LA DIVISIÓN DE CANAÁN:
JOSUÉ 14–15:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Caleb se destaca
en la Biblia como un gran héroe de fe. Seis veces se nos dice que «cumplió siguiendo
al Señor» (Núm. 14:24; 32:12; Dt. 1:36; Jos. 14:8–9, 14). Caleb[1] fue «un vencedor» (1 Jn. 2:13–14; 5:4),
un hombre que lo sometió todo al Señor y obedeció por completo su Palabra.
Podemos trazar su historia espiritual en tres etapas:
I. Caleb El Que Sufre:
Puesto
que Caleb tenía cuarenta años en Cades-barnea (Jos. 14:7), tenía que haber
nacido en Egipto mientras los judíos soportaban gran sufrimiento (Éx. 1–2).
Había nacido como esclavo, ¡sin embargo murió como un héroe! En Josué 14:13–14
se indica su parentela.
Algunos
piensan que Caleb (cuyo nombre significa «perro»)
era de parentela mixta, siendo su padre un cenezeo y su madre de la tribu de
Judá (Jos. 15:13). Si es así, ¡esto hace su fe una maravilla incluso mayor!
Sin
embargo, 1 Crónicas 2:18 hace a Caleb hijo de Hezrón, descendiente de Fares (1
Crón. 2:5); y esto lo pondría entre los antepasados de Cristo (Mt. 1:3). En
cualquier caso, Caleb fue redimido por la sangre del cordero pascual, libertado
de Egipto y se le dio la perspectiva de una gran herencia en Canaán. No tendría
herencia bajo Josué si no hubiera experimentado primero la redención bajo
Moisés.
II. Caleb El Defensor (Núm. 13–14):
En
estudios anteriores ya hemos hablado de la rebelión en Cades-barnea. La
nación había estado fuera de Egipto alrededor de dos años cuando llegaron a la
entrada de Canaán. En lugar de creer en la Palabra de Dios e inmediatamente
demandar su herencia, pidieron un informe de doce espías (Dt. 1:21ss).
Caleb
y Josué estuvieron entre esos espías, lo cual muestra la posición de confianza
que ostentaban en la nación. Cuando se dieron los informes, sólo Caleb y Josué
defendieron a Moisés y animaron a la nación a entrar en Canaán. Los diez espías
menospreciaron la tierra (14:36), en tanto que Caleb y Josué se deleitaron en
ella.
La
nación quería regresar; los dos hombres de fe querían avanzar. La mayoría
andaba por vista; la minoría andaba por fe. La nación rebelde veía sólo
obstáculos, problemas; los líderes creyentes veían las oportunidades, las
perspectivas.
¿Cuál fue el resultado? ¡Los
diez espías y la generación incrédula murieron en el desierto! Pero
Caleb y Josué vivieron para entrar y disfrutar de la tierra prometida. «La mente carnal es
muerte» (Rom. 8:6). Exigió valentía de Caleb erguirse en contra de
toda la nación, pero Dios le honró por ello.
III. Caleb El Peregrino:
Caleb
no murió en el desierto, pero todavía tuvo que sufrir con la nación incrédula
durante casi cuarenta años de peregrinaje. Piense en lo que tuvo que soportar
este hombre creyente y piadoso. Cada día veía a la gente morir y perder su
herencia. Tenía que oír las murmuraciones y quejas. Este hombre de fe tuvo que
soportar la incredulidad de sus compañeros israelitas. Amaba a Moisés, sin
embargo tenía que oír a los judíos que criticaban y se oponían a su líder.
¿Cómo pudo Caleb mantener su vida espiritual cuando estaba
rodeado de tanta carnalidad e incredulidad? ¡Su
corazón estaba en Canaán!
Dios
le había dado una maravillosa herencia (léase Jos. 14:9–12) y aunque su cuerpo
estaba en el desierto, ¡su corazón y mente estaban en Canaán! Él es una perfecta
ilustración de Colosenses 3:1–4. Poseía lo que en Romanos 8:6 se llama la «mente espiritual».
Caleb
pudo soportar las aflicciones en el desierto porque sabía que no tenía que
temer la muerte, que tenía una herencia y que Dios no le fallaría. ¡Cuánto mucho más
tenemos en Cristo! Sin embargo, nos rendimos y fallamos con mucha
facilidad en nuestro peregrinaje.
IV. Caleb El Conquistador:
Esto
nos lleva a nuestro estudio de Josué 14–15. Josué está dándole a cada tribu su
herencia especial y Caleb viene a reclamar su parte. Le recuerda a Josué la
promesa de Dios (14:6–9), porque es únicamente en base a la Palabra de Dios que
podemos pedir nuestras bendiciones.
Nótese: el glorioso
testimonio de fuerza que da Caleb (14:10–11). La
persona de fe es una persona con fuerza. Cuarenta y cinco años después del
fracaso de la nación en Cades-barnea, Caleb tiene ochenta y cinco, y sin
embargo ansía tomar posesión de su herencia para la gloria de Dios. Es triste
cuando los creyentes permiten que «la vejez»
los haga quejosos cuando debería hacerlos (como a Caleb)
conquistadores.
«Dame, pues, ahora este monte» (14:12). Caleb
era un hombre tanto de visión espiritual como de vitalidad espiritual, y estas
dos cualidades le condujeron a la victoria espiritual. Dios le prometió una herencia
y Caleb tenía la fe de que lo que Él le prometió podía cumplirlo (véase Rom. 4:20–21).
Caleb
pudo arrojar a los habitantes de su heredad (Jos. 15:13–14), los mismos «gigantes»
que los diez espías incrédulos temieron (Núm. 13:28, 33). La incredulidad mira
a los gigantes; la fe mira a Dios. La incredulidad depende del «sentido común»
humano; la fe descansa por completo en la Palabra de Dios.
Otoniel,
sobrino de Caleb, le ayudó en una de sus conquistas (Jos. 15:15–17) y se ganó
la mano de la hija de Caleb como esposa. Este hombre más tarde llegaría a ser el
primer juez de Israel (Jue. 3:9ss), y así continuó el liderazgo de la familia.
La
hija de Caleb ilustra una maravillosa verdad espiritual.
Después de casarse con Otoniel, regresó a su padre y le pidió una bendición
adicional (15:18–19). Caleb le había dado un campo, pero ella también quería
las fuentes de agua para nutrir el campo. El cristiano debe continuar
alegremente pidiéndole al Padre una bendición mayor, en especial las «fuentes
espirituales» que derraman la vida fructífera. El campo que Dios nos
da nunca producirá fruto sin las fuentes de agua (Jn. 7:37–39).
Qué
diferencia hay cuando los creyentes «cumplen siguiendo al Señor» y ejercen fe en la
Palabra. La dedicación y fe de Caleb le salvaron la vida, le ganaron una
herencia, vencieron al enemigo y le permitieron enriquecer a su familia por
muchos años. El Señor sin duda espera que los cristianos de hoy sean
conquistadores; es más, Pablo afirma que somos «¡más que vencedores!» (Rom. 8:37).
Josué
y Caleb conquistaron con armas físicas y tomaron posesión de una herencia
material, pero nosotros conquistamos con almas espirituales (2 Cor. 10:3–5)
para tomar posesión de nuestra herencia espiritual en Cristo (Ef. 1:3).
Se
espera que los cristianos sean vencedores mediante la fe en Cristo (1 Jn. 5:4).
Debemos vencer al mundo (1 Jn. 5:5), la falsa doctrina (1 Jn. 4:1–4) y al
maligno (1 Jn. 2:13–14). Cristo ya venció a Satanás (Lc. 11:21–22) y al mundo
(Jn. 16:33), de modo que sólo necesitamos tomar posesión de su victoria por fe.
Nótese: en las cartas a
las siete iglesias (Ap. 2–3) las muchas
promesas a los que vencen. «El que venciere
heredará todas las cosas», promete Apocalipsis
21:7.
Vencemos
al enemigo y nos posicionamos de la herencia de la misma manera que Caleb[1]:
(1) Debemos
someternos por completo al Señor;
(2) Debemos
saber sus promesas y creerlas;
(3) Debemos mantener el corazón y la
mente fija en la herencia;
(4) Debemos
depender de Dios para obtener la victoria.
«Más gracias
sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Cor.
15:57).
Reflexión:
La lucha era larga. Lo que los israelitas habían
ganado era batallas pero la guerra aún permanece. El relato de Jueces lo
comprueba. Los jebuseos no fueron totalmente dominados sino hasta los tiempos
de David (2 Sam. caps. 6 y 7).
Esto deja una enseñanza sobre algunas cosas que en la
vida no se pueden lograr de inmediato sino lentamente:
v En algunos casos
esto provoca una crisis de identidad y de fe; y
v La crisis solo
puede ser enfrentada con la fuerza de la esperanza y la confianza en Dios como
soberano de la historia también.
Canaán no era un paraíso con caminos de flores sin
espinos, sino un desafío permanente a la fidelidad hacia Dios y una plena
confianza en el pacto. Esta experiencia consistía en un verdadero aprendizaje
en el cual el pueblo no siempre supo responder a la altura de las circunstancias
y por eso mismo perdió parte de la riqueza de las bendiciones.
Las salidas fáciles siempre aparecieron como las
mejores, pero sólo algunos sacerdotes y profetas se mantuvieron firmes en la
obediencia al pacto que Jehová había hecho con ellos.
___________
Nota:
[1] H3612
כָּלֵב = Kaléb: tal vez forma de H3611, o también de la misma raíz en el
sentido de forzado; Caleb, nombre de tres israelitas:- Caleb. (Strong).
1) El hijo piadoso
de Jephunneh y el creyente espían quién reportó la tierra prometida
favorablemente y urgió su captura.
2) El hijo de
Hezron y el nieto de Pharez y el bisnieto de Judá y el padre de Hur y el abuelo de Caleb el espía.
Estudios para el
Domingo.
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