PRESENTACIÓN Y JUSTICIA, CONDENACIÓN,
PECADO:
ROMANOS 1:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
I.
Saludo (Romanos 1:1–7):
Las
trece cartas de Pablo empiezan con el nombre del apóstol. Se acostumbraba en
esos días empezar una carta con el nombre y los saludos personales del que
escribía, en lugar de colocarlos al final como lo hacemos hoy. Pablo se
identifica como un siervo y un apóstol y da toda la gloria a Dios al decir que
fue llamado por la gracia de Dios (v. 5) y separado para este maravilloso
ministerio (véase Hch. 13:1–3).
De
inmediato afirma que su ministerio es el evangelio, al cual llama «el evangelio
de Dios» (v. 1), «el evangelio de su Hijo» (v. 9) y «el evangelio de
Cristo» (v. 16).
Afirma
que sus «buenas
noticias» no son algo nuevo que ha inventado, sino que el AT.,
prometía la venida, muerte y resurrección de Cristo. (Véase 1 Cor. 15:1–4, en
donde las «Escrituras»
obviamente significan los escritos del AT., puesto que el NT., apenas se
empezaba a escribir). Al relacionar el evangelio con el AT., Pablo apelaba a
los creyentes judíos que leían su carta.
El
evangelio tiene que ver con Cristo:
· Según la carne, un judío (v. 3),
· pero de acuerdo al poder de
Dios mediante la resurrección, probó ser el mismo Hijo de Dios (v. 4).
Esto
demuestra la humanidad y deidad del Dios-Hombre que es el único que puede ser
nuestro Mediador.
¿Cuál
es el propósito de este evangelio que le costó a Cristo su vida? El versículo 5
nos lo dice: traer
a todas las naciones a la obediencia de la fe. Cuando una persona
verdaderamente confía en Cristo, le obedecerá. En los versículos 6–7 Pablo
describe a sus lectores, los santos en Roma. Ellos también son «llamados»
por Cristo, no a ser apóstoles, sino a ser santos.
Nótese: que un
santo es un creyente vivo en Cristo Jesús. ¡Sólo
Dios puede hacer de un pecador un santo! También son «amados de Dios», incluso
viviendo en la perversa ciudad de Roma. Qué maravilloso que Dios nos llame
«amados», así como llamó a su Hijo (Mt. 3:17). Jesús afirma que el Padre nos
ama como el Padre le ama a Él (Jn. 17:23).
En Este Breve
Saludo Pablo Identifica:
(1) al
escritor, él mismo;
(2) los que
recibieron la carta, los santos en Roma (no los inconversos);
(3) el tema: Cristo y el
evangelio de salvación.
II. Explicación (Romanos 1:8–17):
Pablo
ahora da una doble explicación de:
(1) por qué
escribe (vv. 8–15); y
(2) acerca
de qué escribe (vv. 16–17).
Por mucho tiempo
Pablo deseó visitar a los santos en Roma. Su testimonio
se había esparcido por todo el Imperio Romano (v. 8; y véase 1 Ts. 1:5–10) y Pablo anhelaba fervientemente visitarlos
por tres razones:
(1) para establecerlos
en la fe, v. 11;
(2) para que fueran una bendición para él, v. 12; y
(3) para tener entre ellos «algún fruto», o sea, ganar a otros gentiles para el Señor,
v. 13.
Téngase
presente que Pablo era el mensajero escogido de Dios a los gentiles y, por
cierto, ¡sentía
el peso de una responsabilidad hacia los santos (y pecadores) en la capital del imperio!
Explica
que se le había estorbado en su deseo de visitarlos antes, no por Satanás
(véase 1 Ts. 2:18), sino por sus muchas oportunidades de ministrar en otras
partes (Rom. 15:19–23). Ahora que el trabajo había concluido en esas áreas,
podía visitar Roma.
Nótese: las fuerzas motivadoras en la vida de Pablo
(vv. 14–16): «Soy deudor [...] pronto estoy [...] no me
avergüenzo». Deberíamos imitar el ejemplo del apóstol.
En
los versículos 16–17 tenemos el tema de la carta: el evangelio de Cristo revela la justicia de Dios, una justicia
basada en la fe y no en las obras, y disponible para todos, no sólo para los
judíos.
Pablo
explica en Romanos cómo Dios puede ser a la vez «el justo y el que justifica», esto
es, cómo Él puede hacer justos a los pecadores y todavía mantener firme su santa
ley. Pablo cita a Habacuc 2:4 (véase las
notas introductorias): «El justo por su fe vivirá».
III. Condenación (Romanos 1:18–32):
Ahora
empezamos la primera sección de la carta, la cual trata del pecado (1:18 3:20; véase el bosquejo). En
estos versículos finales del capítulo 1 Pablo explica cómo los gentiles
penetraron en las terribles tinieblas que los rodean y cómo la ira de Dios se
ha revelado en su contra.
Nótese: los pasos
decadentes en la historia de los gentiles:
A.
Conocieron a
Dios (vv. 18–20).
Dios
les había dado una revelación doble de sí mismo: «les es» (conciencia)
y «se lo»
(creación),
v. 19. El hombre no empezó con
ignorancia y gradualmente creció hasta la inteligencia; empezó con una
brillante revelación del poder y sabiduría de Dios y le dio las espaldas.
Dios
se reveló desde el mismo momento de la creación, de modo que los que nunca han
oído el evangelio de todas maneras no tienen excusa. (En el cap. 2 se analizará cómo Dios juzga a
tales personas).
B.
No Le
Glorificaron Como a Dios (vv. 21–23).
Los
pensamientos vanos y el razonamiento necio hicieron que los hombres se alejaran
de la verdad y se volvieran a las mentiras. Vemos la indiferencia conduciendo a
la ingratitud, resultando en ignorancia.
La
gente de hoy se postra ante los filósofos griegos y romanos, y honra mas su
palabra que la Palabra de Dios; pero Pablo llama a todas estas filosofías «imaginación de
hombres» y «tiempos de ignorancia» (Hch. 17:30). El
próximo paso fue la idolatría, honrando a la criatura (incluyendo al hombre) antes que
al Creador.
C.
Cambiaron La
Verdad De Dios (vv. 24–25).
Esta
palabra cambiaron indica precisamente eso. ¡Reemplazaron la verdad de Dios con la mentira de Satanás!
¿Qué es la mentira de Satanás? Adorar a
la criatura y no al Creador; adorar al hombre en lugar de adorar a Dios; adorar
las cosas antes que a Cristo. Satanás tentó a Cristo para que hiciera esto (Mt.
4:8–11).
Nótese: que en Romanos
1:18 los gentiles «detienen con injusticia la verdad» y ahora «cambiaron la
verdad» por una mentira. Cuando se cree y
obedece la verdad, ella nos hace libres (Jn. 8:31–32); cuando se rechaza y desobedece la verdad, nos hace
esclavos.
D.
Rechazaron El
Conocimiento De Dios (vv. 26–32).
Estas
personas comenzaron con un claro conocimiento de Dios (vv. 19, 21) y su juicio en contra del pecado (v. 32); pero ahora llegaron al más bajo nivel de su caída: ¡ni siquiera querían el conocimiento de
Dios! «Dijo
el necio en su corazón: No hay Dios» (Salm. 14:1).
Es triste ver
los trágicos resultados de esta decadencia. Los
evolucionistas quieren hacernos creer que los seres humanos hemos «evolucionado»
desde formas primitivas, ignorantes y como bestias, a la criatura maravillosa
que somos hoy. Pablo dice precisamente lo opuesto: el hombre empezó como la más superior de las criaturas de Dios,
pero ¡él mismo se hizo bestia!
Nótese: los
tres juicios de Dios:
• Dios los entregó a la inmundicia[1] e idolatría, vv. 24–25.
•
Dios los entregó a pasiones[2] vergonzosas,
vv. 26–27.
•
Dios los entregó a una mente reprobada[3],
vv. 28ss.
¡Dios los abandonó! Esta es la
revelación de la ira de Dios (v. 18).
Los pecados que se mencionan aquí son demasiado viles para definir o hablar de
ellos, sin embargo, hoy en día se practican alrededor del mundo con la
aprobación de la sociedad.
La
gente sabe que el pecado será juzgado, no obstante, se deleitan en él de todas
maneras. Si no fuera por el evangelio de Cristo, estaríamos nosotros mismos en
esa esclavitud del pecado. «Gracias a Dios por su don inefable» (2 Cor. 9:15).
___________
Notas:
[1] akatharsia = (ἀκαθαρσία, G167), relacionado con B, Nº 1, denota suciedad: (a) física (Mateo 23:27); aparecen
casos en los papiros en los que se habla de mantener las casas en buenas
condiciones; (b) moral (Romanos1:24;
6:19; 2 Corintios 12:21; Gálatas 5:19; Efesios 4:19; 5:3; Col.3:5; 1 Ts.2:3,
que sugiere el hecho de que la sensualidad y las falsas doctrinas están
frecuentemente asociadas; 1 Ts.4:7). (VINE).
[2] pathos = (πάθος, G3806),
de pasco = sufrir, denota primariamente lo que uno sufre o experimenta de
cualquier manera; de ahí, un afecto de la mente, un deseo lleno de pasión.
Utilizado por los griegos tanto de deseos buenos como malos, siempre se utiliza
en el NT., de estos últimos (Rom.1:26: «pasiones vergonzosas»; rv: «afectos»; Col.3:5: «pasiones
desordenadas»; rv: «molicie»; 1 TS.4:5: «pasión»; rv: «afecto»). (VINE).
[3] adokimos = (ἀδόκιμος, G96), que
significa «no
soportando la prueba», rechazado (a = privativo; dokimos = aprobado), se aplicaba primariamente a
metales (comp. Is.1:22). En el NT., se utiliza siempre en sentido pasivo: (a) de cosas (Heb.6:8): «reprobada»,
de una tierra que produce espinos y abrojos; (b) de personas (Rom.1:28), de «una mente reprobada», una mente que
Dios no puede aprobar, y que tiene que ser rechazada por él, consecuencia de
rehusar «tener en cuenta a Dios»; en 1 Cor.9:27, para lo cual véase ELIMINADO;
2 Cor.13:5-6 , donde la referencia es a la gran prueba de si Cristo mora en una
persona; en 2 Tim.3:8, de los «réprobos en cuanto a la fe», esto es, hombres cuyo
sentido moral está pervertido y cuyas mentes están entenebrecidas por sus
propias especulaciones; en Tito 1:16 , de los abominables, que están
«reprobados en cuanto a toda buena obra», esto es, si se les pone a prueba con
respecto a cualquier buena obra (en contraste con su profesión de fe), deben
ser absolutamente rechazados. En la lxx, Prov.25:4; Is.1:22. (VINE).
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