LA CONCILIACIÓN DEL APÓSTOL CON
RESPECTO AL PROBLEMA EN CORINTIO: (1)
2 CORINTIOS 1:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Pocos capítulos del NT.,
revelan el corazón de Pablo como lo hace este.
Aquí
vemos al gran apóstol admitiendo sus temores y fracasos al referirse a los
sufrimientos que había soportado. El problema del dolor siempre ha dejado
perpleja a la gente que piensa. «¿Por qué debe sufrir el justo?» es una pregunta que
se halla en las Escrituras desde Job hasta Apocalipsis.
En
este capítulo, al recontar Pablo sus experiencias personales, nos da tres
razones por las cuales Dios permite que su pueblo sufra.
I. Para Que Podamos Consolar a Otros (2
Corintios 1:1–7):
La
palabra «consolar»
se usa diez veces en los versículos 1–7 («consolación» en 5, 6 y 7) y
literalmente significa «llamar a alguien al lado de uno». Es la misma que
Jesús usó en Juan 14:16 para el Espíritu, el Consolador. Qué gozo es saber que
Dios está a nuestro lado para ayudarnos siempre que atravesamos problemas (Is.
41:10, 13; 43:2–3).
Cada miembro de
la Trinidad es un consolador: el Padre (2 Cor.
1:3), el Hijo y el Espíritu (Jn. 14:16). Dios es
el Dios de toda consolación, así como es el Dios de toda gracia (1 P. 5:10). ¡Hay consolación y gracia
para toda situación!
Pero
esta consolación que recibimos de Dios no es simplemente para nuestro alivio
personal; se nos da para que ayudemos a otros. Pablo atravesó tribulaciones
(1:4, 8; 2:4; 4:17; 6:4; 7:4; 8:2) para que pudiera ser capaz de ministrar a
otros. Dios nos prepara para lo que está preparando para nosotros.
No podemos guiar
a otros a donde nosotros mismos no hemos estado. Pablo miraba sus
aflicciones como «los sufrimientos de Cristo» (1:5; 4:10, 11); y
según indica en Filipenses 3:10 estaba experimentando «la participación de sus padecimientos».
Esto
no significa que participamos de los sufrimientos de Cristo para expiar nuestro
pecado, puesto que eso fue un ministerio que el único que lo puede realizar es
Cristo. Más bien sugiere que sufrimos por su causa y para su gloria, y que Él
sufre con nosotros (véase Hch. 9:4).
¡Las matemáticas de la misericordia de Dios son maravillosas!
Así
como las aflicciones abundan, ¡igualmente abunda su consuelo! Donde abunda el
pecado, ¡abunda
también la gracia! (Rom. 5:20). Pablo usa la palabra «abunda» con
frecuencia en 2 Corintios, de modo que verifique en su concordancia estas
referencias.
En el versículo
6 Pablo enseña la maravillosa verdad de que la aflicción del cristiano da lugar
a doble bendición:
v Primero, para el creyente
individual («se opera» significa
que obra en el creyente; véanse 1 Ts. 2:13; Filp. 2:12–13), y
v Luego para otros.
Nosotros,
como cristianos, debemos estar dispuestos a soportar aflicciones puesto que
sabemos que nos traen personalmente bien espiritual y bendiciones para otros al
darles la consolación de Dios. La palabra griega para «compañeros» en el versículo 7 indica compañerismo.
Debemos
estar dispuestos a ser «compañeros» con Cristo en el sufrimiento,
puesto que este «compañerismo» conduce al consuelo y a la consagración.
II. Para Que Podamos Confiar Solamente En Dios
(2 Corintios 1:8–11):
Se necesita un alma grande para
admitir el fracaso. Pablo desnuda su corazón aquí y les comunica a los
creyentes los problemas que soportó en Asia. No escribió esto para ganar su simpatía,
sino para enseñarles una lección que aprendió:
§ Confiar solamente en Dios.
No
estamos seguros del problema a que se refiere Pablo; tal vez incluía tanto el
motín en Éfeso (comp. Hch. 19:23–41 y 1 Cor. 15:32) como las tristes noticias
de los problemas de la iglesia corintia.
En
7:5 indica que había problemas de
afuera y de adentro; de modo que tal vez era tanto debilidad y peligro físico
como preocupación espiritual por la incipiente iglesia de Corinto.
Cualesquiera
que hayan sido estos problemas, eran suficientes para aplastar a Pablo y
hacerle sentir como sentenciado a muerte. ¡Perdió la esperanza hasta de la misma vida! (¡Qué reconfortante saber que incluso los grandes santos de
Dios están hechos de barro!). Pero Pablo
aprendió la lección que Dios tenía para él:
v No debía confiar en sí mismo,
v Sino únicamente en Dios.
Nótese: los tres tiempos de los verbos referentes a la
liberación del creyente en el versículo 10 y compárelo con Tito 2:11–14.
Sin
embargo, Pablo se apresura a reconocer la provechosa oración de sus amigos (v.
11). Afirma
que su liberación en respuesta a la oración hará que muchos alaben a Dios y le
den a Él la gloria que merece.
Avanzamos
una gran distancia en nuestras vidas cristianas cuando aprendemos a poner la fe
solamente en Dios y no en uno mismo, ni en las circunstancias, ni en los
hombres. Abraham
tomó a Lot consigo y Lot se fue a Sodoma. Moisés
insistió en contar con la ayuda de Aarón y este llevó al pueblo al pecado.
Los consejeros
de David desertaron. Incluso los discípulos abandonaron a
Cristo ¡y
huyeron! El creyente que teme al Señor y vive para agradar
disfruta de paz y seguridad aun en medio de los problemas. ¡Qué lección para aprender!
III. Para Que Podamos Recibir Las Promesas De
Dios (2 Corintios 1:12–24):
Es
fácil ver la conexión entre este pasaje respecto a los planes de Pablo y
el tema general del sufrimiento; al entender el trasfondo podemos seguir el
pensamiento de Pablo.
Había
prometido visitar Corinto, primero cuando emprendió camino a Macedonia y luego
cuando en dirigía a Jerusalén con la ofrenda especial. Esta es la «segunda gracia»
mencionada en el versículo 15 Pero
las circunstancias le obligaron a cambiar sus planes y sus enemigos en Corinto
le acusaron de ser voluble e inconstante. «¡No se puede confiar en las cartas de Pablo!»,
decían.
«¡Con todo afirma que estas cartas son mensaje de Dios para
nosotros!» Pablo respondió a estas acusaciones mostrando que
fue sincero al prometerles dos visitas y que sus motivos eran puros y piadosos.
Les
aseguró que sus cartas eran sinceras y dignas de confianza, como descubrirán
cuando Cristo vuelva para juzgar (vv.
12–14). Era la confianza de Pablo en el amor y la comprensión de ellos (vv. 15–16) lo que hizo cambiar sus
planes.
Una paráfrasis
lo dice así: «Tan seguro estaba del entendimiento y la
confianza de ustedes, que pensaba hacer un alto en mi viaje a Macedonia y
visitarlos, y hacer lo mismo en el viaje de regreso, para serles de una doble
bendición y para que me encaminaran luego a Judea» (La Biblia al día). Donde
hay amor y confianza nunca debe haber duda o cuestionamiento de motivos.
Pablo
no era como los hombres del mundo que dicen «sí» cuando quieren decir «no». Es aquí que
Pablo nos enseña una lección duradera: La Palabra de Dios es fidedigna y todas las
promesas de Dios hallan su «sí» en Jesucristo.
Una manera de
traducir el versículo 20 es: «Todas las promesas de
Dios hallan sí en Cristo y por medio de Él decimos amén». En otras
palabras, las promesas de Dios son verdaderas en Cristo, Él las cumple y nos da
la fe para recibirlas. ¡Cuán agradecidos debemos estar por la inmutable Palabra
de Dios!
Con
frecuencia requiere que haya problemas y aflicción en nuestras vidas antes de
que podamos reclamar y confiar en las promesas de Dios:
· Hacemos planes, pero Dios los
deja a un lado.
· Hacemos promesas y no
siempre podemos cumplirlas.
· Pero en Cristo todas las
promesas de Dios hallan su cumplimiento y en Él tenemos el poder para reclamar estas
promesas para nosotros mismos y nuestra situación.
En
los versículos finales (vv. 21–24)
Pablo recuerda a los creyentes que su vida cristiana proviene de Dios:
Ø Él fue establecido en
Cristo por el Espíritu:
§ Ungido[1] y sellado[2], y
§ le fue
dado las arras[3] (garantía)
del Espíritu.
§ ¿Cómo no ser
sincero cuando el Espíritu estaba obrando en su vida?
Ø El sello del Espíritu se
refiere a la obra del Espíritu al marcarnos para la salvación eterna. Una vez
que hemos confiado en Cristo, somos sellados y estamos seguros en Él (Ef.
1:13, 14; 4:30).
Ø Las «arras»
se refiere a las bendiciones del Espíritu en nuestras vidas hoy, que no son
sino la «garantía»
de las bendiciones eternas que disfrutaremos en gloria (véanse Rom. 8:9, 14,
23; Ef. 1:14).
Finalmente
Pablo indica que se alegraba de que Dios había cambiado el viaje planeado,
porque hubiera tenido que reprenderlos si los hubiera visitado en esa ocasión.
En
lugar de navegar desde Éfeso a Corinto, viajó a Troas y Filipos, y así le dio
más tiempo a la iglesia para que corrigiera las cosas:
Ø Una visita en ese tiempo
hubiera sido dolorosa;
Ø Pero ahora que las cosas
se habían resuelto (2:6–11),
podía visitarlos en gozo y no en aflicción.
Clase Para El Miércoles:
31//10//2018: Puyango-Tumbes.
Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.
___________
Notas:
[1]
χρίω
= jrío: probablemente
afín a G5530 mediante la idea de contacto; untar o frotar con
aceite, i.e. (por implicación) consagrar a un oficio o servicio religioso:- ungir.
[2]
G4972 σφραγίζω = sfragízo: de G4973;
estampar (con anillo o marca privada) para seguridad o preservación
(literalmente o figurativamente); por implicación guardar secreto, atestiguar:- atestiguar,
entregar, impedir, sellado, sellar, sello, señalar. (Strong).
[3] G728 ἀῤῥαβών = arrabón: de origen
hebreo [H6162]; promesa, i.e. parte del dinero de compra o propiedad
que se daba por adelantado como garantía:-
arras. (Strong).
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