lunes, 26 de noviembre de 2018

EL PECADO DE MOISÉS, LA DERROTA DE ARAD: NÚMEROS 20–21:


EL PECADO DE MOISÉS, LA DERROTA DE ARAD:
NÚMEROS 20–21:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
  
En estos dos capítulos tenemos dos maravillosos tipos de Cristo.

I.       Cristo La Roca Herida (Números 20:1–13):
En Éxodo 17:1–7 ya se introdujo este tipo. En muchos lugares de las Escrituras, a Dios se le pinta como una Roca; y 1 Corintios 10:4 aclara que la Roca en Éxodo y Números es un cuadro de Cristo. El pueblo no podía vivir sin agua, ni tampoco hoy podemos vivir sin el agua de la vida (Jn. 4:13–14; 7:37–39).
En la Biblia el agua para beber es un tipo del Espíritu Santo, quien viene al interior y satisface nuestra vida espiritual. El agua para lavarse es un tipo de la Palabra de Dios, que tiene poder limpiador (Jn. 15:3; Ef. 5:26).
Los hechos aquí contrastan con los de Éxodo 17. En el pasaje de Éxodo Dios le dijo a Moisés que golpeara la roca, lo que es un cuadro de la muerte del Señor en la cruz. Pero aquí se le dijo que le hablara, porque Cristo murió una sola vez. Todo lo que necesitamos ahora es pedir y Él dará de su Espíritu Santo (Jn. 7:37–39).
Cuando Moisés golpeó la roca usó la vara de Aarón y no la suya propia. Esta es la vara sacerdotal de la vida (Éx. 17:1ss). Esta es la explicación de por qué Moisés debía hablarle a la roca y no golpearla:
·      Cristo nuestra roca ha resucitado de los muertos;
·      es nuestro sumo Sacerdote viviente; y
·      nos da las bendiciones espirituales que necesitamos conforme se las pedimos.
Una persona no tiene que salvarse una vez tras otra, ni tampoco el don del Espíritu Santo debe repetirse. Recibimos el Espíritu una sola vez cuando confiamos en Cristo; recibimos llenuras del Espíritu muchas veces conforme venimos a Cristo y se lo pedimos.
La principal razón, sin embargo, por la que Dios juzgó a Moisés y le impidió entrar en la tierra prometida fue esta: se exaltó a sí mismo y no le dio la gloria a Dios. Al llamar al pueblo «rebeldes» y al decir: « ¿Os hemos [Aarón y yo] de hacer salir aguas de esta peña (v. 10), Moisés no le daba a Dios la gloria debida a su Nombre. Fue una evidencia de orgullo e incredulidad (v. 12). El punto más fuerte de Moisés era su mansedumbre (12:3), sin embargo aquí es donde falló. Sin duda Pedro era un hombre valiente, pero fracasó precisamente en eso mismo cuando negó al Señor. A menos que glorifiquemos a Dios en todo lo que hacemos, Dios se enfrentará a nosotros y hará que perdamos las bendiciones que Él tiene planeadas para nosotros.

II.     Cristo La Serpiente De Bronce Levantada (Números 21:1–9):
Juan 3:14 es nuestra autoridad para hacer esto un tipo de Cristo.
    
Nótese: cómo es un cuadro de la salvación que tenemos en Cristo.

A.      La Necesidad.
El pueblo pecó de dos maneras:
·   Hablaron contra Dios y contra Moisés. Debido a esto estaban muriendo. «La paga del pecado es muerte» (Rom. 6:23).
Aquí tenemos los dos aspectos de la ley de Dios:
Ø Conducta hacia Dios y conducta de los unos con los otros.
Debido al pecado la muerte está en el mundo y todos estamos condenados (Jn. 3:16–18). A cada persona nacida en este mundo la ha mordido la feroz serpiente del pecado y está destinada a morir.

B.      La Gracia De Dios.
Dios podía haber ignorado el aprieto de la gente, porque merecía morir, pero su amor y gracia proveyeron el remedio.
 La intercesión de Moisés en el versículo 7 nos recuerda la oración de Cristo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23:34).

C.     Otra Serpiente.
¡Qué extraño que Moisés hiciera otra serpiente cuando en un principio las serpientes fueron las causantes del problema! ¿No había ya suficientes en el campamento? Pero la serpiente de bronce es un cuadro de Cristo, que se hizo pecado por nosotros (2 Cor. 5:21). El bronce es el metal que habla de juicio y en la cruz Cristo llevó el juicio por nosotros.

Nótese: que la serpiente no fue eficaz en la mano de Moisés, ni en un anaquel. Tenía que ser «levantada»; Cristo tuvo que ser crucificado. Véanse Juan 3:14, 8:28 y 12:30–33.

D.      Por Fe.
El pueblo oró: «¡Quítanos las serpientes Pero el método de Dios fue vencer el aguijón de la muerte por fe. «¡Miren, y vivan!», fue la respuesta. No fue ignorando las mordeduras, aporreando las serpientes, aplicando medicina, ni tratando de huir que se salvó la gente.
La salvación vino al mirar por fe a la serpiente levantada en el centro del campamento (Comp. Is. 45:22).

Nótese: que la serpiente no estaba relacionada en nada con el tabernáculo. Ninguna cantidad de sacrificios hubiera salvado de la muerte a la gente.

E.      Disponible.
La serpiente no se levantó en algún rincón escondido. Se levantó en el centro del campamento donde todos pudieran verla y vivir. Cristo está a nuestra disposición hoy; no está lejos. Véase en Romanos 10:6–13 una aplicación más completa. El remedio está al alcance de todos: «El que quiera, tome» (Ap. 22:17).

F.      Gratuito.
A los pecadores que morían en los días de Moisés no les costaba nada mirar y vivir. Tal vez no entendieron el cómo o el porqué de todo (¿y quién entiende la salvación?), ¡pero podían creer y vivir!

G.      Suficiente.
Una sola serpiente levantada era suficiente para todo el campamento. Sólo Cristo es suficiente para nuestra salvación; no necesitamos nada más. El que se estaba muriendo no se salvaba por mirar a la serpiente y guardar la ley, ni mirar y traer un sacrificio, ni mirar y prometer portarse mejor.
Se salvaron sólo por fe. Cristo es suficiente para suplir todas nuestras necesidades para el tiempo y la eternidad.

H.      Sanidad Inmediata.
La salvación no es un proceso; es un milagro inmediato que ocurre cuando el pecador mira a Cristo por fe. Cristo en su muerte y resurrección no nos salva «poco a poco». Salva instantánea, inmediata y completamente.

I.       Un Remedio Para Todos:
La gente insensata dice: «Así como todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos llevan al cielo, ¡y hay muchas maneras de ser salvos
Había sólo una manera de ser salvo en el campamento de Israel y hay sólo un camino hoy. Léanse Juan 14:6 y Hechos 4:12. A menos que el pecador mire por fe a Cristo, está perdido para siempre.

J.       Doble Seguridad.
          ¿Cómo sabía la gente que se estaba muriendo que el remedio serviría?
Ø      Primero, tenían la seguridad de la Palabra de Dios. Él había prometido que cualquiera que mirara viviría.
Ø       Segundo, podía ver lo que ocurría en la vida de otros. Dios no daría ninguna revelación especial, ningún sentimiento especial; los pecadores tenían que depender de lo que Dios había prometido.

Todo esto le parece necio a la gente del mundo (1 Cor. 1:18–31). Imagínese, ¡mirar a una serpiente levantada para ser salvo de la muerte! La gente de hoy se mofa de la cruz, mientras que tratan de matar serpientes y fabricar nuevos remedios contra ellas. Sin embargo, ¡cada remedio que el hombre ha fabricado ha fracasado! Reforma, educación, mejores leyes, religión: todo ha tenido su día.
Y sin embargo la gente sigue muriendo en el pecado. La única respuesta es la cruz de Jesucristo, el Salvador levantado.
Lea 2 Reyes 18:4 y descubrirá que los judíos conservaron esta serpiente de bronce y la convirtieron en ídolo. Así es la naturaleza humana, mira al objeto material e ignora al Dios que merece nuestra confianza.
No fue la serpiente la que curó al pueblo; fue el Dios que ordenó que se hiciera la serpiente. Esto es idolatría: «Honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador» (Rom. 1:25).

Ezequías hizo pedazos a la serpiente ídolo y la llamó «Nehustán», «pedazo de bronce». Nos preguntamos qué pensará Dios de los millones de ídolos esparcidos en todo este mundo, pedazos de madera o metal que le roban la confianza y la gloria que se merece.


Clase Para Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.




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