Parte III:
COMENTARIO
A OSEAS: “El Amor Leal
De Dios”: (I)
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ø En Israel,
Ø En Judá, y
Ø En los contornos de ambos.
El pueblo ha violado el pacto. El texto sigue con una referencia
a Adán (v. 7a), pero la próxima palabra allí (v. 7b) nos conduce a pensar en un
lugar en vez del primer hombre, Adán, o “la humanidad” (comp. nota RVA). Por eso, algunos
sugieren que en vez de la palabra cual (otra trad. como) debemos leer “en”,
con lo que resulta la frase “en Adam”. La letras
heb. que corresponden a nuestras k y b son muy parecidas, de modo que esta propuesta es
entendible.
Sin embargo, también se puede leer el TM como un ejemplo de la elisión de dos preposiciones, k y b. Daría el sentido: “Pero ellos violaron el pacto como en Adam. Allí me traicionaron”. Un lugar llamado Adam se menciona en Jos. 3:16, el lugar donde se detuvieron las aguas del río Jordán cuando los israelitas entraron a Israel. Tal vez Oseas aquí alude a una tradición que ahora es desconocida e implica que desde la entrada en la tierra prometida Israel ha sido infiel a Dios. La gente de su día, como sus padres, profanan el pacto.
El v. 8 declara la culpa de la ciudad de Galaad. Sus huellas son
de sangre (v. 8b).
Probablemente se refiere a la ciudad RamotGalaad de la Transjordania central.
Oseas tendrá en mente un evento contemporáneo, posiblemente el asesinato de
Pekaía por Peka que, según 2 R. 15:25, recibió la ayuda de 50 hombres de la
ciudad de RamotGalaad. En el v. 9 son los sacerdotes quienes reciben la
condenación del Señor porque asesinan en el camino de Siquem.
Es importante notar que la ciudad misma no
es condenada. Siquem era un importante centro donde se guardaban las
tradiciones de Moisés en la tierra al oeste del río Jordán y, según Jos. 20:7,
era una ciudad de refugio.
Los oficiales de los cultos sincréticos de Betel o Dan violaron la antigua ley de Israel, matando a los que fueron a adorar a Dios en Siquem, aun los que buscaban la protección divina. Entonces, en esta “geografía de traición” vemos los pecados religiosos y políticos del Norte en todas partes: al lado del río, en el este y en el oeste. El v. 10 da el resumen: Efraín no está sin culpa.
Por eso, el Señor, en efecto, declara: “Sí, Judá, una cosecha está
fijada para ti cuando yo vuelva (la
cautividad de mi pueblo). Cuando yo cure a
Israel, se revelará la culpa de Efraín (y
las maldades de Samaria)” (Jos. 6:11b y 7:1a; trad. del autor).
Dios volvería y curaría, pero con resultados diferentes de los que los
sacerdotes esperaban en 6:1-3.
Pensando en nuevas bendiciones de fertilidad, cantaron: “Vendrá a nosotros” (6:3c). Viene, pero la cosecha es de juicio en vez de bendición para Judá. Dios curará, pero su efecto será manifestar aún más claramente la culpa de Israel. El Señor condena a las dos naciones.
En el cap. 7, los vv. 1b y 2 hablan también de los dos pueblos. De veras, los
dos perpetúan mentiras en vez de verdad. El norte es como el ladrón adentro, y
Judá como la pandilla afuera. Todo el pueblo de Dios se ha olvidado del Señor,
pero él no se ha olvidado de ellos.
Sin embargo, ahora cuando Dios mira a su
pueblo, todo lo que ve es su culpa. Porque no hay conocimiento de Dios entre
ellos; Dios los reconoce por sus pecados que son evidentes en todas partes.
6. El Pecado En Todas Partes. 6:7-7:2.
Es un nuevo oráculo que también viene del
tiempo después de la guerra. El propósito de este oráculo es manifestar que
todo el pueblo de Dios es culpable del pecado. El pueblo del norte, después de
los eventos del año 732, pudo haber aplaudido al profeta si hubiera declarado:
“Para ti,
oh Judá, está preparada una cosecha”.
Sin embargo, proclamar solamente la
condenación del Sur, Judá, sería el peor patriotismo. Oseas proclama en este discurso del Señor
que el pecado está en todas partes: en Israel,
en Judá y en los contornos de ambos.
El pueblo ha violado el pacto. El texto sigue con una referencia
a Adán (v. 7a), pero la próxima palabra allí (v. 7b) nos conduce a pensar en un
lugar en vez del primer hombre, Adán, o “la humanidad” (comp. nota RVA). Por eso, algunos
sugieren que en vez de la palabra cual (otra
trad. como) debemos leer “en”,
con lo que resulta la frase “en Adam”.
La letras heb. que corresponden a nuestras
k y b son
muy parecidas, de modo que esta propuesta es entendible. Sin embargo, también
se puede leer el TM como un ejemplo de la elisión de dos preposiciones, k y b. Daría el
sentido: “Pero ellos violaron el pacto como en
Adam. Allí me traicionaron”.
Un lugar llamado Adam se menciona en Jos. 3:16,
el lugar donde se detuvieron las aguas del río Jordán cuando los israelitas
entraron a Israel. Tal vez Oseas aquí alude a una tradición que ahora es
desconocida e implica que desde la entrada en la tierra prometida Israel ha
sido infiel a Dios. La gente de su día, como sus padres, profanan el pacto.
El v. 8 declara la culpa de la ciudad de Galaad. Sus huellas son de sangre (v. 8b). Probablemente se
refiere a la ciudad RamotGalaad de la Transjordania central. Oseas tendrá en
mente un evento contemporáneo, posiblemente el asesinato de Pekaía por Peka
que, según 2 R. 15:25, recibió la ayuda de 50 hombres de la ciudad de
RamotGalaad. En el v. 9 son los sacerdotes quienes reciben la condenación del
Señor porque asesinan en el camino de Siquem.
Es importante notar que la ciudad misma no
es condenada. Siquem era un importante centro donde se guardaban las
tradiciones de Moisés en la tierra al oeste del río Jordán y, según Jos. 20:7,
era una ciudad de refugio.
Los oficiales de los cultos sincréticos de
Betel o Dan violaron la antigua ley de Israel, matando a los que fueron a
adorar a Dios en Siquem, aun los que buscaban la protección divina. Entonces,
en esta “geografía
de traición” vemos los pecados religiosos y políticos del Norte en
todas partes:
Ø Al lado del río, en el este y en el oeste.
El v. 10 da el resumen:
Ø Efraín no está sin culpa.
Por eso, el Señor, en efecto, declara:
· “Sí, Judá, una cosecha está
fijada para ti cuando yo vuelva (la
cautividad de mi pueblo). Cuando yo cure a Israel, se revelará la culpa de Efraín (y las maldades de
Samaria)” (Jos. 6:11b y 7:1a;
trad. del autor).
Dios volvería y curaría, pero con resultados diferentes de los que los sacerdotes esperaban en 6:1-3. Pensando en nuevas bendiciones de fertilidad, cantaron: “Vendrá a nosotros” (6:3c). Viene, pero la cosecha es de juicio en vez de bendición para Judá. Dios curará, pero su efecto será manifestar aún más claramente la culpa de Israel. El Señor condena a las dos naciones.
En el cap. 7, los vv. 1b y 2 hablan también de los dos pueblos. De veras, los dos perpetúan mentiras en vez de verdad. El norte es como el ladrón adentro, y Judá como la pandilla afuera. Todo el pueblo de Dios se ha olvidado del Señor, pero él no se ha olvidado de ellos. Sin embargo, ahora cuando Dios mira a su pueblo, todo lo que ve es su culpa. Porque no hay conocimiento de Dios entre ellos; Dios los reconoce por sus pecados que son evidentes en todas partes.
Los Pecados De Israel. Os. 7:1-16.
7. El Pacto y La Política. 7:3-16.
La próxima sección proviene de la misma
época de la historia de Israel, e investiga la relación que existe entre el
pacto y la política.
v La Primera Parte, vv. 3 al 7, Trata De La
Política Interior De Israel.
El TM es difícil de traducir, pero el sentido del
pasaje parece claro. El profeta emplea el símil del horno para describir las
pasiones políticas de Israel que resultaron en cuatro asesinatos de sus reyes
en 13 años.
Es probable que Oseas (el profeta)
hable aquí específicamente de la coronación del rey Oseas en el año 732 a. de
J.C. Los conspiradores (¿incluye los sacerdotes mencionados en 6:9?) alegran
al rey Oseas y a sus oficiales con su maldad y su engaño, su intención es
destronar y destruir a Peka. El profeta declara que tanto los conspiradores
como el nuevo rey y sus oficiales, todos ellos, son adúlteros. La intriga de la
corte, igual al culto sincrético, es “adulterio espiritual” porque se hace sin pensar en
Dios (v. 7).
El v. 5 se ha entendido como un detalle del asesinato del rey. Evidentemente
usaron veneno en el vino para acabar con el rey y su corte (comp. 1 R. 16:8-10
donde se narra de una estratagema semejante). Sin embargo, la última
frase resulta muy difícil. ¿Quién es él? (v. 5c). ¡No
puede ser el rey! Algunos han sugerido que es el panadero del v. 4.
Este probablemente sería un panadero real que estaba comprometido en el complot
contra Peka.
No obstante, es mejor entender el v. 5 como una descripción de la celebración excesiva de la corte del rey Oseas en el día de su coronación. Todos sus oficiales bebieron hasta enfermarse, y el rey extendió su mano (v. 9), dando así su aprobación (comp. Est. 5:2) al partido pro asirio, los que le ayudaron a destronar a Peka.
El símil
del horno en los vv. 4 y 6 representa a los conspiradores contra Peka.
Significa que siempre el fuego de su rebelión está prendido pero que ellos
esperan el momento preciso de atacar. El sentido de esta figura se amplifica en
el v. 7. Este discurso divino termina con un lamento sobre Israel que nos
indica su destino final. Por más de una década el fuego de intrigas ha
destruido a los jueces de Israel, término que en Oseas significa simplemente “líderes”
u “oficiales”.
¡Cuatro reyes en 13 años han caído, pero en toda
esta confusión y desintegración nadie quiere volver al Señor!
Nótese: que Dios dice sus jueces y sus reyes (v. 7a y b; quiere decir, los de ellos). Hay una
distinción grande entre la dirección del Señor y las maquinaciones de un estado
revolucionario que no tiene fe en nada fuera de sí. Israel se destruye con su
política interna, y Dios lamenta: …no hay
entre ellos quien me invoque (v. 7c).
v La segunda parte de esta sección, los
vv. 8 al 16, tratan de la política externa de Israel.
Las figuras de la panadería continúan: Efraín es una sola masa con las naciones, envuelto entre ellas como
una mezcla inseparable de aceite y harina. Efraín es un panecillo inútil y
arruinado, quemado por un lado y crudo por el otro. Se usa el nombre Efraín
para hacer énfasis en el estado reducido de Israel después de la intervención
de Tiglatpileser.
El rey y sus consejeros siguen con sus
estrategias para recuperar la gloria de los días de Jeroboam II sin notar que
ya han perdido casi todo su territorio y casi toda su fuerza. Mostrando un
orgullo sin base, el rey Oseas y sus consejeros siguen la política de aliarse
con una u otra nación para sacar ventaja.
Sin embargo, siempre esta política los puso en un puesto inferior; aun Peka parece que fue el inferior en su alianza con Rezín de Siria porque siempre la Biblia nombra a Rezín primero (comp. 2 R. 16 e Is. 7). Israel va a varias naciones en busca de ayuda (a Siria, a Egipto y a Asiria), pero no a Dios (no se arrepiente), quien es el único capaz de ayudar a Israel en verdad.
El símil en
este discurso divino cambia.
Ø La nación es como una paloma (v.
11a), tonta
e inestable,
Ø Que vaga en su política (v. 11b).
Entonces, Dios cazará a Israel. En el juicio serán castigados (v.
12). Dios de nuevo levanta un lamento; él quiere salvar a su pueblo, pero
Israel insiste en seguir el camino hacia la destrucción. En el v. 14 el lamento muestra la razón por
la que Dios no pudo redimirlos:
· …No claman a mí en sus
corazones…
· Para el hebreo el concepto del corazón
no significa “sinceridad” o “en verdad”, sino que representa la voluntad y
la inteligencia,
· Lo que comprende y decide para dar
dirección en la vida.
Entonces Dios lamenta que Israel no
perciba su situación, ni tiene la voluntad de cumplir el pacto. Al contrario,
se rebelan contra el Señor. Esta rebelión otra vez se describe en términos del
baalismo. Sus oraciones no son aceptables porque son realmente gritos desde los
lechos del culto de fertilidad.
La campaña de Tiglatpileser destituyó la tierra, y la gente necesitaba pan (trigo, v. 14b) y vino. Para procurar la lluvia y garantizar una buena cosecha, “se cortaron” según los ritos mágicos del baalismo (este sentido es posible del verbo que la RVA traduce “se amotinan” en el v. 14b).
La última frase del v. 14 debe leerse con el v. 15. Se
traduciría: “Siempre se rebelaban contra mí, pero yo (los) discipliné. Fortalecí
sus brazos, pero contra mí siempre planeaban mal”. A pesar de toda
la disciplina y bendición que Dios le había dado, el pueblo de Israel insistió
en determinar su propio curso, volviéndose a toda dirección menos hacia la
única correcta (v. 16).
Así Israel abandonó su pacto con Dios, y su política externa era como un “arco engañoso” (v. 16b; RVA trad. arco que falla). Todo parece fuerte y confiable, pero en el momento del combate la flecha no llega al blanco. Por causa de su política en contra de Asiria, los asirios destruirán a Israel mientras los egipcios, los supuestos aliados, se burlarán de Israel.
La Profecía Del Juicio. Oseas 8:1-14-10:15.
8. Dios Declara La Guerra. 8:1-14.
El cap. 8 forma una unidad bien estructurada. Al principio
(vv. 1-3) y al fin (v. 14) hay declaraciones generales que emplean términos
militares. Entre estas declaraciones, dos veces Dios trae cargas contra Israel
utilizando la misma forma: la acusación política, la cultual y el anuncio de su
castigo (vv. 4-7 y vv. 8-13). Probablemente estas palabras provienen de los
primeros años del rey Oseas (vv. 8-10).
La nación pensó que por fin había comprado la paz, pero Dios declara que la guerra no ha cesado. Al contrario, continuará porque el enemigo real no es Asiria, sino que es Dios mismo quien lucha contra el rebelde, que es Israel. Asiria es sólo un instrumento en sus manos.
v La Primera Declaración (vv. 1-3) Hace Eco Os. 5:8, Haciendo Sonar La Alarma Para Anunciar El Ataque Veloz e Inminente Del Enemigo.
El águila es un símbolo típico del enemigo
en el antiguo oriente; no se refiere exclusivamente a Asiria. Sin embargo, es
la experiencia que tuvo Israel con Asiria la que sugirió este símbolo y la designación
de la tierra de Israel como la casa de Jehová (v. 1b) porque los asirios
llamaron a Israel “la casa de Omri”.
El motivo del ataque, a pesar de las protestas del pueblo en el sentido contrario, es que Israel no vive según la alianza con Dios ni obedece la Torah, la instrucción divina. El pueblo niega su rebelión y pretende ya tener una relación íntima y personal (comp. v. 2 con el 4:1) con el Dios de Israel, pero a juicio de Dios Israel lo ha rechazado. Recordemos que el bien (v. 3a; tob H2896) puede ser un título para el Señor. Por eso, no hay paz, sino que un enemigo (Dios) sigue persiguiéndolo.
Los vv. 4 al 7 presentan el primer
segmento de acusaciones y sentencia. La acusación política trata la situación
interna del liderazgo de Israel. El contraste es enfático entre el ellos (v.
4a) de Israel y el yo (v. 4c) de Dios. Todas las intrigas y el complot para
instalar los nuevos reyes no se originan en la voluntad de Dios sino en la
arrogancia humana (v. 4a y b). Ante todas estas maniobras Dios se niega a
reconocer a los gobernantes como legítimos (v. 4c; comp. nota RVA; el verbo “saber” puede significar también “reconocer”).
La acusación en relación al culto (v. 4d)
es que Israel adora a otro dios con las imágenes en Dan y Betel. Posiblemente
estos becerros de oro oficialmente sirvieron como el trono visible del Dios
invisible, como el arca en Jerusalén. Sin embargo, el pueblo los consideró
ídolos, representaciones de Dios como un dios de la fertilidad igual a Baal.
Por eso, en el v. 5 se implora para que el rey rechace estos cultos.
La imagen del becerro no estuvo en la
ciudad de Samaria, sino en el santuario real de Betel. Es increíble que Israel adore el ídolo
porque: “Un escultor lo hizo, y él no es un dios” (v. 6a; trad. del
autor). El anuncio del castigo en el v. 7 se hace en términos de fertilidad.
Israel ha sembrado viento y él cosechará el torbellino (v. 7a). No obstante, no
es la tempestad de Baal lo que dará la lluvia necesaria para la mies.
Al contrario, este torbellino (sufah H5492) traerá destrucción (el verbo suf H5486, significa “terminar, cesar”). Confianza en un culto muerto no dará vida ni fecundidad. Resultará en trigo que no producirá grano para hacer harina, o si la diese, la comerían los extraños (v. 7d). De todos modos, el castigo para Israel es la pérdida de toda fertilidad.
Los vv. 8 al 13 también comienzan con una
acusación política que describe el estado de la nación cuando habló el profeta.
Debe tomarse en cuenta que los verbos del v. 8 son perfectos y los del v. 7 son
imperfectos. Israel ha sido tragado. Pronto, o: “ahora”
(v. 8b; ‘attah H6258,
adverbio
de tiempo que hace énfasis en el estado presente de Israel) ellos serán (mejor trad. “están”)
entre las naciones como un objeto que nadie aprecia
(v. 8b).
El v. 9 aclara la acusación política con referencia al tributo que llevó Oseas, el rey, a Tiglatpileser: “En verdad, ellos (enfático) han subido a Asiria” (v. 9a; trad. del autor).
Los vv. 9b y 10 son difíciles de traducir. Sin embargo,
parece mejor pensar que Oseas hace un contraste entre el asno montés (v. 9b; fr’ H6501) y Efraín
(v. 9b; ’frym H669):
· “El asno montés anda solo/ Efraín contrata amantes”
(v. 9b; trad. del autor).
Aun una bestia silvestre vive entre los
suyos y no se mezcla con otros, pero Israel busca activamente entre las
naciones gentiles nuevas alianzas para garantizar su existencia.
“Aun si ellos reciben el pago de una prostituta entre las
naciones, ahora, al fin y al cabo, los reuniré y empezarán a retorcerse bajo la
carga de un rey muy poderoso” (v. 10; trad. del autor). Dios declara que,
en cuanto a la política externa, Israel tiene que pagar a otros para entrar en
alianzas. Pero aun si las naciones le pagaran, todavía no le resultaría en
alguna ganancia porque todo lo que recibiera le sería quitado.
v La Segunda Acusación Del Segmento Es La Cultual (vv. 11-13a).
Con gran ironía Dios acusa a Israel de
pervertir los cultos de adoración. Los altares que se edificaron para la
expiación del pecado en realidad llegaron a ser lugares para pecar. El Señor
termina su discurso con la exclamación hipotética: “Si yo le escribiera miles de mis instrucciones, serían
consideradas como una cosa extraña” (v. 12; trad. del autor). Aun si
Dios multiplicara copias de los Diez Mandamientos por miles, el pueblo todavía
no los escucharía con autoridad.
El v. 13 parece ser una palabra de Oseas. Declara que los sacrificios de Israel no expresan su amor para con Dios, sino que resultan del amor egoísta de la comida y el rito. Por eso, el Señor no aceptará los sacrificios de Israel, sino que se acercará para castigar. Esta vez el anuncio de castigo se expresa en términos políticos: ¡Volverán a Egipto! (v. 13e). La frase es ambigua. Egipto puede entenderse como un símbolo de cautividad y esclavitud, o puede interpretarse como la promesa de un nuevo principio con Dios. La sentencia es fija, su significado depende de la respuesta de Israel.
El v. 14 termina la unidad con la segunda declaración general: Israel olvidó a su Hacedor… Probablemente,
este dicho proviene del primer período del ministerio de Oseas. La alusión a la
prosperidad de Israel refleja el reino de Jeroboam II. Judá edificó varias
fortalezas en el sur durante este tiempo.
Aharoni, arqueólogo judío moderno, muestra la construcción de 7 fortalezas grandes y 16 fortalezas que datan del octavo siglo a. de J.C. Aludiendo a las palabras del profeta Amós, Oseas le recuerda al pueblo que están en guerra y que es Dios mismo el enemigo que los castigará con el fuego de batalla (v. 14c).
Joya
Bíblica:
Porque han sembrado viento, cosecharán torbellino. No tendrás campos por segar, ni la espiga dará harina. Y si la diese, la comerán los extraños (8:7).
La Profecía Del Juicio. Os. 9:1-17.
9. Religión Sin Pacto. 9:1-9.
En medio del reinado de Oseas cuando el
pueblo ha olvidado el horror del año 732, el profeta predica una vez más.
Sucede durante la fiesta de los Tabernáculos. Su mensaje es que han convertido
la fiesta de los tabernáculos en una fiesta de fecundidad. En Israel esta
celebración ha perdido toda conexión con el éxodo de Egipto y con la liberación
que proveyó su Dios.
La era y el lagar recibieron toda atención en esta fiesta de la cosecha. Como resultado, Israel adoró a Dios según las prácticas del baalismo. Por eso, el Señor rechazó completamente la celebración de esta fiesta cultica. Una vez más Israel escuchó una maldición de futilidad en lugar de una bendición de fertilidad que esperaba oír del profeta.
Por última vez, Oseas vuelve a la metáfora
de la prostituta para describir a Israel (v. 1b). Interrumpe la celebración del
pueblo en un centro de culto (¿Betel?) con demandas para que cesen estos
actos “paganos”.
Adorar al Señor como si fuera Baal es quebrantar el pacto y cometer “prostitución
espiritual”.
No encontrarán gozo ni sostén en sus celebraciones. No porque les faltará la mies; sino porque irán al cautiverio (v. 3). La frase la tierra de Jehová (v. 3a) hace hincapié en que la tierra no pertenece a Israel y que definitivamente no pertenece a Baal, ¡es del Señor!
Sin embargo, Israel no lo reconoce y todavía trata de dirigir su propio destino. De nuevo, el rey forma un nuevo pacto con Egipto en otro esfuerzo para obtener la independencia, pero esta política también se frustrará. Israel experimentará cautiverio a manos de los asirios. Según el v. 6, si algunos huyen a Egipto para escapar de la guerra, su asilo será Menfis, el sitio de las grandes pirámides. Es decir, su único refugio será la tumba.
El v. 4 puede interpretarse como la
descripción de la actividad contemporánea en el culto de Israel. Así, Oseas
indica que las libaciones y los sacrificios en realidad no son ofrecidos al
Señor, sino que son para ellos mismos en esta práctica de una religión sin
pacto.
También, puede interpretarse como un anuncio del castigo futuro. Cuando Israel
sufra su exilio, dice Oseas, no tendrá la fiesta de tabernáculos y su pan se
comerá con dolor. Toda actividad cesa por un minuto. El pueblo tiene que
contemplar la posibilidad de que el lugar de esta celebración de la fecundidad
se convertirá en una desolación de espinos y la ortiga (v. 6e).
Sus moradas, las carpas y las chozas utilizadas en esta fiesta de la cosecha, no existirán más. En este momento breve de silencio, el profeta declara que ya ha llegado el fin y que el castigo, en realidad, se ha iniciado (v. 7a).
Sin embargo, el pueblo no lo acepta
callado. Reaccionan contra el profeta. Podemos leer la segunda frase del v. 7 como las últimas
palabras de Oseas: ¡Que lo sepa Israel! Otra
posibilidad es leer como lo entendió la LXX: “Israel
grita”.
Luego las palabras que siguen son la respuesta del pueblo al
mensaje de Oseas: “El profeta es necio; el hombre inspirado está loco”
(v. 7d; también se puede entender como una mención
a un falso profeta).
Oseas contesta: “Por causa de la abundancia de tu iniquidad, grande es la
hostilidad” (v. 7e; trad. del autor). Oseas indica que aun la oposición
de Israel a su mensaje no es nada menos que una prueba de la culpabilidad del
pueblo.
El v. 8 también presenta problemas al intérprete. Otra traducción
que merece consideración es la que sigue a la LXX y omite el pronombre “mi”; y
también cambia una vocal (la RVA también lo hace) para leer preguntas satíricas
de Oseas:
Ø “¿Es Efraín centinela?
Ø ¿Es el pueblo de Dios un
profeta?”.
¡Por supuesto que no!
Efraín no es profeta porque no puede ver
la trampa que está en su medio.
Otra traducción que mantiene el TM es: “Atalaya de Efraín es el profeta con mi Dios”. Por primera vez el profeta se
llama centinela o atalaya, título que se repite en Jeremías, Ezequiel e Isaías.
Sin embargo, el profeta que trabaja con su
Dios para avisar a Israel cuando el peligro se acerca sufrirá la condenación de
su pueblo porque ellos no quieren escuchar el mensaje del juicio. Israel lo
trata con hostilidad por todo el país.
Como los israelitas destruyeron un hombre
de Dios en Gabaa (Jue. 19-21), ahora tratan de destruir a Oseas. Con estas
acciones el pueblo muestra que sí practica una religión, pero no es la del
pacto que Dios hizo con Moisés; es la de la fertilidad. Por eso, será
castigado.
Joya
Bíblica:
Sembrad para vosotros justicia y segad lealtad. Abríos surcos,
porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y haga llover justicia
para vosotros (10:12).
10. Cuando Se Rompe El Pacto. Os. 9:10-17.
Esta sección aclara los resultados de romper el pacto. Todas las
palabras son las de Dios excepto dos interjecciones del profeta, los vv. 14 (la
RVA incluye el v. 13 con el 14) y 17. Porque Israel rompió el pacto por su
adoración según el baalismo, ahora Dios anuncia las consecuencias del rompimiento
en términos de fertilidad. Al principio Israel tenía una fecundidad sorprendente:
era como uvas en el desierto o como higos que produjo
una higuera antes de su tiempo.
Tenía esta fecundidad en relación con el Señor. Pero, cuando
todavía el pueblo estaba al lado oriental del río Jordán, rumbo a la tierra
prometida, los israelitas, según Números 25, adoraron en Sitim al Baal de Peor
en ritos de fertilidad con mujeres moabitas y madianitas.
Usando estos ritos se consagraron a la
vergüenza (v. 10e; boshet H1322), un título despectivo para
Baal (ver nota en la RVA). Considerando que un pueblo toma el carácter de aquel
a quien adora, entonces Israel llegó a ser una cosa detestable o “abominable”
(v. 10e; shiqqutz H8251), palabra que se refiere a
ídolos varias veces en el AT (ver. Deut. 29:16; 2 R. 23:13; 23:24; Jr. 7:30).
Para el Señor, entonces, Israel es igual a
su “amante”
Baal:
· Falso,
· Vacío, y
· Sin valor.
Así al entrar en la tierra prometida, por motivo de su infidelidad espiritual y matrimonial, Israel ya había quebrantado el pacto.
Los vv. 11 y 12 declaran las consecuencias
del pecado de Israel. Efraín (v. 11a; el
TM hace énfasis en este nombre) ha
perdido su gloria, la presencia vital de Dios. Porque el Señor es quien da vida
a Efraín, sin su presencia Efraín no experimentará nacimiento, ni embarazo, ¡ni aun concepción!
La ironía se ve aún más por el uso enfático del nombre Efraín que viene del verbo que significa “ser fecundo”. Aun si los de Efraín tuvieran hijos, Dios declara que los mataría totalmente. Sin el Señor no hay fecundidad.
El texto del v. 13 presenta varios problemas al traductor. La RVA reconoce la dificultad con su nota acerca de las palabras roca y pradera. Su traducción siempre resulta difícil de entender. De todos modos, Dios declara que Efraín no tiene asegurada la fertilidad por medio de sus hijos, sino que los está guiando a la muerte.
Oseas interrumpe el discurso divino con la oración del v. 14. En la RVA se lee como un eco por el profeta de la muy justa sentencia expresada por el mismo Juez Divino en los vv. 11 al 13. El Señor propone severos castigos, pero Oseas intercede pidiendo que haya solamente un castigo más suave. Lo que él propone es el no tener hijos; esto sería mejor que tenerlos y luego verlos morir.
No obstante, Dios sigue con su discurso. Señala que
Gilgal es el punto central del pecado de Israel. Por un lado, “Gilgal”
probablemente es una sinécdoque (figura retórica
que usa una parte por el todo) para todos los centros de culto donde
Israel adora a Dios como si fuera Baal. Pero por otro lado Gilgal se nombra
como el sitio de su pecado presente, en paralelismo con Baal de Peor y su
pecado del pasado. El Señor “odia” (v. 15b) o toma aversión a Israel en Gilgal.
En Gilgal Israel llegó a ser enemigo de Dios. Como dice el comentarista Stuart:
· “¿Dónde está Gilgal? Al lado oeste del río Jordán, frente a Baal
de Peor. ¿Dónde están los israelitas?
Donde han estado siempre:
· No lejos de sus amantes ilegítimos como
Baal”.
Por eso, Dios echará a Israel de su “casa”, la tierra de Israel. Una vez más, empleando términos de la fecundidad Dios recalca que la meta de la adoración sincrética nunca se realizará precisamente porque no es una adoración pura y aceptable. Israel sufrirá el juicio completo.
Oseas termina la sección con otra interjección (v. 17). Esta vez expresa Oseas su aceptación y aprobación del juicio de Dios. Ahora no está dividido entre su pueblo y su Dios, sino que está completamente al lado del Señor. Es una victoria personal de Oseas que él puede afirmar: “Mi Dios…” (v. 17a). Reconoce que no tener esta entrega personal y total al Señor resulta en un “andar errante” como los del mundo que no conocen a Dios. Romper el pacto es perder la relación con el Dios que da la vida auténtica.
La Profecía Del Juicio. Os. 10:1-15.
¿A Dónde Nos Llevará La Religión Falsa?, 10:1-8.
Esta sección sigue empleando los términos de la fecundidad en
respuesta a la pregunta: ¿A dónde nos
llevará la religión falsa? Otra vez el punto de partida es que
tiempo atrás en su historia Israel tenía muchas bendiciones del Señor. Este es
el significado de la metáfora:
Ø Israel era… una vid exuberante (v. 1a).
Sin embargo, la palabra “exuberante” sugiere que todo no está bien con esta vid porque una palabra homófona significa “vacía” o “podrida”. Oseas declara que Israel es una vid que da fruto, pero a la vez se levanta la imagen de una vid estéril como se encuentra en Nah. 2:2.
Israel no entendió sus bendiciones como
producto de la gracia de Dios, sino que tomó la actitud mecánica del baalismo
en cuanto a ellas. Se pretendía conseguir las bendiciones por actos religiosos,
y por multiplicar altares (v. 1b), erigir y adornar piedras rituales. (v. 1c) Estos actos
religiosos eran vistos como una manera de ganar aún más, como una inversión en
el futuro:
Ø Entonces Oseas
declara que el corazón de Israel es engañoso, (v. 2a; jalaq H2505).
Esta palabra significa “hacer liso” y se usa para “adular, engañar”. No obstante, jalaq también significa “dividir”.
Ø ¿Será posible que Oseas quiera
decir que el corazón del pueblo está dividido entre el Señor y Baal y que por
eso serán hallados culpables (v. 2b)?
Ø Oseas está seguro
de que Dios mismo rechazará todo el culto de Israel y destruirá los
instrumentos de adoración (v. 2c).
La religión falsa de Israel conduce a un culto sin bendiciones.
El v. 3 también admite dos interpretaciones. En primer lugar,
parece que la RVA lo entiende como una esperanza de Oseas de que en el futuro
Israel reconocerá que sus problemas son producto de su culpa al no temer al
Señor. Dirán que no tienen rey por causa de su pecado y confesarán que sin el
temor de Dios aun un rey no podría garantizar bendiciones para Israel. Estas
palabras forman la conclusión de la primera parte de esta sección y se
presentan como las palabras de esperanza que hay después de un castigo futuro.
Otra posibilidad es que las palabras sean
una representación de la actitud que Oseas ve entre el pueblo. Tomadas así, son
el inicio de la presentación de los pecados verdaderos de Israel. Por supuesto
Israel no diría con tales palabras: “No hemos
temido al Señor”.
Sin embargo, es exactamente lo que sus acciones significan. Aunque algunos quieren interpretar la palabra “rey” como otro título de Dios, es mejor entenderla en su sentido político. Vez tras vez Israel se encuentra envuelto en golpes de estado, y pierde a un rey pero el nuevo rey no puede mejorar la situación.
En el v. 4 tenemos por qué los reyes son ineficaces: Hablan sólo palabras, es
decir que sus juramentos legales son falsos (juran
en vano, v. 4a). Entran en alianzas políticas inestables, y su “justicia”
(v. 4b; RVA trad. juicio; mishpat H4941) envenena toda la
tierra porque son en realidad “injusticias legales” (comp. Amo. 6:12). La frase
no es una declaración del juicio de Dios; tiene que ser una descripción de la “justicia”
que ofrecen los reyes de Israel.
Debemos notar que mis tampoco está en TM. La palabra campos (v. 4d; saday H7704) es una palabra poética en singular. Los vv. 3 y 4 muestran que la religión falsa arruina tanto al gobierno político como al culto espiritual de la nación.
Los vv. 5 al 8 presentan estos resultados en conjunto. Describen el día
cuando los asirios llevarán en cautividad a los dos, ídolo y rey (si el rey de
Samaria no es un título para Baal; ver arriba). En los vv. 5 y 6 se
anuncia que los habitantes de Samaria que habitualmente adoraron (“temer” = tener reverencia) al ídolo en Betel ahora se
lamentarán porque será llevado a Asiria como tributo. La RVA sigue la LXX y
otras versiones antiguas (ver nota en la RVA).
El TM en vez de “becerro”
usa “novillas” de Betavén.
Puede interpretarse como un plural de majestad y que la forma femenina indique
que Oseas tiene desprecio por el toroBaal. También existe la posibilidad de que
las “vacas de Betavén” sean
las devotas del ídolo, el “Habitante de Samaria” (en heb. es singular).
Entonces el v. 5 se traduciría: “Se conmovían a causa de las vacas de Betavén y el habitante
de Samaria”.
Sobre todo, hace énfasis en que todo el pueblo, incluso los sacerdotes del
ídolo (aquí en v. 5c usa komer
H3649, que en el AT., siempre se refiere al sacerdote pagano) que se gozaron
en la presencia del oro que adornó al becerro:
· Se entristecerá por la pérdida del ídolo (v. 6),
· Del rey (v.
7), y
· De los centros culto (v. 8).
El fin de la religión falsa es la vergüenza: Israel será avergonzado por
su consejo (v. 6c). En vez de “consejo” probablemente sería mejor traducir “desobediencia,
rebelión o conflicto” como en Salm. 13:2 y
106:43. La desobediencia de Israel ha provocado la pérdida de todo.
La muerte parece mejor que la vida y el pueblo clama por un terremoto que termine todo (v. 8d). Sin embargo, no es solo que quiere la paz de la muerte. Israel busca cubrir su vergüenza, quiere todavía esconderse de su Dios y su ira. Clamará el pueblo, pero no responderán ni los montes ni las colinas. No habrá en donde esconderse.
12. El Fin Viene. Os. 10:9-15.
Que los vv. 9 al 15 formen la próxima
sección se ve por la repetición de la palabra batalla al principio (v. 9c) y al final (v. 14c) de
la unidad.
También la doble iniquidad del v. 10b
encuentra su equivalencia en el v. 15, gran maldad (lit., “maldad de maldad”, una duplicación
de la palabra heb. raah H7451). Con
una variedad de metáforas la sección anuncia
el fin de Israel y los motivos para esto.
v El Primer Motivo Para El Fin Es Que Ellos
Han Permanecido En Los Pecados De Gabaa (v.
9).
Los inicuos de Gabaa sufrieron guerra en
el pasado, y los del presente sufrirán igualmente por motivo de esta “doble iniquidad”
en Gabaa. ¿Qué
es esta doble iniquidad? Sin duda los eventos de Jueces 19-21 forman
una parte del pecado de Gabaa. El crimen sexual y la guerra que resultó se ven
como el pecado y su castigo.
Sin embargo, se menciona un doble pecado. Por eso, hay
algunos que notan que Gabaa es la ciudad de Saúl, el primer rey de Israel.
Según ellos, Oseas considera la monarquía como un pecado. Entonces los dos
pecados de Gabaa serían ese pecado sexual y la monarquía que comenzó con Saúl.
Pero Saúl no fue proclamado rey en Gabaa sino en Gilgal y Milpa.
Otros creen que los dos pecados son los
pecados sexuales del pasado y del presente, y que el nombre no debe entenderse
aquí como el lugar Gabaa, sino un término genérico que se traduciría “los collados”,
y que sería un símbolo para todo Israel. Un estudio de Jueces 19-21 sugiere
todavía otra interpretación de la frase doble iniquidad. Estos capítulos,
juntamente con 17 y 18, forman la última sección del libro de Jueces.
Probablemente esta colección circuló oralmente en forma independiente en el
territorio de Efraín antes del año 721 a. de J.C.
Véase Parte IV:
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