jueves, 14 de julio de 2022

La Teoría De La Brecha: (Génesis 1:1-2).

 

La Teoría De La Brecha:

 

En el principio creó Dios los cielos y la Tierra. Y la Tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:1-2).


Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

 

Éstos son los versículos donde se supone que hay una brecha. Esta teoría es conocida también como la «teoría de la ruina y reconstrucción» y como la «teoría del cataclismo». Fue propuesta por el teólogo escocés Thomas Chalmers en 1814 y posteriormente fue adoptada por hombres como C. I. Scofield, editor de la Biblia anotada que lleva su nombre, Donald Grey Barnhouse, famoso pastor presbiteriano de Filadelfia, y también por George H. Pember, autor de la obra Earth´s Earliest Ages [Las eras tempranas de la tierra].

En su forma actual, la llamada «teoría de la ruina y reconstrucción» afirma que en el pasado remoto Dios creó un universo perfecto. La tierra estaba habitada por una raza pre-adámica gobernada por Satanás, quien habitaba en el huerto del Edén. John J. Davis, profesor de Antiguo Testamento en el Grace Theological Seminary, ha escrito lo siguiente para explicar la postura de la teoría de la brecha:

 

Satanás deseaba hacerse como Dios y a la postre se rebeló (Is. 14). Así entró el pecado en el universo, y el juicio de Dios vino primero en la forma de un gran diluvio y luego, cuando la luz y el calor del sol terminaron, [vino] una era glacial universal. Toda planta, animal y fósiles humanos datan de este gran diluvio y no están genéticamente relacionados con las plantas, animales y seres humanos de la tierra de hoy.1)

 

Marco Histórico:

 

El manuscrito más antiguo que tenemos disponible de Génesis 1:1-2 se encuentra en la traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta (LXX), preparada entre el 250-200 a.C. La LXX no permite la lectura de ningún escenario de ruina-reconstrucción en estos dos versículos, como incluso Cunstance lo admite.

Una mirada más detallada a estos versículos revela que la teoría de la brecha impone una interpretación sobre Génesis 1:1-2 que no es natural, e incorrecta gramáticamente. Como muchos intentos para armonizar la Biblia con las supuestas edades antiguas para la historia terrestre de la geología uniformitaria, la teoría de la brecha involucra una desviación de la Escritura bien intencionada pero incorrecta.

 

I.       Los Que Sostienen Esta Teoría:

Quienes sostienen la «teoría de la ruina y reconstrucción» creen que Génesis 1:1 describe la creación de un universo perfecto, incluyendo una tierra perfecta que estaba poblada de plantas y animales y, según algunos expositores de dicha teoría, también estaba poblada por una raza de hombres pre-adámicos. Fue en ese estado cuando sucedió la rebelión de Lucifer en contra de Dios y el resultado fue el juicio de Dios que produjo una catástrofe terrible que algunos han llamado «el diluvio de Lucifer».2) El juicio ocurrido produjo un caos en la creación original. Génesis 1:2 describe lo que sucedió a raíz de ese juicio.

Los que enseñan la teoría del cataclismo creen que la catástrofe fue causada por la entrada del pecado en las huestes angélicas regidas por Satanás. El lado positivo de esta teoría y, quizá, su propósito original es que ofrece una solución a las dificultades entre la geología y la Biblia. Esta teoría permite aceptar la postura de que la tierra tiene millones de años de antigüedad. Hay quienes afirman que el universo tiene miles de millones de años o que ha existido por una eternidad de tiempo.3)

Pero esa es precisamente su mayor debilidad, porque la Biblia enseña que hubo una sola creación original. La revelación divina no apoya que haya habido un cataclismo que trastornase la creación descrita en Génesis 1. Como ha escrito Henry M. Morris, que ejerció como director del Institute for Creation Research = Instituto Investigación para Creación:

 

La teoría de la brecha no solo es imposible científicamente sino también teológicamente destructiva. Al aceptar el sistema de edades geológicas, el estudioso de la Biblia acepta también el testimonio de los fósiles que identifica esas «edades». Los fósiles, sin embargo, son cosas muertas. Hablan claramente de un mundo en el que sufrimiento, enfermedad y muerte (con frecuencia violenta y generalizada) eran realidades universales.

Hablan de un mundo muy parecido a nuestro mundo, un mundo que contiene tiburones y medusas, libélulas y cucarachas, tortugas y cocodrilos, murciélagos y castores, así como dinosaurios y gliptodontes y otros animales ya extintos. Pero ese mundo, «el mundo de entonces», pereció (2 P. 3:6). Si ese mundo existió antes que el supuesto cataclismo pre-adámico, entonces existió antes del pecado de Satanás que produjo ese cataclismo. Es decir, el sufrimiento y la muerte existieron durante miles de millones de años antes del pecado de Satanás y el subsiguiente pecado de Adán.4)

Como ya se ha señalado, quienes sostienen la teoría de la existencia de una «brecha» entre Génesis 1:1 y 1:2 lo hacen con el propósito de armonizar la enseñanza bíblica con las conclusiones de la ciencia respecto de la edad del universo. Uno de los peligros de esta teoría es su base en el uniformismo geológico, cuyos postulados se atribuyen a James Hutton (1726-1797) en su obra «Teoría de la tierra» y a Sir Charles Lyell (1797-1875) en su libro «Principios de geología», publicado entre los años 1830-1833.

Ambos científicos influyeron grandemente en Charles Darwin, quien publicó su famosa obra «El origen de las especies» en el año 1859. La teoría uniformista afirma que «procesos geológicos y leyes naturales, que operan en la actualidad para modificar la corteza terrestre, han actuado de la misma manera regular, y esencialmente con la misma intensidad a lo largo del tiempo geológico, y que hechos geológicos del pasado pueden ser explicados por fenómenos y fuerzas observables hoy». El uniformismo sostiene que el presente es la clave del pasado.

Otro problema que produce la aceptación de «la teoría de la brecha» es que debilita el concepto de la revelación divina. Toda postura teológica que ponga en duda la inspiración plenaria y verbal de las Escrituras debe ser rechazada por los que creen en la Biblia. Toda exégesis que ignore la gramática de la Biblia debe ser rebatida por quienes aceptan la plena Inspiración de las Sagradas Escrituras.

Los proponentes de la teoría de la brecha o del cataclismo usan los siguientes argumentos para apoyar su postura:

 

1. Cambian la traducción del verbo «estaba» en Génesis 1:2 y la traducen «se volvió», sugiriendo así un cambio de un estado de perfección a uno de juicio y destrucción. Pero la forma del verbo «ser» [jayetá] que aquí aparece, se traduce «estaba» o «era». Dicho verbo aparece varios cientos de veces y casi siempre se traduce «estaba» o «era». De los centenares de veces que se usa en el Pentateuco, solo en seis ocasiones el contexto requiere que se traduzca «se volvió» (véase Gn. 3:22; 19:26; 21:20; Éx. 7:19; 8:17; 9:10). En ninguno de esos casos, sin embargo, la conjunción vau disyuntiva va unida a un sustantivo que precede al verbo, como es el caso en Génesis 1:2. 23 Es importante observar que en las seis excepciones mencionadas hay un cambio de «estado» no un cambio de «condición». El profesor Charles R. Smith lo expresa así:

Hay dos tipos de cláusulas en hebreo:

v Una es una cláusula verbal,

v La otra es una cláusula nominal.

v Una cláusula nominal es aquella con un sustantivo como sujeto y una forma del verbo «ser», ya sea expresado o tácito, como verbo. Génesis 1:2 es ese tipo de cláusula. El uso normal es expresar un «estado» [o condición] sin ninguna acción verbal.5)

 

2. El segundo argumento de la teoría del cataclismo se basa en la frase «desordenada y vacía». Dicen los que sustentan esta proposición que dicha frase es inapropiada para una creación divina. Afirman, además, que la creación de un caos es igual que nada. A eso añaden que la expresión «desordenada y vacía» aparece en dos pasajes donde se habla de juicio divino (véase Is. 24:3 y Jr. 4:23). Aunque este argumento parece convincente, no toma en cuenta que la frase se usa en otros pasajes donde no connota mal (véase Job 26:7; Dt. 32:10; Job 6:18; 12:24; Salm. 107:40). Los que abogan a favor de la teoría del cataclismo también apelan a Isaías 45:18, pero el mencionado texto no apoya «la teoría de la brecha» porque, como puede observarse, dicho versículo tiene que ver con el «propósito» de la creación y no con el «estado» de la misma.

La expresión «desordenada y vacía» [tóju bojú] es una locución o expresión poética cuyo significado solo puede determinarse por el contexto. La idea de «desordenada» implica «no apta» para ser habitada. En el contexto de Génesis 1:2, dicho vocablo podría traducirse «amorfa». Es mediante la acción creadora de Dios que la tierra es hecha un lugar apto para ser habitado.

La locución «desordenada y vacía» [tóju bojú] señala el estado primitivo de la tierra, es decir, la condición original en la cual fue creada o el estado en que se hallaba antes de ser preparada para que el hombre la habitase.6)

 

3. Los defensores de la teoría del cataclismo dicen que el vocablo «tinieblas» siempre representa pecado y juicio y, por lo tanto, puesto que Dios no dijo que las tinieblas eran buenas, tal como lo hizo respecto de la luz (véase Gn. 1:4), debe asumirse que la creación original fue hecha en la luz y que las tinieblas son el resultado del juicio del pecado. Aunque ese argumento parece tener sentido, debe tenerse en cuenta que no siempre las tinieblas son símbolo del pecado en la Biblia. Salmos 104:19-24 señala lo contrario.

Además, la Escritura dice que Dios creó todas las cosas, incluyendo la «noche» y la «mañana». El texto bíblico dice: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera» (Gn. 1:31). Las «tinieblas» de Génesis 1:2 forman parte de lo que Dios había hecho y que Él mismo declara «bueno en gran manera».

II.     No Hay Espacio Para, Una Teoría De La Brecha:

Finalmente, debe tenerse en cuenta que el autor de Génesis, Moisés, escribió en Éxodo 20:11: «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó». Este versículo no deja espacio alguno para una supuesta «brecha». El texto dice bien claro que Dios completó la creación en seis días y que no hubo ningún cataclismo entre Génesis 1:1 y 1:2:

·      Génesis 1:1 es una cláusula independiente y

·  Génesis 1:2 es un complemento circunstancial que describe la condición de la tierra cuando fue creada por el poder soberano de Elojím.

Las cláusulas que componen el versículo dan detalles adicionales acerca de la creación.

La primera cláusula dice que la tierra estaba en un estado «amorfo» o «vacío» que necesitaba recibir «forma», es decir, ser ordenada y llenada de manera progresiva. Eso fue lo que Elojím hizo en cinco días literales, antes de crear al hombre y colocarlo como su mayordomo en la tierra.

Ayuda Hermenéutica:

 

בֹּהוּ H922 En Gn. 1:2 la expresión tóhu va-bóhu, "sin orden y vacío", es un caso de hendiadis en el cual bóhu no significa específicamente "sin orden"; más bien, ambas palabras, tóhu y bóhu, expresan en conjunto la idea de caos. (Diccionario de hebreo Bíblico).

 

ֹּהוּ = bojú H922 de una raíz que no se usa (que significa estar vacío); vacuidad, i.e. (superficialmente) ruina indistinguible: - vacío. (Strong).

y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo (1:2b).

Además de estar «desordenada y vacía», es decir, no apta para ser habitada, la tierra estaba cubierta de tinieblas como parte de la creación original. La presencia de las tinieblas, evidentemente, no es una contradicción. La Escritura registra así las palabras de Dios:

 

Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto (Is. 45:5-7).

Las tinieblas son la ausencia de luz y hasta que la luz fue creada, la materia amorfa, es decir, la tierra, estaba envuelta en total oscuridad.7) Esas tinieblas que envolvían la tierra formaban parte del plan original de Dios en la creación.8) El texto dice que las tinieblas cubrían o envolvían «la faz del abismo».

Allen P. Ross, quien fuera profesor de Antiguo Testamento y Hebreo en el Seminario Teológico de Dallas, ha escrito lo siguiente:

 

Este término [tejóm = «abismo»] se refiere a la profundidad salobre, el océano, y de ese modo figuradamente al abismo. Los estudiantes de mitología comparada con frecuencia asocian dicho vocablo con el término acadio Tiamat, una diosa identificada con el mar salado. En la cultura de esa mitología oriental, Apsu, el agua fresca, es la contraparte masculina de Tiamat en el panteón. En Génesis, sin embargo, el «abismo» no es aludido en términos mitológicos: Simplemente es el océano primitivo y no una diosa en rebelión.9)

Ayuda Hermenéutica:

 

ְּהוֹם = tejóm H8415 o ְּהֹם = tejóm (usualmente femenino) de H1949; abismo (como masa de agua que sube), especialmente lo profundo (el mar principal o la provisión de agua subterránea): - abismo. (Strong).

 

H8415 תְּהוֹם

1) Océano primigenio a partir del cual se produjo el ordenamiento de la tierra (Gn. 1:2).

2) Profundidades del mar, aguas profundas (Ex. 15:5).

3) Abismo, fuente de las aguas subterráneas (Deut. 8:7). — Pl. תְּהוֹמוֹת. (Diccionario de hebreo Bíblico).

El vocablo tejóm se usa treinta y seis veces en el Antiguo Testamento y frecuentemente significa «aguas profundas» o «abismos» (véase Éx. 15:8). Algunos expositores han intentado asociar tejóm con la diosa babilónica Tiamat. La mitología babilónica relata que Marduk, el gran dios de su panteón, mató a Tiamat y usó su esqueleto para formar el cielo y la tierra.10) El relato bíblico, sin embargo, no da ningún crédito a la mitología babilónica. «No existe ni el más leve indicio en el texto bíblico que el «abismo» fuese un poder independiente de Dios, ni que Él tuviese que combatir para controlarlo. Más bien es parte de su creación que hace su voluntad (véase Salm. 104:6; Pr. 8:27-28)».11)

Umberto Cassuto, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dice lo siguiente:

 

En el Pentateuco, tejóm denota simplemente el océano universal primitivo, un concepto puramente físico. Es materia y no tiene ninguna personalidad ni autonomía; no ha existido desde tiempo inmemorial, sino que fue creado por la voluntad de Dios, y estaba listo para recibir cualquier forma que al Creador le placiese darle.12)

Quienes intentan asociar tejóm con el personaje mitológico babilónico Tiamat lo hacen sobre la base de mera especulación. La existencia de una similitud en ambos vocablos no es motivo suficiente para afirmar que el relato bíblico se origina en fuentes babilónicas.

La postura conservadora adoptada en este comentario sostiene que Moisés, el autor de Génesis, escribió bajo la supervisión del Espíritu Santo, sin necesidad de apelar a la mitología babilónica para obtener información. Génesis no se basa en la especulación de la mente humana sino en la autoridad divina.

y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas (1:2c).

Existe una diferencia de opinión entre los intérpretes modernos respecto a esta cláusula. Por un lado, están los que prefieren la traducción «un viento poderoso sopló sobre la superficie de las aguas», que se basa en el hecho de que el vocablo hebreo rúakj puede significar «viento» y elojim puede traducirse como «poderoso». Otros comentaristas de la talla de Umberto Cassuto y H. C. Leupold prefieren la traducción clásica, es decir, «el Espíritu de Dios». Leupold, un reconocido comentarista luterano, dice:

 

Debemos guardarnos de exageraciones en este caso, pero mantenemos con firmeza que el Espíritu de Dios es el Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad. Porque todos los atributos divinos adscritos a esta persona divina en el Antiguo Testamento concuerdan plenamente con lo que se revela en el Nuevo Testamento respecto a su Persona y su obra. Absolutamente ningún otro fuera del Espíritu Santo es considerado aquí.13)

Lo cierto es que Dios está presente en la plenitud de su ser en la obra de la creación. El Espíritu de Dios es la causa formativa de toda vida. El Espíritu Santo «revolotea» con cuidado tierno para dar forma y proteger su creación. Tal como lo expresa el cántico de Moisés: «Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas» (Dt. 32:11).

Si bien es cierto que la Trinidad como tal no aparece plenamente revelada en el Antiguo Testamento, no puede negarse que las tres personas de la Deidad están activas a través de la historia del Antiguo Testamento. En Génesis 1:2, el Espíritu Santo está activo en la obra de la creación, también llenó a Bezaleel para que realizase el diseño del tabernáculo (Éx. 31:3; 35:31), y David fue ungido por Samuel como rey de Israel y fue lleno del Espíritu Santo (1 Sam. 16:13).

 

Conclusión:

Los dos primeros versículos de la Biblia establecen un número importante de verdades que son fundamentales para la totalidad de la doctrina bíblica:

Hay que añadir, además, que Génesis 1:1-2 establece el creacionismoen oposición al evolucionismo— que afirma que el universo se originó por el acto sobrenatural de Dios. No había un cosmos antes de que Dios lo crease «de la nada» y milagrosamente. El evolucionismo postula que el universo es el producto de una gran explosión, ocurrida fortuitamente y sin ninguna intervención sobrenatural.

Muchos Cristianos sinceros han inventado reinterpretaciones de la escritura para evitar conflictos intelectuales con ideas científicas. La teoría de la brecha fue una de esas reinterpretaciones diseñadas para encajar con los conceptos científicos que surgieron a principios de los años 1,800 y que aún hoy son populares.

Pero en realidad, la teoría de la brecha fue un analgésico efectivo que puso a dormir a la iglesia durante cien años. Cuando los niños que aprendieron esta posición tan comprometedora, y después fueron a la educación superior, se aterraron al descubrir que esa teoría no explicaba nada. Ellos aceptaron entonces la única teoría respetable que quedaba, la evolución (que andaba de la mano con los millones de años). Los resultados fueron usualmente desastrosos para su fe.

Actualmente, otras posiciones de compromiso como la creación progresiva o la evolución teísta han, por mucho, reemplazado la teoría de la brecha. Los teóricos de la brecha, al intentar mantener un Génesis literal, pero adhiriéndose a las edades antiguas (millones de años), abrieron la puerta a que la siguiente generación aceptara la reinterpretación de los días, o el decir que Dios usó la evolución, etc. Pero ya sea una:

·      diluvio de Lucifer’,

·      teoría de la brecha,

·      creación progresiva, o

·      evolución teísta,

Los resultados son los mismos.

Estas posiciones pueden ser aceptables en algunas iglesias, pero los estudiados en el mundo secular se burlarán, con justificación, de aquellos que las sostienen—ellos ven las inconsistencias. La gente se burlará de los Cristianos por lo que sea que crean del Génesis.

Podemos escoger que se burlen porque creemos en el primer libro de la Biblia como Dios quería que creyéramos, o por creer en una posición comprometedora que debilita la autoridad de la Palabra de Dios.

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Bibliografía:

1.  John J. Davis, Paradise to Prison: Studies in Genesis (Grand Rapids: Baker Book House, 1975), p. 43.

2.  Weston W. Fields, Unformed and Unfilled: A Critique of the Gap Theory (Collinsville, IL: Burgener Enterprises, 1976), p. 7.

3.  John C. Whitcomb, Jr. y Henry M. Morris, El diluvio del Génesis (Terrassa: Editorial Clie, 1982), pp. 391-392.

4.  Henry M. Morris, The Genesis Record (Grand Rapids: Baker House, 1976), p. 47.

5.  Charles R. Smith, Is There a Gap Between Genesis 1:1 and 1:2 (artículo inédito, 27 de junio, 1966), pp. 22-23.

6.  Weston W. Fields, Unformed and Unfilled, pp. 113-115.

7.  Umberto Cassuto, A Commentary on the Book of Genesis, Part One, (Skokie, IL: Varda Books, 2005), pp. 23-24.

8.  John C. Whitcomb, Jr. The Book of Genesis (Winona Lake: Grace Theological Seminary), notas inéditas, p. 3.

9. Allen P. Ross, Creation & Blessing: A Guide to the Study and Exposition of Genesis (Grand Rapids: Baker Book House, 1988), p. 107.

10. Para una descripción de la grotesca lucha de los dioses del panteón babilónico, véase S. H. Hooke, Babylonian and Assyrian Religion (Norman, OK.: University of Oklahoma Press, 1963), pp. 60-68.

11. Gordon J. Wenham, «Genesis 1-15», Word Biblical Commentary (Nashville: Thomas Nelson, 1987), p. 16.

12. H. C. Leopold, Exposition of Genesis, vol. I, p. 49.

13. Ibid.

-    Caballosa, Evis L. “Génesis: La Revelación Del Plan De Dios”. Edit. PORTAVOZ. 2017. Págs. 30-36.

-    Biblia de Estudio RYRIE.

-    e-Sword-the. LEDD.

-        Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 13//04//2020. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”. Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa.  Cerca del Hospital Regional II Cel. 942-562691-Tumbes. -  (Clave: ).

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