LA HEREDAD DE SIMEÓN:
JOSUÉ 19:1-51
I. La Herencia De Simeón. Josué 19:1-9:
El cap. 19 describe la última repartición de la tierra
prometida entre las tribus que estaban pendientes de poseer su heredad. Hay una
descripción parcial en cada caso, pues mientras en la descripción del
territorio de Judá y Benjamín se mencionaron los límites, ciudades y aldeas, en
los versículos siguientes se hará alusión o a ciudades donde habitaron estas
tribus, como la de Simeón, o se mencionan solo ciudades y algunos límites
especialmente en las tribus que eran fronterizas.
La herencia de Simeón estaba dentro del territorio que
se había destinado a Judá. El reconocimiento inicial de la tierra por parte del
pueblo de Israel fue bastante rápido y a la par de los combates por tomar
ciertas ciudades.
En el caso de Judá el tiempo demostró que su
territorio era demasiado grande (v. 9)
para el número que componía la tribu y para defenderlo por las armas. Además,
proporcionalmente con otras tribus era muy grande su heredad.
Hay un acto de justicia que se demostró en la
modificación del territorio para adjudicarle a Simeón su heredad. Allí se
comprobaba lo que se había dicho sobre Simeón (Gn.49:7) y como no se trazan
fronteras sino que se mencionan ciudades, se puede creer que la tribu de Simeón
estaba esparcida por toda la tribu de Judá.
Más tarde, parece que la tribu de Simeón se adhirió a
la tribu de Judá en el momento de la división del reino, cuando las tribus del
norte se adhirieron al rey Jeroboam.
Se mencionan como posesión trece ciudades (v. 6) pero se enumeran catorce, lo
cual se puede explicar diciendo que la mención de Beerseba, puede ser una
extensión de Seba que aparece en segundo lugar, de tal manera que los dos
nombres se pueden referir a una misma ciudad.
Lo que más se destaca en este pasaje es la actitud de
la tribu de Judá que demostró en esta ocasión el sentimiento de hermandad que
existía entre ellos. Este sentimiento no es solamente una remisión eventual a
un símbolo común, sino que es una actitud permanente de solidaridad con el
hermano necesitado.
Por otro lado, se destaca (v. 9) que la tribu de Judá no se caracterizó por la avaricia.
Tenía mucho, pero cedió a otra tribu lo que en realidad era demasiada posesión
para una tribu que no tenía mucha población y que dejaría gran parte de su
territorio sin un cuidado militar, lo cual era muy importante en este período.
En la actualidad muchos conflictos internacionales se
dan por la avaricia de naciones que desean poseer territorios que seguramente
no van a administrar adecuadamente, pero insisten hasta el final sólo por dejar
en alto el "orgullo nacional”.
El caso de Judá es una demostración de que la grandeza
de un pueblo no se limita a la posesión excesiva de territorio y riquezas, sino
a la solidaridad que se tenga con los vecinos menos favorecidos, los cuales
posteriormente pueden ser los mejores aliados, no por la fuerza sino por el
sentimiento de fraternidad que se ha creado.
En el modelo de nueva sociedad que Jehová ha creado en
Canaán por medio de Israel este factor de la solidaridad debe ser una
característica permanente. El dueño de la tierra es quien puede disponer de
ella, redistribuirla como crea conveniente. Y el dueño la tierra es Jehová.
II. La Herencia De Zabulón. Josué 19:10-16:
Zabulón fue uno de los hijos de Lea (Gn.30:19-20; 35:23;
46:14). Nació después de Isacar pero recibió la bendición antes que él por parte
de Jacob y de Moisés. Su territorio se extendía cerca del lago de Quinéret (mar de Galilea)
por el este, y hacia el Mediterráneo por el oeste.
Según parece en el principio, ellos no tocaban las
costas occidentales porque estas pertenecían a Manasés (Gn.17:10). La extensión
norte a sur no se puede trazar con exactitud porque muchos de los lugares
mencionados son desconocidos.
Dentro del territorio de Zabulón hubo lugares
destacados históricamente por el Antiguo y Nuevo Testamentos, tal como Nazaret
donde Jesús estuvo buena parte de su niñez y juventud.
III. La Herencia De Isacar. Josué 19:17-23:
No es mucho lo que se dice sobre Isacar, pues el autor
sólo menciona ciudades principales sin dar los límites territoriales. Lo que sí
queda claro es que estaba ubicada al este de la llanura de Esdraelón (identificada
como “el valle de Jezreel”, Gn.16:16;
comp. Jueces 6:33; Os.1:5).
Lugares Importantes De Este Territorio Son:
·
Jezreel donde estaría el palacio de Acab y cerca de
allí la viña de Nabot.
·
También Sunem (v.
18) donde vivió la mujer que hospedó a Eliseo.
·
Además allí estaban ubicadas las montañas de Gilboa,
donde cayeron Saúl y Jonatán, no lejos de Endor, donde Saúl consulta la
adivina.
IV. La Herencia De Aser. Josué 19:24-31:
El límite occidental se traza de norte a sur por las
ciudades mencionadas en el texto, el sitio de las cuales es desconocido. “Hasta el Carmelo
y Sijorlibnat” (v. 26) se refiere a un
río turbio o barroso, probablemente el Nahr Belka, más abajo de Dor (ciudad que
pertenecía a Aser; Jos.17:10).
De allí la frontera dobló hacia el oriente a Betdagón,
ciudad en el punto de unión con el territorio de Zabulón y Neftalí (v. 27). Seguía hacia el norte hasta
Cabul, con otras ciudades, entre las cuales se menciona “la gran Sidón” (v. 28), llamada así
porque era una metrópoli de mucho progreso entre los fenicios. Aunque es
mencionada dentro de la heredad de Aser no fue poseída por ellos (Juec.1:31).
Luego se menciona a la ciudad fortificada de Tiro, que
al parecer era otra gran ciudad con esa misma característica. De allí la
frontera iba hasta Hosa, ciudad del interior, y desde allí hasta Aczib que todavía
estaba sin conquistar (Juec.1:31). Estas ciudades sin conquistar mantienen la
constante de la esperanza que el pueblo debía tener en frente como desafío para
alcanzar posteriormente en relación con su fidelidad a Dios.
La única persona notable mencionada después en el NT.,
que pertenecía a esta tribu fue Ana, la profetisa que permanecía en el templo
en los días en que nació Jesús (Lc.2:36).
V. La Herencia De Neftalí. Josué 19:32-39:
Neftalí era la tribu que estaba más al norte de todas. Estaba muy cerca del monte Líbano. Fue dentro de los límites de esta
zona donde Josué derrotó al rey Jabín (Lc.11:1 ss.).
En esta tribu también se localizaron poblaciones como
Capernaúm y Betsaida, al norte del lago de Quinéret, ciudades donde Cristo
desarrolló muchos de sus milagros.
VI. La Herencia De Dan. Josué 19:40-48:
La tribu de Dan había estado al frente de uno de los
cuatro escuadrones del campamento de Israel durante la marcha por el desierto.
Pero tal como su escuadrón iba en la retaguardia en esas marchas (Num.10:25),
ahora es la última tribu en ser mencionada como receptora de la heredad en
Canaán.
Por los nombres de las ciudades (pues no se mencionan
límites territoriales), deducimos que a esta tribu le correspondió ubicarse en
la parte sur del país, entre Judá por el este, y el país de los filisteos por
el oeste, con Efraín al norte y Simeón al sur (vv. 41-46).
Más tarde, buena parte de la tribu de Dan se ubicó en
el norte. El v. 47 menciona la
conquista de “Lesem”.
Muchos piensan que es una referencia a “Lais” (ver nota RVA y comp. Juec.18:1-29). La
ubicación de Dan (tribu y ciudad) en el norte es confirmada más
tarde por la expresión “desde Dan hasta Beerseba” (2 Sam.3:10; 17:11; 24:2;
24:15; 1 R.4:25; 1 Cron.21:2), alusión a los extremos norte y sur del país.
Esta tribu se caracterizó por su valentía y
disposición para la guerra; tal vez por eso le tocó estar cerca de vecinos tan
agresivos como los filisteos. De esta tribu saldría Sansón, famoso líder en el
combate.
VII. La Herencia De Josué. Josué 19:49-51:
No es claro acerca de cuándo Jehová prometió una
heredad para Josué pero al parecer esto sucedió cuando se dio la promesa a
Caleb. El lugar escogido fue el monte de Efraín que pertenecía a su tribu.
Además, el sitio necesitaba ser reedificado. No estaba plenamente establecido
como muchas de las ciudades que habían poseído las demás tribus. Es un ejemplo
de que la promesa había que alcanzarla y no se trataba de un ahorro inútil de
esfuerzos por construir una nueva sociedad tanto en lo físico como en lo
espiritual.
Es para destacarse que Josué no se presenta reclamando
heredad para sí, sin el consentimiento del pueblo y esté escuchando la voluntad
de Dios; sólo después de que se le ofrece una heredad él solicita aquella que
aún debía reconstruirse a partir de las ruinas.
Hay varias lecciones que aprender de la actitud de
Josué en este relato final de la repartición:
* Josué recibió su heredad después que todos habían
recibido su parte, a diferencia de los reyes que conquistaban pueblos y
territorios en aquel tiempo, pues estos reclamaban para sí las mejores y las
primeras tierras conquistadas. Hay una lección de servicio y humildad en el
servicio a Dios: por encima estaba el interés colectivo que el suyo propio.
* Josué dio ejemplo de fidelidad a Dios y confianza en
sus promesas, pues lo que pidió como heredad fue una ciudad destruida. En
cierto sentido quería comenzar de nuevo en el territorio asignado, lo que
implicaba trabajo y disciplina, algo que él mismo había reclamado de otros
líderes de las tribus (Jos.18:3).
Lo que él pidió no era una ciudad opulenta, llena de
riquezas y botines de guerra, sino una Timnatséraj desolada y abandonada que requería
de alguien como él para ser transformada de las ruinas a un hábitat viable,
tal como lo exigía la nueva sociedad que Jehová estaba formando.
Estudios para el
Domingo.
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