domingo, 25 de abril de 2021

LA DERROTA EN HAÍ: El Pecado De Acán: (Josué 7:1-8:35)

 

LA DERROTA EN HAÍ: El Pecado De Acán:

(Josué 7:1-8:35)

 

Y Jehová dijo á Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?... Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les había mandado; pues aun han tomado del anatema, y hasta han hurtado, y también han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseresPor esto los hijos de Israel no podrán estar delante de sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán las espaldas; por cuanto han venido a ser anatema: ni seré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotrosLevántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana, porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás estar delante de tus enemigos, hasta tanto que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros… Os allegaréis, pues, mañana por vuestras tribus; y la tribu que Jehová tomare, se allegará por sus familias; y la familia que Jehová tomare, se allegará por sus casas; y la casa que Jehová tomare, allegaráse por los varones;.. Y el que fuere cogido en el anatema, será quemado a fuego, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel”.

(Jos. 7:10-15)



Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 

"El anatema" se refiere a todas las vestiduras, ganado y otro botín que Dios dijo a Israel que debiera destruir cuando conquistara Jericó (véase 6:16-19). El problema no era que ellos hubieran encontrado un buen uso para algo que de todos modos sería desechado.

Se trataba de una seria ofensa dado que habían desafiado una orden explícita del Señor (véase Deut. 20:16-18).

7.1ss. Note los resultados del pecado de Acán:

(1) Muchos hombres murieron (7:5).

(2) El ejército de Israel se paralizó de temor (7:5).

(3) Josué cuestionó a Dios (7:7-9).

(4) Dios amenazó con retirar su presencia del pueblo (7:12).

(5) Acán y su familia tenían que ser destruidos (7:24-26).


Cuando Israel eliminó el pecado de su comunidad, estos fueron los resultados:

(1) Palabras alentadoras de Dios (8:1).

(2) La presencia de Dios en la batalla (8:1).

(3) La dirección y promesa de victoria por parte de Dios (8:2).

(4) El permiso de Dios para guardar el botín y el ganado de la batalla para ellos mismos (8:2).

A través de la historia de Israel, hubo bendiciones cuando el pueblo eliminó el pecado. Uno experimenta victoria cuando elimina el pecado de su vida y sigue, de todo corazón, el plan de Dios.

I.       Campaña Contra Hai. Josué 7:1-8:35.

La toma de la tierra prometida no fue un proceso lineal y sin obstáculos. Como ya se ha mencionado, es posible que no todo se haya logrado tan fácilmente como puede suponer una primera lectura del libro de Josué. Sin embargo, en este mismo libro ya se demuestra que la posesión de Canaán fue un proceso que tuvo que lidiar con las dificultades propias que el manejo de grupo humano supone.

Esta es la experiencia que tuvo Josué con Acán y toda su familia, experiencia por cierto muy dolorosa pero necesaria hasta cierto punto, debido a los resultados que esta tuvo para la vida y formación del pueblo.

Ayuda Hermenéutica:

 

H5912 עָכָן = Akán: de una raíz que no se usa que sign. atormentar, atribular; perturbador; Akán, un israelita.:- Acán.

Varios comentaristas sobre este pasaje consideran necesaria la aclaración arqueológica sobre la destrucción de Hai. Por eso vale la pena mencionar al menos por qué se relaciona la destrucción de Hai con la mención de Betel.

Ayuda Hermenéutica:

 

H5857 עַי = Ai: o (femenino) עַיָּא = Ayá (Neh. 11:31); o עַיָּת = Ayát (Is. 10:28); por H5856; Ai, Aia o Ajat, un lugar en Palestina: - Hai, Ajat. (Strong).

Hugh J. Blair, en el Nuevo Comentario Bíblico, expone cuatro tesis principales que explican las discrepancias entre el relato bíblico y los hallazgos arqueológicos, específicamente porque parece que Hai ya estaba destruida antes de que llegara Josué. Su opinión es que tal vez resulte mejor cuestionar la evidencia arqueológica porque se puede estar cometiendo un error al identificar a Hai con Betel, que sí parece haber sido destruida en el tiempo de la llegada de los hebreos. Dice: “...es de esperar que aparezcan nuevas evidencias de la ciudad de Hai de los días de Josué”.

Esta solución tal vez no es del todo satisfactoria, pero sirve para enfatizar que el aprecio por el texto bíblico no puede basarse en una ciencia que trabaja muy lentamente y que, además, después de cada hallazgo, parecen surgir más preguntas que las que se logran resolver.

Por esa razón y sin ignorar sus aportes, en este caso hay que volver al texto para encontrar allí el sentido y la razón de su existencia. No conviene dejar el asunto con la pregunta del porqué Dios inspiró al autor para hablar de la toma de una ciudad que aparentemente ya estaba destruida.

Otro de los aspectos que algunos comentaristas destacan al estudiar este pasaje es la mención del suceso de Acán en relación con el fracaso del primer intento contra Hai. Esto se debe a que la descripción de la posesión de la tierra prometida, cubierta en los caps. 2 al 9, se refiere exclusivamente al territorio de la tribu de Benjamín, mientras que el relato de Acán y la mención de Acor corresponden a una tradición de la tribu de Judá que quizá esté relacionada con otra batalla ya que no hay cercanía entre Hai, lugar de la batalla, y Acor, lugar del castigo de Acán.

Se sugiere que había cierta rivalidad entre la tribu de Benjamín y la de Judá que se ve en la tensión posterior por la importancia de poseer a Jerusalén (15:63 y 18:28), o la rivalidad de David (judaíta) y Saúl (benjaminita); por eso dicha rivalidad se hace evidente al relacionar los dos incidentes:

·      El de Hai, y

·      De Acán.

Siendo este el motivo principal de la derrota inicial del pueblo en la tierra prometida.

Esta explicación histórica puede ser usada para fundamentar el hecho de que en este período la unidad del pueblo era aún débil y que los egoísmos particularistas salieron a la superficie en momentos cruciales para la estabilización del pueblo de Jehová en la tierra prometida y colocando en aprietos el liderazgo de Josué.

 

a.      Intento Fallido Contra Hai. Jos. 7:1-5.

Todo comienza con la rotura del pacto, cuando uno de los miembros de Israel toma algo indebido, veamos la historia, de un hecho de la nación naciente:

 

Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema*;  porque Acán hijo de Carmi,  hijo de Zabdi,  hijo de Zera,  de la tribu de Judá,  tomó del anatema;  y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel”. (Jos. 7:1)

H2764 חֵרֶם = kjérem: o (Zc. 14:11) חֶרֶן = kjérem; de H2763; físicamente (como encerrar en) una red (bien sea literalmente o figurativamente); por lo general objeto condenado; abstractamente exterminación: - anatema, armar, consagrar, (cosa) dedicada, red, maldición, malla. (Strong).

V.1. "El anatema" se refiere a todas las vestiduras, ganado y otro botín que Dios dijo a Israel que debiera destruir cuando conquistara Jericó (véase 6:16-19). El problema no era que ellos hubieran encontrado un buen uso para algo que de todos modos sería desechado. Se trataba de una seria ofensa dado que habían desafiado una orden explícita del Señor (véase Deut. 20:16-18).

V.1. Cometieron una prevaricación*. Lit. quebrantaron la fe. La acción de Acán fue una violación de la ley del pacto (v. 11).

Ayuda Hermenéutica:

מעל QAL: H4603*

1) Cometer una falta (Lv. 5:15).

2) Cometer una infidelidad (Núm. 5:27).

3) Actuar contra (Ez. 20:27).

4) Transgredir con respecto al anatema (Jos. 7:1). — Perf. מַעַל, מְעַלְתֶּם; Impf. ימְעַל, תִּמְעֹל; Inf. מְעֹל; Abs. מָעוֹל. (Fuente: Diccionario De Hebreo Bíblico).

El capítulo comienza dando la razón para el fracaso inicial en la toma de Hai. Josué envía espías nuevamente para conocer un poco el terreno. Aunque sabe que la presencia de Jehová está garantizada, era importante reconocer el terreno. El informe en esta ocasión muestra bastante optimismo, si uno compara los informes de otras comisiones de espionaje que Moisés y Josué ya habían enviado. En esta ocasión parece que la victoria sobre Jericó les dio aires de triunfalismo; tal vez menospreciaron al enemigo.

De todas maneras, el obstáculo no parecía ser tan difícil de superar como lo fue Jericó; la toma de Hai era la continuación de un proceso irreversible, garantizado por Jehová. De ahí que la confianza se haya apoderado de los espías.


Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de HaiY los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua. (Jos. 7:4-5) 

Sin Embargo, Israel Fue Derrotada:

Numéricamente hablando, la pérdida en hombres fue apabullante:

·      36 de entre 3,000 hombres (vv. 4, 5);

·      Apenas constituía un poco más del 1% de los combatientes.

Sin embargo, lo más difícil de aceptar era el no haber podido tomarse a Hai. El hecho de salir huyendo sí constituye una humillación, y provocó una situación crítica: “...del pueblo el corazón desfalleció y vino a ser como agua” (v. 5c). El ánimo del pueblo ahora es similar al de los reyes amorreos (5:1); es la angustia de la derrota y de la impotencia para poder contraatacar, pues lo que ha sucedido en verdad es que ya no cuentan con la compañía de Jehová.

b. Castigo de Acán. Jos. 7:6-26.

La actitud de Josué refleja la crisis provocada por la derrota, pero sobre todo porque en el fondo sabe que algo está fallando. La relación con Jehová anda mal. Las preguntas de Josué son similares a los argumentos de los que se quejaban ante Moisés en el desierto (Núm. 14:2-3). El ensimismamiento en que ha caído Josué no le permite comprender que quien ha fallado al pacto no es Jehová sino el pueblo mismo.

Hay señal de duelo, de arrepentimiento en el sentido del dolor, el pesar por saber que han fallado; pero aún no se sabe dónde está la razón del problema. El dolor por fallar es un paso inicial en el proceso de restauración, porque implica al menos que se reconoce que las cosas no están funcionando bien en relación con Dios. Esto es sólo un preámbulo en el arrepentimiento.

Jehová dio instrucciones para que Josué indagara acerca de quién era el culpable de la tragedia que afectaba a todo el pueblo (vv. 14, 15). Josué fue tribu por tribu investigando de clan en clan y luego de familia en familia, es decir, todas las unidades que componían al pueblo hebreo:

Ø Tribus,

Ø Clanes,

Ø Familias,

Ø Hasta la estructura más pequeña del pueblo.

Es importante comprender la mentalidad de los pueblos antiguos para respetar el texto bíblico que narra el castigo de Acán (vv.15-26). La comunidad es la unidad básica para la sobrevivencia de las personas. Estas no son entendidas, como en nuestro tiempo, en términos individuales; no son personas aisladas que se pueden pertenecer a sí mismos o que son libres según la democracia occidental.

La persona en este contexto tiene valor en la medida en que pertenece a una comunidad. Las tribus cuidan estrictamente a sus miembros porque ellos representan la mano de obra para la cacería o la agricultura y a las mujeres porque garantizan la reproducción de la comunidad si son fértiles.

De ahí se pensaba que una mujer en una comunidad tenía valor en la medida en que era fértil. La lucha entre tribus o clanes con frecuencia se dio por el rapto de mujeres o violaciones, que tenían una implicación socioeconómica y religiosa, puesto que lo que importaba en el fondo no era el honor de una mujer sino el de la comunidad. Por esta razón la mujer era, en cierto modo, un objeto de intercambio sobre el cual solo los padres podían intervenir para darlas en matrimonio, y en muchos casos entre los clanes con cierta consanguinidad para que la comunidad no se desintegrara.

Así como el individuo se debe a la comunidad, la comunidad se debe al individuo. Lo que esta haga por él no es un beneficio que termine fortaleciendo el individualismo, sino por el contrario a la comunidad misma. La reciprocidad es fundamental, pues lo que el individuo haga afecta a la comunidad; cuando actúa quien lo hace es la comunidad y no una persona individual.

Esta manera comunitaria de pensar y actuar también se demostró en Israel. Se desarrolló hasta el punto que muchos consideraban que los pecados de sus padres causaban las tragedias actuales, procurando evitar la responsabilidad individual. Este hecho permite comprender por qué el pecado de uno afecta a toda la comunidad, y por qué el esfuerzo de uno ayuda a la comunidad.

Jehová se reveló a un pueblo en su contexto, y en esa medida no se reveló a individuos para que estos se dieran por bien servidos al conocer a la divinidad. Se reveló a ellos en la medida en que hacían parte de una comunidad. Por ese trato que Jehová hace con todo un pueblo, todo el pueblo responde; cada tribu, cada clan, cada familia puede afectar positiva o negativamente a la comunidad en general.

El pecado de Acán no lo afectó negativamente a él solamente, sino a toda la comunidad. Treinta y seis hombres murieron, y no se alcanzó la meta propuesta. La violación del pacto no era la desobediencia a un acuerdo entre él y Jehová, sino entre Jehová y todo el pueblo.

El sentido de pertenencia, que no es característico de nuestro tiempo, nos impide tal vez comprender el sentido fuertemente comunitario de la relación de Israel con Jehová y por esa razón puede existir resistencia a aceptar tal castigo.

Acán fue anatematizado por tocar objetos anatematizados por orden de Jehová. Eran malditos y debían destruirse para comenzar de nuevo; eran parte de una herencia de la ciudad cananea que no debían recibirla.

Mientras que Acán se identifica con lo que está anatematizado, Rajab se identifica con lo que está sacralizado. El contraste confirma que la adhesión al pacto no estaba dada de hecho por pertenecer a una etnia, sino que también esta debía estar comprometida en el cumplimiento de ese pacto.

El v. 24 deja constancia de que toda la familia recibió el castigo, lo cual no es injusto pues la ley (Deut. 24:16) prohibía claramente la pena de muerte de los familiares del inculpado siempre y cuando estos no fueran cómplices.

Al parecer por estar viviendo en la misma tienda, los de Acán conocieron el secreto de su padre y sabían dónde estaba escondido lo que se guardó para sí. Parece que fuera un castigo muy drástico, pero el pecado no era menos grave. Al pensar en sí mismo ignorando el pacto de todo el pueblo con Dios, se amenazaba la unidad de ese pueblo; se pretendía acumular riquezas para sí dando lugar a la reproducción de un sistema injusto que precisamente ya se estaba destruyendo.

En nuestro tiempo el individuo parece ser dueño de sus decisiones y aparentemente responde por ellas; pero quizá este sentido comunitario, que no es tan fuerte en la actualidad, provoca que se olvide la connotación de las acciones individuales en la comunidad de fe, los efectos de pecados individuales para la unidad de la iglesia.

II.     La Victoria En Hai: Josué 8:1-35: 


c. Sucesos En Hai. Jos. 8:1-29.

Después que el pueblo ha reconocido su falta y corregido sus caminos distorsionados en relación al pacto, Jehová promete entregar la ciudad de Hai con una afirmación muy convincente de que en esta ocasión no habrá lugar a fracasos.

 

(a) Trabajando Por La Promesa. Jos. 8:1-17.

Lo interesante del pasaje es que, aunque la victoria está garantizada, Josué debe llevar a cabo todo un plan de ataque. Es lógico en cualquier combate. La acción de Jehová no ahorra el trabajo que su pueblo debe realizar para alcanzar las promesas.

La orden de Jehová va dirigida contra el rey de Hai, lo que evidencia que en ninguna manera se trata de una orden para cometer un genocidio. No obstante, la destrucción general es resultado de un ataque que hace parte de una guerra que siempre cobra víctimas con poca o ninguna conciencia sobre el conflicto. El rey encarna todo el sistema religioso y político que Jehová ha sometido a juicio.

La tierra prometida que se va a poseer es un espacio para ser libres, para vivir como seres que han sido creados a imagen y semejanza de Dios y con el objetivo de crear en ese pueblo un tipo del ser humano que Dios anhela para todo el mundo.

Al parecer el v. 2 permite al pueblo posesionarse de algunas cosas de la ciudad que seguramente servirían de sostenimiento durante cierto tiempo. Esta permisividad demuestra que el dueño del botín es Jehová y que por lo tanto él puede disponer del mismo para dar provisión al pueblo en un período de asentamiento provisional.

Un aspecto que se debe destacar en esta primera parte del pasaje es la organización y disciplina que logró infundir Josué a los combatientes, especialmente si la comparamos con la primera incursión hacia Hai. Los términos que se usan son:

·      Les mandó (v. 4; del verbo heb., tsav H6680),

·      Mirad que yo os lo he mandado (v. 8), y

·      Josué los envió (v. 9).

Evidentemente son más fuertes que los de la primera incursión donde se dice:

Ø Fueron allá unos 3,000 hombres...” (7:4).

No se trata de pensar que en el primer caso los combatientes hicieron lo que consideraron probablemente conveniente, pero sí es notable que en esta segunda incursión se destaca el papel directivo de Josué, y la disciplina que el grupo tenía para responder a las órdenes.

Es importante aprender que las cosas que Dios ofrece en sus promesas son recibidas en medio del esfuerzo y la preparación, no en medio de la pasividad y la mera espontaneidad. Asuntos de gran magnitud, como la toma de Hai, no se consiguen en forma ligera, sino que exigen una preparación minuciosa y detallada, preparación que implica una conciencia clara acerca de quién es el Señor de la historia, el cual guía en cada paso a su pueblo (v. 7b).

En esta ocasión también hubo realismo y una visión más aterrizada de la situación, a diferencia de lo que había ocurrido en la primera incursión cuando dijeron: “No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos” (7:3). Por el contrario, en la segunda incursión hubo necesidad de preparar una emboscada para sacar a los hombres de Hai fuera de ella y combatirlos en un terreno neutral. Lo que antes parecía tan fácil de acuerdo a un primer informe de los espías, ahora se afrontaba con todos los preparativos y la inteligencia con que un enemigo debe ser enfrentado.

Menospreciar al enemigo ya es un paso hacia atrás en la marcha hacia la victoria. Los desafíos y los obstáculos deben ser afrontados con toda la seriedad y responsabilidad que sean necesarias. Josué y su ejército deben asegurarse no sobre suposiciones sino sobre realidades manteniendo firme la confianza en Dios.

Un aspecto que se debe rescatar de esta experiencia del pueblo de Israel es que el nuevo intento fortaleció el ánimo del pueblo. Quizá la derrota inicial tuvo el mismo efecto en el pueblo que el que tuvo en Josué (7:6). Lógicamente el desánimo podría impedir un nuevo intento de alcanzar esta ciudad; pero después de la corrección de los errores, de las órdenes y de la organización que impartió Josué, el pueblo se dispuso para un nuevo ataque que tendría resultados altamente positivos.

El sentirse derrotado y luego intentar la superación de un obstáculo puede permitir un paso hacia adelante en la maduración, y eso es lo que sucedió al pueblo, que dejó un recuerdo de esta victoria para que siempre la memoria colectiva fuera inyectada positivamente con aquella experiencia (v. 29b).

(b) Haciendo Realidad La Promesa. Jos. 8:18-29.

La orden para el ataque final la dio Jehová, nuevamente a través de Josué quien extendió su lanza (v. 18), como símbolo del combate, en dirección a la ciudad. Así la mantuvo hasta que terminó la lucha y los de Israel tomaron completamente la ciudad (v. 26).

En Este Proceso Se Pueden Mencionar Varias Cosas:

·      Por un lado, la muerte generalizada de los habitantes de la ciudad, que a la mente actual puede parecer muy fuerte y

·      De dudoso carácter en cuanto a la manera en que se alcanzan las promesas de Dios.

Es necesario volver al contexto histórico del pueblo, pues de otra manera se puede terminar en justificaciones extra bíblicas de masacres y genocidios que son ajenos al propósito del texto bíblico. La guerra es una guerra en cualquier parte del mundo, pero esta ha sido usada por Dios para corregir aun al mismo pueblo escogido. En este período, como ya se ha mencionado, la toma de Canaán no es la llegada a un jardín de flores sin espinas.

Más bien, la tierra prometida es un espacio que se debe alcanzar a través de los medios necesarios en ese período histórico de la revelación y en ese momento histórico del pueblo hebreo. Hombres y mujeres murieron en este combate, pero se debe recordar que son sociedades caracterizadas por el valor que otorgan a la comunidad en detrimento, a nuestro parecer del siglo XXI, de la individualidad.

Esta valía, pero no en la misma medida que en la actualidad. Por eso, desarraigar a un pueblo implicaba no solo derrotar a los combatientes que salieron de Hai sino a su descendencia.

El otro elemento que está presente en este evento es que los hebreos están librando una lucha que tiene connotaciones religiosas, y por lo tanto en erradicar los santuarios y lugares de culto. De ahí que incendiaran la ciudad (v. 19b). Esta orden quizá procuraba dejar limpio el lugar para que el pueblo instalara el santuario de adoración al único Dios, Jehová, que estaba formando un pueblo nuevo caracterizado por la justa repartición de la tierra que se verá más adelante y por un gobierno que no expoliará a los trabajadores de la tierra.

No obstante, estos esfuerzos, el pueblo tuvo que entrar en una crisis de adaptación, pues todos los pueblos no fueron destruidos. Por esa razón los israelitas tuvieron que convivir con aquellos que adoraban a otros dioses, aunque esto realmente era contrario al propósito de Jehová para Israel.

Algunos comentaristas plantean que el libro de Josué es el resultado de un historiador de la tradición deuteronomista. Efectivamente muestra una percepción clara de la diferencia que había entre el culto a Jehová y los cultos a los dioses cananeos. Este relato siendo de todas maneras posterior a la conquista, ya ha recogido el fruto de la larga experiencia y crisis que provocó la toma de Canaán al pueblo de Jehová.

En un principio el influjo del mundo religioso cananeo en la religión de Israel fue notable, por ejemplo, la adopción de epítetos divinos puramente cananeos nos muestra hasta qué punto llega la asimilación de las concepciones cananeas, como en el caso de Núm. 24:8, donde se habla de los cuernos de Jehová, atributo sólo conocido en Canaán y destinado a sus divinidades.

El libro de Josué nos muestra, entonces, una lectura de la historia de Israel mucho más consciente de la importancia de la fidelidad a Jehová. Por ello, repasa acontecimientos que quizá sus lectores primarios habían ignorado o estaban olvidando.

La radicalidad de las batallas con Baal refleja que la lucha, en términos de lo religioso, era fundamental para la sobrevivencia de la comunidad israelita de fe. Por eso es necesario comprender este aspecto al leer sobre las batallas con los pueblos cananeos. En ellas no están envueltos sólo los aspectos políticos que estamos acostumbrados a ver en las guerras actuales, sino que estaba incluida la sobrevivencia del culto al Dios que los había sacado de Egipto y les había prometido una tierra para vivir libremente.

La manera en que es destruido el rey de Hai refleja lo que se acaba de afirmar pues la dureza del ataque es un castigo al rey quien es colgado en un madero para escarmiento de otros reyes y de los extranjeros que andaban con el pueblo (v. 29). Su cuerpo fue echado en un pozo cavado a la entrada de la ciudad por ser el lugar más visible, y el montón de piedras levantado sobre su cuerpo era una costumbre que todavía existe en Oriente, por medio del cual se señala la sepultura de las personas infames.

d. Pacto Ceremonial En El Monte Ebal. Jos. 8:30-35.

Este pasaje es una interrupción del relato sobre las campañas de toma de la tierra prometida, y traslada el escenario de los acontecimientos a la región de Siquem, unos 29 km al nordeste, para luego regresar al campamento en Gilgal (Jos. 9:6).

Las Explicaciones Para La Aparición De Este Relato En Este Punto Son Varias:

Ø Algunos consideran la destrucción de Hai como la primera oportunidad de Josué para continuar hasta Siquem, lo cual es muy probable.

Ø También se considera que este pasaje sirve como preámbulo a la alianza de Josué con los gabaonitas.

Ø Otros consideran que se trataba de comparar nuevamente a Josué con Moisés, ya que Moisés sostuvo un cayado en su mano mientras se libraba la batalla contra Amalec y luego se construyó un altar (Ex. 17:8-16).

En esta ocasión Josué sostuvo su lanza sobre Hai mientras era destruida y luego construye un altar.

Es importante además aclarar otros detalles que están implícitos sobre el pasaje:

·      Nada se dice sobre cómo llegaron hasta Siquem sin ser molestados por nadie, pues en el libro de Josué no se relata la captura de Siquem y a las puertas de estas ciudades se ofrecieron servicios de dedicación a Jehová.

La razón puede ser que el libro de Josué no se propuso relatar todas las conquistas hechas por el pueblo, o que los habitantes de esta ciudad no se mostraron hostiles hacia los hebreos porque allí tal vez vivían algunos emparentados con Jacob después de haberla tomado (Gn. 34).

Ciertos documentos arqueológicos revelan que el príncipe de Siquem por el año 1380 a. de J.C. estaba en alianza con los "habirus" que posiblemente pudieron haber tenido alguna conexión con los hebreos.

Otra razón puede ser que el temor que se había apoderado de los habitantes de la tierra les desanimara de cualquier intento de ataque a los hebreos.

El monte Ebal (v. 30) estaba al norte de la ciudad de Siquem y frente al monte Gerizim y es allí donde Josué lleva a cabo la ceremonia de consagración a Jehová.

El altar de piedras no labradas respondía a una instrucción de Jehová, sobre los altares (Ex. 20:24) que debían ser de tierra, y de esta forma daban la apariencia de la misma. El no ser piedras labradas las presentaba en la manera más natural posible para levantar un altar a Jehová.

Se hicieron sacrificios de paz (v. 31b) tal como se habían llevado a cabo en el momento en que se estableció el pacto (Ex. 24:5) y por la observación de estos ritos (Deut. 27:6) se renovaba el pacto. El pueblo se reconciliaba con Dios por medio de los holocaustos (ofrendas quemadas) y se gozaba con él por medio de los sacrificios de paz.

La reproducción de la ley refuerza el acto conmemorativo y el hecho de revivir la experiencia del pacto acordado en el Sinaí. Es notable además la mención de los "extranjeros" (v. 33; ger H1616) en este acto, porque vuelve a subrayar el carácter inclusivo de este pacto respecto a otros pueblos y naciones.

Si Jehová rechazaba a algunos pueblos en este período no era porque Israel fuese el mejor pueblo, es decir impecable, sino porque estaba comprometido con obedecer el pacto, y se adhería a la fe en Jehová. Todos los que participaran de esta fe harían parte del pueblo de Jehová.

Ayuda Hermenéutica:

 

H1285  רִית = berít: de H1262 (en el sentido de cortante [como H1254]); pacto (porque se hace pasando en medio de pedazos de carne):- aliado, confederación, convenir, hacer alianza, pacto, prometer. (Strong)

El evento termina con la lectura de toda la ley, al parecer era una versión más extensa de lo que se había inscrito en las piedras, tal vez la ley contenida en Deuteronomio (Deut. 4:44; 6:9; 27:8).

La descripción de este acto solemne no está completa si no se termina en el v. 35b donde se menciona a toda la congregación e Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos”.

Se destaca en este acto de reafirmación del pacto con Jehová, el que se dirigió a tocar los sentidos de cada uno de los presentes:

Ø Fue un acto para ver (piedras, holocausto y sacrificios),

Ø Oír (la lectura de la ley),

Ø Olfatear (holocaustos y sacrificios) y sentir seguramente en el momento de cavar las piedras;

Ø Ya la pascua había permitido gustar para recordar.

Este acto se dirigía a la persona en forma holística, integral, no parcialmente. No era algo para salvar una parte, sino involucraba a todo el ser humano, que en su integralidad recibirá la promesa de la tierra prometida la cual no consistía en un bien solo espiritual sino material, psíquico y afectivo.

Este hecho representa un desafío para la iglesia de la presente asediada por la fragmentación de la persona humana, que debido a la insatisfacción de algunas de sus necesidades básicas tiende a conformarse con soluciones parciales, momentáneas que finalmente resultan ilusorias.

El pacto que se renovó en esta ocasión consistía en bendición permanente, cotidiana, integral y comprehensiva de todo el ser humano que es hecho a imagen y semejanza de Dios.

El culto debe tener un carácter pedagógico además del conmemorativo o de alabanza a Dios, pues finalmente quien lo dirige no debe centrar la atención en sí mismo, sino en el objeto de la adoración, en la importancia de que esa adoración sirva para renovar el compromiso con Dios y facilita perpetuar la alabanza al Señor de los ejércitos.

Esta fue una experiencia de adoración integral, porque vinculó a todas las familias, las clases, los sexos, etc. Daba importancia a la comunidad y no al aislamiento individualista, el mismo que puede terminar en un egocentrismo espiritual de quienes se jactan de tener experiencias extraordinarias que los pueden hacer más espirituales”.

El acto permitió reemplazar, en cierta medida, la imagen de Moisés como un hito inalcanzable, pues para el pueblo la experiencia del Sinaí significó algo único e irrepetible. Este acto permitió equiparar, guardando las proporciones, a Josué con Moisés, ya que el primero protagonizaba el liderazgo del pueblo en un momento tan importante como lo fue el del Sinaí.

Este evento era la realización concreta e histórica de las promesas derivadas del pacto que Jehová había realizado con su pueblo. No se pretendía superar a Moisés, pero sí constituía un cumplimiento de las promesas que Moisés por fe quiso alcanzar y ahora otros disfrutaban de ellas.

Las Bendiciones y Las Maldiciones:

Formaban parte del pacto.

·      Si éste era obedecido se recibían bendiciones;

·      En caso contrario, maldiciones.

Véase Deut. 11:26-28.

No preguntamos ¿…? hoy, cuanto puede afectar en la Iglesia un mal testimonio de un miembro: Adulterio, fornicación, robo, asesinato, mentira, estafas, etc.    de cosas y es verdad que un solo de estos hechos ha afectad a todos. Así como en Israel un solo hecho afecto la vida de 36 israelitas, Dios tuvo que liberar del pecador para que Israel logre su objetivo de la tierra prometida. Dios guarde a su Iglesia y al liderazgo, es nuestra oración

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Nota y Bibliografía:

-  e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.

-  Biblia de Estudio RYRIE.

-  Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 20//04//2021. MISIÓN BAUTISTA Emanuel”. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II.  Cel. 942-562691-Tumbes.

charlyibsh@hotmail.com

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(Clave: 1150)



 

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