LA IRA DE DIOS:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Mucha
Gente se incomoda por la enseñanza que afirma que el Dios del universo
manifiesta ira. Conocen
un Dios de amor, y sin duda lo es, pero no comprenden cómo puede poseer ambas
características. En este punto, o no entienden o no conocen realmente a Dios, incluso
ni siquiera a la naturaleza humana. Si nosotros, que somos criaturas, tenemos
la ira como parte integral de nuestras emociones, ¿Cuánto más la tendrá el que nos hizo
conforme a Su imagen?
Un Dios que no manifieste ira contra el pecado es un Dios incompleto. Sin embargo, Dios es perfecto en su amor. Es cierto. Pero también es perfecto en su ira que, como dice el apóstol Pablo en Romanos 1:18: “Se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres”.1)
La Ira De Dios, Como Perfección Divina, Insta Al Arrepentimiento:
La idea de la ira
divina nunca ha sido muy popular, incluso muchos cristianos contemporáneos la
consideran vergonzosa e indigna de Dios. Sin embargo, profetas, apóstoles,
teólogos y maestros antiguos no cesaban de hablar de ella. A través de las
Escrituras encontramos numerosos casos en que proclamaban con naturalidad todo
lo relacionado con esa ira, la que consideraban una de las “perfecciones”
divinas. Esta consideración los hacía presentar la Palabra de Dios como un “mandamiento”
al arrepentimiento (Hechos 17:30).
Hoy, en medio de tanta impiedad, son muchos los “siervos de Dios” que temen hablar de ella. Se predican numerosos sermones y se escriben miles de libros respecto a la gracia, la Salvación y otros temas importantes; pero en cuanto a la ira divina, escasea la información extra-bíblica. Pese a ello, podemos afirmar de manera categórica que la ira de Dios es totalmente bíblica. En efecto, “una de la característica más sobresaliente de la Biblia es el vigor con que ambos testamentos destacan la realidad y el terror de la ira de Dios”.2)
Entonces:
¿Qué Ocurre?
¿Acaso los cristianos de hoy no ven algo que los antiguos
escritores, profetas y voceros de Dios conocían y observaban con tanta claridad?
¿Será que han
desestimado una doctrina sin la cual las otras inevitablemente se distorsionan?
¿O acaso será correcto el punto de vista moderno?
Antes de considerar algunos detalles de la ira divina es importante saber que la palabra ira no puede describir, en ningún idioma, la manera en que Dios se siente al observar y juzgar el pecado del hombre. Su ira, esa perfección divina, es más que el simple enojo del ser humano: aunque muchas veces creemos que si somos objeto de ella es injusto por parte de Dios e indigno de Él.
La Ira De Dios En El
Antiguo Testamento:
Solo en Antiguo Testamento encontramos unos veintes
palabras, en más de seiscientos pasajes, que expresan la ira divina.
Las primeras
menciones de esta ira se relacionan con la entrega de la ley en el monte
Sinaí. El libro de Éxodo registra que “mi furor se encenderá” (22:24) contra quien afligiré a viuda o huérfano, es
decir, la ira de Dios se sata en defensa de los desvalidos.
En Éxodo 32:10-12, el motivo de la ira divina es diferente: “Oh Jehová, ¿Por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo…? ¿Por qué han de hablar los egipcios? Diciendo: Para mal los sacó…
Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepentimiento de este mal contra tu pueblo”.
Aquí se plantea un diálogo entre Dios y Moisés no se basa
en la supuesta inocencia del pueblo (no eran inocentes, y él lo sabía), ni en que la ira por parte de Dios era injusta o indigna de Él. Moisés
apela a la interpretación errónea que pudieran hacer los infieles, en cuanto a
Dios, al manifestar Su
ira sobre Su pueblo. No cuestiona la ira Divina, ya que la conoce como la reacción más
apropiado de Dios contra el pecado.
La Ira Divina presenta una primera
característica, exclusivamente bíblica: su consistencia. La Ira de Dios no es ocasional, antojadiza, arbitraria ni caprichosa. Al
contrario, es la permanente e inquebrantable resistencia de Dios frente al
pecado. Como se puede ver en
los dos casos anteriores:
v En el primero, la ira de Dios la suscita el pecado contra Sus hijos; y
v En el segundo, la provoca el pecado
contra Dios: la
idolatría (Comp. Dt. 29: 23-28). Job 42:7.
Nos muestra la ira de Dios instigada por los consejos necios de sus
arrogancias amigos, mientras que Edras no habla del Divino “furor
contra todos los que le abandonan” (8:22).
La ira divina,
entonces, es algo que los seres humanos escogemos. Podemos decir que la ira de Dios es
aquella perfección de la naturaleza Divina en la que nos sumergimos por nuestra
rebelión. Esto no significa, por supuesto, que esa ira es pasiva, ya que en
realidad obra activamente, y en el juicio final lo hará en una medida perfecta.
Eso quiere decir que es la faceta de la naturaleza Divina que no necesitamos
descubrir, ya que es tan real como los demás aspectos de su personalidad. Ahora
bien, si no aceptamos el amor y la gracia de Dios, tendremos que soportar su
ira, porque Él no puede tolerar el mal.
La Ira de Dios contiene
un elemento judicial. Como resulta evidente que la justicia nunca
podrá lograse en este mundo, los escritores del Antiguo Testamento contemplaban
el día futuro en que se desplegará la ira prefecta de Dios
contra el pecado, cuando todas las cuentas serán saldadas.
Hay repetidas referencias al “día de
la Ira de Jehová”, o a su juicio, en el
libro del profeta Nahúm 1:2-3, 6-8. Además, el salmista no habla de la ira de Dios dirigida a las naciones paganas de su día (Salmos 2:5-9).
También el profeta Amós dirige las advertencias de Dios contra aquellos que,
siendo religiosos de nombre, creen erróneamente que el día de la ira del Señor será el momento de su reivindicación (Amós 5:18-20).
La acumulación del pecado y la creencia necesidad de una justicia final y retributiva hacen que el énfasis en el futuro día de la ira de Jehová aumente en los últimos libros del Antiguo Testamento.
La Ira De Dios En El Nuevo Testamento:
Aunque son menos los pasajes que tratan este tema en el
Nuevo Testamento, observamos que era un asunto tan real para Jesús y los
escritores del mismo como para los del Antiguo.
Ahora bien, aquí se usan dos términos
griegos que traducen ira:
· Thymos, y
· orgé.
El primero, cura raíz es thyö,
significa “estar aclarado por la violencia” o “respirar fuertemente”, por lo que podríamos concluir que traduce un “furor desarrollante”. El segundo término, orgë, proviene de una raíz completamente distinta:
· -orgaö, que significa “madurar para algo”.
En base a ello, el sustantivo denota la
ira que se ha ido acumulando durante un largo tiempo. Aparentemente, estas
dos palabras han perdido su significado real y se usan indistintamente:
v Pero cuando se necesita aclarar su verdadero significado, orgë es la más apropiada para indicar la intensidad del pecado que
aumenta cada vez más.
v León Morris observa
que, sin considerar el Apocalipsis, thymos se usa solo una vez
con relación a la Ira de Dios, y concluye:
Ø “Los escritos
bíblicos suelen usar, para describir la Ira Divina, una palabra que refleja, no
el impetuoso brote de una pasión que pronto desaparece, sino una poderosa y
firme oposición a todo lo que sea el mal, que surge de la misma naturaleza
divina”.3)
Los
escritores del Nuevo Testamento hablan en muchas ocasiones acerca de la “Ira que ha
de venir”.
En este testamento se reconoce que estamos viviendo en la era de la gracia, un
tiempo que se caracteriza por el libre ofrecimiento del evangelio de salvación
mediante Jesucristo.
Sin
embargo, esto no significa que Dios haya casado de sentir ira hacia el pecado o que no habrá de
desplegarla en el futuro día de su juicio. Al contrario, cada vez es más
intensa. Jesús habló varias veces sobre el infierno, en referencia a ello; y
advirtió en cuanto a las consecuencias del pecado y del castigo justo y seguro
de Dios a las personas infieles. (Véase Hebreos 19:28-31).
La Ira de Dios, sin embargo, no se circunscribe al tiempo en que se escribió el Nuevo Testamento. También se aplica al presente. El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos (1:18), contemporiza este concepto cuando afirma: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.
Esta expresión en tiempo presente le da un carácter de continuidad,
es decir, la Ira
Divina sigue revelándose hasta hoy.
El apóstol lo comprueba cuando incluye como consecuencia
de la Ira Divina el oscurecimiento del entendimiento, el envilecimiento de
las conciencias, la degradación personal, etc. (vv.21-31), a que se cometen los
que son objeto de esa ira.
Tales señalamientos paulinos, no sustituyen –ni es su intención siquiera sugerirlo- los efectos de la ira que manifestará Dios en el día del juicio final, como creen algunos teólogos contemporáneos.4) Prueba de ellos es que también se refiere al día de la ira en el futuro (véanse Romanos 2:5; 1 Tesalonicense 1:10; 2:16; 5:9).
LA Ira De Dios Satisfecha:
Consideremos de nuevo la situación entre Dios y Moisés cuando el pueblo desató la Ira Divina al entregarse a la IDOLATRÍA. Dios, enterado de lo que sucedía, interrumpió la Revelación de la ley para contarle a Moisés lo que el pueblo estaba haciendo, y enviarlo de nuevo a ellos.
NOTA:
La
palabra hebrea para ley es torah H8451, que proviene de una raíz que significa:
Ø "Arrojar",
Ø "Tirar", o
Ø "Disparar".
El
significado derivado es:
· "Señalar",
· "Enseñar", o
· "Mostrar el camino".
Así pues, la ley significa instrucción, dirección, o revelación divina. Como tal, la ley es una parte fundamental de la revelación del pacto que enseña al pueblo de Dios cómo vivir diariamente.
Era una situación irónica. Dios acababa de entregarle
a Moisés los Diez Mandamientos, y ya el pueblo violaba lo que Él les prohibía
expresamente en el primero de ellos:
Ø ¡La Idolatría! (Éxodo
20:2-6).
1) El primer mandamiento concierne al
objeto de nuestra adoración: Jehová, y sólo ÉL. No tendrás dioses ajenos (dioses diferentes,
otros dioses) delante de mí (v. 3).
Los egipcios, y otras naciones vecinas, tenían muchos dioses,
que eran hechura de su propia imaginación, dioses extraños, nuevos dioses. El
pecado en el que tenemos más peligro de caer, en relación con este mandamiento,
es dar la gloria, el honor, el afecto y el interés debidos a solo Dios, a cualquier
criatura.
El orgullo hace del “Yo” un dios; la avaricia hace del dinero un dios; la
sensualidad hace del vientre un dios, el poder por tener más poder hace un dios;
cualquiera cosa a la que estimamos o amemos, temamos o sirvamos, nos deleitemos
en ella o dependamos de ella, más que a Dios o en Dios, de eso (sea lo que sea) nos estamos
efectivamente haciendo un dios.
En las últimas palabras, delante de mí se insinúa:
1- Que no podemos tener ningún otro dios sin que ÉL lo sepa;
2- Que es un pecado que se lanza al rostro y,
por tanto, no puedo pasarlo por alto.
2) El segundo mandamiento concerniente a
las ordenanzas del culto, o al modo como Dios quiere ser adorado:
v La prohíbe incluso adorar las imágenes del Dios Verdadero (vv. 4-5). Los judíos (al
menos, después de la cautividad) vieron
en ello la prohibición de hacer ninguna imagen o pintura, cualquiera que fuese.
De ahí que, al parecer, tenían por abominación las mismas imágenes que los
ejércitos romanos tenían grabados en sus estandartes. Se llama a esto cambiar
la verdad de Dios en una mentira (Rom. 1:25), pues una imagen así es maestra de
mentiras pues insinúa que Dios tiene cuerpo, cuando sabemos que es un Espíritu
Infinito (Hab. 2:18; Jn. 4:24).
v También nos prohíbe hacernos de Dios una imagen en nuestra imaginación como si fuera un hombre perecido a nosotros. Nuestro servicio religioso debe ser regido por el poder de la fe, no por el poder de la imaginación.
En esa crisis, justamente, Dios le declara a Moisés su intención de juzgar al pueblo de inmediato. Sin embargo, éste intercede por su gente.
Finalmente, Moisés bajo al pueblo y actúo de manera justa
con los pecadores. Destruyo el becerro de oro; lo molió hasta reducirlo a
polvo, lo mezcló con agua, y se lo dio a beber al pueblo. La Biblia nos dice
que tres mil hombres murieron.
Desde el punto de vista humano, Moisés trató como debía
con el pecado. Todo parecía estar bien. Sin embargo, Dios permanecía esperando,
y su ira aún no se aplacaba. ¿Qué debía hacer Moisés para evitarlo? ¿Quién era él para creer que con lo que
hizo era suficiente para satisfacer la santidad de un Dios tal? La noche transcurrió lentamente. Cuando llegó la mañana,
Moisés ascendió al Monte con una firme determinación. Al llegar a la cima,
comenzó a hablarle a Dios (Éxodo 32:31-32).
Moisés se ofreció para ocupar el lugar del pueblo y así recibir el juicio de Dios en lugar de ellos. El día anterior Dios le dijo algo que podría haber sido una Gran tentación. Si él estaba de acuerdo, Dios destruiría al pueblo por su pecado y crearía una nueva nación judía con él (32:10). Pero Moisés rechazó la oferta. Dios le dijo: “Los destruiré y haré de ti una gran nación”. Y Moisés le respondió: “No, destrúyeme a mí y sálvalos a ellos”. Moisés no podía ni siquiera salvarse él mismo, mucho menos a su pueblo; él también era un pecador.
Una vez cometió un
asesinato, quebrantando el sexto mandamiento. No podría servir como sustituto
de su pueblo ni morir por ellos para aplacar la Ira de Dios.
Sin embargo, Cristo Jesús pudo aplacarla “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gál.4:4-5*). Esa fue la manera de satisfacer la ira de Dios.
*NOTA: Gál. 4:4-5:
La Intervención
De Dios Trajo Esperanza y Libertad Para Los Hombres (v. 4).
Todos
los hombres están bajo la maldición del pecado (Rom. 3:23) y la ley trae a la
luz esta verdad. Dios en su tiempo mandó a su Hijo, nacido de mujer. Esto
indica su nacimiento virginal (Mt. 1:18). También Jesús nació bajo la ley. La
referencia aquí es que Jesús nació como judío y que él cumplió la ley
perfectamente (Mt. 5:17) y murió para pagar su maldición (Gál. 3:13).
Dios
Envió a Jesús Por Dos Razones Generales (v.
5).
·
La primera fue para que
redimiese a los que estaban bajo la ley. Pablo no incluye el sacrificio de Cristo
por toda la humanidad (2 P. 2:1**) porque la referencia aquí es la
esclavitud que trae la ley. Cristo libró a aquellos que estaban bajo la
esclavitud de la ley. En Gál. 3:13, Pablo usa la palabra redimir en relación
con la maldición de la ley. Aquí usa la palabra redimir en relación con la
esclavitud que trae la ley.
·
Segundo, Cristo rompió las
cadenas de esclavitud de la ley para llevarlos a una relación superior, que es
la adopción de hijos, una adopción con privilegios completos.
Aunque
Pablo se está refiriendo a la ley, el concepto es igual para los judíos y
gentiles.
Ø
El pecado del
hombre trae
maldición y
esclavitud, y
Ø
Fue
Cristo quien murió para librarnos de la maldición y la esclavitud para hacernos hijos de Dios.
**2 Pedro 2:1: negarán al Señor que los rescató. El precio por los pecados de todos los hombres (incluyendo a estos falsos maestros) fue pagado por la muerte de Cristo, aunque nadie puede beneficiarse de este perdón excepto mediante la fe en el Salvador (comp. 1 Cor. 6:20; 1 P. 1:18-19).
Conclusión:
¡Qué gloriosa verdad! Cristo recibió
toda la carga judicial de la ira de Dios contra el pecado, los que ahora creen
pueden experimentar su gracia abundante, en vez de sufrir su ira (si bien la merecemos).
La gracia no elimina la ira: ella todavía se acumula contra los que no se arrepienten.
Pero
lo que la gracia sí hace por todos los que pone su fe en Jesucristo es que
elimina los rigores de la ira que viene de Dios.
___________
Nota y Bibliografía:
1. Este
artículo, es extraído y condensado y condensado del libro Fundamentos de la fe cristiana,
por James Montgomery Boice, LOGOI, Inc., Miani, FL., 1996, pp. 252-261, impreso
y distribuido por Editorial Unilit. Adquiera este excelente volumen en su
librería evangélica.
2. J.I. Packer, Hacia el conocimiento de Dios,
Logoi, Miami, FL, 1979, p. 170.
3. León Morris.
The Apostolics Preachihg of the Cross, Eerdmans, Grand Rapids. MI, 1956, pp. 162-63.
4. El mejor ejemplo de ellos es C.H. Dodd en The
Epistle of Paul to the Romans (Hodder
and Etoughton, Londres, pp. 20), y en otros escritos.
- DE
PASTOR A PASTOR:
- Un
tarjetero pastoral 1995 LOGOI, Inc.
-
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 12//11//2015.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
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