sábado, 18 de enero de 2020

LA PRÁCTICA DE LOS CREYENTES: EFESIOS 4:


LA PRÁCTICA DE LOS CREYENTES:
EFESIOS 4:
Pastor: Carlos Ramírez Jiménez:
Ahora empezamos la segunda mitad de la carta, la cual hace hincapié en el andar del cristiano (4:1, 17; 5:2, 8, 15). A la vida cristiana se la compara con una caminata porque empieza con un paso de fe, involucra progreso y exige equilibrio y fuerza. Si no aprendemos a andar, nunca seremos capaces de correr (Heb. 12:1, 2) ni de estar firmes en la batalla (Ef. 6:11ss).

I.       Andar En Unidad (Ef.4:1–16):
Hemos sido llamados a un cuerpo; por consiguiente, en la medida en que procuramos andar en unidad, andamos como es digno del llamamiento (vocación) que tenemos de Dios. En los capítulos 1–3 Pablo ha descrito ese supremo llamamiento; ahora nos suplica que vivamos a la altura de esas bendiciones.
No vivimos por Cristo nada más que para conseguir algo; ¡vivimos por Cristo porque Él ya ha hecho mucho por nosotros!

Nótese: que Pablo no nos dice que fabriquemos la unidad, sino que mantengamos la unidad que ya existe en el cuerpo.

Esta no es uniformidad denominacional, ni una «superiglesia»; es una unión y unidad orgánica viva.

Nótese: Juan 17:20–23.

Las bases para esta unidad se mencionan en los versículos 4–6.

NOTA: V.6. Dios es Padre en cuatro relaciones distintas:
1) Aquí, Padre de todos los hombres, por el hecho de ser su Creador;
2) Padre del Señor Jesucristo (Mt.3:17);
3) Padre de Israel (Éx.4:22); y
4) Padre de los creyentes en el Señor Jesucristo (Gál.3:26).

Notará: que el asunto central en esta lista es «un Señor». El hecho de que hay «un cuerpo» no minimiza la importancia de los cuerpos locales de creyentes.

Notará: que Pablo habla aquí de las verdades espirituales que se relacionan con el programa completo de Dios. Cuando leemos sus otras epístolas (tales como Corintios y las cartas a Timoteo y a Tito), vemos los resultados prácticos de estas verdades. El principal énfasis del NT., es sobre la iglesia local; pero la administración de la misma se debe basar en lo que Pablo enseña respecto a «un cuerpo».

En los versículos 7–11 se mencionan los dones para la unidad en la iglesia. Cuando Cristo ascendió, dio dones a su pueblo mediante la venida del Espíritu Santo. También puso a estas personas dotadas en las iglesias locales. En tanto que los versículos 1–6 se refieren a un cuerpo y su unidad, los versículos 7–11 lo hacen a los muchos cuerpos locales y la diversidad de dones.
En los versículos 12–16 se describe la meta de la iglesia. El pastor-maestro debe alimentar a los santos con la Palabra de Dios y equiparlos para el servicio; los santos, a su vez, desempeñan la obra del ministerio. A medida que cada santo crece y gana a otros, el cuerpo entero crece en Cristo.

El versículo 12 debe leerse: «para la maduración de los santos en la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo». Cada santo participa en el crecimiento de la iglesia. Desafortunadamente hay algunos cristianos que todavía son bebés (v. 14, véase 1 Cor. 3:1ss), inestables y se desvían con facilidad. Satanás y sus ministros (véase 2 Cor. 11:14, 15) esperan derribar a la iglesia con sus mentiras.
La iglesia se edifica mediante la Palabra de Dios (Hch. 20:32; 1 Cor. 14:4). No se edifican y fortalecen mediante programas de hombres, ni por entretenimiento, diversión, recreación o «empujes». La iglesia es un cuerpo y debe tener alimento espiritual; este alimento es la Palabra de Dios. Cuando el cuerpo esté completo, Cristo volverá y llevará a su cuerpo (del cual Él es la Cabeza, 1:22–23) a su hogar en gloria.

II.     Andar En Pureza (Ef.4:17–32):
La primera parte de este capítulo describe la relación del creyente con la iglesia; ahora Pablo analiza la relación del creyente con el mundo. Ciertamente estamos «en Cristo» y somos una parte del cuerpo; pero también estamos en el mundo, donde hay tentación y contaminación.
No podemos salir del mundo porque tenemos una responsabilidad de testificarle; sino que debemos andar en pureza y no permitir que el mundo nos contamine.
Pablo empieza con lo negativo: no andar de la manera que lo hacen los inconversos. Explica las razones por las cuales andan en impiedad:
(1)  Su entendimiento está entenebrecido debido a que creen en mentiras y no han recibido la verdad;
(2)     Están muertos espiritualmente;
(3)    Se han entregado a cometer toda clase de pecados. Compare esta descripción con 2:1–3 y 2 Corintios 4. Pudiéramos resumir su condición diciendo que andaban de la manera errada debido a que no conocían la verdad y nunca habían recibido la vida. Sólo el Cristo de Juan 14:6 podía satisfacer sus necesidades espirituales.

La vida cristiana debe ser radicalmente diferente de la vida vieja. Pablo esperaba que los efesios experimentaran cambios y les hace tres admoniciones:
·      «Despojarse» (vv. 22–23);
·      «Vestirse» (v. 24), y
·      «Desechar» (vv. 25ss).

Romanos 6 nos enseña que el viejo hombre ha sido crucificado y sepultado y que a medida que consideramos que esto es verdad, nos «despojamos» de ese viejo hombre. Dios ha hecho su parte; ahora nos resta que creamos lo que Él ha dicho y que «nos cambiemos de vestidos». La instrucción que Jesús dio respecto a Lázaro se aplica a cada creyente:
·      «Desatadle [quítenle los vestuarios de sepultura], y dejadle ir».

Pero no es suficiente morir a la vida vieja; también debe haber la resurrección y la manifestación de la vida nueva. Nos quitamos las «ropas de sepultura» de la vida vieja y nos vestimos de los «vestidos de la gracia» de la nueva vida. Somos parte de la nueva creación de Dios (v. 24 y 2:10) y por consiguiente andamos en vida nueva (Rom. 6:4).
Debemos «desechar» (de una vez por todas) ciertos pecados y Pablo los menciona en 25ss.

Nótese: cómo liga cada mandamiento a una verdad espiritual:
Ø Somos miembros los unos de los otros (v. 25);
Ø Somos sellados para el día de la redención (v. 30);
Ø Dios nos ha perdonado (v. 32).
La doctrina y el deber son bendiciones gemelas en la Biblia, tanto la riqueza del cristiano como su andar en Cristo.

Si pertenecemos a la verdad, ¿cómo podemos darnos a las mentiras? Satanás es el padre de toda mentira (Jn. 8:44); sus espíritus hablan mentiras (1 Jn. 2:21, 27); un día todo el mundo creerá en «la mentira» (2 Ts. 2:9–11). Hay una ira que no es pecado (Mr. 3:5).
Si nos encolerizamos contra las personas, hay lugar para el pecado; si nos enojamos contra el pecado y los principios pecaminosos, podemos mantener un andar santo. ¡Qué fácil es que los cristianos llamen «indignación santa» a sus arranques de cólera! La ira del hombre nunca produce la rectitud o justicia de Dios (Stg. 1:20).
Darle lugar al diablo (v. 27) incluye tanto el mentir como la cólera; porque Satanás es mentiroso y homicida. ¿Nos damos cuenta de que las mentiras, la hipocresía y la cólera le dan a Satanás una entrada en nuestras vidas? Las mentiras y la cólera de Caín le llevaron al homicidio (Gn. 4).

El versículo 25 se liga con 1 Tesalonicenses 4:11 y 2 Tesalonicenses 3:6–12. El in-converso ladrón solía robar para complacerse; ahora que ha sido salvado debe trabajar para poder dar a otros. Este es el maravilloso cambio que genera la gracia en el corazón de una persona.
Nuestros labios deben hablar lo que edifica (Col. 4:6; Salm. 141:3). La corrupción de labios sólo denota corrupción del corazón. El Espíritu nos ha sellado (1:13, 14); no debemos entristecerlo al permitir que estos pecados de acción y actitud estén en nuestras vidas. En las Escrituras al Espíritu se le describe como una paloma (Jn. 1:32) y esta es un ave limpia que ama la paz. Se debe eliminar la ira y la gritería mediante el amor y el perdón cristianos.

Clase Para El Miércoles:

Lea Su Biblia, Lea Su Biblia, Lea Su Biblia.









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