DESCENSO AL
HADES:
“Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?... El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. (Ef. 4:9-10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Aunque la doctrina
del descenso de
Cristo al infierno se encuentra
firmemente establecida en los primeros credos del cristianismo (aparece por primera vez en las fórmulas arrianas
del siglo(s) IV),
en realidad su lugar en las Escrituras ocupa un lugar periférico.
Se menciona explícitamente quizás dos
veces (1 P. 3:19; 4:6), y hay referencias indirectas sólo en dos lugares más
(Hch. 2:27 y Rom. 10:7), donde se insinúa el tema mediante la reinterpretación
de pasajes del AT., Salm. 16 en el caso de Hch., y Dt. 30.
No está claro si corresponde insistir en
una referencia al descensus ad inferos en Ef. 4:9s, ya que el amplio movimiento en estos
versículos se entiende mejor si se considera que forma un paralelo con el
pasaje “kenótico” de Filp. 2:5–11.
1. Las Partes Más Bajas De La Tierra: Efesios 4:9-10:
“Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?... El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. (Ef. 4:9-10)
V.9:
TGr171 El adjetivo comparativo κατώτερα está seguido por γῆς, lo
cual debe interpretarse: las partes más bajas que la tierra y no el nivel más bajo de la tierra (τῆς γῆς
puede ser distributivo o apositivo: las regiones más
bajas, es decir, la tierra -T215;
τῆς γῆς es un genitivo de contenido: las regiones
bajo la tierra -BD167). [Editor. Parece mejor considerar τῆς γῆς como un genitivo comparativo,
porque sigue a un adjetivo comparativo.]
T182 Τό introduce una frase proverbial (se usa como un pronombre relativo -R735): que.
A continuación, el apóstol
presenta el precio
de la Unidad Eclesial (Ef. 4:8-10).
Estos versículos son como un paréntesis, para
comentar lo de “subió*” (v. 8) y para probar que la
descripción solo se acomoda a Cristo.
El Salm.68:18, muestra a Dios como un conquistador que marcha y obtiene tributos de la ciudad vencida. Pablo usa esa figura para enseñar que Cristo, en su Crucifixión y Resurrección, obtuvo la victoria sobre Satanás. Cuando Ascendió al cielo, dio dones a la Iglesia, algunos de los cuales detalla en 4:11-13.
anabaino = (ἀναβαίνω, G305), venir
sobre, llegar a un lugar (ana
= arriba
o sobre).
Se traduce «viniendo
la multitud» (Mr.15:8; vm: «acercándose», Besson: «subiendo»; Lc.24:38: «vienen a vuestro
corazón», rv: «suben»; Hech. 7:23: «le vino al corazón»); véase
SUBIR, Nº 1, y también BROTAR, CRECER, ENTRAR, SACAR. (VINE)
A. Verbos:
1. anabaino = (ἀναβαίνω, G305), ir arriba (ana = arriba; baino = ir). Se traduce «entraron» en Juan 21:3, apareciendo solo en algunos mss. (tr); véase SUBIR, etc. (VINE).
“Por
lo cual…” (v.8) significa la razón por la que Cristo puede
distribuir desde el cielo sus dones a la Iglesia.
Fue porque, antes de subir por
encima de todos los cielos para llenarlo todo (v.10b), hubo de
descender primero a las partes más bajas de la tierra (v.9b), no a los
infiernos (según la mala traducción del ad
ínferos del Credo, ya de por sí desorientador),
según puede engañar la referencia hecha en nuestras versiones a 1 Pedro 3:19 (v. el comentario a dicho lugar), sino
esta tierra como lugar en que se llevó a cabo la más profunda humillación del
Hijo de Dios (Filp. 2:6-8).
Y a la vez, su Triunfo en la Cruz sobre los
principados y potestades de las huestes espirituales de maldad (comp. 6:12 con
Col. 2:15) a los que, con el derramamiento de su propia Sangre y con su
Triunfante Resurrección y Ascensión a los cielos (v. 8), arrebató
los que estaban bajo cautiverio del diablo (“llevó cautivo la cautividad”. Lit.).
NOTA:
Ef. 4:9: las partes más bajas1) de la tierra: Podría significar que Cristo
descendió al Hades2) entre su
muerte y su Resurrección; o “de la tierra” podría ser mera aposición,
significando que Descendió (en su
encarnación) a las partes más bajas (del universo), a saber, la
tierra. (Fuente:
Biblia de Estudio RYRIE. Pág. 1198).
“sino que se despojó* a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. (Filp. 2:7)
Ayuda Hermenéutica:
*kenoo = (κενόω, G2758), vaciar, hacer vano. Se utiliza:
(a) De la fe (Rom. 4:14: «vana resulta la
fe»; rv: «vana es»);
(b) De la cruz de
Cristo
(1 Cor.1:17: «para
que no se haga vana»);
(c) De Cristo, al
vaciarse a sí mismo
(Filp. 2:7: «se
despojó a sí mismo» [rv: «(se)
anonadó»]);
(d) Del gloriarse
del apóstol Pablo en el ministerio del evangelio (1 Cor. 9:15: «antes que nadie
desvanezca»; rv: «haga vana»);
(e) De su
gloriarse en la iglesia de Corinto (2 Cor. 9:3: «no sea vano»; rv: «sea vana»).
Véanse DESPOJAR, DESVANECER, VANO. (VINE)
Filp. 2:7: se despojo así mismo. Lit., se vació. La kénosis (vaciamiento)
de Cristo durante su ENCARNACIÓN
no quiere decir que renunciase a ningún Atributo de su Deidad, sino que tomó
sobre Sí las limitaciones de la humanidad. Esto implicaba un velo sobre la
gloria que tenía antes de la Encarnación (Jn. 17:5) y el desentenderse
voluntariamente de algunas de sus prerrogativas divinas durante el tiempo en
que estuvo en la tierra (Mt. 24:36).
forma. La misma palabra que se usa en el v. 6. Era completamente Dios [100%] y verdaderamente hombre [100%]. Quienes niega la Divinidad o la Humanidad de Cristo exige negar la otra.
2. Fue y Predicó a Los Espíritus Encarcelados: 1 P. 3:19-20:
“en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”. (1 P. 3:19-20)
Las referencias en los dos pasajes
petrinos son más directas, pero no por ello más claras. El contexto del primer
pasaje (1 P. 3:19) es el padecimiento congruente de Cristo (cuya culminación
fue su muerte) y del cristiano.
Fue con posterioridad a su pasión y “en el espíritu”
(pneumati)
que el Señor “predicó”
(el término técnico ekeµryxen) a los *“espíritus encarcelados”. Como vencedor,
y no ya como víctima, Cristo proclama su triunfo (keµryssein
debe diferenciarse de euangelizein,
4:6) en forma inclusiva.
“Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios”. (1 P. 4:6)
En 1 P. 4:6 la idea de predicar las buenas
nuevas a los “muertos” nace de la
consideración tanto del dolor como de la gloria de estar muertos al pecado.
Esto, dice Pedro, bien puede comprender el sufrir por amor de Cristo, así como
Cristo sufrió por nosotros (4:1s):
Ø Es este evangelio
el que juzga a los “muertos”,
y les da la oportunidad de compartir la vida eterna de Dios (versículo(s) 6).
Esto bien puede referirse a los cristianos
que han oído el evangelio en vida, y murieron antes del regreso del Señor (así
Selwyn, Stibbs, y Dalton).
Ø Otros interpretan
que “los muertos” se refiere a
aquellos que están espiritualmente muertos; y
Ø un tercer punto de vista relaciona este versículo con 3:19, viendo en él una nueva referencia a los “*espíritus encarcelados”. En este caso la idea del juicio (muerte, aquí) está subordinada a la de la vida (la plenitud de la vida de Dios, indicada por el vocablo zoµsi, en contraposición a la transitoriedad de la vida del hombre, implícita en 4:2 por el verbo biooµ, traducido en forma similar).
El intervalo entre la muerte y la resurrección de Jesús no puede considerarse como carente de significación. Pero el acontecimiento que según los cristianos se produjo en esos momentos, sea que Pedro lo tenga presente o no en los dos pasajes mencionados, es más bien asunto de teología que de cronología.
NOTA: Veamos desde otro punto de vista aún más comprensible:
“en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados…”. (1 P. 3:19-20)
Los versículos 19 y 20 está, erizados de dificultades, que
trataremos de solventar, tras de ofrecer lo que dice a la letra el original:
“En el
cual (espíritu,
del v. 18, al final) también marchó a
proclamar a los espíritus en prisión, que en otro tiempo desobedecieron (gr. Epeithésasin,
no se dejaron persuadir, en participio de aoristo)
cuando aguardaba la longanimidad de Dios en (los) días de Noé mientras era preparada (participio de presente) el Arca. (entrando) en la
cual unos pocos, esto es, ocho personas (éste es aquí el
sentido de psukhás, como en Hech.
2:41, por ejemplo) se salvaron por medio del agua”.
2.1.
Dificultades De Este Versículo 19:
El versículo 19 dio ocasión a la frase del
Credo que dice “descendit ad ínferos”, mal
traducido por “descendió
a los infiernos”, tal como se recita y se canta en el Credo de la
Iglesia de Roma. En dicha Iglesia, esto dio origen al llamado “limbo de los
justos”, y esta enseñanza subyace todavía a la disparata
interpretación que el dominico Salguero hace de todo el pasaje en contraste con
el erudito y estupenda del jesuita R. Franco. Las dificultades de este versículo son
tres:
1) ¿En qué sentido
puede decirse que Cristo fue en espíritu al lugar donde estaban los espíritus
en prisión?
Las distintas
opiniones son expuestas clara y concisamente en la Ryrie
Study Bible:
· “Algunos piensan que esto
significa que Cristo, entre Su muerte y Su resurrección, descendió al Hades y ofreció a los que
vivieron antes de Noé (v. 20) una segunda
oportunidad de salvación, doctrina que carece de base bíblica.
· Otros dicen que fue simplemente un anuncio
de Su victoria sobre el pecado a los que estaban en el Hades, sin ofrecer una
segunda oportunidad.
· Lo más probable es que esto sea una
referencia al Cristo preencarnado predicando mediante Noé a los que, por haber
rechazado ese mensaje, son ahora espíritus en prisión”.
Personalmente, esta última interpretación me parece la más probable.
2) Sin embargo,
las dificultades no acaban ahí. En efecto, ¿quiénes
son esos espíritus en prisión de que nos habla Pedro en el mismo versículo 19?
Las
interpretaciones son dos, y vamos a resumirlo del comentario de E. G. Selwyn
citado tanto por el evangélico A. Stibbs como por el jesuita R. Franco:
Ø La primera y tradicional interpretación, aplica la
palabra espíritus a las almas de los
difuntos, con referencia especial a los que murieron en tiempos de Noé,
mientras se preparaba el Arca. Esta interpretación tiene a su favor que estas
personas desobedecieron realmente al mensaje que proclamaba Noé (Heb. 11:17)
durante la fabricación del Arca, pero tiene en contra suya que el término espíritus (sin
más calificación ni determinación) nunca se usa en la Biblia para
designar las almas de los difuntos.
Ø La segunda, moderna, interpretación se apoya en los siguientes datos: El
término espíritus se usa siempre para designar seres sobrenaturales, buenos o
malos; la tradición judía era constarte en considerarlos como transgresores del
orden establecido por Dios, y, en consecuencia, castigados, en un tiempo
inmediatamente anterior al Diluvio, a permanecer en prisión hasta el día del
Juicio; y, lo que es más fuerte, parece ser que a tales espíritus hacen
referencia 2 Pedro 2:4 y Judas 6, 7. Estos argumentos son verdaderamente fuertes
con la sola dificultad de ver cómo puede determinarse la actual desobediencia
de estos espíritus un mensaje predicado mientras se preparaba el Arca.
Además,
si se adopta esta interpretación, en preciso entender que dichos espíritus,
ángeles caídos, son los hijos de Dios de que habla Génesis 6:2, lo que todavía,
al qué esto escribe, le resulta difícil de “tragar”.
3) La tercera dificultad,
aunque no tan fuerte como las anteriores, se refiere al sentido del verbo ekéruxen, proclamó.
El verbo
era usado en el griego clásico para designar el oficio del kérux, heraldo o pregonero, encargado de hacer públicos los
edictos o bandos de las autoridades, como los hemos conocido todavía en nuestro
siglo. De esta raíz se deriva el término kerygma, tan de moda en nuestros días para aludir a la
proclamación del Evangelio.
Sin embargo, dicho verbo no indica necesariamente el anuncio de una Buena Noticia (para eso están el verbo euanguelízo y el sustantivo euanguélion). Por tanto, puede entenderse de la proclamación del definitivo triunfo de Cristo sobre el mal, hecha a los espíritus malos en prisión, si se acepta la interpretación que ve en ellos a los ángeles caídos. Si por espíritus se entienden a las almas de los difuntos, que en tiempos de Noé desecharon el mensaje, habría que entender el verbo kerússein como sinónimo de euanguelízein.
2.2. Los Que En Otro
Tiempo Desobedecieron. Versículo 20.
Aquí los espíritus
encarcelados son identificados de forma inequívoca. ¿Quiénes eran? Los que en otro
tiempo desobedecieron. ¿Cuándo desobedecieron? Cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días
de Noé, mientras se preparaba el arca.
¿Y cuál fue el resultado final? Pocas
personas, es decir, ocho, fueron salvadas a través del agua. Es bueno detenerse
aquí y recordarnos la dinámica general del pensamiento en esta carta, que había
sido escrita contra un trasfondo general de persecución. Los cristianos a los que
estaba escribiendo Pedro estaban padeciendo a causa de su vida y testimonio.
Quizá se preguntaban por qué, si la fe cristiana era la correcta, habían de
estar sufriendo en lugar de reinar. Si el cristianismo era la verdadera fe, ¿por qué había tan pocos cristianos?
Para
responder a la primera pregunta, Pedro señala al Señor Jesús. Cristo padeció
por causa de la justicia, hasta el extremo de ser muerto. Pero Dios lo resucitó
de entre los muertos y lo glorificó en el cielo (véase v. 22). El camino a la
gloria pasaba a través del valle del sufrimiento.
Luego Pedro se refiere a Noé.
Durante ciento veinte años, este fiel predicador advirtió que Dios destruiría
el mundo. El agradecimiento recibido fue escarnio y rechazo. Pero Dios lo
vindicó salvándolo a él, y a su familia, en medio del diluvio.
Luego tenemos este problema: «Si estamos en lo
cierto,
¿por qué somos tan pocos?».
Pedro responde: «¡Hubo un momento en la historia cuando sólo ocho personas en el mundo estuvieron en lo cierto, y todo el resto en el error!». De manera característica, en la historia del mundo la mayoría no ha tenido la razón. Los verdaderos creyentes son generalmente un pequeño remanente, de modo que la fe no debería vacilar debido al pequeño número de los salvos. Había sólo ocho creyentes en tiempos de Noé; hay millones en la actualidad.
Al final
del versículo 20, leemos que pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas,
a través
del agua. Eso no significa que fuesen salvadas mediante el agua; fueron
salvadas a través del agua. El agua no fue la salvación de ellos, sino el
juicio a través del cual Dios los llevó sanos y salvos.
Para
comprender de modo adecuado esta declaración y el versículo que sigue, hemos de
contemplar el significado típico del arca y del diluvio. El arca es una imagen
del Señor
Jesucristo. El
diluvio de agua exhibe el juicio de Dios. El arca
era el único camino de salvación. Cuando vino el diluvio, sólo los que estaban
dentro fueron salvados; todos en el exterior perecieron. Así Cristo es el único
camino de salvación; los que están en Cristo están tan a salvo como Dios puede
hacerlo. Los que están en el
exterior no pueden estar más perdidos:
·
El agua no fue el medio de
salvación, porque todos los que estuvieron fuera del arca se ahogaron.
·
El
arca era el lugar de refugio.
·
El arca
pasó por el agua del juicio.
·
Recibió
todo el golpe de la tempestad.
·
Ni una gota de agua llegó a los que
estaban refugiados en el interior del arca.
·
Así
Cristo llevó toda la furia del juicio de Dios contra nuestros pecados.
·
Para
los que están en Él, no hay juicio (Jn.
5:24).
El arca
tenía agua debajo, y agua que caía sobre ella, y agua a todo su alrededor. Pero
llevó a sus creyentes ocupantes a través del agua hasta la seguridad de una
nueva creación.
De modo que los que confían en el Salvador son llevados sanos y salvos a través de una escena de muerte y desolación a un terreno de resurrección y a una nueva vida.
Concluyó:
Entonces el significado adquiere más
importancia que el modo, y podemos interpretar el descensus
como parte de la actividad triunfal de Cristo, que es Señor
tanto del infierno como del cielo (compárese Ap. 1:18 y Filp. 2:10), y
que de esta manera completa su intervención en todas las áreas imaginables de
la experiencia.
“y el que vivo, y
estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo
las llaves de la muerte y del Hades”. (Ap. 1:18)
“para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra” (Filp. 2:10)
___________
Nota y Bibliografía.
1) katoteros =
(κατώτερος,
G2737), grado comparativo de kato = abajo.
Se usa en Ef. 4:9, del descenso de Cristo a «las partes más bajas de la tierra»;
dos de las varias interpretaciones de esta frase son:
(1) Que está a la
vista la tierra en contraste al cielo,
(2) Que la región es
la del Hades, el Seol del
AT.
Por cuanto este
pasaje es descriptivo de los efectos no solo de la encarnación, sino de la
muerte y resurrección de Cristo, se debe aceptar la segunda interpretación; comp,
por ejemp., Salm.16:10; 63:9, donde la LXX tiene el superlativo; Salm.139:15;
Hech. 2:31.
Además, como dice
Westcott, es bien improbable que fuera a usarse esta frase para denotar la
tierra. La palabra mere (plural de meros), «partes», no tendría sentido alguno
en tal significado. (VINE)
2) Lucas
16:23: en el Hades: El mundo
invisible en general, pero específicamente significa aquí la morada de los no
salvos entre el momento de su muerte y el juicio ante el Gran Trono Blanco (Ap.
20:11-15). Véase Ef. 4:9. Al decir esto. El Señor enseñó:
(1) La existencia consciente después de
la muerte;
(2) La
realidad y los tormentos del infierno;
(3) Que no hay
una segunda oportunidad después de la muerte; y
(4) La imposibilidad de
que los muertos se comuniquen con los vivos (v. 26).
Los dos hombres de
esta historia ilustran dos vidas diferentes, dos muertes diferentes y dos
destinos diferentes. (Fuente: Biblia
de Estudio RYRIE. Pág. 1046).
-
J. Kurzinger, “Descenso de Cristo a los infiernos”, °DTB J. B. Bauer,
Diccionario de teología bíblica, trad. del alemán (título original
Bibeltheologisches Wörterbuch, 1962) por Daniel Ruiz Bueno y revisado por Luis
Arnaldich, 1967, cols. 259–264;
-
K. H. Schelkle, Teología del Nuevo Testamento, 1977, tomo(s) II, página(s)
206–209;
-
E. F. Harrison, “Descenso a los infiernos”, °DT Diccionario de teología (TELL),
1985, página(s) 151–152;
-
J. N. D. Kelly, Primitivos credos cristianos, l980, página(s) 446–453;
-
X. Léon Dufour, Resurrección de Jesús y mensaje pascual, 1978, página(s) 73–76;
-
H. Vorgrimler, “Cuestiones en torno al descenso de Cristo a los infiernos”,
Concilium II, 1966.
-
Véanse los comentarios sobre 1 P., especialmente los de E. G. Selwyn, 1946;
-
A. M. Stibbs, 1959;
-
J. N. D. Kelly, 1969; E. Best, 1971. Véase también C. E. B. Cranfield, ExpTExpT
Expository Times 69, 1957–8, página(s) 369–372;
-
W J. Dalton, Christ’s Proclamation to the Spirits, 1965.
-
S. S. Smalley, M.A., B.D., Ph.D., Canónigo residente y Chantre de la catedral
de Coventry, Inglaterra.
-
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza.
-
e-Sword-the. LEDD.
-
Biblia de Estudio RYRIE.
-
MATTHEW, Henry. Comentario Bíblico. Edit. Clie.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 15//3//2021.
MISIÓN BAUTISTA “Emanuel”. Ciudadela de Noé.
Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
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