lunes, 26 de noviembre de 2018

LA ILUSTRACIÓN DE LA JUSTICIA: ROMANOS 4:


LA ILUSTRACIÓN DE LA JUSTICIA:
ROMANOS 4:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Procure dominar este capítulo, ¡sea como sea! Explica cómo Dios justifica (declara justo) a los impíos mediante la muerte y la resurrección de Jesucristo. «Salvación» es un término amplio e incluye todo lo que Dios hace por el creyente en Cristo: «justificación» es un término legal que describe nuestra perfecta posición ante Dios en la justicia de Cristo.
En este capítulo Pablo usa el ejemplo de Abraham para ilustrar tres grandes hechos respecto a la justificación por fe.

I.       La Justificación Es Por Fe, No Por Obras (Rom.4:1–8):
Todos los judíos reverenciaban al «padre Abraham» y por Génesis 15:6 sabemos que Abraham fue justificado ante Dios. La aceptación de Abraham por Dios era tan cierta que se referían al cielo como «el seno de Abraham». Sabiendo esto, Pablo apunta a Abraham y pregunta:
·      «¿Cómo fue Abraham, nuestro padre en la carne, justificado?».

¿Por sus obras? No, porque entonces pudiera haberse gloriado de sus éxitos y no tenemos ningún registro de tal acción en el AT. ¿Qué dice la Escritura? «Abraham creyó a Dios» (véase Gn. 15:1–6.) El don de la justicia vino, no por obras, sino por la fe en la Palabra revelada de Dios.
Nótese: que en su argumento Pablo usa las palabras «considerar», «imputar» y «contar» (vv. 3–6, 8–11; 22–24). Todas significan lo mismo: poner a cuenta de una persona:
·      La justificación significa justicia imputada (puesta a nuestra cuenta) y nos da el derecho de estar ante Dios.
·      Santificación significa justicia impartida (hecha parte de nuestra vida) y nos da una posición correcta ante los hombres, de modo que crean que somos cristianos.
Ambas cosas son parte de la salvación, como argumenta Santiago 2:14–26. ¿De qué sirve decir que tengo fe en Dios si mi vida no revela fidelidad a Él?

La salvación es o bien una recompensa por obras, o un regalo mediante la gracia; no puede ser ambas cosas.
El versículo 5 afirma que Dios justifica al impío (no al justo) por fe y no por obras. Los judíos pensaban que Dios se basaba en las obras para justificar a los religiosos; sin embargo, Pablo ha demostrado que el «padre Abraham» se salvó sólo por fe.
Luego Pablo se refiere a David y cita el Salmo 32:1–2, demostrando que el gran rey de Israel enseñó la justificación por la fe, aparte de las obras. Dios no imputa el pecado a nuestra cuenta, porque eso se cargó a la cuenta de Cristo (2 Cor. 5:21 y véase Film. 18). Antes bien, ¡Él imputa la justicia de Cristo a nuestra cuenta puramente sobre la base de la gracia! ¡Qué maravillosa salvación tenemos!

II.      La Justificación Es Por Gracia, No Por La Ley (Rom.4:9–17):
Ahora surge una importante pregunta: Si la salvación es por fe, ¿qué sucede con la ley? ¿Qué hay con el pacto que Dios hizo con Abraham? Pablo responde señalando que la fe de Abraham y su salvación data de ¡catorce años antes de ser circuncidado!
La circuncisión fue el sello del pacto, el rito que hacía del niño judío una parte del sistema de la ley. Sin embargo Abraham, el «padre» de los judíos, ¡fue en efecto un gentil (o sea, incircunciso[1]) cuando fue salvado! La circuncisión[2] fue sólo una señal externa de una relación espiritual, como lo es el bautismo hoy.
Ninguna ceremonia física puede producir cambios espirituales; no obstantes, los judíos de los días de Pablo (como muchos «religiosos» de hoy) confiaban en las ceremonias (las señales externas) e ignoraban la fe salvadora que se les demandaba. Abraham es verdaderamente el «padre» de todos los creyentes, todos los que pertenecen a la «familia de la fe» (véase Gál. 3:7, 29). Como Pablo destacó en Romanos 2:27–29, no todos los «judíos» son en realidad «el Israel de Dios».
En los versículos 13–17 Pablo contrasta la ley y la gracia, así como en los versículos 1–8 contrastó la fe y las obras. La palabra clave aquí es «promesa» (vv. 13, 14, 16). La promesa de Dios a Abraham de que sería «heredero del mundo» (v. 13: indicando el glorioso reino bajo el gobierno de la Simiente Prometida: Cristo) no se dio en conexión con la ley o la circuncisión, sino por la sola gracia de Dios.
Léase de nuevo Génesis 15 y nótese cómo Abraham estaba «al final de su cuerda» cuando Dios intervino y le dio su promesa de gracia. ¡Todo lo que tenía que hacer era creer a Dios!
Ø La ley nunca fue dada para salvar a nadie;
Ø la ley nada más trae ira y revela el pecado.
Ø Anula por completo la gracia, así como las obras abrogarían la fe;
Ø las dos cosas no pueden existir juntas (vv. 14–15).
¿Cómo podía Abraham salvarse por una ley que aún no se había dado?
Pablo concluye en el versículo 16 que la justificación viene por gracia, por medio de la fe; y así todas las personas, judíos o gentiles, pueden ser salvos. Abraham no sólo es el padre de los judíos, sino que es el «padre de todos nosotros», todos los que seguimos en sus pasos de fe. (Léase Gál. 3.)

III.  La Justificación Es Por El Poder De La Resurrección, No Por Esfuerzo Humano (Rom.4:18–25):
·      La primera sección (vv. 1–8) contrastó la fe y las obras;
·      la segunda (vv. 9–17) la ley y la gracia; y
·      ahora la tercera (vv. 18–25) contrasta la vida y la muerte.

Nótese: que Pablo, en el versículo 17, identifica a Dios como el que «da vida a los muertos». Abraham y Sara estaban «muertos», ya que sus cuerpos habían pasado con mucho la edad de procrear (véase Heb. 11:11, 12). ¿Cómo podrían dos personas, una de noventa años de edad y la otra con más de cien, esperanzarse con tener un hijo? Pero cuando la carne está muerta, ¡el poder de la resurrección del Espíritu puede obrar!

Debemos Asombrarnos De La Fe De Abraham:
·      Todo lo que tenía era la promesa de Dios de que sería el padre de muchas naciones;
·      sin embargo, creyó la promesa, dio la gloria a Dios y recibió la bendición.
Qué perfecta ilustración del milagro de la salvación. En tanto y en cuanto la gente dependa de la carne y sienta que todavía tiene suficiente fuerza como para agradar a Dios, nunca será justificada.
Pero cuando llegamos al final de nuestros recursos, admitimos que estamos muertos y cesamos de bregar con nuestros esfuerzos, Dios puede «darnos vida de entre los muertos» y una nueva vida y una perfecta posición delante de Él. Fue la simple fe de Abraham a la Palabra de Dios lo que le justificó y así es como los pecadores son justificados hoy.
Pero tal vez Abraham era alguien importante. El versículo 24 dice que no; Dios escribió esa declaración en su Palabra por causa nuestra, no por Abraham. Somos salvos de la misma manera que él se salvó: por fe.

Nótese: cuán importante es en Romanos la palabra «creer»: aparece en 1:16; 3:22, 26; 4:3, 24; 5:1; 10:4, 9–10; etc. Cuando un pecador cree la promesa de Dios en la Palabra, el mismo poder de resurrección entra en su vida y llega a ser cristiano, un hijo de Dios, así como Abraham lo fue. Debemos confesar que estamos muertos y creer que Cristo está vivo y nos salvará.

El versículo 25 explica la base para la justificación:
Ø la muerte, y
Ø resurrección de Cristo.

Pablo entrará en detalle en este asunto en el capítulo 5. El versículo dice:
·      «El cual [Jesús nuestro Señor] fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación».
·      El hecho de que Él murió prueba que fuimos pecadores;
·      el hecho de que Dios le levantó de los muertos prueba que hemos sido justificados por su sangre.
Esto pone de manifiesto de nuevo que la justificación es asunto del poder de la resurrección y no del débil esfuerzo humano.
_____________
Notas:
[1] akrobustia = (ἀκροβυστία, G203), incircuncisión. Se usa: (a) del estado físico, en contraste con el acto de la circuncisión, Hec.11:3 (lit., «incircuncisos»); Rom.2:25-26; 4:10-11: («estando aún incircunciso» rvr), 12; 1 Cor.7:18-19; Gal.5:6; 6:15; Col.3:11); (b) por metonimia, de los gentiles (por ejem., Rom.2:26-27; 3:30; 4:9; Gal.2:7; Ef.2:11); (d) en sentido metafórico o transferido, de la condición moral en la que siguen operando los corrompidos deseos de la carne (Col.2:13). (VINE)
Nota: En Rom.4:11, la frase «estando aún incircunciso» traduce la frase griega diakrobustias, lit., «a través de incircuncisión»; aquí día tiene el sentido local de proceder de y de pasar afuera. Véase INCIRCUNCISIÓN.
[2] peritome = (περιτομή, G4061), lit., corte en redondo, circuncisión (el verbo es peritemno). Era un rito que había sido ordenado por Dios a Abraham y a sus descendientes varones, como señal del pacto hecho con él (Génesis 17; Hech.7:8; Rom.4:11). De ahí los israelitas denominaban a los gentiles como «los incircuncisos» (Jue.15:18; 2 Sam.1:20). Igualmente en el NT., pero sin la sugerencia de desprecio (p.ej., Rom.2:26; Ef.2:11).
El rito tenía un significado moral (Ex.6:12; 6:30), donde se aplica metafóricamente a los labios; también al oído (Jr.6:10), y al corazón (Jr.30:6; 4:4. Comp. Jr.9:25-26). Se refiere al estado de circuncisión (Rom.2:25-28; 3:1; 4:10; 1 Cor.7:19; Gal.5:6; 6:15; Col.3:11).
«En la economía de la gracia no se tiene en cuenta ninguna ordenanza efectuada en la carne; se ignora la antigua distinción racial en la predicación del evangelio, y la fe constituye la única condición sobre la que se ha de obtener el favor de Dios en salvación (Rom.10:11-13; 1 Cor.7:19). Véase también Rom.4:9-12» (De Notes on Galatians, por Hogg y Vine, p. 69).
Con ocasión de la predicación del evangelio a los gentiles, y a la conversión de ellos, surgió una secta de creyentes judíos que argumentaban que el evangelio, sin el cumplimiento de la circuncisión, anularía la ley y haría imposible la salvación (Hech.15:1). De ahí que este partido fuera conocido como «la circuncisión» (Hech.10:45; 11:2; Gal.2:12; Col.4:11; Tit.1:10), usándose el término por metonimia, poniéndose lo abstracto por lo concreto, así como en la aplicación del término en general a los judíos (Rom.3:30; 4:9; 4:12; 15:8; Gal.2:7-9; Ef.2:11). Se usa metafórica y espiritualmente de los creyentes con referencia al acto (Col.2:11 y Rom.2:29; a la condición, Filp.3:3).
La defensa de la verdad por parte del apóstol Pablo, y su contención en contra de esta propaganda, forman el principal tema de la Epístola a los Gálatas. Comp. katatome: «mutiladores» (Filp.3:2). Véanse MUTILAR, MUTILADOR. (VINE).


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