martes, 11 de abril de 2023

Evidencias Del Cristo Resucitado: Hechos 10:41.

 

Evidencias Del Cristo Resucitado:

No a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”. (Hech. 10:41).

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Uno de los momentos esenciales en la historia de la salvación durante el cual Jesús, pocos días después de haber muerto en la cruz y de haber sido puesto en el sepulcro en la tarde del Viernes Santo, fue levantado corporalmente para iniciar un nuevo orden de vida. Este tremendo acto del poder creador de Dios (Rom. 4:24s; 2 Cor. 4:14; Ef. 1:20) no se produjo ante testigos ni es descrito en el Nuevo Testamento (compare el relato fantástico del Evangelio de Pedro 6-12, [apócrifo]), pero a lo largo de todo el Nuevo Testamento se proclama como un hecho indubitable (Hch. 1:3) o se propone como base innegable de muchas bendiciones actuales y futuras.

Aunque la resurrección de Cristo garantiza la de quienes creen en Él, no deja de ser única en su género, ya que es por definición la resurrección del MESÍAS el Hijo de Dios (Rom. 1:4). Aun los milagros de Jesús al volver a la vida a la hija de Jairo (Mr. 5:21-43), al joven de Naín (Lc. 7:11-17), a Lázaro (Jn. 11:17-44) y a otros (Mt. 11:5) no se describen estrictamente como "resurrecciones", porque las personas resucitadas volvieron a morir (comp. Hch. 9:36-42; 20:7-12; muerte). En cambio, Jesucristo inició por su resurrección una etapa decisiva y final en la historia humana (Rom. 6:9).

1.      Enseñanza De Jesucristo:

El Señor habló a menudo de su sufrimiento y pasión venidera, pero no dejó de incluir la nota de triunfo final. Aun el lenguaje figurado tomado del Antiguo Testamento y del judaísmo posterior implica que Dios a la larga iba a reivindicar públicamente al justo sufriente. Basándose sin duda en pasajes como Isaías 52:13-53:12 y Os. 6:2 (en el tercer día nos resucitará), Jesús predijo su propia resurrección (Mr. 8:31s; 9:31; 10:33s; Lc. 13:32s) y reivindicación en GLORIA (Mt. 12:40; Mr. 9:1; 10:35-40; 14:62; Lc. 22:15-18).

Pero los discípulos no comprendieron la predicción (Mr. 9:9s; Jn. 20:9) porque la doctrina popular colocaba la RESURRECCIÓN de los muertos al final de los tiempos, junto con el JUICIO, y no dentro de la historia.

2.      Pruebas Del Hecho Histórico:

Con todo, Dios hizo lo inesperado. Después de ser sepultado honorablemente y poco antes del atardecer del viernes, el cuerpo de Jesús permaneció en el sepulcro durante tres días. Según la costumbre judía de contar como día entero cualquier fracción del mismo, el primer día sería un par de horas del viernes (el sábado comenzaba desde las seis de la tarde de nuestro viernes), el segundo día correría desde las seis de la tarde del viernes hasta las seis de la tarde del sábado y el tercer día comprendería las horas restantes hasta el momento, para nosotros desconocido, cuando el Señor salió vivo de la tumba (en todo caso, antes de que llegaran las mujeres a la tumba, en la madrugada del domingo). Esta explicación satisface las demandas aun de la expresión hebraica "después de tres días" (Mt. 8:31).

3.      La Tumba Vacía:

Hay muchas pruebas de que Jesús realmente fue sepultado (en la predicación primitiva, Hch. 13:29; Rom. 6:4; 1 Cor. 15:4; y en los relatos evangélicos, Mr. 15:42-47; Jn. 19:38-42) en un sitio reconocible poco después (Mr. 15:47) para contrarrestar los rumores de que las mujeres se equivocaron de tumba. Y, por tanto, el hecho de hallar vacía la tumba el domingo (DÍA DEL SEÑOR) es de gran valor como prueba; sobre este punto los Evangelios dan testimonio unánime (Mr. 16:1-8; Jn. 20:1-10).

Sobre los nombres y el número de las mujeres que fueron a la tumba hay menos acuerdo, como también respecto a las figuras angelicales que aparecen cerca del lugar donde yacía el cuerpo. Pero tales diferencias se deben a puntos de vista y propósitos divergentes de los evangelistas.

Las mujeres hallaron rodada a un lado la enorme piedra que tapaba la entrada de la tumba y temieron que alguien hubiera robado el cuerpo (Jn. 20:2, 15). Lejos de ser resultado imaginario de los fervientes deseos de los cristianos, la tumba vacía sorprendió a todos. La teoría de que los mismos discípulos robaron el cuerpo, sostenida por los judíos en la época de los evangelistas (Mt. 28:13ss), es sicológicamente imposible. La mera existencia de tal teoría prueba que los opositores del evangelio no pudieron negar la realidad del sepulcro vacío ni reponer ellos mismos el cadáver.

Además, uno de los evangelistas relata que durante el sábado una guardia romana fue apostada en la tumba y esta fue sellada por parte del sanedrín (Mt. 27:62-28:15), precaución que hace inverosímil toda hipótesis de un robo (comp. también Jn. 20:3-8). El énfasis de los Evangelios, pues, en la tumba vacía indica que los primeros cristianos entendían la resurrección en términos corporales; como judíos, no concebían una resurrección "espiritual" que dejara el cadáver en los lazos de la muerte.

4.       Las Apariciones Del Resucitado:

Según Lucas, el período de las apariciones duró cuarenta días (Hch. 1:3) y terminó con la ASCENSIÓN. Pero Pablo afirmó ser también parte de la misma serie de testigos (1 Cor. 15:8), gracias a la aparición que le fue concedida unos tres años después (Hch. 9:3-8; 22:6-11; 26:12-18). En este caso, él fue el único testigo (con posible excepción de Jacobo) que no había creído en Jesucristo antes; generalmente las apariciones no tuvieron el propósito de incitar a la fe, sino el de confirmar la de los que ya eran cristianos.

Los evangelistas se esfuerzan por mostrar que el Cristo resucitado es idéntico al Jesús terrenal, a pesar de las diferencias que embargan al principio los ojos de los discípulos para no reconocerle (Lc. 24:16; Jn. 21:4). El Señor come y bebe con ellos (Lc. 24:41ss; Hch. 10:41) y permite que lo palpen (Jn. 20;27; comp. Mt. 28:9 y Jn. 20:17); en su cuerpo aún conservaba las marcas de su pasión (Lc. 24:39s; Jn. 20:20).

Con todo, el Resucitado tiene nuevas condiciones que antes solamente habían sido presagiadas en la TRANSFIGURACIÓN (Mr. 9:9): Jesús desaparece de la vista de sus discípulos (Lc. 24:31) y pasa a través de puertas cerradas (Jn. 20:19, 26). Tales condiciones solo podían pertenecer a un CUERPO "espiritual" (1 Cor. 15:44) o "glorificado" (comp. 1 Cor. 15:43; Filp. 3:21), tipo del cuerpo que el cristiano recibirá en la resurrección de los justos.

Todavía más decisivas para la fe de los discípulos fueron las apariciones de Jesucristo, variadas y convincentes. He aquí una lista:

4.1.   En Judea:

 

I. Se Apareció a:

A las mujeres.

Su Aparición a las Mujeres (vv. 9, 10). Esta aparición es relatada sólo por Mateo. Y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos, v. 9. He aquí, Jesús le sale al encuentro, diciendo: Salve—Este era el saludo usual; pero al provenir de labios de Jesús tenía un significado más elevado. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies ¡Qué acto tan propio de mujeres! y le adoraron.

Entonces Jesús les dice: No temáis V. 10. ¡Qué gratos recuerdos despertarían desde ahora estas palabras familiares, palabras pronunciadas ahora en un sentido más elevado, pero por los mismos labios!—id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán—El término hermanos aquí, tal vez, se refiere a sus hermanos según la carne (compre 13:55); porque sus hermanos en el sentido más elevado (véase Jn. 20:17) tuvieron varios encuentros con él en Jerusalén, antes que él fuera a Galilea, encuentros que no hubieran ocurrido si hubiesen sido los apóstoles las personas a quienes se mandaba ir a Galilea a verlo.

 

Lugar:

Jerusalén.

 

Día:

Domingo.

 

Referencias:

Mt. 28:9-10.

 

II. Se Apareció a:

A María Magdalena.

Jesús se aparece a María. La fe aún no había comenzado a aparecer en María. Estaba convencida de que el cuerpo había sido robado (13). Los ángeles no le dieron palabras de consuelo, sino de suave reproche. No debería haber estado llorando frente a la tumba vacía, pero no había ido más allá de la teoría del ladrón de tumbas.

Primero pensó que el jardinero era el culpable (15). Es fácil entender que confundió a Jesús con el jardinero debido a sus lágrimas. Cuando Jesús le hizo la misma pregunta que los ángeles, abruptamente expresó su pedido del cuerpo de Jesús. En este punto, Jesús estaría a sus espaldas, pero se dio vuelta inmediatamente al reconocer su voz.

El uso de su nombre por parte de Jesús muestra un toque de ternura. La palabra Raboni (16), que Juan traduce para beneficio de sus lectores gentiles, no es la más elevada confesión, pero demuestra una relación restaurada. Lo más probable es que el verbo suéltame (17), tradicionalmente traducido no me toques”, deba entenderse en el sentido de no sigas aferrándote a mí”. Esto no estaría en contradicción con la invitación a Tomás en el v. 27. Jesús implicaba que después de la ascensión habría una relación diferente, pero no indicaba que después de ese evento se permitiría tocarle, porque es claro que eso no hubiera sido comprensible. El hecho es que tocar no es la base para una fe permanente.

En el caso de Tomás, estaba dudando de la realidad de los informes de la resurrección. Jesús dijo a María que hiciera saber que subo (más bien que vuelvo”) en el sentido de un proceso continuado que aún no había alcanzado su clímax. La distinción entre mí y vuestro en este versículo es significativo porque establece la filiación de Jesús sobre un nivel diferente que la de los apóstoles. Cuando María anunció su experiencia (18), estaba más impresionada con su encuentro con el Señor que con el mensaje sobre la ascensión.

 

Lugar:

Jerusalén.

 

Día:

Domingo.

Referencias:

Jn. 20:11-18.

 

III. Se Apareció a:

A Pedro.

apareció a CefasPedro (Lc. 24:34). Esta verdad es confirmada por las profecías del Antiguo Testamento; muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este apóstol fue altamente favorecido, pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y la expresaba. Cuando los pecadores son hechos santos por la gracia divina, Dios hace que el recuerdo de los pecados anteriores los haga humildes, diligentes y fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en él.

Lc. 24.33, 34: Pablo también menciona que Jesús apareció a Pedro solo (1 Cor. 15:5). Este hecho no se incluye en los Evangelios. Jesús mostró interés personal por Pedro porque este se sintió completamente indigno después de negar a su Señor. A pesar de que Pedro se arrepintió, Jesús se acercó a él y lo perdonó. Muy pronto Dios lo usaría en la edificación de su Iglesia.

Mr. 16:7. El ángel hizo mención especial de Pedro para mostrar que, a pesar de la negación de este, Jesús no lo había negado. El seguía teniendo reservadas para Pedro grandes responsabilidades en la Iglesia que aún no había nacido.

El ángel dijo a los discípulos que se reunieran con Jesús en Galilea, tal como El mismo se los dijo antes (Mr. 14:28). Allí fue donde llamó a varios de ellos para que fueran "pescadores de hombres" (Mt. 4:19) y allí sería donde esta misión se reestablecería (Juan 21).

Pero los discípulos, llenos de temor, se mantuvieron tras puertas fuertemente cerradas en Jerusalén (Jn. 20:19). Jesús se reunió con ellos primero en Jerusalén (Lc. 24:36) y más tarde en Galilea (Juan 21). Luego regresó a Jerusalén desde donde ascendió a los cielos desde el Monte de los Olivos (Hech. 1:12).


Lugar:

Jerusalén.

 

Día:

Domingo.

 

Referencias:

Lc. 24:34; 1 Cor. 15:5; comp. Mr. 16:7.

 

IV. Se Apareció a:

A los caminantes de Emaús.

dos de ellos. Uno de ellos es identificado como Cleofás (v. 18); el otro podría haber sido su mujer (v. 32, nuestro corazón). Muchos identifican a Cleofás con la persona mencionada en Jn. 19:25, en cuyo caso el nombre de su mujer era María. Emaús. Su situación es incierta, aunque se hallaba a menos de 12 km de Jerusalén.

 

Lugar:

Emaús.

 

Día:

Domingo.

 

Referencias:

Lc. 24:13-31.

 

V. Se Apareció a:

A diez apóstoles.

Y como fue tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio—evidentemente no por la vía ordinaria de entrada—y díjeles: Paz a vosotros—no es el mero deseo de que su propia paz exaltada fuese de ellos (cap. 14:27), sino que la comunica a sus corazones, así como él les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras(Lc. 24:45).

Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado—no solamente la evidencia ocular y tangible de la realidad de su resurrección (véase Lc. 24:37-43), sino como por el poder de aquella resurrección dispensando toda su paz a los hombres. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez—Preparaos ahora a escucharle en nuevo carácter. Paz a vosotros; como me envió el Padre, así también yo os envío, etc.—Véase cap. 17:18. sopló—comunicación simbólica del Espíritu a ellos. y díjeles: Tomad el Espíritu Santo—una promesa y primicia de la efusión más abundante de Pentecostés.

A los que remitiereis los pecados, les son remitidos, etc.—En algún sentido literal y autorizado este poder nunca fue ejercido por uno de los apóstoles, y claramente no fue entendido nunca por ellos como poseído o comunicado a ellos. (Véase Mt. 16:19). El poder de entremeterse en la relación entre los hombres y Dios no ha podido ser dado por Cristo a sus ministros en ningún sentido sino ministerial o declarativo, como los intérpretes autorizados de su Palabra, mientras que, en las acciones de sus ministros, la naturaleza verdadera del poder a ellos encomendado se ve en el ejercicio de la disciplina eclesiástica.

Nótese: la precisión y el lujo de detalles que el autor presenta en el (Jn. 20:19). Aunque era una hora muy tarde, quizá cerca de la medianoche, siendo ya el segundo día de la semana según el método judío de calcular los días, Juan lo describe como el primero de la semana, o literalmente: “en el día aquel en el primero de sábados (ver v. 1). Los discípulos habían regresado de Emaús y era tarde cuando comenzaron el regreso, un viaje de unos 11 km (Lc. 24:29, 33).

Con la expresión estando las puertas cerradas, o bien cerradas”, Juan cumplió dos propósitos:

·      Recordaba que el miedo a los judíos seguía siendo una realidad,

·      Pero también quería aclarar que la entrada fue un milagro en sí.

Debemos entender que cerradas significa cerradas con llave”. Jesús no llamó a la puerta y nadie se la abrió. Solo Juan menciona este detalle y quiere dejar constancia de que Jesús pasó por la puerta cerrada (ver v. 26). Después de la resurrección, el cuerpo de Jesús no estaba sujeto a las leyes del cuerpo físico, pues no era visible ni tangible; sin embargo, él se hizo visible y tangible para convencer a los discípulos de la realidad de su resurrección.

Plummer comenta que antes de la crucifixión era visible a menos que deseara ser invisible, pero después de la resurrección era invisible a menos que deseara manifestarse visible (ver Lc. 24:31). El grupo reunido incluía a los once, pero también a otros de sus seguidores, quizás incluyendo a las mujeres (ver Lc. 24:33).

La salutación “¡Paz a vosotros!”, shalom en hebreo, expresa el mismo deseo que Jesús les comunicó en las últimas palabras antes de su arresto y crucifixión (14:27; 16:33; ver 1 Sam. 25:6; Lc. 24:36). Se piensa que los discípulos estaban reunidos en el mismo aposento alto donde Jesús comió la última cena con ellos.

Morris comenta que, después de la conducta de los discípulos durante el arresto y los juicios, ellos podrían esperar una reprensión, pero recibieron una promesa de paz. Sin embargo, Marcos relata que Jesús les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado (16:14).

Jesús les mostró las manos y el costado para asegurarles que era el mismo que había sido crucificado, es decir, una prueba inconfundible de su identidad y de su misión cumplida.

Hull comenta que las marcas en sus manos y costado eran prueba de la victoria por la cual él había hecho posible la verdadera paz que les había prometido. Ellos no habían creído por el testimonio de algunos de los suyos que habían visto al Señor resucitado, pero ya no tendrían más dudas y por eso el tremendo gozo que sentían. El gozo es una de las bendiciones fundamentales que pertenece a los miembros del reino de Dios (ver Is. 25:6–9; 54:1–5; 61:1–3).

Él seguía siendo el Jesús que había caminado con ellos, pero también ahora lo reconocen como su Señor en el sentido absoluto del título, uno digno de su adoración. De aquí en adelante Juan empleará este título al referirse a Jesús. La promesa que Jesús les hizo en el aposento alto de que vendría a ellos (14:18), que ellos lo verían (14:19) y que su tristeza se transformaría en gozo (15:11; 16:20–24), ahora se cumplía.

 

Lugar:

Jerusalén.

 

Día:

Domingo.

 

Referencias:

Lc. 24:36-49; Jn. 20:19-23; tal vez = 1 Cor. 15:5.

 

VI. Se Apareció a:

A once apóstoles.

Y ocho días despuésel primer día de la semana siguiente. Probablemente ellos se reunieron todos los días durante la semana anterior, pero su Señor a propósito reservó su segunda presentación entre ellos hasta el siguiente domingo, para poder así inaugurar las preciosas santidades del Día del Señor (Ap. 1:10). estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz a vosotros. Luego dice a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos … métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel—“Hay algo rítmico en estas palabras, y a propósito son expresadas en las palabras de Tomás mismo, para causarle vergüenza”. Pero ¡con qué condescendencia y suavidad es hecho esto!

Tomás respondió, y díjole: ¡Señor mío, y Dios mío! Que no hizo Tomás lo que Jesús le invitó a hacer, y lo que él había hecho la condición de creer, parece claro por el v. 29 (“Porque me has visto, Tomás, creíste”). Él está abrumado, y la gloria de Cristo ahora brilla en él. Su exclamación sobrepuja todo lo que había sido dicho ya, ni puede ser sobrepujada por cosa que sea expresada en la tierra o en el cielo. Por el paralelo llamativo en Natanael, véase la nota acerca del cap. 1:49. La invasión sociniana de la suprema divinidad de Cristo enseñada aquí—como si fuera una mera invocación a Dios en un arrebato de asombro—no es digna de nuestra atención, excepto por la blasfemia que atribuye a este discípulo, y los extremos a que los muestra a ellos reducidos por argumentos.

Porque me has visto, Tomás, creíste—palabras de alabanza medida, más de reprensión indirecta y sin duda penosamente sentida: en otras palabras: “Tú en efecto has creído; está bien; pero es sólo por la evidencia de tus sentidos, y después de rechazar perentoriamente toda evidencia menos de aquélla”. bienaventurados los que no vieron y creyeron—“Maravillosa de veras, y rica en bendiciones para nosotros, los que no lo hemos visto, es esta palabra final del Evangelio”.

La conexión de estos versículos con las últimas palabras del v. 29, es hermosa: es decir: “Y en efecto, así como el Señor pronunció bienaventurados los que, sin haberle visto han creído, así para aquel solo fin han sido registrados todos los contenidos de este Evangelio, para que todos los que lo lean, crean en él, y creyendo tengan vida en. aquel nombre bendito”. muchas otras señales—milagros. Estas empero son escritas—como ejemplos suficientes. el Cristo, el Hijo de Dios—el uno su título oficial, el otro su título personal. creyendo, tengáis vida—Véanse cap. 6:51-54.

 

Lugar:

Jerusalén.  

 

Día:

Domingo. Una semana después.

 

Referencias:

Jn. 20:26-31; 1 Cor. 15:5.

 

VII. Se Apareció a:

A "11 Discípulos”.

Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables: La resurrección de Cristo es la piedra angular del cristianismo y el acontecimiento con que se inicia el libro de los Hechos (2:32, 33). El reino de Dios fue un tema destacado en las enseñanzas de Jesús.

El Señor comenzó a establecer y enseñar sobre el reino de Dios a través del poder el Espíritu (Lc. 4:18-19), y aquí está próximo a transferir ese poder y responsabilidad a sus discípulos, bautizándolos con el mismo Espíritu que le preparó para su ministerio.

 

Lugar:

Jerusalén.

 

Día:

Domingo. 40 días después.

 

Referencias:

Hch. 1:3-12; comp. los "apóstoles" de 1:2; quizás 1 Cor. 15:7; Lc. 24:44-53s; comp. v. 33.

4.2.    Probablemente en Galilea:

 

VIII. Se Apareció a:

A once apóstoles.

Los once, Judas se había suicidado.

toda potestad. La Gran Comisión que sigue está basada en y, respaldada por, la autoridad del Señor resucitado y exaltado, que promete estar siempre presente con su pueblo.

haced discípulos a todas las naciones. Este es el único precepto de la comisión. Está rodeado de 3 participas:

·      id (lit., yendo),

·      bautizándolos y

·      enseñándoles (v. 20).

Esta es la tarea misionera de la iglesia. en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Aquí hay una evidencia de la Trinidad en Dios:

·      Un solo Dios (el nombre) que subsiste en tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo).

Cada una de ellas se distingue de las otras dos; cada una posee todos los atributos divinos; con todo, las tres son un solo Dios. Este es un misterio que ninguna analogía ilustra satisfactoriamente.

 

Lugar:

Galilea.  

 

Día:

¿…?

 

Referencias:

Mt. 28:16-20; compare Mr. 16:15, 18.

 

IX. Se Apareció a:

A más de quinientos (500) hermanos.

quinientos hermanos. La referencia de éstos y de otros testigos de la resurrección de Cristo es de gran valor apologético, especialmente a la vista del hecho de que la Resurrección estaba siendo aún atestiguada por testigos que vivían 25 años después del acontecimiento.

 

Lugar:

¿…?

 

Día:

¿…?

 

Referencias:

1 Cor. 15:6.

 

X. Se Apareció a:

A Jacobo.  (Santiago medio hermano de Jesús).

Apareció a Jacob. El medio hermano de nuestro Señor y autor de la Epístola de Santiago (compare Jn. 7:5; Hechos 1:14) Esta aparición no se menciona en ningún otro lugar del NT.

 

Lugar:

¿…?

 

Día:

¿…?

 

Referencias:

1 Cor. 15:7.

 

XI. Se Apareció a:

A siete discípulos.

Los discípulos habían dejado Jerusalén y llegado a Galilea. Sólo en Juan aparece el nombre del lago como mar de Tiberias. No tenemos que dar un significado simbólico al hecho de que se mencionen siete discípulos en el v. 2. Es digno de notarse que no aparece el nombre de los hijos de Zebedeo, lo que concuerda con la idea de Juan, de que uno de ellos era el autor del Evangelio.

Hay varios paralelos interesantes entre el episodio de la pesca y el de Lc. 5:1-11. La observación de Juan aquí de que habían pasado una noche sin resultados puede ser una sugerencia simbólica (aún era noche en el sentido espiritual), pero lo más probable es que fuera otra reminiscencia de un testigo ocular. Sin embargo, hay un evidente principio espiritual, porque la situación fue transformada por la presencia de Jesús.

se había despojado de ella (v. 7). I, es, él se había preparado para trabajar, de modo que no estaba completamente vestido. Pedro nadó hasta la orilla, mientras que los demás siguieron en la barca, arrastrando la red tras ellos mientras remaban hacia la orilla.

Las tres negaciones de Pedro son aquí compensadas por tres declaraciones de su amor a Cristo (vv. 15-17). Es probable que, en estos versículos, Juan usara los dos términos de amor como sinónimos a fin de incluir todos los aspectos (emocional, intelectual, etc. …) del amor (cap. 3:35, agapao, con 5:20, phileo). ¿más que estos? Significa más que los otros discípulos (comp. Mt. 26:33; Mr. 14:29). Pastores (v. 16) es una palabra diferente de la usada en los vv. 15 y 17 y significa atender.


Lugar:

Galilea

 

Día:

¿…?

 

Referencias:

Jn. 21:1-25.

5.      La Experiencia Del Cristo Viviente:

Para fundamentar la fe, era más importante la seguridad de que Jesucristo vivía y reinaba en la IGLESIA y en el cosmos que un acontecimiento en el pasado. La certeza de que Cristo vive en uno (Gál. 2:20) y en su pueblo por el poder de su resurrección (Filp. 3:10) y la convicción de las señales de su señorío (Hch. 2:33; 3:15s; 4:30, etc.) eran parte del testimonio apostólico de la resurrección de Cristo (Hch. 4:33). Si bien es cierto que los TESTIGOS oculares eran indispensables en la predicación del evangelio (Hch. 1:21s; 10:41; 13:31), la bienaventuranza es aún para quienes no vieron con sus propios ojos (Jn. 20:29; comp. 17:20), porque el Espíritu Santo es también "testigo de estas cosas" (Hch. 5:32). La fundación y existencia continua de la iglesia de Cristo es, por tanto, una de las pruebas más fehacientes de la realidad de la resurrección (Mt. 28:18ss).

6.       Significado De La Resurrección:

Gran parte de la doctrina del Nuevo Testamento se basa en las implicaciones de la Resurrección. Con base en textos tales como Salmo 110:1 ("Jehová dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra"), los cristianos primitivos contemplaban la Resurrección como un acto de CREACIÓN con el cual Dios Padre puso su sello de aprobación sobre el ministerio de Jesús, y en especial sobre su obra expiatoria (Rom. 4:25; 8:34; Heb. 2:9).

La conquista del último enemigo, la muerte (1 Cor. 15:26) fue garantizada con la Resurrección (1 Cor. 15:54. s); por tanto, Jesucristo es declarado SEÑOR, SALVADOR y JUEZ victorioso sobre todas las autoridades malignas (1 P. 3:21s; comp. Ef. 1:21; Filp. 2:9ss; Heb. 2:5). Esta entronización de Jesucristo tiene grandes implicaciones para los creyentes en Él, ya que Él abrió "el camino nuevo y vivo" de acceso a Dios (Heb. 10:20). Vive e imparte su vida a los que se unen a Él por la fe (Jn. 14:19s; Ef. 2:5s), lo cual es una bendición que tendrá repercusiones en el futuro (Rom. 6:8, 13; 1 Cor. 6:14).

Concluyó:

Las evidencias de que las apariciones de Jesús no eran las de un espíritu son:

1) Las cicatrices en sus manos y en sus pies, así estará por la eternidad;

2) Podía ser palpado, tocado, mirado; y

3) Podía comer, cuerpo físico y transformado [fuera de los limites naturales, la física] (Lc. 24:43; Hech. 10:41).

palpad.1) La misma palabra se usa en 1 Jn. 1:1.


No a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”. (Hech. 10:41).

apareciese manifiesto, no a todo el pueblo—Porque no era propio que él se sujetase, en su condición de resucitado, a un segundo rechazo de su persona. sino a testigos que Dios antes había ordenado, a nosotros que comimos y bebimos con él—No fue menos cierto, pues, el hecho de su resurrección, aunque no se presentó ante la mirada general en su cuerpo resucitado.

 

Cristo se mostró a testigos que Dios antes había ordenado, a nosotros[apóstoles] que comimos y bebimos con él [Jesús].

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Nota y Bibliografía:

1) pselafao = (ψηλαφάω, G5584), palpar o andar a tientas, buscar a tientas (de psao = tocar), expresando el movimiento de las manos sobre una superficie a fin de sentirla. Se utiliza:

(a) Metafóricamente, de buscar a Dios (Hech. 17:27. «palpando»);

(b) Literalmente, de tocar o palpar físicamente (Lc. 24:39: «palpad»), en la invitación del Señor a los discípulos a aceptar la evidencia de su resurrección al estar él corporalmente entre ellos; 1 Jn. 1:1: «palparon», en el testimonio del apóstol, contra el error gnóstico de que Cristo había sido meramente una apariencia inmaterial, de que tanto él como sus compañeros de apostolado lo habían tocado; en Heb. 12:18 , del monte que «se podía palpar». (VINE).

-  EBDM VII, col. 166-175. J. Schmid, San Mateo, Herder, Barcelona, 1967, pp. 550-559.

-  P. Benoit, Pasión y resurrección del Señor, Fax, Madrid, 1971, pp. 254-377.

-  J. Comblin, La resurrección de Jesucristo, Lohlé, Buenos Aires, 1962.

-  F.X. Durwell, La resurrección de Jesús, misterio de salvación, Herder, Barcelona, 1962. VTB, pp. 687-691. DTB, col. 915-922.

-    e-Sword-the. LEDD.       

-    Biblia de Estudio RYRIE. Imitación cuero: Págs. 1052.

-    Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11/4/2023. MISIÓN BAUTISTA: Emanuel”. AA-HH Ciudadela de Noé.  Los Cardos Mz. E - Lt. 18. III Etapa.  Cel. 937-608382-Tumbes.

charlyibsh@hotmail.com

Visite: El Block ‘El Alfarero Restaurador’ “El Shaddai”.


Evidencias Del Cristo Resucitado:

Se Apareció a:

Lugar:

Día:

Referencias:

I

A las mujeres.

Jerusalén.

Domingo

Mt. 28:9-10.

II

A María Magdalena.

Jerusalén.

Domingo.

Jn. 20:11-18.

III

A Pedro.

Jerusalén.

Domingo.

Lc. 24:34; 1 Cor. 15:5; comp. Mr. 16:7.

IV

A los caminantes de Emaús.

Emaús.

Domingo.

Lc. 24:13-31.

V

A diez apóstoles.

Jerusalén.

Domingo.

Lc. 24:36-49; Jn. 20:19-23; tal vez = 1 Cor. 15:5.

VI

A once apóstoles.

Jerusalén.

Domingo. Una semana después.

Jn. 20:26-31; 1 Cor. 15:5.

VII

A "11 Discípulos”.

Jerusalén.

Domingo. 40 días después.

Hch. 1:3-12; comp. los "apóstoles" de 1:2; quizás 1 Cor. 15:7; Lc. 24:44-53s; comp. v. 33.

VIII

A once apóstoles.

Galilea. 

¿…?

Mt. 28:16-20; compare Mr. 16:15, 18.

IX

A más de quinientos (500) hermanos.

¿…?

¿…?

1 Cor. 15:6.

X

A Jacobo.  (Santiago medio hermano de Jesús).

¿…?

¿…?

1 Cor. 15:7.

XI

A siete discípulos.

Galilea

¿…?

Jn. 21:1-25.





 

 

 

 

 

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