sábado, 25 de enero de 2020

CON RELACIÓN AL MAL: EFESIOS 5:


CON RELACIÓN AL MAL:
EFESIOS 5:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:

Pablo continúa su descripción del andar cristiano.

I.       Andar En Amor (Ef.5:1–6):
«Imitadores» (v. 1) da la idea de «mímica»; como hijos de Dios debemos imitar a nuestro Padre. Dios es amor y nosotros debemos andar en amor. El ejemplo del amor de Cristo debe inspirarnos. Véanse Juan 15:9 y 12 y 1 Juan 3:16–18. Aquí Pablo describe a Cristo como la ofrenda a Dios de olor fragante, que trae gozo al corazón de Dios al darse a sí mismo por los pecadores.
Por supuesto, la clase correcta de amor implica que detestaremos ciertas cosas (Rom. 12:9). Hay algunos pecados que ni siquiera deben nombrarse entre los santos. En el versículo 4 Pablo no hace objeciones al humor, sino a las bromas inapropiadas y sucias. Por cierto que ningún cristiano debe usar sus labios para esparcir cuentos cuestionables. Nunca deberíamos decir: «Tómelo con la debida cautela», debido a que nuestro hablar siempre debe estar sazonado con sal (Col. 4:6).
Los falsos maestros pueden decirle que usted puede ser cristiano y vivir en pecado habitual y deliberado; pero Pablo llama a estas enseñanzas «palabras deshonestas». Compárense los versículos 5 y 6 con Gálatas 5:21ss y 1 Corintios 6:9–10. Éramos «hijos de desobediencia» (2:1–3); ahora somos hijos de Dios y debemos andar en amor.

II.      Andar En La Luz (Ef.5:7–14):
La palabra que se traduce «partícipes» (v. 7) implica tener algo en común; y con frecuencia se traduce «comunión» o «compañerismo».
Los cristianos son partícipes de:
(1) La naturaleza divina, 2 Pedro 1:4;
(2) Las promesas de Dios, Efesios 3:6;
(3) Los sufrimientos de Cristo, 1 Pedro 4:13;
(4) La santidad, Hebreos 12:10;
(5) El llamamiento celestial, Hebreos 3:1; y
(6) La gloria de Dios, 1 Pedro 5:1.

Puesto que tenemos este maravilloso compañerismo con Dios, ¿cómo podríamos no llegar a asociarnos con los que pertenecen al pecado y a las tinieblas? «¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?», pregunta 2 Corintios 6.14. Somos hijos de luz y debemos andar en la luz. Las tinieblas engendran pecado y mentiras; el fruto de la luz (que sería una mejor traducción del v. 9) es bondad, justicia y verdad. La luz no puede entrar en componendas con las tinieblas; tan solo puede exponerla.

Note: Juan 3:19–21, y 1 Juan 1:5–10.

III.    Andar Cuidadosamente (Ef.5:15–17):
La palabra «con diligencia» (v. 15) lleva la idea de observar los alrededores con cuidado, como para no tropezar. Significa andar con inteligencia y no en ignorancia. ¡Cuán necio es andar a tropezones por la vida y nunca procurar conocer la voluntad del Señor!
En lugar de andar «con exactitud» (que es equivalente de «con diligencia»), yerran el blanco, el camino, y acaban sufriendo en algún desvío. Dios quiere que seamos sabios y comprendamos su voluntad para nuestras vidas. A medida que obedecemos su voluntad, «aprovechamos las oportunidades» (aprovechando bien el tiempo, v. 16) y no desperdiciamos el tiempo, ni la energía, ni el dinero, ni el talento en lo que está fuera de su voluntad. Las oportunidades perdidas nunca se recuperan; han desaparecido para siempre.

IV.    Andar En Armonía (Ef.5:18–6:9):
Esta sección concluye en el capítulo 6 y trata sobre la armonía entre esposos y esposas, padres e hijos, y trabajadores y sus patrones. El secreto de la armonía en el hogar y en el trabajo es ser llenos del Espíritu.
Tanto la unidad de la iglesia como la armonía en el hogar dependen del Espíritu (4:3; 5:18). Es el poder desde adentro, no la presión de afuera, lo que mantiene unida a la iglesia y al hogar.

Note: las señales de la vida llena del Espíritu:
v Gozo (v. 19),
v Gratitud (v. 20),
v Obediencia (v. 21ss).
Compare Colosenses 3:15–17 y verá que cuando los cristianos están llenos de la Palabra de Dios tendrán las mismas características. En otras palabras, estar llenos del Espíritu de Dios quiere decir ser controlados por la Palabra de Dios. Las marcas del cristiano lleno del Espíritu no son experiencias emocionales desusadas, milagros o lenguas, sino más bien carácter cristiano.

El principio de la cabeza es lo que ayuda a traer armonía al hogar. «Como al Señor» es el motivo. Las esposas deben someterse a sus esposos como a Cristo; los esposos deben amar a sus esposas como Cristo ama a la Iglesia; y los hijos deben obedecer como al Señor. Los miembros de la familia que están bien con el Señor, estarán bien los unos con los otros.
A la Iglesia se le describe como la esposa de Cristo. Es interesante comparar la Iglesia con la primera esposa de la Biblia (Gn. 2:18–25). Fue tomada del costado de Adán y a Cristo le abrieron el costado por nosotros en la cruz. A Eva la formaron mientras Adán dormía y Cristo experimentó el sueño de la muerte para crear a la Iglesia.
Eva participaba de la naturaleza de Adán y la Iglesia participa de la naturaleza de Cristo (vv. 30–31). Eva fue el objeto del amor y cuidado de su cónyuge y Cristo ama a la Iglesia y la cuida. Adán estuvo dispuesto a convertirse en un pecador debido al amor que le tenía a su esposa (1 Tim. 2:11–15) y Cristo voluntariamente fue hecho pecado debido a su amor por la Iglesia. Eva fue formada y traída a Adán antes que el pecado entrara en la familia humana; la Iglesia estaba en el corazón de Dios antes de la fundación del mundo.

Nótese: Romanos 7:4 y 2 Corintios 11:2 para ver la aplicación de esta verdad del matrimonio a cada creyente y a la iglesia local.

¿Cuál es el ministerio presente de Cristo a la Iglesia? Está santificando y purificando a la Iglesia mediante la Palabra de Dios y lo hace a través de la obra del Espíritu en sus siervos escogidos (4:11–16). El agua que se menciona en el versículo 26 no es el bautismo.
Por un lado, Pablo está hablando de un proceso continuo y a ningún cristiano se le bautiza continuamente. El agua para el lavamiento es un símbolo de la Palabra de Dios (Jn. 15:3; 13:1–12). Cuando Cristo lleve a su Iglesia a la gloria será entonces perfecta, sin mancha ni arruga. Véase Juan 17:22–24.
La Palabra no es sólo agua que limpia a la Iglesia, sino que es también el alimento que la nutre (v. 29). Es el alimento espiritual para la nueva naturaleza del creyente.
En 6:1–9 Pablo aplica la misma verdad a los hijos y a los siervos. Los hijos deben obedecer a sus padres por varias razones:
(1) Es lo correcto;
(2) Así se le ordena;
(3) Trae bendiciones.

El padre que honra al Señor tendrá pocos problemas para ganarse el amor y respeto de sus hijos o el sincero amor de su esposa. En el versículo 4 Pablo también advierte a los padres a abstenerse de provocar a ira a los hijos mediante exigencias indebidas. La regla de oro se aplica al hogar y a los hijos se les debe tratar como a personas, no como cosas. Los padres deben disciplinar (criarlos) a sus hijos y aconsejarlos (amonestarlos) en el Señor.
Los siervos deben recordar que antes que todo sirve a Cristo. Ser de dos caras o tratar de servir a dos amos sólo creará problemas (Mt. 6:24); la sencillez de corazón es aquel que su objetivo es agradar a Cristo y no ganar al mundo. «Sirviendo al ojo» quiere decir trabajar cuando el patrón está observando y darse a la ociosidad cuando se va; ¡pero si servimos a Cristo en el trabajo, nos damos cuenta de que Él siempre está observándonos!

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.



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