Evidencias Del Cristo Resucitado:
“No a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”. (Hech. 10:41).
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Uno de los momentos
esenciales en la historia de la salvación durante el cual Jesús, pocos días
después de haber muerto en la cruz y de haber sido puesto en el sepulcro en la
tarde del Viernes Santo, fue levantado corporalmente para iniciar un nuevo
orden de vida. Este tremendo acto del poder creador de Dios (Rom. 4:24s; 2 Cor.
4:14; Ef. 1:20) no se produjo ante testigos ni es descrito en el Nuevo Testamento
(compare el relato fantástico del Evangelio de Pedro 6-12, [apócrifo]), pero a lo largo de todo el
Nuevo Testamento se proclama como un hecho indubitable (Hch. 1:3) o se propone
como base innegable de muchas bendiciones actuales y futuras.
Aunque la resurrección de Cristo garantiza la de quienes creen en Él, no deja de ser única en su género, ya que es por definición la resurrección del MESÍAS el Hijo de Dios (Rom. 1:4). Aun los milagros de Jesús al volver a la vida a la hija de Jairo (Mr. 5:21-43), al joven de Naín (Lc. 7:11-17), a Lázaro (Jn. 11:17-44) y a otros (Mt. 11:5) no se describen estrictamente como "resurrecciones", porque las personas resucitadas volvieron a morir (comp. Hch. 9:36-42; 20:7-12; muerte). En cambio, Jesucristo inició por su resurrección una etapa decisiva y final en la historia humana (Rom. 6:9).
1. Enseñanza De Jesucristo:
El Señor habló a menudo de su sufrimiento
y pasión venidera, pero no dejó de incluir la nota de triunfo final. Aun el
lenguaje figurado tomado del Antiguo Testamento y del judaísmo posterior
implica que Dios a la larga iba a reivindicar públicamente al justo sufriente.
Basándose sin duda en pasajes como Isaías 52:13-53:12 y Os. 6:2 (en el tercer día
nos resucitará), Jesús predijo su propia resurrección (Mr. 8:31s; 9:31;
10:33s; Lc. 13:32s) y reivindicación en GLORIA (Mt. 12:40; Mr. 9:1; 10:35-40; 14:62;
Lc. 22:15-18).
Pero los discípulos no comprendieron la predicción (Mr. 9:9s; Jn. 20:9) porque la doctrina popular colocaba la RESURRECCIÓN de los muertos al final de los tiempos, junto con el JUICIO, y no dentro de la historia.
2. Pruebas Del Hecho Histórico:
Con todo, Dios hizo lo inesperado. Después de ser sepultado honorablemente y poco antes del atardecer del viernes, el cuerpo de Jesús permaneció en el sepulcro durante tres días. Según la costumbre judía de contar como día entero cualquier fracción del mismo, el primer día sería un par de horas del viernes (el sábado comenzaba desde las seis de la tarde de nuestro viernes), el segundo día correría desde las seis de la tarde del viernes hasta las seis de la tarde del sábado y el tercer día comprendería las horas restantes hasta el momento, para nosotros desconocido, cuando el Señor salió vivo de la tumba (en todo caso, antes de que llegaran las mujeres a la tumba, en la madrugada del domingo). Esta explicación satisface las demandas aun de la expresión hebraica "después de tres días" (Mt. 8:31).
3. La Tumba Vacía:
Hay muchas pruebas de que Jesús realmente
fue sepultado (en
la predicación primitiva, Hch. 13:29; Rom. 6:4; 1 Cor. 15:4; y en
los relatos evangélicos, Mr. 15:42-47; Jn. 19:38-42) en un sitio reconocible
poco después (Mr. 15:47) para contrarrestar los rumores de que las mujeres se
equivocaron de tumba. Y, por tanto, el hecho de hallar vacía la tumba el
domingo (DÍA
DEL SEÑOR) es de gran valor como prueba; sobre este punto los
Evangelios dan testimonio unánime (Mr. 16:1-8; Jn. 20:1-10).
Sobre los nombres y el número de las
mujeres que fueron a la tumba hay menos acuerdo, como también respecto a las
figuras angelicales que aparecen cerca del lugar donde yacía el cuerpo. Pero
tales diferencias se deben a puntos de vista y propósitos divergentes de los
evangelistas.
Las mujeres hallaron rodada a un lado la
enorme piedra que tapaba la entrada de la tumba y temieron que alguien hubiera
robado el cuerpo (Jn. 20:2, 15). Lejos de ser resultado imaginario de los
fervientes deseos de los cristianos, la tumba vacía sorprendió a todos. La
teoría de que los mismos discípulos robaron el cuerpo, sostenida por los judíos
en la época de los evangelistas (Mt. 28:13ss), es sicológicamente imposible. La
mera existencia de tal teoría prueba que los opositores del evangelio no
pudieron negar la realidad del sepulcro vacío ni reponer ellos mismos el
cadáver.
Además, uno de los evangelistas relata que durante el sábado una guardia romana fue apostada en la tumba y esta fue sellada por parte del sanedrín (Mt. 27:62-28:15), precaución que hace inverosímil toda hipótesis de un robo (comp. también Jn. 20:3-8). El énfasis de los Evangelios, pues, en la tumba vacía indica que los primeros cristianos entendían la resurrección en términos corporales; como judíos, no concebían una resurrección "espiritual" que dejara el cadáver en los lazos de la muerte.
4. Las
Apariciones Del Resucitado:
Según Lucas, el
período de las apariciones duró cuarenta días (Hch. 1:3) y
terminó con la ASCENSIÓN.
Pero Pablo afirmó ser también parte de la misma serie de testigos (1 Cor. 15:8),
gracias a la aparición que le fue concedida unos tres años después (Hch. 9:3-8;
22:6-11; 26:12-18). En este caso, él fue el único testigo (con posible excepción de Jacobo)
que no había creído en Jesucristo antes; generalmente las apariciones no
tuvieron el propósito de incitar a la fe,
sino el de confirmar la de los que ya eran cristianos.
Los evangelistas se esfuerzan por mostrar
que el Cristo resucitado es idéntico al Jesús terrenal, a pesar de las
diferencias que embargan al principio los ojos de los discípulos para no
reconocerle (Lc. 24:16; Jn. 21:4). El Señor come y bebe con ellos (Lc. 24:41ss;
Hch. 10:41) y permite que lo palpen (Jn. 20;27; comp. Mt. 28:9 y Jn. 20:17); en
su cuerpo aún conservaba las marcas de su pasión (Lc. 24:39s; Jn. 20:20).
Con todo, el Resucitado tiene nuevas condiciones que antes solamente habían sido presagiadas en la TRANSFIGURACIÓN (Mr. 9:9): Jesús desaparece de la vista de sus discípulos (Lc. 24:31) y pasa a través de puertas cerradas (Jn. 20:19, 26). Tales condiciones solo podían pertenecer a un CUERPO "espiritual" (1 Cor. 15:44) o "glorificado" (comp. 1 Cor. 15:43; Filp. 3:21), tipo del cuerpo que el cristiano recibirá en la resurrección de los justos.
Todavía más decisivas para la fe de los discípulos fueron las apariciones de Jesucristo, variadas y convincentes. He aquí una lista:
4.1. En Judea:
I. Se Apareció a:
A
las mujeres.
Su Aparición a las Mujeres (vv. 9, 10). Esta
aparición es relatada sólo por Mateo. Y mientras iban a dar las nuevas a sus
discípulos, v. 9. He aquí, Jesús le sale al encuentro, diciendo: Salve—Este
era el saludo usual; pero al provenir de labios de Jesús tenía un significado
más elevado. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies ¡Qué acto tan propio de mujeres!
y le adoraron.
Entonces Jesús les dice: No temáis V.
10. ¡Qué gratos recuerdos
despertarían desde ahora estas palabras familiares, palabras pronunciadas ahora
en un sentido más elevado, pero por los mismos labios!—id, dad las nuevas a
mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán—El término “hermanos”
aquí, tal vez, se refiere a sus hermanos según la carne (compre 13:55); porque
sus hermanos en el sentido más elevado (véase Jn. 20:17) tuvieron varios
encuentros con él en Jerusalén, antes que él fuera a Galilea, encuentros que no
hubieran ocurrido si hubiesen sido los apóstoles las personas a quienes se
mandaba ir a Galilea a verlo.
Jerusalén.
Día:
Domingo.
Mt.
28:9-10.
II. Se Apareció a:
A
María Magdalena.
Jesús se aparece a María. La fe aún no había comenzado a aparecer en María. Estaba convencida de que el cuerpo
había sido robado (13). Los ángeles no le dieron palabras de
consuelo, sino de suave reproche. No debería haber estado llorando frente a la tumba vacía,
pero no había ido más allá de la teoría del ladrón de tumbas.
Primero
pensó que el jardinero era el
culpable (15). Es fácil entender que confundió a Jesús con el jardinero debido a sus lágrimas. Cuando Jesús le hizo la misma
pregunta que los ángeles, abruptamente expresó su pedido del cuerpo de
Jesús. En este punto, Jesús estaría a
sus espaldas, pero se dio vuelta inmediatamente al reconocer su voz.
El uso de
su nombre por parte de Jesús muestra un toque de ternura. La palabra Raboni (16), que Juan traduce para beneficio de sus lectores
gentiles, no es la más elevada confesión, pero
demuestra una relación restaurada. Lo más probable es que el verbo suéltame (17),
tradicionalmente traducido “no me toques”, deba entenderse en
el sentido de “no sigas aferrándote a mí”. Esto no estaría en contradicción con la invitación a
Tomás en el v. 27. Jesús implicaba que después de la ascensión habría
una relación diferente, pero no indicaba
que después de ese evento se permitiría tocarle, porque es claro que eso no hubiera sido comprensible. El hecho es que “tocar” no es la base para una fe permanente.
En el
caso de Tomás, estaba dudando de la realidad de los informes de la resurrección. Jesús dijo a María que
hiciera saber que subo (más bien que “vuelvo”) en el
sentido de un proceso continuado que aún no había alcanzado su clímax. La distinción entre mí y vuestro en
este versículo es significativo porque establece la filiación
de Jesús sobre un nivel diferente que la de los apóstoles. Cuando María anunció su experiencia
(18), estaba más impresionada con su encuentro con el Señor
que con el mensaje sobre la ascensión.
Lugar:
Jerusalén.
Día:
Domingo.
Referencias:
Jn.
20:11-18.
III. Se Apareció a:
A
Pedro.
apareció a Cefas—Pedro (Lc. 24:34). Esta verdad es confirmada por las profecías
del Antiguo Testamento; muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este
apóstol fue altamente favorecido, pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y
la expresaba. Cuando los pecadores son hechos santos por la gracia divina, Dios
hace que el recuerdo de los pecados anteriores los haga humildes, diligentes y
fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en él.
Lc. 24.33, 34: Pablo
también menciona que Jesús apareció a Pedro solo (1 Cor. 15:5). Este hecho no se incluye en los
Evangelios. Jesús
mostró interés personal por Pedro porque este se sintió completamente
indigno después de negar a su Señor. A pesar
de que Pedro se arrepintió, Jesús se acercó a él y lo perdonó. Muy pronto Dios
lo usaría en la edificación de su Iglesia.
Mr. 16:7.
El ángel hizo mención especial de Pedro para mostrar que, a pesar de la
negación de este, Jesús no lo había negado. El seguía teniendo reservadas para
Pedro grandes responsabilidades en la Iglesia que aún no había nacido.
El ángel
dijo a los discípulos que se reunieran con Jesús en Galilea, tal como El mismo
se los dijo antes (Mr. 14:28). Allí fue donde llamó a varios de ellos para que
fueran "pescadores de hombres" (Mt. 4:19) y allí sería donde esta misión se
reestablecería (Juan 21).
Pero los discípulos, llenos de temor, se mantuvieron tras puertas fuertemente cerradas en Jerusalén (Jn. 20:19). Jesús se reunió con ellos primero en Jerusalén (Lc. 24:36) y más tarde en Galilea (Juan 21). Luego regresó a Jerusalén desde donde ascendió a los cielos desde el Monte de los Olivos (Hech. 1:12).
Lugar:
Jerusalén.
Día:
Domingo.
Referencias:
Lc.
24:34; 1 Cor. 15:5; comp. Mr. 16:7.
IV. Se Apareció a:
A
los caminantes de Emaús.
dos de ellos. Uno de ellos es identificado como Cleofás (v. 18); el otro podría haber sido su mujer (v. 32, “nuestro corazón”). Muchos identifican
a Cleofás con la persona
mencionada en Jn. 19:25, en cuyo caso el nombre de su mujer era María. Emaús. Su situación es incierta, aunque se hallaba a menos de
12 km de Jerusalén.
Lugar:
Emaús.
Día:
Domingo.
Referencias:
Lc.
24:13-31.
V. Se Apareció a:
A
diez apóstoles.
Y como fue
tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde
los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en
medio—evidentemente no por
la vía ordinaria de entrada—y díjeles: Paz a vosotros—no es el
mero deseo de que su propia paz exaltada fuese de ellos (cap. 14:27), sino que
la comunica a sus corazones, así como él “les abrió el sentido, para que entendiesen
las Escrituras” (Lc. 24:45).
Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado—no solamente la evidencia ocular y tangible de la
realidad de su resurrección (véase Lc. 24:37-43), sino como por “el poder de aquella resurrección”
dispensando toda su paz a los hombres. Y los discípulos se gozaron viendo al
Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez—Preparaos ahora a escucharle en nuevo carácter. Paz a vosotros; como me envió el Padre, así también yo
os envío, etc.—Véase cap. 17:18. sopló—comunicación
simbólica del Espíritu a ellos. y díjeles: Tomad el Espíritu Santo—una promesa y primicia de la efusión más abundante de
Pentecostés.
A los que
remitiereis los pecados, les son remitidos, etc.—En algún sentido literal y autorizado este poder nunca fue
ejercido por uno de los apóstoles, y claramente no fue entendido nunca por
ellos como poseído o comunicado a ellos. (Véase
Mt. 16:19). El poder de entremeterse en la relación entre los hombres y Dios no
ha podido ser dado por Cristo a sus ministros en ningún sentido sino
ministerial o declarativo, como los intérpretes autorizados de su Palabra,
mientras que, en las acciones de sus ministros, la naturaleza verdadera del
poder a ellos encomendado se ve en el ejercicio de la disciplina eclesiástica.
Nótese: la precisión y el lujo de detalles que el autor presenta
en el (Jn. 20:19). Aunque era una hora muy tarde, quizá cerca de
la medianoche, siendo ya el segundo día de la semana según el método judío de
calcular los días, Juan lo describe como el primero de la semana, o literalmente: “en el día aquel en el primero de sábados” (ver v. 1). Los discípulos habían regresado de Emaús y
era tarde cuando comenzaron el regreso, un viaje de unos 11 km (Lc. 24:29, 33).
Con la
expresión estando las puertas cerradas, o “bien cerradas”, Juan
cumplió dos propósitos:
·
Recordaba
que el miedo a los judíos seguía siendo una realidad,
·
Pero
también quería aclarar que la entrada fue un milagro en sí.
Debemos
entender que cerradas significa “cerradas con llave”. Jesús no llamó a la puerta y nadie se la abrió. Solo
Juan menciona este detalle y quiere dejar constancia de que Jesús pasó por la
puerta cerrada (ver v. 26). Después de la resurrección, el cuerpo de Jesús no
estaba sujeto a las leyes del cuerpo físico, pues no era visible ni tangible;
sin embargo, él se hizo visible y tangible para convencer a los discípulos de
la realidad de su resurrección.
Plummer
comenta que antes de la crucifixión era visible a menos que deseara ser
invisible, pero después de la resurrección era invisible a menos que deseara
manifestarse visible (ver Lc. 24:31). El grupo reunido incluía a los once, pero
también a otros de sus seguidores, quizás incluyendo a las mujeres (ver Lc.
24:33).
La
salutación “¡Paz a vosotros!”, shalom en hebreo, expresa el mismo deseo que Jesús les
comunicó en las últimas palabras antes de su arresto y crucifixión (14:27;
16:33; ver 1 Sam. 25:6; Lc. 24:36). Se piensa que los discípulos estaban reunidos
en el mismo aposento alto donde Jesús comió la última cena con ellos.
Morris
comenta que, después de la conducta de los discípulos durante el arresto y los
juicios, ellos podrían esperar una reprensión, pero recibieron una promesa de
paz. Sin embargo, Marcos relata que Jesús “les reprendió por su incredulidad y dureza
de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado” (16:14).
Jesús les
mostró las manos y el costado para asegurarles que era el mismo que había sido
crucificado, es decir, una prueba inconfundible de su identidad y de su misión
cumplida.
Hull
comenta que las marcas en sus manos y costado eran prueba de la victoria por la
cual él había hecho posible la verdadera paz que les había prometido. Ellos no
habían creído por el testimonio de algunos de los suyos que habían visto al
Señor resucitado, pero ya no tendrían más dudas y por eso el tremendo gozo que
sentían. El gozo es una de las bendiciones fundamentales que
pertenece a los miembros del reino de Dios (ver Is. 25:6–9; 54:1–5; 61:1–3).
Él seguía
siendo el Jesús que había caminado con ellos, pero también ahora lo reconocen
como su Señor en el sentido absoluto del título, uno digno de su adoración. De
aquí en adelante Juan empleará este título al referirse a Jesús. La promesa que
Jesús les hizo en el aposento alto de que vendría a ellos (14:18), que ellos lo
verían (14:19) y que su tristeza se transformaría en gozo (15:11; 16:20–24), ahora se cumplía.
Jerusalén.
Día:
Domingo.
Referencias:
Lc.
24:36-49; Jn.
20:19-23; tal vez = 1 Cor. 15:5.
VI. Se Apareció a:
A
once apóstoles.
Y ocho días después—el
primer día de la semana siguiente.
Probablemente ellos se reunieron todos los días durante la semana anterior,
pero su Señor a propósito reservó su segunda presentación entre ellos hasta el
siguiente domingo, para poder así inaugurar las preciosas santidades del Día
del Señor (Ap. 1:10). estaban otra vez sus discípulos
dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio,
y dijo: Paz a vosotros. Luego dice a Tomás:
Mete tu dedo aquí, y ve mis
manos … métela en mi costado: y no
seas incrédulo, sino fiel—“Hay algo
rítmico en estas palabras, y a propósito son expresadas en las palabras de
Tomás mismo, para causarle vergüenza”. Pero ¡con
qué condescendencia y suavidad es hecho esto!
Tomás respondió, y díjole: ¡Señor mío, y Dios mío! Que no hizo Tomás lo que Jesús le invitó a hacer, y lo
que él había hecho la condición de creer, parece claro por el v. 29 (“Porque me has visto, Tomás, creíste”). Él está
abrumado, y la gloria de Cristo ahora brilla en él. Su exclamación sobrepuja
todo lo que había sido dicho ya, ni puede ser sobrepujada por cosa que sea
expresada en la tierra o en el cielo. Por el paralelo llamativo en Natanael,
véase la nota acerca del cap. 1:49. La “invasión”
sociniana de la suprema divinidad de Cristo enseñada aquí—como si fuera una mera invocación a Dios
en un arrebato de asombro—no es digna de
nuestra atención, excepto por la blasfemia que atribuye a este discípulo, y los
extremos a que los muestra a ellos reducidos por argumentos.
Porque me
has visto, Tomás, creíste—palabras
de alabanza medida, más de reprensión indirecta y sin duda penosamente sentida: en otras palabras: “Tú en efecto has creído; está bien; pero es
sólo por la evidencia de tus sentidos, y después de rechazar perentoriamente
toda evidencia menos de aquélla”. bienaventurados los que no vieron y creyeron—“Maravillosa de veras, y rica en bendiciones para nosotros, los
que no lo hemos visto, es esta palabra final del Evangelio”.
La
conexión de estos versículos con las últimas palabras del v. 29, es hermosa: es decir: “Y en efecto, así como el Señor pronunció
bienaventurados los que, sin haberle visto han creído, así para aquel solo fin
han sido registrados todos los contenidos de este Evangelio, para que todos los
que lo lean, crean en él, y creyendo tengan vida en. aquel nombre bendito”. muchas otras señales—milagros. Estas empero son escritas—como ejemplos suficientes. el Cristo, el Hijo de Dios—el uno su título oficial, el otro su título personal.
creyendo, tengáis vida—Véanse cap. 6:51-54.
Lugar:
Jerusalén.
Día:
Domingo. Una semana después.
Referencias:
Jn.
20:26-31; 1 Cor. 15:5.
VII. Se Apareció a:
A
"11
Discípulos”.
Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables: La resurrección de
Cristo es la piedra angular del cristianismo y el acontecimiento con que se
inicia el libro de los Hechos (2:32, 33). El reino de Dios fue un tema
destacado en las enseñanzas de Jesús.
El Señor comenzó a establecer y enseñar
sobre el reino de Dios a través del poder el Espíritu (Lc. 4:18-19), y aquí
está próximo a transferir ese poder y responsabilidad a sus discípulos,
bautizándolos con el mismo Espíritu que le preparó para su ministerio.
Lugar:
Jerusalén.
Día:
Domingo. 40 días después.
Referencias:
Hch. 1:3-12; comp. los "apóstoles" de 1:2; quizás 1 Cor. 15:7; Lc. 24:44-53s; comp. v. 33.
4.2. Probablemente en
Galilea:
VIII. Se Apareció a:
A once apóstoles.
Los once, Judas se había suicidado.
toda potestad. La Gran Comisión que sigue está basada en y, respaldada por, la
autoridad del Señor resucitado y exaltado, que promete estar siempre
presente con su pueblo.
haced discípulos a todas las
naciones.
Este es el
único precepto de la comisión. Está rodeado de 3 participas:
· id (lit., yendo),
· bautizándolos y
· enseñándoles (v. 20).
Esta es la tarea misionera de la iglesia.
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Aquí hay una evidencia
de la Trinidad
en Dios:
· Un solo Dios (el
nombre) que subsiste en tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
Cada una de ellas se distingue de las
otras dos; cada una posee todos los atributos divinos; con todo, las tres son
un solo Dios. Este es un misterio que ninguna analogía
ilustra satisfactoriamente.
Lugar:
Galilea.
Día:
¿…?
Referencias:
Mt. 28:16-20; compare
Mr. 16:15, 18.
IX. Se Apareció a:
A más de quinientos (500) hermanos.
quinientos hermanos. La referencia de éstos y de otros testigos de la
resurrección de Cristo es de gran valor apologético, especialmente a la vista
del hecho de que la Resurrección estaba siendo aún atestiguada por testigos que
vivían 25 años después del acontecimiento.
Lugar:
¿…?
Día:
¿…?
Referencias:
1 Cor. 15:6.
X. Se Apareció a:
A Jacobo. (Santiago medio hermano de Jesús).
Apareció a Jacob. El medio hermano de nuestro Señor y autor de la
Epístola de Santiago (compare Jn. 7:5; Hechos 1:14) Esta aparición no se
menciona en ningún otro lugar del NT.
Lugar:
¿…?
Día:
¿…?
Referencias:
1 Cor. 15:7.
XI. Se Apareció a:
A siete discípulos.
Los discípulos habían dejado Jerusalén y llegado a Galilea. Sólo en Juan aparece el nombre del lago como mar de
Tiberias. No tenemos que dar un significado simbólico al hecho de que se
mencionen siete discípulos en el v. 2. Es digno de notarse que no aparece el
nombre de los hijos de Zebedeo, lo que concuerda con la idea de Juan, de que
uno de ellos era el autor del Evangelio.
Hay
varios paralelos interesantes entre el episodio de la pesca y el de Lc. 5:1-11.
La observación de Juan aquí de que habían pasado una noche sin resultados puede
ser una sugerencia simbólica (aún era
noche en el sentido espiritual), pero
lo más probable es que fuera otra reminiscencia de un testigo ocular. Sin
embargo, hay un evidente principio espiritual, porque la situación fue
transformada por la presencia de Jesús.
se había despojado de ella (v. 7). I, es, él se había preparado para trabajar, de
modo que no estaba completamente vestido. Pedro nadó hasta la orilla, mientras
que los demás siguieron en la barca, arrastrando la red tras ellos mientras remaban
hacia la orilla.
Las tres negaciones de Pedro son aquí compensadas por tres declaraciones de su amor a Cristo (vv. 15-17). Es probable que, en estos versículos, Juan usara los dos términos de amor como sinónimos a fin de incluir todos los aspectos (emocional, intelectual, etc. …) del amor (cap. 3:35, agapao, con 5:20, phileo). ¿más que estos? Significa “más que los otros discípulos” (comp. Mt. 26:33; Mr. 14:29). Pastores (v. 16) es una palabra diferente de la usada en los vv. 15 y 17 y significa “atender”.
Lugar:
Galilea
Día:
¿…?
Referencias:
Jn. 21:1-25.
5. La Experiencia Del Cristo Viviente:
Para fundamentar la fe, era más importante la seguridad de que Jesucristo vivía y reinaba en la IGLESIA y en el cosmos que un acontecimiento en el pasado. La certeza de que Cristo vive en uno (Gál. 2:20) y en su pueblo por el poder de su resurrección (Filp. 3:10) y la convicción de las señales de su señorío (Hch. 2:33; 3:15s; 4:30, etc.) eran parte del testimonio apostólico de la resurrección de Cristo (Hch. 4:33). Si bien es cierto que los TESTIGOS oculares eran indispensables en la predicación del evangelio (Hch. 1:21s; 10:41; 13:31), la bienaventuranza es aún para quienes no vieron con sus propios ojos (Jn. 20:29; comp. 17:20), porque el Espíritu Santo es también "testigo de estas cosas" (Hch. 5:32). La fundación y existencia continua de la iglesia de Cristo es, por tanto, una de las pruebas más fehacientes de la realidad de la resurrección (Mt. 28:18ss).
6. Significado
De La Resurrección:
Gran parte de la doctrina del Nuevo Testamento
se basa en las implicaciones de la Resurrección. Con base en textos tales como
Salmo 110:1 ("Jehová dijo a mi Señor: siéntate
a mi diestra"), los cristianos primitivos contemplaban la Resurrección
como un acto de CREACIÓN
con el cual Dios Padre puso su sello de aprobación sobre el ministerio de
Jesús, y en especial sobre su obra expiatoria
(Rom. 4:25; 8:34; Heb. 2:9).
La conquista del último enemigo, la muerte (1 Cor. 15:26) fue garantizada con la Resurrección (1 Cor. 15:54. s); por tanto, Jesucristo es declarado SEÑOR, SALVADOR y JUEZ victorioso sobre todas las autoridades malignas (1 P. 3:21s; comp. Ef. 1:21; Filp. 2:9ss; Heb. 2:5). Esta entronización de Jesucristo tiene grandes implicaciones para los creyentes en Él, ya que Él abrió "el camino nuevo y vivo" de acceso a Dios (Heb. 10:20). Vive e imparte su vida a los que se unen a Él por la fe (Jn. 14:19s; Ef. 2:5s), lo cual es una bendición que tendrá repercusiones en el futuro (Rom. 6:8, 13; 1 Cor. 6:14).
Concluyó:
Las evidencias de que las apariciones de Jesús no eran las de un espíritu son:
1) Las cicatrices en sus manos y en sus pies, así estará por
la eternidad;
2) Podía ser palpado, tocado,
mirado; y
3) Podía comer, cuerpo físico y transformado [fuera de los limites naturales, la física…] (Lc. 24:43; Hech. 10:41).
palpad.1) La misma palabra se usa en 1 Jn. 1:1.
“No a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”. (Hech. 10:41).
apareciese manifiesto, no a todo
el pueblo—Porque
no era propio que él se sujetase, en su condición de resucitado, a un segundo
rechazo de su persona. sino a
testigos que Dios antes había ordenado, a nosotros que comimos y bebimos con él—No
fue menos cierto, pues, el hecho de su resurrección, aunque no se presentó ante
la mirada general en su cuerpo resucitado.
Cristo se mostró a testigos que Dios antes había ordenado, a nosotros[apóstoles] que comimos y bebimos con él [Jesús].
___________
Nota y Bibliografía:
1) pselafao
= (ψηλαφάω,
G5584), palpar o andar a tientas, buscar a tientas (de psao
= tocar),
expresando el movimiento de las manos sobre una superficie a fin de sentirla. Se utiliza:
(a) Metafóricamente, de buscar
a Dios (Hech.
17:27. «palpando»);
(b) Literalmente, de tocar o palpar físicamente (Lc. 24:39: «palpad»),
en la invitación del Señor a los discípulos a aceptar la evidencia de su
resurrección al estar él corporalmente entre ellos; 1 Jn. 1:1: «palparon»,
en el testimonio del apóstol, contra el error gnóstico de que Cristo había sido
meramente una apariencia inmaterial, de que tanto él como sus compañeros de
apostolado lo habían tocado; en Heb. 12:18 , del monte que «se podía palpar». (VINE).
- EBDM VII, col. 166-175. J. Schmid, San Mateo,
Herder, Barcelona, 1967, pp. 550-559.
- P. Benoit, Pasión y resurrección del Señor,
Fax, Madrid, 1971, pp. 254-377.
- J. Comblin, La resurrección de Jesucristo,
Lohlé, Buenos Aires, 1962.
- F.X. Durwell, La resurrección de Jesús,
misterio de salvación, Herder, Barcelona, 1962. VTB, pp. 687-691. DTB, col.
915-922.
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de
Estudio RYRIE. Imitación cuero: Págs. 1052.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 11/4/2023. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”. AA-HH Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz. E - Lt. 18. III Etapa. Cel. 937-608382-Tumbes.
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Evidencias Del Cristo Resucitado: |
|||||
N° |
Se
Apareció a: |
Lugar: |
Día: |
Referencias: |
|
I |
A
las mujeres. |
Jerusalén. |
Domingo |
Mt. 28:9-10. |
|
II |
A
María Magdalena. |
Jerusalén. |
Domingo. |
Jn. 20:11-18. |
|
III |
A
Pedro. |
Jerusalén. |
Domingo. |
Lc. 24:34; 1
Cor. 15:5; comp. Mr. 16:7. |
|
IV |
A
los caminantes de Emaús. |
Emaús. |
Domingo. |
Lc. 24:13-31. |
|
V |
A
diez apóstoles. |
Jerusalén. |
Domingo. |
Lc. 24:36-49;
Jn. 20:19-23; tal vez = 1 Cor. 15:5. |
|
VI |
A
once apóstoles. |
Jerusalén. |
Domingo. Una
semana después. |
Jn. 20:26-31; 1
Cor. 15:5. |
|
VII |
A "11 Discípulos”. |
Jerusalén. |
Domingo. 40 días
después. |
Hch. 1:3-12;
comp. los "apóstoles" de 1:2; quizás
1 Cor. 15:7; Lc. 24:44-53s; comp. v. 33. |
|
VIII |
A
once apóstoles. |
Galilea. |
¿…? |
Mt. 28:16-20; compare Mr. 16:15, 18. |
|
IX |
A
más de quinientos (500) hermanos. |
¿…? |
¿…? |
1 Cor. 15:6. |
|
X |
A Jacobo. (Santiago medio hermano de Jesús). |
¿…? |
¿…? |
1 Cor. 15:7. |
|
XI |
A siete discípulos. |
Galilea |
¿…? |
Jn. 21:1-25. |
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