sábado, 21 de noviembre de 2020

LAS GENEALOGÍAS DESDE ADÁN HASTA DAVID: 1 CRÓNICAS 1–9:

 

LAS GENEALOGÍAS DESDE ADÁN HASTA DAVID:

1 CRÓNICAS 1–9:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Para la mayoría de la gente de hoy la lectura de genealogías resulta aburrida, pero para los judíos eran esenciales, ellos conservaban registros precisos de sus vínculos familiares por muchas razones. Uno tenía que saber su tribu y relaciones familiares, porque se suponía que la propiedad debía permanecer dentro de la tribu.

En situaciones cuando un pariente redentor rescataba a un pobre, tenía que demostrar que en verdad era un pariente cercano. (Véase el libro de Rut):

·      El primogénito recibía el doble de la herencia de lo que recibían los otros hijos.

·      Por supuesto, los sacerdotes y levitas tenían que demostrar que eran de la tribu de Leví o no se les permitía servir.

Estos cientos de nombres, algunos de ellos difíciles de pronunciar, representan personas a las que Dios usó para mantener el «eslabón viviente» con las promesas y los pactos del pasado. Dios escogió a los judíos y les dio promesas que a la larga afectarían al mundo. Si hubiera habido alguna ruptura en esta cadena de «eslabones vivos», el Salvador no podría haber nacido en este mundo.

La mayoría de estas personas son desconocidas, en tanto que unas pocas son muy famosas, pero Dios las usó a todas para realizar sus propósitos. Al leer su Biblia usted recuerda a personas como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, Samuel y David, pero si no hubiera sido por muchas personas menos conocidas, estos hombres nunca hubieran aparecido en la escena. ¡Agradezcamos a Dios por las «personas olvidadas» que ayudaron a la «gente famosa» a serlo!

Esparcidos entre estas genealogías están los nombres de personas a las que se les da identificación especial, y reflexionar respecto a ellas puede enseñarnos algunas importantes lecciones espirituales.

I.       Nimrod, El Cazador Poderoso (1 Cron. 1:10):

La referencia es a Génesis 10:8–10. La palabra «cazador» lleva la connotación de cazar personas, no la cacería de animales. Fue un rebelde que desafió a Dios y estableció el tristemente famoso reino de Babilonia.

Después que los hijos de Noé empezaron a llenar de nuevo la tierra, no llevó mucho tiempo para que sus descendientes se volvieran contra el Señor. La lección del diluvio no penetró muy profundo.

II.     Er, El Hijo Malo (1 Cron. 2:3):

Véase Génesis 38. No sabemos la naturaleza del pecado de Er, pero fue algo tan serio como para que Dios le quitara la vida. Su hermano Onán rehusó casarse con la viuda y mantener así el nombre y la familia del hermano, de modo que también murió.

Véase Deuteronomio 25:5–10. Era importante para Dios que el pueblo judío continuara multiplicándose, porque tenía para ellos tareas especiales que cumplir.

Es desafortunado que el nombre de Onán se haya introducido en el diccionario en inglés [y en español] onanismo») como sinónimo de masturbación, porque no fue esta su ofensa. La historia completa de Judá y Tamar nos parece repulsiva, sin embargo a Tamar se la menciona en la genealogía de Jesucristo (Mt. 1:3).

III.    Acán, El Que Hizo Tropezar a Israel (1 Cron. 2:7):

Léase Josué 6–7. Su pecado consistió en violar una prohibición que Josué impuso sobre el despojos de Jericó, en razón de que se dedicaron al Señor. Acán pensó que se había salido con la suya al robar el botín, pero la derrota del ejército de Israel en Hai llevó a su descubrimiento y ejecución.

¡Si Acán hubiera esperado unos pocos días, en Hai hubiera tenido todo el botín que quería! Un pecador puede traer problemas a una nación entera.

IV.    Amnón, El Impuro (1 Cron. 3:1):

Violó sexualmente a su media hermana Tamar, y al fin y al cabo Absalón lo mató (2 Sam. 13–14). Algunos de los primogénitos mencionados en estos capítulos no son modelos de virtud:

·      El Señor mató a Er (2:3);

·      A Amnón lo mató su hermano (3:1); y

·      Rubén perdió su primogenitura porque violó a la concubina de su padre (5:1–2).

En Israel, el primogénito tenía privilegios especiales, pero estos tres hombres despreciaron sus privilegios por «los placeres temporales del pecado».

V.     Jabes, el que no se amilanó (1 Cron. 4:9–10):

En hebreo el nombre «Jabes» significa «lamentar». Sin duda no fue culpa de Jabes que su madre tuviera un parto tan difícil, pero le puso un nombre que les recordaría a él y a otros su dolor.

Véase Génesis 35:18–19. Por el texto parece que sus hermanos lo rechazaron y no fueron hombres «nobles» de carácter. Jabes se sobrepuso a su nombre y a sus problemas familiares acudiendo a Dios en oración y pidiendo su bendición.

VI.    Rubén, El Incontrolable (1 Cron. 5:1–2):

¡Qué extraño que los pecados de un hombre lo incluyan en una genealogía oficial! La obra se registra en Génesis 35:22; y en Génesis 49:3–4 Jacob lo trajo a la luz pública en su lecho de muerte y le juzgó por su falta de dominio propio.

Rubén perdió su primogenitura, la cual se le dio a Efraín y a Manasés (Gn. 48:15–22). ¡Un acto de pecado puede ser costoso para el pecador y para su familia!

VII.  Bería, El Desafortunado (1 Cron. 7:20–23):

Cuando Ezer y Elad, dos de los hijos de Efraín, trataron de apoderarse de unos ganados, murieron y su padre se sumergió en la aflicción.

Halló solaz al amar a su esposa y ella dio a luz a un hijo al cual Efraín le puso por nombre Bería, que significa «mala suerte». Bería y Benjamín (Benoni) podrían haber formado la sociedad de hombres con nombres miserables.

Estudios para el Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.





 

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