sábado, 24 de septiembre de 2022

EL CANTAR DE LOS CANTARES: (Cantares 3:1-11)

 

EL CANTAR DE LOS CANTARES:

(Cantares 3:1-11)

El Ensueño De La Esposa:

Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo halléY dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo halléMe hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?...”.

(Cantares 3:1-11)


Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

 

VV. 1-5. Esta sección relata un sueño que la desposada tuvo justamente antes de la boda. Por temor de perder a su novio, lo busca, lo encuentra y lo lleva a la casa de su madre. Al despertar (v.5), ella otra vez sugiere paciencia (como en 2:7).

En 3:1-5, la amada parece seguir recordando aquella noche triste en que se sintió sola, en medio de sueños eróticos y pesadillas, debido al alejamiento de su compañero.

La cama sobre la que está recostada es una cama de amores (miskab dodim[1]  H1730, Ez.23:17).

La connotación del término es evidente aquí (ver Génesis 49:4; Num.31:17-20). El deseo sexual por él, estimulado por pensamientos o sueños eróticos, hacía que ella lo buscara ansiosamente en su cama.

 

Nótese: la repetición del verbo para énfasis, y la gran frustración de la mujer al no encontrar a su compañero.

La frustración por la ausencia del deseado aparentemente hace que el sueño erótico se torne en pesadilla (Cant. 3:3-4). La joven se ve recorriendo ansiosamente las calles y las plazas de la ciudad (quizá Jerusalén, ver 3:5), pero con el mismo resultado negativo de no hallar a su amado.

La pesadilla se agudiza cuando la muchacha topa con una patrulla de las que rondan la ciudad. Lejos de encontrar a su amado, ella se encuentra con los guardias. ¿Qué hace una mujer decente en las calles a esas horas de la noche? Su desesperación es tal que antes que ellos la interroguen, ella levanta su propio interrogante desesperado:

·      ¿Habéis visto al que ama mi alma?

Ni siquiera se le cruza por la mente que los soldados pueden no tener la más remota idea de quién es el que ama su alma. ¡Ella lo conoce bien, y le parece que de igual modo todo el mundo lo conoce!

Semillero homilético:

Los sollozos de los padres solteros. Cant. 3:1–5; 5:2–6.

 

Introducción: Estamos viendo un aumento en el número de padres solteros, debido al divorcio, el abandono, y mujeres embarazadas que no se casan. Las consecuencias de estos sueños despedazados se pueden percibir en los sufrimientos de las personas que han quedado solas. El autor de Cantares menciona en estos dos pasajes algo de los sentimientos.

 

Soledad por el abandono (3:1).

Se sienten solos porque el amado ya no está.

Añoran las épocas cuando estaban al lado de su amado.

Ilusión mal fundada (3:2).

Sueñan con que el amado va a regresar.

Sueñan con que harán otro intento de lograr la felicidad.

· Desilusión porque no pueden forzarlo a regresar (3:4).

Las relaciones rotas casi nunca se componen de nuevo.

El intento de agarrar y amarrar no resulta.

 

Conclusión: Hay un ministerio potencial de significado entre las personas que han experimentado el fracaso de su matrimonio o el engaño amoroso. Es importante ayudarles a encarar la realidad y mirar hacia el futuro.   

En el v. 4 la pesadilla se transforma una vez más en sueño erótico. Aparentemente los guardias no respondieron a su pregunta o lo hicieron negativamente. La cuestión es que apenas dejó a la patrulla se encontró con su amado. Apenas lo vio saltó a sus brazos, y así, fuertemente abrazada a él, lo condujo a la casa de su madre, que seguramente estaba allí en la ciudad.

Tan pronto como entraron en la vivienda, la amada (nótese: que es ella quien toma la iniciativa en el juego amoroso) lo conduce al dormitorio de su madre (ver 1:4; 8:2), para hacer el amor. El v. 5 es una repetición exacta 2:7, y cierra la segunda sección de la primera parte de Cantares.

III.   CASAMIENTO Y CONSUMACION. Cantares  3:6-5:1:

Esta sección de Cantares constituye el corazón del libro, mientras que 4:16 y 5:1 son el pivote central sobre el que gira todo el poema. Toda la preparación de la pareja a lo largo de la primera parte concluye en la boda y la consumación del acto sexual entre los que se aman.

3.1.  El Cortejo Nupcial. Cant. 3:6-11:

Estos poemas nos hablan de la boda de los amantes y la consumación de su amor. En 3:6-11 encontramos una canción nupcial en honor de Salomón, que describe una procesión con soldados y una o más carrozas, en ocasión de la celebración de las bodas del rey.

La procesión se encuentra todavía a distancia, pero el despliegue y lujo de la misma hace evidente que el que está por casarse es un personaje noble o real. La que se acerca no puede ser otra que la prometida de un gran rey (ver 6:10; 8:5).

La caravana viene del desierto, es decir, una región deshabitada, pero que sirve para el pastoreo. Al avanzar la masa de gente, animales y carruajes que integran el cortejo, levanta una columna de humo o de polvo. Puede ser que la frase se refiera también a la mirra, el incienso y el polvo de mercader, que eran quemados para despedir sus fragancias.

Intimidad Corporal:

 

A lo largo de muchos años nuestra teología careció de cuerpo; era "salvar las almas", ser "espirituales", "crecer en el espíritu", etc. Parecía que el Espíritu Santo moraba solamente en nuestro espíritu y si moraba en el cuerpo era solamente hasta la cintura!). Mover el cuerpo o cuidarlo era sinónimo de "carnal", "corporal".

 

Por eso en nuestros hogares existe tan poca intimidad corporal. Hay parejas que han perdido "el toque", "el beso", "la caricia". Muchas mujeres al ser tocadas en el hombro ya lo interpretan como sinónimo de coito: "No querido, hoy no tengo ganas", "¿Otra vez esta noche?". Todo toque se ha genitalizado, por eso lo mejor es evitarlo, y así nuestra intimidad corporal se ha perdido.

 

Parejas que nunca se han bañado juntas, ¡nunca se han visto desnudas!, nunca se han acariciado, solo se tocan para tener relaciones sexuales...

 

Cantar de los Canteres redescubre la intimidad del cuerpo en la pareja (1:13; 2:16; 4:18; 5:10–16; etc.) Los protagonistas aparecen como una pareja que se toca, se mira, se desea. ¡Basta con leer los vv. 3 al 6 del cap. 2! En los Cantares vemos la pareja que ha redescubierto para sí la distancia íntima. Cuando se llega a la intimidad del propio cuerpo, entonces se puede llegar a la intimidad del cuerpo del otro.

Por fin la caravana se ha acercado lo suficiente a la ciudad como para que se pueda identificar cada carruaje. El asombro de los testigos es evidente: Es la litera de Salomón. Llama la atención que en este pasaje aparezca el nombre de Salomón tres veces. Probablemente es una apelación a la belleza y posición de la clase real, como expresión de lo mejor que se conoce (ver 1:9).

La escolta de sesenta valientes... de los más fuertes de Israel recuerda a la guardia personal de David (1 Sam.23:8-39). La mención de Israel hace suponer que, al menos esta parte de Cantares, puede haber sido compuesta antes de la muerte de Salomón (931 a. de J.C.) y la división del reino.

Parte del esplendor del cortejo es que todos y cada uno de los soldados ciñen espadas (nótese la repetición, lleva espada), y están entrenados en la práctica de la guerra. Sólo Salomón contó con un ejército tan sofisticado.

Semillero Homilético:

La marcha nupcial. Cant.3:6–11.

 

Introducción: El autor de los Cantares nos presenta un cuadro de lo que podría ser un desfile de bodas. Veamos las varias facetas:

La llegada de la esposa (v. 6).

Se describe su belleza.

Se describe su arreglo con adornos y perfumes.

Los preparativos del esposo (vv. 7–10).

Viene en vehículo de lujo (v. 9).

Tiene escolta para garantizar seguridad (v. 7).

Los adornos reflejan la realeza de su amor por su esposa (v. 10).

·      Los invitados se conmocionan (v. 11).

Por el esplendor de la ocasión.

Por la expresión de interés en los detalles.

Por su deseo de felicitar a la pareja.

 

Conclusión: A veces se critican los gastos exagerados de las bodas, pero esta descripción refleja el amor que tiene la pareja y su deseo de comunicarlo el uno al otro y a la comunidad.

Es probable que la reina viajase en la litera del v. 7, mientras que el rey estaba en la carroza real, sobre la que estaba su asiento de púrpura o trono (v. 10). Todo era de lujo en esta carroza: la madera, las columnas, el respaldo, el asiento, el interior. ¡Todo era digno de un gran rey!

Y allí estaba él, con la diadema que le ciñó su madre en el día de sus bodas. No se trata de la corona real, sino de una cinta hecha con ramas (como la corona de laureles de los Juegos Olímpicos), o bien con piedras o metales preciosos (Salmo 21:3). Esta diadema simbolizaba honor y gozo en ocasión de las bodas del rey.

Por eso, quien corona es la madre. En el caso de una coronación real quien coronaba era el sumo sacerdote, como representante de Dios (1 R.1:32-48; 2 R.11:11-20).

Intimidad corporal: A lo largo de muchos años nuestra teología careció de cuerpo; era "salvar las almas", ser "espirituales", "crecer en el espíritu", etc.

Parecía que el Espíritu Santo moraba solamente en nuestro espíritu y si moraba en el cuerpo era solamente hasta la cintura!). Mover el cuerpo o cuidarlo era sinónimo de "carnal", "corporal".

Por eso en nuestros hogares existe tan poca intimidad corporal. Hay parejas que han perdido:

·      "El toque",

·      "El beso",

·      "La caricia".

Muchas mujeres al ser tocadas en el hombro ya lo interpretan como sinónimo de coito:

·      "No querido, hoy no tengo ganas",

·      "¿Otra vez esta noche?".

Todo toque se ha genitalizado, por eso lo mejor es evitarlo, y así nuestra intimidad corporal se ha perdido.

Parejas que nunca se han bañado juntas, ¡nunca se han visto desnudas!, nunca se han acariciado, solo se tocan para tener relaciones sexuales... Como comentaba una dama en reunión de parejas, nunca se desnudaba delante de su esposo. ¿Y cómo tenían hijos? En si tienen dos hijas como esposos, hum, hum, hum.

Cantar de los Cantares redescubre la intimidad del cuerpo en la pareja (1:13; 2:16; 4:18; 5:10-16; etc.) Los protagonistas aparecen como una pareja que se toca, se mira, se desea. ¡Basta con leer los vv. 3 al 6 del cap. 2! En los Cantares vemos la pareja que ha redescubierto para sí la distancia íntima.

Cuando se llega a la intimidad del propio cuerpo, entonces se puede llegar a la intimidad del cuerpo del otro.

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Bibliografía:

-   e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.

-   Biblia de Estudio RYRIE.  

-  Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 25//08//2017. MISIÓN BAUTISTA: Emanuel”. Puyango-Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz.E-Lt.18. III Etapa.  Cerca del Hospital II. Cel. 937-608 382 -Tumbes. 

charlyibsh@hotmail.com

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