PARTE II:
LOS JUICIOS DE JESÚS:
“Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, … y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año… Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo… Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
(Jn. 18:12-14, 34)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Al no
tener una acusación contra Jesús que Pilato aceptaría, responden en una
declaración general (v. 30). Parece que ellos habían esperado que Pilato
aceptara su veredicto, sin entrar en detalles de su culpabilidad o no. Literalmente dicen: “si no estaba este mal haciendo…”, enfatizando una acción continua. Quieren pintar a Jesús
como un criminal habitual.
Morris
acota que es una acusación contra su carácter, no la mención de un crimen específico
que hubiera cometido. Estaban apelando a la confianza de Pilato en el juicio
que ellos habían realizado. Más adelante Pilato insiste en algo más concreto y
ellos ofrecen tres
causas:
v Incitación de una sedición,
v Prohibición de pagar tributo a César y
v Considerarse “rey de
los judíos” (ver Lc. 23:3).
El pronombre vosotros que se usa en el v. 31 es enfático. Es evidente que Pilato no quería tratar este pleito,
quizás por darse cuenta que era motivado por un fanatismo religioso,
y quizás motivado también por un sueño que su esposa había tenido (ver Mt. 27:19).
Intentó en varias maneras
evitar la muerte de Jesús:
Ø Aquí insiste en que los mismos judíos lo
traten;
Ø Se lo envió a Herodes;
Ø Ofreció librarlo como una muestra de buena voluntad durante la Pascua; y
Ø Ofreció azotarlo y luego soltarlo.
Nada de esto satisfizo
a los líderes judíos. Juan registra nada menos que tres veces que
Pilato lo declaró inocente (ver v. 39; Mt. 19:4; 19:6).
La
interpretación de este versículo depende en parte del tono con que Pilato se
dirigía a los judíos. Al decir Tomadle vosotros y juzgadle, él
ignoraba que ya lo habían juzgado, o lo decía irónicamente, sabiendo que lo querían matar.
Brown sugiere que se deben tomar en serio las palabras de Pilato: “Les ha pedido los resultados de sus
deliberaciones, que ellos no le han entregado. Les dice, en consecuencia, que
no le es posible organizar un juicio en tales circunstancias y que, por tanto,
habrán de hacerlo ellos mismos”.
La
respuesta de los judíos, no nos es lícito dar muerte a nadie,
también da lugar a distintas interpretaciones. Se sabe que el imperio romano daba cierta libertad a los pueblos
conquistados a gobernarse y resolver pleitos dentro de ciertos parámetros.
Sin
embargo, esta libertad no autorizaba a los judíos a ejecutar a algún culpable
de su propio pueblo y la respuesta de los judíos reconoce este hecho.
El problema consiste en que hubo casos cuando los judíos sí
mataban a los de su pueblo sin la anuencia ni la intervención de las
autoridades romanas:
Ø La mujer tomada en adulterio que iban a apedrear (Mt. 8:5;
ver 5:18; 7:1, 25; 8:59; Hech. 21:31), y
Ø El apedreamiento de Esteban (Hech. 7:58).
Dos explicaciones se dan en estos casos:
·
Sería
más bien una reacción violenta del momento, un “linchamiento” por
motín,
·
Que el procurador decidió no
investigar, o que el procurador estaba ausente.
Lindars
concluye su presentación de la evidencia a favor y en contra diciendo que,
aunque el Sanedrín de vez en cuanto podía ejecutar a un judío por razones
religiosas, estando ausente el procurador, no podía hacerlo estando Pilato en
la ciudad.
Otra vez
Juan contempla el desarrollo de los eventos como el cumplimiento de las
predicciones de Jesús (v. 32). Una
traducción literal, guardando el orden del texto griego, sería:
Ø “Para que la palabra de Jesús sea cumplida,
la cual dijo señalando con qué clase de muerte estaba a punto de morir”.
Juan
recuerda a los lectores que Jesús dijo que sería “levantado” (ver 3:14; 8:28;
12:32), de modo que la muerte realizada por los romanos, es decir la crucifixión, cumpliría la predicción hecha antes. Veamos las citas Bíblicas mencionadas:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Jn. 3:14.
La liberación del pecado
descrita en Núm. 21:4-9 es un tipo de la
crucifixión.
“Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del
Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que
según me enseñó el Padre, así hablo”. Jn. 8:28.
Levantado: Se refiere a su crucifixión.
“Y yo, si fuere levantado de la tierra, a
todos atraeré a mí mismo”. Jn. 12:32.
Levantado en la cruz, a
todos atraeré. Su
gracia salvífica estará al alcance de los griegos (como
los que estaban allí presentes, v. 20),
así como de los judíos.
2) Jesús Examinado Por Pilato. Jn. 18:33-40.
El
escenario se cambia de la parte exterior del Pretorio a una sala interior donde
Pilato pudo interrogar a Jesús sin la interrupción de los judíos. Al fin el “príncipe” del poderoso imperio
romano estaba frente a frente con “el Príncipe de paz”, el representante de César frente al Cristo eterno. El
tema del intercambio se enfoca en el título “rey de
los judíos”. El drama se
intensifica.
Culpepper
nos recuerda que bajo la ley romana el juicio no se decidía por un jurado, sino
que el procurador en este caso tenía autoridad absoluta para juzgar y condenar,
o soltar.
Los cuatro Evangelios
expresan la pregunta con las mismas palabras.
En el texto griego el pronombre tú introduce la pregunta y es enfático en los
cuatro Evangelios. Según
Lucas (23:2), de entrada, los judíos habían acusado a Jesús ante Pilato por
tres crímenes:
·
Agita la
nación,
·
Prohíbe dar tributos a César y
·
Pretende
ser el Cristo, un rey (ver Mt. 2:1).
Quizás
esta acusación se hizo después de la que Juan registra en el v. 30.
Si esto
se hizo antes de la confrontación entre Pilato y Jesús, explica por qué se
comienza con esta pregunta. Si fuera así, que Jesús declaraba ser un rey, sería
un rival de Pilato y del César, y probablemente recibiría la sentencia de pena
capital de Pilato.
Morris
sugiere que la conversación se llevó a cabo en el idioma griego, que
Pilato podría entender sin intérprete, y no en arameo.
En el
texto griego del v. 34 la cláusula
de ti mismo inicia la pregunta y es enfática, dato que se pierde en la
traducción. Pilato se sorprendió del hecho de que Jesús no se defendía; esto lo
diferenciaba de la actitud común de los presos, que siempre se defendían. El
acusado abre su propia interrogación.
El origen
de la pregunta de Pilato es significante. Si fuera de Pilato mismo, significaría: “¿Eres tú un rey político?”, para lo cual Jesús contestaría que “no”. En cambio, si se originó entre los judíos, significaría: “¿Eres tú el rey de los judíos?”, para lo cual Jesús contestaría que “sí”. Así, Jesús no podía contestar la pregunta sin saber de
dónde procedía y, por eso, qué significaba. Jesús preguntaba para obtener
información, no para provocar al procurador.
La
respuesta de Pilato indica que la pregunta de Jesús fue un intento de saber el
origen de la pregunta de aquél. Es probable que la respuesta de Pilato se haya
expresado con cierto desdén o indignación: “No soy yo judío, ¿verdad?”. La pregunta anticipa una contestación negativa y el pronombre yo1) es enfático.
Además,
Pilato contestó la pregunta de Jesús, indicando que las acusaciones provinieron
de los mismos líderes de la nación judía. Parece que él quería ver si la
respuesta de Jesús estaría de acuerdo con las acusaciones que había recibido de
los judíos.
Por eso, quería saber
qué había hecho. La pregunta se expresa con un verbo en el tiempo
aoristo2): “¿Qué hiciste?”. Pilato
estaba buscando un hecho concreto por el cual se justificaría el proceso
judicial.
Otra vez
en el v. 36 Jesús esquiva la
pregunta de Pilato y vuelve al tema de su pretensión de ser rey. El deseo de
Jesús es el de aclarar para Pilato la naturaleza de su reino y su reinado.
Parece que la fuerza del término reino es más bien “reinado”, como lo es en el Evangelio de Mateo.
Nótese: que Jesús emplea tres veces el término Mi reino;
en cada caso es literalmente “el reino el mío” o “el reino que es mío” (ver 8:31). Jesús establece un contraste marcado entre su reino y el del mundo. El suyo no procede de, ni pertenece a, ni es cotérmino
con este mundo.
Lindars
comenta que tampoco se debe pensar del reino de Jesús en el sentido metafísico, sino en términos de relación. Su
reino no es uno del mundo de hombres apartados de
Dios, sino un reino de hombres en relación con Dios, no secular, sino
espiritual.
Además,
se puede afirmar que su reino no es temporal, no es de este “siglo”, ni de aquí, sino
eterno, del “siglo venidero”. Esta definición de su reino explica por qué no emplea un
ejército de servidores para defenderse y por qué reprendió a Pedro por usar la
espada. Ni en ese momento, ni antes de la resurrección (Hech. 1:6), Pedro había
aprendido la naturaleza verdadera del reino de Jesús.
La
pregunta de Pilato emplea una partícula griega que sólo se encuentra aquí en el
NT. Se ha traducido en tres maneras, en parte debido a la ubicación del acento,
y siempre con un tono de desdén. Puede ser una exclamación o una pregunta
anticipando una contestación negativa o positiva.
Vincent lo traduce: “¡Así que, después de todo, tú eres rey!”. La
traducción de la RVA mantiene los signos de interrogación que figura en el
texto griego de las Sociedades Bíblicas Unidas.
En la
respuesta de Jesús, nótese que el pronombre Tú está en una posición enfática, con el
sentido de “esa es tu opinión, tu palabra o tu
conclusión”.
Morris
piensa que la fuerza de la expresión es algo así: “Yo no dije eso, pero si
tú quieres decirlo, no puedo decir que ‘no’”.
Brown
opina que es una contestación afirmativa, pero otros consideran que es una
negación de ser rey, por lo menos en el sentido en que Pilato todavía lo
entiende. Por eso, procede otra vez a aclarar la naturaleza de su reino.
En el
texto gr. el pronombre yo es enfático e introduce la afirmación: “Yo para
esto he nacido…”. Establece un
contraste entre tú en la pregunta de Pilato y Tú en la respuesta de Jesús.
Poncio Pilato: Poncio
Pilato fue el quinto procurador romano de Palestina donde sirvió de 26-36 d. de
J.C. Se menciona su nombre en el Nuevo Testamento 53 veces.
Josefo, en sus
Antigüedades, nos da mucha información adicional en cuanto a Pilato.
Filón habla de una carta de Agripa I en la cual se habla de
Pilato como “inflexible, terco y de disposición cruel”. El mismo autor se refiere al servicio de Pilato que se
caracterizó por: “banalidad, violencia, robos,
asaltos a la gente, conducta
abusiva, ejecuciones frecuentes de prisioneros
sin previo juicio,
ferocidad interminable y salvaje”.
En
tiempos cuando el emperador romano era proclamado como divino, Josefo informa que Pilato introdujo estandartes con el retrato
de Tiberio en Palestina, a pesar de los sentimientos religiosos de los judíos.
El pueblo protestó por esta acción y organizaron una marcha hacia Cesárea, su
residencia.
Se
reunieron en el hipódromo donde se podían acomodar hasta veinte mil personas,
pero no pudo dar cabida a la multitud que había llegado. Aunque los soldados
procuraron intimidarlos, los judíos fueron desafiantes y firmes, hasta que por
fin Pilato tuvo que ceder y retirar los estandartes.
Pilato
era político y quería ser reconocido como “amigo del César”, título dado a altos
oficiales que demostraban su lealtad y servicio excepcional al Cesar del día. Los enemigos de Jesús sabían de los puntos débiles de
Pilato y se aprovecharon de esto en sus acusaciones contra Jesús, diciendo que
si Pilato soltaba a Jesús no era “amigo del César” (Jn. 19:12-16).
Pilato
fue destituido por Roma cuando los samaritanos se quejaron ante Vitelio, el gobernador romano de Siria, por el
asesinato de muchas personas que se habían reunido en el monte Gerizim. Pilato
asumió erróneamente que estaban en rebelión contra Roma y, sin mayores
averiguaciones, ordenó la matanza. Ése fue su último acto de tiranía en
Palestina.
Aunque
Pilato fue llamado a Roma por este acto, el emperador Tiberio murió antes de su
llegada, y no se sabe más del ex gobernador; aunque hay varias leyendas en
cuanto a su vida y muerte. Algunos han pensado que posiblemente se suicidó,
pero no hay ninguna prueba de esto.
Para los
cristianos, la condenación de Jesús parece ser la equivocación más grande de
Pilato. El Nuevo Testamento lo presenta condenando a Jesús con renuencia.
Jesús introduce el propósito final de su venida al mundo con
Para esto. Se debe observar los dos verbos en el tiempo
perfecto3) he
nacido y he venido, los cuales expresan acción en el pasado cuyos
resultados continúan:
Ø Hay un propósito en su vida, Una misión divina, y
Ø Ese propósito se relaciona con la verdad.
Estos dos
verbos también apuntan a la preexistencia eterna del Hijo de Dios.
En otra
ocasión Jesús dijo que “para juicio he venido a este mundo” (Jn. 9:39), pero no hay una contradicción entre las dos
declaraciones, pues la verdad establece la base para el juicio.
También,
en 5:33 Jesús dice que Juan vino para dar testimonio de la verdad. Plummer
insiste que hay una diferencia entre “dar testimonio de la verdad”, es decir, respecto de la verdad (ver 1:7, 15; 2:25;
5:31-39; 8:13-18), y dar testimonio a la verdad, es decir, en apoyo y defensa
de la verdad (ver 5:33). La verdad no es un concepto abstracto, como contrario
a lo falso, sino la revelación de la realidad última que es Dios mismo.
Se
relaciona estrechamente con la persona de Jesús (ver 14:6), por ser él la
manifestación perfecta y suprema de Dios. Jesús afirma que Todo aquel que es de
la verdad, es decir, todo el que procede de la verdad, que nace espiritualmente
de acuerdo con la verdad y camina en la verdad oye mi voz. Este es el sentido
de la preposición gr. que se traduce de; comunica la idea de origen o fuente.
2.2. Quinto:
Herodes. Lucas 23:6-12:
La acusación ante Pilato era realmente triple. Acusaban a Jesús
de:
a) Agitación sediciosa;
b) Animar a la gente a no pagar tributo al Emperador, y
c) Atribuirse el título
de rey.
Todo esto
era falso, y ellos lo sabían; pero recurrieron a las mentiras más calculadas y
maliciosas en su loco deseo de eliminar a Jesús.
Herodes,
llamado también Herodes
Antipas, estaba en Jerusalén ese fin de semana para
la celebración de la Pascua.
(Este fue el Herodes que mató a Juan el Bautista). Pilato pensó delegar su responsabilidad enviando a
Jesús a Herodes, porque sabía que Jesús vivió y trabajó en Galilea.
Sin embargo, Herodes
no fue de mucha ayuda. Fue escrupuloso con Jesús y disfrutó
burlándose de Él. A pesar de ello, cuando lo envió de nuevo a
Pilato, fue con el veredicto de "inocente".
Si desea más información de Herodes Antipas, véase su perfil en Marcos 6.
No en vano Pilato era un oficial romano experimentado:
·
Vio sus intenciones, y
·
No tenía
ningunas ganas de complacerlos.
Pero tampoco los quería ofender.
Se les había escapado decir que Jesús era galileo; o lo habían dicho para
añadir leña al fuego, porque Galilea era “la cuna de los rebeldes”.
Pero
aquello le ofrecía a Pilato una salida de escape. Galilea era la jurisdicción
de Herodes Antipas, que se encontraba casualmente en Jerusalén, probablemente
para cumplir la Pascua.
Así es que Pilato le remitió el caso a Herodes. Herodes era una persona a la
que Jesús no tenía nada que decir.
¿Por Qué?:
i) Herodes consideraba a Jesús un mero
espectáculo, y Jesús era el Rey al que había que someterse.
El famoso maestro estoico griego Epicteto
solía lamentar que había gente que venía de todo el mundo a sus clases para
verle, como si fuera una estatua, y no para aceptar y poner en práctica sus
enseñanzas. Jesús no es sólo una figura que vale la pena contemplar, sino el
Maestro que nos enseña a vivir victoriosamente.
ii) Herodes
tomó a Jesús a broma: se burló de Él, y le vistió de una ropa de rey para
reírse de Él.
Para decirlo de otra manera: se negó a tomar a Jesús en serio. Se le mostró
a su corte como una curiosidad divertida, y nada más. Y lo trágico es que,
todavía, la inmensa mayoría de la gente se niega a tomar a Jesús en serio. Si
no fuera así, prestarían más atención a su Palabra.
iii) El
versículo 11 se puede traducir: “Herodes
y sus soldados trataron a Jesús con desprecio”.
Y también: “Herodes, con sus soldados detrás, pensó que
Jesús no tenía ninguna importancia”. Es
decir: seguro en su puesto como rey, con la fuerza que le daba su guardia,
pensó que ese carpintero Nazareno no tenía la menor importancia.
Y aún hay muchos que, consciente o
inconscientemente, llegan a la conclusión de que Jesús no tiene ninguna importancia,
que es un elemento que se puede omitir en la vida. No le dan lugar en su
corazón ni influencia en sus vidas, y creen que se pueden pasar sin Él. Para un
cristiano, lejos de no tener ninguna importancia, Jesús es el más importante de
todo el universo.
Herodes era el
gobernador medio judío de Galilea y Perea. (V. 12).
Pilato era el gobernador romano de Judea y Samaria. Estas cuatro provincias,
con otras más, estaban unidas bajo el gobierno del rey Herodes el Grande, pero cuando murió en 4 a.C. el reino se dividió entre
sus cuatro hijos. A
ninguno se les llamó rey, sino tetrarca (significaba "gobernador
de un cuarto de la región").
Arquelao,
el hijo que recibió Judea y Samaria, transcurridos diez años lo destituyeron y
sus provincias las gobernaron una sucesión de gobernadores romanos de los
cuales Pilato fue el quinto:
Herodes Antipas tenía dos ventajas sobre Pilato:
·
Venía de
una monarquía heredada,
· En parte judía, y
·
Permaneció durante más tiempo en su
cargo.
En el caso de Pilato, también tenía dos ventajas sobre
Herodes:
Ø Era ciudadano romano y
Ø Enviado del emperador y
Su posición la crearon para reemplazar
al ineficiente medio hermano de Herodes.
No es una
sorpresa, por lo tanto, que la relación de estos dos hombres fuera tensa. Sin
embargo, el juicio de Jesús los unió. Debido a que Pilato reconocía la autoridad
de Herodes sobre Galilea, este detuvo el sentimiento amenazante de los
políticos romanos, y como ningún hombre sabía lo que debía hacer en este
trance, su problema común los unió.
2.3. Sexto: Pilato. Juan 18:39-19:6:
VV. 39-40: Pilato
no tuvo el coraje de sostener su convencimiento de que Jesús era inocente (v.
38).
Barrabás
era un rebelde contra Roma y, a pesar de haber cometido homicidio, quizás era un héroe entre los
judíos. Los judíos detestaban que Roma los gobernase y tener que pagar impuestos al
despreciado gobierno.
A
Barrabás, que dirigió una rebelión fallida, lo liberaron en lugar de Jesús, el Único
que en verdad podía ayudar a Israel. Si desea más información sobre Barrabás, véase la nota a Lc. 23:18-19[*].
NOTA: [*] Lc. 23:18,
19: ¿Quién era Barrabás? Los judíos tenían nombres que los identificaba con sus
padres. A Simón Pedro, por ejemplo, se le llama Simón, hijo de Jonás (Mt. 16:17).
Barrabás no se identifica por el nombre que se le dio, de ahí que no nos sea de
mucha ayuda.
Barrabás significa “hijo del padre”. Pudo haber sido un hijo de nadie y ese es precisamente
el asunto. Barrabás, hijo de un padre sin nombre, cometió un crimen. Debido a
que Jesús murió en su lugar, liberaron a este hombre. Nosotros también somos
pecadores y malhechores en contra de la ley santa de Dios. Como Barrabás,
sentenciados a morir.
Pero Jesús muere en nuestro lugar, por
nuestros pecados y nos pone en libertad. No necesitamos ser “muy importantes” para aceptar nuestra
libertad en Cristo. Más aún, gracias a Jesús Dios nos adopta como a hijos y nos
da el derecho de llamarlo Abba, “papá” (véase Gál. 4:4-6).
1) Pilato Presenta a Jesús Ante La Multitud. Juan 19:1–6.
V.1. azotó. Véase
Mt. 27:26:
NOTA: Mt. 27:26: Las víctimas de azotes eran desnudadas y
amarradas a un poste. Luego
eran golpeadas sin misericordia con un látigo fabricado con tiras de cuero
trenzadas, cada una con pequeños pedazos de metal o hueso adheridos y con
fragmentos de plomo atados a la punta. La flagelación arrancaba fragmentos de
carne a las víctimas, muchas de las cuales no sobrevivían al tormento.
El
comienzo de un nuevo capítulo no siempre indica un cambio de tema, sino el
intento de dividir el Evangelio en secciones manejables. Este capítulo continúa
y concluye el tema del anterior como se ve en un adverbio temporal que
significa “entonces” o “en ese tiempo”, y la conjunción
continuativa que también se traduce “entonces”, con los
cuales se inicia el capítulo.
En estos versículos se registra el evento culminante del
ministerio de Jesús:
·
Su condenación,
·
Crucifixión y
·
Muerte,
Dejando los dos últimos capítulos para relatar:
Ø La resurrección y
Ø Apariciones posteriores.
En este
capítulo veremos otros intentos de Pilato de librar a Jesús, declarándole
inocente dos veces más, pero finalmente cediendo a la presión de los líderes
judíos y entregándole para ser crucificado. Juan relata el azote de Jesús, pero
no menciona específicamente el motivo que Pilato tuvo en hacerlo. Quizás fue
con el fin de apelar a la simpatía humana de los judíos que, al ver a un hombre
sangrando y sufriendo, quedarían satisfechos.
Uno de
los problemas que surge en este capítulo es la cronología de eventos. Juan
ubica el azote de Jesús antes de la sentencia de muerte, mientras que
Mateo (27:26) y Marcos (15:15) aparentemente la ubican después como parte
normal de la preparación para la crucifixión. Parece que Lucas (23:16, 22) está de acuerdo con Juan.
Morris
comenta que no es probable que haya sido azotado dos veces.
Lenski
observa que es Juan quien nos informa que Jesús no fue azotado
como preparación para la crucifixión, sino que representa el intento de Pilato
de librarlo de la demanda de los judíos de que fuera crucificado. La cronología
de Juan parece representar correctamente la secuencia de eventos.
Es obvio
que Pilato no azotó a Jesús personalmente, sino que mandó a sus siervos a
hacerlo. El azote se aplicaba a los que estaban condenados a la muerte,
inmediatamente antes de la crucifixión.
Vincent
dice que en este caso fue aplicado ilegalmente con el propósito de satisfacer a
los judíos (Lc. 23:22). Era un castigo terrible. Se ataba al condenado a una estaca y le azotaban con varas
o, en el caso de esclavos, con un látigo hecho de tiras de cuero con pedazos
cortantes de plomo en las puntas.
Jesús sufrió tanto en este castigo que no podía cargar su cruz. Quizás murió rápido en la cruz debido en parte a lo
mismo. A veces el castigo era tan severo que los condenados morían antes de ser
crucificados; inclusive se describen casos en que los huesos y aun sus órganos
vitales quedaban expuestos.
En una
manera increíblemente cruda y cruel, los soldados se entretenían, burlándose del Hijo de Dios (v. 2). Aparentemente, esto tuvo lugar dentro del
Pretorio (ver v. 4) aunque Juan no menciona el regreso después del clamor de
los judíos para la liberación de Barrabás (18:40). Es casi seguro que ellos
oyeron las palabras de Pilato refiriéndose a Jesús como el “rey de
los judíos” (18:39), y
aprovechan este título como motivo de burla. No se sabe de qué
planta obtuvieron las ramas con espinas para entretejer la corona.
Del
término griego que se traduce corona =
(stefanos G4735)
proviene el nombre “Esteban” y se
refiere a una corona de victoria en vez de una corona real (diadema
G1238).
No se sabe si los soldados le pusieron la corona como instrumento de tortura, o si tenía el significado
de victoria, como burla de uno vencido, o si los soldados se burlaban de sus
pretensiones de ser “rey”.
El hecho
de vestirle con un manto de púrpura, color real,
indicaría la intención de burlarse de él por pretender ser rey. Si es así,
probablemente ambos actos se hicieron como burla de sus pretensiones reales.
La
descripción del v. 3 es vívida, con tres verbos en el tiempo imperfecto,
indicando acción continua o repetida:
Ø “Estaban viniendo”,
Ø “Estaban diciendo” y
Ø “Estaban dándole”.
El término ¡Viva…! es un verbo en el tiempo presente, modo imperativo,
segunda persona. Significa:
·
“Sé
gozoso”,
·
“Regocíjate”,
·
“Salud” y
Se usaba como una
salutación.
Mateo y
Marcos describen el acto burlón en que los soldados se arrodillaron ante él y
escupieron sobre él.
El
término bofetadas es el mismo que se
emplea en 18:22. Este trato humillante viene a ser una parte de lo que Pablo
describe al decir “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte…” (Filp. 2:8). En todo
este proceso, no hay evidencia de que Jesús se haya quejado, ni resistido.
Muchos siglos 740-680 a.C., antes el profeta lo describe así:
Ø “Como un cordero, fue llevado al matadero; y
como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su
boca” (Is. 53:7).
NOTA: Is. 53:7-9: la
pasividad del Siervo. No abrirá su boca
(v. 7). Véase Mt. 26:63-64; Jesús afirmó su deidad cuando fue puesto bajo
juramento. El v. 8 puede ser parafraseado así: “Fue muerto mediante opresión, y ¿Quién de entre su generación entendió
que Él fue muerto por la transgresión de mí pueblo?”. Los soldados intentaron enterrarlo con los
malvados ya que lo consideraban un delincuente. Sin
embargo, recibió honorable sepultura en la tumba de José de Arimatea. comp. v.
9 con Mt. 27:57-60.
En el v. 4 se cambia el escenario. Esta es la tercera vez (vv. 4–7) que Pilato sale al
pórtico para dirigirse a los judíos que estaban esperando afuera. Parece que
Pilato salió primero y avisó a la multitud de su propósito de traer a Jesús
afuera y, a la vez, anunció su veredicto.
En la ocasión
anterior (ver 18:38–40) Pilato dejó a Jesús adentro cuando salió y lo declaró
inocente, pero esta vez propone traerlo afuera. Aquí, pues, tenemos la segunda
vez que el procurador romano declara la inocencia de Jesús, como si dijera: “No hallo ninguna causa en él que merezca el juicio”.
El
aspecto de Jesús, al salir del recinto al pórtico (v. 5), debe haber sido lastimoso. El significado de la exclamación
de Pilato ¡He aquí el hombre! ha sido interpretado en varias maneras.
Beasley-Murray, siguiendo la opinión de
Bultmann, sugiere que el intento de Pilato era el de demostrar lo inofensivo y
lo ridículo de Jesús, con la esperanza de satisfacer las demandas de los judíos
sin crucificarlo.
En esta
línea de pensamiento, Brown agregaría una pregunta que acompaña la exclamación: “¿Quién tomaría en serio a semejante persona?”.
Morris
cita a Abbott, quien opina que el sentido de la exclamación es “mirad este pobre hombre”, con un
tono despectivo.
Plummer
cree que la expresión conlleva lástima y no desprecio.
En
cambio, Lohse entiende que Pilato habría estado tan impresionado con Jesús que
su intención en la exclamación es: “Aquí hay todo un hombre”. No falta quien piense que la expresión se refiere a la
descripción del “Siervo sufriente” de Isaías 53. Otros creen que significa meramente: “Aquí está el acusado”.
Si hemos
interpretado correctamente el intento de Pilato de evitar la crucifixión de Jesús por azotarlo y
humillarlo, ciertamente fue sorprendido y frustrado. Juan
tiene el cuidado de aclarar que son los líderes religiosos (v. 6) los que
tienen “sed de sangre”. La gritería habrá
sido impresionante. La presencia de Jesús, en vez de despertar lástima entre
los líderes, “los volvió locos”, ¡un fanatismo descontrolado!
El verbo
traducido gritó está en el tiempo aoristo ingresivo, indicando acción comienza.
Los verbos ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! son imperativos de
mando. Los líderes estaban ordenando al procurador romano realizar algo que él
persistentemente procuró evitar. No hay un objeto directo del verbo, sólo “¡Crucifica! ¡Crucifica!”.
Concluyó:
A pesar
de que el juicio de Jesús
duró menos de dieciocho horas, lo presentaron ante seis auditorios diferentes. Debido a que el oficio de sumo sacerdote era vitalicio,
Anás aún era el sumo sacerdote “oficial” ante los
judíos, aunque los romanos eligieron a otro. Anás todavía tenía una gran influencia
ante los miembros del Sanedrín.
Pilato le
hizo azotar, permitiendo a los
soldados presentar una coronación burlesca y luego sacar ante el pueblo la figura patética de
Jesús, en la esperanza de que el castigo les dejaría satisfechos.
Aunque
Jesús tuvo el Poder para Crear Un Universo, se entregó voluntariamente a Sus captores y a la cruz que le aguardaba. Mucho antes de que tuviera lugar esta
escena, Jesús les dijo a sus oyentes que nadie podía quitarle la vida, sino que
ÉL la ponía voluntariamente (Juan 10:18). Esta actitud de entrega voluntaria
fue profetizada por Isaías, quien escribió:
“Angustiado él, y afligido, no abrió
su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. (Is. 53:7).
El
sacrificio personal de Cristo, a semejanza del de un Cordero, es una muestra maravillosa de la grandeza de Su
amor. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno
ponga su vida por sus amigos”. (Jn. 15:13). Piénsalo ¡Hasta tal punto te amó Jesús!
LAS MANOS TRASPASADAS DE JESÚS REVELAN EL CORAZÓN INUNDADO DE
AMOR DE DIOS
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Nota y Bibliografía:
1) ego = (ἐγώ, G1473), caso nominativo del pronombre personal de la primera
persona. Sin embargo, generalmente no se emplea en griego como tampoco en
castellano, estando implicado en la desinencia verbal; así, luo significa «desato». Cuando el pronombre ego se añade al verbo, es casi
invariablemente, por no decir que siempre, enfático. El énfasis puede no ser
demasiado evidente en algunos casos, como por ejemp., Mt. 10:16, pero incluso
ahí puede ser tomado en el sentido de que hay algo más de énfasis que si se
omitiera el pronombre. Con mucho, el mayor número de los casos se encuentra en
el Evangelio de Juan, y ello en declaraciones del Señor acerca de sí mismo (por
ejemp. 4:14, 26, 32, 38; 5:34, 36, 43, 45; 6:35, 40, 41, 48, 51, dos veces, 63,
70). Ejemplos en las Epístolas son Rom. 7:9, 14, 17, 20, dos veces, 24, 25. Hay
más en este capítulo que en cualquier otro fuera del Evangelio de Juan.
En otros casos del pronombre aparte del nominativo, es
por lo general más necesario para expresar el sentido, aparte de cualquier
énfasis.
Notas:
(1) Kago (esto es, kai ego)
significa «aun
yo» o «también yo» (por ejemp., Mt. 2:8; 10:32-33); se
traduce «y yo»
en pasajes como Mt. 11:28; Lc. 2:48, etc.
(2) Para jemautou,
traducido «como
yo» en 1 Cor. 7:7. (VINE).
2) El aoristo es un tiempo que no existe en el español. Tiene un
significado muy especial y propio, y ello precisamente en el Nuevo Testamento.
Expresa una acción completa o acabada, una acción única o algo acontecido de
repente. Es algo así como un “punto” (pasado) en la línea del tiempo. “En un determinado momento me fue dado (aoristo) un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás,
pare que constantemente me abofetee (presente);
y el
Señor me dijo: ‘Mi gracia te basta en todo
momento’ ” (2 Corintios
12:7-8). (Fuente: Clave Lingüística Del NT. Griego. Edit. La Aurora).
3) El perfecto del idioma griego
une en sí el presente y el aoristo. Indica que una acción determinada, con un
inicio o comienzo definido y su conclusión en el pasado, aún perdura en el
presente con plena validez. El capítulo tercero de Juan habla den Nuevo
Nacimiento. Por eso encontramos allí el aoristo.
¿“Cómo puede uno
nacer nuevamente siendo ya viejo? Jesús respondió: ‘En
verdad, en verdad te digo, que el que no haya pasado en un determinado momento
por un nacimiento de agua y de Espíritu (no “nazca”,
“naciere”; = aoristo), no puede
entrar en el Reino de Dios’ ”. (Juan 3:4-5). (Fuente: Clave
Lingüística Del NT. Griego. Edit. La Aurora).
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 16//6//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. AA-HH. Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del
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