Parte II:
COMENTARIO
A OSEAS: “El Amor Leal
De Dios”: (I)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
III. MODELO DEL PACTO. Oseas 4:1-11:11:
La segunda sección del libro de Oseas es una colección de distintos oráculos bajo el tema del pacto, sus demandas y sus consecuencias.
1. Dios Enjuicia a Su Pueblo. 4:1-3.
Se inicia con un breve oráculo que
contiene un pleito del pacto de Dios contra Israel. Aunque breve, es de cierta
profundidad teológica. Sirve como introducción a toda esta sección que, de
nuevo, se redactó para manifestar tanto el mensaje de juicio como el de
esperanza. En este primer oráculo podemos ver la convocación a la corte, la
acusación, la evidencia, y la sentencia.
El versículo 1:4 nos recuerda 1:2 donde se afirma que todas las palabras de esta colección de oráculos son la palabra del Señor dada por medio de Oseas. El llamamiento es a los del reino del norte para que oigan y respondan al litigio que el Señor trae contra los habitantes de la tierra de Israel. Es un juicio verdadero en el cual el Señor es tanto fiscal como juez.
La acusación que trae el fiscal es grave. En la tierra (v.
1c) del pacto, no existen los efectos del pacto.
Ø No hay verdad (v. 1c; ’emet
H571) que es la
confiabilidad y fidelidad que se muestran en relaciones personales, tanto en
acciones como en palabras.
Ø No hay lealtad (v. 1d; jesed H2617) que es el amor recíproco que se muestra
leal en cada situación.
Por parte de Dios es un amor inmerecido que él nos da; por parte del hombre es un amor que trae obligaciones sociales para que la relación siga. En cuanto al pacto3), jesed es el amor leal que se expresa en obediencia a la instrucción (torah H8451) de Dios. No hay conocimiento de Dios (v. 1e) que es una relación íntima con Dios que incluye el conocimiento de su voluntad revelada por su torah, la comunión personal establecida por el pacto, y también el reconocimiento de la soberanía absoluta de Dios. Él es el “gran rey” del pacto, conforme al modelo de los pactos de la antigüedad.
En vez de los efectos positivos del pacto,
hay una irrupción de evidencia con que el pacto se destruye. Con los Diez
Mandamientos como la base, Oseas cuenta su destrucción. En lugar de verdad se ve:
Ø El perjurar (v. 2a; aloh
H422) y
Ø El engañar (v. 2b; kajesh
H3584).
Es mejor pensar en aloh como “el maldecir”, la acción de hechicería usando el nombre de Dios en maldiciones, violando el tercer mandamiento. La palabra kajesh significa “falsear” y se usa especialmente en los contextos jurídicos, violando el noveno mandamiento.
En vez de lealtad se ve, según los vv. 2c y 2d:
· El asesinar (violación del
sexto mandamiento),
· El robar (violación del
octavo mandamiento), y
· El adulterar (violación del séptimo mandamiento).
Finalmente, en lugar del conocimiento de Dios se ven los hechos de sangre. Lit., Oseas dice: “Y sangres con sangres tocan”. Algunos eruditos traducen aquí “imágenes o ídolos”. Se basa en la raíz dmh con su sentido básico de “parecer”. Esto equivaldría a una violación del segundo mandamiento. Sin embargo, sin más evidencia lingüística es mejor entender la expresión como “sangres” e interpretar esos hechos de sangre no como una repetición de asesinar, sino como una prueba de que Israel no conoce a Dios: hay violencia por todos lados.
La sentencia del v. 3 puede entenderse como futura:
· Estará de duelo,
· Desfallecerá y
· Perecerá.
La tierra (v. 3a; ¿el planeta o Israel?) se secará y no habrá fecundidad para bestia u hombre. La muerte, la negación de la creación, es el resultado de la infidelidad de Israel según la visión cósmica de Oseas.
2. La Responsabilidad Del Pecado. 4:4-19.
En esta sección Oseas de línea a los que
son responsables del pecado de Israel. Los vv. 4 al 10 condenan a los
sacerdotes, del 11 al 14 culpan al pueblo mismo, y después de un aviso a Judá
(v. 15), los vv. del 16 al 19 censuran a Efraín. Aunque esta sección está llena de problemas
textuales, su mensaje básico es claro:
Ø Todo el pueblo, siguiendo el ejemplo de sus líderes, son copartícipes en
la rebelión contra el Señor;
Ø Pero el ejemplo de los líderes recibe la condenación principal.
La primera parte, vv. 4-10, responsabiliza a los sacerdotes
en los términos del pleito Deut. 4:1-3. El v. 4 no se comprende en su forma
literal (ver nota de RVA). Por eso, algunas enmiendas se sugieren. Sin cambiar
la primera frase, tenemos que contrastar dos ideas en el versículo. La primera
puede ser el discurso de un sacerdote que busca callar a Oseas: “Nadie contienda ni amoneste a ninguno”, semejante a
Amo. 7:10-17. Como respuesta Oseas declara: “Claro, porque es contigo con quien
tengo pleito, oh sacerdote”. Esta lectura conserva las consonantes
del TM
y mejora el sentido.
Otros quieren cambiar la primera frase, pero también sin cambiar el TM. Algunos sugieren que los verbos sean entendidos como pasivos: “No es cualquier hombre que debe acusarse, ni es cualquier hombre que debe amonestarse, pero es contigo…”. La enmienda sugerida por otros también merece consideración. Leyendo “Dios” en vez de “no” (las palabras en heb. son similares), se puede traducir la frase: “Ciertamente, Dios contiende con un hombre en particular, Dios amonesta a un individuo. Eres tú, sí tú sacerdote, con quien tengo pleito”.
En los versículos que siguen, se presentan
alternadamente las sentencias y los crímenes de los sacerdotes. En el v. 5a se
amonesta la caída de ellos juntamente con el profeta, probablemente una alusión
a los “profetas culticos”
que se oponían a los profetas:
Ø Puede ser que Amós
tenía en mente ese grupo cuando en su libro negó ser “profeta” (nabi’ H5030; comp. Amo. 7:14). Los vv.
5b y 6 nombran tres crímenes de los sacerdotes y sus sentencias correspondientes:
· El primer par se inicia con la sentencia: Y
haré perecer (damah H1830) a tu madre, porque mi
pueblo es destruido. Carece de conocimiento. Según el TM, el Señor va a destruir a la
madre. La figura puede entenderse como un símbolo de la nación (comp. cap. 2),
o como una amenaza a la sucesión sacerdotal. Un cambio de las vocales hace la
última idea más clara, al resultar: “Destruiré a tu
familia”. El crimen es la negligencia de compartir el conocimiento
de Dios (v. 1) por medio de la instrucción sacerdotal (torah
H8451).
· El segundo par sigue con el orden inverso. El crimen es
rechazar este conocimiento (ver el comentario sobre v. 1); la sentencia es ser
rechazado como sacerdote.
· El tercer crimen es olvidar la ley de tu Dios (v. 6), despreciando la instrucción que Dios da a su pueblo. La sentencia, pues, es que la descendencia sacerdotal terminará olvidada.
Los vv. 7 al 10
recalcan la culpa de los sacerdotes. En el tiempo de Jeroboam, los centros de
Betel y Gilgal emplearon a muchos en los cultos exuberantes pero inaceptables,
y estaban creciendo. A la vista de Dios, ¡añadir otro sacerdote era añadir otro pecado! La
RVA sigue el TM
al presentar otra sentencia del Señor:
Ø Yo cambiaré su gloria en afrenta (v. 7c).
Según una tradición judía muy antigua y algunas versiones
antiguas, la frase debe leerse “Cambiaron su gloria por oprobio”.
Así, se lee como otra carga: Los sacerdotes
dejaron su gloria (el Señor) para adorar “ignominia” (Baal, ídolos). De todos modos,
los cultos les sirvieron solo como una manera de ganarse la vida.
Sin embargo, Dios responde a los cultos de fertilidad con una maldición de futilidad (v. 10). Estos sacerdotes no hallarán ni comida ni fertilidad. Dios declara la razón: “Porque dejaron al Señor para practicar fornicación” (v. 10d; trad. del autor).
La culpa del pueblo se
explica en los vv. 11-14. Se incluyen dos proverbios:
· El vino y el mosto arrebatan el
entendimiento (v. 11) y
· El pueblo sin entendimiento se arruina (v. 14e).
Israel no se arruina por causa de una
simple embriaguez. El vino es una parte de los cultos de fertilidad. En efecto, Dios
lamenta: “Mi pueblo escucha su vara en vez de mi voz. Mi pueblo se entrega
completamente a los sacrificios y ritos sexuales del baalismo en su búsqueda de
la vida buena. ¿Puede esperar más que la
disolución de toda la sociedad?” (comp. v. 13b).
Oseas responsabiliza a los hombres por esa desintegración, aun la infidelidad de sus hijas y nueras. Los hombres (v. 14c; el TM tiene solo un pronombre masculino enfático; ver nota RVA) son responsables porque practican la infidelidad espiritual y sexual en los cultos de fecundidad (v. 14c). Por eso, v. 14a contiene la noticia sorprendente del Señor: No castigaré a vuestras hijas… Implícitamente entendemos que el castigo cae sobre los hombres. Sin embargo, debemos notar que la frase puede interpretarse como una pregunta retórica: “¿No castigaré a vuestras hijas…?”. Si la entendemos así, no hay excusa para nadie: Dios castigará a todos por igual.
En el v. 15 Oseas
parece dirigirse a Judá. No es necesario pensar que alguien de Judá lo
escuchó. Dirige estas palabras a Israel para que le dé vergüenza. Con una gran
ironía nombra Betel
= (Casa de Dios) “Betavén” (Casa de
Maldad; ver nota de la RVA). Probablemente, Oseas recibió esta idea
de la predicación de Amós, su contemporáneo (“Betel se volverá Casa de Maldad”, Amo. 5:5; trad. del autor).
Dios no acepta una adoración falsa, no la quiere en ninguna forma.
En los vv. 16 al 19 Oseas muestra la culpa a la totalidad de Israel, sin pensar en distintos grupos. (El autor prefiere la “otra trad.”., que RVA ofrece para el v. 18; ver nota). El v. 16 expone el problema en símiles sugestivos. La vaca rebelde señala la relación que tiene Israel con el “toro”, Baal (recuérdese que el becerro en Betel era considerado como símbolo del Señor). El cordero pastoreado por el Señor Jehová es una tradición pura y antigua de Israel (comp. Salm. 23). Israel se ha metido en el sincretismo con el baalismo. ¿Cómo puede esperar que Dios lo guíe? Unirse con ídolos es romper los lazos del pacto. Por eso, el v. 17 declara que la nación ahora sufrirá la soledad.
El v. 18 es un texto muy difícil y admite varias soluciones. El sentido que el autor saca es: “Aun cuando termina su festín, el pueblo sigue con entusiasmo la prostitución del baalismo, amando con entusiasmo la vergüenza (el ídolo) de insolencia (idolatría)”. El resultado será que un viento (espíritu; ruaj H7307) lo cautivará y que por fin Israel entenderá que sus cultos son falsos y destructivos.
3. Líderes Que Hacen Errar. Os. 5:1-7.
Parece ser un oráculo que sigue inmediatamente en tiempo al 4:4-19. Los cultos en Israel no cambiaron, y una vez más el profeta trae un mensaje aún más intenso a los líderes de Israel.
La primera parte (vv.
1 y 2) es un discurso de juicio por parte de Dios; incluye la citación, la
acusación, la evidencia y el dictamen.
La citación se presenta en una tríada, llamando la atención de
tres grupos distintos de los líderes:
Ø Los sacerdotes, los jefes de los clanes (casa de Israel), y
Ø La familia real y su corte (casa del rey).
En el heb. esta acusación de los líderes
tiene un doble sentido a causa de la palabra juicio (v. 1d; otra trad. justicia;
mishpat
H4941).
Puede entenderse como:
· “Porque contra vosotros está
el juicio”.
No obstante, también puede entenderse de
esta forma:
· “Porque la justicia es vuestra responsabilidad”.
Es probable que Oseas usara la frase a causa de su ambigüedad; los que deben administrar justicia en cada área de la vida ahora sufren el juicio por motivo de su negligencia.
Esta negligencia se ve en la tríada de
evidencia ofrecida en contra de Israel. Oseas emplea tres metáforas de cazar para describir los
crímenes de los líderes en los vv. 1b y 2a:
Ø Trampa,
Ø Red, y
Ø Fosa.
El propósito de estas metáforas es acusar
a los líderes de perseguir en vez de proteger al pueblo, de atraparlos en vez
de ayudarles. Los lugares de Milpa, Tabor y Sitim eran centros de culto en las
distintas regiones de Israel.
Se mencionan estos por la asonancia en el heb. entre sus nombres y las distintas trampas de las metáforas. El punto de la evidencia es que, en cualquier lugar de adoración y gobierno, los líderes hacen errar al pueblo por medio del sincretismo con los cultos de fertilidad. El resultado será que ahora los líderes sin disciplina experimentarán la disciplina del Señor. Dios mismo los castigará.
La segunda parte de
esta sección (vv. 3-7) propone callar las pretensiones de inocencia de los
líderes.
La estructura del v. 3 ejemplifica el paralelismo sinónimo,
común en el heb. bíblico:
· Israel y
· Efraín son iguales.
Se declara que no es posible negar la
culpa de Israel porque el que habla ha visto los cultos sincréticos que son la
prostitución y contaminación del pueblo. Aún peor, sus acciones no les permiten
volver a su Dios (v. 4a). El liderazgo de Israel ni practica ni enseña el
conocer al Señor (v. 4c; comp. 4:1), sino que, para ellos, un espíritu de
prostitución es igual al Señor.
No pueden volver porque no reconocen sus acciones como pecado. Confían en sus capacidades para manejar los cultos y la vida. Esta soberbia (v. 5a) muestra su pecado a todos los que quieren verlo; para los que prefieren cerrar los ojos, será el motivo de su caída (comp. Salm. 16:18).
El v. 6 describe la situación real de Israel cuando predicaba Oseas. En los cultos de fertilidad, Israel andaba con su rebaño y con su ganado buscando al Señor. “Buscar a Jehová” significa ir a un sitio santo para pedir ayuda de Dios mediante un rito religioso. Sin embargo, presentarse en un santuario, especialmente donde se adora a Baal, no es igual a volver a Dios en arrepentimiento auténtico. En vez de acudir a ellos, el Señor se ha apartado de ellos.
Terminando su discurso, Oseas subraya los pecados de los líderes
y anuncia su consecuencia (v. 7): Han traicionado
al Señor por guiar al pueblo en los caminos del baalismo, y han engendrado
hijos ilegítimos por enseñarles a creer que la vida y todos sus beneficios se
deben a Baal, o a un dios que es como Baal. La consecuencia es destrucción
(esto es lo que significa el v. 7c). Allí la RVA traduce el TM
lit.:
Ø Ahora los devorará la luna nueva (jodesh H2320),
Ø Junto con sus parcelas.
Sin embargo, es difícil entender cómo la
luna nueva (el novilunio) puede comer
algo. Es probable que el comentario más razonable sea decir que esta frase
indica que dentro de un mes vendrá el castigo.
Otros siguen la LXX, leyendo “langosta”, pero eso parece ser un cambio de algún escriba para mejorar el sentido. Una enmienda que puede merecer consideración da este sentido: “Ahora un nuevo pueblo devorará sus porciones”. Otra alternativa que mantiene el TM es entender jodesh no como “luna nueva”, sino como el sencillo adjetivo “nuevo” y traducirlo: “Ahora un nuevo (un extranjero) les comerá sus porciones”.
4. La Guerra y Sus Consecuencias. Os. 5:8-14.
Esta sección tiene un trasfondo
completamente distinto al de las anteriores. En vez de originarse en los
últimos años de Jeroboam, el oráculo vendría por el año 733 a. de J.C., después
de la invasión del asirio Tiglatpileser III (ver la introducción). Evidentemente,
en el asalto de Peka y Rezín contra Jerusalén, Israel se apoderó una vez más de
Gabaa y Ramá que originalmente formaron parte del territorio de Benjamín.
Luego, cuando Asiria atacaba a Siria e Israel (reino del Norte), Judá aprovechó el momento para retomar estas ciudades. En todo caso, se nombran en orden de sur a norte por el camino que une a Jerusalén y a Betel (Betavén; comp. 4:15).
El profeta entonces imita al atalaya que
vigila y hace sonar la alarma cuando viene el enemigo. En Gabaa tocan la
corneta (shofar H7782, instrumento hecho del cuerno del carnero
reproductor) y en Ramá la trompeta (jatsotserah H2689, instrumento recto hecho de
metal, normalmente plata).
En Betavén
(Betel)
los gritos avisan al pueblo del ataque inminente.
La última frase del v. 8 es otra alarma: ¡Tiembla...! Esta traducción sigue la LXX (ver nota en
la RVA); la advertencia es dirigida a Benjamín, la tribu directamente al norte
de Jerusalén. Sin embargo, Oseas no avisa a su pueblo del ataque de Judá, que
ya ha pasado.
El enemigo acá es el Señor mismo. Los dos, Efraín/Israel y Judá, son condenados por sus acciones en la guerra entre Siria y el reino del Norte, y su contraataque. Sufrirán las consecuencias de ese fratricidio.
Dios castigará a los dos reinos por romper el pacto. Efraín será una
desolación (v. 9a), y los líderes de Judá experimentarán la ira de Dios como
agua derramada sobre ellos. Esos gobernantes fueron (y
son) culpables de mover (sug
H5472) los linderos para apoderarse del terreno del otro (Deut. 27:17)
a través del contraataque. En realidad, esa guerra los dejó heridos
mortalmente.
Judá, por primera vez, quedó como un vasallo de Asiria. Efraín perdió la
mayoría de su territorio y se sometió como una provincia asiria, sufriendo una
gran opresión. Todo esto porque era el juicio (mishpat
H4941) de Dios en respuesta a la determinación de su pueblo de andar
en pos de las vanidades, la idolatría del baalismo.
El v. 12 sigue usando imágenes de los heridos de guerra. La palabra ’ash puede significar “polilla” pero también puede
significar “pus”.
Consideramos que aquí (en v. 12a) es mejor traducir con este sentido. El resultado
sería: “Yo era para Efraín como pus o como
podredumbre para la casa de Judá”. En todo caso, Dios actuó para
convencer al pueblo de la gravedad de su pecado y para moverlo al
arrepentimiento, aun con las heridas de guerra.
Sin embargo, Israel no reconoció el
propósito de Dios ni pensó en él como la solución de sus problemas. Pensaron:
“Los problemas políticos exigen respuestas políticas”.
Asesinaron a Peka e instalaron a un Oseas (no
el profeta) como rey. El rey Oseas se rindió a Asiria, enviando
tributo a Tiglatpileser. En el v. 13 es mejor leer los verbos en el pretérito
por el uso consecutivo de la letra vav. ו = Vav.
Oseas, el rey, creyó
que este proceder era la única esperanza de su reino. Pero el profeta
Oseas tenía un concepto más completo. Asiria, cuyo símbolo de su poder era el
león, no pudo librar ni proteger ni a Judá ni a Efraín de su verdadero
opositor, Dios. Dios mismo es el león que Efraín debe temer.
También, Judá debe tener miedo del Señor, “un león joven y fuerte” (v. 14b, trad. del autor). Se ha preferido no usar la palabra “cachorro” ya que el heb. aquí denomina un león de dos o tres años que busca su propio territorio y manada. Si Israel no se vuelve a Dios, dejando la falsa confianza en la idolatría y sus propias capacidades políticas, será víctima de un ataque de lo cual no hay escape: el juicio de Dios.
5. La Confesión Falsa y La Respuesta De Dios. Os. 5:15-6:6.
Es un nuevo oráculo,
distinto pero relacionado con el 5:8-14. Los dos comparten los verbos “arrebatar”
y “sanar”.
Aparecen las ideas de herida y enfermedad en cada oráculo. El me iré 5:14c
anticipa el voy a volverme 5:15a. Sin embargo, 5:15 no es la continuación de la
metáfora del león. Es una reflexión que hace Dios manifestando su anhelo para
Israel.
El lugar es el lugar santo, pero no es un santuario de Israel. Dios vuelve a su
lugar, el domicilio inaccesible del Señor, hasta que su pueblo vuelva a él. “Buscar el rostro
de Dios” para Israel solo era asistir al culto en un santuario, pero
para Dios significa mucho más. Es una entrega total de la voluntad personal a
la del Señor.
“Buscar con diligencia”:
· (v. 15C; shijar
H7836) intensifica
todo con la idea de buscar en otro el amparo que es imposible proveer uno mismo.
· Es decidir practicar amor leal (jesed
H2617), y
· Verdad (’emet
H517), por causa de la
relación personal con Dios (el conocimiento del Señor).
Esto es lo que espera Dios.
El Veredicto. Oseas 5:1-15.
5. La Confesión Falsa y La Respuesta De Dios.
5:15-6:6.
En el cap. 6 los vv. 1 al 3 dan la
respuesta de Israel. El profeta declara que una consecuencia del fratricidio
entre Judá e Israel es que el Señor se ha retirado hasta que el pueblo vuelva. Entonces, los sacerdotes
le contestan: “Pues, ¡ya volvemos al Señor!”. Cantan un himno
litúrgico, para mostrar su comprensión de lo que es volver a Dios.
Sin embargo, esta “confesión” no tiene ningún
reconocimiento de culpa ni una sola palabra de arrepentimiento. Al contrario,
todo es la responsabilidad de Dios:
Ø Él arrebató (v.
1b),
Ø Él hirió (v.
1c).
Ahora, su deber es curar y sanar. Toda la vida es un ciclo natural, la humanidad tiene solo que esperar. Si enfermamos, tarde o temprano, Dios nos sanará; es su trabajo.
Los sacerdotes afirman
que van a guiar a Israel a conocer al Señor. Sin embargo, su conocimiento de
Dios es deficiente. Comparan a Dios con la naturaleza:
· Como el alba…;
· Como la lluvia;
· Como la lluvia tardía… (v. 3).
El concepto de Dios que tienen los
sacerdotes, con su ciclo de la naturaleza, el alba, y la lluvia, pertenece al
baalismo y a un concepto mitológico del mundo. Los sacerdotes pensaban:
· “Claro, algunas veces parece que Dios se ha alejado (Baal muere en el invierno cada año). No obstante, Dios ha de volver (Baal siempre resucita en la primavera de cada año). Manejamos a Dios con los cultos de la fertilidad. No tiene nada que ver con el pecado. Su protección y sus bendiciones vendrán automáticamente como la salida del sol. Solo necesitamos persistir en los cultos; esto es conocer a Dios. No escucharemos al profeta”.
Oseas contesta este himno de los sacerdotes con un canto del Señor. Se espera que esta respuesta será un himno de salvación. Sin embargo, resulta ser un lamento. Dios responde a los sacerdotes en forma negativa; el Señor no aceptará su himno de “confesión”. En los vv. 4-6 podemos ver, entonces, el corazón de Dios en su trato con todo su pueblo. El lamento muestra la perplejidad de Dios ante el pueblo que él ama tanto, un doble: ¿Qué haré contigo…? (v. 4a).
El v. 5 puede leerse como una decisión de qué hacer: …despedazaré… mataré. Son acciones futuras de Dios. También puede leerse como una parte de esta perplejidad
de Dios: “Por esta razón yo los despedacé por medio de los profetas;
los maté con los dichos de mi boca, y mi justicia/juicio
(mishpat H4941) seguirá
saliendo (este último verbo heb. está en
imperfecto, a diferencia de los otros dos que son verbos que están en perfecto)
como la luz” (v. 5, trad. del autor).
Es como que Dios lamentara: “Por causa de su falta de lealtad (v. 4), ya han experimentado mi castigo anunciado por los profetas desde Elías hasta Amós (o aun hasta Oseas como estos eventos de los años 733 a 732 a. de J.C. muestran), pero, aunque mi justicia (v. 5b) sigue mostrándose alrededor de ustedes, no hay arrepentimiento. ¿Qué haré contigo?”. (Paráfrasis).
El gran problema del pueblo de Dios es la
falta de lealtad, según el v. 4 (comp. RVA). En 4:1 el profeta declaró: “…no hay en la tierra… lealtad”.
Aquí, en el cap. 6, vv. 4 y 6, en efecto se anuncia de nuevo que no hay
lealtad. Dios
emplea dos símiles para describir la clase de lealtad que Israel muestra: Es como la
nube de la mañana y como el rocío que muy temprano se desvanece (v. 4c).
Neblina y rocío son elementos pasajeros e insustanciales. Lealtad (amor
leal, mantenimiento de una relación con todas sus obligaciones) que
puede describirse con estos símiles ¡no es la lealtad que busca Dios!
Los símiles manifiestan su poder aún más en su función antibaalística. La condición de Israel es como la neblina, no como la tempestad con los rayos y truenos que se atribuían a Baal. Es el rocío (talam H2919) que se levanta temprano, no la lluvia que cae con la fecundidad de Baal. Israel no muestra lo que Dios quiere en sus cultos; tampoco recibe por estos cultos los beneficios que el baalismo promete. Esta falsa adoración en Israel es un engaño que le quita su relación con Dios sin reemplazarla con nada.
En el v. 6 Dios termina el discurso con una declaración que expone claramente lo que a él le agrada. Sacrificios y holocaustos no significan nada para Dios si no hay una relación personal con él.
6. El Pecado En Todas Partes. 6:7-7:2.
Es un nuevo oráculo
que también viene del tiempo después de la guerra. El propósito de este oráculo es manifestar que todo
el pueblo de Dios es culpable del pecado. El pueblo del norte, después de los
eventos del año 732, pudo haber aplaudido al profeta si hubiera declarado: “Para ti, oh Judá, está preparada una cosecha”.
Sin embargo, proclamar solamente la
condenación del Sur, Judá, sería el peor patriotismo. Oseas proclama en este
discurso del Señor
que el pecado está en todas partes:
Véase Parte III:
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