FORTALEZA EN EL SUFRIMIENTO:
(Mateo 5:1-12)
“Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:…Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los
cielos… Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibirán consolación… Bienaventurados los
mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad… Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados… Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia… Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a
Dios… Bienaventurados los pacificadores, porque
ellos serán llamados hijos de Dios… Bienaventurados
los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el
reino de los cielos… Bienaventurados sois
cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal
contra vosotros, mintiendo”.
(Mt. 5:2-10)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
En 1948, Harlen Popov, pastor de una iglesia subterránea,
fue sacado de su casa para un “pequeño interrogatorios”. Dos semanas después, sin comida por diez días, lo
interrogaban sin parar. Cada vez que negaba ser espía, lo golpeaban. Popov no
solo sobrevivió al maltrato; también guio a varios prisioneros a Cristo.
Once años después, lo liberaron, pero siguió compartiendo su fe. Finalmente, a los dos años, pudo salir del país y
volver a reunirse con su familia. Pasó el resto de su vida predicando y
reuniendo fondos para distribuir Biblias en países cerrados.
Mucho antes de que Jesús mismo fuera torturado y asesinado, y de que sus seguidores fueron perseguidos, declaró: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”. (Mt. 5:11).
El Sermón del
monte es uno de los pasajes más conocidos y más citados
en el Evangelio de Mateo. Hay una lista impresionante de libros que se limitan
al estudio de este pasaje y unos cuantos que se ocupan solamente de las bienaventuranzas. Indudablemente el Sermón del monte encierra algunos de los
pasajes más sublimes del Evangelio.
El Sermón del Monte NO presenta el camino de la Salvación, sino el camino de la vida justa para los que están en la familia de Dios, contrastando el Camino nuevo con el “antiguo” de los escribas y fariseos.
1. Introducción. Mateo 5:1, 2:
La mención de algunos de los títulos que
distintos autores han asignado al Sermón del monte (nombre dado por Agustín)
indica la variedad de enfoques que se le han dado:
v “El manifiesto anti-farisaico”,
v “Un diseño para la vida”,
v “Las enseñanzas en la colina”,
v “La carta magna del reino”,
v “La ética del reino”,
v “El discurso de ordenación
de los apóstoles”,
v “El compendio de la
doctrina cristiana”,
v “La constitución del reino
de Dios”,
v “El puro evangelio” y
v “La ley del reino”.
Algunos de estos títulos son deficientes, hasta posiblemente
erróneos.
Por ejemplo, algunos implican que el Sermón abarca toda la esencia del Evangelio, pero en realidad, como veremos más abajo, omite todo lo que tiene que ver con la entrada en el reino, la Segunda Venida y la vida más allá. En un intento por descubrir el mensaje verdadero, vibrante y desafiante del Sermón, por un lado, y evitar algunos de los errores de interpretación y aplicación, por otro, trataremos varios temas introductorios: la ocasión, la unidad, la estrategia, el método y el contenido del Sermón.
La ocasión. Mateo describe la ocasión: Cuando vio la multitud, subió al monte... (v. 1). Varias preguntas surgen:
· ¿Dónde sucedió?
· ¿Cuándo sucedió?
· ¿Quiénes formaron el público?
· ¿Quiénes fueron los oyentes?
· ¿Cómo se relaciona con el
relato de Lucas?
No hay seguridad en cuanto al monte que se menciona donde ocurrió este evento, sin embargo, muchos opinan que probablemente sucedió no lejos de Capernaum, quizá al oeste (comp. 8:5).
Mateo ubica el Sermón cerca del principio del ministerio público de Jesús, mientras que Lucas lo ubica a mediados. Según Lucas, Jesús pronunció este discurso después de la elección de los doce (Lc. 6:13 ss.); pero según Mateo, antes. Como hemos visto, Mateo no se preocupó por un orden cronológico, sino temático. Por esta razón y por otras mencionadas abajo, aceptamos el orden de eventos presentado por Lucas, es decir, el Sermón ocurrió después de comisionar a los doce.
La Unidad Del Discurso: Se discute si el
Sermón fue presentado en una sola ocasión, o si es una colección de enseñanzas
agrupadas en forma temática. Los que apoyan la teoría de una colección señalan las
siguientes evidencias:
(1) Hay demasiado material para una ocasión;
(2) No hay unidad y continuidad de tema a tema, es decir, no
hay una relación lógica entre algunas de las secciones y las que siguen;
(3) Hay dos
versiones —Mateo y Lucas— entre las cuales existen varias discrepancias.
Por ejemplo, el discurso en Mateo abarca 111 versículos de los cuales 29 aparecen en Lucas en un lugar (Lc. 6:20-49), 35 están esparcidos a través de Lucas y 47 versículos no se encuentran en su Evangelio.
El argumento de “demasiado material para una ocasión”
está basado en la costumbre de cultos contemporáneos donde el predicador está
limitado a aproximadamente una hora. En cambio, Jesús seguramente se extendió
en su discurso durante varias horas, quizá un día entero, o aún más (comp.
15:32). La presentación de Mateo parece ser un breve resumen de las principales
enseñanzas de una serie de temas distintos, siendo el tema unificador “el reino de los
cielos”.
Si es que Jesús presentó una serie de temas a lo largo de un día de conferencias, no habría necesariamente una continuidad lógica entre éstos. Por otro lado, algunos versículos del Sermón presentado por Mateo, esparcidos en Lucas, probablemente son evidencia de la práctica de repetir las mismas verdades en distintas ocasiones, como es común entre maestros en todos los tiempos.
Los que apoyan la teoría de que fue un sermón presentado en una
ocasión citan las siguientes evidencias a favor de su posición:
(1) La descripción del
comienzo y conclusión del sermón: subió al monte (5:1) y descendió del monte (8:1);
(2) Se dirigió a un
grupo definido: se le acercaron sus discípulos y... les enseñaba diciendo... (5:1);
(3) Se menciona la reacción de las multitudes, al
finalizar el Sermón: estaban maravilladas de su enseñanza.
Estas tres evidencias nos parecen más convincentes. Concluimos, pues, que Mateo y Lucas presentan dos versiones del mismo sermón.
La estrategia de Jesús: Cuando Jesús contempló las multitudes, hizo dos cosas:
(1) Subió al monte y
(2) Al sentarse él, se le acercaron sus discípulos...
[y él] les enseñaba...
El texto indica que Jesús, en efecto, dejó
las multitudes atrás y se volvió a un pequeño grupo de discípulos para
enseñarles a ellos. Probablemente se formó un semicírculo de discípulos delante
de Jesús, con las multitudes detrás de ellos escuchando lo que podían (7:28,
29). Hay por lo menos dos explicaciones para esta acción sorprendente de parte
de Jesús. Las multitudes no estaban preparadas para entender, apreciar y
recibir las enseñanzas acerca del reino.
Más importante aún es que Jesús estaba
siguiendo una estrategia que mantuvo durante todo su ministerio terrenal.
Compartiría su vida y enseñanzas con un grupo pequeño de discípulos escogidos
con la meta final de llegar a las multitudes por medio de ellos. Jesús dejó a
las multitudes para luego llegar a las multitudes más eficazmente.
Un ejemplo gráfico de esta estrategia se ve en la alimentación de las multitudes por medio de los discípulos. Jesús proveyó la comida, pero los discípulos la repartieron. Las iglesias deben procurar implementar el ministerio espiritual a las multitudes por medio de miembros bien equipados en programas de discipulado.
El método que Jesús empleó para llevar a
cabo su estrategia fue el equipamiento de los discípulos por medio de la enseñanza.
El verbo “enseñaba”
es del tiempo pretérito imperfecto que describe una acción repetida. Este solo
verbo capta en gran medida la esencia del ministerio terrenal de Jesús.
Acompañando el verbo “enseñaba”, hay dos expresiones más que indican que Jesús enseñaba y no predicaba. Dice el texto que Jesús se sentó, adoptando la postura de un rabí judío cuando enseñaba la ley. El famoso comentarista Barclay observa que la expresión “abrió su boca” se emplea cuando el maestro comienza una enseñanza solemne y cuando abre su corazón para compartir algo muy personal e importante.
El mensaje del Sermón: El Sermón del
monte presenta con claridad inconfundible la naturaleza espiritual del reino en
contraste con el concepto popular y erróneo de un reino material y político.
Jesús enfatiza la demanda de parte de Dios de una religión interior, del
corazón, en contraste con una religión exterior de tradiciones y ritos.
Dios se fija primeramente en el carácter de una persona y luego en sus acciones; primeramente, en su ser y luego en su hacer. El Sermón contiene una serie de principios para guiar a los hombres, más bien que una lista de reglas o leyes para obedecer.
Hay tres errores, a lo menos, a evitar en el estudio y la
aplicación del Sermón del monte:
(1) El error de considerar el Sermón como una serie de demandas
no realistas, que serán vigentes sólo en un período futuro;
(2) El error de obedecer algunos versículos literalmente,
como por ejemplo 5:29, 30; y
(3) El error de pensar que las demandas se dirigen solamente a los ministros asalariados y a los líderes eclesiásticos.
El Sermón presenta la demanda última y absoluta dirigida a pecadores a quienes se les ofrece aceptación delante de Dios en base a su misericordia y perdón. No estamos autorizados a rebajar las demandas, ni las más exigentes, como por ejemplo 5:48. Por otro lado, no significa que alguien pudiera cumplir cabalmente sus demandas, excepto, por supuesto, Jesús mismo. El Sermón no implica ni asume que un discípulo pudiera vivir sin pecar.
2. Las Bienaventuranzas Del Discipulado.
Mateo 5:3-12:
Hay tres consideraciones introductorias que tienen que ver
específicamente con las bienaventuranzas:
· Su número,
· Su naturaleza y
· Su nombre.
Hay siete bienaventuranzas, según algunos, considerando los vv. 10-12 como una transición al tema siguiente, o por lo menos de naturaleza distinta. Algunos comentaristas encuentran diez, con el fin de establecer una analogía entre las bienaventuranzas y los diez mandamientos. Para lograr este número, los vv. 10, 11 y 12 forman tres. La mayoría de los comentaristas consideran que la mejor división resulta en ocho, entendiendo que los vv. 10-12 constituyen una sola bienaventuranza.
Las bienaventuranzas son de naturaleza
mesiánica, es decir, se refieren una y otra vez a las promesas mesiánicas del
AT. Constituyen una ética de gracia, basada en la misericordia de Dios, en vez
de una ética de obediencia. El hecho de
hacer ciertas cosas no es el camino para obtener la felicidad, o la bendición
de Dios. Se presentan en forma de paradojas, es decir, aparentes
contradicciones que sirven para despertar interés y grabar las enseñanzas en la
mente del oyente.
Son descripciones de carácter en forma de exclamación, declaraciones con un elemento de sorpresa. Revelan la voluntad de Dios para todos los súbditos del reino. Estas ocho cualidades de carácter se relacionan estrechamente, de modo que ninguna de ellas puede existir separada de las demás.
El término “bienaventurado” (makários G3107) se usa unas 50
veces en el NT., y frecuentemente aparece el mismo concepto en el AT.
Originalmente significaba “grande” y se refería a la prosperidad exterior y
material. Se usaba para referirse a los dioses paganos griegos, benditos en
poder y dignidad, en su libertad para gozar de la vida sin límites morales. Los
griegos consideraban que la dicha del hombre era una condición interior que se
basaba en el conocimiento.
En cambio, para el AT., “dichoso”
es el hombre de fe en Dios, el que vive una vida santa. Pero todavía se medía
su dicha mayormente en términos de prosperidad material, buena salud, muchos
hijos, es decir, en lo exterior.
En el NT., el hombre bienaventurado es el
que confía en Cristo como Salvador, se somete a él y le obedece como señor y
procura una vida santa. La felicidad se manifiesta en una condición interior o
espiritual:
v Una conciencia de paz,
v Gozo,
v Reposo y
v Bienestar.
Esta es la voluntad de Dios para los miembros de su reino en la tierra. Es una condición que no depende de circunstancias exteriores. No describe tanto lo que uno siente en su ser interior, sino su estado de dicha desde el punto de vista de Dios. Se traduce el término makários G3107 con varios adjetivos en castellano: dichoso, feliz, bienaventurado, favorecido, bendito, afortunado, contento.
Ayuda Hermenéutica:
makarios = (μακάριος, G3107),
relacionado con makarizo (véase BIENAVENTURADO).
Se usa en las bienaventuranzas en Mateo 5 y en Lucas 6, y es especialmente
frecuente en el Evangelio de Lucas, hallándose 7 veces en el libro de
Apocalipsis (1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7, 14). Se traduce como «bendito»
en un solo pasaje, tanto en la rv como en la rvr, en 1 Tim. 1:11: «el glorioso
evangelio del Dios bendito» (vha:
«del bienaventurado Dios»). Se traduce como «bienaventurado»
en casi todos los pasajes. (VINE).
NOTA: V.3. Bienaventurados = makarios Strong G3107: De la raíz mak, que indica algo grande o de larga duración. Se trata de un adjetivo que denota felicidad, alguien muy bendecido, digno de ser congratulado. Es una palabra de gracia que expresa un regocijo y una satisfacción especiales, concedidos a la persona que experimenta la salvación.
Los pobres en espíritu (v.
3).
Lucas dice sencillamente los pobres (Lc. 6:20), pero se debe entender en
espíritu como Mateo especifica. No hay bendición inherente en la pobreza
material. En griego hay tres términos que se
traducen “pobre”, pero el que se emplea aquí es el que
describe la condición más desesperante, la absoluta destitución. Se refiere al mendigo que
depende de la bondad de otros para su existencia, uno que no tiene recursos
propios.
Jesús está describiendo al discípulo que reconoce en su corazón que no tiene recursos espirituales o méritos propios. Aparte de Cristo no hay nada, no se tiene nada y no se puede hacer nada (Jn. 15:5). Los pobres en espíritu son los humildes de corazón (comp. 11:29), que no confían en sí mismos como autosuficientes, sino que se aferran a Jesucristo como única fuente de seguridad y felicidad. Se someten a Cristo como rey soberano. La humildad es la primera letra del “alfabeto cristiano”.
La razón o causa de su dicha es que el reino de los cielos ya pertenece a ellos, y solamente a ellos (v. 3b, trad. del autor). Ellos tienen motivo de sentirse dichosos. Cristo mismo los considera dueños y participantes del reino. De ellos (v. 3b) es enfático, indicando que el reino es exclusivamente de ellos. Más aun, el reino es una realidad presente para ellos. El reino se compone de los que se someten al gobierno de Dios y le obedecen, de los que oran: ... venga tu reino, sea hecha tu voluntad... (6:10).
Los que lloran (v. 4). La segunda letra
del “alfabeto
cristiano” está íntimamente relacionada con la primera. Hay muchos
motivos que llevan a los hombres a llorar:
· Motivos de temor,
· Enojo,
· Gozo,
· Dolor,
· Pérdida material.
Pero el motivo aquí es un motivo moral y espiritual, un reconocimiento de su pecado y ofensa ante Dios, dolor por su desobediencia y fracaso (comp. Lc. 22:62), y compasión por la condición espiritual de los que nos rodean (ver Lc. 19:41). Los que lloran son los pobres en espíritu quienes han llegado a ser agudamente conscientes de su propia falta en cumplir la voluntad del Rey. Las lágrimas manifiestan un sincero arrepentimiento y deseo de reconciliarse con su Señor.
Ellos [y solamente ellos] serán
consolados (v. 4b). Es una promesa firme del Rey. El verbo en tiempo
futuro no indica que tendrán que esperar para recibir la consolación, sino
expresa más bien certeza de que efectivamente reciben consuelo. No se menciona
el agente que produce la consolación, pero es evidente que el Consolador es Jesús mismo por medio del Espíritu Santo (ver Juan 14-16).
Es una perfecta consolación porque el Consolador es perfecto. Para experimentar esta consolación que Jesús promete, primeramente, es necesario experimentar la aflicción y lágrimas que llevan al arrepentimiento y compasión. La consolación prometida a Israel (Is. 40:1-2; 61:2-3) llega a los hombres en el Mesías y su reino.
Los mansos (v. 5). La tercera letra
del “alfabeto
cristiano” describe el carácter suave, apacible, dócil, dulce,
benévolo, considerado y modesto. En hebreo, “pobre” y “manso” provienen de la misma raíz.
El término “manso”,
en la Biblia, significa humildad, ausencia de pretensión y disposición a sufrir
ofensas sin reaccionar. En el griego antiguo el término traducido “manso”
(praús G4239) describía animales
domesticados, sometidos a su amo, obedientes. El discípulo manso es el que:
Ø Aprende de,
Ø Se somete a, y
Ø Obedece a su Rey.
Jesús es el ejemplo máximo de la mansedumbre, pues se sometió y obedeció radicalmente al Padre y su voluntad (Is. 11:29; 26:39). La Biblia llama a Moisés como el hombre más manso de todos los que había en su tiempo (Núm. 12:3). Antes de su conversión, Pablo fue muy autosuficiente y arrogante, pero después se sometió a Cristo y le obedeció hasta la muerte (Hech. 9:6; 26:19; 2 Tim. 4:7). La mansedumbre depende del nuevo nacimiento; es don de Dios y fruto del Espíritu Santo (Gál. 5:23). La paradoja se ve en el contraste entre quiénes son los dichosos según el mundo —rígidos, astutos, ricos, poderos— y quiénes lo son según Dios.
Los mansos [y solamente ellos] ...heredarán
la tierra.
Esta es una de las declaraciones más sorprendentes en el Evangelio. ¿Cómo y cuándo
tendrá lugar el cumplimiento de esta promesa? Dios prometió la
tierra de Palestina a Abraham y a sus descendientes (Gn. 13:15; 15:7) lo que se
cumplió bajo Josué. La promesa se repite más tarde en el Salm. 37:10-11. Algunos como
Broadus entienden que la promesa se cumple en el sentido espiritual: “Los mansos serán ciudadanos en el reino mesiánico...
disfrutando todos los derechos y privilegios”.
Otros dicen que la promesa se cumple en el
sentido de que el código que ellos proclamaron y practicaron predomina en el
mundo. Otros afirman que habrá un cumplimiento literal, hasta con títulos de
propiedad. Se cita como ejemplo el destierro a América de los mansos de
Inglaterra, quienes heredaron el continente. Otros hablan de un cumplimiento en
el milenio. Pero puesto que Jesús proclamó un reino de naturaleza espiritual,
es más consecuente aplicar dicho criterio en este caso. Siendo así, el
cumplimiento de la promesa es una realidad presente.
Los que tienen hambre y sed de justicia (v. 6). El hambre y la sed son dos condiciones
trágicas para un número creciente de personas en el mundo. Desde el punto de
vista médico, sin embargo, el hambre y la sed son señales de vida y de salud.
Son términos que expresan una conciencia de aguda necesidad de algo esencial
para la vida. El término “justicia” es un verdadero camaleón en cuanto a su
significado en el NT. En este contexto, parece que hay por lo menos dos
enfoques contemplados.
El primero sería la sed por la justicia personal, el ser y hacer lo que es recto según las normas de Dios. También incluye la pasión por establecer y extender el reino de Dios entre los hombres. El apetito por la justicia personal y por la extensión del reino de Dios conduce al crecimiento espiritual y a la felicidad (ver Salm. 42:1-2; 63:1; 84:1-2).
Así como Jesús satisfizo el hambre de las
multitudes cuando estaba en la tierra, promete satisfacer el hambre y sed de
sus discípulos que anhelan la justicia de Dios en sus vidas. Son dichosos
porque ellos tendrán la completa satisfacción de ver la manifestación de la
justicia de Dios en su propia vida y en el mundo, parcialmente ahora y
perfectamente en la vida más allá.
Las profecías de Isaías y Jeremías abundan con promesas de Dios de establecer su justicia en el mundo por medio del Mesías que vendría. Los súbditos del reino de Dios tienen el privilegio, gozo y dicha de participar en la concreción de la justicia de Dios en el mundo.
Los misericordiosos (v. 7). La quinta letra
del “alfabeto
cristiano” expresa uno de los atributos de Dios que se menciona con
mayor frecuencia en la Biblia (Salm. 103, 136). El término “misericordioso” describe el
carácter de una persona que es altamente sensible a las necesidades de otros,
se identifica con ellos y responde con los recursos a su alcance para aliviar o
satisfacer la necesidad.
En casos de ofensas personales, describe la disposición de perdonar. Se traduce con sinónimos tales como “compasivo”, “simpatizante” y que tiene lástima de otro. Jesús revela la misericordia del Padre, que manifiesta predilección por los pobres, pecadores y gente menospreciada (ver Lc. 15; Job 19:10). Dios demanda la misericordia de sus hijos (Miq. 6:8; Lc. 6:36; 10:25-37; Mt. 18:33-35; 23:23).
Son dichosos los que manifiestan misericordia hacia otros porque ellos, y solamente ellos, recibirán misericordia de Dios. Generalmente, aunque no siempre, serán tratados con misericordia por sus semejantes. A pesar de su gran misericordia hacia otros, Jesús fue crucificado por los hombres sin misericordia, pero librado de la muerte y resucitado por el Padre misericordioso (Hech. 2:23-24).
Los de limpio corazón (v.
8).
La sexta letra en el “alfabeto cristiano” introduce un énfasis moral: un corazón limpio. Jesús
establece una condición moral para poder tener una visión espiritual. El
corazón es el asiento de pensamientos y motivos, mente y emociones. El énfasis
en la condición del corazón está en contraste con el concepto farisaico (comp.
23:25, 28). La pureza de corazón no es el estado natural del hombre (ver Jr. 17:9);
es distintivamente una virtud cristiana. El término “limpio” significa “no mezclado”,
“no adulterado”.
Basándose en Stg. 4:8, el filósofo danés Kierkegaard escribió un ensayo bajo el título: "La pureza del corazón es el desear una sola cosa". Otros autores concuerdan con él al decir que únicamente el que desea lo bueno, lo establecido por Dios, puede desear una sola cosa (comp. Filp. 4:8). Jesús mismo dijo que nadie puede servir a dos señores (Mt. 6:24), lo cual resultaría en motivos y lealtades mezclados y en un corazón contaminado. La pureza de corazón es poder concentrar todo el ser en Dios.
Solo el limpio de manos y puro de corazón (Mt. 24:4) podrá entrar en la presencia de Dios y contemplarlo. El poder ver a Dios no es un asunto de una visión óptica, 20 x 20, sino de comunión y compañerismo con Dios.
Los que hacen la paz (v. 9). El mundo
considera que la paz es esencialmente ausencia de conflicto, es decir, cuando
no hay guerra. Si fuera así, el cementerio sería el mejor ejemplo de perfecta paz. La paz es
más bien armonía y tranquilidad en el corazón para con Dios y los semejantes.
El saludo judío, shalom, significa “paz” y es la expresión de un deseo por las
bendiciones de Dios sobre otra persona. Dios es conocido como el Dios de paz
(Rom. 15:33; 1 Cor. 14:33); Jesús es el Príncipe de Paz (Is. 9:6) y su venida al mundo significaba paz
para los hombres de buena voluntad (Lc. 2:14).
Jesús prometió su paz a los discípulos (Jn. 14:27). El saludo paulino, gracia a vosotros, y paz (1 Cor. 1:3; Gál. 1:3), expresaba el deseo del Apóstol para todos los seguidores de Cristo. La paz es el fruto del Espíritu (Gál. 5:22). Dios toma la iniciativa para hacer la paz con los hombres: Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo (2 Cor. 5:19).
Los que han sido reconciliados con Dios, por fe en Cristo, se convierten en reconciliadores, pacificadores. Jesús dijo: ¡Paz a vosotros! Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros (Jn. 20:21). Jesús es nuestra paz (Ef. 2:13 ss.), vino para lograr la paz entre Dios y los hombres, y nos manda llevar adelante esa misión en el mundo.
Ayuda Hermenéutica:
G1515 εἰρήνη = eirene: probablemente de un verbo primario εἴρω = eiro (unir); paz (literalmente o figurativamente); por implicación prosperidad: - paz. (Strong).
La dicha y recompensa de los pacificadores es que serán reconocidos por lo que son, hijos de Dios, pues demuestran el carácter y misión de Dios. Su parentesco con Dios es visible.
Los que son perseguidos por causa de la justicia (vv. 10-12). Los pacificadores serán también los
perseguidos. Parecería que el mundo debiera felicitar a los discípulos por su
aporte al bienestar social y moral de la humanidad. Sin embargo, durante gran
parte de la historia del cristianismo ha sido todo lo contrario. Jesús advirtió
a los discípulos del costo de seguirlo, parte del cual sería la persecución (Lc.
11:49; 21:12; Jn. 15:20).
Como su vida y enseñanzas chocaron con el sistema de valores de la humanidad y le crucificaron, los que se identifican con él frecuentemente recibirán el mismo trato. Por causa de la justicia (v. 10) es sinónimo de por causa de mí (v. 11). Se refiere a la identificación de los discípulos con Cristo y su reino (ver v. 6). El v. 11 especifica dos tipos comunes de persecución: vituperios y mentiras.
La paradoja es evidente y sorprendente. Jesús llama a
los perseguidos dichosos, todo lo contrario, a lo que normalmente se piensa. La razón para
esta dicha es triple:
(1) El reino pertenece a ellos,
(2) Tendrán una recompensa grande en los cielos y
(3) Forman parte de
una gran compañía de profetas que fueron perseguidos.
Por estas razones, el discípulo debe enfrentar la persecución con gozo y alegría (Hech. 5:41; 16:25). Gozaos y alegraos (v. 12) son imperativos del tiempo presente, indicando una acción continua, en todo momento. La persecución purifica la iglesia, fortalece el testimonio y produce un crecimiento numérico. Esta verdad ha sido confirmada desde el primer siglo hasta nuestros días.
Nótese: que en la primera y octava bienaventuranza se utiliza el verbo “ser” en tiempo presente, mientras que desde la segunda a la séptima se emplea el verbo en tiempo futuro. Todos los verbos del v. 3 hasta el 9 son de tercera persona singular o plural, mientras en los vv. 11 y 12 se emplea la segunda persona plural.
La intervención del evangelio:
Ser sal implica tener influencia en la sociedad. La situación
social del mundo pide a gritos la participación de los hijos de Dios. En el año
1818 llegó el primer misionero evangélico a América Latina. La situación por
entonces era muy lamentable. Existían muy pocas escuelas, y éstas eran
deficientes y precarias. La gente del pueblo no tenía acceso a la instrucción.
El misionero que llegó era Diego Thompson, quien ofreció a los gobiernos el
método de instrucción "lancasteriano". El método consistía en
utilizar a los alumnos más avanzados para que enseñaran a los principiantes.
El gobierno apoyó a Thompson y en su
primera escuela se inscribieron cien alumnos. Su libro de lectura era la
Biblia. El progreso fue notable. Pronto se establecieron cien centros de
enseñanza con cinco mil alumnos. Esto ocurría en Buenos Aires, pero también
Montevideo recibió su visita.
Luego el gobierno de Chile lo contrató. Cuando estuvo en
Perú fue grande la sorpresa al recibir la visita del libertador San Martín que
lo invitaba a impartir la enseñanza en Lima.
Luego visitó Trujillo, Quito, México y muchos otros lugares. Todos sintieron el paso de Thompson, que con su Biblia y su ministerio de la educación ayudaba a la formación de grandes hombres y a darles un modelo de vida.
Concluyo:
¿Bienaventurados? ¿Qué
quería decir Jesús? Se refiere a la satisfacción,
gozo y consuelo que
proporciona una relación con ÉL (vv. 4, 8-10). Popov perseveró porque sentía la
presencia y la fortaleza de Dios, aun en el sufrimiento. Cuando
caminamos con Dios, independientemente de las circunstancias, nosotros también
podemos tener paz.
¿Con cuál bienaventuranza [“dichoso, feliz”] te
identificas mejor y por qué?
¿Cuándo
sentiste la paz [εἴρω = eiro]y la
presencia de Dios en una prueba?
___________
Nota y Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 6//4//2022. MISIÓN
BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de
Noé. Los Cardos Mz.E - Lt.18. III Etapa.
Cerca del Hospital Regional II. Cel.
942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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