LAS
7 PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ:
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
(Lucas 23:34):
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Como cada año el mundo cristiano tanto: 1) católicos,
2) protestantes, y 3) evangélicos
recuerdan el día de la Pasión de Cristo realizado
según la Biblia, pero cada uno de los ya mencionado tienen diferentes formas de
conmemorarlo:
· El primero con sus
ritos y costumbres tradicionales creen todavía en el Cristo histórico
crucificado, asen votos de sufrimiento solo en este día especial por medios de
procesiones, ritos, buenas obras, etc…;
· Mientras el
tercero cree en la obra histórica de la salvación y sabe que él se encuentra a
la diestra del Dios Padre intercediendo por aquellos que le invocan, y esperan
su pronto regreso.
Creo sin dudas fue la escena más atroz de
la pasión de Cristo, fue la película
narrado por (escenificada) Mel Gibson
el autor y cineasta norteamericano, que tomo la verdadera narración bíblica
de Isaías 53 que fue cuestionado por la iglesia católica romana, muchos
entraron en show[1], hasta hubo algunos muertos para el entonces por tal
escena, bueno el segundo grupo o los evangélicos sabían que esta película
narraba la verdadera historia según la biblia, al margen de esta historia
veamos algo importante que dijo nuestro Salvador.
Se entiende que Jesús pronunció siete palabras desde la cruz en
este orden:
· Petición de perdón para los enemigos (Lucas 23:34);
· Promesa al ladrón penitente (Lc. 23:43);
· El encargo de su madre al discípulo amado (Juan 19:26 s.);
· La exclamación de desolación (Mateo 27:46);
· El anuncio de sed (Juan 19:28);
· “¡Consumado es!” (Juan 19:30); y
· La entrega del espíritu (Lc. 23:46).
Así que: Lucas registra tres expresiones,
Juan tres y Mateo una. Se nota que Marcos no figura en esta lista. Veamos.
I. ORACIÓN POR
SUS ENEMIGOS: (Lucas 23:34):
En
este v.34 a,
Tenemos la oración de Jesús por sus
enemigos: “Y Jesús decía: Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Siete importantes palabras (o freses) pronunció Jesús desde la Cruz antes de morir, y éste es la primera de ellas. Tan pronto como fue levantado en la Cruz, o poco después de haber sido CLAVADO en ella, pronunció Jesús esta plegaria, en la que podemos observar:
1.1.
La Petición Misma “Padre, perdónalos”.
El pecado del que eran culpables, justamente podría ser tenido por imperdonable. Sin embargo, Cristo intercedió por ellos (v Is.53:12). Pero los dichos de Jesús, en general, y los que pronunció sobre la Cruz, en particular, tiene alcance universal. No sólo a quienes le crucificaban, sino también a todos nosotros alcanza la oración del Salvador: Todo el que se arrepienta y crea en el Evangelio, obtendrá el perdón que Jesús pidió para sus perseguidores. Su sangre “habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12:24): la de Abel pedía venganza; la de Jesús, perdón.
1.2.
La Razón Que Alega.
“Porque no saben lo que hacen”. Pablo explica que si lo hubiesen
sabido, “no
habrían crucificado al Señor de la gloria = (Chekinah)” (1 Corintios
2:8). Este texto sería bastante para excusar de “deicidio[2]” a los
contemporáneos de Jesús. Hay una clase de ignorancia que excusa, aunque no del
todo, la culpabilidad del pecado: la
que alguien sufre por falta de medios de conocimiento, o por falta de capacidad
para recibir instrucción.
Los que crucificaron al SALVADOR
eran mantenidos en la ignorancia por parte de los gobernadores de la nación, y
compartían los prejuicios de éstos contra la persona y la doctrina de Jesús,
por lo cual, pensaban que estaban rindiendo a Dios un servicio grato (compare
con Juan 16:2; Hechos 3:17; 1 Timoteo 1:13).
Tales personas son dignas de lástima y hemos de orar por ellos. Y, al orar, hemos de llamar Padre a nuestro Dios; y la mayor gracia que podemos pedirle, tanto para nosotros como para otros, es que nos perdone los pecados. Hemos de orar, como Jesús, por nuestros enemigos (6:28, compare con Mateo 5:44). Si Cristo oró por tales enemigos, ¿Qué enemigos podemos tener nosotros por quienes no hayamos de orar?
II. HOY ESTARAS
CONMIGO: (Lucas 23:43):
El extraordinario favor que Jesús concedió a este hombre: “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (v.43). Jesús pone el Amén (“De Cierto”) a esa oración y le concede mucho más de lo que había pedido el ladrón moribundo. Éste se contentaba con un recuerdo para el futuro; Cristo le asegura una posesión para aquel mismo día, antes de que se pusiera el sol. Notemos:
2.1. Primero, a Quién Son dichas Esas
Consoladoras Palabras:
Al ladrón arrepentido. Aun cuando Cristo se hallaba ahora bajo el mayor tormento físico y próximo a la muerte, tuvo una palabra de mayor consuelo para un pobre moribundo arrepentido. Los más grandes pecadores, si se arrepienten sinceramente, obtendrán, por medio de Jesucristo, no sólo el perdón completo de todos sus pecados, sino también un lugar en el paraíso de Dios.
2.2.
Segundo, Quién Dice Esas Palabras:
El SALVADOR (No es:
María, José, Pedro, Un ángel, Un iluminado, el Papa, etc.), del mundo, el único
Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5); con esa
frase, declaró Jesús el verdadero propósito y significado de sus propios
sufrimientos:
Ø Así como moría para alcanzarnos el perdón de los pecados (v.34),
Ø Así también moría para alcanzarnos la VIDA ETERNA.
Por esas palabras entendemos que Jesucristo murió para abrir las puertas del reino de los cielos a todos
los creyentes arrepentidos:
(1) Cristo nos hace
saber que va derecho al paraíso. Por la Cruz a la Luz, a la corona de gloria, y
nosotros no podemos ir al Cielo por otro camino que el que Jesús recorrió.
(2) Hace saber a
todos los creyentes arrepentidos que, cuando mueran, irán a su presencia, para
gozar con ÉL por toda la eternidad. Las normas gramaticales y el sentido común
nos hacen rechazar la interpretación de ADVENTISTAS y “TESTIGOS DE
JEHOVÁ” que puntúan así la frase: “De
cierto te digo hoy: Estrás conmigo en el Paraíso”, pues ese “hoy”
quedaría completamente fuera de lugar, en una necia e inútil tautología[3].
(3) En cuatro palabras, como advierte Bossuet, condensa el
Señor la mayor dicha posible:
· “Hoy” ¡qué prontitud!
· “Estarás” ¡qué seguridad!
· “Conmigo”
¡qué
compañía!
· “En el Paraíso[4]” ¡qué felicidad!
III. EL INTERÉS POR
UN SER QUERIDO EN MEDIO DE LA AGONÍA: (Juan 19: 26-27):
V.26: Cuando vio Jesús a su madre, y al
discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
V.27: Después dijo al
discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo
la recibió en su casa.
Todos los comentaristas toman nota de que,
aun en su momento de profunda angustia física, Jesús tuvo el cuidado de proveer para su madre (v. 26). Aparentemente José había muerto y Jesús
sabía que su madre experimentaría gran soledad y tristeza después de su muerte.
3.1. El Discípulo a Quien Amaba (ver 13:23).
El más allegado a Jesús durante su
ministerio público y el que lo había entendido mejor (Lindars), el único de los discípulos que estaba al lado de la cruz
en este momento, y el mismo sobrino de María, ése sería el más apto, el más
indicado, para suplir sus necesidades. Aun cuando Jesús cargaba sobre sí los
pecados del mundo, no se olvidó de cargar sobre sí también la responsabilidad
por su madre. Se dirige a su madre con Mujer, he ahí tu hijo, encomendándola a
Juan.
El uso de mujer, en vez de “madre”,
puede caer a nuestros oídos como una expresión fría, distante, o aun
despectiva. Sin embargo, fue todo lo contrario; era una expresión de respeto y
cariño (ver 2:4). El discípulo amado llegaría a suplir el rol verdadero de “hijo”
para María.
Los hermanastros de Jesús, no siendo
creyentes todavía (ver 7:5) y ausentes de los eventos relatados, no podrían dar
la comprensión y consolación que María necesitaba. Sin embargo, pronto después
de la ascensión ellos también llegaron a la fe en Jesús y se identificaron con
la iglesia naciente (ver Hech. 1:14).
Si nuestra investigación y conclusión son correctas, el discípulo mencionado aquí es el apóstol Juan. Si él iba a ser el “hijo” de María, ella vendría a ser su “madre”. Junto con su propia madre, Salomé, los dos formarían la familia espiritual que María necesitaba. Hovey interpreta las palabras de Jesús así:
Ø “Que ella reciba de ti el amor y tierno cuidado que tú darías a tu propia madre”.
3.2.
Se Piensa Que, En Ese Momento, Desde Aquella Hora.
Llevó a María del lado de la cruz a su
casa en Jerusalén para evitar que ella viera el sufrimiento final y la muerte
de su hijo. Esto explicaría la omisión en este Evangelio de algunas de las
palabras de Jesús desde la cruz. Si esto sucedió, pronto Juan habría regresado
para estar al lado de la cruz hasta el fin. O, es posible que la expresión la
recibió en su casa se refiera al acto de recibirle como miembro de su propia
familia. La expresión la recibió en su casa significa literalmente “la recibió para
sus propias cosas”, admitiendo la idea de su propia casa, o a su
propia familia.
Esta expresión sirve de base para la conjetura de que el discípulo amado era Juan Marcos, porque la iglesia primitiva se reunía en su casa y su madre se llamaba María (Hech. 12:12). Opinamos que esta conjetura se basa en un argumento muy precario y poco convincente.
IV. LA EXCLAMACIÓN
DE DESOLACIÓN: (Mateo 27:46):
Cerca de la hora
novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo:
Elí, Elí, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?
Marcos 15:34 “Eloi, Eloi, lama
sabactani?”
Que
traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¡Extraña queja, salida de la boca de nuestro Señor Jesús, en quien el PADRE tenía siempre Su complacencia! Sí, el Padre le amaba, porque ponía Su vida por las ovejas (Jn.10:17); sin embargo, este Padre le abandonaba ¡en medio de Sus grandes sufrimientos! De seguro que jamás hubo una angustia tan profunda en toda la Historia de la Humanidad, pues nadie jamás ha podido sentirse tan desamparado y por un motivo tan grave. Observemos ahora:
4.1.
De Dónde Tomó Tal Queja:
De Salmos 22:1. Esta palabra, como aquella otra: “En tus manos encomiendo mi espíritu” están tomadas de los Salmos de David, para enseñarnos el uso que hemos de hacer de la PALABRA DE DIOS para guiarnos en la oración y tener ayuda en nuestra debilidad (Romanos 8:26).
4.2.
En Qué Tono La Expresó:
A gran voz, lo cual indica la extrema intensidad de su dolor y angustia, la fuerza que quedaba aún en su naturaleza, y el anhelo de su espíritu al expresarla.
4.3.
Cuál Era La Queja:
Dios mío, Dios
mío ¿a qué me has
desamparado? El evangelista nos ha conservado las palabras mismas
de Jesús en el arameo, con una ligera variación en el nombre de Dios, pues aquí
está en hebreo, mientras que en Marcos aparece en arameo también: Alí, Elí, ¿lamá sabactani?
El griego en que está, a continuación, traducida, matiza estupendamente el sentido del verbo al usar [enkatélipes], que literalmente significa “abandonar, dejando a un sujeto y encerrado”, sin escape. No es extraño la admiración que transpiran las palabras del Apóstol Pablo, cuando dice en Filipenses 2:8: “obediente hasta la muerte ¡y muerte de cruz!”.
V. TENGO SED:
(Juan 19:28):
V.:28: Después de esto, sabiendo Jesús que ya
todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
No obstante, la frase “para que la Escritura se cumpliese” no significa que Jesús expresara su sed a fin de que se cumpliera la Escritura, sino que, con esta expresión y con vinagre que le dieron, se cumplió la Escritura; en concreto, el Salmo 69:21. Notemos acerca de esta sed:
5.1.
No Es Extraño Que Tuviera Sed:
Sed ardorosas, por la deshidratación
consiguiente a la tremenda pérdida de sangre
[según la contextura de la persona de 31/2, 41/2 a 6 litros que está compuesto nuestro cuerpo humano].
Las agonías del tormento de la crucifixión y la fiebre exacerbarían esta sed.
Tampoco puede pasarse por alto la fatiga del proceso, en el que seguramente, desde el arresto en Getsemaní = [Molino de aceitunas ‘aceite de oliva’], no se le dio de comer ni de beber; y el líquido es para el organismo humano más necesario que la comida.
5.2.
Lo Extraño Es Que.
Al contrario que los otros tres
evangelistas, quienes sólo mencionan lo del vinagre, sólo Juan menciona esta
palabra de Jesús (la quinta desde la cruz), que es la única en
que Jesús pide algo para sí.
Es cierto que, con ello, expresaba “la aflicción
de su alma” (Isaías 53:11), pero es muy posible que, con esta sed,
expresada después del grito de desamparo, Jesús diese a entender también que
estaba sufriendo por nosotros el doble
tormento en el que consiste básicamente el Infierno:
· El alejamiento de Dios (compare con Mateo
25:41), y
· La sed insoportable (compare con Lucas 16:24).
VI. CONSUMADO ES:
(Juan 19:30):
v.30: Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es.
Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Lo que dijo: “Consumado está” En griego es una sola palabra, tetélestai,
tercera persona del singular del pretérito perfecto medio pasivo, que significa
literalmente: “ha
sido terminado”. El vocablo puede entenderse de muchas maneras:
6.1. Se han
acabado los tormentos que la maldad de mis enemigos me ha infligido como remate
de su perverso complot para quitarme la vida.
6.2. Se ha llevado a cabo el designio y mandato
del Padre (compare con 17:4) en cuanto a los sufrimientos que comportaba el
llevar a feliz término la obra de la REDENCIÓN DE
LA HUMANIDAD
perdida.
Al entrar en la agonía de su Pasión, había
dicho: “Hágase tu voluntad, no la mía” (v.
Lucas 22:42). Ahora
venía a decir: “Hecha está”.
6.3. Se ha
cumplido enteramente todos los tipos y profecías del Antiguo Testamento que
apuntaban a los futuros sufrimientos del Mesías, del Siervo Sufriente de Jehová
[HA-SHEM ‘El Nombre’ Adonaí].
6.4. Se han
acabado todas las normas de la ley ceremonial.
Con la realidad del sacrificio del
Calvario, la sombra de los sacrificios prescriptos en el Levítico ha dejado de
tener vigencia (v. los caps. 9 y 10 de Hebreos).
6.5. Se ha
terminado de pagar la deuda contraída con Dios por el pecado de la humanidad.
El CORDERO DE DIOS que quita el pecado del mundo
(1:29) ha llevado a cabo la completa expiación por el pecado, de la que era
figura el Día de la Expiación o Yom Kippur,
como dice el hebreo (Levítico 16), y está saldada la cuenta de la humanidad con
Dios (v. 2 Corintios 5:19).
Sólo se requiere ahora de cada ser humano que, por fe, acepte el documento, testimonio del PACTO DE DIOS con la humanidad, en el que se declara absuelto de la deuda el que cree en el Hijo de Dios (v. 3:16, 36, y especialmente, 1 Juan 5:9-12).
VII. LA ENTREGA DE SU
ESPÍRITU: (Lucas 23:46):
V.46: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Lucas pasa rápidamente a referirnos el último suspiro de Jesús juntamente con la Séptima y última palabra que pronunció en la Cruz. “Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Ya habiendo dicho esto, expiró” (v.46).
7.1.
Cuando, con las palabras del salmista.
Había gritado su desamparo, había dicho: “Dios mío, Dios mío” (v. Mateo 27:46; Marcos
15:34, compare con Salmos 22:1); pero ahora, también con palabras de David
(Salm.31:5) le llama “Padre”. En todo caso,
Cristo murió con las palabras de la Escritura en su boca.
7.2. Cristo,
inmediatamente antes de exhalar el último suspiro, expresó en estas palabras su
función de MEDIADOR.
Es ahora cuando consumaba su HOLOCAUSTO (Hebreos 13:12), hacía su expiación por el pecado (Isaías 53:10), daba su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28). Con esas palabras, venía a depositar el sacrificio en el altar de la Cruz (Hebreos 13:10) y en manos de Dios, a quien todo sacrificio ha de ofrecerse.
7.3.
La Voluntad Del Oferente.
Era requisito indispensable para la
aceptación del sacrifico, y así lo hizo Jesús desde su entrada en este mundo
(Hebreo 10:5-9,
en cuanto al holocausto), ahora (en cuanto a la expiación).
Como escribió Bossuet: “Lo
más grande del mundo es Cristo, lo más grande de Cristo, su Pasión y Muerte; lo
más grande de su Pasión, su último suspiro, pues en ÉL se consumó la obra de la
Redención”. Así, pues, Cristo puso en menos del Padre su espíritu.
Para recobrarlo al tercer día en su gloriosa RESURRECCIÓN.
Al tomar la frese del Salmo 31:5, Cristo
adaptó las palabras de David para uso de los creyentes moribundos; con ellas,
hemos de mostrar que entregamos libremente nuestra vida en manos del Señor y
que creemos firmemente en la vida venidera, al decirlo a Dios:
Ø “Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu”.
Concluimos:
Los que hemos aceptado a Jesucristo como Nuestro Salvador y Señor no esperamos solo la semana santa para recordarnos se su Obra Majestuosa realizada hace más de 2,000 años como los dichos en este día especial:
·
La
petición de perdón para los enemigos;
·
Promesa
al ladrón penitente;
·
El encargo de su madre al discípulo
amado;
·
La
exclamación de desolación;
·
El
anuncio de sed;
·
“¡Consumado
es!”; y
· La entrega del espíritu.
A diario sintiéndonos muy agradecidos por
su amor y desprendimiento hecho por toda la humanidad, en especial también para
aquellos que lo han aceptado por todo lo que ha hechos por ellos, y los que le
quisieran seguirlo como tal, amigo compra tu propia biblia, y no dejes o solo
escuchar lo “dicen
así” es menester que tú lo descubras por tu propia lectura y
reflexión, Dios te de iluminación y dirección si así lo haces o en caso
contrario va a ser tarde cuando estés frente al Gran Tribunal De Dios en
Apocalipsis 20.
Que estos 7 dichos finales de nuestro
Salvador siempre este delante de nosotros los creyentes, es nuestro mejor deseo
ya que sea un hecho histórico real, sea también nuestra oración por aquellos
que le rechazan.
Amén.
____________
Nota y Bibliografía:
[1] Show.
(Voz ingl.). m. Espectáculo de variedades. || 2. Acción o cosa realizada por
motivo de exhibición. || montar un ~. fr. Organizar o producir un escándalo.
Microsoft® Encarta® 2009.
[2] Deicidio. (De deicida). m. Crimen del
deicida. Microsoft® Encarta® 2009.
deicida. (Del lat. deicīda). adj. Se dice de los que dieron muerte a
Jesucristo. U. t. c. s.
[3] Tautología.
(Del gr. ταυτολογία). f. Ret. Repetición de un mismo pensamiento expresado de
distintas maneras. || 2. despect. Repetición inútil y viciosa. Microsoft®
Encarta® 2009.
[4] Paraíso. (Del lat. paradīsus, este del gr. παράδεισος,
y este del avéstico pairidaēza, cercado circular, aplicado a los jardines
reales). m. En el Antiguo Testamento, jardín de delicias donde Dios colocó
a Adán y Eva. 2. Cielo, lugar en que los bienaventurados gozan de la presencia
de Dios.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- e-Sword-the. LEDD.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 20//04//2014.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691- Huancayo - Tumbes.
Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.
(Clave: 46)
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