lunes, 24 de junio de 2019

LA HEREDAD DE SIMEÓN: JOSUÉ 19:1-51


LA HEREDAD DE SIMEÓN:
JOSUÉ 19:1-51
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 

I.       La Herencia De Simeón. Josué 19:1-9:
El cap. 19 describe la última repartición de la tierra prometida entre las tribus que estaban pendientes de poseer su heredad. Hay una descripción parcial en cada caso, pues mientras en la descripción del territorio de Judá y Benjamín se mencionaron los límites, ciudades y aldeas, en los versículos siguientes se hará alusión o a ciudades donde habitaron estas tribus, como la de Simeón, o se mencionan solo ciudades y algunos límites especialmente en las tribus que eran fronterizas.

La herencia de Simeón estaba dentro del territorio que se había destinado a Judá. El reconocimiento inicial de la tierra por parte del pueblo de Israel fue bastante rápido y a la par de los combates por tomar ciertas ciudades.

En el caso de Judá el tiempo demostró que su territorio era demasiado grande (v. 9) para el número que componía la tribu y para defenderlo por las armas. Además, proporcionalmente con otras tribus era muy grande su heredad.

Hay un acto de justicia que se demostró en la modificación del territorio para adjudicarle a Simeón su heredad. Allí se comprobaba lo que se había dicho sobre Simeón (Gn.49:7) y como no se trazan fronteras sino que se mencionan ciudades, se puede creer que la tribu de Simeón estaba esparcida por toda la tribu de Judá.

Más tarde, parece que la tribu de Simeón se adhirió a la tribu de Judá en el momento de la división del reino, cuando las tribus del norte se adhirieron al rey Jeroboam.

Se mencionan como posesión trece ciudades (v. 6) pero se enumeran catorce, lo cual se puede explicar diciendo que la mención de Beerseba, puede ser una extensión de Seba que aparece en segundo lugar, de tal manera que los dos nombres se pueden referir a una misma ciudad.

Lo que más se destaca en este pasaje es la actitud de la tribu de Judá que demostró en esta ocasión el sentimiento de hermandad que existía entre ellos. Este sentimiento no es solamente una remisión eventual a un símbolo común, sino que es una actitud permanente de solidaridad con el hermano necesitado.

Por otro lado, se destaca (v. 9) que la tribu de Judá no se caracterizó por la avaricia. Tenía mucho, pero cedió a otra tribu lo que en realidad era demasiada posesión para una tribu que no tenía mucha población y que dejaría gran parte de su territorio sin un cuidado militar, lo cual era muy importante en este período.

En la actualidad muchos conflictos internacionales se dan por la avaricia de naciones que desean poseer territorios que seguramente no van a administrar adecuadamente, pero insisten hasta el final sólo por dejar en alto el "orgullo nacional”.
El caso de Judá es una demostración de que la grandeza de un pueblo no se limita a la posesión excesiva de territorio y riquezas, sino a la solidaridad que se tenga con los vecinos menos favorecidos, los cuales posteriormente pueden ser los mejores aliados, no por la fuerza sino por el sentimiento de fraternidad que se ha creado.
En el modelo de nueva sociedad que Jehová ha creado en Canaán por medio de Israel este factor de la solidaridad debe ser una característica permanente. El dueño de la tierra es quien puede disponer de ella, redistribuirla como crea conveniente. Y el dueño la tierra es Jehová.

II.     La Herencia De Zabulón. Josué 19:10-16:
Zabulón fue uno de los hijos de Lea (Gn.30:19-20; 35:23; 46:14). Nació después de Isacar pero recibió la bendición antes que él por parte de Jacob y de Moisés. Su territorio se extendía cerca del lago de Quinéret (mar de Galilea) por el este, y hacia el Mediterráneo por el oeste.
Según parece en el principio, ellos no tocaban las costas occidentales porque estas pertenecían a Manasés (Gn.17:10). La extensión norte a sur no se puede trazar con exactitud porque muchos de los lugares mencionados son desconocidos.

Dentro del territorio de Zabulón hubo lugares destacados históricamente por el Antiguo y Nuevo Testamentos, tal como Nazaret donde Jesús estuvo buena parte de su niñez y juventud.

III.    La Herencia De Isacar. Josué 19:17-23:
No es mucho lo que se dice sobre Isacar, pues el autor sólo menciona ciudades principales sin dar los límites territoriales. Lo que sí queda claro es que estaba ubicada al este de la llanura de Esdraelón (identificada comoel valle de Jezreel”, Gn.16:16; comp. Jueces 6:33; Os.1:5).
Lugares Importantes De Este Territorio Son:
·      Jezreel donde estaría el palacio de Acab y cerca de allí la viña de Nabot.
·      También Sunem (v. 18) donde vivió la mujer que hospedó a Eliseo.
·      Además allí estaban ubicadas las montañas de Gilboa, donde cayeron Saúl y Jonatán, no lejos de Endor, donde Saúl consulta la adivina.

IV.    La Herencia De Aser. Josué 19:24-31:
El límite occidental se traza de norte a sur por las ciudades mencionadas en el texto, el sitio de las cuales es desconocido.Hasta el Carmelo y Sijorlibnat” (v. 26) se refiere a un río turbio o barroso, probablemente el Nahr Belka, más abajo de Dor (ciudad que pertenecía a Aser; Jos.17:10).
De allí la frontera dobló hacia el oriente a Betdagón, ciudad en el punto de unión con el territorio de Zabulón y Neftalí (v. 27). Seguía hacia el norte hasta Cabul, con otras ciudades, entre las cuales se menciona la gran Sidón” (v. 28), llamada así porque era una metrópoli de mucho progreso entre los fenicios. Aunque es mencionada dentro de la heredad de Aser no fue poseída por ellos (Juec.1:31).
Luego se menciona a la ciudad fortificada de Tiro, que al parecer era otra gran ciudad con esa misma característica. De allí la frontera iba hasta Hosa, ciudad del interior, y desde allí hasta Aczib que todavía estaba sin conquistar (Juec.1:31). Estas ciudades sin conquistar mantienen la constante de la esperanza que el pueblo debía tener en frente como desafío para alcanzar posteriormente en relación con su fidelidad a Dios.

La única persona notable mencionada después en el NT., que pertenecía a esta tribu fue Ana, la profetisa que permanecía en el templo en los días en que nació Jesús (Lc.2:36).

V.     La Herencia De Neftalí. Josué 19:32-39:
Neftalí era la tribu que estaba más al norte de todas. Estaba muy cerca del monte Líbano. Fue dentro de los límites de esta zona donde Josué derrotó al rey Jabín (Lc.11:1 ss.).
En esta tribu también se localizaron poblaciones como Capernaúm y Betsaida, al norte del lago de Quinéret, ciudades donde Cristo desarrolló muchos de sus milagros.

VI.    La Herencia De Dan. Josué 19:40-48:
La tribu de Dan había estado al frente de uno de los cuatro escuadrones del campamento de Israel durante la marcha por el desierto. Pero tal como su escuadrón iba en la retaguardia en esas marchas (Num.10:25), ahora es la última tribu en ser mencionada como receptora de la heredad en Canaán.
Por los nombres de las ciudades (pues no se mencionan límites territoriales), deducimos que a esta tribu le correspondió ubicarse en la parte sur del país, entre Judá por el este, y el país de los filisteos por el oeste, con Efraín al norte y Simeón al sur (vv. 41-46).
Más tarde, buena parte de la tribu de Dan se ubicó en el norte. El v. 47 menciona la conquista de Lesem”. Muchos piensan que es una referencia a Lais (ver nota RVA y comp. Juec.18:1-29). La ubicación de Dan (tribu y ciudad) en el norte es confirmada más tarde por la expresión desde Dan hasta Beerseba(2 Sam.3:10; 17:11; 24:2; 24:15; 1 R.4:25; 1 Cron.21:2), alusión a los extremos norte y sur del país.
Esta tribu se caracterizó por su valentía y disposición para la guerra; tal vez por eso le tocó estar cerca de vecinos tan agresivos como los filisteos. De esta tribu saldría Sansón, famoso líder en el combate.

VII.   La Herencia De Josué. Josué 19:49-51:
No es claro acerca de cuándo Jehová prometió una heredad para Josué pero al parecer esto sucedió cuando se dio la promesa a Caleb. El lugar escogido fue el monte de Efraín que pertenecía a su tribu. Además, el sitio necesitaba ser reedificado. No estaba plenamente establecido como muchas de las ciudades que habían poseído las demás tribus. Es un ejemplo de que la promesa había que alcanzarla y no se trataba de un ahorro inútil de esfuerzos por construir una nueva sociedad tanto en lo físico como en lo espiritual.

Es para destacarse que Josué no se presenta reclamando heredad para sí, sin el consentimiento del pueblo y esté escuchando la voluntad de Dios; sólo después de que se le ofrece una heredad él solicita aquella que aún debía reconstruirse a partir de las ruinas.

Hay varias lecciones que aprender de la actitud de Josué en este relato final de la repartición:

* Josué recibió su heredad después que todos habían recibido su parte, a diferencia de los reyes que conquistaban pueblos y territorios en aquel tiempo, pues estos reclamaban para sí las mejores y las primeras tierras conquistadas. Hay una lección de servicio y humildad en el servicio a Dios: por encima estaba el interés colectivo que el suyo propio.

* Josué dio ejemplo de fidelidad a Dios y confianza en sus promesas, pues lo que pidió como heredad fue una ciudad destruida. En cierto sentido quería comenzar de nuevo en el territorio asignado, lo que implicaba trabajo y disciplina, algo que él mismo había reclamado de otros líderes de las tribus (Jos.18:3).
Lo que él pidió no era una ciudad opulenta, llena de riquezas y botines de guerra, sino una Timnatséraj desolada y abandonada que requería de alguien como él para ser transformada de las ruinas a un hábitat viable, tal como lo exigía la nueva sociedad que Jehová estaba formando.








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