Parte III
LA REALIDAD E IDENTIDAD DE LOS DEMONIOS: [IV]
(Marcos 5:7)
“Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes”.
(Mr. 5:7)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Sin embargo, el que malignos
ángeles caídos pudieron abandonar su propia morada espiritual e invadir otra,
como para provocar tal confusión abominable y hacer necesaria una extirpación
cataclísmicas para preservar un universo ordenado, no sólo parece posible, sino
también probable, especialmente en una antigua era de libertad, cuando los
hombres no estaban restringidos por la ley o el gobierno, y a la luz de las
sugerencias del Nuevo Testamento sobre este aspecto.
Otra crítica en contra de la
hipótesis angelical es que niega los conceptos básicos de la revelación y “la da como un
hecho” que “destruye toda distinción entre revelación y mitología”,
entre “milagro
divino y magia” entre el “concepto bíblico de la naturaleza en conformidad con la ley
ante las disparatadas historias apócrifas”26).
Esta observación no es
particularmente importante, ya que el relato divino en el Antiguo Testamento, y
comentario inspirado en el Nuevo representan unánimemente el episodio como una
única y tremenda anomalía, quebrantando todas las leyes divinas para los reinos
físico y espiritual y produciendo una caótica confusión en ambos; siendo el
encarcelamiento no mitigado en los más profundos abismos del Tártaro la pena para los ángeles
ofensores por un lado y el diluvio universal como castigo por la necedad
humana, por el otro.
Si
pudiera sustentar la hipótesis angelical a pesar de la reticencia de la revelación
en la materia, se podría establecer la primera premisa de la teoría de que los
demonios se originaron por cohabitación angélica con mujeres antediluvianas.
Sin embargo, la comprobación de a segunda, de que los demonios fueron el
resultado de estas alianzas, es completamente imposible ante el silencio de la
revelación.
Es pura especulación razonar como lo hace el autor del libro de Enoc (apócrifo), de que la descendencia resultó ser espíritus habitantes de la Tierra, o imaginar que la monstruosa simiente en espíritus sin cuerpos (demonios), cuando sus cuerpos materiales fueron destruidos en el diluvio, y en vez de ser consignados al Seol como lo fueron otros antediluvianos malvados, como monstruosidades, fueron dejados para afligir como demonios a las generaciones subsecuentes de la humanidad.
2.3. LA IDENTIFICACIÓN ESCRITURAL: ANGELES CAÍDOS:
El examen de las teorías que
explican el origen de los demonios ya como espíritus incorpóreos de una raza
pre adámico o la simiente de cohabitación angélicas con mujeres antediluvianas,
ha demostrado sus defectos esenciales e invalidez. Todavía queda otra hipótesis
posible, que, con toda la evidencia escritural que tenemos a nuestro alcance,
parece ser la mejor sustentación y de más clara explicación autenticada.
Parece ser que Satanás en su rebelión primeva arrastró con él una gran multitud de
seres celestiales (Mt.25:41; Ap.12:4). “y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas
del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer
que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”. (Ap. 12:4)
Ayuda Hermenéutica:
Tercera Parte: G5154 τρίτος = trítos: ordinal de G5140;
tercero; neutro (como sustantivo) una tercera parte, o (como adverbio) a la (o
la) tercera vez, en tercer lugar: - tercer, tercero. G5140 τρεῖς = treís: neutro τρία = tría;
o τριῶν = trión;
número primario (plural); «tres»: - tres. τρίχες = tríjes,
etc. Véase G2359.
V.4: La tercera parte de las estrellas del cielo. Esto podría referirse a la primitiva rebelión de Satanás contra Dios (Comp. Ez. 28:15); de ser así, se sugiere que una tercera parte de los ángeles secundó a Satanás en su rebelión y fueron arrojados, con él, del cielo. También podría referirse a una lluvia de meteoritos como juicio de Dios sobre la tierra. (Biblia de Estudio RYRIE, p. 1795).
Estos
ángeles caídos están divididos en dos clases:
(1)
Los libres y
(2) Los prisioneros27).
Aquellos que están libres andan por las regiones celestiales
bajo el gobierno de su príncipe líder, Satanás, quien es el único de los
ángeles que “recibe
mención específica en las Sagradas Escrituras”28).
Es llamado “Beelzebú*”, “príncipe
de los demonios” (Mt.12:24), “diablo y sus ángeles” (Mt.25:41), y “el **dragón y sus
ángeles” (Ap.12:7).
Ayuda Hermenéutica:
*Beelzebú: G954
Βεελζεβούλ = Beelzeboúl: de origen caldeo
[por parodia de H1176]; dios de estiércol; Beelzebú, nombre de
Satanás: - Beelzebú.
**Dragón: G1404 δράκων = drákon: probablemente de una forma alternada de δέρκομαι = dérkomai (mirar); tipo fabuloso de serpiente (tal vez que se supone que fascinaba): - dragón. (Strong).
Estos espíritus malignos en libertad, bajo el reino y dominio de Satanás, de quien son sus emisarios y súbditos (Mt. 12:26) y que son tan numerosos que hacen que su poder sea prácticamente omnipresente, parece ser idéntico a los demonios 29). Si los ángeles de Satán y los demonios no son idénticos, ningún otro origen de los demonios está revelado explícitamente en las Escrituras.
En Efesios 6:11, 12, se describen
los métodos de actividad satánica y su imperio altamente organizado de
espíritus errantes de los cielos.
Sus métodos se sugieren con la expresión:
·
“Acechanzas del diablo”,
Mientras que su organización
está graduada en:
·
“Principados”,
·
“Potestades”,
·
“Gobernadores de las tinieblas”, y
· “Huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Este ejército
de espíritus no puede ser otro que sus ángeles
o demonios con diferentes
rango y responsabilidad, que son las invisibles, aunque reales,
personalidades detrás de los actores humanos
visibles en el gran drama mundial representado en su malvado sistema
mundial.
Es pues, en los cielos donde Satán tiene su morada y base de
operación, pero en el tercer cielo, o cielo de los cielos (2 Cor. 12:2),
donde Cristo ascendido está sentado “sobre todo principado y autoridad y poder y señorío”
(Ef. 1:21). A ese lugar Satanás y sus demonios no pueden llegar. Él fue
expulsado de aquel glorioso santuario, evidentemente no al tiempo de su
primitiva caída sino cuando Cristo terminó su obra redentora y ascendió
gloriosamente (Job 1:6).
Juntamente con sus satélites malvados, quedó confinado al primer y segundo cielo, y como “príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2). Satán y sus demonios serán lanzados a la Tierra (Ap. 12:7-12) para cumplir su trágico cometido en los últimos días de esta era (Ap. 19:20; 20:2, 3).
Pero no debemos confundir los
ángeles caídos prisioneros con los ángeles que están en libertad. Como se ha
expuesto, por todas las evidencias, estos últimos, están relacionados con los
demonios.
Los ángeles caídos prisioneros, por otro lado,
son aquellos descrito por Pedro y Judas, como ostensiblemente culpables de tan
enorme maldad como para no Permitirse andar por los cielos con su líder Satán y los otros ángeles
malignos, sino que están sometidos al más severo y estricto
confinamiento en Tártaro, “a prisiones de
oscuridad, para ser reservados al juicio” (2 P. 2:4).
Judas los describe más
completamente en la afrenta que llevó a tan especial dispensación de ira divina
diciendo que “no
guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada” (Jud. 6).
Es obvio que no puede relacionar este encarcelamiento de los ángeles con la rebelión original de Satán y la caída de los ángeles. Satán no era solamente el único originador, sino también el principal ofensor, en aquella insurrección. ¿Es lógico que mientras él anda libre por los cielos, aquellos a quienes engañó estén encerrados en “prisiones de oscuridad… reservados al juicio”?
¿Puede el traídos quedar sin castigo mientras los
traicionados languidecen en la más rigurosa y estricta prisión? ¿Pueden algunos de los cómplices quedar libres mientras
otros son castigados inexorablemente?
Es evidente que tanto la razón como
la justicia están en contra de una interpretación de tal naturaleza. Pero
haciendo a un lado la consideración moral y suponiendo que Pedro y Judas se
refieren a la apostasía primera de Satán y la caída de los ángeles, llegamos a
otra dificultad. Si todos los ángeles que pecaron junto con Satán son aquellos
que dejaron su (primera) “dignidad” y están prisioneros en Tártaro, ¿cómo podremos considerar los ángeles de
Satán que están en libertad? Su origen
se convierte en un enigma indescifrable:
· F.W Grant
insiste sobre el hecho de que los ángeles prisioneros deben ser considerados
distintamente de aquello “clase general de Satán y sus
ángeles” que todavía no están en prisión.30)
· El
Dr. A.C. Gaebelein expresa la convicción de muchos eruditos31) cuando
identifica a estos ángeles de la siguiente manera:
“Ellos son seres descritos en Génesis 6:1-4 como ‘los hijos de Dios’, (un término que en el Antiguo Testamento
se utiliza sólo para los ángeles) que
descendieron y se mezclaron con las hijas de los hombres… y por su desobediencia
llegaron a ser los instrumentos de corrupción de la raza, de tal manera que el
juicio de Dios se expresó en el diluvio”32).
· J. B. Mayor33) y Alfred Plummer están en acuerdo en gran parte con este punto de vista, y este último comenta así Judas 6:
“Este segundo caso de ángeles impuros no tiene nada que ver con la rebelión original satánica, o la caída de los ángeles. La referencia es a Génesis 6:2 o (más probablemente) a pasajes en el Libro de Enoc”34).
Los malos ángeles que están en libertad
y que no “abandonaron
su propia morada”, designados
“el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41), o el “dragón y sus
ángeles” (Ap. 12:7), son las potestades “del aire” (Ef. 2:2), los “demonios”
(Mt. 12:24), sobre los cuales Satán es llamado “príncipe”, y deben ser
cuidadosamente distinguidos de los malos ángeles que “abandonaron su propia morada”, y de
los que no se habla como “sus ángeles”, sobre los cuales él es “príncipe”,
o como las potestades “del aire”, pues están encerrados en profundas
prisiones, esperando el juicio, para siempre fuera del gobierno y liderazgo de
Satán.
Estos son propiamente llamados los “ángeles caídos”,
que están en prisión, en distinción de los “demonios”, las huestes satánicas, que están
libres.
Pero no debemos pasar por alto el hecho de que no todos los demonios están libres. Sumados a los vastos ejércitos que están en libertad y sirven a Satán en etérea hegemonía, otras grandes multitudes están prisioneros, no en Tártaro con los ángeles caídos, sino en el abismo (Lc. 8:31; Ap. 9:1, 2, 11) aparentemente una prisión temporal para espíritus malos.
“Y le rogaban que
no los mandase ir al abismo”. (Lc. 8:31)
Ayuda Hermenéutica:
Abismo: G12 ἄβυσσος
= abusos: de G1
(como partícula negativa) y una variación de G1037; sin fondo, i. e.
(específicamente) (infernal) «abismo»: -
abismo. (Strong).
Sin fondo: G12 abussos
= (ἄβυσσος G12)
sin fondo (de a = negación, y bussos =
profundidad; similar a bathus, profundo; que se usa en castellano como prefijo para
términos técnicos, como batógrafo, apartado para registrar profundidades).
Describe una profundidad insondable, el mundo inferior, las regiones
infernales, el abismo del Seol. En Rom. 10:7, citando a Dt. 30:13, el abismo
(la morada
de los muertos perdidos) toma el lugar del mar, debiéndose el cambio
en la cita a los hechos de la muerte y de la resurrección del Señor. Es
una referencia a las regiones inferiores como morada de demonios, de donde pueden
ser soltados (Ap.11:7; 17:8); se halla en siete pasajes de Apocalipsis (9:1, 2,
11; 11:7; 17:8; 20:1, 3). En los Evangelios aparece en Lc.8:31: (VINE).
Abismo: G12 ἄβυσσος, ου, ἡ.
Abismo:
A) Región de los espíritus malignos: Lc.
8:30–31.
B) Región de los muertos: Rom. 10:7. (Léxico griego-español NT.).
De este horrible lugar, ellos
quedarán libres para afligir, engañar y motivar a moradores malvados de la
Tierra en las últimas espeluznantes de la rebelión impía con la cual terminará
esta era. Prácticamente nada se ha revelado sobre la causa u ocasión del
encarcelamiento de estos demonios.
¿Formaban ellos parte de las huestes libres de Satán que
erraba por los cielos? ¿Es su
encarcelamiento el castigo divino por entrar y poseer a seres humanos, para satisfacer
ilícitos deseo o por perpetuar alguna maldad especialmente aborrecible?
La muerte de sus víctimas, por suicidio y otros efectos
destructivos de su habitación, ¿hizo que
quedaran desamparados y expuestos al abismo? ¿Las
expulsiones demoniacas resultaron automáticamente en la consignación de estos
espíritus depravados a prisión? No se puede dar
respuestas a estas preguntas, pues nada ha sido revelado.
Sin embargo, hay un rayo de luz
sobre el asunto, en el caso de los demonios que iban a ser expulsados del
endemoniado gadareno, que le rogaron a Jesús “que no los mandase air al abismo” (Lc.
8:31). Parece razonable deducir de ese ruego, que por lo menos era habitual
para Jesús en sus expulsiones, reducir la población de los demonios libres,
mandándolos al abismo.
No podemos estar seguros si los apóstoles u otros creyentes que echaban fuera demonios efectuaban la misma merma en el número de los demonios libres, o si alguna relación con el problema de la continuación y frecuencia de la posesión demoniaca.
III. EL SIGNFICADO DEL TERMINO “DEMONIOS”:
La derivación del término “demonio”
(daimonion[3]),
en el lenguaje primitivo ‘daimon’,
no es demasiado seguro. Platón la deriva del término ‘daemon[4]’, un adjetivo formado por ‘dao’ y que significa “conocimiento” o inteligencia35).
Muchos eruditos modernos, por el
contrario, lo derivan de ‘daio’
(dividir o asignar) como significando “divisor o
distribuidor del destino”. Parece preferible la definición de
Platón, la que destaca el conocimiento superior de estos espíritus, a quienes
se les acredita un conocimiento sobrehumano, y por tanto, se les ha consultado
como oráculos. Una investigación histórica del desarrollo del término revelará
la mano divina, moldeando y preparando la palabra para su significado bíblico
preciso.
3.1. LA EVOLUCIÓN DEL SIGNIFICADO DEL TERMINO “DEMONIO” EN EL GRIEGO:
Desde el período homérico hasta los
tiempos de la Septuaginta (LXX) pueden mencionarse cuatro significados
principales del término ‘daimon’
(demonio) en el curso del desarrollo del término para su uso exacto en a
Septuaginta y el Nuevo Testamento:
(1)
Primero: En la
historia primitiva del lenguaje, como en Homero, ‘daimon’
era sinónimo de “dios” (teos).
Ludwig Preller hace notar que los términos “dioses”
y ‘daimones? (demonios)
eran utilizados para los mismos seres por Homero y los poetas que le
antecedieron y dice que el término “dios”
expresa más definidamente una personalidad divina, como lo han definido las
sectas y la mitología mientras que el término ‘daimon’
hace referencia a su poder y actividad en la manifestación de la vida y la
naturaleza36). Ramsay también opina que el ‘daimon’
es el portador del poder divino que opera en la naturaleza y la vida humana y
no ha sido concebido ni definido por la mitología a las sectas como “dios” (theós). También señala que difícilmente
puede encontrarse un dios especial denominado ‘daimon’
salvo en la Ilíada (III: 420), y hay una tendencia predominante en Homero
de atribuir mala influencia al ‘daimon’,
especialmente en la Odisea37).
(2)
Segundo: En el
desarrollo del término ‘daimon’
aparece en su uso pos homérico, cuando se
pensaba en los demonios como intermediarios entre los dioses y los hombres. En
Hesíodo, estos mediadores son los espíritus de los hombres buenos de a Edad
Dorada, nombrado siervos y guardianes de los hombres por Zeus y frecuentemente
tomados como ejecutores de su voluntad38). Los filósofos dan expresiones a la
creencia en estos agentes intermediarios. Platón dice que: “la
deidad no tiene comunicación con el hombre, pero todas las relaciones y
conversaciones entre dioses y hombres se efectúan por mediación de demonios”39). Esta teoría también afirma que cada
hombre tiene desde su nacimiento u ‘daimon’
especial. Este demonio del individuo está evidentemente considerado como separado
del hombre mismo, y no identificable con su alma o espíritu, como ‘daimonion’ de Sócates40.
Que le
hacía preguntas al mismo. Los escritores áticos, especialmente, hacen
referencias al aghatos daimon (un buen demonio).
A esta
altura de su evolución, “aunque los demonios son considerados como seres inferiores a
los dioses, no aparecen como concebidos moralmente malos, a menos que esto se
infiere de algunos de ellos como contraste con los buenos demonios”41).
(3)
Tercero: El
desarrollo en el término ‘daimon’
vino cuando os griegos comenzaron a considerar a los demonios como seres
moralmente imperfectos, como el hombre, algunos buenos, algunos malos. Este
paso en la depreciación gradual del concepto de la palabra, fue el resultado de
un esfuerzo para ensalzar a los dioses, y hacer a sus intermediarios, los
demonios, responsables de las pasiones y escándalos atribuidos a ellos en las
mitologías populares. Mientras Platón se entregó a la tarea de separar a los
dioses de malos y escándalos, y elevar el concepto que la gente tenía de ellos,
su discípulo Jenócrates42) buscó mantener las enseñanzas de su maestro
sobre el tema del sublime carácter de los dioses por medio de un desarrollo de
los pensamientos de Platón sobre los demonios, haciendo a estos agentes intermediarios
a quienes él concebía como almas de los que partieron, los verdaderos obradores
de mal. “El
introdujo una nueva idea en la teología filosófica al ser el primero en
diferenciar expresamente entre buenos y malos demonios” y enfatizar
su posición mediadora. “Ahora se supone que ellos actuarán como mediadores en todas
las relaciones entre los dioses y los hombres, particularmente por medio de
oráculos. Tienen poder sobrehumano, pero ni aun los buenos demonios tienen una
pureza moral perfecta”43).
La distención de Jenócates entre demonios buenos y malos fue continuada
posteriormente por otros escritores, especialmente por los estoicos y por
Plutarco44), que les atribuye a ellos grados de virtud, como a
los hombres. Posidonio, un filósofo estoico del siglo I antes de la era cristiana
desarrolló una teoría esmerada sobre os demonios, considerándolos como
espíritus de hombres muertos, y por ende, buenos y malos. Los más puros
habitaban en las elevadas regiones celestiales, mientras los impuros
permanecían más cerca de la Tierra45).
(4)
Cuarto: Llegamos
al grado final en este proceso de desarrollo, cuando como en la Septuaginta y
el Nuevo Testamento, todos los demonios son considerados malos, y son miembros
del reino de Satán, como activos agentes y súbditos (Mt. 12:22-30 y otros pasajes afines).
Los escritos de los primeros cristianos
abundan en evidencia de que los demonios son malos. Justino mártir, por
ejemplo, obviamente siguiendo claras enseñanzas del Antiguo (Dt. 32:17; Salm. 106:37)
y Nuevo Testamento (1 Cor. 10:19, 20; 1 Tim.4:1 y
otros pasajes afines).
Afirman
que los demonios inspiraron la mitología griega, criaron hombres malignos como
Simón el mago, herejes como Marción, y provocaron las persecuciones cristianas46).
Enseñanzas enfáticas similares concernientes al carácter maligno y actividades
de los demonios aparecen prácticamente en todos los escritores cristianos de
este período –Tertuliano, Clemente de Alejandría,
Orígenes, Cipriano y Eusebio para mencionar sólo unos pocos.
3.2. EL SIGNIFICADO DEL TERMINO “DEMONIO” EN LA SEPTUAGINTA (LXX = BIBLIA DE LOS
70):
Las expresiones ‘daimon*’
y ‘daimonion**’ no se encuentran muy frecuentemente en la versión griega del
Antiguo Testamento, aunque se emplean para traducir ciertas palabras hebreas.
Ayuda Hermenéutica:
*G1142 δαίμων = daímon: de δαίω = daío (distribuir fortunas); demonio o espíritu sobrenatural (de naturaleza mala): - demonio. **G1140 δαιμόνιον = daimónion: neutro de un derivado de G1142; ser demoníaco; por extensión deidad: - endemoniado, demonio, dios. (Strong).
No debe sorprender este hecho, pues
la demonología del Antiguo Testamento como se dicho anteriormente47),
es de carácter tan casto y elevado y en
tal contraste con las extravagancias contemporáneas del pensamiento
demonológico, que los conceptos demoníacos son relativamente escasos. Esta
circunstancia ni por un momento milita en contra del hecho de la creencia
popular hebrea en los demonios que está atestiguada por las muchas llamadas de
atención de las Escrituras en contra de la hechicería y la magia.
El hecho de que la gente necesitara
tan constantemente la admonición de la verdad revelada es un elemento de juicio
de mayor valor, para sustentar la creencia continua en los demonios que las
pocas referencias específicas en que se encuentran. La escasez y sencillez de
los conceptos demonológico del Antiguo Testamento indudablemente tenía la
intención de producir el efecto de un vívido contraste en contraposición con
las múltiples y elaboradas perversiones étnicas, y al mismo tiempo ser una
fuerte amonestación en contra de las supersticiones y excesos prevalecientes.
Debemos tenerse en cuenta que el
hebreo no posee un equivalente preciso para los términos helenísticos griegos ‘daimon’ o ‘daimonion’.
Realmente, no menos de cinco diferentes palabras se traducen así. De todas
estas, os revisores solamente han traducido la primera como “demonio”:
Ayuda Hermenéutica:
(1) Shedhim: H7700 שֵׁד = shed, su raíz. (Strong).
La palabra “demonio” (‘daimon’, ‘daimonion’) fue introducido
en la esfera bíblica a través de la Septuaginta (Biblia de los 70) como una
traducción de “shdhim” y varias otras palabra de connotación parecida.
Shedh (siempre en plural, shedhim),
aparece en Deuteronomio 32:17 y en el Salmo 106:37, donde se traduce como “diablos” en la versión 1909 de Cipriano
de Valera en la primera cita correctamente “demonios” en la versión revisada de 1960.
La etimología no está muy bien establecida,
pero podría decirse con certeza que viene de la raíz shudh* (gobernar, ser
señor, como la sala arábiga).
Su más profunda significación es, sin duda, “ídolo”,
propiamente “señores”, ya que los
hebreos desde tiempos muy antiguos consideraban a las imágenes idolatradas como
símbolos visibles de los demonios invisibles, quienes permitían que los hombres
los adoraran (Salm. 96:5; LXX 95:5; 1 Cor.10:20).
Es por eso que, en el cántico de Moisés,
se dice de los israelitas que cayeron en idolatría: “sacrificaron a los demonios (shedhim),
y no a Dios (o dioses), a dioses que no habían conocido” (Dt. 32:17).
“Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; A dioses que no
habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido
vuestros padres”. (Dt. 32:17)
Ayuda Hermenéutica:
H7700 שֵׁד = *shed:
de H7736; demonio (por lo maligno):- demonio. (Strong).
Queda claro que el ‘shedhim’
no solamente se identifica con las imágenes idolatras, a quienes se niega toda
realidad como dioses, sino que al mismo tiempo son separadas de ellas, como
seres espirituales reales detrás de ellas, motivando su adoración. El mismo
doble aspecto se nota en el pasaje de los Salmos, donde cayeron otra vez en
idolatría, se dice que los israelitas “sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios (daimonia shdhim)… a los ídolos
de Canaán” (Salm.106:37, 38). H6091 עָצָב = atsáb: de H6087; imagen (idólatra): - escultura, ídolo, imagen. Los “ídolos de Canaán”
son las representaciones idolatras inanimadas,
los instrumentos visibles del engaño. Los demonios (shedhim) son las entidades reales
espirituales que, inspiran esta adoración pervertida. El nombre es similar al “shedu” asirio, que denota deidades o
genios tutelares, evidentemente considerados como inferiores a los llamados
dioses y subordinados a ellos.
(2) Seirim:
La ley levítica (Lv. 17:1-7)
ordenaba a los hebreos en el desierto que mataran sus animales de sacrificio a
la entrada del tabernáculo, para que no fueran al desierto a sacrificar “sus sacrificios a
los demonios” (“sátiros”, versión Herder,
o “machos cabríos”, seirim, LXX, daimonia,
Lv. 17:7).
Ayuda Hermenéutica:
H8163 שָׂעִיר = saír: o שָׂעִר = saír; de H8175; lanudo; como sustantivo, macho cabrío; por anal. Fauno:- cabra, macho cabrío, cabrito, demonio, velloso. (Strong).
Indudablemente estos seres son
considerados en estos pasajes como objetos de adoración. Su culto es una
apostasía a Jehová, y sus seguidores son amenazados con la exterminación (vers.
4, 7). Esta peculiar variedad de adoración demoniaca, persistió por siglos
entre los israelitas, floreciendo nuevamente bajo el reinado de Jeroboam I
(929-909), quien, rechazando a los levitas, “designó sus propios sacerdotes para los
lugares altos, y para los demonios, (seirim, LXX, daimonia) y para los becerros que él había hecho” (2
Cron.11:15).
Josías (638-608), en la limpieza
general que hizo de la contaminación idólatra, “derribó los altares de las puertas”
(shearim), que sin duda, debe interpretarse como seirim, según Kittel48),
“los lugares
altos de los machos cabríos o sátiros” (2 R.23:8).
Etimológicamente, la palabra
significa “el
peludo”, o “macho cabrío”, que es evidencia de que los
israelitas consideraban estos conceptos demoniacos
aspecto de cabras o sus atributos.
Isaías, en pasajes poéticos,
describe estos demonios-sátiros,
como danzando en las ruinas de Babilonia y llamando uno a otro en desolada
ciudad (Is.13:21; 34:14). La traducción de seirim en
ambos pasajes por demonia comprueba que los
judíos alejandrinos los consideraban demonios.
(3) Ídolos:
“Porque todos los dioses de los pueblos son *ídolos (elilim, LXX daimonia): pero Jehová hizo los cielos” (Salm. 96:5; LXX
95:5). Este es el pasaje clásico que identifica a los ídolos con los demonios,
y que sugiere al demonismo como la dinámica de la idolatría. En el hebreo elilim, el plural del adjetivo, que
significa “nada”,
“vacío”, “vano”,
muestra claramente que los ídolos no son nada, irrealidades.
Ayuda Hermenéutica:
*Ídolos: H457
אֱלִיל = elil: aparentemente de H408;
bueno para nada, por analogía vano o vanidad; específicamente ídolo: - ídolo, imagen,
inútil, nulo. (Strong).
Los demonios
tras ellos son los seres verdaderos.
(4) Gad:
“Pero vosotros los
que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa la Fortuna” (Gad,
LXX; a daimonion Is. 65:11). Nuevamente se conecta la
idolatría con los demonios. El dios *Fortuna (Gad), era también adorado por los babilonios. *Fortuna: H1409 גָּד = gad: de H1464 (en el sentido
de distribuir); fortuna:-
ventura.
(Strong).
Se le denomina en otras partes también Baal, Bel, y era considerado a través de todo el Oriente como el dador de la buena fortuna. La Septuaginta lo presenta como “el demonio”, quizás por sus características y poder.
IV. DESTRUCCIÓN:
“Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad (qeter) que en medio del día
destruya” –“el mal espíritu (deminio) del mediodía” (Salm. 91:6; LXX
90:6). Estos parecen ser rastros de un concepto popular.
Ayuda Hermenéutica:
Pestilencia: H1698 דֶּבֶר = déber: de H1696 (en sentido de
destruir); pestilencia, peste: - mortandad, peste, pestilencia, plaga.
Oscuridad: H652 אֹפֶל = ofel: de lo mismo que H651; oscuro: - densa, lóbrega, oscuridad, tiniebla. (Strong).
Estos parecen ser
rastros de un concepto popular demoniaco que saltó a la mente del traductor.
Las extravagancias étnicas presentaban malos espíritus vengadores para cada
momento del día y la noche. Es así como en la Septuaginta, el significado de la
palabra “demonio”
es siempre siniestro.
En Filón49), la palabra aparece en un sentido más general, como equivalente a ángeles, buenos y malos. En Josefo50), se usa invariablemente para malos espíritus, como en el Nuevo Testamento.
El cambio, entonces, en el
uso helenístico es:
· Primeramente, la separación entre buenos y malos demonios, con la
aplicación del término inclinándose cada vez a los demonios malos.
· En segundo lugar, la ampliación del nombre, en el sentido del mal (para incluir)
a las deidades paganas.
4.1. EL
SIGNIFICADO DEL TERMINO “DEMONIO” EN EL
NUEVO TESTAMENTO:
Desde Homero hasta los tiempos del Nuevo Testamento, el sentido de daimon y daimonion se fue rebajando, alejándose del significado de theós y reuniendo más y más el sentido de malignidad, hasta que llega al preciso e invariable significado en el Nuevo Testamento de “mal espíritu” o “mensajero y ministro del diablo”51).
Como Seres Espirituales:
·
los demonios son seres inteligentes,
·
Viciosos,
·
Impuros,
·
Con
poder para afligir al hombre con dolencias físicas, y
·
Contaminación
espiritual y moral.
___________
Notas y Bibliografía:
[1] Mítico, ca. (Del lat. mythĭcus, y este del gr. μυθικός). adj. Perteneciente o relativo al
mito. mito1. (Del gr. μῦθος). m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo
histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con
frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la
humanidad. 2. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa
alguna realidad humana de significación universal. 3. Persona o cosa rodeada de
extraordinaria estima. 4. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o
excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen. (Microsoft®
Encarta® 2008).
[2] Mente. (Del lat. mens, mentis). f. Potencia intelectual del alma. || 2. Designio,
pensamiento, propósito, voluntad. || 3. Psicol. Conjunto de actividades y
procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter
cognitivo. || de buena ~. loc. adv. ant. De buena voluntad, de buena gana. ||
tener algo en la ~. fr. Tenerlo pensado o prevenido. (Microsoft® Encarta®
2008).
[3] Demonio: G1140 daimonion
= (δαιμόνιον G1140) no un diminutivo de
daimon, Nº 1, sino neutro del adjetivo daimonios, perteneciente a un demonio.
Se traduce demonios en todos los pasajes en que aparece, a excepción de
Hech.17:18, donde denota una deidad pagana inferior. Los demonios son los
agentes espirituales que actúan en toda idolatría. El ídolo en sí no es nada,
pero cada ídolo tiene un demonio asociado que induce idolatría, con su
adoración y sacrificios (1Cor.10:20,21; Ap.9:20; cf. Dt.32:17; Is.13:21; 34:14;
65:3,11). Diseminan errores entre los hombres, y tratan de seducir a los
creyentes (1Tim.4:1). Como espíritus seductores engañan a las personas a la
suposición de que a través de mediums (los que poseen «espíritus familiares»,
Lv.20:6,27, p.ej.) pueden tener comunicaciones con seres humanos fallecidos. De
ahí el destructivo engaño del espiritismo, prohibido en las Escrituras
(Lv.19:31; Dt.18:11; Is.8:19). Los demonios tiemblan ante Dios (Stg.2:19);
reconocían a Jesús como Señor y como su futuro Juez (Mateo 8:29; Lucas 4:41).
Cristo los echaba fuera de los seres humanos con su propio poder. Sus
discípulos lo hacían en su nombre, y ejerciendo fe (p.ej., Mt.17:20). Actuando
bajo la autoridad de Satanás (cf. Ap.16:13,14), se les permite a los demonios
afligir con enfermedades físicas (Lc.13:16). Siendo impuros, tientan a los
seres humanos con pensamientos impuros (Mt.10:1; Mr. 5:2; 7:25; Lc.8:27-29;
Ap.16:13; 18:2, etc.). Difieren en grados de maldad (Mt.12:45). Instigarán a
los gobernantes de las naciones al final de esta edad a que hagan guerra en
contra de Dios y de su Cristo (Ap.16:14). (VINE).
[4] Demonio: G1142 daimon
= (δαίμων G1142) demonio. Significaba entre los griegos paganos una
deidad inferior, tanto si era buena como mala. En el NT., denota un espíritu
malo. Se usa en Mt. 8:31: Los hay que derivarían este vocablo de una raíz da–,
significando distribuir. Es más probable que provenga de una raíz similar da–,
que significa conocer, y de ahí significaría uno que conoce. (VINE).
1) L. T. Townsend, Satan and Demons, pp. 34, 35.
2) T. Witton Davies. Magic
Divination, and Demonology among the Hebrews and Their Neighbors, p. 95.
3) Townsend, opus citatus p. 43. Compárese con el padre Delaporte, The
Devil: Does He Exist? And What Does He Do? Pp. 13-16; y Walter Scott, The
Existence of Evil Spirits Proved, pp. 18. 19.
4) Davies, opus citatus, p. 103.
5) John J. Owen, “The Demonology of the New
Testament”, Bibliotheca Sacra and Biblical Repository, enero 1859, XVI, pp.
119-139.
6) Josefo, Guerra judaica, 7: 6:3.
7) George W. Gilmore, “Demon, Demonism”, New
Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, pp. 399, 400.
8) G. H. Pember Earth’s Earliest Ages, pp. 72. 73.
9) Comp. Clarence Larkin, The Spirit World, p. 39.
10) Clarence Larkin Dispensational Truth, p. 101.
11) Pember, opus citatus, p. 72.
12) Hesíodo Erga Kai Hemerai, pp. 109-126.
13) Pember, opus citatus, p. 72.
14) Clarence Larkin, Rightly Dividing The Word of
Truth, p. 94.
15) Larkin, The Spirit World, p. 40.
16)
Libro de Enoch, Capítulo XV; comp. Jewish
Quartery Review, 1896-97; IX, 75.
17) Johann Peter Lange, “Génesis”, Commentary on the
Holy Scriptures, pp. 280-284.
18) Ibidem, pp. 280, 281.
19) Penber, opus citatus pp. 205-213.
20) Larkin The Spirit World, pp. 23-26.
21) A.C. Gaebelein, The Annotated Bible (Pentateuco)
p. 29. W.F.
Albright dice: “Se creía que Yahweh
había creado tanto seres astrales como terrestres, llamándoles popularmente a
los primeros ‘huestes celestiales’ o ‘hijos de Dios’. Por ejemplo: en Génesis
6:1 y subsigientes… los dioses (astrales) cohabitaron con mujeres mortales, que
dieron a luz héroes (literalmente ‘meteoros’, nephilim), una idea que se puede ilustrar frecuentemente de la mitología
babilónica y griega. Pero el israelita que escucha este pasaje indudablemente
pensaba en el ayuntamiento entre ángeles y mujeres como, posteriormente, los
judíos y cristianos)”. Tomado de The
Stone Ageto Christianity, p. 226.
22 Franz Delitzsch en el Commentary on the Holy Scriptures
8Génesis) de Lange, p. 284.
23) Ibídem.
24) Homero, Iliada, VIII: 16.
25) James Orr, “Nephilim”, Internacional Standard
Bible Encyclopedia, p. 2133.
26) Lange, op, cit. p. 284.
27) Compare Lewis
Sperry Chafer, Mejor Bible Themes, p. 116.
28)
Ibídem.
29)
“Los demonios son seres muy reales, pero
simplemente criaturas. Originalmente
formaban parte del ejército de los cielos, es decir de las huestes
angelicales, que en la mañana de la creación alaban a Dios con regocijo, y cuyo
símbolo magnífico es el ejército de las estrellas”. Padre Delaporte, The Devil: Does He Exist? And What Does He Do? P.18.
30) F. W. Grant, The Numerical Bible, IV, p. 82, 83.
31) A. C. Gaebelein, The Annotated Bible, IV, p. 82,
83.
32) Ibiden, pp. 110, 111.
33) J. B. Mayor,
“The General Epistle of Jude”, The Expositor’s Greek New Testament.
34) Plummer, New Testament Commentary, III, editado
por C.J. Ellicott, p. 519.
35)
Cratiko I: 398. Para el desarrollo general y significado del término daimonion
vea Liddell y Scott, Greek-English Lexicon, edición revisada, I, p. 365.
36) Ludwig Preller, Griechische Mythologie, I, p. 112.
37) W. M. Ramsay, Hasting’s Dictionary
of the Bible, I, p. 140ª y nota.
38) Ramsay, opus
citatus, p. 140ª.
39) Platón, Symposion, pp. 202, 203.
40) Con relación al dicho de Sócrates (que
ha creado mucha discusión): “Tengo una señal divina y sobrenatural que en
llega”, Edward L. Langton observa atinadamente: “Parece imposible… afirmar que
Sócrates se imaginaba a su daimon como unser espiritual personal. La evidencia
favore el punto de vista de que hacía referencia a ‘una inhibición fuerte y
repentina que Sócrates interpretó que se le daba desde afuera de sí mismo”
(Langton, opus citatus, p. 94. Comare también E. R. Bevan, Sbyls and Seers, p.
105; y A. E. Taylor, Sócrates, p. 43) Nevius interpreta que Sócrates se refiere
a la “conciencia, o la voz de Dios, que para él era tan clara y con tanta
autoridad que casi estaba dispuesto a atribuirle una personalidad” (Demon
Possession and Allied Themes, 5ª. Edición),
p. 329.
41) Edward Langton, Essentials of Demonology, p. 87.
42) R. Heinze, Xenocrates, pp. 83-93.
43)
Langton, opus citatus, p. 88.
44)
De Defectione Oraculorum XIII.
45) Compare Ehrhard y Kirsch Forschungen,
XII, 3, pp. 125, 126; asimismo
Encyclopedia Americana (1951), Vol. 22, p. 421.
46)
First Apology 54: 53 56:55; 57:56, y otros.
47) Véase el Capítulo III de este libro.
48) Rudolf Kittel, Bible
Hebráica, Pers I, p. 546.
49) Compare Alfred
Barry, Smith’s Dictionary of the Bibe, editado por el professor H. B. Hackett,
p. 583; asimismo Langton, opus citatus, pp. 102, 103.
50) Antigüedades 6: 8: 2, 8:2:5; y Guerra judaica
7:6:3.
51) Compare J.
H. Thayes, Greek-English Lexicon of the New Testament.
- e-Sword-the.
LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- UNGER,
Merrill. Los Demonios Según La Biblia. Edit. Las Américas. Primera Edición.
1952.
- Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez. 20//06//2018. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”.
Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.E -
Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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