domingo, 4 de abril de 2021

Parte II Crucifixión, Muerte & Ascensión: (Mateo 27:32–56; 28:1-20)

 Parte II

Crucifixión, Muerte & Ascensión:

(Mateo 27:32–56; 28:1-20)

 

Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue”. (Mt. 27:60)


Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:  

 

Resumen De Semana Santa:


IV.     Los Otros Fenómenos Sobrenaturales Que Acompañaron La Muerte De Jesús. Mt. 27:51–56.

Mateo ofrece más detalles que Marcos y Lucas en cuanto a tres fenómenos sobrenaturales que sucedieron después de las tres de la tarde en el día de la crucifixión:

 

Ø El velo roto, un terremoto y muertos resucitados.

Además, Mateo cita la confesión del centurión y la compañía de las mujeres seguidoras de Jesús. Algunos comentaristas consideran estos fenómenos como meramente simbólicos. Por cierto, son simbólicos, pero no meramente así, pues hay un triple testimonio de su autenticidad en los sinópticos, apoyado plena y unánimemente por todos los manuscritos antiguos:

·    El mismo verbo en griego, scidzo  G4977, se emplea para referirse al velo que se rasgó y a las rocas que se partieron.

·      De este verbo viene nuestro término esquizofrenia que significa personalidad dividida”.

El velo separaba el lugar santo del lugar santísimo. Este recinto abrigaba antiguamente el arca, sobre la cual estaba una chapa metálica llamada el propiciatorio y sobre esa chapa, dos querubines, entre los cuales Jehová moraba.

El sumo sacerdote entraba una vez al año, en el día de la expiación, y rociaba sangre sobre el propiciatorio. El velo se describe como de unos 10 a 15 mm. de espesor, 18 m. de largo y 9 m. de ancho. El peso era enorme.

El rompimiento del velo, de arriba abajo (v. 51), simboliza la abolición del sistema sacerdotal oficial que servía de mediador entre Dios y los hombres, y daba acceso directo a la presencia de Dios para todo creyente. El oficio del sacerdocio pasaría a todos los creyentes (Heb. 6:19 s.; 9:1–14; 10:19–22; 1 P. 2:9).

Ø El segundo fenómeno sobrenatural, o tercero contando el de la oscuridad, consistió de un fuerte temblor de la tierra, o un terremoto, que logró partir piedras.

El verbo griego seío  G4579 quiere decir agitar o sacudir”, del cual viene el término sismo”. Algunos suponen, aunque el texto no lo aclara, que el mismo terremoto partió el velo. El texto, sí, dice que partió las piedras y parece decir que abrió los sepulcros, que estaban labrados en montes rocosos (comp. 27:61).

 

Ø El tercer fenómeno sobrenatural en esta sección es el de la “resucitación” de muchos cuerpos de hombres santos (v. 52) y la aparición de ellos en Jerusalén después de la resurrección de Jesús (v. 53).

Hay tres elementos que requieren nuestra atención:

·     Primero, es mejor considerar el levantamiento de los cuerpos como resucitación y no como resurrección”, porque ellos volvieron a morir en algún tiempo posterior, como los casos de Lázaro, de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naín.

·    Segundo, se pregunta: ¿Quiénes eran los hombres santos? El término santo”, en el NT., se refiere en casi todos los casos a creyentes en Cristo. Algunos opinan que se refieren a creyentes en Cristo que habían muerto y fueron enterrados cerca de Jerusalén, lo cual es lo más probable, aunque otros opinan que se trató de santos del viejo Israel.

·   Tercero, su aparición en Jerusalén se produjo solamente después de la resurrección de Jesús. Esto quiere decir que fueron resucitados en el día viernes pero que no fueron vistos hasta el domingo, o después. En todo caso, Jesús es primicias de los que durmieron (1 Cor. 15:20) en el sentido de que es el primero resucitado en cuerpo y que no volvió a experimentar la muerte.

La confesión del centurión romano ante la cruz de Cristo (v. 54b) no deja de ser una nota sorprendente y altamente simbólica. Aquí encontramos a un gentil, oficial romano sobre cien soldados, hombre experimentado en el arte terrible de la guerra, quien demuestra una gran sensibilidad espiritual.

Se discute si el centurión reconoció la plena divinidad de Jesús, o si ante los fenómenos sobrenaturales tuvo gran temor y reconoció sólo que los dioses paganos estaban actuando en Jesús, o que éste era un héroe.

Los que siguen esta línea llaman la atención al hecho de que falta el artículo definido ante Dios y ante Hijo”, de modo que admite la traducción:

Ø un hijo de un dios.

Sin embargo, la ausencia del artículo definido normalmente enfatiza calidad o carácter. Por ejemplo, en Juan 1:1 también falta el artículo ante Dios donde dice: ... y el Verbo era Dios.

Pero no es correcto decir: “... y el Verbo era un Dios. Significa más bien que el Verbo era divino.

Lo más probable, por lo tanto, es que Mateo quería establecer un contraste entre la prontitud de un gentil pagano para reconocer la deidad de Jesús, por un lado; y por otro, la indisposición ciega de los líderes religiosos para hacer lo mismo. El centurión había escuchado la mofa de los líderes judíos en relación con la pretensión de Jesús de ser Hijo de Dios.

Habría llegado a la conclusión de que Jesús era lo que él pretendía ser y lo que ellos decían que no era: ¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios! (v. 54b). Corroborando esta interpretación, toda mención de centuriones en el NT., revela una actitud positiva hacia Jesús y sus seguidores (comp. 8:5; 27:54; Hech. 10:1; 27:1, 43).

Una compañía compuesta de varias mujeres y conocidos de Galilea (Lc. 23:49), estaba mirando desde lejos (v. 55). Esta referencia indica que Jesús gozaba del apoyo y servicio de varias personas, además de sus discípulos. Estos aparentemente estaban ausentes durante la crucifixión, con la excepción de Juan.

María Magdalena no debe identificarse con la María de Betania, ni mucho menos con la mujer pecadora (Lc. 7:35–48). Su nombre significa que era de Magdala, ciudad sobre el mar de Galilea. Salomé era la madre de los hijos de Zebedeo (Mr. 15:40).

Probablemente Mateo y Marcos mencionan por nombre estas mujeres porque iban a jugar un papel importante en la resurrección de Jesús (comp. 28:1).

Verdades Prácticas: 

1) Cristiano: Cuando la desesperación te haga creer que ya nada se puede hacer, no bajes los brazos. Cuando consideres que ya nada te debe preocupar porque es irremediable la situación, no te cruces de brazos. Cuando alguien se aferre a ti como un último intento de salvación, no cierres los brazos. Mantén siempre tus brazos extendidos y bien abiertos, porque así vivió y murió tu Maestro.

 

2) El grito final de Jesús es un grito de triunfo, no de dolor o derrota. El cristianismo es un movimiento en la historia preparado para vencer y no para ser vencido. Pero si un cristiano duda de esta victoria ya está derrotado desde el comienzo.

2.     La Sepultura Del Cuerpo De Jesús. Mt. 27:57–61:

Los once discípulos, que brillaron por su ausencia en el momento de necesidad, contrastan con la aparición de dos discípulos secretos, miembros del Sanedrín, los que no habían consentido con la decisión de matar a Jesús (Lc. 23:51).

Los cuatro Evangelios mencionan a José de Arimatea, pero solo Juan menciona a Nicodemo (Juan 19:39). José es descrito como hombre rico... también... discípulo de Jesús (v. 57) y miembro ilustre del concilio (Mr. 15:43). Este entró osadamente a Pilato (Mr. 15:43) y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato verificó la muerte de Jesús con el centurión y le dio permiso a bajarlo y sepultarlo.

Normalmente ese permiso demoraba, pues había casos cuando el mismo emperador tenía que aprobarlo. Hay tres motivos para explicar la diligencia con que Pilato lo autorizó y tan pronto:

·      Primero, el sol declinaba rápidamente, y había una ley que prohibía dejar un cuerpo humano colgado durante la noche (Deut. 21:23).

·    También, al ponerse el sol comenzaba el día sábado en el cual se prohibía toda clase de trabajo.

·      Tercero, seguramente Pilato quería terminar cuánto antes todo lo relacionado con ese Justo (v. 19) que él entregó a la muerte.

Nicodemo cooperó con José en preparar el cuerpo de Jesús para el entierro. Proveyó como treinta y cuatro kg. de un compuesto de mirra y áloes, juntamente con el lienzo, suficientes para envolver y embalsamar el cuerpo (Juan 19:39). Lo colocaron en un sepulcro nuevo, labrado en la peña, que pertenecía a José. Ya ni José ni su familia podrían usar la tumba, porque la ley rabínica prohibía que uno enterrase su familia en una tumba donde yacía el cuerpo de un hombre que hubiera sido muerto. Aseguraron la tumba contra ladrones con una roca grande puesta sobre la entrada (v. 60).

Era una roca grande, redonda, chata, que rodaba en una zanja hasta tapar la entrada. Cuando José y Nicodemo se retiraron, las dos Marías quedaron allí mirando, meditando y probablemente llorando. ¡Pronto su tristeza se tornaría en gozo! (ver Juan 16:22).

3.     La Guardia Ante La Tumba. Mt. 27:62–66:

Solo Mateo registra el episodio de los esfuerzos por asegurar la tumba. Es interesante la manera que Mateo se refiere al día sábado, como el día después de la Preparación (v. 62). La Preparación se refería al día viernes. El día más importante (sábado) era definido por el día menos importante (el viernes).

¡Otra vez los líderes judíos se presentan ante Pilato para pedirle un favor! Nos acordamos (v. 63) significa que acaba de ocurrírsenos”, o ahora recordamos de una profecía que Jesús hizo antes de morir, de que resucitaría después de tres días. Aquel engañador (v. 63b) es una expresión doblemente despectiva.

Aquel es un pronombre demostrativo que se refiere a uno que está lejano, o que está a cierta distancia. Quizás estaban pensando que ya Jesús estaba más allá de la muerte, bien lejos.

Engañador traduce el adjetivo griego plánosG4108 que significa vagabundo”, o viajero sin rumbo”. El significado derivado aquí se refiere a uno que no sólo viaja sin rumbo, sino que seduce a otros a seguirle. De allí la idea de engañador”, o impostor.

Los líderes religiosos querían a todo costo asegurarse que los discípulos no robasen el cuerpo de Jesús. Ellos mismos tenían sus guardas del templo, pero querían además una guardia romana. El término guardia (v. 65; G2892) se refería normalmente a una compañía de unos sesenta soldados. La misma insistencia de los líderes religiosos en asegurar la tumba vino a ser uno de los mejores argumentos a favor de la resurrección de Jesús.

El último fraude (v. 64) se refería al engaño que los líderes pensaban que los discípulos estaban preparando:

Ø Robar el cuerpo, y

Ø Decir al pueblo que había resucitado.

El primero se refería a la pretensión de Jesús de ser Hijo de Dios. Ya no podían evitar el primer engaño”, pero harían todo lo posible por evitar el segundo, pues los mostraría a ellos como asesinos del mismo Hijo de Dios, enemigos de Dios.

La respuesta de Pilato da lugar a dos interpretaciones. El verbo tenéis (v. 65) puede traducirse como de modo indicativo o de imperativo. Si es modo indicativo, Pilato negó el pedido, diciendo que ya tenían sus propios guardas del templo y que ellos podían asegurar la tumba sin la intervención de soldados romanos.

O podría indicar que ya les había dado un grupo pequeño de soldados y que ellos eran suficientes. Si el verbo es de modo imperativo, Pilato concedió el pedido, diciendo:

·      Tened la guardia.

·      Id y aseguradlo...

En ambos casos, Pilato se muestra impaciente.

Tomaron dos medidas para asegurar el sepulcro:

Ø Primero, según la costumbre, extendieron una cuerda de lado a lado de la piedra que servía de puerta, sellando la cuerda en ambas puntas en el costado de la peña con barro o cera, y probablemente dejando la marca del sello del emperador en el barro. Romper el sello sería alta traición. Este proceso se hizo en presencia de los soldados quienes serían responsables por la seguridad de la tumba.

Ø Segundo, dejaron un grupo de soldados, tomando turno, para vigilar la tumba.

Al fin, fueron los mismos líderes religiosos quienes engañaron al pueblo. Después de la resurrección de Jesús, ellos pagaron a los guardas para decir que los discípulos habían robado el cuerpo. La respuesta de los creyentes consistió en recordarles que ellos mismos habían asegurado la tumba de modo que un robo sería absolutamente imposible.

4      Sábado: Un Día De Densas Tinieblas:

Los Evangelios no relatan eventos que hayan sucedido desde la noche del viernes (sábado judío) hasta la noche del sábado1) (el comienzo del domingo judío).

Solamente Lucas comenta que después de la sepultura, las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús regresaron y prepararon especias aromáticas y perfumes, y reposaron el sábado, conforme al mandamiento (Lc. 23:56).

 

5.    Domingo: Un Día De Gloria (La Resurrección y Las Apariciones) Mt. 28:1-20:

Llegamos al segundo de los tres eventos que constituyen la médula del evangelio:

·      Crucifixión,

·      Resurrección,

·      Ascensión.

Sería difícil exagerar la importancia de este evento, dado que el evangelio es eficaz o no, según el concepto que uno tiene en cuanto al levantamiento de Jesús de la tumba (1 Cor. 15:12–19). La importancia se ve, en parte por lo menos, por el énfasis que recibe a través del NT. Se destacaba en el mensaje apostólico, llamado el kérugma  G2782, como un elemento básico.

La Resurrección de Jesús se produjo por el Padre por medio del poder del Espíritu Santo (Hech. 2:32; 3:13; 4:10; Gal. 1:1; Heb. 13:20). El Sanedrín, órgano oficial del judaísmo, había desaprobado a Jesús como el Mesías de Dios. Dios, en cambio, desaprobó ese fallo y aprobó a Jesús como su Hijo y como el Mesías (Hech. 4:8–11). Por la Resurrección de Jesús, el Padre dijo en efecto:

Ø Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. A él oíd (17:5).

 

·      Por la Resurrección, el Padre declaró, o dio a conocer, a Jesús como Hijo de Dios con poder (Rom. 1:4).

·      Por la Resurrección, el Padre lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre (Filp. 2:9).

·    La Resurrección significó la hora de gloria para Jesús (Juan 7:39; Hech. 3:13). Según el apóstol Pedro, Dios mediante la resurrección de Jesucristo, os salva (1 P. 3:21; comp. 1:3).

·  Por la identificación del creyente con Cristo en su Muerte y Resurrección, logra una vida victoriosa (Rom. 6).

La Resurrección cristiana es una doctrina bien definida en los Evangelios y en las epístolas paulinas:

·      Es más que una Resucitación del cuerpo físico, para luego morir otra vez, como en el caso del hijo de la viuda de Naín (Lc. 7:11–17),

·      De la hija de Jairo (9:18–26), y

·      De Lázaro (Juan 11:38–44).

En la Resurrección el cuerpo físico es transformado en un cuerpo espiritual, de modo que hay una continuidad como lo hay entre la semilla que se siembra y la planta que se levanta.

Pablo describe este proceso con varias analogías y términos descriptivos (1 Cor. 15:35–58). Así la Resurrección cristiana contrasta con el concepto griego de la inmortalidad del alma y con el concepto oriental de la reencarnación.

Cuando se comparan las distintas manifestaciones, surge una dificultad en cuanto al cuerpo resucitado de Jesús. Por ejemplo, pasaba por puertas cerradas como si no fuera sólido (Juan 20:19, 26).

Pablo describe el cuerpo resucitado del hombre como espiritual, celestial, incorruptible, de poder y gloria en contraste con el cuerpo terrenal, natural, corruptible, débil y de deshonra (1 Cor. 15:40–45). Pablo también aclara que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios (1 Cor. 15:50), es decir, no entrarán en el cielo.

Por otro lado, Jesús invitó a Tomás a tocar las heridas en sus manos y costado, indicando que tenía un cuerpo sólido (Juan 20:26 s.). Las mujeres se prendieron a sus pies (28:9), comprobando que tenía un cuerpo sólido. También, Jesús comió pescado y miel con los discípulos (Lc. 24:43).

El comentarista Broadus, procurando explicar este fenómeno paradójico, dice que parece que su cuerpo ya estaba parcialmente transformado, como si empezara a ser glorificado”.

Otros opinan que el cuerpo resucitado de Jesús era espiritual, es decir, normalmente invisible al ojo humano y sin sustancia sólida. Sin embargo, Jesús se manifestó en cuerpo visible y sólido en las apariciones con el fin de asegurar a los discípulos de la realidad de la resurrección corporal. Sin esta clase de manifestación, los discípulos no hubieran podido verle.

No se encuentra una descripción de la resurrección de Jesús en el NT., pues nadie le vio en el acto de ser levantado. El NT., tampoco procura comprobar el hecho de la Resurrección, sino que lo da por sentado.

Por otro lado, en cinco libros se describen once apariciones de Jesús después de la resurrección:

Ø Los cuatro Evangelios, y

Ø La Primera Carta a los Corintios.

En estos cinco relatos hay múltiples diferencias en detalles, pero es posible armonizarlos en forma lógica.

Cabe recordar que estas aparentes discrepancias entre los distintos relatos se deben al hecho de que los eventos fueron vistos a través de ojos distintos y por personas con formación distinta.

También, estos autores tenían propósitos y diseños distintos en su relato. El mismo hecho de la gran excitación por los testigos ante fenómenos tan espectaculares contribuye también a las diferencias en los detalles.

La Resistencia sorprendente y sostenida de parte de todos los discípulos de aceptar el hecho de la Resurrección de Jesús sirve para darnos más seguridad de que no fue una mera ficción de la imaginación de parte de algunos seguidores fanáticos, ni algo subjetivo que pasó en la mente de los discípulos, sino de algo que aconteció efectivamente a Jesús.

Esta resistencia nos sorprende más aun cuando recordamos que antes de su crucifixión, Jesús anunció varias veces que después de tres días resucitaría de la muerte:

Ø Mt.16:21; Esta es la primera predicción, en Mateo, sobre la Pasión (comp., también 17:22; 20:18). Nótese el número de detalles específicos en esta predicción.

Ø Mt. 17:23; La profunda tristeza que Mateo describe indica que la realidad de la muerte anunciada de su Maestro había llegado a la conciencia de los discípulos.

Ø Mt. 20:19; comp. 27:63*. En el tercer anuncio de los sufrimientos que le aguardaban, Jesús es más explícito que en los primeros dos (16:21; 17:22, 23), al referirse al tormento y la crucifixión utilizados por los gentiles.

 

Ayuda Hermenéutica:

*V.63: 

R870 El verbo en presente γείρομαι tiene un sentido futurista, que presenta la certeza de la expectación: Resucitaré.

Nos conviene fijar en mente el orden de los eventos relacionados con la Resurrección de Jesús para poder ver con mayor claridad cómo se inserta el relato de Mateo, entre los otros encuentros según la Escritura. El siguiente esquema.

Varios eruditos ofrecen un intento de armonizar las apariciones, adoptando distintos criterios. Nos limitamos aquí a presentar el esquema de A. T. Robertson:

Ø A María Magdalena (Mr. 16:9–11; Juan 20:11–18);

Ø A las otras mujeres (Mt. 28:8–10);

Ø A los dos discípulos en camino a Emaús (Mr. 16:12 s.; Lc. 24:13–32);

Ø A Simón Pedro (Lc. 24:33–35; 1 Cor. 15:5);

Ø A los diez discípulos, sin Tomás (Mr. 16:14; Lc. 24:36–43; Juan 20:19–25);

Ø El domingo siguiente a los once discípulos, con Tomás presente (Juan 20:26–31; 1 Cor. 15:5);

Ø A los siete discípulos y la pesca milagrosa (Juan 21:1–25);

Ø A 500 personas en un monte, y una comisión a los discípulos (Mr. 16:15–18; Mt. 28:16–20; 1 Cor. 15:6);

Ø A Jacobo (1 Cor. 15:7);

Ø A los once, dándoles una comisión (Lc. 24:44–49; Hech. 1:3–8);

Ø La última aparición y la ascensión (Mr. 16:19 s.; Lc. 24:50,53; Hech. 1:9–12).

Veamos que sucedió en estos cuarenta días después que el Señor Resucito, con quienes se conectó o converso, o lo vieron para antes Ascender a los cielos (al tercer cielo) su morada hasta su Segunda Venida.

Concluyo:

El ángel que anunció las Buenas Nuevas de la Resurrección a las mujeres les dio cuatro mensajes:

1)      "No temáis". La realidad de la Resurrección trae gozo, no temor.

Ø Cuando sienta miedo, recuerde la Tumba Vacía.

2)      "No está aquí". Jesús no está Muerto y uno no debe buscarlo entre los Muertos.

Ø Está Vivo y con su pueblo.

3)      "Venid ved". Las mujeres pudieron ver la evidencia. La Tumba estaba vacía en ese entonces, y lo está también hoy.

Ø La Resurrección es un hecho histórico.

4)      "Id pronto y decid". Tuvieron el encargo de esparcir el gozo de la Resurrección.

Ø Nosotros también tenemos la responsabilidad de esparcir las Buenas Nuevas de que Jesús ha sido: Crucificado, Muerto, A Resucitado [Ascensión].

No solo celebremos la semana santa, sino que nuestra celebración sea día tras día de nuestra existencia en esta tierra, es nuestro mejor reconocimiento de aquel que se entregó por ti y , ya que Cristo no solo fue sacrificado por esta semana santa cada año, sino por los santos que le han aceptado como su Señor y Salvador, es nuestra oración.

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Nota y Bibliografía:

1) Como Señor del día de reposo, Jesús fue a la sinagoga en sábado, como era su costumbre (Lc. 4:16). Su observancia del sábado concordaba con la prescripción veterotestamentaria de considerar ese día santo para el Señor. En su desacuerdo con los fariseos (Mt. 12:1–14; Mr. 2:23–28; Lc. 6:1–11) nuestro Señor hizo ver a los judíos que lo que ellos entendían acerca del cumplimiento de los mandamientos veterotestamentarios estaba completamente equivocado. Habían tratado de hacer más rigurosa la observancia del sábado que lo que Dios había mandado. No estaba prohibido comer el sábado, aun cuando fuera necesario cortar espigas para ello. Tampoco estaba prohibido hacer el bien el sábado. Curar era una obra de misericordia, y aquel que es Señor del sábado es misericordioso (compárese también Jn. 5:1–18; Lc. 13:10–17; 14:1–6). El Señor se levantó de los muertos el primer día de la semana, por lo cual desde épocas primitivas dicho día comenzó a convertirse crecientemente en el más importante de la semana—“día del *Señor (Ap. 1:10)—y en el cual los creyentes se reunían para el culto de adoración (compárese Hch. 20:7; también Didajé 14.1; Justino, Primera apología 67.3). (Fuente: Nuevo Diccionario Certeza).

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