958, página(s) 139). El papel de *Moisés como gran legislador y figura dominante en la religión de Israel ha sido confirmado.
Si bien no ha
sido descartada, la teoría documental ha sido modificada por estudiosos
modernos. La formación de cada documento es excesivamente compleja, y se
considera que representa generalmente toda una “escuela” más que un solo autor. El
crecimiento de los diversos documentos no es consecutivo sino paralelo, ya que
en todos ellos hay elementos antiguos, como lo indica el uso de los elementos
del Pentateuco por los profetas, compárese Aalders, opere
citato (lat.), en la obra antes citada, página(s) 111–138). Las minuciosas
disecciones de versículos y la asignación decidida de sus partes a fuentes
diferentes se han abandonado en general. Estas modificaciones a la teoría
documental deben considerarse por los conservadores como una especie de
historia clínica, y no como un informe necrológico.
La teoría de Wellhausen
se mantiene viva y activa y sigue siendo un constante desafío a la erudición
conservadora, la que a veces se ha conformado con consolarse con las reacciones
en contra de la teoría documental, sin ofrecer una introducción completa y de
peso al Pentateuco, que indique positivamente las pruebas a favor de la unidad
básica de la ley, al tiempo que considere plenamente las indicaciones de
diversidad en que se basa la teoría documental. Nuestro mayor conocimiento de
la literatura del Medio Oriente—gracias a descubrimientos en *Mari,
*Nuzi, *Ugarit, Hatti, *Sumer, y *Egipto—debiera
contribuir notablemente a esta tarea. Siendo que los textos de *Ebla (Tell Mardikh) parecen ser
contemporáneos de los primeros capítulos de la historia bíblica, es posible que
iluminen tanto la literatura del Pentateuco como su fondo cultural.
Los estudios de
Aalders
han abarcado terreno virgen y señalan el camino para nuevos adelantos en la
investigación. De particular interés son su reconocimiento de que existen
elementos pos mosaicos y no-mosaicos en el Pentateuco (por ejemplo Gn. 14:14;
36:31; Éx. 11:3; 16:35; Núm. 12:3; 21:14–15; 32:34ss; Dt. 2:12; 34:1–12), y su
toma de conciencia del hecho de que ninguno de los dos testamentos atribuye
toda la obra a Moisés, aun cuando ambos le atribuyen partes sustanciales de la
misma. Los grandes códigos legales, por ejemplo, se atribuyen específicamente a
Moisés (por ejemplo Éx. 20:2–23:33; 34:11–26; Dt. 5–26; cf., compárese Dt. 31:9,
24), como también el itinerario de los israelitas mencionado en Núm. 33:2.
Por lo que hace a los relatos de Gn., Moisés puede o no haber sido quien los compiló, basándose en formas escritas y orales. Las pruebas de la edición posmosaica del Pentateuco se encuentran en las referencias mencionadas arriba, y especialmente en la mención de documentos antiguos tales como el “libro de las batallas de Jehová” (Núm. 21:14). Es difícil fechar la redacción final del Pentateuco. La sugerencia de Aalders de que tuvo lugar en algún momento de los reinados de Saúl y David es aceptable, si bien probablemente debiera tenerse en cuenta en alguna medida la modernización del vocabulario y el estilo.
III. El Mensaje Religioso Del
Pentateuco:
“El Pentateuco debe definirse como un
documento que proporciona a Israel su comprensión, su etiología de vida Aquí,
mediante:
Ø Narración,
Ø Poesía,
Ø Profecía,
Ø Legislación,
Ø Se revela la voluntad de Dios en relación con la tarea de Israel en el
mundo”.
(A. Bentzen, OIT², 1952, 2, página(s)
77). El Pentateuco es un registro de
revelación y respuesta, que da testimonio de los actos salvíficos de Dios,
soberano Señor de la historia y la naturaleza. El acto central de Dios en el
Pentateuco (y en
realidad en el AT. Antiguo Testamento) es el *éxodo de Egipto. Allí Dios se hizo presente en la conciencia de
los israelitas, y se reveló como Dios redentor. El discernimiento obtenido
sobre la base de dicha revelación les permitió, bajo el liderazgo de Moisés,
reevaluar las tradiciones de sus antepasados, y ver en ellos el comienzo de las
relaciones de Dios que adquirieron plenitud en forma brillante en la liberación
de Egipto.
Habiendo
demostrado mediante el éxodo, en forma abierta y poderosa, que él era Señor,
Dios llevó al pueblo de Israel a comprender que él era tanto Creador y
Sustentador del universo como Señor de la historia. El orden es importante:
· El conocimiento del Redentor llevó al conocimiento del Creador el
comprender al Dios de gracia los llevó a comprender al Dios de la naturaleza.
· La demostración del control que ejercía
sobre la naturaleza y que se evidenció en las plagas, en el cruce del mar, y en
la provisión en el desierto, bien puede haber influido en que los israelitas
viesen a Dios como Señor de la naturaleza tanto como de la historia.
La gracia de
Dios no sólo se revela en su liberación y guía, sino también en la provisión de
la ley y en la iniciación del pacto. El compromiso de obediencia por parte de
Israel, su juramento de lealtad a Dios y su voluntad, constituyen su respuesta;
pero incluso su respuesta es un don de la gracia de Dios, porque es él quien,
si bien libre de obligación, ha fijado las condiciones del pacto y ha provisto
el sistema de sacrificios como medio de cubrir la brecha entre sí mismo y su
pueblo. La gracia de Dios demanda el total reconocimiento de su señorío, la
completa obediencia a su voluntad en todas las esferas de la vida. Es una
exigencia de gracia por cuanto comprende lo que es bueno para Israel, lo que la
ayudará a darse cuenta de su verdadero potencial, y lo que ella no podía
descubrir sin la revelación divina.
Cualquiera sea el origen del Pentateuco, para nosotros ahora aparece como un documento que posee una rica unidad interior. Es el registro de la revelación de Dios en la historia, y de su señorío sobre la historia. Da testimonio tanto de la respuesta de Israel como de su fracaso. Sirve de testimonio de la santidad de Dios, aspecto que lo separa de los hombres, y de su amor lleno de gracia, que lo liga a ellos bajo condiciones establecidas por él mismo. (* Génesis; * Éxodo; * Levítico; * Números; * Deuteronomio).
IV. Los Libros De La Torah: = (Pentateuco en griego):
בְּרֵאשִׁית
Be-reshít Génesis.
שְׁמוֹת Shemót Éxodo.
וַיִּקְרָא
Vaiqrá Levítico.
בְּמִדְבָּר Ba-midbár Números.
כְּבָרִים Devarím Deuteronomio.
El nombre de cada uno de los libros de la Toráh es la primera o la segunda palabra con que empieza el libro. Dicha palabra se conoce con el nombre de “íncipit”, y llamar al libro por ella constituye una práctica muy antigua.
1) Be-reishít:
La
palabra Be-reishít significa literalmente “En el principio”. Con esta palabra
aglutinativa empieza el primer libro de la Biblia, que, por tratar de los
orígenes del universo, de los pueblos de manera central, Israel, de las
instituciones, etc., ha sido llamado por los editores de la Septuaginta con el
nombre de Génesis, “origen”.
Como ya hemos visto, la palabra se compone del prefijo preposicional ב, “en” y de la palabra ת י שִׁ א רֵ. Esta última palabra deriva de la palabra שׁ א ר, “rosh” (en cananeo: “resh”), “cabeza”, con la adición del sufijo. Algo que constituye el principio es lo que está a la cabeza. En la agenda de la Creación, la creación de los cielos y la tierra estaba a la cabeza o al principio. El versículo completo con que empieza Génesis dice:
ץ רֶ אָ תָ ת אַ וְ ם יִ מֵ שָּׁ הַ ת אַ ם י חִ לֹ אֱ א רֵ בָּ ת י שִׁ א רֵ בְּ
Be-reishít bará
Elohim et ha-shamáyim ve-ét
ha-árets
En
el principio creó Dios los
cielos y la
tierra.
2)
Shemót:
La palabra
ת וֹ א שְׁ, “shemót” es la segunda palabra con que empieza el libro de Éxodo
en hebreo. Esta palabra es la forma plural de ם שֵׁ “shem”, “nombre”, y el acortamiento
de su vocal ( . . ) a ( : ) indica además que se liga a la
palabra que le sigue para expresar pertenencia, cosa que en castellano
expresamos con la palabra “de”. Luego ת וֹ א שְׁ significa “(los) nombres
de”.
La frase con que empieza Éxodo en hebreo es así:
ל אַ רָ שְׂ יִ י נַ בְּ
ת וֹ א שְׁ ה לֶ אֵ
וְ
Ve-éile shemót
benéi Israel
Y estos (son)
los
nombres de (los)
hijos
de Israel
Por cuanto este libro empieza narrando la historia de la salida de Egipto, los editores de la Septuaginta lo llamaron Éxodo, que significa “salida”.
3)
Vayiqrá:
La palabra א רָ קְ יִּ
וֵ, “Vayiqrá”, significa
literalmente “y
llamó”. Esta palabra proviene de la raíz verbal א ר ק “llamar” con la adición del prefijo “vav” ( ו ), el cual no se separa
con guión cuando se trata de la transliteración de formas verbales.
La frase completa con que empieza Levítico es:
ה שֶׁ מ ל אֶ א רָ קְ יִּ וָ
Vayiqrá el Moshéh
Y llamó (Dios) a
Moisés
4)
Be-midbár:
La palabra ר בַּ דְ מִ בְּ, “be-midbár” está formada por el prefijo preposicional ב, “en” y la palabra ר בַּ דְ מִ, “desierto”. En el caso del cuarto libro de la “Toráh”, el nombre del libro en hebreo constituye la quinta palabra de la oración con que empieza:
י נָ י סִ
ר בַּ דְ מִ בְּ ה שֶׁ מֹ ה ו ה י ר בַּ דַ יְ וַ
Vaydabér Adonáy
el Moshéh
be-midbár Sináy
Y habló YHVH a Moisés en (el) desierto (de) Sinaí.
La vocal “a” de la palabra ר בַּ דְ מִ בְּ indica que esta palabra está ligada con la siguiente palabra, י נָ י סִ, en una relación que el castellano expresa con la preposición “de”. Esto quiere decir que aisladamente, la palabra “desierto” en hebreo se vocaliza así: ר בַּ דְ מִ ( T ) en lugar de ( - ).
Por cuanto su contenido incluye mayormente instrucciones
para los sacerdotes levitas, los editores de la Septuaginta llamaron en griego
a este libro “Levítico”.
Como el cuarto libro de la Toráh” incluye predominantemente estadísticas, los editores de la Septuaginta lo llamaron en griego “Arithmí”, “números” (la palabra de la cual deriva “aritmética”).
5) Devarím:
La palabra ם י רִ בָ דְ, “devarim” es la segunda palabra con que empieza en hebreo el libro de Deuteronomio:
ה שֶׁ מ ר בֵּ דִּ ר שֶׁ אֲ
ם י רִ בָ דְּ הַ
ה לֶּ אַ
Éile ha-dvarím
ashér dibér Moshéh
Estas son las palabras que dijo Moisés
Se ha tomado la palabra ם י רִ בָ דְ sin su prefijo ה que se traduce por el artículo “las”. La forma de la palabra es el plural de ר בָ דָ, “davár”, en el cual la vocal ( T ) se ha “acortado” a ( : ).
La misma palabra ר בָ דָ se traduce “cosa”, de modo que la frase se puede también traducir: “Estas son las cosas que habló Moisés”.
Debido a la naturaleza del libro de Deuteronomio, que es una reformulación de la Ley para un período posterior a la era del Éxodo, los cuales los sabios de Israel que editaron la Septuaginta le pusieron el nombre de Defteronómion (lit. “segunda ley”), palabra con que tradujeron en el versículo 17:18 la expresión “mishéh ha toráh” que en la Reina-Valera Actualizada se traduce “una copia de la ley”.
Según lo que entendieron los editores de la Septuaginta, dicha copia era una copia del libro de Deuteronomio, que como lo indica su nombre griego, constituye una reformulación o paráfrasis de la ley, producida en el período de la monarquía en Israel (compare 2 R. 22:1-20).
La postura de los editores de la
Septuaginta puede constituir un duro golpe a la tradición popular de que los cinco primeros libros de la Biblia fueron escritos por Moisés. Sin embargo, no hay duda que el libro de Deuteronomio
se basa en documentos que Moisés realmente escribió.
___________
Bibliografía:
-e-Sword-the. LEDD.
-Biblia
de Estudio RYRIE.
-Moisés
Chávez. Hebreo Bíblico. Separata-Huancayo.
-Pastor:
Carlos Ramírez Jiménez. 16-11-2020. Tumbes.
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