lunes, 7 de septiembre de 2020

Parte I: COSAS DEL FUTURO:

 Parte I

COSAS DEL FUTURO:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez: 

Prolegómeno1):


Ayuda Ministerial:

ESCATOLOGÍA: Del griego esjatos = último’. Este término se refiere a la doctrina de las últimas cosas. Contrastando con las concepciones cíclicas de la historia, los escritos bíblicos entienden la historia como un movimiento lineal en dirección a una meta.

Dios dirige la historia hacia el cumplimiento definitivo de sus propósitos para la creación:

Ø De manera que la escatología bíblica no se limita al destino del individuo;

Ø Tiene que ver con la consumación de toda la historia del mundo, hacia la cual se dirigen todos los actos redentores de Dios en la historia.

Ayuda Hermenéutica: POSTRER, POSTRERO:


A. ADJETIVO escatos = (ἔσχατος, G2078), último, final, postrero, extremo. Se utiliza:

a) De lugar «último» (por ejemp., Lc.14:9, 10; Hech.1:8; 13:47);

b) De rango, «el postrero» (por ejemp., Mr. 9:35);

c) De tiempo, ya relacionado con personas o con cosas, por ejemp., Mt.5:26  «el último cuadrante»; Mt.20:8, 12, 14, 16, dos veces: «postrero/s»; Mr. 12:6, lit., «a Él se los envió al último» (RVR: «lo envió también a ellos»; v. 22: «después de todos»); 1 Cor.4:9, de los apóstoles como los últimos en el programa de una exhibición espectacular; 1 Cor.15:45 «el postrer Adán»; Ap.2:19 «obras postreras»; del estado final de una persona (Mt.12:45), plural neutro, lit., «las últimas cosas», traducido en RVR «el postrer estado»; lo mismo en Lc.11:26; 2 P.2:20; usado de Cristo como el Eterno (Ap.1:17 «el primero y el último»; en TR también en v. 11; 2:8: «el postrero»; 22:13); en frases escatológicas, como sigue:

(a) «El día postrero», término inclusivo que incluye tanto el tiempo de la resurrección de los redimidos (Jn.6:39, 40, 44, 54 y 11:24), como el tiempo posterior del juicio de los irregenerados, ante el gran trono blanco (Jn.12:48);

(b) «Los postreros días» (Hech.2:17), un período relacionado con la manifestación sobrenatural del Espíritu Santo en Pentecostés y la reanudación de las intervenciones divinas en los asuntos del mundo al final de la era actual, antes de «el día de Jehová, grande y terrible» (Malq.4:5), que dará entrada al reinado mesiánico;

(c) En 2 Tim.3:1 «en los postreros días» se refiere al final de la actual era con su presente estado de cosas;

(d) En Stg.5:3, la frase «los días postreros» se refiere tanto al período anterior a la destrucción de la ciudad y de la tierra el 70 d.C. como al período que cerrara esta era en los actos consumadores de persecución de parte de los gentiles incluyendo el «tiempo de angustia para Jacob» (comp. vv. 7, 8);

(e) En 1 P.1:5 «el tiempo postrero» se refiere al tiempo de la Segunda Venida del Señor;

(f) En 1 Jn.2:18 «el último tiempo», y en Jud.18 «el postrer tiempo», significan la era presente anterior a la Segunda Venida.

 

Notas:

(1) En Heb.1:2, «en estos postreros días» (RVR77: «en estos últimos días»), la referencia es al final del período del testimonio de los profetas bajo la Ley, que llega a su fin con la presencia de Cristo y su sacrificio redentor y los efectos del mismo, siendo el tiempo presente «ha hablado» indicador de los efectos continuos del mensaje corporificado en el Cristo resucitado;

(2) Lo mismo con 1 P.1:20 «en los postreros tiempos»;

(3) Justeros denota más tarde o posterior, y se utiliza en 1 Tim.4:1 «en los postreros tiempos». Varios mss. acreditados lo tienen en Mt.21:31, «el anterior», en lugar de protos, «el primero»;

(4) Para los términos «postrimerías» en 2 P.2:20 (RV) y «postrimero/s» en 1 P.1:5, 20 (RV), véase escatos más arriba;

(5) En Heb.10:9 (RV), el término «postrero» es traducción de deuteros.

 

Escatos = (ἔσχατος G2078) último, extremo, final. Se usa como nombre:

(a) De tiempo:

§  «Al fin de estos días» (VHA), esto es, al final del período bajo la ley, en lugar de la RVR: «en estos postreros días»;

§  De la misma manera en 1 P.1:20;

§  «Al fin de los tiempos» (VHA; RVR: «postreros tiempos»).

§  En 2 P.2:20, el plural, ta escata, lit: «las últimas cosas», se traduce «su postrer estado» (RVR; RV: «postrimerías»);

§  Esta misma frase se usa en Mt.12:45 «postrer estado» (RV: «cosas últimas»);

§  Lc.11:26 «postrer estado» (RV: «postrero»);

(b) De lugar (Hech.13:47 «lo último de la tierra»; RV: «lo postrero»). 

Notas:

(1) La conjunción jina, para que, se traduce en ocasiones «a fin de», «a fin de que» (Mr. 3:2; Lc.20:20; Rom.6:4; 7:13; 15:4; Gál. 3:24, etc.);

(2) Jisteron, neutro del adjetivo justeros, se usa adverbialmente con el significado de «al fin» (Mt.26:60);

(3) Jopos, conjunción, para que, para, se traduce «a fin de que» en Hech.9:2;

(4) La partícula pote, algún tiempo, cuando se usa después de ede, ahora, ya, significa «ahora al fin», y se traduce «al fin» en Rom.1:10, donde la frase entera «si de alguna manera ahora al fin». (VINE).

 

G2078 ἔσχατος = ésjatos: superlativo probablemente de G2192 (en el sentido de contigüidad); más lejos, final (de lugar o tiempo): - postrer, postrero, último, (postrer) estado, final. (Strong).

G2078: ἔσχατος, η, ον. adjetivo   Ultimo, postrero, final, extremo, el más bajo o insignificante. adv. Después de, por último.

AT. אַחַר  Lv. 27:18. אָחוֹר  Salm. 138(139):5. אַחֲרוֹן  Gn. 49:1. אַחֲרִית , Gn. 33:2. לָאַחֲוֹנָה , Núm. 2:31. בְּאַהֲרִית , Dt. 31:29. אַחֲרִית  Dt. 32:20. אָחוֹר ; Job 23:8. אַחֲרֵי  דֲנָה , Dn. 2:45. אָסַף  pi. Núm. 10:25. אֶפֶס  Is. 45:22. אָרַח , Jr. 9:1(2). אֹרַח  Job 8:13. נָּדוֹל , Jos. 1:4. ירכָּה, Is. 37:24. מֶרְחָק  Is. 8:9. סוּף , 1 R. 9:26. קֵץ  Ez. 35:5. קָצֶה , Dt. 28:49. שְׁבִיעִי , Lv. 23:16. תַּכְלִית ; Job 11:7.

NT.

A) adjetivo.   Ultimo, postrero, final, el más bajo o insignificante.

1) De lugar: Lc. 14:9–10; Hch. 1:8; 13:47.

2) De rango: Mt. 19:30; 20:16; Mr. 9:35; Mr. 10:31; Lc. 13:30; Texto Receptor Jn. 8:9; 1 Cor. 4:9.

3) De tiempo:

(A) En general: Mt. 12:45; 20:8; 20:12; 20:14; 27:64; Lc. 11:26; Jn. 7:37; 1 Cor. 15:26; 15:45; 15:52; Stg. 5:3; 2 P. 2:20; Ap. 2:19; 15:1.

(B) Significado escatológico: Jn. 6:39–40; 6:44; 6:54; 11:24; 12:48; Hch. 2:17; 2 Tim. 3:1; Heb. 1:2; 1 P. 1:20; 2 P. 3:3; 1 Jn. 2:18; Jud. 18; Ap. 2:8; 21:9.

4) Lo final, lo último: Mt. 5:26; Lc. 12:59; Ap. 1:17; 22:13.

B) Adv. Después de, por último: Mr. 12:22; 1 Cor. 15:8.

C) En, Mr. 12:6 se puede argumentar tanto por sentido A como por sentido B. El autor prefiere considerarlo como adv. = sentido B. (Léxico griego-español. A. Tuggy).

I.       La Perspectiva Veterotestamentario:

El carácter futurista de la fe judía tiene su origen en el llamado de Abraham (Gn. 12:1–3) y la promesa de la tierra a heredar, pero en el mensaje de los profetas es donde radica su pleno carácter escatológico, que se proyecta hacia una meta final permanente conforme al propósito de Dios en la historia.

La expresión profética día de Jehová” (acompañada de una serie de expresiones similares tales como “en aquel tiempo [día]”) se refiere al hecho futuro de la acción decisiva de Dios respecto al juicio y la salvación en el campo de la historia. Para los profetas está siempre estrechamente relacionado con el contexto histórico del momento, y de ninguna manera se refiere necesariamente a los días finales de la historia.

Sin embargo, en forma creciente surge el concepto de una resolución final de la historia: un día de juicio más allá del cual Dios establece una era permanente de salvación. Una escatología plenamente trascendente, que espera un acto de Dios directo y universal, más allá de las posibilidades de la historia común, que da lugar a un mundo radicalmente transformado, es característica de la apocalíptica, que ya se vislumbra en varias partes de los libros proféticos.

Los profetas describen con frecuencia la era escatológica de salvación que se halla más allá del juicio. Fundamentalmente es la era en la cual ha de prevalecer la voluntad de Dios. Las naciones han de servir al Dios de Israel y conocerán su voluntad (Is. 2:2s = Miq. 4:1s; Jr. 3:17; Sof. 3:9s; Zc. 8:20–23).

Habrá paz y justicia internacionales (Is. 2:4 = Miq. 4:3), y paz en la naturaleza (Is. 11:6; 65:25). El pueblo de Dios tendrá seguridad (Miq. 4:4; Is. 65:21–23) y prosperidad (Zc. 8:12). La ley de Dios será escrita en sus corazones (Jr. 31:31–34; Ez. 36:26s).

Se asocia frecuentemente con la era escatológica al rey davídico que ha de gobernar a Israel (y, a veces, a las naciones) como representante de Dios (Is. 9:6s; 11:1–10; Jr. 23:5s; Ez. 34:23s; 37:24s; Miq. 5:2–4; Zc. 9:9s). Un aspecto sobresaliente de estas profecías es que el Mesías ha de reinar en justicia. En el Antiguo Testamento todavía no se usa Mesías” [Cristo] como término técnico para el rey escatológico.

Otras figuras mesiánicas en la esperanza veterotestamentarias son el uno como un hijo de hombre (Dn. 7:13), el representante celestial de Israel, quien recibe el dominio universal, el Siervo sufriente (Is. 53), y el profeta escatológico (Is. 61:1–3). Generalmente la acción escatológica de juicio y salvación se lleva a cabo con la venida personal de Dios mismo (Is. 26:21; Zc. 14:5; Malq. 3:1–5).

II.      La Perspectiva Neotestamentaria:  

El carácter distintivo de la escatología neotestamentaria está determinado por la convicción de que en la historia de Jesucristo el acto escatológico decisivo de Dios ya se ha realizado, aunque de manera tal que la consumación del mismo sigue siendo futura. Hay en la escatología neotestamentaria tanto un ya de cumplimiento realizado, como un todavía no de promesas pendientes. Existe tanto un aspecto realizado como un aspecto futuro en la escatología neotestamentaria que, como consecuencia, probablemente podría describirse con más propiedad mediante la expresión escatología inaugurada”.

La nota de cumplimiento escatológico ya iniciado significa que la escatología veterotestamentarias se ha convertido en realidad presente, en alguna medida, para el Nuevo Testamento. Losúltimos díasde los profetas han llegado:

§  Porque Cristo fue manifestado en los postreros tiempos (1 P. 1:20);

§  Dios en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo (Heb. 1:2);

§  Los cristianos son aquellos a quienes han alcanzado los fines de los siglos (1 Cor. 10:11);

§  Es el último tiempo (1 Jn. 2:18);

§  Compárese también Hch. 2.17; Heb. 6:5.

§  Por lo demás, los escritores del Nuevo Testamento se oponen a la fantasía de que el cumplimiento ya se ha completado (2 Tim. 2:18).

Es importante conservar la unidad teológica de la obra redentora de Dios, pasada, presente, y futura, ya y todavía no”. Con demasiada frecuencia la teología tradicional ha mantenido separados estos aspectos: por un lado, la obra terminada de Cristo, y por el otro las últimas cosas”.

Según la perspectiva neotestamentaria las últimas cosas comenzaron con el ministerio de Jesús. La obra histórica de Cristo asegura, requiere, y apunta hacia la consumación futura del reino de Dios. La esperanza cristiana para el futuro se desprende de la obra histórica de Cristo. La iglesia cristiana vive entre el ya y el todavía no”, envuelta en el movimiento progresivo del cumplimiento escatológico.

La escatología inaugurada ya se descubre en la proclamación de Jesús acerca del reino de Dios. Jesús modifica la expectativa puramente futura de la apocalíptica judía mediante su mensaje de que el gobierno escatológico de Dios ya se ha acercado (Mt. 3:17). El poder del mismo ya actúa en las acciones victoriosas de Jesús sobre el reino del mal (Mt. 12:28s). En la persona misma de Jesús y su misión está presente el reino de Dios (Lc. 17:20s), exigiendo respuesta, de manera que la participación del hombre en el futuro del reino está determinada por su respuesta a Jesús en el presente (Mt. 10:32s). Así Jesús hace del reino una realidad presente que, sin embargo, sigue siendo futura (Mr. 9:1; 14:25).

El carácter escatológico de la misión de Jesús tuvo su confirmación en la resurrección. La resurrección es un hecho escatológico que pertenece a la expectativa veterotestamentarias del destino final del hombre, de manera que la inesperada resurrección del hombre Jesús, antes que todos los demás, determinó la convicción de la iglesia de que el fin ya había comenzado.

Él ya se ha levantado de los muertos como las primicias de los muertos (1 Cor. 15:20). Jesús ya ha entrado, en nombre de su pueblo, en la vida eterna de la era escatológica; ha dado el paso inicial como pionero (Heb. 12:2) para que otros lo puedan seguir. En las palabras de Pablo, él es el postrer Adán (1 Cor. 15:45), el Hombre escatológico. Para todos los demás hombres la salvación escatológica significa ahora compartir su humanidad escatológica, su vida de resurrección.

De manera que, para los escritores del Nuevo Testamento, la muerte y la resurrección de Jesús constituyen el acontecimiento escatológico absolutamente decisivo que determina la esperanza cristiana para el futuro: véase, por ejemplo, Hch. 17:31; Rom. 8:11; 2 Cor. 4:14; 1 Ts. 4:14. Esto explica el segundo aspecto que distingue a la escatología neotestamentaria. Además de su característica tensión entre el ya y el todavía no”, la escatología del Nuevo Testamento se distingue por ser totalmente Cristo-céntrica.

El papel de Jesús en la escatología neotestamentaria va mucho más allá del papel del Mesías según la esperanza veterotestamentarias, o la judaica de épocas posteriores. No hay ninguna duda de que él es el Hijo del hombre celestial (Dn. 7), el profeta escatológico (Is. 61; compárese Lc. 4:18–21), el Siervo sufriente (Is. 53), y aun el rey davídico, aun cuando no como lo esperaban sus contemporáneos.

Pero la concentración neotestamentaria del cumplimiento escatológico en Jesús refleja no solamente el cumplimiento por su parte de estos papeles esencialmente escatológicos. Para la teología neotestamentaria Jesús expresa tanto la obra escatológica de salvación del propio Dios, como también el destino escatológico del hombre.

En consecuencia, él es, por un lado, el Salvador y el Juez, el Vencedor sobre el mal, el Agente del gobierno de Dios, y el Mediador de la presencia escatológica de Dios ante los hombres: él es en sí mismo el cumplimiento de las expectativas veterotestamentarias de la venida escatológica de Dios mismo compárese Malq. 3:1 con Lc. 1:76; 7:27). Por el otro lado, él es, también, el Hombre escatológico: no sólo ha logrado sino que define, en su propia humanidad resucitada, el destino escatológico de todos los hombres. De modo que ahora la afirmación más acertada en cuanto a nuestro destino es que seremos como él (Rom. 8:29; 1 Cor. 15:49; Filp. 3:21; 1 Jn. 3:2). Por estas dos razones la esperanza del cristiano se centra en la venida de Jesucristo.

En todos los escritos del Nuevo Testamento, la escatología ostenta estas dos características distintivas: ha sido inaugurada y es Cristo-céntrica. Sin embargo, existen diferencias de énfasis, especialmente en cuanto al peso relativo que se les acuerda a las expresiones ya y todavía no”.

El cuarto evangelio destaca marcadamente tanto la escatología realizada como la identificación de la salvación escatológica con Jesús mismo (por ejemplo 11:23–26), pero no elimina la esperanza futura (5:28s; 6:3–9, etc.).

III.    La Vida Cristiana y La Esperanza:

El cristiano vive entre el ya y el todavía no”, entre la resurrección de Cristo y la futura resurrección general en el momento de la venida de Cristo. Esto explica la estructura distintiva de la existencia cristiana, fundada en la obra terminada de Cristo en el pasado histórico y, al mismo tiempo, desenvolviéndose en la esperanza del futuro que se nutre de esa misma historia pasada, y es garantizada por ella.

La estructura se ve, por ejemplo, en la Cena del Señor, donde el Señor resucitado está presente en medio de su pueblo en un acto de recordación de su muerte, que es a la vez un simbólico anticipo del banquete escatológico del futuro, que da testimonio, por lo tanto, de la esperanza de su venida.

El período que transcurre entre el ya y el todavía no es el período del Espíritu y el período de la iglesia. El Espíritu es el regalo escatológico prometido por los profetas (Hch. 2:16–18), por medio del cual los cristianos participan ya de la vida eterna de la era venidera. El Espíritu es el creador de la iglesia, el pueblo escatológico de Dios, que ya ha sido transferido de la potestad de las tinieblas al reino de Cristo (Col. 1:13).

Por medio del Espíritu presente en la iglesia la vida de la era venidera ya se está viviendo en medio de la historia de este presente siglo malo (Gál. 1:4). Así, en un sentido, la nueva era y la era pasada se superponen; la nueva humanidad del postrer Adán coexiste con la vieja humanidad del primer Adán. Por la fe sabemos que la vieja era va pasando y que está sujeta a juicio, y que la futura depende de la nueva realidad de Cristo.

El proceso del cumplimiento escatológico en la superposición de las edades comprende la misión de la iglesia, que cumple el universalismo de la esperanza veterotestamentarias. La muerte y la resurrección de Cristo constituyen un acontecimiento escatológico de significación universal que, sin embargo, debe cumplirse universalmente en la historia mediante la proclamación mundial del evangelio por la iglesia (Mt. 28:18–20; Mr. 13:10; Col. 1:23).

Véase parte II.


sábado, 5 de septiembre de 2020

ELÍSEO OBSTRUYE LA INVASIÓN SIRIA: 2 REYES 6–8:

 

ELÍSEO OBSTRUYE LA INVASIÓN SIRIA:

2 REYES 6–8:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

En estos capítulos tenemos varios milagros y ministerios de Elíseo, algunos realizados en privado para el pueblo de Dios y otros hechos públicamente para la nación. En cada caso vemos con claridad que el hombre de Dios nunca deja de asombrarse al saber la voluntad de Dios o ejercer su poder.

I.        Elíseo Recupera El Hacha (2 R. 6:1–7):

 Nos alegra ver que una de las escuelas de profetas estaba creciendo y necesitaba más espacio. Estos hombres eran en cierto sentido «misioneros del país» que Elíseo preparaba para llevar la Palabra al pueblo. Las escuelas evangélicas que preparan a nuestros futuros obreros son importantes y merecen el respaldo del pueblo de Dios.


Nótese: que Elíseo no estaba demasiado ocupado ni era demasiado orgulloso como para participar en las actividades de construcción. Sin duda su presencia estimulaba a los jóvenes. Los estudiantes eran pobres y al menos uno de ellos tuvo que pedir prestadas las herramientas. Cuando el hacha salió despedida y cayó en el agua, el estudiante quedó petrificado; pero Elíseo se la devolvió.

No es pecado tomar prestado, siempre y cuando lo prestado se cuide y se devuelva. Dios está interesado en las necesidades personales de su pueblo, incluso esas «minucias» que a menudo son un peso en nuestro corazón.

II.     Elíseo Captura a Los Invasores Sirios (2 R. 6:8–23):

El rey sirio estaba enviando bandas de soldados para que atacaran a Israel (véase 5:2), pero Dios seguía revelándole a Elíseo cada movimiento del enemigo. «La comunión íntima de Jehová es con los que le temen», dice el Salmo 25:14. Aun cuando Elíseo no honraba al perverso rey Joram (3:13–14), se apiadaba del pueblo de Israel y quería protegerlo.

El rey fue lo suficiente sabio como para escuchar al profeta y Dios protegió a Israel. Cuando al rey de Siria se le dijo que Elíseo era el «espía oculto», envió soldados para que capturaran al profeta. El siervo de Elíseo (que evidentemente reemplazó a Giezi), vio el ejército alrededor de la ciudad y pensó que el fin había llegado, pero Dios le abrió los ojos al criado para que viera las huestes de ángeles listos para librar a Elíseo.

El versículo 16 es real para el cristiano de hoy así como lo fue para los judíos de aquel día. «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?».

·      Elíseo realizó un milagro doble;

·      Le abrió los ojos a su siervo, pero cegó los ojos de los invasores.

·      Así fue fácil llevar el ejército a Samaria.

Imagínese la sorpresa de los sirios cuando sus ojos fueron abiertos para contemplar la ciudad enemiga. Elíseo le prohibió al rey de Israel que matara a los soldados: Dios los capturó y sólo Él debía recibir la gloria. Elíseo los derrotó con su amabilidad. Véanse Romanos 12:20–21, Proverbios 25:21–22 y Mateo 5:43–45. A partir de ese momento, Siria no volvió a enviar bandas de «comandos» secretos para atacar las aldeas de Israel. El pueblo de Dios, si obedece a su Palabra, jamás tiene necesidad de temer al enemigo; véase Salmo 46.

III.    Elíseo Libra a La Ciudad (2 R. 6:24–7:20)

No sabemos cuántos años pasaron entre los versículos 23 y 24. Cuando Ben-adad decidió pelear contra Israel, fue con su ejército completo y no con pequeñas bandas de invasores. La capital fue sitiada hasta que quedó muy poco alimento; el peor alimento se vendía a precios exorbitantes. Estiércol de paloma» en el versículo 25 quizás significa una clase de grano muy barato. Sin embargo, no es improbable que la gente que se moría de hambre comiera incluso el estiércol de los animales). Todavía más, algunos recurrían al canibalismo. El perverso rey Joram se hizo eco de las palabras de su padre al culpar a Elíseo por la hambruna (6:31; y 1 R. 18:17).

El rey envió un mensajero (de quien Eliseo sabía que venía) para recibir una extraña predicción del hombre de Dios: al día siguiente Samaria sería librada y habría abundancia para comer.

En 7:1 Elíseo predijo que podrían comprar seis veces la cantidad de alimento por un quinto del costo. Uno de los oficiales del rey reveló su incredulidad y Elíseo le prometió juicio. Véase 7:17–20. ¿Qué armas usó Dios para derrotar al atrincherado ejército sirio? ¡Un ruido y cuatro leprosos! Pensando que un ejército mercenario se acercaba, los sirios huyeron dejando provisiones y alimentos en el campamento. Con buen razonamiento los cuatro leprosos decidieron que era mejor comer como prisioneros (o morir rápidamente) que morirse de hambre en libertad.

El versículo 9 es sin duda evangélica y también un gran texto misionero. ¡Cuánto necesitan los cristianos de hoy prestar atención a esto! Cuando los asediados ciudadanos de Samaria oyeron las buenas noticias, salieron en tropel… ¡y atropellaron al oficial incrédulo! Este oyó las buenas noticias, vio la prueba del mensaje, pero murió antes de disfrutarlo. ¡Qué advertencia para el pecador que pospone recibir a Cristo!

IV.    Elíseo Protege a La Sunamita (2 R. 8:1–6):

El versículo 1 debería decir:

·      «Ahora Elíseo había dicho»; o

·      Sea, siete años antes el hombre de Dios le había advertido respecto a la hambruna que se avecinaba sobre toda la tierra; véase 4:38.

Esta no fue la hambruna local de la ciudad de Samaria que se describe en el capítulo 6. El hecho de que Giezi le está hablando al rey indica que este suceso ocurrió antes de la curación de Naamán (cap. 5). La mujer obedeció a Elíseo y abandonó su propiedad, hallando protección temporal en la tierra de los filisteos. Pero al regresar a Israel vio que alguien había confiscado su propiedad. Imagínese su sorpresa al descubrir a Giezi hablando con el rey en ese mismo momento cuando ella presentaba su caso.

Dios había ordenado años antes que su hijo muriera y fuera resucitado (4:18–37) y que este milagro le hiciera posible que recuperara su tierra perdida. Tal vez nunca comprendamos las razones para nuestras pruebas ahora, pero sin duda están obrando para nuestro bien (Rom. 8:28). Qué maravilloso que los creyentes tienen una herencia que nadie puede quitarles (1 P. 1:4; Ef. 1:11, 14).

V.     Elíseo Juzga Al Rey (2 R. 8:7–29):

Allá en los días de Elías Dios le había dicho a aquel profeta que ungiera a Hazael como rey de Siria (1 R. 19:15). Elíseo ungió a Elíseo para que fuera su sucesor como profeta, pero le tocó a Elíseo ver que Hazael se estableciera en el trono.

La Palabra de Dios iba a cumplirse a pesar de los fracasos de los creyentes o los planes de los incrédulos. Ben-adad era enemigo de Israel, sin embargo, cuando llegó la crisis, acudió al hombre de Dios por ayuda. ¡Cuán parecido a la gente del mundo de hoy! Envió un regalo elaborado y costoso a Elíseo; no se narra que lo haya aceptado. Si lo hizo, sin duda lo usó para la escuela de profetas. Nótese: la respuesta enigmática que Elíseo le dio a Hazael:

(1) «Ve, dile: Seguramente sanarás»;

(2) Sin embargo, Jehová me ha mostrado (Elíseo) que morirá. En el versículo 14 Hazael le citó al rey la primera declaración, ampliándola y arreglándola como para dar la impresión de que su recuperación era cierta. Hazael dio cumplimiento a la segunda declaración al matar al rey (v. 15).

Debemos estudiar cuidadosamente los versículos 11–13. Después que Elíseo le dio su extraña respuesta a Hazael, el hombre de Dios se quedó observando por largo tiempo a su visitante:

v En realidad, leía los pensamientos del perverso corazón de Hazael;

v Vio que su visitante planeaba asesinar al rey.

v Hazael se desconcertó tanto con esta conducta peculiar que se avergonzó;

v Eliseo, a su vez, lloró.

El malvado visitante trató de ocultar los pecados de su corazón, pero Elíseo sabía demasiado.

«Sé el mal que harás a los hijos de Israel», le dijo Elíseo mientras lloraba y describió sus terribles crímenes. Hazael quedó estupefacto con este anuncio; sin embargo, ninguno debería sorprenderse por la maldad de su corazón, porque el corazón es terriblemente malo. Las palabras finales de Eliseo al despedirse fueron: «Tú serás rey de Siria».

En lugar de permitir que el Señor realice la obra, Hazael tramó las cosas por sí mismo al ahogar en su propia cama al enfermo rey. La historia siguiente revela que las palabras de Elíseo fueron ciertas, porque Hazael fue culpable de terribles obras durante su reinado; véanse 10:32–33; 13:3–7; 13:22.

Los versículos restantes de este capítulo nos actualizan en cuanto a Israel y Judá. Es probable que Joram y Josafat fueran corregentes durante la última parte del reinado de Josafat. Qué triste ver a los reyes de estas naciones siguiendo el mal ejemplo de Jeroboam y Acab.

Durante esos días de declinación política y pecado nacional, Dios usaba a Elíseo para llamar del pueblo a un remanente creyente para obedecerle. La nación entera no iba a ser salva, así como hoy todo el mundo no lo será. Dios llama a un pueblo por su nombre. Nuestra responsabilidad como creyentes es ser fieles a la Palabra de Dios y procurar ganar a otros para Cristo.

Estudios para el Domingo.

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.




LA CONDUCTA DE PABLO ENTRE LOS TESALONICENSES: 1 TESALONICENSES 2:

 

LA CONDUCTA DE PABLO ENTRE LOS TESALONICENSES:

1 TESALONICENSES 2:

Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

El capítulo 1 describe a la iglesia ideal; el capítulo 2 muestra un cuadro del pastor o siervo cristiano ideal. Pablo nos ha dicho cómo el evangelio llegó a Tesalónica; ahora nos dice cómo ministró a los jóvenes creyentes. Esto es un bosquejo del «programa de seguimiento» que usaba Pablo y explica por qué la mayoría de sus convertidos permanecieron fieles al Señor y por qué sus iglesias crecieron. Nos da cuatro cuadros del obrero cristiano ideal.

I.       El Siervo Fiel (1 Ts. 2:1–6):

¡Qué tremendo privilegio «que se nos confiase el evangelio»! (2:4). Con frecuencia hablamos de la mayordomía de las cosas materiales, pero necesitamos también recordar que cada creyente es un mayordomo del evangelio y de la Palabra. Dios dio el mensaje a Pablo (1 Tim.1:11); Pablo a su vez lo encargó a Timoteo (1 Tim. 6:20) y se esperaba que este lo confiara a personas fieles de las iglesias, quienes a su vez lo encargarían a otros (2 Tim. 2:2). La principal responsabilidad de un administrador es ser fiel (1 Cor. 4:1, 2); y es en base a esta fidelidad que seremos probados y recompensados cuando Cristo venga.

Para ser fiel a su mayordomía el creyente debe estar dispuesto a sufrir. A Pablo y a Silas les habían tratado vergonzosamente en Filipos (Hch. 16:19–24) y podían haber dado toda clase de excusas para unas vacaciones. Pero sabían que Dios les había confiado el evangelio y que tenían que llevar el mensaje a otras ciudades. En lugar de atemorizarse, eran intrépidos para proclamar las buenas nuevas.

El mayordomo fiel debe vivir para agradar a Dios, no a los hombres (v. 4). Es tentador comprometer el mensaje para ganar amigos, pero Dios no puede bendecir al mayordomo cuyo mensaje y ministerio no están acordes al patrón divino. En el versículo 3 Pablo afirma que su mensaje no es de engaño ni de error; o sea, era la verdadera Palabra de Dios. Su motivo era puro y no de impiedad; y sus métodos eran limpios, no engañosos (o «cebando el anzuelo» como para pescar).

El versículo 5 afirma que Pablo no recurría a lisonjear a las personas para obtener ganancia personal. Pablo siempre honró a los obreros fieles y alababa donde se debía; mas no usaba lisonjas para ganar convertidos ni para influir en los seguidores. (Véase Gál. 6:10ss; Jn. 8:29; Hch. 4:18–21).

II.     La Madre Gentil (1 Ts. 2:7, 8):

Parece extraño que Pablo se auto-compare en el versículo 7 con una «nodriza que cuida con ternura». (Considérese también 1 Cor. 4:14, 15 donde afirma que como padre espiritual había «engendrado» a los santos en Corinto mediante el evangelio). En 2:9–13 Pablo usa la imagen de un padre, pero el pensamiento principal aquí es el del cuidado amoroso. Los nuevos cristianos necesitan amor, alimento y cuidado cariñoso, así como la madre lo daría a sus hijos:

·      Los niños recién nacidos necesitan la leche de la Palabra (1 P. 2:2), y

·      Deben «graduarse» al alimento sólido (1 Cor. 3:1–4; Heb. 5:11–14),

·      Al pan (Mt. 4:4; y véase Éx. 16, el maná), y

·      La miel (Salm. 119:103).

La manera en que la madre alimenta al hijo es casi tan importante como el alimento que le da. Qué importante es que nosotros, que somos cristianos más viejos, alimentemos a los jóvenes creyentes con amor y paciencia.

III.    El Padre Preocupado (1 Ts. 2:9–16):

 

Nótese: el ministerio «paternal» de Pablo:

Ø Trabajó (v. 9a),

Ø Predicó (v. 9b),

Ø Se comportó (v. 10),

Ø Exhortó (v. 11), y

Ø Sufrió (v. 14).

Un padre debe velar por su familia y sacrificarse por su bienestar. Los hijos son grandes imitadores y es importante que las vidas de los «padres espirituales» sean ejemplares.

Pablo podía haber reclamado sus derechos como apóstol y exigido que la iglesia lo sostuviera (2:6); pero en lugar de eso, sacrificada mente trabajaba con sus manos para ministrar en la iglesia. Los padres no imponen a sus niños pequeños el pago por el cuidado que reciben.

Pablo también se cuidaba de vivir una vida santa (a Dios), justa (ante el hombre) y sin tacha (ante sí mismo). Uno de los deberes de los padres es exhortar y educar a sus hijos, y Pablo hizo esto en Tesalónica. Proveyó enseñanza individual y personal a cada uno de vosotros»), así como en el ministerio público de la iglesia.

Los líderes espirituales no dependen únicamente de su ministerio público; sus hijos espirituales necesitan además estímulo y consejo personal. El ministerio triple de Pablo como padre era:

(1) «Exhortar» o persuadir;

(2) «Consolar» o estimular; y

(3) «Encargar» o testificar.

Pablo no sólo les enseñó la Palabra, sino que les animaba a partir de sus propias experiencias en el Señor.

El apóstol se regocijaba de cómo sus hijos espirituales recibieron la Palabra de Dios. Sabía que el Espíritu de Dios obraría en sus vidas si ellos recibían la Palabra y creían en ella. Si unimos Filipenses 2:12–13, Efesios 3:20–21 y 1 Tesalonicenses 2:13, veremos que Dios obra en nosotros mediante su Palabra, su Espíritu y la oración.

Por último, Pablo advirtió a su familia espiritual respecto a los enemigos que los perseguirían. Si los cristianos se convierten en seguidores del Señor (1:6) y de las iglesias (2:14), pueden esperar que Satanás y sus seguidores los persigan.

IV.    El Hermano Cariñoso (1 Ts. 2:17–20):

¡Cómo le encantaba a Pablo llamar «hermanos» a estos santos! Usa la palabra veintiún veces en las dos epístolas a los Tesalonicenses. (Por supuesto, esto incluía también a las hermanas). Se veía a sí mismo como uno de ellos, una parte de la familia. En el versículo 17 dice que se había «separado» de ellos por un corto tiempo, como un hijo lejos del hogar. Los quería, oraba por ellos y deseaba grandemente verlos de nuevo.

Después de todo, la prueba de nuestra vida espiritual no es lo que hacemos cuando estamos en la iglesia con «la familia», sino cómo nos conducimos cuando estamos lejos de la iglesia. Pablo no era la clase de miembro de la iglesia que «se tomaba unas vacaciones» de la casa de Dios.

Como se mencionó antes, cada capítulo de esta epístola termina con una referencia al regreso de Cristo. En el capítulo 1 esto se relaciona con la salvación; aquí en el capítulo 2 se relaciona con el servicio. ¿Por qué pudo Pablo ministrar fielmente y con amor a estos santos? Porque los veía a la luz de la venida de Cristo.

¡Esperaba el día glorioso cuando se regocijaría por ellos en la presencia de Cristo! Jesús sufrió la cruz «por el gozo puesto delante de Él» (Heb. 12:2); este «gozo» es sin lugar a dudas el de presentar la Iglesia a su Padre (Jud. 24). Por el mismo gozo Pablo sufrió toda clase de sufrimientos.

 

¿Nos regocijamos en que contemplaremos a Jesús un día?

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