lunes, 3 de junio de 2019

La Herencia De Efraín: JOSUÉ 16:1-10


La Herencia De Efraín:
JOSUÉ 16:1-10

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Aquí comienza la enumeración de los territorios de las tribus josefitas, es decir, Efraín y Manasés. No hay la enumeración detallada que encontramos en las listas de ciudades judaítas, sino que por el contrario las fronteras aparecen descritas en forma muy sucinta, excepto en lo relativo a la línea divisoria entre Efraín y Manasés (16:5-8).

Estas tribus recibían el nombre de los dos hijos de José. Este había sido el preferido por Jacob, debido a que era uno de los frutos del amor de su vida, Raquel. Por esta razón en la tradición israelita Efraín y Manasés ocuparon un lugar especial en el contexto simbólico de todo el pueblo.

Geográficamente su ubicación correspondió al corazón mismo de Canaán. Por el este se extendía hasta el Jordán (v. 1); por el oeste, hasta el Mediterráneo. La fertilidad de la tierra correspondía a las bendiciones pronunciadas por Jacob (Gn.49:25-26) y Moisés (Deut.33:13).

Se mencionan algunas ciudades que no estaban incluidas propiamente en el territorio descrito para Efraín, sino que correspondían al de Manasés (v. 9). Algunos comentaristas creen que ha existido una reorganización posterior al relato que tenía como fin mostrar la superioridad del hermano menor sobre el mayor, es decir, Efraín con supremacía sobre Manasés.
De hecho, en la práctica, Efraín tuvo mayor importancia, lo cual se encuentra anunciado en Gn.48:1-20. Hay una especie de reproche porque los miembros de esta tribu no echaron de allí a los cananeos (v. 10) sino que los hicieron sus tributarios, lo cual sin embargo, implicaba una forma de sometimiento más no de exterminio total.
A su vez este hecho quizá ponía en peligro la fe de la tribu al estar en permanente contacto con ellos; pero de nuevo aparece el hecho de que si hubo sometimiento este se caracterizaba por la destrucción de sus dioses o por lo menos por la supresión legal de los cultos a estas divinidades. A pesar de que esta situación puede presentarse como negativa es al mismo tiempo un desafío permanente a la fidelidad que se debe a Jehová, porque era en medio de los que seguían a otros dioses donde la obediencia a Jehová sería probada.

El texto refleja de una manera realista la situación que el pueblo tuvo que afrontar de manera casi continua. Representa el desafío de las otras tradiciones religiosas para Israel, cuando en la práctica no se trataba de vivir en obediencia a Jehová en un desierto, sino en medio de la congestión del mundo.
A su vez, la presencia de los cananeos en varias de las ciudades que estaban ubicadas en los territorios asignados a las tribus fue también un motivo indirecto de la unidad de las tribus. En el período que nos relata el libro de los Jueces encontramos que la solidaridad de las tribus entre sí aumentó en una proporción directa a la presencia de enemigos que hostilizaron a alguna de las tribus.
La situación descrita en Josué es similar, guardando las proporciones, a lo que ocurre en América Latina. Allí vemos un resurgimiento de tradiciones religiosas que al parecer habían sido extirpadas en América Latina, tales como tradiciones prehispánicas o afroamericanas.
Aunque hubo una conquista y un sometimiento en nombre de la fe, muchas de estas creencias sobrevivieron al arrasamiento y han resurgido posteriormente. En varios casos han provocado una crisis de identidad al cristianismo latinoamericano que hoy se expresa en muchas maneras a veces difíciles de conciliar entre sí. Para el pueblo de Israel la sobrevivencia de tradiciones pre israelitas en Canaán también significó en muchos casos una crisis de identidad, y de ello trata el libro de Josué en sus últimos versículos (Jos.24:1-28).

En el fondo esto es una demostración de todo el proceso de instalación del pueblo de Israel en Canaán. Hay mucho más de esperanza que de una realidad cumplida. La expectativa por poseer toda la tierra no fue cumplida en su totalidad, sino que se mantuvo siempre algo pendiente, un todavía no”, que permitía al pueblo pensar que no todo había sido logrado y hacía falta la plenitud que sólo Dios puede ofrecer a la historia humana.
Incluso muchas de las expresiones teológicas del pueblo de Israel no pudieron abstraerse totalmente de las influencias cananeas o egipcias, pues ese fue el ambiente en el que se forjó la fe de Israel.
Este resultado era casi inevitable. No obstante Dios en su soberanía ha usado a su pueblo de esta manera para que poco a poco su propósito se fuera extendiendo a otros pueblos.

Hubo tendencias nacionalistas entre los judíos que no asimilaron este hecho en esa forma, como desafío permanente, sino como una tarea incompleta que ellos con sus propias fuerzas debían cumplir.

En nuestro contexto latinoamericano lo que se mantiene como un hecho casi inevitable es que las tradiciones prehispánicas y afroamericanas sobreviven y hay necesidad de afrontar este hecho desde la perspectiva de la fe, no con salidas fáciles tal como ignorar el hecho o mezclar las tradiciones con la fe cristiana, sino buscando mantener la fidelidad al evangelio de Jesucristo, y al mismo tiempo, que este evangelio presentado sea pertinente al ser humano de hoy.
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Nota:
[1] H669 אֶפְרַיִם = Efraim: dual de una forma masculino de H672; fruto dual; Efraim, un hijo de José; también la tribu que descendió de él y su territorio:- Efraín, efrateo. (Strong).

Estudios para el Domingo.

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