ELISEO Y NAAMÁN EL
LEPROSO:
(2 Reyes 5:1-27)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
La Sanidad De Naamán De La Lepra. 2 R. 5:1-27.
I. Lecciones Sobre Hablar De La Esperanza Sanadora.
2 R.1–15:
SANIDAD DIVINA. Naamán, el general sirio, era un buen hombre, y
aparentemente su lepra no fue resultado de injusticia alguna que
hubiera cometido. De ahí que este episodio nos ofrezca algunas nociones
prácticas sobre el proceso de la sanidad divina, cuando la persona afectada no es culpable de
desobediencia o acción alguna que la haya expuesto a su aflicción:
1) Véase
la importancia de compartir la esperanza de la sanidad divina con otros. La
puerta para la sanidad de Naamán fue abierta por una sirvienta judía que le recomendó
buscar al profeta Elías. Los creyentes hacen bien cuando testifican a otros
tanto del poder salvador como del poder sanador de Jesús.
2) Véase
cómo Dios sabe qué hacer con cada persona. A Naamán se le dijo que se lavara siete veces en el río Jordán y esto le molestó. Su
soberbia y orgullo oculto salieron a la luz, y la obediencia y la sumisión le
abrieron el camino de la sanidad. Nosotros podríamos afrontar un llamado
similar, ya que a veces la acción obediente constituye un requisito para recibir
sanidad.
Por
ejemplo, Jesús les dijo a los 10 leprosos que se mostraran al sacerdote y
fueron sanados luego de haber obedecido (Lc. 17:12-14).
En ocasiones, algunas personas por las que se ora para que reciban sanidad se rinden cuando no ven sanidad inmediata, en lugar de buscar a Dios, no sea que haga falta dar un paso de sumisión que fortalezca su fe (véase también 2 R. 20:1-11).
En medio de la
grandeza de Naamán, un comandante del ejército de Siria, cuyo nombre quiere
decir "agradable,
afable, favorable", existía la tragedia conmovedora de su condición de
leproso:
· Como un hombre muy importante (v.
1) ostentaba una alta posición social
que le permitía asociarse con el rey;
· Como tenido en gran estima (v. 1) era de gran
influencia y respetado por todos, aun el rey;
· Como guerrero valiente (v. 1) era dueño de
tierras y propiedades cuyo comportamiento, riqueza y valor personal lo
destinaban para un puesto alto en el servicio militar de su país.
· Como jefe del ejército (v. 1) llevaba a Siria de victoria en victoria bajo la soberanía de Jehová.
En el AT., había una variedad amplia de
enfermedades clasificadas como lepra. La de Naamán era una de las
que creaba menos barreras para el intercambio social. Evidentemente, se trataba
de una enfermedad temporaria de la piel que no le exigía cuarentena.
H6879 צָרַע = tsará: raíz primaria; azotar, i.e. (intr.
y figurativamente) ser atacado por lepra:-
lepra, leproso. (Strong)
NOTA: V.1. Concerniente a la lepra, véase Levíticos 13:2. Fuera de Israel, los leprosos no necesariamente estaban aislados.
Una de las criadas de la esposa de Naamán,
probablemente una prisionera de guerra o guerrilla fronteriza, le comentó a su
ama de un profeta en Samaria que podría curar a Naamán (compare con cap. 1, donde el rey Ocozías de
Israel buscaba ayuda para su salud en el extranjero).
Naamán comunicó esta esperanza al rey de
Siria, quien indicó su disposición de ayudarle por medio de una carta dirigida
al soberano de Israel. En seguida, Naamán emprendió un viaje llevando consigo
la carta y una fortuna millonaria para el profeta por su sanidad. Dar obsequios
a un profeta era una práctica frecuente (1 Sam. 9:7; 1 R. 14:3).
El rey en Samaria se asustó al recibir la
orden de sanidad e interpretó todo como un acto destinado a provocar una
confrontación bélica, ya que la carta no mencionaba a un profeta. Atribuía falsas
motivaciones al otro. Su mala interpretación consistía en torcer la intención y
motivación benéfica y buena de Benhadad en algo despiadado. No vio la ocasión
como una oportunidad sino como algo oneroso y amenazante.
Pero cuando Eliseo se dio cuenta del dilema del rey, le comunicó su disposición como profeta de socorrerlo y a la vez así el rey aprendería de la existencia de un profeta en Israel. No es muy frecuente que el texto sagrado en heb. llame a Eliseo profeta, pero aquí lo hace dos veces (vv. 3 y 8). Es muy notable que una pequeña prisionera en el extranjero sabía más de los profetas de Jehová en Israel y tenía más fe que el mismo rey.
“Y le dijo el rey
de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él,
llevando consigo diez talentos de plata,
y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos”. (2 R.5:5)
NOTA V. 5: diez talentos de plata. Unos 340 kg., seis mil piezas de oro. Unos 70 kg., un regalo estupendo.
Al llegar Naamán a la casa de Eliseo, en
vez de recibirlo personalmente, el profeta envió a un mensajero con órdenes
para que Naamán se lavara o se sumergiera siete veces en el río Jordán (comp. el uso del número
siete en 4:35). Estas simples
instrucciones demostraron con claridad que no era Naamán quien controlaría su
liberación de la lepra aun con todo su gran poder, influencia y riqueza, sino
Dios.
Las leyes sobre la lepra en Levítico 13-14
se reflejan más en el vocabulario aquí que en las instrucciones, aunque el
lavado era parte de una limpieza ritual y simbólica (Lv. 14:7-8), mientras aquí
su baño aceleró o apresuró la limpieza. Tanto las órdenes del profeta como la
falta de protocolo en el recibimiento de un alto funcionario con caballos y
carrozas (v. 9) enfurecieron al rico guerrero valiente.
2 R. 5:9-15: Naamán, un gran héroe, estaba acostumbrado a recibir
respeto y se sintió agraviado cuando Eliseo lo trató como a una persona común.
Como hombre de orgullo, esperaba un trato preferencial. El bañarse en un gran
río era una cosa, pero el Jordán era pequeño y sucio. Lavarse en el Jordán,
pensó Naamán, era indigno de un hombre de su jerarquía. Pero tuvo que
humillarse y obedecer los mandatos de Eliseo para poder sanarse.
La obediencia a Dios
comienza con la humildad. Debemos creer que su camino es mejor que el nuestro.
Quizá no entendamos su manera de trabajar, pero al obedecerlo humildemente,
recibiremos sus bendiciones. Debemos recordar que:
(1) Los caminos de Dios son
mejores;
(2) Dios quiere más nuestra obediencia que cualquier otra cosa; y
(3) Dios puede utilizar cualquier
cosa para alcanzar sus propósitos.
Después de todo consideraba al profeta como uno inferior en lo
social.
De momento perdió esperanzas y creyó que todos sus planes cuidadosamente
formulados habían sido frustrados o malogrados sin suficiente explicación.
Esperaba que el profeta actuara como un mago o exorcista que en su presencia
pronunciara unos encantamientos, pero al no hacerlo se sintió ofendido y como
buen patriota pensó en los ríos cristalinos de su propio país.
El flujo del río Abana* (v. 12) atravesaba la ciudad
de Damasco, y el Farfar**
fluía paralelo a una corta distancia al sur. Por otro lado, las aguas del río
Jordán, normalmente de color oscuro, corrían llenas de lodo entre barrancas
lodosas. Su primera objeción fue egocéntrica y la segunda etnocéntrica o
nacionalista.
Sin embargo, el noble Naamán estaba dispuesto a humillarse y por
segunda vez con renuencia escuchó los buenos consejos de sus humildes siervos:
· Se convenció de que valdría la pena tragarse
el orgullo y la arrogancia;
· Se sumergió siete veces en el Jordán.
Como consecuencia, conforme a la palabra
profética, su piel se restauró como la de un jovencito. (Se nos recuerda la inocencia de la niña criada
de su esposa, la portadora de la buena noticia).
NOTA: V.12: El *Abana es el actual Barada que fluye por el centro de Damasco y el **Farfar es el Avaj que corre más al sur. Ambos son de agua cristalinas en contraste con el turbio Jordán.
En seguida toda su comitiva regresó a la
casa de Eliseo, que esta vez le recibió personalmente. Naamán había pasado la
prueba de la fe. Se dio cuenta que de verdad era el Dios de Israel y no un
profeta con un encanto mágico quien había restaurado su salud. Ahora confesó su
fe en Jehová, el único Dios existente, y ofreció bendecir a Eliseo con una
recompensa generosa.
El varón de Dios enfáticamente rehusó recibirla; quería demostrarle que las bendiciones de Jehová no se compran. Su sanidad y la negativa del profeta de recibir paga dieron lugar a la conversión del sirio a un monoteísmo que le exigía la adoración a ese Dios verdadero.
II. El Favor De
Dios No Podía Comprarse. 2 R. 5:16-21:
“Mas él [Eliseo] dijo: Vive Jehová,
delante del cual estoy, que no lo tomaré. E importunándole que tomase, él nunca
quiso”.
(2 R. 5:16)
v.16. Eliseo rechazó el dinero de Naamán para
mostrar que el favor de Dios no podía comprarse. Nuestro dinero, como el de
Naamán, es inútil cuando nos enfrentamos a la muerte.
No importa cuánta riqueza acumulemos en esta vida, se evaporará cuando estemos de pie delante de Dios, nuestro Creador. Será nuestra fe en Jesucristo la que nos salvará y no nuestras cuentas bancarias.
Como consecuencia, Naamán pidió permiso
para llevar tierra de Israel a Siria para poderla usar en la adoración de
Jehová. Según el henoteísmo de la época, la gente creía que los dioses tenían
poder solo en su propia área geográfica y que eran impotentes sin su tierra.
Llevar tierra de Israel a Siria permitiría que Jehová ejerciera su poder y
jurisdicción también en Siria. Un cambio de parecer es evidente:
· Hace poco despreciaba los ríos de Israel, ahora pidió permiso para llevar
tierra a su país.
Asimismo, pidió comprensión de parte de
Eliseo cuando se viera obligado a participar con su soberano en la adoración
del dios nacional de Siria. De esa manera, con anticipación, pero con un habla
verbosa, divagadora y vacilante, pidió perdón por un arreglo que sabía que era
imperfecto (v. 18).
No podría practicar una adoración
exclusiva a Jehová en Siria debido a la lealtad a su rey, aunque para él no
sería un acto de reverencia para Rimón, “el tronador” (v. 18), dios de la tempestad, el
trueno y la lluvia.
Rimón V. 18: Considerado dios de la lluvia y la tempestad, era la deidad local de Damasco. Aunque Naamán tenía la responsabilidad de asistir a Ben-adad en los actos de idolatría de Siria, buscó el perdón de Dios porque reconoció que sólo el Señor era el verdadero Dios.
Pidió este segundo favor porque se convirtió en un hombre con
dos lealtades:
Ø Una hacia Dios y
Ø La otra para con su rey, y
Este le exigiría participación en ritos paganos.
Este ruego demostraba que su altanería se había transformado en humildad. Lo expresó con vacilación, como lo indica la repetición del verbo “postrarse” tres veces. Debido a que su lealtad era para su soberano y no para el dios Rimón, su petición no socavaba una fe monoteísta. Su dilema fue retener el alto puesto con el favor del rey y continuar sirviéndole como su señor humano.
Eliseo le concedió
su petición.
La breve o parca respuesta de Eliseo, la despedida tradicional, es un shalom
H7965 (v. 19a), que le indicó una aprobación tácita que a la
vez reflejaba una actitud reservada sin emitir un juicio final. En parte se
parece a la respuesta de Pablo a los corintos que agonizaban sobre el problema
de comer carne ofrecida a los ídolos (1 Cor. 8). El problema esencial era
cuáles arreglos se permitían y cuáles traicionaban la fe.
La respuesta de Eliseo no estableció una
regla invariable, más bien, permitió a Naamán decidir bajo la dirección del
Dios soberano según el leal saber y entender de uno. Se parece a la solución
paulina al retener la aprobación clara y a la vez rehusar juzgar al otro;
sencillamente le tocaba a Naamán vivir su fe lo mejor que podía bajo el dominio
y voluntad de Jehová dentro de una sociedad donde la mayoría era incrédula.
Pero lo que le tocaba a Eliseo en su
ministerio era pronunciar con claridad y sencillez el simple mensaje de
salvación y no emitir reglas para la conducta.
III. Eliseo Rechazado, Pero Giezi Vio Una Oportunidad De Riqueza. 2 R.
5:20-27:
El siervo de Eliseo estaba descontento porque su jefe
no había despojado al acomodado enemigo. Al iniciar Naamán el viaje de regreso
a su país, con una resolución firme Guejazi
decidió tomar ventaja de la buena disposición de Naamán y a la vez
enriquecerse.
El deseo de Guejazi
de explotar a un extranjero estaba en plena violación de la ley de Israel (Ex. 22:21;
Deut. 24:17-18; 27:19). El espíritu nacionalista del siervo contrasta con el
espíritu internacionalista del profeta. Los dos emitieron un juramento (vv. 20
y 16).
NOTA: 2 R. 5:20-27: Giezi vio una
oportunidad perfecta para enriquecerse al pedir egoístamente la recompensa que
Eliseo había rechazado. Desafortunadamente, había tres problemas en este plan:
(1) Gustosamente aceptó el dinero por algo que él no
había hecho;
(2) Dejó entender erróneamente que el dinero podía ser
cambiado por el regalo de Dios de sanidad y misericordia;
(3) Mintió y trató
de encubrir sus motivos para aceptar el dinero.
A
pesar de que Giezi había sido un siervo útil, el beneficio personal había
llegado a ser más importante para él que el servir a Dios.
Este
pasaje no enseña que el dinero sea malo o que los pastores no debieran ser
remunerados. Por el contrario, nos advierte contra la avaricia y el engaño. El
verdadero servicio es motivado por el amor y la devoción a Dios y no busca un
beneficio personal. Cuando sirva a Dios, analice sus motivos:
Ø No puede servir a Dios y
Ø Al dinero (Mt. 6:24).
H1522 גֵּיחֲזִי = Gueikjazí o גֵּחֲזִי = Guekjazí; aparentemente de H1516
y la H2372; valle de un visionario; Gekjazi,
criado de Eliseo:- Giezi. (Strong).
A corta distancia de la casa del profeta, Guejazi hizo detener a Naamán y le mintió
afirmando tener una petición de Eliseo. Su deslealtad le llevó además a aseverara
que la mentira avara procedía de su jefe (v. 22). Su traición y perfidia era
aún más malvada al contrastarla con la generosidad de Naamán.
Guejazi pidió un talento
o 3,000 monedas (según DHH) y dos vestidos nuevos, lo cual el agradecido y
generoso Naamán pensó que era poco. Por lo tanto, le duplicó las monedas y la
ropa, y mandó dos personas para llevar lo concedido. Guejazi
no perdió tiempo en esconderlo él mismo (v. 24).
Fue infiel y avaro mientras que Naamán fue fiel y generoso. ¿Nos anticipan la traición de Judas, el tesorero de Jesús,
al posesionarse personalmente del dinero de su Señor? ¿Nos recuerda también la avaricia de Acán y de Ananías y
Safira y su castigo más severo en momentos críticos para el pueblo de Dios? (Jos.
7:1-26; Hech. 5:1-11)
Es triste cuando uno usa su posición de confianza y de privilegio para explotar a otros con el fin de enriquecerse personalmente. La religión no es para ganancia personal. El ejemplo de Cristo al resistir la tentación de explotar su poder en beneficio propio nos sirve como una gran lección (Mt. 4:1-11).
No obstante, el esfuerzo de Guejazi de hacer todo a escondidas y
tratar de encubrirlo, Eliseo le descubrió, demostrando así el don de Dios de
percibir o intuir las cosas secretas, aunque no siempre le fue dada esta
presciencia (ver el caso de la mujer de
Sunen y la muerte del único hijo, Mt. 4:25-27 y del hacha, Mt. 6:1-6).
Por segunda vez Guejazi mintió. Una mentira le lleva a una cadena
de ellas. Al regañar y castigar a su siervo, Eliseo le aclaró que había
momentos apropiados para que un profeta recibiera remuneración y había otros
cuando no era apropiado:
· Se administró la justicia divina de verdad
cuando la lepra del franco y honesto guerrero se pegó al tramposo y avaro
religioso;
· Salió de la presencia del profeta blanco
como la nieve (v. 27; esta descripción nos
recuerda las experiencias de Moisés en Ex.
4:6 y Núm. 12:10).
Cuando Dios estaba obrando para sanar y
convertir a uno, ese no era un momento para la avaricia o el engaño para el
beneficio propio. Su desenlace, sin embargo, no es tan severo como el de Judas,
el discípulo de Cristo.
Aquí Dios hizo dos milagros, uno fue la
sanidad y el otro la transferencia de una aflicción al religioso. En contraste
con los milagros del capítulo anterior donde los milagros de Eliseo fueron
motivados por las necesidades humanas, aquí las intenciones son apologéticas.
Tenía la intención de comprobar que había un profeta en Israel (v. 8) y
demostrar que Eliseo era ese profeta.
Además, para las narraciones los efectos
de los milagros eran más importantes que el procedimiento usado para
efectuarlos.
No hay que pensar que la lepra de
Guejazi era peor que la de Naamán; sin duda podría
continuar su contacto social, porque no era la lepra reglamentada por Levítico
13-14, ya que es evidente que en el 8:1-6 sigue su contacto social. El pecado del
robo por medio del engaño y la avaricia tiene sus malas consecuencias que puede incluir
aflicciones físicas.
De manera que la enfermedad y la salud a veces depende de la fe de uno en la palabra de Dios, que es un mensaje mediado por el profeta de Dios. Es muy notable que la sanidad fue un regalo; ni siquiera la fe fue una precondición para buena salud. Aquí se le dio la sanidad con el fin de crear fe, no como condición de ella. Solo después de la sanidad se hace confesión pública de fe.
El profeta, el hombre de fe, ejerce poder con atrevimiento
mientras el rey de Israel, el poder político que no tiene fe en el verdadero
Dios, le manifiesta una graciosa impotencia. La burocracia política no
administra el poder de sanar:
Ø Está claro que la simple obediencia a la palabra profética trae sus bendiciones, y
Ø El esfuerzo desobediente de deshacer la promesa del profeta trae sus maldiciones.
El incidente señala también la diferencia entre la magia de un
milagrero y el poder de Dios ejercido por su profeta:
Ø El profeta ni siquiera tiene que acercarse a Naamán para su sanidad (ver Lc. 7:1-10).
Además, enseña que uno no debe usar el
poder de Dios o la oficina profética para obtener beneficios personales. Más bien, la
reacción de Naamán es la manera apropiada para recibir las bendiciones de Dios:
· Por medio de la fe en el único Dios verdadero y la disposición de dar a otros en forma de sacrificio.
Se nota una reorientación revolucionaria en la vida de Naamán:
· Primero, por su confesión
explícita en el monoteísmo (v. 15);
· Segundo, por un cambio
radical de actitud y carácter de la arrogancia a la humildad, y
· Tercero, por sus peticiones contritas en relación con la tierra de Israel y el perdón de Jehová.
El hombre que al principio estaba sumido en una fe pagana
después exhibe las virtudes de un creyente genuino:
Ø Agradecimiento
(v. 15),
Ø Reverencia (v. 17), y
Ø Humildad (v. 18).
Concluyó:
Se le contrasta con Guejazi [el falso líder], que gozaba de todos los privilegios del ejemplo
vivo del profeta [hombres de Dios] pero que no aprendió de esas
experiencias y conocimientos exclusivos. Eso nos recuerda al hermano mayor del
hijo pródigo y a Simón Pedro, quien a pesar de compartir la compañía
privilegiada del Mesías también cayó en tentación.
Cabe señalar que se curó a un pagano por
un acto de obediencia y se maldijo a un israelita por un acto de deshonra.
Además, se subraya que los dones de Dios no son para la venta (ver también Hech.
8:18-24).
El favor misericordioso de Jehová señala
la iniciativa de Dios desde el comienzo (v. 1; ver Mr. 1:40-45). Desde el principio
Naamán es el objeto de la gracia de Dios, que le propicia crecimiento hacia una
fe profunda.
El Dios de Israel es también Dios de otros
pueblos y desea bendecirlos (1 R. 4:27; 5:1; 5:17-18); a la vez, él es superior
a los otros dioses, pues estos no tenían poder para sanar. Jehová no es un Dios
racista o exclusivo de ninguna persona o pueblo, como recalcan las narraciones
de Rut y de Jonás, pero sí exige que todos se le acerquen con humildad.
De modo que esta narración refleja el
universalismo divino, una idea que aparece una y otra vez en las narraciones
acerca de Elías y Eliseo, pues por medio de sus profetas Jehová obraba en el
extranjero, donde fue reconocido como el único Dios (1 R. 17:14; 19:15; 2 R. 5:1;
8:13). Esta creencia no es todavía una fe misionera, pues Dios está limitado a
la tierra santa.
En estos últimos tiempos aún son malos,
hay falsos pastoras [es], profetas, apóstoles, y líderes que vil mente como Guejazi siguen lucrando con el santo y puro evangelio de Cristo,
no importarles que todo lo que se realiza o realizan es la obra de Dios y no
nuestra solo somos instrumentos de sus manos, que lucrar en su nombre nos traerá
desgracias.
__________
Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 8//04//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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(Clave:
1140)
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