(Shekinah) La Gloria De
Jehová:
(Jn.17:5, 24; Heb.1:3)
“¿Acaso
alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria[1] por lo que no aprovecha”. (Jr. 2:11)
“Yo te he glorificado en la tierra;
he acabado la obra que me diste que hiciese… Ahora
pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria[2] que tuve contigo antes que el mundo fuese”. (Jn.
17:4-5)
Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez:
Ayuda Pastoral: Hermenéutica:
Veamos Un Hermoso Sermón a La Shekinah:
La Gloria Shekinah: Shekinah es una palabra hebrea no traducida que significa: “Allí me encontraré contigo”. Usted
recordará la gloria Shekinah como la presencia de Dios en el
propiciatorio.
Dios había dicho que aquí se encontraría con Su
pueblo; eso es sobre la sangre que había sido rociada en él. Dios no se
encuentra hoy con el picador a menos que Él vea la sangre de Jesucristo.
En nuestro artículo hallaremos que
la Gloria
Shekinah representa la misma presencia de Dios y la nube
que cubría Su presencia. Esta nube guío a Su pueblo Israel, igualmente como
el Espíritu Santo guía a Su pueblo, los creyentes, hoy.
I. En
El Antiguo Testamento:
“Gloria” generalmente
representa el término hebreo kabo, cuya raíz da la idea de “pesadez”,
y por lo tanto, de “peso” o “valor”. Se aplica a los hombres
para describir su riqueza, esplendor, o reputación (aunque
en el último sentido kabo, a menudo se,
traducido “honor”).
La gloria de
Israel no fueron sus ejércitos sino Jehová (Jr. 2:11). Esta palabra
también podía significar el yo o el alma (Gn. 49:6).
NOTA: Jeremías 2:11: gloria—Jehová, la gloria de
Israel (Salmo 106:20; Rom.1:23). El Shequinah o nube que descansaba sobre el
santuario, era el símbolo de “la gloria de Jehová” (1 R.8:11; véase con Rom.9:4).
El becerro de oro tenía por objeto representar la imagen del Dios verdadero
(Véase Ex.32:4-5), con todo, se le llama “ídolo”
(Hech.7:41). Ello (lo mismo que las imágenes católicas romanas) fue una
violación del segundo mandamiento, como lo es del primero la pagana
multiplicación de los dioses gentiles. Que no aprovecha—(v. 8).
El concepto más importante es el de la gloria de Jehová, que
denota la revelación del ser de Dios, su naturaleza y su presencia ante la
humanidad, a veces con fenómenos físicos:
· En
el Pentateuco
la gloria de Jehová acompañó a su pueblo después de la liberación de Egipto, y
se mostraba en la nube que los dirigió en el desierto (Éx. 16:7, 10). La nube se
detuvo en el monte Sinaí, en el que Moisés vio su gloria (Éx. 24:15–18). Nadie podía ver el rostro de Dios
y quedar vivo (Éx. 33:20), pero él permitió que se tuviese alguna visión de su
gloria (Éx. 34:5–8).
· La
gloria de Jehová llenaba el tabernáculo (Éx. 40:34–35), y aparecía
especialmente a la hora del sacrificio (Lv. 9:6, 23). Estos pasajes parecen
estar todos relacionados con teofanías en
medio de tormentas eléctricas, pero también hay pasajes que sugieren más el
carácter de Jehová que se hará conocer por todo el mundo (Núm. 14:21–22).
· Los
libros
históricos dicen que el templo era el lugar en el que la gloria de
Jehová se encontraba localizada en forma especial (1 R. 8:11; 2 Cron. 7:1–3).
· En
los profetas
tenemos la concepción casi física de la gloria de Jehová, como en las visiones
de Ezequiel (Ez. 1:28, etc.), y también una doctrina más espiritualizada (Is.
40:4–5; 60:1–3, etc.). La visión de Isaías en el templo parece combinar ambas
ideas (Is. 6:1–4).
· En
los salmos
también puede encontrarse la idea de la tormenta (Salm. 18; 29), como así
también la idea de la futura revelación del carácter de Dios al mundo (Salm.
57:11; 96:3).
II. En El Nuevo Testamento:
Aquí se sigue a la LXX Septuaginta (vs.
gr. del AT.) en la traducido de kabo, NT. Por doxa.
En el griego secular significa “opinión” o
“reputación”. La primera idea desaparece
completamente en la LXX Septuaginta (vs. gr. del AT.), y el Nuevo Testamento, y
términos similares a kabo, también se traducido doxa.
En ciertos lugares del Nuevo Testamento doxa
se refiere al honor humano (Mt. 4:8; 6:29), pero su uso principal es la
descripción de la revelación del carácter y la presencia de Dios en la persona
y obra de Jesucristo. Él es la manifestación de la gloria
divina (Heb. 1:3).
Los pastores vieron la gloria de Dios
cuando nació Jesucristo (Lc. 2:9, 14), y sus discípulos pudieron verla durante
su vida encarnada (Jn. 1:14). Se reveló particularmente en su semeia
(Jn. 2:11) y en su transfiguración (Mt. 17:1–8;
Mr. 9:2–8; Lc. 9:28–36), lo que recuerda la ascensión de Moisés al Sinaí (Éx.
24:15) y de Elías a Horeb (1 R. 19:8), y sus respectivas visiones de la gloria
de Dios.
Ahora Cristo ve y refleja la gloria
divina, pero no es necesario construir tabernáculo alguno porque la Palabra de
Dios ha instalado su tienda en la carne humana de Jesús (Jn. 1:14), y su gloria
se revelará más completamente en el próximo éxodo en Jerusalén (Lc. 9:31), y
finalmente en su parusía.
En el cuarto evangelio la hora de la dedicación a la muerte es
esencialmente la hora de gloria (Jn. 7:39; 12:23–28; 13:31; 17:5; compárese
Heb. 2:9). La resurrección y la ascensión también se ven como manifestaciones
de la gloria de Dios en Cristo (Lc. 24:26; Hch. 3:13; 7:55; Rom. 6:4; 1 Tim.
3:16; 1 P. 1:21). Pero en especial se revelará en su plenitud en la parusía
(Mr. 8:38; 13:26, etc.).
El hombre, que fue creado como imagen y
gloria de Dios (1 Cor. 11:7) y para estar en relación con él, ha dejado de
cumplir este destino (Rom. 3:23), que sólo Cristo, el segundo Adán, pudo
cumplir (Heb. 2:6–9).
La iglesia puede ver y debe reflejar
todavía la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo (2 Cor. 4:3–6). Es la
gloria del nuevo pacto (2 Cor. 3:7–11), y la comparten en forma especial, tanto
ahora (1 P. 4:14) como en el futuro (Rom. 8:18), aquellos que sufren con
Cristo. El objeto de la iglesia es hacer que el mundo reconozca la gloria que
le pertenece a Dios (Rom. 15:9) y que se muestra en sus acciones (Hch. 4:21),
en sus discípulos (1 Cor. 6:20), y por sobre todas las cosas en su Hijo, el
Señor de gloria (Rom. 16:27).
III. La Shekinah De Jesucristo:
1. De la naturaleza y
actos de Dios en manifestación de Sí mismo; esto es, lo que Él esencialmente es
y hace, tal y como queda exhibido en cualquier forma en que se revele a sí
mismo en estos respectos, y particularmente en la persona de Cristo, en quien
esencialmente su gloria siempre ha resplandecido y siempre resplandecerá (Jn.17:5,
24; Heb.1:3).
NOTA: Jn. 17:4, 5. Yo te he
glorificado en la tierra—más bien, “yo te
glorifiqué”, porque la cosa se concibe ahora
como pasada. he acabado [“acabé”] la obra que me diste que hiciese—es muy
importante retener en la traducción el tiempo pretérito simple, usado en el
original, de otra manera se podría pensar que la obra ya “acabada” fuera sólo la que él había
hecho antes de pronunciar aquella oración; mientras que se notará que nuestro
Señor habla por todo como más allá del escenario actual (v. 12, etc.), y así habrá que entenderse como incluida en su “obra acabada”
su “salida, la
cual había de cumplir en Jerusalén”.
Ahora pues—en cambio. Glorifícame tú—Los
pronombres en los vv. 4, 5. “yo te glorifiqué”,
“glorifícame tú”, están colocados en el
original en tal forma, cada uno al lado del otro, como para mostrar que lo que
el Señor quiere expresar aquí es una perfecta reciprocidad de servicios del
Hijo al Padre primero, y después del Padre al Hijo a su vez. Con aquella gloria
que tuve cerca de ti antes que el mundo fuese—cuando “en el
principio… el Verbo era con Dios”
(cap. 1:1), “el
unigénito Hijo… en el seno del Padre”
(cap. 1:18). Con esta gloria preexistente, que él ocultaba en la tierra, pide
ser investido de nuevo, siendo hecho el diseño del velo de su gloria, no
simplemente como antes, sino ahora en la naturaleza nuestra.
Fue exhibida en el carácter
y en los actos de Cristo en los días de su carne (Jn.1:14; Jn.2:11). En
Cana se manifestaron tanto su gracia como su poder, y estos constituían su
gloria; asimismo en la resurrección de Lázaro (11:4, 40). La gloria de Dios se
manifestó en la resurrección de Cristo (Rom.6:4) y en su ascensión y exaltación
(1 P.1:21). De la misma forma, en el monte de la transfiguración (2 P.1:17):
· En Rom.1:23 se
habla de su «eterno
poder y deidad» como su gloria, esto es, sus atributos y poder
revelados por medio de las cosas creadas;
· En Rom.3:23 la
palabra denota la manifiesta perfección de su carácter, especialmente de su
justicia, a la que los hombres nunca alcanzan;
· En Col.1:11, «la potencia de
su gloria» significa el poder que es característico de su gloria;
· En Ef.1:6,12,
14, «la
alabanza de la gloria de su gracia» y «la alabanza de su gloria»
significan el debido reconocimiento de la manifestación de sus atributos y
caminos;
· En Ef.1:17 «el Padre de gloria» lo describe como la fuente
de la que proceden todo esplendor y perfección divina en su manifestación, y a
la cual pertenecen.
2. Del carácter y
caminos de Dios exhibidos por medio de Cristo a y a través de los creyentes
(2 Cor.3:18, 21);
3. Del estado de
bienaventuranza o bendición al cual los creyentes han de entrar al ser hechos a
la semejanza de Cristo (por ejem., Rom.8:18, 21; Filp.3:21 «al cuerpo de la gloria suya»; 1 P.5:1,10; Ap.21:11);
4. Resplandor o Esplendor:
1) Sobrenatural, emanando de Dios; como en la
gloria de la shekina,
en la columna de nube y en el Lugar Santísimo (por ejem., Ex.16:10; 25:22,
Lc.2:9; Hech.22:11; Rom.9:4; 2 Cor.3:7; Stg.2:1); en Tit.2:13 se usa del
retorno de Cristo:
v «la manifestación
gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (RV, RVR,
RVR77; LBA: «la manifestación de la gloria de nuestro gran
Dios y Salvador Cristo Jesús»; Comp. Filp.3:21, más arriba);
2) Natural, como la de los cuerpos celestes (1 Cor.15:40,
41);
De buena
reputación, alabanza, honor (Lc.14:10; Jn.5:41; 7:18; 8:50; 12:43; 2 Cor.6:8;
Filp.3:19; Heb.3:3); en 1 Cor.11:7, del varón como representante de la
autoridad de Dios y de la mujer como haciendo evidente la autoridad del varón;
en 1 Ts.2:6, el término «gloria» probablemente se da por metonimia en lugar
de los dones materiales, un honorario, ya que en la estimación humana la gloria
se expresa generalmente por cosas materiales. Este término se usa en
inscripciones de gloria a Dios (por ejem., Lc.17:18; Jn.9:24; Hech.12:23); como
en doxologías; lit.: palabras de gloria (por ejem., Lc.2:14; Rom.11:36; 16:27;
Gál. 1:5; Ap.1:6).
Concluyó:
Hoy no hay acceso a la presencia de Dios, ni
misericordia, ni ninguna Salvación sino solamente por reconocer personalmente
la eficacia de la sangre de Cristo, y por ejercer personalmente una fe sencilla
en esa sangre. Esta es la base de la Doctrina del Nuevo Testamento y no hay
otra que pudiera tomar su lugar.
Cualquier iglesia que se desvía de esta verdad se
vuelve apóstata, y la ira de Dios caerá sobre ella (Jn.3:36; 8:24; 1 Ts.1:7-9).
Aquí tiene una oportunidad de declarar la gracia de
nuestro Señor Jesucristo y de proclamar el amor de Dios por el pecador, tal vez
mejor que nunca.
___________
Nota y Bibliografía:
[1] kabôd
= (כָּבויד, H3519),
«honor; honra,
gloria; gran cantidad; multitud; riqueza; reputación [majestad]; esplendor». Hay cognados de este vocablo en
ugarítico, fenicio, arábigo, etiópico y acádico. Se encuentra 200 veces en
todos los períodos del hebreo bíblico.
Kabôd se refiere al gran peso
físico de algún objeto. Nah.2:9 debe leerse así: «No hay límite a los tesoros; [una gran cantidad] de toda
clase de objetos codiciables» (cf. lba). Is.22:24 (rva) dice que
Eliaquim se asemeja a una «estaca en lugar firme» del que colgarán «toda la gloria
[las cosas de peso] de la casa de su padre».
Os.9:11 exige una acepción similar; kabôd se refiere a una gran multitud de
personas («muchedumbre»):
«La gloria [muchedumbre]
de Efraín volará cual ave». El término no
quiere decir simplemente «pesado», sino también una cantidad de cosas (personas,
objetos, conceptos) imponentes o «de peso».
A menudo, kabôd se refiere tanto a «riqueza»
como (en sentido concreto) a una «reputación» significativa y positiva. Como ejemplo:
v Del primer énfasis, los hijos de
Labán se quejan que «Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que
era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza» (Gn.31:1:
primer caso).
v El segundo énfasis se encuentra
en Gn.45:13 donde José ordenó a sus hermanos que informasen a su padre «acerca de toda mi
gloria [«honra»] en Egipto».
Aquí el mensaje de José incluye
un informe sobre su posición y la promesa de que en Egipto estaría en
condiciones de suplir sus necesidades. Los árboles y los bosques son
imponentes, ricos y «esplendorosos». Dios va a castigar al rey de
Asiria con la destrucción de la mayoría de los árboles en sus bosques. «La gloria de su
bosque y de su campo fértil consumirá… los árboles que queden en su bosque
serán en número que un niño los pueda contar» (Is.10:18-19). En
Salm.85:9 predomina la idea de riqueza o abundancia: «Ciertamente cercana está su salvación para
los que le temen, para que habite la gloria [abundancia] en nuestra tierra». El Salm.85:12 comunica la
misma idea en otros términos: «Jehová dará también el bien; y nuestra tierra dará su fruto».
(VINE).
[2] doxa
= (δόξα, G1391)
, denota primeramente opinión, estimación, reputación; en el NT., siempre de
buena opinión, alabanza, honor, gloria, una aparición inspirando respeto,
magnificencia, excelencia, manifestación de gloria; de ahí, de poderes
angélicos, con respecto a su estado en tanto que demandando reconocimiento; «potestades
superiores» (2 P.2:10; Jud.1:8). Véanse GLORIA, HONROSO, SUPERIOR.
Nota: El
término exousia
se utiliza para denominar a seres angélicos, traducido «potestades», en Ef.3:10 (comp.
1:21); 6:12; Col.1:16; 2:15 (com. 2:10). También se traduce «potestad»,
en su sentido de autoridad, en pasajes como Mt.9:6; 9:8; 28:18; Mr.2:10;
Lc.4:6; 5:24; 10:19; 22:53; Juan 1:12; 17:2; Hech.1:7; 26:18; Rom.9:21; Ef.2:2;
Ap.6:8; 20:6. Véanse AUTORIDAD, Nº 2, POTENCIA, Notas (2), etc. (VINE).
- e-Sword-the. LEDD.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos Ramírez Jiménez. 15//01//2020.
IGLESIA EVANGÉLICA BAUTISTA “EL SHADDAI”. Puyango-Ciudadela
de Noé. Los Cardos Mz.E-Lt.18. III
Etapa. Cel. 942-562691-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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